Recuerdo con muchas ansias cuando fui a estudiar a la ciudad. Toda una aventura para un chico del interior del país. Como era muy costoso alquilar un departamento para mí solo, decidido a probar si realmente me gustaba la carrera de arquitectura, mí tía me ofreció gentilmente ir a vivir con ella. Estaba sola, ya que se había separado de mi tío, el hermano de mí mamá. Si, como se imaginaron, mí tía política, pero de muy buena relación con mis padres, así que todos contentos con la decisión.
Llegado el momento de los cursos introductorios, armé el bolso, me subí al ómnibus y a la ciudad.
Mi tía, de buen pasar económico, abogada, independiente, tenía una casa quinta con pileta, cerca de la ciudad, dónde solía pasar el verano.
Le mando unos mensajes de Whatsapp diciéndole que estaba por llegar a la terminal, en aproximadamente una hora y media, a lo que me responde que justo le daba el tiempo de ir al gym y pasarme a buscar a la salida. Que me buscaba. Ya entrando a la ciudad. Me llegan unos mensajes, dónde me decía que ya estaba cerca de la terminal, que estacionaba y me esperaba en el auto. Llego, bajo el bolso y voy al estacionamiento, allí me esperaba en su Chevrolet Cruze blanco. Me acerco y me abre la puerta, tiro el bolso atrás, subo, nos saludamos y partimos a su departamento. Llegamos a la cochera, bajo y vamos al ascensor. Cuando baja del auto, divina!!! La recordaba más rellenita, estaba flaca, se ve que el gym y la soltería le habían caído de maravillas. Camina adelante mío. Me retrasé a propósito para mirarla bien. Tenía el pelo atado en una cola atrás, pelo negro, lacio, largo. Una remera deportiva ajustadita, color rosada que le quedaba de maravillas, zapatillas sin medias y dejé para contarles lo mejor al final, shortcito de lycra verde, que apretaba esa cola infernal que siempre tuvo desde que la conocí. Para colmo se le marcaba la tanguita debajo, una divinura de mujer.
Llegamos a su departamento y me pregunta si quiero bañarme, le digo que si quiere se bañe primero, porque venía del gym y trabajar antes. Me indica el dormitorio, al lado del de ella, típico dpto de dos dormitorios. Me dice, ponerte cómodo, yo me ducho. Sale del baño, viene a mí dormitorio envuelta en un toallón y me da uno para que me bañe yo. Bañate que preparo una pizza mientras, me dice.
Me ducho, me pongo un shorts, una remera y zapatillas. Voy a la cocina y estaba preparando la cena.
Sol: bueno, ya en mi casa al fin!
Yo: si tía, se me hizo largo el viaje.
Sol: ahora cenamos y descansa un poco.
Yo: si, gracias.
Sol: Como creciste, eras un nene la última vez que te vi.
Yo: y si, tengo 20 años ya.
Sol: bueno, yo también crecí, ya tengo 39, una vieja!
Yo: pero no tía, no pareces de 39! Si te veo en la calle te doy menos de 30!
Mi tía Sol, es bajita, estaba cocinando muy producida, bueno, ella siempre fue de producirse. Mide unos 1,50 m aprox, flaquita, ahora de pelo negro, lacio, se había puesto un vestidito de esos de verano, suelto, corto, y unos zapatos altos, como suecos o algo así, estaba más alta, es decir más cerca de mis 1,85 m.
Comimos la pizza y unas latitas de cerveza en el balcón, una vista espectacular de la ciudad, aunque la mejor vista era mí tía Sol.
Terminamos de cenar, se para a fumar un cigarrillo apoyada en la baranda, mirando la ciudad. Yo seguí sentado con mi latita en mano. Había un poco de viento, y en un momento de gloria, una ventisca le levantó el vestidito, dejándome ver la espectacular cola de mí tía y su tanguita blanca, enseguida se bajó el vestido y nos reímos de lo que había pasado.
Les digo que esa cola y la tanguita quedaron grabadas en mi retina. Esa noche cuando nos fuimos a dormir, me despidió con un beso.
Sol: que descanses sobrinito.
Yo: vos también tía.
Me dio ese beso en la mejilla, y se fue a su dormitorio, yo al mío, al acostarme, recordaba la vista del balcón. Esa cola divina, no hice más que dedicarle una buena paja, con esa imagen. Fui al baño, descargue y a la cama de nuevo. Me dormí plácidamente.
