Capítulo 16
Por fin Ana había echado su primer polvo con Javier. Mi polla estaba a reventar viendo como Javier seguía encima de ella resoplando sobre su cuello y con su pollón en el interior aún de mi novia, muy quietos los dos. La cara de Ana mostraba una expresión extraña, era como si fuese a llorar, como si se quejara por algo, como si echara de menos algo muy deseado. Estaba claro que ese polvo no lo iba a olvidar nunca.
Poco después el se echó al otro lado de Ana y se quedó boca arriba resoplando aún, yo me giré hacia ella y le acaricié la espalda para que supiera que aquello era cosa de los dos, que yo estaría siempre a su lado para lo bueno y para lo que fuera necesario. Cuando vi que se iba recuperando la atraje hacia mí para besarla lo más suavemente que pude en la boca, mejilla y en su hombro. Al poco abrió sus ojos con cara de mucha preocupación, pero yo le sonreí abiertamente, comprobando que se relajaba enseguida y una leve sonrisa apareció en sus labios. Luego echó su brazo derecho a mi cuello y me dio un fuerte abrazo.
-Te quiero amor mío, te quiero mucho, espero haberte hecho feliz con lo que acabamos de hacer y que sepas que lo he disfrutado mucho -me dijo ella.
-Sabes que te amo con todo mi corazón y que te voy a querer toda mi vida, te doy las gracias por ofrecerme estos momentos con Javier, se que tú también lo has disfrutado y espero que lo sigas disfrutando en el futuro.
Seguimos dándonos abrazos y besos sin parar, luego nos volvimos hacia Javier que nos miraba con una gran sonrisa, la hice girar hacia él y le di una nalgada para que se fuera a sus brazos.
De inmediato comenzaron a abrazarse y besarse largamente, una y otra vez.
-¿Que tal estás cariño? -le preguntó él.
-Muy contenta de haber tomado esa decisión hace un rato y no me arrepiento ni un poquitín, -le respondió dándole otro beso y un apretón en la nalga-, pero ahora le vamos a dar a mi novio una alegría entre los dos.
Los tres reímos la salida de ella.
-Oye que no soy bisexual -le respondió con una sonrisa.
-Ni mi novio es gay ni bisexual, a él le gustan las mujeres como a ti, pero no es capaz de negarme un capricho que yo le pida y tú tampoco cabroncete.
-Joder, menudo peligro tienes.
-No lo sabes tú bien -le dije yo.
-¿Estarás acabado ya, no guapetón? -le dijo a él-, porque en la segunda corrida no has echado ni la cuarta parte.
-¿Qué dices? ¿Que me he corrido menos? -Le dijo extrañado-, si me he debido de correr el doble, no sabes lo que me ha motivado echarlo dentro de ti. ¡Mira! -siguió diciendo mientras alargaba la mano al suelo para enseñarle el condón.
Era verdaderamente increíble la cantidad de semen que había en aquel condón, y lo digo yo que de verdad que mis corridas son copiosas comparadas con las que veo normalmente en los vídeos pornos.
Ella puso la mano para que él le depositara el preservativo, luego le deshizo el nudo y lo levantó dejándolo colgar. Se vio claramente la línea que marcaba hasta donde llegaba la lefa.
-Madre mía -dijo mi chica- ¿Tú has visto esto? -me preguntó.
-Menos mal que es la segunda corrida, si no, lo hubiera rebosado.
El muy cabrón no dejaba de sonreír orgulloso de su gesta y de poderlo demostrar.
-Esto es verdaderamente excepcional Javier -le dijo ella- te felicito cabrón, vaya corrida, la próxima la quiero ver en primer plano y a lo mejor hasta la graba mi novio, ¿Verdad cielo?
-Lo que tú digas zorrita mía -le respondí.
Después ella le volvió a hacer un nudo al preservativo, abrió el cajón de su mesita de noche y lo dejó allí. Nosotros no dijimos nada, pero imaginamos que ella lo quería guardar como un recuerdo.
-Venga échate en la cama -me dijo y obedecí poniéndome boca arriba en el centro, al lado de Javier. Mi novia se inclinó sobre mi polla-, acércate para que veas como se la chupo -le ordenó.
Él se inclinó y mi novia empezó a darme lamidas desde la base de la polla hasta el glande donde remataba con una buena chupada, después regresaba haciendo lo mismo por la otra parte de mi verga, repitiendo varias veces esos movimientos. Luego me pajeó un poco más fuerte y miró a Javier, que observaba aquello con mucha atención y aunque parezca mentira, con la polla nuevamente tiesa.
