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Cómo descubrí que mi hermana adora mi pija (parte I)

Hola a toda la comunidad! Este es mi primer post y mi primer relato después de haber leído tantos en esta página. Esto es apenas una introducción, y espero que varias partes le sigan.


Ojalá lo disfruten.


Capítulo 1


Si hubiera tenido que apostar mi vida a decir quién iba a ser la mejor petera que iba a conocer en mi vida, definitivamente nunca hubiera acertado y ahora estaría muerto. Porque seamos honestos: ¿Quién carajo respondería “mi hermana, obvio”?
Pero bueno, no me quiero adelantar demasiado a los hechos. Empecemos por contarles quién soy. Me llamo Pedro y todo empezó cuando tenía 23 años y Clara, mi hermana mayor, 25 años.Para que se den una idea, ella y yo somos tan distintos como pueden serlo dos hermanos: yo 1,85, físico grandote, cabello castaño, ojos marrones, mientras que ella apenas pasaba el 1,50 y era flaquita.
Pero la guacha era hermosa,siempre lo había sido. Había sacado los mejores genes de mis viejos, los ojos verdes de mi viejo y la cabellera pelirroja y la piel blanca de mi vieja. A eso había que sumarle que ella siempre había sido de ir al gimnasio o hacer alguna clase de actividad física, lo cual le daba ciertas curvas, especialmente un culo que, si bien obviamente no era grande, lo tenía bien marcado. Eso era lo primero que todos le veían, siempre y cuando no quedaran embobados viéndole la carita angelical que tenía.
Pero si había algo que tenía yo ami favor, era una buena pija. No es de soberbio, pero gracias a eso era que pude conseguir un laburo bien pago y logré mudarme de mi casa y alquilar un buen departamento en una zona tranquila.


Esa parte de la historia se remonta un par de años antes, cuando conocí a Erica. Rubia, ojos claros, 1,70, cuerpo de años dedicados al gimnasio, y toda la actitud de una comehombres. Ella era una de esas veteranas que te levantan a vos, cero boludeces, bien directa. Si le interesás, te lo dice y si tiene ganas te pega una cabalgada que te exprime hasta dejarte seco. Eso es exactamente lo que hizo conmigo y no puedo quejarme,porque después de eso me contó a qué se dedicaba y me hizo una oferta que no pude rechazar.
Resulta que Erica tenía un club bastante especial, de esos que están medio escondidos y que sólo funcionan a través de, nunca mejor dicho, boca en boca. ¿Qué tenía de especial este club? Bueno,era un club de gloryhole.
Para quien no conozca el término,básicamente es un lugar donde las personas (generalmente mujeres, pero también había algunos que otro tipo que iba, aunque se trataba de casos muy aislados)entran a cabinas aisladas, donde además de la puerta de entrada hay sólo una abertura, y es por esa abertura que los clientes van a ese lugar. Porque esa abertura es el hoyo de la gloria, por donde sale una buena pija a punto caramelo lista para ser chupada por la persona que está en la cabina.
Todavía me acuerdo de la charla que tuve con Erica en su habitación como si no hubiera pasado ni un día.
-         Nada mal… Para nada mal. – Dijo la veterana,mientras se limpiaba el semen de la cara con un pañuelo descartable. – Me sorprendió la cantidad. Encima bien espesa como a mí me gusta. – Agregó, pasando un dedo por la comisura de la boca, rescatando una gota del líquido quesegundos antes había estado almacenado en mis testículos y lamiéndolo condeleite. – ¡Hasta el sabor es rico!
-         Me hacés sentir como si me analizara una experta. – Respondí, sin saber del todo cómo carajo habíamos pasado de los gritos de “¡dale pendejo, así!” a un tono casi profesional, como si ella estuviera catando un Malbec. – Sin ofender – Agregué, por miedo a que se lo tome como una ofensa.


Erica me miró fijamente por unos segundos mientras yo trataba de ocultar mi vergüenza ante lo que había dicho. Pero por fortuna mi comentario sólo la hizo reír con fuerza.
-         Bueno, podría decirse que soy una experta en el tema. Es más, hasta podría decirse que esto fue una entrevista laboral. – Dijo,terminando de limpiarse y volviendo a acostarse luego de estar de rodillas unos momentos antes.
Vení acá,nene. Acostate tranqui que no muerdo. – Erica daba unas palmadas en la cama como si llamara a una mascota, lo cual me molestó bastante. Pero preferí mantener la calma porque había picado mi curiosidad con lo de la oferta laboral.
-         ¿A qué te referías con eso de “entrevista laboral”? – Mi intriga se hacía notar, no podía evitarlo. – Yo nunca escuché de una entrevista laboral que se resuelta con sexo.
-         Claramente no conocés mucho del mundo laboral,nene.
-         Bueno, todo bien, pero a ver si la cortamos con lo de “nene”… - Ya me volvía a picanear con eso, como si supiera que me molestaba y se aprovechara de eso sabiéndose en una posición de poder.
-         Si querés te digo “bebé” – Replicó la rubia con una sonrisa socarrona. – Si me conocieras bien, sabrías que si te digo “nene”es porque me caíste bien. – Agregó, como si eso fuese suficiente disculpa.


