¡Hola denuevo, gente de poringa! Por fin he vuelto y les traigo la 5ta parte que muchosde ustedes llevaban bastante tiempo esperando. No quiero hacer largas mis disculpas,pero básicamente he tenido algunos problemas que me han impedido escribir tantocomo me gustaría. Aun así, quiero que sepan que no pienso abandonar esta seriede relatos y continuaré escribiendo para que ustedes continúen disfrutando lahistoria. Espero tener tiempo para escribir y publicar la sexta parte lo másrápido que me sea posible. Perdón de verdad por la espera y muchas gracias porel tremendo apoyo que le dan a los relatos, de verdad aprecio mucho loscomentarios y mensajes que recibo. Un saludo y espero la disfruten!
- A N T E R I O R M E N T E –
Diana se veía sumamente avergonzada ynerviosa, ella y yo no teníamos tanta cercanía o confianza para que de repente,un día cualquiera, yo fuera un sujeto de pruebas para que ella aprendiera como excitara un hombre. Nos quedábamos en silencio mientras Diana se decidía. Finalmenteagarró valor:
-E..Está bien… voy a… -Dijo, señalando que iba a tocarme el pene
-Ehh, claro, dale… jaja. -Dije yo, más nervioso y ansioso que nunca.
Esto se estaba convirtiendo en un sueño, meconformaba con Sara y sus tetas pero ahora Diana había entrado al juego, yestaba a punto de tocarme la pija!!
TERAPIA SEXUAL EN LA ESCUELA
CAPÍTULO V: UNA NUEVA INTEGRANTE
-Está… bien? -Dijo Diana al ponerme dos dedos sobre lamitad del tronco de la pija.
-Sí, claro, no te preocupes, está bien…jaja. -Respondí, mientras intentabamantener la calma.
-Usa toda tu mano, juega conella un poco para que se ponga dura -Indicaba Sara.
Diana usaba sus manos torpemente pero comenzabaa sentir más confianza de tocarme, mi pija comenzaba a ponerse dura confacilidad, el ser un virgen y tener a 2 mujeres teniendo contacto sexualconmigo era increíble. Cuando mi pija se puso completamente erecta, Sara dio lasiguiente instrucción:
-Ok, ahora pajéala lento, cierra tu mano sobresu pene, y lentamente sube, descubre la cabecita y vuélvela a cubrir, pero nola aprietes tanto, hazlo suave…
Diana asintió y ejecutó la orden. Hasta ahorapienso lo extrañísimo que era esa escena, Sara realmente se metía en el papelde ser una instructora sexual y Diana realmente se esforzaba, jamás en mi vidaimaginé que de esta forma serían mis primeras experiencias sexuales.
-Lo estás haciendo bien… ¿verdad? -Preguntó Sara, dirigiéndose a mi.
-Sí, vas muy bien, no eres tan inexperta comodecías después de todo, jaja.
Diana ignoró nuestras palabras, estabasumamente concentrada en pajearme correctamente, realmente estaba aprendiendo.
Ahora que lo pienso, nunca me pasó por lacabeza lo fácil que era para Diana el ser infiel a su novio de esta manera, tenercontacto sexual con otro chico solamente para adquirir experiencia y satisfacera su novio. Bastante raro, cosas del siglo XXI tal vez. Pero, como dije antes,a mí me importaba una mierda, la zorra de Diana estaba haciéndome una paja, ysi planeaba incorporarse a las terapias, tal vez algún día, con muchísimasuerte, tendría la mínima oportunidad de cogérmela.
Yo continuaba ahí con los ojos entre cerrados,Diana realmente me estaba llenando de placer con esa paja lenta e inexperta,creo que me excitaba muchísimo el saber que me había equivocado y Diana eratodo lo contrario a lo que yo creía, pues en realidad era inexperta y torpe enel sexo. Tal vez me identificaba un poco con ella, no lo sé, pero empecé anotar una sensación particular en mí aquel día.
-Ok, ahora intenta aumentar la velocidad, pocoa poco, y no retrocedas tanto hacia atrás porque puedes lastimarle la piel.Intenta pasar los dedos por la parte de abajo debla cabeza, es la zona mássensible. -Decía Sara, sin despegar losojos de la acción.
Diana comenzó a aumentar la velocidad, yoempezaba a sentir que el orgasmo venía, pero el que me pajeara con pacienciaimpedía que yo terminara tan rápido, tenía más tiempo para disfrutar elmomento.
-Puedes jugar con los huevos también, peroigualmente son sensibles, así que no los aprietes y los muevas demasiado, solojuega con ellos.
Diana obedecía y seguía aprendiendo, a estepaso, sería capaz de pajearme mejor de lo que Sara lo había hecho anteriormente.
Ahora si estaba muy cerca de venirme, por loque comencé a respirar más violentamente. Sara lo notó y rápidamente dijo aDiana:
-Ok, creo que ya está listo, jajaja. Viene elpaso final, la hora de que lo hagas venir!
Diana sonrió y dejó de pajearme, esperando lainstrucción de Sara.
-No no, no dejes de masturbarlo, el te dirácuando este a punto.
-Pues ya casi lo estoy, jajaja… -Dije yo, sintiendo como el esperma sepreparaba para fluir.
-Ok entonces, lo que vas a hacer será pajearlorápidamente, lo más rápido que puedas pero sin exagerar; cuando sientas que supene se tensa, es porque está por venirse y deberás bajar la velocidad,¿entiendes? Es difícil agarrar el ritmo las primeras veces, pero con lapráctica aprenderás como sacar la leche tal y como se debe, jajajajaja.
Ambas rieron y Diana hizo lo correspondiente,me pajeaba con velocidad y fuerza, tanta fuerza que incluso me dolía un poco,pero no le dije nada pues no quería romper el momento y la intensidad. Dio unasúltimas sacudidas cuando comencé a eyacular.
-Ya viene, ahora intenta seguir el ritmo de laspulsaciones, intenta exprimir cada chorro de leche, así… así… más lento… bien…así…
Al mismo tiempo que Sara continuaba dandoindicaciones, yo soltaba disparos de leche que iban a caer al suelo, a un ladode Diana y al lado opuesto de Sara. Debido a que era su primer intento, suprimera “lección”, Diana no logró pajearme de la mejor manera para sacarme todala leche, las últimas gotas ya no fueron disparadas con potencia por lo mismo.
-Bien… ahora toma la puntita de la pija con losdedos y exprímela, deja salir hasta la última gota de leche, pero con cuidadoque la cabecita queda sensible, jajaja.
Diana exprimió la punta de mi pija hasta quesalió el último residuo de semen, el cual se unía al pequeño charco de espermablanco que yacía en el suelo.
- ¿Y bien? Jajajaja -Dijo Sara
-… ¿Y bien? -Repitió Diana en tono de burla
Yo recién estaba recobrándome del orgasmo, meexcitaba mucho el que una mujer tan inexperta y a la vez tan buena como Diana,me hubiera deslechado, sentía que había vaciado los huevos, mi pija aún dabapequeños saltitos, como intentando escupir más leche, pero ya había eyaculadotodo lo que podía, o al menos eso pensé en el momento. Por fin puderesponderles:
-Estuvo increíble jajaja, no sé si eres muybuena estudiante (a Diana) o si tú (a Sara) eres buena profesora, pero estuvogenial!! Jajaja.
-O tal vez ambas, jajajaja -Dijo Diana y Sara también rió.
Después de limpiarme el pene, estuve porguardarlo y prepararme para finalizar la sesión e irme, pero algo en mi cabezame dijo que debía aprovechar esta situación al máximo; qué tal si Diana searrepentía después de tremenda cosa que habíamos hecho y ya no volvía, teníaque intentar algo más.
-¿Y bien? -Pregunté ahora yo, copiándole a ellas la pregunta.
-¿Qué? -Contestaron ambas al unísono
-¿No haremos nada más hoy? Jaja, digo, yaestamos aquí y yo sin problema puedo venirme otra vez… jajajaja.
Sara sonrió levemente y volteó a mirar a Dianacomo diciendo “¿Tú qué opinas?”, al parecer ella le entendió perfectamente apesar de no haber dicho palabra. Diana únicamente sonrió, encogió los hombros ypasó su mirada a mi pija, que, a pesar de haber sido ordeñada, no perdía ladureza de la erección.
- ¿Y qué haremos o qué? Jajaja -Me preguntó Sara. Diana esperaba atenta.
-Podríamos enseñarle lo del otro…
-No no, jaja, es muy pronto para eso, tal vez podríamosrepetir la práctica para que Diana mejore, jajaja. -Interrumpió Sara.
Me interrumpió con la clara intención de que nodijera frente a Diana que me había chupado la pija la otra ocasión, tal vezella no lo sabía aún y no quería delatarse que nuestras “terapias” cada vez seacercaban más a encuentros sexuales por mero placer. O tal vez no quería queDiana me chupara la pija, quería tenerla para ella sola, o bueno, eso megustaba imaginar a mí, jajaja.
Diana pareció conforme con la idea de repetirla paja, esta vez lo haría sola sin la guía de Sara. En unos segundos ya teníasu mano sobre mi pene de nuevo.
-Uffff… -Gemí yo, pues aún estaba un poco sensible de la primera corrida.
- ¿Seguro que te queda leche? Jajajaja -Dijo Sara, sabiendo la respuesta.
-Sí claro… jajajaja -Respondí
- ¿Leche? Jajajajaja ¿Le llaman así? -Dijo Diana riéndose.
-Sí, pero no solo nosotros, es muy común que lagente le llame así jaja -Respondió Sara
Diana únicamente se quedó riendo por unos segundos.
Mientras yo estaba ahí desconcentrado pensandopendejadas, Diana se esforzaba en darme una buena paja, cosa que estabaconsiguiendo poco a poco, pues logró sacarme de mi trance de pensamientos alsentir que la segunda corrida se aproximaba.