-Dame tu mano, -le pidió y él alargó su mano derecha sabiendo lo que le esperaba.
Se la cogió dándole un beso en la palma, luego la giró y rodeó con ella mi polla a la que volvió a pajear con las dos manos a la vez. Después la fue soltando poco a poco y él siguió dándome a un ritmo algo más rápido.
-Más suave que no se corra todavía, métela dentro -le dijo mientras se sentaba a horcajadas de espaldas a mí.
Él la restregó por su raja arriba y abajo hasta que la colocó en el agujero y ella se dejó caer metiéndosela hasta los huevos. Después comenzó un vaivén arriba y abajo que me puso a mil, con el morbo adicional de que Javier estaba viendo todo pegado a nosotros.
-Dame un poco -le dijo ella y él alargó su mano al sexo para frotarle el clítoris-, llega hasta los huevos de él.
No hizo ningún comentario, se posicionó algo mejor, de modo que con una mano le frotaba el clítoris y con la otra me amasaba los huevos.
Ella volvió a jadear intensamente y a mi me quedaba un minuto para acabar.
-Espera cielo deja que me corra yo primero, dame más fuerte cabrón, chúpamelo con la boca -le decía ella y él usó sus dos manos para abrir más los labios mayores de su sexo, luego acercó su boca y le dio unos chupetones que se oían en todas la casa.
-Ahhhh... que gustooo... sigueeee... agggg.... me corroooo...
Otra vez le sacó Javier, más que yo, un fuerte orgasmo quedándose quieta en esa posición hasta que se pudo recuperar. Después se sentó como antes en el borde de la cama y le hizo un gesto con la cabeza a él para que se sentara a su lado.
-Ponte de pie delante nuestra -me pidió mi novia.
Así lo hice, cogiéndome la polla para darme ahora con toda la intensidad que podía mientras se metía casi la mitad en la boca. Estaba claro que ahora iba a por todas, y yo no iba a aguantar mucho viendo las cara de los dos, sobre todo la de él que no sacaba sus ojos de la paja-mamada que ella me hacía, pero cuando notó mi tensión anunciando que me faltaba poco, soltó de pronto la polla y dejó caer su brazo dando sacudidas como para relajarlo.
-No puedo más, sigue tú que yo me subo a calentarlo.
Se quedó un poco indeciso, entonces ella le cogió su mano derecha y la puso en mi polla, luego se levantó y se abrazó a mí dándome un morreo de campeonato, mientras me refregaba las tetas y yo le apretaba el culo. Javier ya sin ninguna queja me estaba haciendo una paja a un ritmo endemoniado y ya no pude más.
-Ana me voy a correr, no aguanto más -le dije, y ella me soltó para sentarse donde antes.
Retomó mi polla y siguió dándole hasta que le solté el primer disparo en las tetas y parte del cuello, siguió pajeándome y yo soltando chorros de esperma que mi novia iba dirigiendo alternativamente al pecho de él y a las tetas de ella. Me apoyé en su hombro para dejarme caer a su lado con la espalda en la cama y los pies en el suelo mientras seguía pajeándome despacio hasta que aquello dejó de tener vida propia.
Después se giró hacia él y con una sonrisa le estuvo restregando todo el semen por el pecho haciendo que él hiciera lo propio en el suyo, después se echó encima de mí y me dio mil besos por el cuello las mejillas y la boca.
-Te amo cariño mío, no sabes lo que te quiero -me decía sin dejar de besarme-, abrázame fuerte.
Yo la abracé lo más fuerte que las pocas fuerzas me permitían en esos momentos.
-Gracias por quererme amor mío, no dejes de hacerlo nunca, te quiero -le decía muy bajito en su oído y a cada frase mía más se apretaba a mí.
Javier se había ido, sabiendo que aquellos momentos eran para nosotros. Al poco oímos la ducha.
-Que tal ha sido todo para ti -le pregunté ya recuperado.
-Genial, ha sido muy placentero y más fácil de lo que creía sabiendo que tú estabas a mi lado en todo momento. Y tú, ¿Has podido satisfacer tus deseos?
-Lo tengo todo grabado en la memoria, han sido unos momentos inolvidables para mí, no sabes como deseaba verte follar con él y te juro que no tengo interés en que lo hagas con otro, solo con Javier.
-Pues a partir de ahora vas a poder seguir disfrutando de él igual que yo, no te vayas a creer que no he disfrutado, que lo he hecho y mucho, menuda polla tiene este cabrón. Los orgasmos que me ha sacado el mamonazo han sido apoteósicos. ¿Te ha gustado su polla?
