Ya con la seguridad de haber conseguido pasaje de vuelta, pasé los últimos días disfrutando un poco de la familia, la comida y el vino. Cuando mi primo Marco se enteró que me iba, se buscó cualquier excusa para venirse.
Apareció el fin de semana, con la excusa de visitar a sus padres que hacía mucho no veía. "Vine exclusivamente para cogerte a vos" me dijo en un mensaje confesando las verdaderas intenciones de su viaje. Pero lo que yo pensé sería un polvo de despedida y listo, fue escalando en una seguidilla de situaciones por demás de calientes y morbosas.
Todo empezó la primera tarde de Marco en el pueblo, vino a visitarme y luego de un rato me invitó a dar una vuelta por la viña del tío (también primo de mi viejo, que vive al lado de la casa donde yo me hospedaba). Caminamos varios metros hasta que los arbustos tapaban la visual con las casas. Ahí me agarró de la mano, mientras seguíamos charlando, y de golpe me apretó contra su cuerpo y empezamos a los besos.
Yo llevaba una pollerita corta, realmente no fue intencional pero ayudaría. Él se aprovechó de esto y metió su mano entre mis piernas. Suave fue acariciando mis muslos con la punta de sus dedos de arriba a abajo mientras seguía moviendo su lengua dentro de mi boca. Yo, que en este último tiempo la verdad estoy muy sensible, me calenté en seguida. Lo agarré de la nuca y apreté su cara contra la mía mientras la otra mano bajaba a su pija.
Totalmente erecta, comencé a agarrarla por encima del pantalón, pajeándola. Lo separé y le empecé a arrancar el jean hasta sacar la verga afuera. Lo agarré de su miembro y lo atraje nuevamente contra mi cuerpo. Ahora sus manos corrieron mi tanguita y manoseaban mi conchita. Mi clítoris era rodeado por sus dedos, que luego seguían el camino rodeando la entrada de mi concha que ya estaba chorreando flujos por mis muslos.
Su otra mano me apretaba el culo (su gran obsesión). Me levantó un poco la remera para tocarme las tetas, aunque (lamentablemente) no les dio mucha bola. Me dio vuelta y apoyando mis manos contra un poste que había en el camino levantó mi pollerita por la cintura comenzando a apuntar su pija contra mi conchita.
Yo abrí mis piernas arqueando mi espalda y sacando cola para atrás. Exhaló mientras me agarraba el culo con una mano y me pegaba un chirlo con la otra. Se agarró firme la verga y sin contemplaciones me penetró.
Largué un gemido al sentir su pija chocar bien adentro de mi cuerpo. Me quedé quieta, dejando que él me cogiera al ritmo que quisiera. Me agarró de los pelos y me empujaba fuerte contra su cuerpo. Yo miraba alrededor, sin poder creer estar garchando en el medio de una viña familiar.
Sin piedad me pegó una cogida salvaje, aunque no por mucho tiempo. Al rato sacó la pija y me bañó la cola de leche. Se sacudió la verga contra mi culo, mientras yo con las manos me desparramaba el semen que ya chorreaba por mis muslos. Me acomodé un poco y empezamos la vuelta.
Si bien había sido fantástico, la verdad que yo había quedado re caliente. Volvimos a la casa y ya estaban preparando el aperitivo (impostergable). Nos sentamos uno al lado del otro. Y cada vez que tenía posibilidad el hijo de puta apoyaba su mano contra mi muslo por debajo de la mesa. Sentir ese calor en mi pierna me volvía más loca. "No lo hagas más" le pedí por lo bajo. Se sonrió, y ahí supe que lo hacía totalmente a propósito.
La prima de mi viejo se fue a terminar de preparar la cena y el dueño de casa a guardar las sobras del aperitivo. Nos quedamos solos. Mi corazón empezó a agitarse. No sabía de qué era capaz, pero sabía que no le importaba nada. Se paró atrás de mi silla y corriéndome el pelo del oído me susurraba "así que te calienta que te toque", mientras sus manos subían por mis muslos.
"Ahora no", logré decir entre suspiros. Pero automáticamente abrí mis piernas dándole permiso total para que hiciera lo que quisiera. Mi cuerpo quería otra cosa. Hábilmente corrió la tanguita y empezó a pajearme con fuerza. "Puede venir alguien" seguía diciendo entre gemidos que forzosamente no salían del todo de mi boca. Me colgué de su cuello, apretándolo contra mi espalda.
