A todo esto, laspelirrojas. Mi potra Estela calienta motores que ni te cuento, no sólo motores,pene, vagina, todo lo que sea coger. Genial la de hace un par de años, cuandofui a su casa a merendar, como hacía cada tanto. Yo estaba excitadito pensando"me voy a empomar a mi yegua colorada". Qué iba a imaginar lo quesupe.
Recién bañado y empapadode perfume, fui de camisa, pantalón fino y zapatos, toqué la puerta y Estela me recibió dulce, beso en la mejilla,me excitó con su pintura, aroma a crema y su amplia pollera estampada, muylinda, y me invitó al comedor, donde tenía todo preparadito. Nomás merendé conella, café con leche, tostadas, queso blanco y mermelada, como me encanta. Ymientras untábamos tostadas y disfrutábamos la merienda, casi me atraganto conlo que me contó la bella pelirroja de 71 para 72 años. Así de una, re tranqui,como si nada, me comentó: "Ay Diegui, mi amor, no sabés la que pasé haceun rato", decía con su tonito finolli. Le pregunté y me respondió:"Ana María vino, me visitó y me quiso dar, yo quise resistir porque teesperaba a vos, pero igual ella fue más fuerte, caliente y me sacó la ropa y mevioló con tutti, me dejó de cama". Qué cagada, dije para mí, mientras mecalentaba con su relato. Se me iba a la mierda mi plan de merienda y sexo.
Seguimos charlando,comiendo tostaditas con queso y dulce, y cuando terminamos y Estela levantó yordenó todo, le miré el culo y las piernas cubiertas por su pollera y, a pesarde la mala noticia de su garchada, quise lo mío igual. "Teli, ¿querés quevayamos a la pieza a charlar?" Ella sabe qué significa eso. Estela dudó,después de semejante cepillada, pero claro, como se calienta con el soplar delviento, dijo sí, me besó, mimó y me dijo cositas, y me acompañó a la pieza.
Y bueno, el aroma suyo a cremay pintura, perfume, su ropa fina, su finura, la merienda, Ana María, lagarchada, todo me dio vuelta. Ni empezamos a hablar para calentarnos que lamanoseé, le saqué algo, ella a mí, mimos, besos, sacada, palabras fuertes,amenazas de "te voy a llenar" y así, ella súper provocativa me bailó,se quitó el corpiño y me embistió con las tetas, se las apretujé lo más fuerteque pude, se me paró el pene, ella lo vio y me bajó el calzón, me lo mimó y mesacó, y acto seguido Estela se sacó su bombacha. Y tras abrirse de piernas,recibió mi corpacho, mi locura, excitación y un pene largo, grueso, duro,firme. Y tras diez y algo de traca traca, acabé y la llené a Estela de miespeso semen en su vagina. Estela acabó su flujo, nos lamimos, chupamos, másbesos y mimos y me la volví a bajar inundándola bien. Estela, agitada, loca,pidió más y le di nomás por vagina. La pelirroja no paraba de coger, gritar ypedir, y qué te digo cuando yo acababa y ella sentía mi semen en el fondo de suorificio. Así Estela pasó una tarde de mucho trabajo, duro, nada forzado, quéva, si se entrega como la mejor. Mujeres, hombres, amantes, marido, vecina, loque venga con tal de ser penetrada. Yo, agradecido.
Recién bañado y empapadode perfume, fui de camisa, pantalón fino y zapatos, toqué la puerta y Estela me recibió dulce, beso en la mejilla,me excitó con su pintura, aroma a crema y su amplia pollera estampada, muylinda, y me invitó al comedor, donde tenía todo preparadito. Nomás merendé conella, café con leche, tostadas, queso blanco y mermelada, como me encanta. Ymientras untábamos tostadas y disfrutábamos la merienda, casi me atraganto conlo que me contó la bella pelirroja de 71 para 72 años. Así de una, re tranqui,como si nada, me comentó: "Ay Diegui, mi amor, no sabés la que pasé haceun rato", decía con su tonito finolli. Le pregunté y me respondió:"Ana María vino, me visitó y me quiso dar, yo quise resistir porque teesperaba a vos, pero igual ella fue más fuerte, caliente y me sacó la ropa y mevioló con tutti, me dejó de cama". Qué cagada, dije para mí, mientras mecalentaba con su relato. Se me iba a la mierda mi plan de merienda y sexo.
Seguimos charlando,comiendo tostaditas con queso y dulce, y cuando terminamos y Estela levantó yordenó todo, le miré el culo y las piernas cubiertas por su pollera y, a pesarde la mala noticia de su garchada, quise lo mío igual. "Teli, ¿querés quevayamos a la pieza a charlar?" Ella sabe qué significa eso. Estela dudó,después de semejante cepillada, pero claro, como se calienta con el soplar delviento, dijo sí, me besó, mimó y me dijo cositas, y me acompañó a la pieza.
Y bueno, el aroma suyo a cremay pintura, perfume, su ropa fina, su finura, la merienda, Ana María, lagarchada, todo me dio vuelta. Ni empezamos a hablar para calentarnos que lamanoseé, le saqué algo, ella a mí, mimos, besos, sacada, palabras fuertes,amenazas de "te voy a llenar" y así, ella súper provocativa me bailó,se quitó el corpiño y me embistió con las tetas, se las apretujé lo más fuerteque pude, se me paró el pene, ella lo vio y me bajó el calzón, me lo mimó y mesacó, y acto seguido Estela se sacó su bombacha. Y tras abrirse de piernas,recibió mi corpacho, mi locura, excitación y un pene largo, grueso, duro,firme. Y tras diez y algo de traca traca, acabé y la llené a Estela de miespeso semen en su vagina. Estela acabó su flujo, nos lamimos, chupamos, másbesos y mimos y me la volví a bajar inundándola bien. Estela, agitada, loca,pidió más y le di nomás por vagina. La pelirroja no paraba de coger, gritar ypedir, y qué te digo cuando yo acababa y ella sentía mi semen en el fondo de suorificio. Así Estela pasó una tarde de mucho trabajo, duro, nada forzado, quéva, si se entrega como la mejor. Mujeres, hombres, amantes, marido, vecina, loque venga con tal de ser penetrada. Yo, agradecido.
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