Buenas gente de P!
Esta es la continuación de Alquiler en tiempos de Coronavirus #1, relato de mi autoría.
Espero que lo disfruten y próximamente subiré la tercera parte de la saga.
Se aceptan críticas y sugerencias, un saludo y sin más, al relato!
IMPORTANTE: Todos los personajes son ficticios y cuentan con la mayoría de edad.
_____________
Alquiler en tiempos de Coronavirus [Parte 2 ]
[/color][/i][/size].....Escucharla decir eso me desconcertó…
¿Estaré viviendo un sueño? ¿Realmente está pasando lo que creo que está pasando?........
No tuve mucho tiempo para poder seguir pensando. La oscuridad volvió a ser protagonista, evidentemente la electricidad no había vuelto y afuera seguía siendo oscuro.
Su mano se movía con total tranquilidad pero de manera muy firme sobre mi pija.
Realmente no podía creer lo que estaba viviendo. Tatiana era por lejos la mujer más hermosa con la que podía haber estado en mi vida y eso me calentaba aún más.
Mientras su mano seguía subiendo y bajando por mi miembro, que estaba duro como pocas veces y no paraba de emanar líquido preseminal, llevé mi brazo derecho lentamente en búsqueda de su concha. Esperaba toparme con la tela de su calza, pero para mi sorpresa lo primero que sentí fue una delgada tira evidentemente de su tanga.
Tras mover mis dedos un poco más hacia abajo llegué al medio, justo sobre su concha, separada de mi sólo por una delgada tela y para mi sorpresa estaba totalmente empapada.
— ¡Que mojada que estás! — Exclame extasiado.
— Sí, me desperté sintiendo tu pija dura chocando contra mi calza y no me pude contener, me tenté a sacarme la calza y fue todo más fuerte que yo — dijo en un tono muy tranquilo.
Tras esas breves palabras y mientras ella seguía jugando con mi pija corrí su tanga con mis dedos y finalmente llegué a mi primer destino.
Empecé a acariciarle su concha, la cual estaba completamente depilada, con la yema de mis dedos muy suavemente. No paraba de mojarse, no recuerdo haber sentido nunca a nadie mojarse de esa manera.
A medida que más iba acariciándola sentía como su respiración se agitaba y sus movimientos en mi pija se volvían torpes.
Muy lentamente, y con mis dedos ya empapados con sus jugos, introduje dos de ellos con suavidad en su interior.
Un suave pero audible gemido invadió la habitación y me dió el pie para entender que estaba haciendo las cosas bien.
Nos estábamos masturbando mutuamente, ella con su mano subiendo y bajando y yo metiendo y sacando mis dedos dentro de su exquisita concha una y otra vez.
Poco a poco comencé a sentir que mis dedos emitían ruido en contacto con su húmeda vagina y el morbo empezó a dominarme.
Cada minuto que pasaba aumentaba más y más el ritmo de mi mano, prestando especial atención de los momentos en los que ella suspiraba o frenaba su mano sobre mi miembro y así tocar sus puntos para llenarla aún más de placer.
Al cabo de unos minutos de actividad intensa ella se detuvo por completo soltando mi miembro y cuando más desenfrado me encontraba, me frena abruptamente con su mano.
— Por favor, para un poco, quiero que me cojas, por favor cojeme ya — su voz se notaba muy agitada.
— Hmm me parece que es muy pronto, recién estoy empezando — dije con maldad.
— Por favor, ya no aguanto, quiero sentirte en mi interior.
— Yo voy a ser quien decida eso.
Y tras ese breve intercambio, volví a mi trabajo que tan buenos frutos estaba dando. Ella estaba extasiada, ya no jugaba con mi pija, solamente disfrutaba, se retorcía de placer.
Decidí probar un poco de sus jugos, no quería perderme tal manjar, así que me dispuse a acomodarme para chupar su concha.
Lentamente y con la ayuda de mi otra mano le baje la tanga y me senté a un costado de la cama.