-Me parece una gran polla para ti, no te merecías hacerlo con otra más endeble. Bueno a mi también me ha gustado, no creas -le dije con una sonrisa.
-Y menuda lechada echa cada vez, no he visto nunca otro que eche tanto -me dijo.
-Sí, raya lo increíble.
En esas estábamos cuando él entró de nuevo en la habitación secándose todo el cuerpo aún mojado con la toalla de baño.
-Cómo me habías puesto cabrón, tenía leche por todo el cuerpo, tú no te quedas tampoco atrás -me dijo.
-Sí, pero lo tuyo es asombroso, vamos a tener que llevar el preservativo al banco de semen, ¿No? -le dije pero mirando a mi novia.
Los tres soltamos una carcajada.
-Este deja preñada hasta a la enfermera que lo recoja, -dijo ella y volvimos a reírnos.
-¿Qué hora es? -preguntó Ana algo más seria.
-Falta poco para las doce de la noche -respondió Javier.
-Pues nos duchamos y a dormir que mañana se trabaja -dijo ella dirigiéndose a mí.
Ahora estábamos los tres echados en el cabecero de la cama y totalmente desnudos. Mi novia se echó en el regazo de Javier con los pies en el mío, o sea, al revés de lo que hizo en el sofá.
-Quiero decirte que lo he pasado muy bien contigo, -le dijo a Javier-, ha sido la mejor velada de mi vida si os junto a los dos. También os agradezco que me hayáis cumplido esos caprichos, la verdad es que apenas habéis protestado.
-Pues no sabes como lo he disfrutado yo -le dijo Javier-, no me puedo creer que podamos estar aquí desnudos los tres y en tan buena armonía. Eres una mujer excepcional Ana, preciosa, cariñosa como me acabas de demostrar y muy sensual también, espero que ésto lo podamos repetir muchas veces. Tú Diego eres un tío de los pies a la cabeza, tus deseos no son tan extraños como la gente cree, pero muy pocos tienen la valentía como tú de afrontarlo de frente. Que sepas que tienes el mayor de mis respetos.
-Me acaba de decir mi novio que no desea que me folle otro que no seas tú, que eres el mejor candidato que él me puede ofrecer, ¿Y sabes qué? Que le doy la razón, que eres un buen tío y que yo tampoco lo haría con otro.
-Pues muchas gracias a los dos, de veras.
Por fin Ana había echado su primer polvo con Javier. Mi polla estaba a reventar viendo como Javier seguía encima de ella resoplando sobre su cuello y con su pollón en el interior aún de mi novia, muy quietos los dos. La cara de Ana mostraba una expresión extraña, era como si fuese a llorar, como si se quejara por algo, como si echara de menos algo muy deseado. Estaba claro que ese polvo no lo iba a olvidar nunca.
Poco después el se echó al otro lado de Ana y se quedó boca arriba resoplando aún, yo me giré hacia ella y le acaricié la espalda para que supiera que aquello era cosa de los dos, que yo estaría siempre a su lado para lo bueno y para lo que fuera necesario. Cuando vi que se iba recuperando la atraje hacia mí para besarla lo más suavemente que pude en la boca, mejilla y en su hombro. Al poco abrió sus ojos con cara de mucha preocupación, pero yo le sonreí abiertamente, comprobando que se relajaba enseguida y una leve sonrisa apareció en sus labios. Luego echó su brazo derecho a mi cuello y me dio un fuerte abrazo.
-Te quiero amor mío, te quiero mucho, espero haberte hecho feliz con lo que acabamos de hacer y que sepas que lo he disfrutado mucho -me dijo ella.
-Sabes que te amo con todo mi corazón y que te voy a querer toda mi vida, te doy las gracias por ofrecerme estos momentos con Javier, se que tú también lo has disfrutado y espero que lo sigas disfrutando en el futuro.
Seguimos dándonos abrazos y besos sin parar, luego nos volvimos hacia Javier que nos miraba con una gran sonrisa, la hice girar hacia él y le di una nalgada para que se fuera a sus brazos.
De inmediato comenzaron a abrazarse y besarse largamente, una y otra vez.
-¿Que tal estás cariño? -le preguntó él.
-Muy contenta de haber tomado esa decisión hace un rato y no me arrepiento ni un poquitín, -le respondió dándole otro beso y un apretón en la nalga-, pero ahora le vamos a dar a mi novio una alegría entre los dos.
Los tres reímos la salida de ella.
-Oye que no soy bisexual -le respondió con una sonrisa.
-Ni mi novio es gay ni bisexual, a él le gustan las mujeres como a ti, pero no es capaz de negarme un capricho que yo le pida y tú tampoco cabroncete.