Cuando sintió una puerta abrirse se detuvo y se sentó a mi lado como si nada pasara. Yo aún no podía recuperar el aliento y mi respiración era entrecortada y acelerada. Rápido me levanté y me escapé al baño a calmarme. Me toqué la conchita y estaba empapada. Jugué un rato con mis jugos, y metí la puntita de un dedo y ahí me frené. Si abría esa puerta no iba a poder parar más. Respiré profundo y volví a la mesa.
Me preguntaron si me sentía bien, ya que había demorado bastante. Les dije que si, pero a mi primo en el oído le dije que me había pajeado hasta acabar. Se le abrieron los ojos sin poder creer lo que había escuchado. Si vamos a jugar, jugamos los dos. Terminamos la cena y se volvió a su casa. Yo me fui a dormir, pero no sin antes jugar, esta vez en serio. Me había quedado re caliente. No iba a poder dormir sin pajearme.
"Sabés qué imaginé en el baño, para acabar?" le mandé en un mensaje desde la cama a Marco. "Que me cogías como una bestia en 4. Me re calienta cuando me cogés en 4". Si bien era mentira que me había pajeado en el baño, en ese momento sí lo estaba haciendo y era verdad que me re calentaba cuando me cogía en 4. No tardó en responder que ya estaba con la pija dura nuevamente. Nos mandamos unos mensajitos más, acabé mojándome toda y me quedé dormida.
Al otro día, la prima de mi viejo (donde estoy viviendo) se iba al pueblo a hacer compras. Y obvio, cayó Marco. Una sonrisa morbosa se dibujó en su rostro cuando le preguntaron si no le molestaba que nos deje solos un rato. Apenas sentimos alejarse el auto, Marco me agarró de los pelos y besándome me llevó hasta mi habitación. Sin desvestirnos, me tiró boca abajo en la cama. Se tiró encima mío besándome el cuello y franeleando su verga entre mis nalgas.
Mi cuerpo estaba sobre la cama y mis piernas colgando. Me acomodé levantando la cola y mi primo se acomodó hasta que su pija entró otra vez dentro mío. "Dale dale dale más fuerte" le gritaba yo mientras él me sacudía como una bestia. Me tenía aprisionada con la mano en mi cuello, ahorcándome suavemente, y la otra apretando mi cola.
Me saqué la verga de adentro, estaba incómoda, y me arrodillé en 4 pero sobre la cama tirando mi cuerpo hacia adelante, dejando toda mi cola levantada para él. Luego de manosearme un rato, enterró su lengua en mi concha y sus dedos empezaron a cogerme. Me chupó la concha y la cola un buen rato hasta que volvió a la carga a cogerme con más ganas.
"Te quiero romper la cola" me decía mientras seguía penetrándome. "Ahora no, puede venir alguien en cualquier momento" suplicaba yo entre gemidos. Aunque las ganas no me faltaban, sinceramente. Esto a Marco pareció no importarle. Me garchó un rato más y se empezó a obsesionar con la cola. Primero la empezó a abrir con la lengua, después los dedos. Cuando empezó a clavarla, ya había entrado la puntita, sentimos el auto entrar al garage. Rápido nos cambiamos así calientes como estábamos y salimos.
Después de un rato, Marco dijo que se iba. Le pedí si me podía llevar hasta el centro que quería comprar algunas cosas. Tomó un camino más desolado y yo aproveché para manotearle la pija que se sentía media parada. "Sacatelo" le dije mientras le agarraba el pantalón. Frenó el auto, se bajó el jean y yo me tiré de cabeza a su pija. Se la chupé con ganas, tragándomela hasta que me daba arcadas y dejando caer toda la saliva sobre su tronco, para juntarla con las manos y volver a metermela en la boca.
La tenía durísima, aun caliente de la garchada interrumpida. Sus manos estaban apoyadas sobre mi nuca, acompañando los movimientos de mi cabeza sobre su pija. Cuando sus manos se aferraron a mi pelo me imaginé que estaba por acabar. Y no me equivoqué. Un chorro caliente se estrelló en mi garganta. Traté de tragar lo más rápido posible para no ensuciar nada. Por suerte ya venía un poco descargado y no dejé caer ni una sola gota.