Era tal la oscuridad, que muy a mi pesar, no podía ver semejante espectáculo con mis ojos, y me limitaba solo al tacto.
Todo el recorrido de mis manos por sus piernas hasta llegar a sus pies se sentía increíble, totalmente depilada, una mujer perfecta.
Tras sacar la tanga de su cuerpo fui buscando al tacto donde estaba su concha para ponerme en posición pero en un rápido movimiento la situación cambió radicalmente.
— Te pedí que me cojas por las buenas, así que va a tener que ser por las malas — dijo mientras con un ágil movimiento pasaba una pierna por encima mío y con su mano me empujaba obligándome a acostarme.
Tal como lo había dicho, ella estaba ya arriba mio, y siendo sincero el morbo de la situación me ganó, tal vez si se daba todo de otra manera no iba a permitir que me gane tan fácil, pero esa concha me tantaba y realmente yo también quería sentirla.
Acomodé las almohadas debajo de mi cabeza y espalda para quedar cómodo y sentí como ella tomó mi pija delicadamente con su mano y comenzó a acercarla a la entrada de su concha.
Con suaves movimientos de cadera en conjunto con su mano y mi pija se masturbaba lentamente acariciando el exterior de su concha, la cual seguía mojando todo a su paso de manera incesante.
Poco a poco la acomodó a su gusto y tras un ágil movimiento metió mi pene en su interior. Su concha se sentía pequeña, sus paredes vaginales me apretaban, lo que volvía todo aún más placentero, su interior estaba caliente, muy caliente y comenzó un suave movimiento.
Puse mis manos inicialmente en sus caderas tomándola con suavidad, pero con firmeza, acompañando cada uno de sus movimientos.
Poco a poco su ritmo iba aumentando y sus iniciales suspiros se volvieron gemidos, los cuales me volvían completamente loco. Su voz suave y delicada gimiendo era como escuchar ángeles cantar, hermoso.
Bajé mis manos apoyándolas directamente sobre su cola. Tal como lo había visto, su culo era completamente duro, firme, se notaba el entrenamiento diario. Me encantaba.
Lo que había empezado como un suave movimiento sumado a mi locura se transformó en una garchada rápida, bestial.
La traía hacia mí con fuerza y la volvía a sacar para atrás sin parar. Sentía como se mojaba, como gritaba, como disfrutaba y la situación me estaba desbordando, tenía que calmarme un poco o iba a liberar toda mi leche y no es lo que quería.
Me concentré en mi actuar, le dí un cachetazo en una de sus nalgas lo cual noté fue bien recibido, el ritmo aumentaba cada vez más, la cama emitía un leve chillido que condecoraba tal gloriosa cojida.
De pronto siento como ella desacelera y baja el ritmo, pero conociendo tal síntoma usé nuestra diferencia física a mi favor y la tomé con más fuerza para mantener el ritmo de la penetración.
No pasaron muchos segundos hasta que escuché la tan esperada frase.
— Pará, por favor pará — exclamó.
— ¿Qué? — dije mientras con más furia la arremetía contra mí.
— Pará hijo de puta, pará.
— ¿Por qué? — volví a preguntar agitado.
— Ayy Ayyy Aaayyyy me vengg…… — no pudo terminar la frase cuando comencé a sentir como se mojaba todo, literalmente me bañó con sus jugos al mismo tiempo que golpeaba con sus manos fuertemente mi pecho.
Tras acabar se tiró de lleno con todo su cuerpo en mi pecho y me abrazó. Pude sentir así que aún tenía puesto su corpiño y lo firme de sus tetas. Con su boca cerca de mis oídos podía sentir su respiración completamente agitada.
Todavía mi miembro estaba duro, erecto como una roca y siendo honesto yo también estuve al borde de acabar pero por obra y gracia del destino no lo había hecho.
Tomé aire por unos segundos y tras reincorporarme decidí “vengarme” por su acción de haberme cojido ella por la fuerza en un principio.
Suavemente me hice a un costado, dejándola a ella aún suspirando boca abajo, acostada con la cabeza sobre la almohada.
