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Historias inventadas (Historia corta)

Historias inventadas (Historia corta)

   Nunca nadie fue capaz de comprender la amistad que Sofía y yo tenemos. Siempre nos dicen que vamos a terminar juntos, que en realidad nos tenemos ganas, o que estamos saliendo pero que lo ocultamos. Sin embargo a nosotros no nos parece difícil entender el hecho de que un chico y una chica puedan ser amigos durante años, compartir muchísimas cosas y a pesar de eso no sentirse atraído emocionalmente por el otro. Obviamente yo la quiero muchísimo a ella y ella igualmente conmigo, sin embargo ese cariño que nos tenemos es de amigos y eso es lo que más apreciamos.
   Me llamo Leonel, tengo 20 años y conocí a Sofía cuando comenzamos la secundaria juntos. Enseguida pegamos buena onda y pensé que entre ella y yo iba a pasar algo. Sin embargo con el correr del tiempo me fui dando cuenta que Sofi no me gustaba como pareja, sino que me sentía súper cómodo con ella siendo mi amiga. Luego de un tiempo tuvimos una charla profunda en la que los dos nos confesamos que amábamos nuestra relación y que no la cambiaríamos por nada del mundo. Yo siempre fui fachero y atractivo para las mujeres y ella es una diosa total, por lo que sería lógico para muchos que estuviéramos juntos. Pero somos mejores amigos. Sí, un hombre y una mujer.
   A pesar de ser íntimos amigos, tardamos bastante tiempo en hablar de sexo el uno con el otro. Yo no tenía problema y de hecho le conté de mi primera vez con una de las chicas del curso casi con lujo de detalles. Sin embargo, ella tardó un tiempo en sentirse cómoda para hablar del tema. Cuando lo hizo, comenzó a contarme historias suyas que iba teniendo con distintos chicos que me dieron a entender que mi mejor amiga disfrutaba muchísimo del sexo. Fue entonces cuando avanzamos un nivel más en nuestra amistad y nos convertimos en confidentes y empezamos a hablar de sexo con muchísima frecuencia.
   - ¿A los hombres les gusta que le chupen los huevos?- Me preguntó ella una vez y yo le dije que a mi particularmente me lo habían hecho una sola vez y me encantaba.
   - ¿Qué pose les copa más a las minas?- Le consulté yo y Sofi me confesó que su favorita era la mujer boca abajo y hombre arriba, pues sentía una penetración bien profunda y la presión del cuerpo le encantaba.
   Pero nuestras conversaciones no solo se basaban en preguntas, sino que también nos contábamos encuentros y anécdotas que teníamos. Las mías eran bastante comunas, ya que se trataban de encuentros con chicas con las que salía o conocía alguna noche en el boliche. De hecho en ese momento me estaba viendo con Victoria, una chica con la que había estado un par de veces y de momento era mi cita recurrente. Pero Sofía tenía algunas historias que sobrepasaban la locura y me llevaban a pensar que mi amiga estaba dispuesta a todo.
   Una vez me contó que una noche estaba en la casa de un pibe y que de golpe lo llama su mejor amigo para hacer algo y que lo invitaron a hacer un trío. Ella ya me había contado que estaba interesada en probar dicha experiencia, sin embargo me sonó descabellado el hecho de que lo hiciera de golpe y sin sentirse nerviosa. En otra oportunidad me confesó haberse cogido a un profesor de la facultad para que este le aprobara un parcial. “Me dijo que estaba muy justa y que no alcanzaba para aprobar. Le dije que me iba hasta la casa y me lo cogía para remontar la nota y así lo hice. De hecho promocioné la materia” me comentó y después me mostró la libreta donde tenía un nueve escrito. Todas historias que me sonaban completamente exageradas y que me hacían pensar que mi amiga me mentía un poco para hacerse notar.
   Pero la historia que más me llamó la atención fue una que me contó una noche en la que estábamos los dos solos en casa hablando en mi habitación. Yo me encontraba acostado en la cama y ella daba vueltas en la silla del escritorio mientras escuchábamos música y tomábamos una cerveza. Hacía poco yo había tenido una charla con Victoria en la que habíamos dejado en claro que no queríamos nada serio y que preferíamos seguir como estábamos. Después de eso, tuvimos una noche súper caliente la cual le terminé relatando a mi amiga casi con lujo de detalles. En lo que hice mucho hincapié, fue en el pete que Victoria me había hecho pues me había dejado la pija durísima.
   - ¿Y no te hizo acabar con el pete?- Me preguntó entonces Sofía.
   - No.- Le respondí yo dándolo por hecho.- Estaba caliente pero no para tanto. Aparte tenía altas ganas de cogérmela.