Finalmente me acosté al lado de ella, al fin y al cabo ya tenía las piernas un poco cansadas después de tanto esfuerzo físico. Le habíamos estado dando duro y parejo casi media hora.
-         De lo que estoy hablando es de esto – Dijo, agarrándomela pija con suavidad. – Y de la guita que podríamos hacer.
-         ¿De qué carajo estás hablando? – Ya me estaba haciendo cualquier idea y Erica captó al instante la desconfianza en mi pregunta.
-         Tranquilo, no pienses cualquier cosa – Su voz ahora tenía un tono más humano, no tan de empresaria. A ver, ¿sabés lo que es un gloryhole? – Preguntó.
-         Sí, obvio. – El porno en internet era una fuente de cualquier clase de pornografía, y si bien no fuese la clase de videos que viera con frecuencia, sabía de qué trataba el tema.
-         Bueno, entonces yo quiero que tu amiguito – Le dio una leve sacudida a mi poronga, que reaccionó como si se estuviera por despertar de nuevo, lo cual hizo sonreír a Erica – Bueno, amigote, mejor dicho – Ahora me tocaba a mí sonreír de satisfacción por el cumplido – Trabaje para mi local degloryhole en el centro.
-         ¿Cómo? – Yo siempre había pensado que los gloryhole eran algo más bien ficticio, cosas que sólo eran una fantasía del porno. En el mejor de los casos, no era algo que hubiera imaginado que habría en mi ciudad.


Ahí fue cuando Erica me explicó que hace unos años había tenido la idea charlando con personas conocidas de ellas que siempre habían fantaseado con estar en un gloryhole y chupar buenas pijas.Ella supo ver el negocio en algo así, y empezó a trabajar de manera muy silenciosa a conseguir ciertas habilitaciones para ponerse un “bar” en una zona bastante concurrida de la ciudad, donde uno podía ir sin llamar demasiado la atención y cumplir con sus fantasías de pijas grandes dispuestas para ser paladeadas por quien fuera a ese local.
El salario que me ofreció era demasiado bueno para rechazar, aunque me explicó que el puesto venía conciertos requisitos que tenía que cumplir a rajatabla.
-         En general mis clientes la chupan con forro para evitar cualquier clase de complicación, pero aquellos que paguen un extra pueden obviarlo. – Me comentaba Erica como quien menciona la obra social que trabajaba con la empresa – Eso sí, estos clientes presentan certificados de salud para evitar cualquier clase de enfermedad y yo pretendo que mis empleadosse comporten de la misma forma. – La expresión de la rubia había pasado a ser más firme, como para enfatizar lo que estaba diciendo.
-         Entiendo. – Respondí, tratando de no pensar tanto en el salario que me estaba prometiendo y prestar atención a los detalles.
-         No, no estás entendiendo – Replicó Erica – Este negocio es una joya y nos está dejando buena guita, pero eso depende pura y exclusivamente de la reputación del local. Si un empleado pelotudo llega a contagiar a uno de mis clientes, yo quedo arruinada. Y si yo quedo arruinada,ese empleado pelotudo va a sufrir mi ira y la de mis inversores – Dijo, dejando muy en claro que sufrir su ira era algo que yo no iba a querer conocer jamás.
-         Está bien, quedate tranquila que te entiendo ala perfección… - Traté de empezar a preguntar algo.
-         Eso no es todo – Me interrumpió quien sería en un futuro muy cercano mi futura jefa – Además de una salud ejemplar por parte de mis empleados, también necesito que se cuiden con las pajas. – Erica claramente no daba ninguna clase de rodeos a la hora de hacerse entender. – Si viene un cliente a mi negocio, es porque esperan dos cosas: una buena pija para chupar,y una buena acabada. Si no tienen las dos cosas, entonces mis clientes se van decepcionados. Y clientes decepcionados significa menos clientes al día siguiente. ¿Se entiende por donde voy? – Me preguntó, tratando de ver si yo podía conectar los puntos, aunque no me la había dejado muy difícil.
-         Vos querés que si acabo, sólo sea cuando un cliente me haga acabar. – Respondí con seguridad.
-         Lo que yo quiero es que mis clientes se lleven un buen lechazo de recuerdo cuando se vayan de mi local – Dijo sin vueltas. –Si vos querés hacerte una paja todos los días, hacelo. Pero al primer cliente que se vaya decepcionado, te meto una patada en el culo.
-         Nunca fuiste de andar con sutilezas, ¿no? –Traté de bajarle la intensidad a la conversación con un ligero toque de humor.
-         Ya tuve uno de esos pelotudos que te mencioné hace un rato y casi me hunde – Los ojos de Erica se encendieron como  si el recuerdo de esa situación todavía la enfureciera pero no quisiera demostrarlo tanto. – Así que prefiero dejar las sutilezas para otro momento. ¿Te interesa la oferta o no?
-         ¿Cuándo empiezo? – No había mucho que pensar, la guita era muy buena.