-Ahhh… -Gemí yo, ante el primer aviso del orgasmo.
- ¿¡Ya!? -Diana se alarmó y dejó de pajearme por un segundo.
-No no, yo te aviso, solo es… un aviso jaja,estoy un poco cerca.
Diana continuaba masturbándome a su ritmo,mientras Sara no dejaba de observar, tenía una cara de pervertida brutal, senotaba a leguas que el hecho de haber metido a Dianita en esto, la ponía comoloca. Mi mente comenzaba a maquinar imágenes de cómo sería si hiciéramos untrío, me imaginaba a Sara y Diana arrodilladas como perras esperando a que lesllenara de leche la cara. Todos estos pensamientos provocaron que la paja fueramás rápida y efectiva, y aceleraron la corrida. Estaba ya tan caliente que lepedí a Diana que parara, para intentar llevar la situación a un punto más intenso.
-Espera… espera… me harás acabar…
- ¿Y no quieres que… -Decía Diana, confundida porque la habíadetenido.
-Sí sí, pero, tal vez te gustaría ver una partemás de la terapia, jajaja. -Dije yomientras miraba a Sara.
- ¿Qué? -Dijo ella, con una ligera expresión de miedo.
- ¿Puedo venirme en tus tetas? Jajajaja. -Pedí yo.
La cara de Sara se enrojeció, temí que fuera deenojo, pero por fortuna solo fue por bochorno, al parecer había muchas cosassobre la terapia que ella aún no le había contado a Diana. Esta última se quedómirando a Sara con una expresión de sorpresa, a lo que riendo dijo:
-Jajajaja ¿Qué? ¿De verdad? Jajajaja.
Sara por fin respondió y le dijo:
-Ehh, jajaja sí, es algo que hemos hecho, acasi todos los hombres les gusta hacer eso y pues no tiene nada de malo,siempre y cuando ambos estén de acuerdo. Pero no sé si esta sea la ocasiónpara…
-Vamos, jajaja, no pasa nada -Interrumpí -Además creo que ella (Diana) le gustaría ver un poco más de lo quesolemos hacer, ¿O no? Jajaja.
Diana asintió ligeramente con la cabeza yesperó la respuesta de Sara. Ella, al verse comprometida, no tuvo de otra másque respirar hondo para quitarse un poco la vergüenza y acceder, para comenzara prepararse.
-Está bien, jajaja, pero sólo para que aprenda(refiriéndose a Diana) ¿eh?.
-Sí sí, claro -Ignoré a Sara y esperé a que estuviera lista.
En esta ocasión Sara no se sacó la ropa porcompleto, únicamente se quedó en el bra azul que tenía, que le apretaba demanera exquisita las tetas para que estas resaltaran y quedaran ligeramenteapretadas hacia arriba, perfectas para escupir leche sobre ellas.
-Básicamente puedes quedarte así, no tienes quequitarte todo (la ropa) y pues… esperas a que él haga lo suyo, jajaja. Si noquieres que tu ropa corra el riesgo de mancharse, si puedes quitártela toda,jaja -Dijo Sara, fingiendo que estaba“instruyendo” a Diana sobre lo que estábamos por hacer.
-Bueno, dale… jajajajaja
Obedecí la orden de Sara y comencé a pajearmerápido. Una vez más cuando estuve a punto de eyacular, me detuve para lograralgo más.
-Espera, ¿No se supone que ella (Diana) es laque está aprendiendo? Tal vez deberíamos… dejar que participe, jajaja.
Honestamente, mi objetivo principal era lograr que,en vez de venirme en las tetas de Sara, lograra venirme en las de Diana,aquellas que nunca había visto. Sin embargo, ambas entendieron diferente, ycreyeron que lo que yo quería es que Diana me pajeara y me sacara la lechesobre las tetas de Sara. Igualmente era un beneficio para mí, así que no mearriesgué, acepté su idea y no busqué renegociar mi objetivo inicial.
-Dios! Está bieeen, jajajaja -Dijo Sara, fingiendo estar indignada por mispeticiones.
Diana estaba un poco nerviosa, pero al ver lotranquilos que estábamos nosotros, ella se sintió un poco más en confianza y sedecidió a continuar.
Yo estaba ya muy cerca de correrme, pues mehabía detenido ya dos veces, así que Diana no tuvo que hacer mucho más quedarme unas cuantas sacudidas rápidas para que yo comenzara a rociar semen sobrelas inmensas tetas de la puta de Sara.
-Mhhhhhhh…. -Cerré los ojos e intenté contener el gemido, lo único que sentía era mipija tensarse una y otra vez escupiendo leche mientras Diana me subía y bajabael prepucio. El semen no paraba de salir y Diana no dejaba de masturbarme, sumano subía hasta la punta, y cuando bajaba hasta la base del tronco del pene,este disparaba un nuevo chorro de esperma sobre las tetas de Sara.
Terminé de correrme y Diana me continuabamasturbando, esta vez un poco más lento, mientras me acariciaba suavemente loshuevos. Para cuando abrí los ojos y recuperé el aliento, Sara y Diana mirabanpetrificadas la tremenda bañada de leche que le había puesto en las tetas, creoque, hasta ese momento, esa fue una de las corridas más cargadas que hesoltado. Las tetas de Sara estaban enlechadas como si 4 o 5 hombres le hubieraneyaculado, pero no. Todo ese semen caliente y blanquizco era mío, y me lo habíasacado Diana con su propia mano. Pensar en ello impedía que la ereccióndesapareciera. A pesar de esto, Sara y Diana se vieron aparentementesatisfechas con la terapia y comenzaron a prepararse para irse.
- ¿Es normal esa cantidad? Jajaja. -Preguntó Diana, un poco avergonzada
-No lo creo jajaja, nunca antes se había venidoasí el hijo de puta, y mira que es la segunda paja al hilo. ¿Cómo es que esoshuevos pueden cargar tanta leche? Jajajajaja. -Dijo Sara mientras me apretaba el escroto.
-Au!.. jajaja… pues ya verás tú. Las terapiasse ponen cada vez mejor, y lo importante es que aprendemos, ¿no? -Respondí en tono de burla, pues estaba claroque el “aprendizaje” nos importaba una mierda.
Sara y Diana solo reían y conversaban sobre loque había pasado, una le daba consejos a la otra para mejorar la paja; que siusar las dos manos, que variar la velocidad, que masajear los huevos, etc. Todoesto sucedía mientras Sara se limpiaba como si nada la marea de semen que yorecién había descargado en sus pechos. Para cuando estuvo limpia, Sara sevistió, ambas agarraron sus cosas y se dirigieron a la puerta.
- ¿Vas a venir o qué? Jajaja -Dijo Sara
Yo continuaba sentado en el piso con la pija alaire, ya no la tenía tan erecta, pero sin problemas hubiera podido aguantarotra paja más. Me guardé el pene, me acomodé la ropa y las seguí hacia afuera.
Diana lanzó una pregunta que, a decir verdad,me sorprendió bastante. Incluso creo que llegó a sorprender a Sara también.
-Y… ¿Repetimos mañana?
Nos quedamos mirando por un segundo Sara y yosin decir nada, al parecer ambos estábamos “emocionados” de que Diana quisieracontinuar, sin embargo, al parecer ella, en ese momento, creyó que la preguntanos había incomodado, pues añadió:
-Ehh… bueno, yo solo decía, jajaja, tal vez noes lo mejor que…
-Yo no tengo ningún problema -Dijo Sara interrumpiéndola. -Y tú? -Me preguntó.
-Encantado, jajajaja. -Respondí sin dudarlo.
Los tres sonreímos y salimos de la caseta, paradespués cada quién dirigirse en su propia dirección. Diana y Sara se fueronjuntas mientras que yo tomé mi camino.
Ese día al llegar a casa, no paraba de pensaren lo que estaba viviendo, era casi como un sueño; tenía a Diana y Sara casi ami disposición para experimentar, esto estaba llegando a un nivel que no habíaimaginado nunca antes. Paralelo a eso, me puse a pensar también en que era unpoco gracioso, pues ya me habían pajeado, Sara me había hasta chupado la pija yle había eyaculado las tetas, pero seguía siendo virgen, y más aún, seguía sinver una vagina en persona por primera vez. Siempre escuchaba a muchas mujeresquejarse del porno, que daban una imagen completamente falsa del cuerpofemenino, así que me preguntaba, ¿Tan diferente será la vida real? ¿Mesorprenderé al ver una vagina en la vida real? ¿Y qué hay de los videos pornocaseros? En fin, mi mente se ocupaba de un sinfín de pensamientos mientras laexcitación me venía de a poco, pues me tocaba el pene ligeramente. Como se imaginarán,una cosa llevó a la otra y terminé haciéndome una paja esa tarde.
Al llegar la noche, no podía ni dormir por elansia de que ya fuera día de terapia de nuevo, ya quería saber que me tendríanpreparado mis compañeras para mañana en nuestras dosis ahora diarias de placer.Intenté meterme a la mente la idea de que mañana, pasara lo que pasara,convencería a Diana de mostrarme las tetas.
…
Llegó el día siguiente y era lunes de nuevo,día de escuela, de aburridas clases y de un edificio aún en remodelación, porlo que continuábamos obligados a ir a la caseta para cumplir nuestroscometidos.
Durante las clases, entre Sara, Diana y yo, nodejábamos de lanzarnos miradas discretas, una que otra junto con una sonrisa, ytodo esto me ponía feliz y emocionado, pues ellas 2 estaban igual de ansiosasque yo por la terapia. Me quedaba pensando en lo morboso que era todo; pajas,tetas, leche, etc. Qué pensaría el resto de la clase si supieran de esto; quépensarían los profesores, los directores de la escuela de saber que todo estosurgió dentro de un edificio aquí dentro. En fin, intentaba que mi mentehiciera volar el tiempo mientras la escuela parecía eterna.