   - Eso no tiene nada que ver.- Me dijo mi amiga.- Si se la chupás bien, el pibe acaba al toque.
   - Bueno, yo puedo aguantar.- Le rcontesté pero para ella no fue suficiente.
   En ese momento, Sofi me dijo que ella había hecho acabar en más de una oportunidad a diferentes chicos con la boca. “Se ve que la chupo mejor de lo que otras lo hacen” dijo agrandándose y levantando los hombres. La historia que me contó después fue de un supuesto encuentro que tuvo con un pibe casi diez años más grande que ella, al quien le estaba haciendo un pete y de golpe este empezó a acabar de una manera increíble. “Acabó muchísimo. Nunca me habían acabado así” me comentó mi amiga y siguió relatando el encuentro. Según ella, después de eso el tipo quedó recostado en la cama totalmente satisfecho y le confesó que nunca nadie se la había chupado de esa manera.
   - ¡Dejá de inventar Sofi!- Le dije yo riéndome y mirándola sin creerle.
   - ¡No invento, tarado!- Me contestó ella lanzándome un almohadón.- Que a vos nunca te la hayan chupado bien, no es mi problema.
   - ¿Así que vos sos la que mejor chupa pijas?- Le pregunté riéndome.- No te creo.
   - ¿Querés que te la chupe y vemos?- Me preguntó desafiante y ante tal pregunta yo no me pude acobardar.
   - ¡Vení!- Le dije bajándome el cierre del pantalón.
   Ella se levantó decidida y se sentó en el borde de la cama. Esperó unos segundos y al ver que yo no daba marcha atrás, me abrió las piernas de golpe y se acomodó entre ellas para recostarse boca abajo. Alzó la cabeza y pude ver su mirada desafiante salir de mi entrepierna. Sus manos fueron a mi pantalón y me lo bajaron un poco para después hacer lo mismo con mi bóxer. En ese momento mi pija salió a la luz y ella la vio por primera vez desde que éramos amigos. Los dos sabíamos lo que estábamos a punto de hacer y sin embargo ninguno quería ceder en esa discusión. Yo había cuestionado su orgullo y ella quería demostrarme que era capaz de hacer lo que decía haber hecho en muchísimas otras oportunidades.
   Agarró mi pija con una mano y comenzó a masturbarme lentamente mientras me miraba fijo a los ojos. Yo tenía la cabeza apoyada en la almohada pero había colocado el almohadón que ella me había arrojado para poder elevarla y observar a mi amiga con claridad. Ni bien sus dedos se posaron en mi verga, esta comenzó a endurecerse y poquito a poquito fue tomando forma. No tengo una pija enorme, pero estoy muy conforme con lo que me tocó y me encanta ver la cara que las chicas ponen cuando ven como esta se transforma y va creciendo. Con cada movimiento que Sofía daba de su mano hacia arriba y hacia abajo, el tamaño iba aumentando y ella abría cada vez más los ojos.
   - ¿No me la vas a chupar? ¿Qué pasó? ¿Arrugaste?- Le pregunté provocándola aún más sabiendo lo que eso iba a generar.
   Entonces, sin decir nada, Sofi acercó su cabeza a mi pija, sacó la lengua y la pasó lentamente por la puntita. Sentí en ese momento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo y noté como mis piernas temblaban ante dicho movimiento. Su lengua fue la protagonista en el principio, pues la usó para lamer toda mi verga, en especial la cabeza que crecía más y más con cada lengüetazo. La pasó varias veces de abajo hacia arriba y de manera contraria, humedeciendo todo el tronco y poniéndolo bien durito. Su mano se iba corriendo de lugar para que ella pudiera mojarla por completo con su lengua que se sentía muy placentera.
   Nunca antes me habían comenzado a chupar la pija de esa manera y debo confesar que se sintió sumamente exquisito. La mayoría de las pibas con las que estuve eran bastante inexperimentadas en el sexo e iban directo a metérsela en la boca. Por lo que sentir la lengua de Sofía recorrer toda mi pija de un lado al otro, mojándola por completo y saboreándola hasta el último lugar, fue algo sumamente reconfortante. Mucho más cuando su lengua bajó hasta mis huevos y los fue lamiendo despacito, provocando que estos se contrajeran y que la leche subiera enseguida.