La oscuridad realmente me jugaba en contra, deseaba con todo mi ser que vuelva la luz para poder verla desnuda en esa pose.
Poco a poco y basándome con el tacto fui recorriendo su espléndido cuerpo hasta llegar nuevamente a su concha que aún estaba chorreante.
Me puse yo esta vez arriba de ella, escupí mi mano para así llenar de saliva mi chota que seguía pidiendo más y una vez lubricado y sin mediar palabra me acomodé y le metí la pija hasta el fondo.
Sentí un grito que fue amortiguado por la almohada y me acomodé pasando un brazo por debajo de su cuello y el otro afirmándome en el colchón.
Comencé con un ritmo muy tranquilo, estaba disfrutando al cien por cien ese regalo del cielo, su concha se abría con cada penetración que le propiciaba, sus gemidos se escuchaban por debajo de la almohada. Era un panorama ideal.
Poco a poco fui aumentando el ritmo y nuevamente empecé a sentir como su concha se mojaba. En alguna que otra ocasión escuché como me pedía que pare, que era un animal, pero hice siempre caso omiso y seguí con lo mío.
Seguí con ese ritmo por un tiempo hasta que casi sin darme cuenta ella estaba completamente en cuatro siendo penetrada por mi.
Mis manos esta vez estaban en su cintura y cada tanto soltaba una de mis manos para darle un cachetazo en su hermosa y firme cola, el cual era muy bien recibido por ella que tras recibirlo me empujaba con todo su cuerpo hacia adentro haciendo que mi penetración sea lo más profunda posible.
Realmente yo estaba ido, no podía creer lo que estaba pasando, semejante perfección de mujer siendo ensartada en cuatro por mí, era algo irreal.
Ella gritaba cada vez más y volví a sentir al igual que antes como se empezó a mojar cada vez más de manera descomunal.
Su concha literalmente empezó a latir, podía sentir como apretaba y liberaba mi miembro, evidentemente estaba nuevamente por acabar.
Tal sensación era increíbley lo que anteriormente pude contener esta vez no.
Al mismo tiempo que ella liberó un gemido enorme que se pudo haber escuchado hasta en la calle y nuevamente mojó absolutamente todo, yo también hice lo mio y acabé llenándola toda de leche.
Las luces estaban apagadas, pero podría jurar que de la manera en la que acabé seguramente rebalse mi leche de su vagina y esté chorreando arriba de las sábanas en ese mismo instante.
Tras tomarme unos segundos para reincorporarme saqué mi pija de su interior y me tiré rendido en la cama.
Tatiana estaba acostada boca abajo recuperando el ritmo de su respiración. Tras unos breves minutos se dió vuelta hacia mi lado y me abrazó quedando apoyada su cabeza sobre mi brazo izquierdo.
Con una voz muy dulce y suave me dijo — Gracias — .
Estaba completamente rendido y en paz, no podía creer lo que había pasado, envolví a Tatiana con mi brazo, me acomodé y me quedé dormido.
— Buen día — Me despertó la voz de Tatiana.
— Buen día — Dije más dormido que despierto. Tatiana estaba con una bandeja en sus manos con dos tazas de café con leche y un platito con facturas.
— ¿Pudiste descansar? — preguntó mientras se sentaba a mi lado en la cama.
— S...Sí — Respondí desconcertado. Ella vestía una remera rosa y un shorcito negro.
— Bueno. Me alegra escuchar eso. Tomá servite — Y me alcanzó una taza de café.
Estaba completamente perdido, no sabía si había sido todo un sueño o si había sido verdad.
¿Y si había sido un sueño? ¿Habrá notado algo?
De pronto se me llenó la cabeza de dudas y misterio…
Continuará…
_____________
Bueno gente, es todo por el momento, espero que lo disfruten.
Como siempre, se aceptan críticas y sugerencias.
¡Próximamente la parte 3!
Si llegaste hasta acá y te perdiste la -> Parte 1 <- hacé click y visitala .
[/size]
2 comentarios - Alquiler en tiempos de Coronavirus #2