Como conté, ya volví de otra inolvidable vacación en Mar del Plata. Playa, comida fuerte, música, teatro, heladito, alfajorcito, sandwichitos. Y paja, mucha, con travestismo incluido. Pero también tuve mujeres. Como la gorda de la playa, esa que me ayudó cuando me ice bolsa tras caerme y me cogí.
Como recuerdan, la gorda era linda y finolli, rubia de pelo cortito, vieja pitucona de 60, malla enteriza, aroma a cremita y lindas tetas y culona. Después de la garchada playera, nos dimos los celulares y prometimos encontrarnos. Y ella se puso cuero, comimos fiambre y me la volteé nomás. Pero no me fue suficiente, qué va. Tipo cuatro días después, mientras mis amigotas María Teresa y Estela cogían con lo que había, la llamé y no sólo me atendió dulce, amable, con vocecita tranqi que me calentó, sino que ella ya tiró los galgos. "Diegui, amor, te paso a buscar y vamos a cenar, ¿Sí amor?", mandó. Dije sí calientazo, arreglamos, y como hacía frío marplatense, me vestí elegante con campera de cuero, pulóveres, pantalón y botas de cuero negro, más mi riñonera de cuero. Locura dominaba mi cabeza y mi pene iba y venía bajo mi calzón limpio y perfumado.
Y qué cuando la vi, después no digan que vivo de ratones. La gorda, rubia, pituca, linda, tetona y culona, la señora, vestía fino conjunto de campera y pollera de cuero negra, medias negras, tacos finos, una cartera de cuero tremenda, maquillada fuerte y perfume terrible. Encima unas pulserotas que también me calentaban. Encima quería tirármele yo. La gorda me dijo su nombre, Susana, me acarició la pera, abrazó y besuqueó dejándome toda su pintura de labios roja. Me volvió a acariciar la pera, me limpió el rouge y me elogió mi pinta. "Mmmm, qué lindo que estás, bah, vos sos lindo dulce", me decía con vocecita suave y que denotaba unas ganas de aquéllas. Y me tomó del brazo, yo aproveché y como me venía ya parándomela, le pregunté todo, imaginen, sobre su ropa de cuero. Y Susana nomás me contó todo. Yo volaba, le seguí sin importarme nada, estaba cada vez más loco tocando su fino cuero. Y la mujer me llevó a un restaurante fino como ella, donde me convidó con tabla de queso y fiambre y picada variada. Susana me hacía sandwichitos y yo excitaba chocho de estar con ella de cuero como la había imaginado, y aparte comiendo fiambre que tanto me aloca. La rubia le dio duro a la picada y tomó cerveza, me convidó pero no qise, e igual me dio agüita saborizada de pomelo, más sandwichito, me los untó con mayonesa, todo con mimos y charlita dulce y tranquilita. Y luego, tras pagar ella, mirá qué dulce, me invitó a su departamento ahí cerca del restó. Me volví a tomar de su brazo cubierto por su fina campera de cuero, me rozó con su cartera mientras me llevaba y hacía ruido con sus preciosos tacos. Hasta sus medias negras me enloquecían. Y ya pensaba, claro, si era así su pinta por fuera lo que sería abajo, su bombacha, corpiño. Llegamos, la señora finamente me acompañó, me sentó y me hizo café con masas finas. Más mimito, más charlita, fue creciendo mi locura y mi pene, le seguí con preguntitas y fui a su historial sexual, y la mujer me contó con detalles sus polvos con su ex marido y demás, cómo se embarazó de sus tres hijos, todo.