Sentía que era un milagro el haber llegado alfinal del día, la escuela se me había hecho mucho más larga y aburrida este díaen particular, creo que mi ansia por la terapia crecía exponencialmente, pero,bueno, mientras pueda controlarla, tal vez no haya nada de malo en ello.
Salí del salón, del edificio y de la escuela.Iba que volaba camino a la caseta, no podía esperar más.
Por fortuna, el camino y la caseta en sí debíanestar como debían: vacíos. Fui el primero de los tres en llegar, así que supuseque Diana y Sara llegarían juntas. Y tal como supuse, sucedió. A pesar de queparecía que estarían ansiosas por la terapia, llegaron tarde a la “cita” ycaminando con mucha calma. Una vez llegaron, las recibí con la puerta abierta ycon la pija ya bien dura, aún dentro de mi ropa.
Ellas pasaron, cerramos la puerta y noscolocamos en nuestras posiciones. Yo “abrí” la conversación diciendo:
- Lasestábamos esperando, ya estamos ansiosos, jajaja. - Dijeyo, refiriéndome a mí y mi pene erecto.
-Uy jajaja, ya la tienes re dura no? A ver esapija, jajajaja. -Dijo Sara
Hice caso inmediatamente y en un par demovimientos me saqué la verga al aire, la tenía aún a un 90% faltabaestimularla para que estuviera erecta por completo. No hizo falta ni pedirlo,pues sin preguntar ni avisar ni nada, Diana comenzó a acariciarme la pija.
Sara se mostró un poco impresionada por la graniniciativa de Diana por comenzar y progresar, al parecer la realmente ansiosaera ella, y no ambas como yo habría pensado. Sara “retomó” rápidamente sucondición de jefa e indicó el plan de acción. Lo hizo en su tono burlesco dehacer como si fuera una clase o lección real.
-Muy bien, el día de ayer vimos el acto demasturbar; pajear, ordeñar, jalar… jajajajaja. Ayer noté alguna que otradeficiencia así que, hoy repetiremos para perfeccionar ¿Qué les parece?
Yo asentí, y a Diana pareció importarle unamierda lo que Sara dijo, pues ella ya estaba en acción. Me sobaba el penesuavemente de arriba abajo, lentamente para conseguir que se pusieracompletamente duro. Una vez logrado esto con pocos movimientos, Sara irrumpió ycomenzó a “instruir” a Diana.
-Así… bien… ahora usa todos los dedos… sí… máslento… bien… toca los huevos también…
Honestamente el trabajo de Sara me parecíainútil, es decir; para mí Diana me estaba pajeando fenomenalmente a su manera,pero dejé que Sara continuara con su teatro de ser instructora, le daba muchomás morbo y sabor al asunto.
Yo estaba vuelto loco de excitación, intentabadistraer mi mente, pues quería aguantar y disfrutar la paja tanto como fueraposible antes de correrme, quería más, quería romper el puto límite de una vezpor todas. A pesar de que no tuve el valor de romperlo totalmente, si conseguíuna sorpresa brutal.
Diana claramente estaba demasiado caliente, asíque intenté llevarlo más allá.
-¿Te está gustando? Jajaja -Dije
-Claro, jaja -Me respondió Diana
-¿No podríamos… ir más allá? -Pregunté un poco temeroso de la reacción.
-O sea…? Jajaja -Decía Diana sin despegar la vista de mi miembro.
-Pues no sé, El otro día Sara… pues… jaja
-Ajá? -Decía Diana y Sara me miraba fijamente
-Pues ella me la chupó y no sé, tal vezquisieras intentar también jaja
Sara abrió re grandes los ojos y reaccionó:
-Bueno, bueno, sólo una vez y fue por laemoción del momento pero en este caso no sé si…
-No lo sé, creo que no es tan mala idea -Interrumpió Diana a Sara.
-¿Segura que quieres intentarlo? Digo, jaja,recién comenzamos con esto y creo que es avanzar demasiado, igual podemos…
-Mmm.. sí… hagámoslo jajaja -Diana la interrumpió de nuevo.
-Ehm… está bien, jajaja, bueno, déjameprepararte…
Sara tomó el cabello de Diana y lo peinó haciaatrás en una coleta, de forma que el cabello no estorbara a la hora de laacción. Yo me quedaba mirando todo con la pija dura como hierro. Sara comenzabaa darle instrucciones previas a Diana, sobre tener cuidado con los dientes, conno ir muy rápido y usar las manos a su favor. Desperté de mi “trance” yreaccioné: estaba por volverme loco: Diana iba a chuparme la pija!!!
-Ok, tira la piel hacia atrás lentamente, deberáslamer un poco primero antes de meterla a la boca, y recuerda cuidar losdientes. -Sara
- ¿Ya? Jajaja. -Me preguntaba Diana con la mano sobre mi pene.
-Uff… cuando quieras… jaja -Respondí
Diana se aseguró de estar lista, suspirólevemente y sacó la lengua, poniéndola finalmente sobre mi glande.
-Ahhh… -Solté un pequeño pero indiscreto gemido de placer.
La lengua de Diana comenzó a moverse y empezó arecorrerme toda la punta de la verga, se sentía increíblemente bien, me sentíaen el cielo. Después comenzó a bajar poco a poco y lamía el tronco de mi pija,me la dejaba húmeda para después regresar a lamer el glande.
-Ahora puedes levantarla y…
Sara no logró terminar su indicación, puesDiana la había entendido sin necesitar más: me levantaba la pija y ahora pasabala lengua por mis huevos. Mientras lamía mis bolas, con dos dedos masturbabaligeramente mi pene: Diana estaba haciéndome una mamada de nivel experta,parecía que llevaba años practicando para esto. Sin duda ella sería la “alumnaejemplar”.
El tremendo nivel de la mamada claramente meestaba llevando a la velocidad de la luz al orgasmo, por lo que me tocabanotificar el inminente fin de nuestra sesión.
-Ya estoy… ya casi acabo…
Sara no dio ninguna indicación, ni siquieradijo palabra, estaba petrificada viendo la semejante mamada que Diana estabaejecutando. Pero las sorpresas no terminarían ahí, Diana una vez más mostraríauna iniciativa enorme y nos dejaría casi boquiabiertos a ambos.
- ¿Quieres acabar? -Preguntó Diana.
-Si… estoy a punto, jajaja.
-Pues podemos hacer otro ejercicio, ¿no?
Sara y yo no entendíamos lo que ella proponía.
Diana detuvo la mamada y comenzó a desabrocharlos botones del suéter que tenía. En una blusa azul entallada, resaltaban sustetas que por tanto tiempo había deseado ver. Rápidamente, se quitó la blusa yse quedó en un bra color piel. Resaltaban perfectamente un delicioso par detetitas hermosas; bastante más pequeñas que las de Sara, pero mucho másredondas, firmes y simétricas. Diana tenía unas tetas preciosas, dignas decualquier película porno profesional.
- ¿Quieres acabar en mi ahora? Jajajaja.
Yo tragué saliva; Sara abrió los ojos aún másgrandes que la otra ocasión y miró a Diana con una cara de susto, extrañeza, ysorpresa al mismo tiempo. A mí no me salía ni palabra; Sara, esta vez, no pusooposición alguna y ni siquiera dijo nada, únicamente nos veía alternadamentesin poder creer lo que estaba por suceder.
-Eh… cla… claro… por supuesto! Jaja… -Dije por fin.
-Está bien, jajaja.
Diana se arrimó hacia mí, y despejó la zona: seinclinó hacia el frente e intentó sacar el pecho lo más posible para que nofuera a manchar otra parte de su ropa o su cuerpo. Parecía estar lista, peroaún se había quedado en bra.
-No te importa que se pueda manchar…
-No te preocupes, no pasa nada, jajaja. -Dijo Diana, negándose a quitarse la prenda.
Entonces comencé, quería disfrutar este momento:tenía a Diana arrodillada frente a mi dispuesta a recibir mi leche en sus tetas,era como si estuviera en un sueño o algo similar, quería apreciar lo buena quese veía ella en esa posición, su rostro algo lindo mirándome, sus perfectastetas esperando mi eyaculación, su hermosa cintura y su piel clara y suave. Eraun paisaje que podría mirar todo el día. Para alargar el momento, me masturbabaa velocidad media.
Cuando por fin sentí que no podía más, que mipija se tensaba como si fuera de roca, acerqué mi pene a las tetas de Dianapara intentar no salpicar otro lugar de leche. Ella se acercó un poco más a mípara poder comenzar con el acto, todo mientras Sara nos veía en silencio, petrificada,casi boquiabierta.
-Ya…. Ya…. Voy a… voy a…. Ahhhhhhhhhh…!
Y comenzó; mi pene escupía semen como si nohubiera un mañana, yo había cerrado los ojos para poder controlarme, inclusollegaba a sentir que me faltaba la respiración. No veía lo que estabasucediendo, solamente sentía por dentro de mi pene como fluían chorros ychorros de esperma caliente. Deseaba en mi mente que ese orgasmo no seterminara nunca, quería vaciar todos los huevos sobre las tetas de la suciaperrita de Diana. Yo no veía a Sara, pero apuesto que no movió un solo músculoen toda la escena, seguramente disfrutaba esto casi con tanto morbo como Dianay yo.
Casi estaba por terminar de eyacular, Dianareía levemente y Sara no decía ni palabra. Cuando por fin terminé de expulsarlas últimas gotas, comencé poco a poco a recuperar la compostura, respirabaprofundo para intentar calmarme y, además, había comenzado a sudar bastante.
-Dios mío santo! -Fue lo primero que escuché decir a Diana.
-Que cabrónnn…! -Habló por fin Sara.