Me acomodé de nuevo en el asiento limpiándome la boca. Cuando Marco se recuperó del pete que le acababa de hacer, se tiró encima mío y besándome me pajeó hasta hacerme acabar. Yo estaba completamente abierta de piernas sobre la puerta del auto mientras su mano intercalaba entre colarme dedos y pajearme fuerte sobre el clítoris. Lo agarré fuerte de los pelos y lo besé para ahogar el grito de placer que me provocaba el orgasmo que me estaba sacando.
Cuando nos calmamos los dos, seguimos camino. "No te vas a volver sin que te rompa el culo" me dijo antes de bajarme. Me sonreí y me fui. No sabía como, pero estaba segura que alguna forma iba a encontrar. Encima, esa noche íbamos a cenar de sus padres.
Luego de compartir la cena, sin mayores sobresaltos, la prima con la que me estaba quedando dice que ya se volvía porque le estaba agarrando sueño. Marco me dice que si quería me podía quedar, y luego él me llevaba a casa. Nos quedamos charlando un rato con la familia y luego la madre de Marco se fue a dormir y el padre se puso a ver tele. Nosotros nos fuimos su habitación.
Nos besamos tratando de hacer el menor ruido posible. Al lado estaba durmiendo la madre. Me tiró a la cama y sin previa de nada me chupó la concha hasta que me hizo acabar. Agarré las sábanas que tenía al lado para ahogar los gemidos. Mi cuerpo no podía parar de temblar.
Se tiró encima mío y de una me clavó la verga. Ahora no podía cogerme fuerte porque no podíamos hacer mucho ruido. Pero no estuvo para nada mal. Al estar más controlado, sus manos pudieron jugar más con mis tetas, acariciarme más... No venía mal. Encima me re calienta que me toquen por encima de la ropa. Me puso de costado, me siguió cogiendo y no paraba de acariciarme la cola con cada embestida que me pegaba.
"Hoy si Juli... hoy no te salvás, ese culo va a ser mío". La calentura que tenía me hizo olvidar que al lado estaba la madre durmiendo y el padre mirando tele y solo respondí acomodándome para recibir su verga. Me puse en 4 y abrí bien las piernas. Marco se escupió los dedos y empezó a tocarme la cola.
"Dale así, metela ya" le dije cortándole toda la previa. Sabía que iba a costar más, pero no iba a tener problemas en tragarme esa verga por atrás. Yo estaba demasiado caliente como para esperar, y además no quería que se corte como la vez pasada.
Se escupió la pija y apoyó la punta en la entrada de mi colita. Me relajé y dejé que él fuera empujando. "Dale" lo incitaba cuando sentía que se detenía. La sacaba un poco, la escupía de nuevo y volvía a entrar. Siguió con cuidado hasta que la logró meter toda. Cuando sentí su cuerpo chocar contra mi cola largué un suspiro bien profundo de satisfacción. Empezó a moverse y a romperme la cola con ganas.
"Acaboo" susurró sin dejar de moverse. "Llename... llename la cola de leche dale no pares, acabá adentro" le decía despacio por encima de mi hombro. Un par de embestidas más y sentí como la enterraba bien profundo y acababa todo adentro mío. Su pija latía adentro de mi colita dilatada por su verga. Luego de un rato, la sacó y se tiró en la cama a mi lado.
Cuando salimos, el padre estaba dormido con la tele prendida. Marco me llevó hasta la casa de mi prima en el auto. Frenó unas casas antes, para despedirnos. Era seguramente la última vez que lo iba a ver. Nos seguimos besando y terminamos re calientes de nuevo. Le chupé la pija, corrí el asiento para atrás y le cabalgué la pija.
Primero me aseguré de acabar yo, y después me moví rápido hasta que acabó aferrando sus manos en mi cola. Me acomodé la ropa, nos abrazamos por última vez, pero ahora ya más tranquilos y nos despedimos. "Te voy a extrañar primita", me tiró sonriendo. "Yo también" le devolví guiñándole el ojo mientras cerraba la puerta del auto.
