Hola, soy Juan un maduro casado de 59 años bien conservado. Siempre fui mujeriego, me encantan las mujeres y cada oportunidad que tuve la aproveché. Creo saber entender los mensajes del sexo opuesto. Y fue así que no tuve dudas cuando la hermana de mi amiga se me insinuó. Vamos a poner un nombre ficticio Juana. Juana es la hermana menor de una amiga de la familia de toda la vida. La ví crecer y convertirse en mujer. Estuvimos en su fiesta de quince, su casamiento y asistí a su divorcio. Hasta ahí todo normal aunque siempre me llamó la atención. Ella es una mujer más bien de baja estatura, con un lindo culo paradito y unas tetitas chicas pero muy bien formadas, le gusta el deporte y le forjó un lindo cuerpo de 35 años. Resulta que cuando se separó se vino a vivir con su hermana, mi amiga y vecina. Con la confianza de toda la vida no me extraño verla en ropa deportiva muy sugerente o de entre casa con solo una batalla. Pero empezaron a pasar cosas por ejemplo cada vez que estaba en su casa no perdía la oportunidad de hacer ejercicios delante de mi dándome la espalda o podar una planta de altura dejándome ver su tanga diminuta. Un día paso por su casa a dejarle algunas cosas a mi amiga (que vale decir que cada tanto tenemos alguna revolcada) y me quedo a tomar unos mates. Al rato Patricia, mi amiga, me dice que tiene que ir hasta lo de su madre a llevarle unas cosas y así sin pensarlo ni planearlo nos quedamos solos con Juana. Que me dice que es la hora de sus ejercicios. Y así con un shorcito diminuto y un corpiño deportivo como únicas prendas se pone a eslongar delante de mi. A esa altura las cartas estaban echadas, se agacha y se levanta y girando la cabeza me dice "se ve bien" Y ya entre risas me acercó por detrás y comienzo a besarle el cuello mientras que con una mano le sobo una teta con la otra le franeleo la conchita ya mojada a esa altura. La putita ronroneaba de placer y me sobaba la pija por encima del pantalón. Le baje el short y chupe es culito y conchita por detrás así parada como estaba, gemia y se retorcia de placer. Se dio vuelta y bajandome mis pantalones me dió una de las mejores mamadas de mi vida, me la chupaba con mucha saliva cayendole de la boca. La levanto y haciéndola inclinar se la meto por detrás de un solo golpe y saca un gritoque se mezcla con un gemido profundo. Bombeo sin piedad y me pide mas. Mi entras la cojo le meto mi dedo pulgar en su culito u me dice " Rompeme el orto papi " Y así como estaba un poco dilatados poco mojado de salida y jugos le empiezo a poner la puntita y de apoco sigo hasta que mis huevos chocan con sus nalgas empezado un bombeo frenético. A esa altura ella ya había tenido varios orgasmos y me pide que le acabe en culo. Pedido que llegó en el momento justo ya que no daba más y acabe como nunca. Ese fue el comienzo de una historia de sexo que duró bastante tiempo hasta que se puso en pareja y se mudo. A veces cuando nos vemos en alguna fiesta familiar no dejamos de recordar las cogidas que nos dimos
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