No leiste la primera parte de "Chica de ciudad"? Son solo 10 capítulos y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPÍTULO 1
Esta es la historia de Celeste, una pueblerina de 19 años después de vivir un año en la gran ciudad desea seguir explorando la loca vida que ahora le toca llevar, llena de relaciones complicadas, deseos escondidos y fantasías por cumplir. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
CAPITULO 1
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Capítulo 8: La noche más esperada
En junio y en julio pasaron demasiadas cosas, por lo que es necesario dividir un poco las historias e ir contando de a partes un poco todo lo que pasó, ya que mucho de eso es importante. Para poner un poco de contexto, a mediados de Abril Vanina compartió un video en el que se veía como Luciano y yo lo hacíamos en uno de los salones de la facultad. Obviamente él es quien salió más perjudicado, ya que se le veía la cara muy claramente, pero con la idea de salir ilesa yo decidí cortar mi relación con él. Fue ahí cuando nació el rumor de que Luciano me había engañado y se expandió por toda la facultad. Obviamente mis allegados sabían que esa era yo y de ahí las distintas opiniones. Guille y Maipi me apoyaban en todo y estaba en desacuerdo con lo que había hecho Vanina. Por su parte, Martina también estaba en contra de lo que ella había hecho, pero opinaba que fue un error mío y de Luciano hacerlo en la facultad. Mateo no decía mucho al respecto, solía escuchar en silencio y dejar pasar los comentarios, pero me apoyaba y me contenía en todo. Distinta fue la decisión que tomó Nicolás, quien prefirió alejarse de mí hasta el punto de ni siquiera hablarme y de ignorarme en más de una situación. En cuando a Vanina y su séquito de idiotas, bueno ellas estaban felices de lo mal que la estaba pasando yo, pero ninguna sabía que un mes después de la salida a la luz del video, yo me había acostado con el novio de ella. Facundo ahora actuaba de manera muy extraña, ya que me ignoraba de una manera algo exagerada, pero a su vez me observaba en clase y me escribía mensajes de vez en cuando para preguntarme como estaba. De todo este barullo de situaciones salen las dos siguientes historias y la primera que debo contar es la que tuvo resultados casi inmediatos: Luciano y yo volviendo a estar juntos.
Obviamente mi ruptura con él había tenido sus orígenes la noche anterior a la que el video saliera a la luz. Él había decidido salir con sus amigos, cosa que no me molestaba, pero a esa salida se habían sumado algunas mujeres y en medio de la noche decidió subir una historia a Instagram en la que dos de ellas le daban un beso en el cachete y en forma de “chiste” había escrito “las diosas más lindas”. Obviamente mi enojo fue instantáneo y si a eso le sumamos que al día siguiente salió un video de nosotros dos cogiendo en la facultad, la ruptura parecía inminente.
El problema era que él no estaba enojado o molesto conmigo sino todo lo contrario. Luciano estaba dispuesto a recuperarme. En mayo, antes de que yo estuviese con Facundo él se acercó a mí y me dijo que quería hablad conmigo y arreglar las cosas y me terminó diciendo que me extrañaba. Pero yo seguía molesta por todo y le dije que íbamos a hablar en otro momento y me fui. Era bastante difícil para mí en ese momento pensar con lógica y si a eso le sumamos que mi mejor amigo, Nicolás, no me hablaba, teníamos una Celeste totalmente deprimida y llorona.
Todo cambió una vez que se dio lo de Facundo, ya que eso me demostró que Vanina no era perfecta y que su relación estaba peor que la mía. “¿Peor que la mía? Pero si yo no tengo relación” pensé y fue en ese momento cuando me cayó la ficha de que quería volver con Luciano. El problema era que él se había tomado en serio mi postura y estaba “en algo” con una compañera suya de curso. Todo esto me enteré gracias a Santino, quien me terminó confesando que se daba cuenta que Luciano todavía me quería y que me sugería hablar con él para volver a estar juntos. Eso hice.
- Fui una estúpida que en vez de dejar que las personas que me quieren me ayudaran, los terminé alejando de mi.- Le dije a Luciano unos días después en la facultad al borde de las lágrimas.
- Vamos a hablar a un lugar más privado.- Me dijo él y fuimos al bar de la vuelta de la facultad para conversar acerca de todo y con la idea de solucionar las cosas.
Después de una extensa charla de casi media hora, terminamos llegando a la conclusión de que los dos necesitábamos del otro para poder seguir adelante y decidimos darle una nueva oportunidad a lo nuestro. Esa noche tuvimos nuestro reencuentro oficial, en una cena bastante romántica, con sexo de reconciliación de por medio. Sin embargo todavía había algunas situaciones que quedaban pendientes de por medio.