Yo aún continuaba con los ojos cerrados, asíque, como ya estaba un poco más calmado, decidí abrir los ojos. Y ahí estaba;mi obra maestra, había conseguido sacar tanto semen que ninguno de los 3podíamos creerlo. Había barnizado casi por completo las bellas tetas de Saracon caliente, espeso, y blanco esperma. Diana tenía en las tetas casisuficiente semen para embarazar a cada mujer de este planeta. Yo no sabía niqué decir.
-Ja… jaja… vaya!... jaja… -Pude decir apenas
Mi pene comenzaba a perder la dureza, despuésde esa tremenda venida de seguro harían falta varias horas para poder tener unaerección nuevamente. No se cuánto tiempo pasé intentando recomponerme porcompleto, pero me desconcentré tanto que no puse atención a lo que Sara y Dianahabían seguido conversando, para cuando me di cuenta, Diana ya se habíalimpiado casi toda la leche y se estaba preparando para vestirse e irse.
-Hoy si me sorprendieron ambos, creo que estamosllevando esto muy lejos! jajaja!. -Comentó Sara
-Jajaja, mientras no se entere nadie más, creoque no pasa nada con que nos pasemos un poquito de la fórmula de vez en cuando,¿No? -Decía Diana.
Yo seguía sin creer la gran disposición queDiana tenía de continuar con esto, pensé en que, si le proponía a Diana cogerdirectamente, seguro me diría que sí. Aun así, me dio un poco de temor el estarequivocado y decidí no comentarle nada al respecto. Mi mente voló un ratopensando en estas cosas, por lo que una vez más, no me enteré que Diana y Saraya estaban listas para irse y se aproximaban a la puerta de salida. Salídespués de ellas y conversamos unos pocos minutos antes de irnos:
-Oigan, de verdad gracias por todo, jajaja -Dije yo, más satisfecho que nunca.
-No hay problema, jajaja. -Dijo Sara
-Más bien gracias a ustedes, he aprendidomucho, jajajaja -Respondió Diana contono burlesco.
- ¿Les parece si mañana…
-Es verdad!! -Interrumpió Sara mi pregunta.
-Ah?
-Olvidé que mañana y pasado mañana debo irmecuanto antes después de clases jajaja, debo ayudar a mi familia con algunascosas y creo que no habrá terapias, jaja. Lo siento por no haberles avisadoantes.
-En serio? Bueno, qué mal. Igual no tepreocupes, no pasa nada con un par de días sin… experiencias nuevasjajaja. -Dijo Diana mirándome comoesperando que respaldara su respuesta.
-Claro, no hay problema, jajaja. Tú no tepreocupes. -Dije yo, mintiendo.
Claro que mentía, las terapias estaban llegandoa un punto que no me podía creer que pasaría jamás y ahora Sara iba a frenarrepentinamente toda esa aceleración que llevábamos por un par de días. Tal vezyo estaba exagerando, tal vez no, pero de cualquier modo, me molestabademasiado el hecho de tener que pausarlo por dos días.
Después de tan trágica noticia (al menos para mí)nos despedimos y nos fuimos a nuestras respectivas casas descansar para unnuevo día… un nuevo día sin terapia.
…
Desperté por el mañana listo para tener otrograndioso día, al menos así comencé los primeros segundos hasta que recordé lanoticia que Sara nos había dado ayer: hoy no iba a haber terapia. El camino ala escuela y todas mis clases las sentí como un infierno, un infierno deaburrimiento, pues ahora ya no había nada que esperar al final de clases,únicamente el salir y volver a casa a pajearme como lo hacía antes de esto.Pasé el resto de las clases intentando no morir de aburrimiento.
Cuando llegó la hora y sonó el timbre de salida,me sentí aún más enfadado; pues ya no estaba esa sensación de nervios, emocióny alegría de todos los días, ahora solo veía con enojo y frustración como Sarase despedía de Diana y el resto de amigas, y se iba apresuradamente a hacer suno sé qué. Diana se fue tras de ella y ambas desaparecieron por la puerta, parano volver a verlas durante todo el día.
Llegué a casa por la tarde y no tenía ni ganasde hacerme la paja, me sentía aún molesto y creo que ya no le hallaba demasiadosentido a masturbarme si no era durante la terapia. Incluso intenté pajearmepara liberar la tensión pero al final lo dejé y decidí ahorrarla para cuando volviéramosa la próxima sesión.
La tarde continuaba como cualquier otro día,solo que mucho más aburrida. Llegó entonces una notificación en mi teléfono quelogró distraerme en un principio, y arreglarme el día después de lo quesucedió. Diana me había enviado un mensaje, estaba iniciando una conversación.
-Hola, qué tal lo pasaste? -Decía el mensaje
Yo respondí
-Sobre qué?
-Pues, el día “libre” jajaja. -Preguntó
-Para ser muy honesto contigo, si lo pasé algomal jaja. Es una putada que hayamos tenido que interrumpir así, y con todo estome doy cuenta que tal vez me estoy volviendo adicto a las terapias, jajajaja.
-Lo sé, igual ha sido muy jodido el día por notener esa emoción jajaja. Y creo que yo le he agarrado mucho el gusto a “lasterapias” también jaja.
-Así es jaja, es un poco triste que tengamosque esperar hasta pasado mañana.
-Lo sé jaja… O tal vez podamos encontrar algunasolución…
Yo comprendía en qué dirección iba todo esto,pero quería confirmarlo.
-Hmmm, hacer de qué? Jajaja.
-Pues… no sé… pensé que tal vez tu y yo podemosir a la terapia, jajaja, sin Sara… a final de cuentas la que no puede es ella.
-Pues no lo sé, ¿No crees que puede molestarle si lo hacemos? jaja.
-Pues no debería, digo, nunca dijo que nopodríamos hacer la terapia entre nosotros dos o sí?
-Puees no, pero ella asume el papel de lalíder, y creo que se puede molestar si nosotros continuamos sin ella, jajaja.
-Pues entonces… hagamos que no se entere…jajajaja.
Diana me estaba ofreciendo vernos el día demañana para la terapia, de manera clandestina, sin que Sara se enterara delasunto. Mi temor a la posible reacción de Sara era verdadero, realmente estabaconvencido de que, si se enteraba, se iba a molestar bastante con ambos, ynuestra amada terapia, podría estar en peligro.
No respondí el mensaje de Diana por unossegundos, así que comencé a pensar detenidamente la propuesta. Entonces lopensé:
Sería una terapia de nosotros dos solos. Sin laconstante presión de Sara, imponiendo límites poco a poco. Diana era la quemostraba más iniciativa desde que se integró a nuestras sesiones; ésta nuevaoportunidad llenaba un mundo nuevo de posibilidades, Podría pedirle lo quefuera. Diana y yo. Sin límites. Sin restricciones. Sin lentitud. Sin leccionesinútiles. Diversión y placer.
Respondí por fin a la propuesta.
-Está bien, dale, jajaja. Pero hay que tenermucho cuidado de asegurarnos que Sara no se va a enterar.
-Sí sí sí, no te preocupes, no se enterará,jajajaja. Entonces después de clase en la caseta verdad?
-Claro, ahí te veo jajaja.
-Bien, esperaremos unos 10 o 15 minutos hastaque Sara se haya ido y esté bastante lejos, y entonces vamos juntos si quieres,ok?
-Perfecto, ahí estaré jajaja.
-Bueno, buenas noches, jajaja.
-Buenas noches…
Terminó nuestra conversación por mensajes ynuestro plan estaba hecho. Entonces regresó toda esa emoción por las terapias,pero esta vez era diferente; esta vez estaba intensificada un 1000%, era laoportunidad que tanto había deseado para cogerme a Diana. No podía esperar unsegundo más a que fuera mañana.
…
Por fin era el día, e iba camino a clases conuna sonrisa en mi rostro, pues hoy era la terapia que más emoción y ansia mehabía causado hasta el momento, Diana y yo íbamos a tener un momento solos, aescondidas, una terapia prohibida, y, ojalá, rompiendo todas las reglas.
El día de clases fue una mierda como siempre,nada bueno que rescatar, nada más que las miradas constantes que nos lanzábamosDiana y yo, se veía que estaba ansiosa, quién sabe qué tantas sorpresas metendría hoy. De cualquier modo, yo planeaba ser esta vez el que sorprendiera,quería dejarme llevar e intentar que Diana lo hiciera también. En pocaspalabras y para ser directo: Si mi plan salía bien, esta tarde yo dejaría deser virgen y lo haría cogiéndome a la perrita de Dianita. La hora de salida seaproximaba, y de solo pensar en el futuro, mi pene comenzaba a luchar dentrodel pantalón, pues estaba consiguiendo una erección tan solo por mispensamientos.
Por fin nos dieron la salida, y mi primerinstinto fue salir disparado hacia la puerta, entonces, como conociendo lo queiba a hacer, Diana me detuvo con una mirada, pues me había olvidado quedebíamos de “hacer tiempo” y esperar a que Sara estuviera lo más lejos posible.
Sara y Diana se despidieron, tal vez es undetalle irrelevante, pero noté que el beso en la mejilla que se dieron, estavez casi rozaron sus labios, o al menos eso me pareció ver a mí, tal vez mimente comenzaba a ver cosas que no eran, pero en fin, no sé por qué aquello meexcitó aún más, creo que estaba tan ansioso que hasta mirar un lápiz me hubieraprovocado una erección.
Habíamos acordado 10 o 15 minutos para que Sarase fuera, pero era tanta nuestra desesperación que solamente esperamos unos 7 u8 y entonces nos dirigimos juntos hacia la caseta.