Desde ese día empezó una nueva etapa en mi vida, donde básicamente tuve que cambiar muchas de mis costumbres.
Erica conocía muy bien su negocio, e incluso teníamos una doctora que nos hacía chequeos regulares y nos hacía recomendaciones sobre alimentación, ejercicios, todo lo necesario para brindar a la clientela la mejor experiencia posible. Yo bajé unos kilos y gané mucha resistencia física, y aunque sin tener un cuerpo marcado, me sentía mejor que nunca.
El negocio tenía sus reglas, y la número uno era que nunca teníamos que relacionarnos con la clientela. En las cabinas sólo había un agujero para que los miembros de los empleados se pusieran a disposición y por lo demás no había forma de entrar en contacto. Es más, la mayoría ni siquiera era de hablar demasiado, así que no solíamos ni conocer mucho de las voces de las personas que nos chupaban la pija.
Pero en general con el paso del tiempo uno llegaba a identificar ciertas rutinas de los clientes, y en muchos casos podías darte cuenta de quiénes estaban del otro lado basándose en el día de la semana y el horario en que venían. En algunos casos ya podía identificar a la clienta por la forma en que me la chupaban. Y hay que reconocer que si bien algunas no tenían buena técnica, había otras que hacían que me agarrara de la pared cuando ponían sus labios alrededor de mi pija.
Las mejores sin dudas eran tres chicas que no venían muy seguido, pero siempre que venían, venían juntas y entraban las tres en la cabina, cosa que no era muy común, porque en general las clientas preferían entrar solas. Supongo que no era muy común que una mujer le dijera a una amiga que la acompañe a un local para pagar una buena cantidad de guita por chupar una pija. Definitivamente no sonaba como el plan más común para salir.
Sin embargo, esas tres chicas venían y me dejaban con las piernas temblando, así de simple. A veces me la chupaban de a una, otras de a dos, y alguna que otra vez las tres se ponían de acuerdo para hacer maravillas. Y se ve que yo era el favorito de ellas, porque a ninguno de mis compañeros les había pasado algo así, y me envidiaban un poco.
Pero básicamente nos pagaban por dejarnos chupar la pija, nadie en su sano juicio iba a quejarse de eso y no iba a hacer ninguna estupidez para salir de ese laburo soñado.
Alguna vez intenté adivinar algún dato de esas chicas, porque me provocaba mucha curiosidad saber la historia de cómo tres amigas deciden venir juntas cada tanto al local y hacerme delirar de placer. Ellas no hablaban más que en susurros y algún que otro gemido, pero no dejaban escapar ni una palabra, así que lo único que sabía de ellas era que cada tanto un miércoles al mediodía reservaban turno para entrar a la cabina donde estaba yo, y para mí era el mejor momento de esa semana.



¿Quién iba a decir que conocía en persona a las responsables de esos momentos de placer?


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Bueno, esto fue la primera parte del relato.


Espero que les haya gustado y que dejen comentarios para saber si les convence para dónde va esto.

13 comentarios - Cómo descubrí que mi hermana adora mi pija (parte I)

pujols15
Buen relato, apresurate con el siguiente
lumer
Hasta ahora, bien planteado. Habrá que ver si mantiene.
Se te mandaron un montón de palabras pegadas entre sí, molesta un poco para leer. Puntos!
carlitoss222
Parece re interesante, por favor seguilo que tiene mucho potencial
jorvac164
muy bueno,pero cuidá la ortografía,eso a veces,desmerece un relato.Va con onda y van 10,Saludos !!!!!
pacificlupus
Muy buen relato, genera intriga, van más 10
GabOficial
Va bien el relato... una duda es verídico? En que ciudad?
kramalo
muy bueno. seguiré la zaga....
barnum77
Grandioso!!!!voy a ver como sigue
ThelolxD
Dónde consigo un lugar de esos para trabajar ?
GiaTe
Te recomendaron paso por aquí a ver qué hay que leer, ojo con la ortografía, a veces se nos pasan algunas por ahí... 😉
El_Cochinoco
Tremendo man! escribis muy bien, ya mismo me paso por el resto.