Los mensajes de Facundo se hacían cada vez más frecuentes y en ocasiones tenían como fin recordar esa tarde en la que tuvimos un encuentro muy caliente. “Me dejaste destruido hermosa” me escribió al día siguiente que volví a estar con Luciano y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Mi situación con Nicolás seguía en muy malas condiciones y él ahora parecía alejarse de todo el grupo y se juntaba muy seguido con Valentín y con Lucas, quienes por su parte habían tomado distancia de Vanina y el resto. Pero estos dos puntos vamos a dejarlos para la segunda parte de la historia ya que antes de que eso hiciera efecto, se dio la noche más esperada.
Con Luciano recompusimos lo nuestro casi enseguida. Tan solo una semana después de nuestra charla en el bar ya estábamos igual que antes y lo más importante, ya teníamos sexo muy placentero. Las cosas volvieron a darse casi como si ese mes y medio de terror no hubiese ocurrido y volvíamos a encontrarnos en una relación muy caliente y con la idea de seguir avanzando. Fue entonces cuando el tema tabú volvió a salir a la luz.
- Como me gusta tu cola, Cele.- Me dijo él acariciándomela una noche después de haber cogido.- ¿Cuándo me vas a dejar cogértela toda?- Preguntó después.
- Iba a ser tu regalo de cumpleaños.- Le terminé confesando.- Pero se arruinó todo por culpa de ese video.- Dije levemente con la idea de no volver a tratar el tema.
- Pero podemos dejar eso atrás y volver a intentarlo.- Dijo él entusiasmado.
- Podemos…- Le dije yo sonriendo y dejando todo inconcluso.
En la semana siguiente intentamos hacerlo en dos ocasiones, pero obviamente no tuvimos resultados positivos. Mentalmente estaba algo incómoda para sobrellevar la situación y cuando él intentaba abrirme el culito yo me negaba y terminábamos no pudiendo. La tercera vez se dio con algunas mejoras, ya que después de chupármelo por un buen rato y de jugar con sus dedos sobre él, terminamos cogiendo tan solo unos segundos por ahí hasta que comencé a sentirme incómoda y la situación se cortó. “El cuarto intento tiene que ser el último” pensé yo al ver su cara de desilusión cuando no pudimos hacerlo.
- No sé qué me pasa, pero no puedo.- Le dije a las chicas el segundo sábado de Junio cuando nos juntamos para salir a bailar.
Hasta el momento la única que no lo había hecho por atrás era Maipi, por lo que ella se abstuvo a opinar, pero tanto Guille como Marti me terminaron diciendo que al principio era incómodo pero que una vez que comenzaba a disfrutarlo, me iba a encantar. Entonces decidí que tenía que hacerlo y me propuse que iba a pasar lo antes posible. Lo que yo no sabía es que se iba a dar esa misma noche.
Comenzamos a tomar con las chicas algunos tragos despacio, como para ponerle calor a la fría noche de Junio. Pero enseguida nos encontramos con que las cuatro habíamos tomado un poco más de la cuenta. Para nada ayudó llegar al boliche y descubrir que uno de los chicos de la barra era íntimo amigo de Martina y que además de eso estaba dispuesto a regalarle lo que sea. Cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos demasiado borrachas y con ganas de seguir disfrutando. Fue entonces cuando me animé a mandarle a Luciano el mensaje que lo iba a hacer olvidarse de cualquier otra cosa. “Querés venir esta noche a casa? Hoy lo hacemos por atrás sí o sí” decían mis palabras y minutos más tarde el contestó de manera afirmativa.
Luciano me cogía en cuatro con muchas ganas. A los dos nos estaba afectando el alcohol de esa noche y estábamos mucho más desinhibidos de lo normal. Los besos de la previa habían sido bien zarpados y el toqueteo muy intenso. Después de darnos placer oral mutuamente decidimos coger como dos locos, sin que nada más importase. Comencé cabalgando su hermosa pija, mientras él manoseaba mis tetas y jugaba con ellas. Después le toco el turno a él de ir arriba y llevó mis piernas hasta sus hombros para lograr una penetración bien profunda y cuando menos me lo esperaba, llegué a un orgasmo increíble envuelto en gritos y gemidos de locura. Fue entonces cuando decidí que era hora de regalarle mi colita.
Me puse en cuatro y él automáticamente se colocó detrás de mí y comenzó a cogerme bien fuerte. Su cintura chocaba contra los cachetes de mi cola y golpeaban repetidamente, mientras que una de sus manos se posaba en mi espalda y la otra jugueteaba con mi culito. Primero fue el dedo gordo, que hacía circulitos y dibujos por encima de la piel hasta que de a poco fue tomando lugar. Después fue el índice, que comenzó a entrar en mi cola y de a poco iba logrando sacarme gemidos cada vez más intensos. Por último entró el dedo medio (junto con el índice) y una vez que los dos estuvieron adentro, se dedicó simplemente a hacerme la cola con su mano.