Llegamos a aquel sagrado lugar, ansiosos másque nunca. Justo antes de entrar, me di cuenta que estaba sudando un poco, teníaya muchas ganas de arrancarme la ropa y arrancársela a Diana y hacerla mía.Logré controlarme un poco y entonces Diana y yo entramos a la caseta y cerramosla puerta. Mis pensamientos inundaban mi mente, no dejaba de pensar en eltremendo morbo que todo esto tenía, todo esto había empezado con Sara y ahoranos escondíamos de ella para tener total libertad. Esta vez, al parecer, éramoslibres de dejarnos llevar…
C O N T I N U A R Á
- A N T E R I O R M E N T E –
Diana se veía sumamente avergonzada ynerviosa, ella y yo no teníamos tanta cercanía o confianza para que de repente,un día cualquiera, yo fuera un sujeto de pruebas para que ella aprendiera como excitara un hombre. Nos quedábamos en silencio mientras Diana se decidía. Finalmenteagarró valor:
-E..Está bien… voy a… -Dijo, señalando que iba a tocarme el pene
-Ehh, claro, dale… jaja. -Dije yo, más nervioso y ansioso que nunca.
Esto se estaba convirtiendo en un sueño, meconformaba con Sara y sus tetas pero ahora Diana había entrado al juego, yestaba a punto de tocarme la pija!!
TERAPIA SEXUAL EN LA ESCUELA
CAPÍTULO V: UNA NUEVA INTEGRANTE
-Está… bien? -Dijo Diana al ponerme dos dedos sobre lamitad del tronco de la pija.
-Sí, claro, no te preocupes, está bien…jaja. -Respondí, mientras intentabamantener la calma.
-Usa toda tu mano, juega conella un poco para que se ponga dura -Indicaba Sara.
Diana usaba sus manos torpemente pero comenzabaa sentir más confianza de tocarme, mi pija comenzaba a ponerse dura confacilidad, el ser un virgen y tener a 2 mujeres teniendo contacto sexualconmigo era increíble. Cuando mi pija se puso completamente erecta, Sara dio lasiguiente instrucción:
-Ok, ahora pajéala lento, cierra tu mano sobresu pene, y lentamente sube, descubre la cabecita y vuélvela a cubrir, pero nola aprietes tanto, hazlo suave…
Diana asintió y ejecutó la orden. Hasta ahorapienso lo extrañísimo que era esa escena, Sara realmente se metía en el papelde ser una instructora sexual y Diana realmente se esforzaba, jamás en mi vidaimaginé que de esta forma serían mis primeras experiencias sexuales.
-Lo estás haciendo bien… ¿verdad? -Preguntó Sara, dirigiéndose a mi.
-Sí, vas muy bien, no eres tan inexperta comodecías después de todo, jaja.
Diana ignoró nuestras palabras, estabasumamente concentrada en pajearme correctamente, realmente estaba aprendiendo.
Ahora que lo pienso, nunca me pasó por lacabeza lo fácil que era para Diana el ser infiel a su novio de esta manera, tenercontacto sexual con otro chico solamente para adquirir experiencia y satisfacera su novio. Bastante raro, cosas del siglo XXI tal vez. Pero, como dije antes,a mí me importaba una mierda, la zorra de Diana estaba haciéndome una paja, ysi planeaba incorporarse a las terapias, tal vez algún día, con muchísimasuerte, tendría la mínima oportunidad de cogérmela.
Yo continuaba ahí con los ojos entre cerrados,Diana realmente me estaba llenando de placer con esa paja lenta e inexperta,creo que me excitaba muchísimo el saber que me había equivocado y Diana eratodo lo contrario a lo que yo creía, pues en realidad era inexperta y torpe enel sexo. Tal vez me identificaba un poco con ella, no lo sé, pero empecé anotar una sensación particular en mí aquel día.
-Ok, ahora intenta aumentar la velocidad, pocoa poco, y no retrocedas tanto hacia atrás porque puedes lastimarle la piel.Intenta pasar los dedos por la parte de abajo debla cabeza, es la zona mássensible. -Decía Sara, sin despegar losojos de la acción.
Diana comenzó a aumentar la velocidad, yoempezaba a sentir que el orgasmo venía, pero el que me pajeara con pacienciaimpedía que yo terminara tan rápido, tenía más tiempo para disfrutar elmomento.
-Puedes jugar con los huevos también, peroigualmente son sensibles, así que no los aprietes y los muevas demasiado, solojuega con ellos.
Diana obedecía y seguía aprendiendo, a estepaso, sería capaz de pajearme mejor de lo que Sara lo había hecho anteriormente.
Ahora si estaba muy cerca de venirme, por loque comencé a respirar más violentamente. Sara lo notó y rápidamente dijo aDiana:
-Ok, creo que ya está listo, jajaja. Viene elpaso final, la hora de que lo hagas venir!
Diana sonrió y dejó de pajearme, esperando lainstrucción de Sara.
-No no, no dejes de masturbarlo, el te dirácuando este a punto.
-Pues ya casi lo estoy, jajaja… -Dije yo, sintiendo como el esperma sepreparaba para fluir.
-Ok entonces, lo que vas a hacer será pajearlorápidamente, lo más rápido que puedas pero sin exagerar; cuando sientas que supene se tensa, es porque está por venirse y deberás bajar la velocidad,¿entiendes? Es difícil agarrar el ritmo las primeras veces, pero con lapráctica aprenderás como sacar la leche tal y como se debe, jajajajaja.
Ambas rieron y Diana hizo lo correspondiente,me pajeaba con velocidad y fuerza, tanta fuerza que incluso me dolía un poco,pero no le dije nada pues no quería romper el momento y la intensidad. Dio unasúltimas sacudidas cuando comencé a eyacular.
-Ya viene, ahora intenta seguir el ritmo de laspulsaciones, intenta exprimir cada chorro de leche, así… así… más lento… bien…así…
Al mismo tiempo que Sara continuaba dandoindicaciones, yo soltaba disparos de leche que iban a caer al suelo, a un ladode Diana y al lado opuesto de Sara. Debido a que era su primer intento, suprimera “lección”, Diana no logró pajearme de la mejor manera para sacarme todala leche, las últimas gotas ya no fueron disparadas con potencia por lo mismo.
-Bien… ahora toma la puntita de la pija con losdedos y exprímela, deja salir hasta la última gota de leche, pero con cuidadoque la cabecita queda sensible, jajaja.
Diana exprimió la punta de mi pija hasta quesalió el último residuo de semen, el cual se unía al pequeño charco de espermablanco que yacía en el suelo.
- ¿Y bien? Jajajaja -Dijo Sara
-… ¿Y bien? -Repitió Diana en tono de burla
Yo recién estaba recobrándome del orgasmo, meexcitaba mucho el que una mujer tan inexperta y a la vez tan buena como Diana,me hubiera deslechado, sentía que había vaciado los huevos, mi pija aún dabapequeños saltitos, como intentando escupir más leche, pero ya había eyaculadotodo lo que podía, o al menos eso pensé en el momento. Por fin puderesponderles:
-Estuvo increíble jajaja, no sé si eres muybuena estudiante (a Diana) o si tú (a Sara) eres buena profesora, pero estuvogenial!! Jajaja.
-O tal vez ambas, jajajaja -Dijo Diana y Sara también rió.
Después de limpiarme el pene, estuve porguardarlo y prepararme para finalizar la sesión e irme, pero algo en mi cabezame dijo que debía aprovechar esta situación al máximo; qué tal si Diana searrepentía después de tremenda cosa que habíamos hecho y ya no volvía, teníaque intentar algo más.
-¿Y bien? -Pregunté ahora yo, copiándole a ellas la pregunta.
-¿Qué? -Contestaron ambas al unísono
-¿No haremos nada más hoy? Jaja, digo, yaestamos aquí y yo sin problema puedo venirme otra vez… jajajaja.
Sara sonrió levemente y volteó a mirar a Dianacomo diciendo “¿Tú qué opinas?”, al parecer ella le entendió perfectamente apesar de no haber dicho palabra. Diana únicamente sonrió, encogió los hombros ypasó su mirada a mi pija, que, a pesar de haber sido ordeñada, no perdía ladureza de la erección.
- ¿Y qué haremos o qué? Jajaja -Me preguntó Sara. Diana esperaba atenta.
-Podríamos enseñarle lo del otro…
-No no, jaja, es muy pronto para eso, tal vez podríamosrepetir la práctica para que Diana mejore, jajaja. -Interrumpió Sara.
Me interrumpió con la clara intención de que nodijera frente a Diana que me había chupado la pija la otra ocasión, tal vezella no lo sabía aún y no quería delatarse que nuestras “terapias” cada vez seacercaban más a encuentros sexuales por mero placer. O tal vez no quería queDiana me chupara la pija, quería tenerla para ella sola, o bueno, eso megustaba imaginar a mí, jajaja.
Diana pareció conforme con la idea de repetirla paja, esta vez lo haría sola sin la guía de Sara. En unos segundos ya teníasu mano sobre mi pene de nuevo.
-Uffff… -Gemí yo, pues aún estaba un poco sensible de la primera corrida.
- ¿Seguro que te queda leche? Jajajaja -Dijo Sara, sabiendo la respuesta.
-Sí claro… jajajaja -Respondí
- ¿Leche? Jajajajaja ¿Le llaman así? -Dijo Diana riéndose.
-Sí, pero no solo nosotros, es muy común que lagente le llame así jaja -Respondió Sara
Diana únicamente se quedó riendo por unos segundos.
Mientras yo estaba ahí desconcentrado pensandopendejadas, Diana se esforzaba en darme una buena paja, cosa que estabaconsiguiendo poco a poco, pues logró sacarme de mi trance de pensamientos alsentir que la segunda corrida se aproximaba.
-Ahhh… -Gemí yo, ante el primer aviso del orgasmo.
- ¿¡Ya!? -Diana se alarmó y dejó de pajearme por un segundo.
-No no, yo te aviso, solo es… un aviso jaja,estoy un poco cerca.