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Apareció el fin de semana, con la excusa de visitar a sus padres que hacía mucho no veía. "Vine exclusivamente para cogerte a vos" me dijo en un mensaje confesando las verdaderas intenciones de su viaje. Pero lo que yo pensé sería un polvo de despedida y listo, fue escalando en una seguidilla de situaciones por demás de calientes y morbosas.
Todo empezó la primera tarde de Marco en el pueblo, vino a visitarme y luego de un rato me invitó a dar una vuelta por la viña del tío (también primo de mi viejo, que vive al lado de la casa donde yo me hospedaba). Caminamos varios metros hasta que los arbustos tapaban la visual con las casas. Ahí me agarró de la mano, mientras seguíamos charlando, y de golpe me apretó contra su cuerpo y empezamos a los besos.
Yo llevaba una pollerita corta, realmente no fue intencional pero ayudaría. Él se aprovechó de esto y metió su mano entre mis piernas. Suave fue acariciando mis muslos con la punta de sus dedos de arriba a abajo mientras seguía moviendo su lengua dentro de mi boca. Yo, que en este último tiempo la verdad estoy muy sensible, me calenté en seguida. Lo agarré de la nuca y apreté su cara contra la mía mientras la otra mano bajaba a su pija.
Totalmente erecta, comencé a agarrarla por encima del pantalón, pajeándola. Lo separé y le empecé a arrancar el jean hasta sacar la verga afuera. Lo agarré de su miembro y lo atraje nuevamente contra mi cuerpo. Ahora sus manos corrieron mi tanguita y manoseaban mi conchita. Mi clítoris era rodeado por sus dedos, que luego seguían el camino rodeando la entrada de mi concha que ya estaba chorreando flujos por mis muslos.
Su otra mano me apretaba el culo (su gran obsesión). Me levantó un poco la remera para tocarme las tetas, aunque (lamentablemente) no les dio mucha bola. Me dio vuelta y apoyando mis manos contra un poste que había en el camino levantó mi pollerita por la cintura comenzando a apuntar su pija contra mi conchita.
Yo abrí mis piernas arqueando mi espalda y sacando cola para atrás. Exhaló mientras me agarraba el culo con una mano y me pegaba un chirlo con la otra. Se agarró firme la verga y sin contemplaciones me penetró.
Largué un gemido al sentir su pija chocar bien adentro de mi cuerpo. Me quedé quieta, dejando que él me cogiera al ritmo que quisiera. Me agarró de los pelos y me empujaba fuerte contra su cuerpo. Yo miraba alrededor, sin poder creer estar garchando en el medio de una viña familiar.
Sin piedad me pegó una cogida salvaje, aunque no por mucho tiempo. Al rato sacó la pija y me bañó la cola de leche. Se sacudió la verga contra mi culo, mientras yo con las manos me desparramaba el semen que ya chorreaba por mis muslos. Me acomodé un poco y empezamos la vuelta.
Si bien había sido fantástico, la verdad que yo había quedado re caliente. Volvimos a la casa y ya estaban preparando el aperitivo (impostergable). Nos sentamos uno al lado del otro. Y cada vez que tenía posibilidad el hijo de puta apoyaba su mano contra mi muslo por debajo de la mesa. Sentir ese calor en mi pierna me volvía más loca. "No lo hagas más" le pedí por lo bajo. Se sonrió, y ahí supe que lo hacía totalmente a propósito.
La prima de mi viejo se fue a terminar de preparar la cena y el dueño de casa a guardar las sobras del aperitivo. Nos quedamos solos. Mi corazón empezó a agitarse. No sabía de qué era capaz, pero sabía que no le importaba nada. Se paró atrás de mi silla y corriéndome el pelo del oído me susurraba "así que te calienta que te toque", mientras sus manos subían por mis muslos.
"Ahora no", logré decir entre suspiros. Pero automáticamente abrí mis piernas dándole permiso total para que hiciera lo que quisiera. Mi cuerpo quería otra cosa. Hábilmente corrió la tanguita y empezó a pajearme con fuerza. "Puede venir alguien" seguía diciendo entre gemidos que forzosamente no salían del todo de mi boca. Me colgué de su cuello, apretándolo contra mi espalda.
