Hace 20 días atrás me baje el Tinder. Quería conocer gente nueva, y con el tema de la cuarentena era la única manera. Tenía bastante tiempo, trabajaba desde casa y no había mucho laburo. Empecé a regalar mach, hasta que coincidí con un flaco hermoso, tenía ojos preciosos y una sonrisa perfecta. Estaba bien marcado, tenía la v que señalaba el camino a la gloria.
Estuvimos hablando una semana, sobre fantasías, poses, juegos, todo lo que queríamos hacer. Mientras subíamos el tono, enviando fotos y audios. Luego, pasamos a otro nivel, hicimos videollamada.
Durante la videollamada, comencé a jugar con mis manos. Primero, empecé a tocarme una teta, me masajee con fuerza, después me agarré las dos juntas y me las apretaba, las movía hacia arriba y abajo, sentía que mi mano no me pertenecía, sino que era la mano de un hombre.
Había entrado en calor, y mientras una mano quedó masajeando una teta, la otra fue bajando lentamente, hasta que se metió dentro de mi tanga, y empecé a tocarme suavemente los labios, y a frotar mi clitoris con los dedos índice y medio.
Frotarme con los dedos me encendió de inmediato. Me había olvidado que había una persona del otro lado del celular. Me concentré solo en mi, empecé a frotar cada vez más rápido, más intenso, sabia que se acercaba mi momento. Pero no me alcanzaba para lograrlo, así que tomé mi juguete y empecé a introducirlo lentamente, hasta que llegó a tope.
Mientras me metía y sacaba el consolador, continuaba con la otra mano estimulando el clitoris, cada vez más rápido y más fuerte. Hasta que no aguante más y grité.
Fue un grito liberador. El éxtasis había sido demasiado, hace tiempo no me sentía tan bien conmigo misma.
Suspire y me fui a bañar, como cualquier otro que termina.
Estuvimos hablando una semana, sobre fantasías, poses, juegos, todo lo que queríamos hacer. Mientras subíamos el tono, enviando fotos y audios. Luego, pasamos a otro nivel, hicimos videollamada.
Durante la videollamada, comencé a jugar con mis manos. Primero, empecé a tocarme una teta, me masajee con fuerza, después me agarré las dos juntas y me las apretaba, las movía hacia arriba y abajo, sentía que mi mano no me pertenecía, sino que era la mano de un hombre.
Había entrado en calor, y mientras una mano quedó masajeando una teta, la otra fue bajando lentamente, hasta que se metió dentro de mi tanga, y empecé a tocarme suavemente los labios, y a frotar mi clitoris con los dedos índice y medio.
Frotarme con los dedos me encendió de inmediato. Me había olvidado que había una persona del otro lado del celular. Me concentré solo en mi, empecé a frotar cada vez más rápido, más intenso, sabia que se acercaba mi momento. Pero no me alcanzaba para lograrlo, así que tomé mi juguete y empecé a introducirlo lentamente, hasta que llegó a tope.
Mientras me metía y sacaba el consolador, continuaba con la otra mano estimulando el clitoris, cada vez más rápido y más fuerte. Hasta que no aguante más y grité.
Fue un grito liberador. El éxtasis había sido demasiado, hace tiempo no me sentía tan bien conmigo misma.
Suspire y me fui a bañar, como cualquier otro que termina.
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