Diana continuaba masturbándome a su ritmo,mientras Sara no dejaba de observar, tenía una cara de pervertida brutal, senotaba a leguas que el hecho de haber metido a Dianita en esto, la ponía comoloca. Mi mente comenzaba a maquinar imágenes de cómo sería si hiciéramos untrío, me imaginaba a Sara y Diana arrodilladas como perras esperando a que lesllenara de leche la cara. Todos estos pensamientos provocaron que la paja fueramás rápida y efectiva, y aceleraron la corrida. Estaba ya tan caliente que lepedí a Diana que parara, para intentar llevar la situación a un punto más intenso.
-Espera… espera… me harás acabar…
- ¿Y no quieres que… -Decía Diana, confundida porque la habíadetenido.
-Sí sí, pero, tal vez te gustaría ver una partemás de la terapia, jajaja. -Dije yomientras miraba a Sara.
- ¿Qué? -Dijo ella, con una ligera expresión de miedo.
- ¿Puedo venirme en tus tetas? Jajajaja. -Pedí yo.
La cara de Sara se enrojeció, temí que fuera deenojo, pero por fortuna solo fue por bochorno, al parecer había muchas cosassobre la terapia que ella aún no le había contado a Diana. Esta última se quedómirando a Sara con una expresión de sorpresa, a lo que riendo dijo:
-Jajajaja ¿Qué? ¿De verdad? Jajajaja.
Sara por fin respondió y le dijo:
-Ehh, jajaja sí, es algo que hemos hecho, acasi todos los hombres les gusta hacer eso y pues no tiene nada de malo,siempre y cuando ambos estén de acuerdo. Pero no sé si esta sea la ocasiónpara…
-Vamos, jajaja, no pasa nada -Interrumpí -Además creo que ella (Diana) le gustaría ver un poco más de lo quesolemos hacer, ¿O no? Jajaja.
Diana asintió ligeramente con la cabeza yesperó la respuesta de Sara. Ella, al verse comprometida, no tuvo de otra másque respirar hondo para quitarse un poco la vergüenza y acceder, para comenzara prepararse.
-Está bien, jajaja, pero sólo para que aprenda(refiriéndose a Diana) ¿eh?.
-Sí sí, claro -Ignoré a Sara y esperé a que estuviera lista.
En esta ocasión Sara no se sacó la ropa porcompleto, únicamente se quedó en el bra azul que tenía, que le apretaba demanera exquisita las tetas para que estas resaltaran y quedaran ligeramenteapretadas hacia arriba, perfectas para escupir leche sobre ellas.
-Básicamente puedes quedarte así, no tienes quequitarte todo (la ropa) y pues… esperas a que él haga lo suyo, jajaja. Si noquieres que tu ropa corra el riesgo de mancharse, si puedes quitártela toda,jaja -Dijo Sara, fingiendo que estaba“instruyendo” a Diana sobre lo que estábamos por hacer.
-Bueno, dale… jajajajaja
Obedecí la orden de Sara y comencé a pajearmerápido. Una vez más cuando estuve a punto de eyacular, me detuve para lograralgo más.
-Espera, ¿No se supone que ella (Diana) es laque está aprendiendo? Tal vez deberíamos… dejar que participe, jajaja.
Honestamente, mi objetivo principal era lograr que,en vez de venirme en las tetas de Sara, lograra venirme en las de Diana,aquellas que nunca había visto. Sin embargo, ambas entendieron diferente, ycreyeron que lo que yo quería es que Diana me pajeara y me sacara la lechesobre las tetas de Sara. Igualmente era un beneficio para mí, así que no mearriesgué, acepté su idea y no busqué renegociar mi objetivo inicial.
-Dios! Está bieeen, jajajaja -Dijo Sara, fingiendo estar indignada por mispeticiones.
Diana estaba un poco nerviosa, pero al ver lotranquilos que estábamos nosotros, ella se sintió un poco más en confianza y sedecidió a continuar.
Yo estaba ya muy cerca de correrme, pues mehabía detenido ya dos veces, así que Diana no tuvo que hacer mucho más quedarme unas cuantas sacudidas rápidas para que yo comenzara a rociar semen sobrelas inmensas tetas de la puta de Sara.
-Mhhhhhhh…. -Cerré los ojos e intenté contener el gemido, lo único que sentía era mipija tensarse una y otra vez escupiendo leche mientras Diana me subía y bajabael prepucio. El semen no paraba de salir y Diana no dejaba de masturbarme, sumano subía hasta la punta, y cuando bajaba hasta la base del tronco del pene,este disparaba un nuevo chorro de esperma sobre las tetas de Sara.
Terminé de correrme y Diana me continuabamasturbando, esta vez un poco más lento, mientras me acariciaba suavemente loshuevos. Para cuando abrí los ojos y recuperé el aliento, Sara y Diana mirabanpetrificadas la tremenda bañada de leche que le había puesto en las tetas, creoque, hasta ese momento, esa fue una de las corridas más cargadas que hesoltado. Las tetas de Sara estaban enlechadas como si 4 o 5 hombres le hubieraneyaculado, pero no. Todo ese semen caliente y blanquizco era mío, y me lo habíasacado Diana con su propia mano. Pensar en ello impedía que la ereccióndesapareciera. A pesar de esto, Sara y Diana se vieron aparentementesatisfechas con la terapia y comenzaron a prepararse para irse.
- ¿Es normal esa cantidad? Jajaja. -Preguntó Diana, un poco avergonzada
-No lo creo jajaja, nunca antes se había venidoasí el hijo de puta, y mira que es la segunda paja al hilo. ¿Cómo es que esoshuevos pueden cargar tanta leche? Jajajajaja. -Dijo Sara mientras me apretaba el escroto.
-Au!.. jajaja… pues ya verás tú. Las terapiasse ponen cada vez mejor, y lo importante es que aprendemos, ¿no? -Respondí en tono de burla, pues estaba claroque el “aprendizaje” nos importaba una mierda.
Sara y Diana solo reían y conversaban sobre loque había pasado, una le daba consejos a la otra para mejorar la paja; que siusar las dos manos, que variar la velocidad, que masajear los huevos, etc. Todoesto sucedía mientras Sara se limpiaba como si nada la marea de semen que yorecién había descargado en sus pechos. Para cuando estuvo limpia, Sara sevistió, ambas agarraron sus cosas y se dirigieron a la puerta.
- ¿Vas a venir o qué? Jajaja -Dijo Sara
Yo continuaba sentado en el piso con la pija alaire, ya no la tenía tan erecta, pero sin problemas hubiera podido aguantarotra paja más. Me guardé el pene, me acomodé la ropa y las seguí hacia afuera.
Diana lanzó una pregunta que, a decir verdad,me sorprendió bastante. Incluso creo que llegó a sorprender a Sara también.
-Y… ¿Repetimos mañana?
Nos quedamos mirando por un segundo Sara y yosin decir nada, al parecer ambos estábamos “emocionados” de que Diana quisieracontinuar, sin embargo, al parecer ella, en ese momento, creyó que la preguntanos había incomodado, pues añadió:
-Ehh… bueno, yo solo decía, jajaja, tal vez noes lo mejor que…
-Yo no tengo ningún problema -Dijo Sara interrumpiéndola. -Y tú? -Me preguntó.
-Encantado, jajajaja. -Respondí sin dudarlo.
Los tres sonreímos y salimos de la caseta, paradespués cada quién dirigirse en su propia dirección. Diana y Sara se fueronjuntas mientras que yo tomé mi camino.
Ese día al llegar a casa, no paraba de pensaren lo que estaba viviendo, era casi como un sueño; tenía a Diana y Sara casi ami disposición para experimentar, esto estaba llegando a un nivel que no habíaimaginado nunca antes. Paralelo a eso, me puse a pensar también en que era unpoco gracioso, pues ya me habían pajeado, Sara me había hasta chupado la pija yle había eyaculado las tetas, pero seguía siendo virgen, y más aún, seguía sinver una vagina en persona por primera vez. Siempre escuchaba a muchas mujeresquejarse del porno, que daban una imagen completamente falsa del cuerpofemenino, así que me preguntaba, ¿Tan diferente será la vida real? ¿Mesorprenderé al ver una vagina en la vida real? ¿Y qué hay de los videos pornocaseros? En fin, mi mente se ocupaba de un sinfín de pensamientos mientras laexcitación me venía de a poco, pues me tocaba el pene ligeramente. Como se imaginarán,una cosa llevó a la otra y terminé haciéndome una paja esa tarde.
Al llegar la noche, no podía ni dormir por elansia de que ya fuera día de terapia de nuevo, ya quería saber que me tendríanpreparado mis compañeras para mañana en nuestras dosis ahora diarias de placer.Intenté meterme a la mente la idea de que mañana, pasara lo que pasara,convencería a Diana de mostrarme las tetas.
…
Llegó el día siguiente y era lunes de nuevo,día de escuela, de aburridas clases y de un edificio aún en remodelación, porlo que continuábamos obligados a ir a la caseta para cumplir nuestroscometidos.
Durante las clases, entre Sara, Diana y yo, nodejábamos de lanzarnos miradas discretas, una que otra junto con una sonrisa, ytodo esto me ponía feliz y emocionado, pues ellas 2 estaban igual de ansiosasque yo por la terapia. Me quedaba pensando en lo morboso que era todo; pajas,tetas, leche, etc. Qué pensaría el resto de la clase si supieran de esto; quépensarían los profesores, los directores de la escuela de saber que todo estosurgió dentro de un edificio aquí dentro. En fin, intentaba que mi mentehiciera volar el tiempo mientras la escuela parecía eterna.
Sentía que era un milagro el haber llegado alfinal del día, la escuela se me había hecho mucho más larga y aburrida este díaen particular, creo que mi ansia por la terapia crecía exponencialmente, pero,bueno, mientras pueda controlarla, tal vez no haya nada de malo en ello.
Salí del salón, del edificio y de la escuela.Iba que volaba camino a la caseta, no podía esperar más.