-Joder, menudo peligro tienes.
-No lo sabes tú bien -le dije yo.
-¿Estarás acabado ya, no guapetón? -le dijo a él-, porque en la segunda corrida no has echado ni la cuarta parte.
-¿Qué dices? ¿Que me he corrido menos? -Le dijo extrañado-, si me he debido de correr el doble, no sabes lo que me ha motivado echarlo dentro de ti. ¡Mira! -siguió diciendo mientras alargaba la mano al suelo para enseñarle el condón.
Era verdaderamente increíble la cantidad de semen que había en aquel condón, y lo digo yo que de verdad que mis corridas son copiosas comparadas con las que veo normalmente en los vídeos pornos.
Ella puso la mano para que él le depositara el preservativo, luego le deshizo el nudo y lo levantó dejándolo colgar. Se vio claramente la línea que marcaba hasta donde llegaba la lefa.
-Madre mía -dijo mi chica- ¿Tú has visto esto? -me preguntó.
-Menos mal que es la segunda corrida, si no, lo hubiera rebosado.
El muy cabrón no dejaba de sonreír orgulloso de su gesta y de poderlo demostrar.
-Esto es verdaderamente excepcional Javier -le dijo ella- te felicito cabrón, vaya corrida, la próxima la quiero ver en primer plano y a lo mejor hasta la graba mi novio, ¿Verdad cielo?
-Lo que tú digas zorrita mía -le respondí.
Después ella le volvió a hacer un nudo al preservativo, abrió el cajón de su mesita de noche y lo dejó allí. Nosotros no dijimos nada, pero imaginamos que ella lo quería guardar como un recuerdo.
-Venga échate en la cama -me dijo y obedecí poniéndome boca arriba en el centro, al lado de Javier. Mi novia se inclinó sobre mi polla-, acércate para que veas como se la chupo -le ordenó.
Él se inclinó y mi novia empezó a darme lamidas desde la base de la polla hasta el glande donde remataba con una buena chupada, después regresaba haciendo lo mismo por la otra parte de mi verga, repitiendo varias veces esos movimientos. Luego me pajeó un poco más fuerte y miró a Javier, que observaba aquello con mucha atención y aunque parezca mentira, con la polla nuevamente tiesa.
-Dame tu mano, -le pidió y él alargó su mano derecha sabiendo lo que le esperaba.
Se la cogió dándole un beso en la palma, luego la giró y rodeó con ella mi polla a la que volvió a pajear con las dos manos a la vez. Después la fue soltando poco a poco y él siguió dándome a un ritmo algo más rápido.
-Más suave que no se corra todavía, métela dentro -le dijo mientras se sentaba a horcajadas de espaldas a mí.
Él la restregó por su raja arriba y abajo hasta que la colocó en el agujero y ella se dejó caer metiéndosela hasta los huevos. Después comenzó un vaivén arriba y abajo que me puso a mil, con el morbo adicional de que Javier estaba viendo todo pegado a nosotros.
-Dame un poco -le dijo ella y él alargó su mano al sexo para frotarle el clítoris-, llega hasta los huevos de él.
No hizo ningún comentario, se posicionó algo mejor, de modo que con una mano le frotaba el clítoris y con la otra me amasaba los huevos.
Ella volvió a jadear intensamente y a mi me quedaba un minuto para acabar.
-Espera cielo deja que me corra yo primero, dame más fuerte cabrón, chúpamelo con la boca -le decía ella y él usó sus dos manos para abrir más los labios mayores de su sexo, luego acercó su boca y le dio unos chupetones que se oían en todas la casa.
-Ahhhh... que gustooo... sigueeee... agggg.... me corroooo...
Otra vez le sacó Javier, más que yo, un fuerte orgasmo quedándose quieta en esa posición hasta que se pudo recuperar. Después se sentó como antes en el borde de la cama y le hizo un gesto con la cabeza a él para que se sentara a su lado.
-Ponte de pie delante nuestra -me pidió mi novia.
Así lo hice, cogiéndome la polla para darme ahora con toda la intensidad que podía mientras se metía casi la mitad en la boca. Estaba claro que ahora iba a por todas, y yo no iba a aguantar mucho viendo las cara de los dos, sobre todo la de él que no sacaba sus ojos de la paja-mamada que ella me hacía, pero cuando notó mi tensión anunciando que me faltaba poco, soltó de pronto la polla y dejó caer su brazo dando sacudidas como para relajarlo.
-No puedo más, sigue tú que yo me subo a calentarlo.
