Mily es de esas morochitas bajitas que exudan sexo por todos lados, un cuerpito que enloquece, una boquita deliciosa y su mirada que te hace poner duro hasta el aliento.
Mily tiene ese andar gatuno casi en puntitas de pie que invita a darle un cachetazo en el culo para tener el placer de escuchar su quejido de putita en celo.
Mily se hace la distraída pero sabe que le están mirando el orto y las tetas.
Pero lo más grave es que Mily... es mi sobrina.
Con el tiempo la chiquilla rompepelotas que rompía todo por la casa creció, andubo por otros barrios, estudió, terminó, quiso seguir pero no siguió. Y un buen día Mily reaparece hecha una mujer. Y ahí es donde comienza esta historia de "tío-sobrina" que se matan con la mirada pero no se animan a dar un solo movimiento en falso. O mejor dicho no se animaban... pero vamos por partes.
Tarde de verano en las sierras, calor insoportable que ablanda el asfalto. Alguien golpea las manos y al salir una criatura hermosa me saluda con una enorme sonrisa.
Morocha bajita con su pelo desordenado, ojos negros enmarcados con abultadas cejas y labios carnosos. Una remerita de Los Redondos muy corta aprisionando dos hermosas tetas que hacen que la prenda se levante dejando al descubierto su pancita y su ombligo con un piercing con estrellitas colgando. El jean de tiro corto invitaba a imaginar que habría más abajo. Sus caderas parecen no tener cabida en la tela desgastada del pantalón y sus zapatillas blancas impecables, que no se quedan quietas ni por un momento, delatan su nerviosismo.
- Holaaaaa.. vos sos Daniel, no? Soy Mily, la hija de Damián.. te acordás?
Recuperado de semejante vista atino a hacerme el superado:
- Milyyy.. pendeja de mierda tanto tiempo!!! Pensé que te habías olvidado de tu tío, wacha!!
La morocha se ríe a carcajadas, abro el portón y nos damos un abrazo. Apreto su delgada cintura y ese hermoso par de tetas se pega contra mi pecho, me dá un beso que resuena en la cuadra y su pelo me envuelve con un perfume que activa las zonas bajas de mi ser... o sea.. me cosquillea la pija.
Luego de un par de termos de mate nos ponemos al día con nuestras vidas. varios novios en su haber, algunos compartiendo techo, laburos frustrados, otros de mayor éxito. Mi separación, mi paso por el mundo editorial, mi actual laburo de mobilero. Gustos, pasiones y actualidad.
- Y ahora que estás haciendo? - le pregunto sin poder dejar de mirar aunque sea escasos segundos su escote.
- Nada tío.. un bajón porque no tengo nada. - hace un "pucherito" con sus labios, me clava una mirada que no puedo sostener y no se si reírme para disimular o acomodar la pija que ya no cabe en mi pantalón.
Intercambiamos números, skype y las charlas siguen de modo virtual en varias ocasiones, hasta que un día en un ataque de calentura el chat tomó otros matices
De ahí en más la cosa cambiaría por completo.
Pero mejor se los cuento en un próximo relato.
Mily tiene ese andar gatuno casi en puntitas de pie que invita a darle un cachetazo en el culo para tener el placer de escuchar su quejido de putita en celo.
Mily se hace la distraída pero sabe que le están mirando el orto y las tetas.
Pero lo más grave es que Mily... es mi sobrina.
Con el tiempo la chiquilla rompepelotas que rompía todo por la casa creció, andubo por otros barrios, estudió, terminó, quiso seguir pero no siguió. Y un buen día Mily reaparece hecha una mujer. Y ahí es donde comienza esta historia de "tío-sobrina" que se matan con la mirada pero no se animan a dar un solo movimiento en falso. O mejor dicho no se animaban... pero vamos por partes.
Tarde de verano en las sierras, calor insoportable que ablanda el asfalto. Alguien golpea las manos y al salir una criatura hermosa me saluda con una enorme sonrisa.
Morocha bajita con su pelo desordenado, ojos negros enmarcados con abultadas cejas y labios carnosos. Una remerita de Los Redondos muy corta aprisionando dos hermosas tetas que hacen que la prenda se levante dejando al descubierto su pancita y su ombligo con un piercing con estrellitas colgando. El jean de tiro corto invitaba a imaginar que habría más abajo. Sus caderas parecen no tener cabida en la tela desgastada del pantalón y sus zapatillas blancas impecables, que no se quedan quietas ni por un momento, delatan su nerviosismo.
- Holaaaaa.. vos sos Daniel, no? Soy Mily, la hija de Damián.. te acordás?
Recuperado de semejante vista atino a hacerme el superado:
- Milyyy.. pendeja de mierda tanto tiempo!!! Pensé que te habías olvidado de tu tío, wacha!!
La morocha se ríe a carcajadas, abro el portón y nos damos un abrazo. Apreto su delgada cintura y ese hermoso par de tetas se pega contra mi pecho, me dá un beso que resuena en la cuadra y su pelo me envuelve con un perfume que activa las zonas bajas de mi ser... o sea.. me cosquillea la pija.
Luego de un par de termos de mate nos ponemos al día con nuestras vidas. varios novios en su haber, algunos compartiendo techo, laburos frustrados, otros de mayor éxito. Mi separación, mi paso por el mundo editorial, mi actual laburo de mobilero. Gustos, pasiones y actualidad.
- Y ahora que estás haciendo? - le pregunto sin poder dejar de mirar aunque sea escasos segundos su escote.
- Nada tío.. un bajón porque no tengo nada. - hace un "pucherito" con sus labios, me clava una mirada que no puedo sostener y no se si reírme para disimular o acomodar la pija que ya no cabe en mi pantalón.
Intercambiamos números, skype y las charlas siguen de modo virtual en varias ocasiones, hasta que un día en un ataque de calentura el chat tomó otros matices
De ahí en más la cosa cambiaría por completo.
Pero mejor se los cuento en un próximo relato.
8 comentarios - Mi sobrina Mily (parte 1)
http://www.poringa.net/posts/relatos/3700568/Mi-sobrina-Mily-parte-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3700725/Mi-sobrina-Mily-parte-3-La-Videollamada.html