Por fortuna, el camino y la caseta en sí debíanestar como debían: vacíos. Fui el primero de los tres en llegar, así que supuseque Diana y Sara llegarían juntas. Y tal como supuse, sucedió. A pesar de queparecía que estarían ansiosas por la terapia, llegaron tarde a la “cita” ycaminando con mucha calma. Una vez llegaron, las recibí con la puerta abierta ycon la pija ya bien dura, aún dentro de mi ropa.
Ellas pasaron, cerramos la puerta y noscolocamos en nuestras posiciones. Yo “abrí” la conversación diciendo:
- Lasestábamos esperando, ya estamos ansiosos, jajaja. - Dijeyo, refiriéndome a mí y mi pene erecto.
-Uy jajaja, ya la tienes re dura no? A ver esapija, jajajaja. -Dijo Sara
Hice caso inmediatamente y en un par demovimientos me saqué la verga al aire, la tenía aún a un 90% faltabaestimularla para que estuviera erecta por completo. No hizo falta ni pedirlo,pues sin preguntar ni avisar ni nada, Diana comenzó a acariciarme la pija.
Sara se mostró un poco impresionada por la graniniciativa de Diana por comenzar y progresar, al parecer la realmente ansiosaera ella, y no ambas como yo habría pensado. Sara “retomó” rápidamente sucondición de jefa e indicó el plan de acción. Lo hizo en su tono burlesco dehacer como si fuera una clase o lección real.
-Muy bien, el día de ayer vimos el acto demasturbar; pajear, ordeñar, jalar… jajajajaja. Ayer noté alguna que otradeficiencia así que, hoy repetiremos para perfeccionar ¿Qué les parece?
Yo asentí, y a Diana pareció importarle unamierda lo que Sara dijo, pues ella ya estaba en acción. Me sobaba el penesuavemente de arriba abajo, lentamente para conseguir que se pusieracompletamente duro. Una vez logrado esto con pocos movimientos, Sara irrumpió ycomenzó a “instruir” a Diana.
-Así… bien… ahora usa todos los dedos… sí… máslento… bien… toca los huevos también…
Honestamente el trabajo de Sara me parecíainútil, es decir; para mí Diana me estaba pajeando fenomenalmente a su manera,pero dejé que Sara continuara con su teatro de ser instructora, le daba muchomás morbo y sabor al asunto.
Yo estaba vuelto loco de excitación, intentabadistraer mi mente, pues quería aguantar y disfrutar la paja tanto como fueraposible antes de correrme, quería más, quería romper el puto límite de una vezpor todas. A pesar de que no tuve el valor de romperlo totalmente, si conseguíuna sorpresa brutal.
Diana claramente estaba demasiado caliente, asíque intenté llevarlo más allá.
-¿Te está gustando? Jajaja -Dije
-Claro, jaja -Me respondió Diana
-¿No podríamos… ir más allá? -Pregunté un poco temeroso de la reacción.
-O sea…? Jajaja -Decía Diana sin despegar la vista de mi miembro.
-Pues no sé, El otro día Sara… pues… jaja
-Ajá? -Decía Diana y Sara me miraba fijamente
-Pues ella me la chupó y no sé, tal vezquisieras intentar también jaja
Sara abrió re grandes los ojos y reaccionó:
-Bueno, bueno, sólo una vez y fue por laemoción del momento pero en este caso no sé si…
-No lo sé, creo que no es tan mala idea -Interrumpió Diana a Sara.
-¿Segura que quieres intentarlo? Digo, jaja,recién comenzamos con esto y creo que es avanzar demasiado, igual podemos…
-Mmm.. sí… hagámoslo jajaja -Diana la interrumpió de nuevo.
-Ehm… está bien, jajaja, bueno, déjameprepararte…
Sara tomó el cabello de Diana y lo peinó haciaatrás en una coleta, de forma que el cabello no estorbara a la hora de laacción. Yo me quedaba mirando todo con la pija dura como hierro. Sara comenzabaa darle instrucciones previas a Diana, sobre tener cuidado con los dientes, conno ir muy rápido y usar las manos a su favor. Desperté de mi “trance” yreaccioné: estaba por volverme loco: Diana iba a chuparme la pija!!!
-Ok, tira la piel hacia atrás lentamente, deberáslamer un poco primero antes de meterla a la boca, y recuerda cuidar losdientes. -Sara
- ¿Ya? Jajaja. -Me preguntaba Diana con la mano sobre mi pene.
-Uff… cuando quieras… jaja -Respondí
Diana se aseguró de estar lista, suspirólevemente y sacó la lengua, poniéndola finalmente sobre mi glande.
-Ahhh… -Solté un pequeño pero indiscreto gemido de placer.
La lengua de Diana comenzó a moverse y empezó arecorrerme toda la punta de la verga, se sentía increíblemente bien, me sentíaen el cielo. Después comenzó a bajar poco a poco y lamía el tronco de mi pija,me la dejaba húmeda para después regresar a lamer el glande.
-Ahora puedes levantarla y…
Sara no logró terminar su indicación, puesDiana la había entendido sin necesitar más: me levantaba la pija y ahora pasabala lengua por mis huevos. Mientras lamía mis bolas, con dos dedos masturbabaligeramente mi pene: Diana estaba haciéndome una mamada de nivel experta,parecía que llevaba años practicando para esto. Sin duda ella sería la “alumnaejemplar”.
El tremendo nivel de la mamada claramente meestaba llevando a la velocidad de la luz al orgasmo, por lo que me tocabanotificar el inminente fin de nuestra sesión.
-Ya estoy… ya casi acabo…
Sara no dio ninguna indicación, ni siquieradijo palabra, estaba petrificada viendo la semejante mamada que Diana estabaejecutando. Pero las sorpresas no terminarían ahí, Diana una vez más mostraríauna iniciativa enorme y nos dejaría casi boquiabiertos a ambos.
- ¿Quieres acabar? -Preguntó Diana.
-Si… estoy a punto, jajaja.
-Pues podemos hacer otro ejercicio, ¿no?
Sara y yo no entendíamos lo que ella proponía.
Diana detuvo la mamada y comenzó a desabrocharlos botones del suéter que tenía. En una blusa azul entallada, resaltaban sustetas que por tanto tiempo había deseado ver. Rápidamente, se quitó la blusa yse quedó en un bra color piel. Resaltaban perfectamente un delicioso par detetitas hermosas; bastante más pequeñas que las de Sara, pero mucho másredondas, firmes y simétricas. Diana tenía unas tetas preciosas, dignas decualquier película porno profesional.
- ¿Quieres acabar en mi ahora? Jajajaja.
Yo tragué saliva; Sara abrió los ojos aún másgrandes que la otra ocasión y miró a Diana con una cara de susto, extrañeza, ysorpresa al mismo tiempo. A mí no me salía ni palabra; Sara, esta vez, no pusooposición alguna y ni siquiera dijo nada, únicamente nos veía alternadamentesin poder creer lo que estaba por suceder.
-Eh… cla… claro… por supuesto! Jaja… -Dije por fin.
-Está bien, jajaja.
Diana se arrimó hacia mí, y despejó la zona: seinclinó hacia el frente e intentó sacar el pecho lo más posible para que nofuera a manchar otra parte de su ropa o su cuerpo. Parecía estar lista, peroaún se había quedado en bra.
-No te importa que se pueda manchar…
-No te preocupes, no pasa nada, jajaja. -Dijo Diana, negándose a quitarse la prenda.
Entonces comencé, quería disfrutar este momento:tenía a Diana arrodillada frente a mi dispuesta a recibir mi leche en sus tetas,era como si estuviera en un sueño o algo similar, quería apreciar lo buena quese veía ella en esa posición, su rostro algo lindo mirándome, sus perfectastetas esperando mi eyaculación, su hermosa cintura y su piel clara y suave. Eraun paisaje que podría mirar todo el día. Para alargar el momento, me masturbabaa velocidad media.
Cuando por fin sentí que no podía más, que mipija se tensaba como si fuera de roca, acerqué mi pene a las tetas de Dianapara intentar no salpicar otro lugar de leche. Ella se acercó un poco más a mípara poder comenzar con el acto, todo mientras Sara nos veía en silencio, petrificada,casi boquiabierta.
-Ya…. Ya…. Voy a… voy a…. Ahhhhhhhhhh…!
Y comenzó; mi pene escupía semen como si nohubiera un mañana, yo había cerrado los ojos para poder controlarme, inclusollegaba a sentir que me faltaba la respiración. No veía lo que estabasucediendo, solamente sentía por dentro de mi pene como fluían chorros ychorros de esperma caliente. Deseaba en mi mente que ese orgasmo no seterminara nunca, quería vaciar todos los huevos sobre las tetas de la suciaperrita de Diana. Yo no veía a Sara, pero apuesto que no movió un solo músculoen toda la escena, seguramente disfrutaba esto casi con tanto morbo como Dianay yo.
Casi estaba por terminar de eyacular, Dianareía levemente y Sara no decía ni palabra. Cuando por fin terminé de expulsarlas últimas gotas, comencé poco a poco a recuperar la compostura, respirabaprofundo para intentar calmarme y, además, había comenzado a sudar bastante.
-Dios mío santo! -Fue lo primero que escuché decir a Diana.
-Que cabrónnn…! -Habló por fin Sara.
Yo aún continuaba con los ojos cerrados, asíque, como ya estaba un poco más calmado, decidí abrir los ojos. Y ahí estaba;mi obra maestra, había conseguido sacar tanto semen que ninguno de los 3podíamos creerlo. Había barnizado casi por completo las bellas tetas de Saracon caliente, espeso, y blanco esperma. Diana tenía en las tetas casisuficiente semen para embarazar a cada mujer de este planeta. Yo no sabía niqué decir.