Nunca me imaginé que ese día comenzaba la mejor experiencia de mí vida, que siempre recordaré, mis vacaciones con tía Sol.
Continuará.
Llegado el momento de los cursos introductorios, armé el bolso, me subí al ómnibus y a la ciudad.
Mi tía, de buen pasar económico, abogada, independiente, tenía una casa quinta con pileta, cerca de la ciudad, dónde solía pasar el verano.
Le mando unos mensajes de Whatsapp diciéndole que estaba por llegar a la terminal, en aproximadamente una hora y media, a lo que me responde que justo le daba el tiempo de ir al gym y pasarme a buscar a la salida. Que me buscaba. Ya entrando a la ciudad. Me llegan unos mensajes, dónde me decía que ya estaba cerca de la terminal, que estacionaba y me esperaba en el auto. Llego, bajo el bolso y voy al estacionamiento, allí me esperaba en su Chevrolet Cruze blanco. Me acerco y me abre la puerta, tiro el bolso atrás, subo, nos saludamos y partimos a su departamento. Llegamos a la cochera, bajo y vamos al ascensor. Cuando baja del auto, divina!!! La recordaba más rellenita, estaba flaca, se ve que el gym y la soltería le habían caído de maravillas. Camina adelante mío. Me retrasé a propósito para mirarla bien. Tenía el pelo atado en una cola atrás, pelo negro, lacio, largo. Una remera deportiva ajustadita, color rosada que le quedaba de maravillas, zapatillas sin medias y dejé para contarles lo mejor al final, shortcito de lycra verde, que apretaba esa cola infernal que siempre tuvo desde que la conocí. Para colmo se le marcaba la tanguita debajo, una divinura de mujer.
Llegamos a su departamento y me pregunta si quiero bañarme, le digo que si quiere se bañe primero, porque venía del gym y trabajar antes. Me indica el dormitorio, al lado del de ella, típico dpto de dos dormitorios. Me dice, ponerte cómodo, yo me ducho. Sale del baño, viene a mí dormitorio envuelta en un toallón y me da uno para que me bañe yo. Bañate que preparo una pizza mientras, me dice.
Me ducho, me pongo un shorts, una remera y zapatillas. Voy a la cocina y estaba preparando la cena.
Sol: bueno, ya en mi casa al fin!
Yo: si tía, se me hizo largo el viaje.
Sol: ahora cenamos y descansa un poco.
Yo: si, gracias.
Sol: Como creciste, eras un nene la última vez que te vi.
Yo: y si, tengo 20 años ya.
Sol: bueno, yo también crecí, ya tengo 39, una vieja!
Yo: pero no tía, no pareces de 39! Si te veo en la calle te doy menos de 30!
Mi tía Sol, es bajita, estaba cocinando muy producida, bueno, ella siempre fue de producirse. Mide unos 1,50 m aprox, flaquita, ahora de pelo negro, lacio, se había puesto un vestidito de esos de verano, suelto, corto, y unos zapatos altos, como suecos o algo así, estaba más alta, es decir más cerca de mis 1,85 m.
Comimos la pizza y unas latitas de cerveza en el balcón, una vista espectacular de la ciudad, aunque la mejor vista era mí tía Sol.
Terminamos de cenar, se para a fumar un cigarrillo apoyada en la baranda, mirando la ciudad. Yo seguí sentado con mi latita en mano. Había un poco de viento, y en un momento de gloria, una ventisca le levantó el vestidito, dejándome ver la espectacular cola de mí tía y su tanguita blanca, enseguida se bajó el vestido y nos reímos de lo que había pasado.
Les digo que esa cola y la tanguita quedaron grabadas en mi retina. Esa noche cuando nos fuimos a dormir, me despidió con un beso.
Sol: que descanses sobrinito.
Yo: vos también tía.
Me dio ese beso en la mejilla, y se fue a su dormitorio, yo al mío, al acostarme, recordaba la vista del balcón. Esa cola divina, no hice más que dedicarle una buena paja, con esa imagen. Fui al baño, descargue y a la cama de nuevo. Me dormí plácidamente.
Nunca me imaginé que ese día comenzaba la mejor experiencia de mí vida, que siempre recordaré, mis vacaciones con tía Sol.
Continuará.
6 comentarios - Vacaciones con mi tía Sol I