Cuando sintió una puerta abrirse se detuvo y se sentó a mi lado como si nada pasara. Yo aún no podía recuperar el aliento y mi respiración era entrecortada y acelerada. Rápido me levanté y me escapé al baño a calmarme. Me toqué la conchita y estaba empapada. Jugué un rato con mis jugos, y metí la puntita de un dedo y ahí me frené. Si abría esa puerta no iba a poder parar más. Respiré profundo y volví a la mesa.
Me preguntaron si me sentía bien, ya que había demorado bastante. Les dije que si, pero a mi primo en el oído le dije que me había pajeado hasta acabar. Se le abrieron los ojos sin poder creer lo que había escuchado. Si vamos a jugar, jugamos los dos. Terminamos la cena y se volvió a su casa. Yo me fui a dormir, pero no sin antes jugar, esta vez en serio. Me había quedado re caliente. No iba a poder dormir sin pajearme.
"Sabés qué imaginé en el baño, para acabar?" le mandé en un mensaje desde la cama a Marco. "Que me cogías como una bestia en 4. Me re calienta cuando me cogés en 4". Si bien era mentira que me había pajeado en el baño, en ese momento sí lo estaba haciendo y era verdad que me re calentaba cuando me cogía en 4. No tardó en responder que ya estaba con la pija dura nuevamente. Nos mandamos unos mensajitos más, acabé mojándome toda y me quedé dormida.
Al otro día, la prima de mi viejo (donde estoy viviendo) se iba al pueblo a hacer compras. Y obvio, cayó Marco. Una sonrisa morbosa se dibujó en su rostro cuando le preguntaron si no le molestaba que nos deje solos un rato. Apenas sentimos alejarse el auto, Marco me agarró de los pelos y besándome me llevó hasta mi habitación. Sin desvestirnos, me tiró boca abajo en la cama. Se tiró encima mío besándome el cuello y franeleando su verga entre mis nalgas.
Mi cuerpo estaba sobre la cama y mis piernas colgando. Me acomodé levantando la cola y mi primo se acomodó hasta que su pija entró otra vez dentro mío. "Dale dale dale más fuerte" le gritaba yo mientras él me sacudía como una bestia. Me tenía aprisionada con la mano en mi cuello, ahorcándome suavemente, y la otra apretando mi cola.
Me saqué la verga de adentro, estaba incómoda, y me arrodillé en 4 pero sobre la cama tirando mi cuerpo hacia adelante, dejando toda mi cola levantada para él. Luego de manosearme un rato, enterró su lengua en mi concha y sus dedos empezaron a cogerme. Me chupó la concha y la cola un buen rato hasta que volvió a la carga a cogerme con más ganas.
"Te quiero romper la cola" me decía mientras seguía penetrándome. "Ahora no, puede venir alguien en cualquier momento" suplicaba yo entre gemidos. Aunque las ganas no me faltaban, sinceramente. Esto a Marco pareció no importarle. Me garchó un rato más y se empezó a obsesionar con la cola. Primero la empezó a abrir con la lengua, después los dedos. Cuando empezó a clavarla, ya había entrado la puntita, sentimos el auto entrar al garage. Rápido nos cambiamos así calientes como estábamos y salimos.
Después de un rato, Marco dijo que se iba. Le pedí si me podía llevar hasta el centro que quería comprar algunas cosas. Tomó un camino más desolado y yo aproveché para manotearle la pija que se sentía media parada. "Sacatelo" le dije mientras le agarraba el pantalón. Frenó el auto, se bajó el jean y yo me tiré de cabeza a su pija. Se la chupé con ganas, tragándomela hasta que me daba arcadas y dejando caer toda la saliva sobre su tronco, para juntarla con las manos y volver a metermela en la boca.
La tenía durísima, aun caliente de la garchada interrumpida. Sus manos estaban apoyadas sobre mi nuca, acompañando los movimientos de mi cabeza sobre su pija. Cuando sus manos se aferraron a mi pelo me imaginé que estaba por acabar. Y no me equivoqué. Un chorro caliente se estrelló en mi garganta. Traté de tragar lo más rápido posible para no ensuciar nada. Por suerte ya venía un poco descargado y no dejé caer ni una sola gota.