-Ja… jaja… vaya!... jaja… -Pude decir apenas
Mi pene comenzaba a perder la dureza, despuésde esa tremenda venida de seguro harían falta varias horas para poder tener unaerección nuevamente. No se cuánto tiempo pasé intentando recomponerme porcompleto, pero me desconcentré tanto que no puse atención a lo que Sara y Dianahabían seguido conversando, para cuando me di cuenta, Diana ya se habíalimpiado casi toda la leche y se estaba preparando para vestirse e irse.
-Hoy si me sorprendieron ambos, creo que estamosllevando esto muy lejos! jajaja!. -Comentó Sara
-Jajaja, mientras no se entere nadie más, creoque no pasa nada con que nos pasemos un poquito de la fórmula de vez en cuando,¿No? -Decía Diana.
Yo seguía sin creer la gran disposición queDiana tenía de continuar con esto, pensé en que, si le proponía a Diana cogerdirectamente, seguro me diría que sí. Aun así, me dio un poco de temor el estarequivocado y decidí no comentarle nada al respecto. Mi mente voló un ratopensando en estas cosas, por lo que una vez más, no me enteré que Diana y Saraya estaban listas para irse y se aproximaban a la puerta de salida. Salídespués de ellas y conversamos unos pocos minutos antes de irnos:
-Oigan, de verdad gracias por todo, jajaja -Dije yo, más satisfecho que nunca.
-No hay problema, jajaja. -Dijo Sara
-Más bien gracias a ustedes, he aprendidomucho, jajajaja -Respondió Diana contono burlesco.
- ¿Les parece si mañana…
-Es verdad!! -Interrumpió Sara mi pregunta.
-Ah?
-Olvidé que mañana y pasado mañana debo irmecuanto antes después de clases jajaja, debo ayudar a mi familia con algunascosas y creo que no habrá terapias, jaja. Lo siento por no haberles avisadoantes.
-En serio? Bueno, qué mal. Igual no tepreocupes, no pasa nada con un par de días sin… experiencias nuevasjajaja. -Dijo Diana mirándome comoesperando que respaldara su respuesta.
-Claro, no hay problema, jajaja. Tú no tepreocupes. -Dije yo, mintiendo.
Claro que mentía, las terapias estaban llegandoa un punto que no me podía creer que pasaría jamás y ahora Sara iba a frenarrepentinamente toda esa aceleración que llevábamos por un par de días. Tal vezyo estaba exagerando, tal vez no, pero de cualquier modo, me molestabademasiado el hecho de tener que pausarlo por dos días.
Después de tan trágica noticia (al menos para mí)nos despedimos y nos fuimos a nuestras respectivas casas descansar para unnuevo día… un nuevo día sin terapia.
…
Desperté por el mañana listo para tener otrograndioso día, al menos así comencé los primeros segundos hasta que recordé lanoticia que Sara nos había dado ayer: hoy no iba a haber terapia. El camino ala escuela y todas mis clases las sentí como un infierno, un infierno deaburrimiento, pues ahora ya no había nada que esperar al final de clases,únicamente el salir y volver a casa a pajearme como lo hacía antes de esto.Pasé el resto de las clases intentando no morir de aburrimiento.
Cuando llegó la hora y sonó el timbre de salida,me sentí aún más enfadado; pues ya no estaba esa sensación de nervios, emocióny alegría de todos los días, ahora solo veía con enojo y frustración como Sarase despedía de Diana y el resto de amigas, y se iba apresuradamente a hacer suno sé qué. Diana se fue tras de ella y ambas desaparecieron por la puerta, parano volver a verlas durante todo el día.
Llegué a casa por la tarde y no tenía ni ganasde hacerme la paja, me sentía aún molesto y creo que ya no le hallaba demasiadosentido a masturbarme si no era durante la terapia. Incluso intenté pajearmepara liberar la tensión pero al final lo dejé y decidí ahorrarla para cuando volviéramosa la próxima sesión.
La tarde continuaba como cualquier otro día,solo que mucho más aburrida. Llegó entonces una notificación en mi teléfono quelogró distraerme en un principio, y arreglarme el día después de lo quesucedió. Diana me había enviado un mensaje, estaba iniciando una conversación.
-Hola, qué tal lo pasaste? -Decía el mensaje
Yo respondí
-Sobre qué?
-Pues, el día “libre” jajaja. -Preguntó
-Para ser muy honesto contigo, si lo pasé algomal jaja. Es una putada que hayamos tenido que interrumpir así, y con todo estome doy cuenta que tal vez me estoy volviendo adicto a las terapias, jajajaja.
-Lo sé, igual ha sido muy jodido el día por notener esa emoción jajaja. Y creo que yo le he agarrado mucho el gusto a “lasterapias” también jaja.
-Así es jaja, es un poco triste que tengamosque esperar hasta pasado mañana.
-Lo sé jaja… O tal vez podamos encontrar algunasolución…
Yo comprendía en qué dirección iba todo esto,pero quería confirmarlo.
-Hmmm, hacer de qué? Jajaja.
-Pues… no sé… pensé que tal vez tu y yo podemosir a la terapia, jajaja, sin Sara… a final de cuentas la que no puede es ella.
-Pues no lo sé, ¿No crees que puede molestarle si lo hacemos? jaja.
-Pues no debería, digo, nunca dijo que nopodríamos hacer la terapia entre nosotros dos o sí?
-Puees no, pero ella asume el papel de lalíder, y creo que se puede molestar si nosotros continuamos sin ella, jajaja.
-Pues entonces… hagamos que no se entere…jajajaja.
Diana me estaba ofreciendo vernos el día demañana para la terapia, de manera clandestina, sin que Sara se enterara delasunto. Mi temor a la posible reacción de Sara era verdadero, realmente estabaconvencido de que, si se enteraba, se iba a molestar bastante con ambos, ynuestra amada terapia, podría estar en peligro.
No respondí el mensaje de Diana por unossegundos, así que comencé a pensar detenidamente la propuesta. Entonces lopensé:
Sería una terapia de nosotros dos solos. Sin laconstante presión de Sara, imponiendo límites poco a poco. Diana era la quemostraba más iniciativa desde que se integró a nuestras sesiones; ésta nuevaoportunidad llenaba un mundo nuevo de posibilidades, Podría pedirle lo quefuera. Diana y yo. Sin límites. Sin restricciones. Sin lentitud. Sin leccionesinútiles. Diversión y placer.
Respondí por fin a la propuesta.
-Está bien, dale, jajaja. Pero hay que tenermucho cuidado de asegurarnos que Sara no se va a enterar.
-Sí sí sí, no te preocupes, no se enterará,jajajaja. Entonces después de clase en la caseta verdad?
-Claro, ahí te veo jajaja.
-Bien, esperaremos unos 10 o 15 minutos hastaque Sara se haya ido y esté bastante lejos, y entonces vamos juntos si quieres,ok?
-Perfecto, ahí estaré jajaja.
-Bueno, buenas noches, jajaja.
-Buenas noches…
Terminó nuestra conversación por mensajes ynuestro plan estaba hecho. Entonces regresó toda esa emoción por las terapias,pero esta vez era diferente; esta vez estaba intensificada un 1000%, era laoportunidad que tanto había deseado para cogerme a Diana. No podía esperar unsegundo más a que fuera mañana.
…
Por fin era el día, e iba camino a clases conuna sonrisa en mi rostro, pues hoy era la terapia que más emoción y ansia mehabía causado hasta el momento, Diana y yo íbamos a tener un momento solos, aescondidas, una terapia prohibida, y, ojalá, rompiendo todas las reglas.
El día de clases fue una mierda como siempre,nada bueno que rescatar, nada más que las miradas constantes que nos lanzábamosDiana y yo, se veía que estaba ansiosa, quién sabe qué tantas sorpresas metendría hoy. De cualquier modo, yo planeaba ser esta vez el que sorprendiera,quería dejarme llevar e intentar que Diana lo hiciera también. En pocaspalabras y para ser directo: Si mi plan salía bien, esta tarde yo dejaría deser virgen y lo haría cogiéndome a la perrita de Dianita. La hora de salida seaproximaba, y de solo pensar en el futuro, mi pene comenzaba a luchar dentrodel pantalón, pues estaba consiguiendo una erección tan solo por mispensamientos.
Por fin nos dieron la salida, y mi primerinstinto fue salir disparado hacia la puerta, entonces, como conociendo lo queiba a hacer, Diana me detuvo con una mirada, pues me había olvidado quedebíamos de “hacer tiempo” y esperar a que Sara estuviera lo más lejos posible.
Sara y Diana se despidieron, tal vez es undetalle irrelevante, pero noté que el beso en la mejilla que se dieron, estavez casi rozaron sus labios, o al menos eso me pareció ver a mí, tal vez mimente comenzaba a ver cosas que no eran, pero en fin, no sé por qué aquello meexcitó aún más, creo que estaba tan ansioso que hasta mirar un lápiz me hubieraprovocado una erección.
Habíamos acordado 10 o 15 minutos para que Sarase fuera, pero era tanta nuestra desesperación que solamente esperamos unos 7 u8 y entonces nos dirigimos juntos hacia la caseta.
Llegamos a aquel sagrado lugar, ansiosos másque nunca. Justo antes de entrar, me di cuenta que estaba sudando un poco, teníaya muchas ganas de arrancarme la ropa y arrancársela a Diana y hacerla mía.Logré controlarme un poco y entonces Diana y yo entramos a la caseta y cerramosla puerta. Mis pensamientos inundaban mi mente, no dejaba de pensar en eltremendo morbo que todo esto tenía, todo esto había empezado con Sara y ahoranos escondíamos de ella para tener total libertad. Esta vez, al parecer, éramoslibres de dejarnos llevar…
C O N T I N U A R Á
Comentarios Destacados
12 comentarios - Terapia sexual en la escuela: V
Puta madre ya me enoje : (