- ¡Ay sí! ¡Me encanta!- Gemía yo sorprendida por el placer que me estaba causando Luciano.
Sin duda el alcohol me había logrado desinhibir por completo y estaba disfrutando a pleno del placer que me generaba mi amante. El movía sus dedos hacia adentro y hacia afuera como si fuesen su propia pija y con ellos me iba cogiendo la colita que de a poco empezaba a acostumbrarse de ellos. Pero él no se pudo contener y sacando los dedos, apoyó la punta de su verga sobre mi cuerpo y comenzó a hacer presión. Costó un ratito en entrar, pero una vez que la tuve adentro solo sentí placer.
Luciano empezó a moverse despacio, con movimientos suaves hacia atrás y hacia adelante, consultándome si me molestaba o me dolía. Pero al ver que yo solo sentía una inmensa satisfacción con su verga adentro de mi cuerpo, decidió darle un poco más de ritmo a la situación y de a poco se fue poniendo mucho más intenso. Sus manos me sujetaban fuertemente por la cintura y a pesar de que su cuerpo se movía de una manera muy suave, yo sentía como si toda la cama temblase. Era mi cuerpo el que vibraba.
A medida que avanzaban los minutos mi cola se relajaba y yo comenzaba a disfrutar de la sensación. Era algo muy raro, algo diferente, y aunque no sabía el por qué definitivamente sabía que me gustaba y que quería que siguiera. Luciano de a poco iba aumentando el ritmo y fue en ese momento cuando tuve que empezar a descargar la presión que sentía por la boca. “¡Ah! ¡Ah!” gritaba al mismo tiempo que él chocaba su cuerpo contra el mío. Sabía que me gustaba, por eso no frenaba.
Una vez que ya mi cuerpo se había acostumbrado, los dos de a poquito empezamos a soltarnos. Luciano decidió darle riendas sueltas a su cuerpo y tomándome fuertemente de la cintura se empezó a mover bien rápido, con la idea de cogerme bien duro la cola. Yo me desparrame sobre la cama, mordí bien fuerte las sábanas con la idea de no gritar tanto y extendí mis brazos para poder descargar algo de presión sobre ellos. Era sumamente placentero, las chicas tenían razón, al principio fue incómodo, pero ahora que mi cola estaba totalmente predispuesta no podía negar que me encantaba lo que Luciano estaba haciendo.
- ¿Te gusta?- Me preguntó.
- ¡Me encanta!- Le confesé yo entre gemidos.
Extendió una de sus manos por mi espalda causándome un cosquilleo en todo el cuerpo y después volvió a llevarla hasta mi cintura. Se siguió moviendo rápido hasta que de golpe comenzó a bajar la velocidad y decidió frenar. “No doy más, mi amor” me confesó exaltado y respirando de forma muy agitada. Le pedí que se recostara una vez más en la cama y cuando lo hizo yo volví a sentarme sobre su pija, haciendo que esta entrara bien a fondo de mi conchita. Pero lo hice dándole la espalda a él. Giré la cabeza para mirarlo fijo a los ojos y le dije:
- Ahora vas a ver cómo me dejaste la colita- Y me agaché hacia sus piernas levantando mi cintura.
Luciano automáticamente llevó sus manos hasta mi cola y después de apretarla fuertemente metió un dedo en mi culo que seguía abierto. Comencé a moverme de manera muy acelerada, la sensación de tener una pija en la concha y un dedo en el culo fue algo muy raro, que me causaba un morbo bastante interesante pero a su vez me excitaba muchísimo. Mis gemidos volvieron enseguida y el suspiro profundo de él también. Entonces supe que estaba a punto de acabar y quería que lo hiciera adentro de mi cuerpo. Me levanté para quedar sentada una vez más sobre su cintura y cuando lo hice cerré los cachetes y su dedo quedó atrapado adentro de mi cola. Me empecé a mover bien rápido dispuesto a hacerlo acabar todo y él no tardó en hacerlo.
Sentí como la leche iba saliendo de su cuerpo y como me llenaba por completo. Luciano largó un gemido de placer tan profundo que me penetró la cabeza y me puso la piel de gallina. Me quedé quieta, inmóvil, solo le di lugar para que sacara su dedito de mi culo y después nos quedamos ahí. Disfrutábamos del placer que aun sentían nuestros cuerpos de tan increíble momento, gozábamos de lo que acababa de pasar. Entonces volví a girar la cabeza y vi en su rostro una inmensa sonrisa y automáticamente se dibujó una en la mía.
SIGUIENTE
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3 comentarios - Chica de ciudad: Segundo año. Capítulo 8
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