Se quedó un poco indeciso, entonces ella le cogió su mano derecha y la puso en mi polla, luego se levantó y se abrazó a mí dándome un morreo de campeonato, mientras me refregaba las tetas y yo le apretaba el culo. Javier ya sin ninguna queja me estaba haciendo una paja a un ritmo endemoniado y ya no pude más.
-Ana me voy a correr, no aguanto más -le dije, y ella me soltó para sentarse donde antes.
Retomó mi polla y siguió dándole hasta que le solté el primer disparo en las tetas y parte del cuello, siguió pajeándome y yo soltando chorros de esperma que mi novia iba dirigiendo alternativamente al pecho de él y a las tetas de ella. Me apoyé en su hombro para dejarme caer a su lado con la espalda en la cama y los pies en el suelo mientras seguía pajeándome despacio hasta que aquello dejó de tener vida propia.
Después se giró hacia él y con una sonrisa le estuvo restregando todo el semen por el pecho haciendo que él hiciera lo propio en el suyo, después se echó encima de mí y me dio mil besos por el cuello las mejillas y la boca.
-Te amo cariño mío, no sabes lo que te quiero -me decía sin dejar de besarme-, abrázame fuerte.
Yo la abracé lo más fuerte que las pocas fuerzas me permitían en esos momentos.
-Gracias por quererme amor mío, no dejes de hacerlo nunca, te quiero -le decía muy bajito en su oído y a cada frase mía más se apretaba a mí.
Javier se había ido, sabiendo que aquellos momentos eran para nosotros. Al poco oímos la ducha.
-Que tal ha sido todo para ti -le pregunté ya recuperado.
-Genial, ha sido muy placentero y más fácil de lo que creía sabiendo que tú estabas a mi lado en todo momento. Y tú, ¿Has podido satisfacer tus deseos?
-Lo tengo todo grabado en la memoria, han sido unos momentos inolvidables para mí, no sabes como deseaba verte follar con él y te juro que no tengo interés en que lo hagas con otro, solo con Javier.
-Pues a partir de ahora vas a poder seguir disfrutando de él igual que yo, no te vayas a creer que no he disfrutado, que lo he hecho y mucho, menuda polla tiene este cabrón. Los orgasmos que me ha sacado el mamonazo han sido apoteósicos. ¿Te ha gustado su polla?
-Me parece una gran polla para ti, no te merecías hacerlo con otra más endeble. Bueno a mi también me ha gustado, no creas -le dije con una sonrisa.
-Y menuda lechada echa cada vez, no he visto nunca otro que eche tanto -me dijo.
-Sí, raya lo increíble.
En esas estábamos cuando él entró de nuevo en la habitación secándose todo el cuerpo aún mojado con la toalla de baño.
-Cómo me habías puesto cabrón, tenía leche por todo el cuerpo, tú no te quedas tampoco atrás -me dijo.
-Sí, pero lo tuyo es asombroso, vamos a tener que llevar el preservativo al banco de semen, ¿No? -le dije pero mirando a mi novia.
Los tres soltamos una carcajada.
-Este deja preñada hasta a la enfermera que lo recoja, -dijo ella y volvimos a reírnos.
-¿Qué hora es? -preguntó Ana algo más seria.
-Falta poco para las doce de la noche -respondió Javier.
-Pues nos duchamos y a dormir que mañana se trabaja -dijo ella dirigiéndose a mí.
Ahora estábamos los tres echados en el cabecero de la cama y totalmente desnudos. Mi novia se echó en el regazo de Javier con los pies en el mío, o sea, al revés de lo que hizo en el sofá.
-Quiero decirte que lo he pasado muy bien contigo, -le dijo a Javier-, ha sido la mejor velada de mi vida si os junto a los dos. También os agradezco que me hayáis cumplido esos caprichos, la verdad es que apenas habéis protestado.
-Pues no sabes como lo he disfrutado yo -le dijo Javier-, no me puedo creer que podamos estar aquí desnudos los tres y en tan buena armonía. Eres una mujer excepcional Ana, preciosa, cariñosa como me acabas de demostrar y muy sensual también, espero que ésto lo podamos repetir muchas veces. Tú Diego eres un tío de los pies a la cabeza, tus deseos no son tan extraños como la gente cree, pero muy pocos tienen la valentía como tú de afrontarlo de frente. Que sepas que tienes el mayor de mis respetos.
-Me acaba de decir mi novio que no desea que me folle otro que no seas tú, que eres el mejor candidato que él me puede ofrecer, ¿Y sabes qué? Que le doy la razón, que eres un buen tío y que yo tampoco lo haría con otro.
-Pues muchas gracias a los dos, de veras.
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