   Después de eso, subió nuevamente a mi cabeza y la cubrió con los labios para juguetear un ratito con ella. Sin dejar de mirarme a los ojos, podía notar como la hacía desaparecer entre sus labios color rosa cada vez que subía y bajaba la cabeza. Me fascinaba su expresión de putita y el empeño que ponía en hacerme gozar, me volvía loco verle los ojos de gata mientras que se comía la cabeza de mi pija con ganas. Poquito a poco empezó a bajar por el cuerpo y entonces debí admitir que mi amiga sabía muy bien cómo dar placer a un hombre.
   Cuando sus labios comenzaron a recorrer mi verga, noté un calor intenso apoderarse de mi cuerpo y no me pude aguantar las ganas de lanzar un gemido al ver como toda mi pija desaparecía adentro de su boca. Sofi fue bajando despacito con sus labios por mi pija hasta metérsela por completo en la boca y hacer tocar su nariz contra mi cintura. Luego fue subiendo lentamente y sin dejar de mirarme a los ojos hasta que se la sacó por completo y dejó caer unos hilos de baba que colgaron de sus labios. Repitió ese movimiento unas cuantas veces más y cada vez que lo hacía me la ponía más dura.
   De a poco fue acelerando el ritmo hasta comenzar a chupármela con ganas. Mientras sujetaba con firmeza mi pija con una de sus manos, su boca subía y bajaba casi hasta el fondo volviéndome loco de placer. Me encantaba la manera en la que mi amiga me la chupaba y sin dudas dejaba bien en claro que, aparte de tener experiencia, le encantaba hacerlo. Movía su lengua adentro de su boca y rozaba con ella mi verga que palpitaba en cada movimiento. Nuestro contacto visual era casi permanente y solo se cortaba cuando yo tiraba la cabeza hacia atrás porque ella me hacía algo que me volvía loco. A pesar de eso, sabía que podía aguantar las ganas de acabar y así demostrarle que no iba a lograr su cometido.
   - No vas a hacerme acabar de esta forma.- Le dije.- Y eso que me estás volando la cabeza.- Le aclaré para que no se ofendiera.
   - ¿Ah no?- Se extrañó ella.- ¿Y si te pido que me des la lechita?- Me preguntó con voz de puta golosa mientras me empezaba a masturbar con una mano y con la otra me acariciaba los huevos.- ¿No me la vas a dar?
   - ¡Que trolita que sos!- Le dije yo sonriendo de oreja a oreja.
   Entonces comprendí que Sofi era capaz de hacer lo imposible para ganar esa batalla y decidí otorgarle la victoria. Mientras ella me masturbaba cada vez a mayor velocidad, yo apoyé la cabeza sobre la almohada y cerré los ojos dejándome llevar por el placer. La mano de mi mejor amiga se movía a lo largo de mi verga bien rápido mientras que ella seguía saboreando la punta de mi pija con su boca. Noté como un calor intenso se apoderaba de mi cuerpo y como mis huevos se contraían. “Pedimela” le dije entre dientes y sin dejar de suspirar.
   - ¡Dame la lechita Leo!- Dijo ella con una vez de trola.- ¡Dámela toda!
   De golpe noté como el semen empezaba a brotar de la punta de mi verga y caía sobre esta que se seguía moviendo con la mano de mi mejor amiga. Ella volvió a cubrir la cabeza de mi pija con sus labios y el resto de la leche fue a parar en su boca, la cual fue saboreando con su lengua a medida que salía. Pero lo mejor de todo fue que me hizo acabar una cantidad impresionante de semen a pesar de que hacía unos pocos días yo había tenido una noche súper caliente con Victoria, la cual me había dejado seco. Quedaba en evidencia que me amiga me había calentado al máximo y había logrado su cometido: sacarme toda la leche con su boca.
   Una vez que yo terminé, ella levantó la cabeza, abrió la boquita para enseñarme todo el regalo que le había dado, cerró la boca y tragó. Cuando la volvió a abrir me sorprendí al ver que nada quedaba adentro suyo y que se lo había tragado absolutamente todo. Luego de eso se lamió el semen que había caído sobre su mano y lo tragó también para luego volver a levantarse e irse a sentar a la silla en la cual había estado sentada antes de que todo comenzara. Yo me acomodé la ropa y sentí un leve impulso de levantarme de golpe para cogerme a mi amiga quien daba pequeños giros sobre la silla del escritorio.
   - ¿Viste que podía hacerte acabar con la boca?- Me dijo gozándome.- Ahora… ¿Podrás vos hacerme acabar con la tuya.- Me dijo y frenó de golpe para abrir las piernas y lanzarme una mirada desafiante.



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3 comentarios - Historias inventadas (Historia corta)

Pervberto +1
El fuego termina quemando. Y no hay el menor motivo para que dejen de ser amigos.
HistoriasDe +1
Muy bien dicho!