Me acomodé de nuevo en el asiento limpiándome la boca. Cuando Marco se recuperó del pete que le acababa de hacer, se tiró encima mío y besándome me pajeó hasta hacerme acabar. Yo estaba completamente abierta de piernas sobre la puerta del auto mientras su mano intercalaba entre colarme dedos y pajearme fuerte sobre el clítoris. Lo agarré fuerte de los pelos y lo besé para ahogar el grito de placer que me provocaba el orgasmo que me estaba sacando.
Cuando nos calmamos los dos, seguimos camino. "No te vas a volver sin que te rompa el culo" me dijo antes de bajarme. Me sonreí y me fui. No sabía como, pero estaba segura que alguna forma iba a encontrar. Encima, esa noche íbamos a cenar de sus padres.
Luego de compartir la cena, sin mayores sobresaltos, la prima con la que me estaba quedando dice que ya se volvía porque le estaba agarrando sueño. Marco me dice que si quería me podía quedar, y luego él me llevaba a casa. Nos quedamos charlando un rato con la familia y luego la madre de Marco se fue a dormir y el padre se puso a ver tele. Nosotros nos fuimos su habitación.
Nos besamos tratando de hacer el menor ruido posible. Al lado estaba durmiendo la madre. Me tiró a la cama y sin previa de nada me chupó la concha hasta que me hizo acabar. Agarré las sábanas que tenía al lado para ahogar los gemidos. Mi cuerpo no podía parar de temblar.
Se tiró encima mío y de una me clavó la verga. Ahora no podía cogerme fuerte porque no podíamos hacer mucho ruido. Pero no estuvo para nada mal. Al estar más controlado, sus manos pudieron jugar más con mis tetas, acariciarme más... No venía mal. Encima me re calienta que me toquen por encima de la ropa. Me puso de costado, me siguió cogiendo y no paraba de acariciarme la cola con cada embestida que me pegaba.
"Hoy si Juli... hoy no te salvás, ese culo va a ser mío". La calentura que tenía me hizo olvidar que al lado estaba la madre durmiendo y el padre mirando tele y solo respondí acomodándome para recibir su verga. Me puse en 4 y abrí bien las piernas. Marco se escupió los dedos y empezó a tocarme la cola.
"Dale así, metela ya" le dije cortándole toda la previa. Sabía que iba a costar más, pero no iba a tener problemas en tragarme esa verga por atrás. Yo estaba demasiado caliente como para esperar, y además no quería que se corte como la vez pasada.
Se escupió la pija y apoyó la punta en la entrada de mi colita. Me relajé y dejé que él fuera empujando. "Dale" lo incitaba cuando sentía que se detenía. La sacaba un poco, la escupía de nuevo y volvía a entrar. Siguió con cuidado hasta que la logró meter toda. Cuando sentí su cuerpo chocar contra mi cola largué un suspiro bien profundo de satisfacción. Empezó a moverse y a romperme la cola con ganas.
"Acaboo" susurró sin dejar de moverse. "Llename... llename la cola de leche dale no pares, acabá adentro" le decía despacio por encima de mi hombro. Un par de embestidas más y sentí como la enterraba bien profundo y acababa todo adentro mío. Su pija latía adentro de mi colita dilatada por su verga. Luego de un rato, la sacó y se tiró en la cama a mi lado.
Cuando salimos, el padre estaba dormido con la tele prendida. Marco me llevó hasta la casa de mi prima en el auto. Frenó unas casas antes, para despedirnos. Era seguramente la última vez que lo iba a ver. Nos seguimos besando y terminamos re calientes de nuevo. Le chupé la pija, corrí el asiento para atrás y le cabalgué la pija.
Primero me aseguré de acabar yo, y después me moví rápido hasta que acabó aferrando sus manos en mi cola. Me acomodé la ropa, nos abrazamos por última vez, pero ahora ya más tranquilos y nos despedimos. "Te voy a extrañar primita", me tiró sonriendo. "Yo también" le devolví guiñándole el ojo mientras cerraba la puerta del auto.
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25 comentarios - Despedida en familia
gracias por pasar!!
Buen post, van diez puntos.
Lástima que no hayas podido quedarte unos días en España.
gracias por pasar
es mi primo LEJANO, al cual conoci ya de grande. estoy muy lejos de agradarme el incesto.
espero tengas un buen retorno
van puntos juli
pero es mas normal de lo que parece por lo que veo
que se le a va hacer