Y nomás volamos a la mierda. "Susana, ¿y si en vez de que me cuentes te dejo yo embarazada?", le mandé enloquecido, así de fino y educado. La tipa quería: "Mmm, mi amor, no puedo quedar embarazada ya, pero sí probamos, dale". Antes de que terminara, el que la acabó fui yo. La agarré, abracé fuerte, luego suave y cuando se relajó le pasé las manos por el culo de cuero, me la llevé a empujones delante de mí, la metí en su pieza, nos sacamos todo, y en efecto Su lucía terrible juego de ropita interior. La estampé contra el placard en calzón, se me paró, Susana me lo acarició y tras sacarme me apretó suave, se me puso duraza, Susana se quitó rápido agitada sus medias, su corpiño, se sacó loca su bombacha negra y cuando la tiró, me le tiré yo con brutalidad, y con brutalidad la penetré con mi salchichón por su vagina amplia y limpita. Susana gemía perra, loca, gaucha, genial, no se esperaba 24 cm de largo y 6 de grosor. Y menos mi potencia y salvajismo, le dije porquerías varias mientras iba para adelante y atrás, volando con su cuero, cena, piel y aroma a crema de las manos. Y eyaculé semen a chorros en su vagina, haciéndola gritar a Susana, que mojó todo con su flujo que una vez acabado chupé y degusté, mientras ella me pasaba la lengua por el semen y lo disfrutaba. Y disfrutó de nuevo, porque cuando iba a pararse para ponerse la bombacha, se la arranqué de la mano, se la tiré lejos, la di vuelta, Su se dejó chocha de mi locura y me la bajé, volteé, violé y cogí por la cola hasta llenarla de latidos de pijocha y semen abundante. Susana tragó semen de nuevo, me hizo pasarle lengua y tragadas por su vagina y tomé chocho su juguito refrescante. Luego nos besamos románticos y me ofreció dormir con ella, con la condición de no cogerla sin avisarle. OK dije, dormimos abrazaditos, yo loco con su camisoncito más fino que su cuero y bombacha, pero tranqui. Y a la mañana, ella me llevó a la cama leche, tostadas, queso y dulce, se me sentó al ladito y desayunamos. Vieron chicas, telo con desayuno y pensión gratis en Mardel. Susana, la gorda rubia y pituca, lo hizo. Y encima, con leche y jugo incluidos.
Como recuerdan, la gorda era linda y finolli, rubia de pelo cortito, vieja pitucona de 60, malla enteriza, aroma a cremita y lindas tetas y culona. Después de la garchada playera, nos dimos los celulares y prometimos encontrarnos. Y ella se puso cuero, comimos fiambre y me la volteé nomás. Pero no me fue suficiente, qué va. Tipo cuatro días después, mientras mis amigotas María Teresa y Estela cogían con lo que había, la llamé y no sólo me atendió dulce, amable, con vocecita tranqi que me calentó, sino que ella ya tiró los galgos. "Diegui, amor, te paso a buscar y vamos a cenar, ¿Sí amor?", mandó. Dije sí calientazo, arreglamos, y como hacía frío marplatense, me vestí elegante con campera de cuero, pulóveres, pantalón y botas de cuero negro, más mi riñonera de cuero. Locura dominaba mi cabeza y mi pene iba y venía bajo mi calzón limpio y perfumado.
Y qué cuando la vi, después no digan que vivo de ratones. La gorda, rubia, pituca, linda, tetona y culona, la señora, vestía fino conjunto de campera y pollera de cuero negra, medias negras, tacos finos, una cartera de cuero tremenda, maquillada fuerte y perfume terrible. Encima unas pulserotas que también me calentaban. Encima quería tirármele yo. La gorda me dijo su nombre, Susana, me acarició la pera, abrazó y besuqueó dejándome toda su pintura de labios roja. Me volvió a acariciar la pera, me limpió el rouge y me elogió mi pinta. "Mmmm, qué lindo que estás, bah, vos sos lindo dulce", me decía con vocecita suave y que denotaba unas ganas de aquéllas. Y me tomó del brazo, yo aproveché y como me venía ya parándomela, le pregunté todo, imaginen, sobre su ropa de cuero. Y Susana nomás me contó todo. Yo volaba, le seguí sin importarme nada, estaba cada vez más loco tocando su fino cuero. Y la mujer me llevó a un restaurante fino como ella, donde me convidó con tabla de queso y fiambre y picada variada. Susana me hacía sandwichitos y yo excitaba chocho de estar con ella de cuero como la había imaginado, y aparte comiendo fiambre que tanto me aloca. La rubia le dio duro a la picada y tomó cerveza, me convidó pero no qise, e igual me dio agüita saborizada de pomelo, más sandwichito, me los untó con mayonesa, todo con mimos y charlita dulce y tranquilita. Y luego, tras pagar ella, mirá qué dulce, me invitó a su departamento ahí cerca del restó. Me volví a tomar de su brazo cubierto por su fina campera de cuero, me rozó con su cartera mientras me llevaba y hacía ruido con sus preciosos tacos. Hasta sus medias negras me enloquecían. Y ya pensaba, claro, si era así su pinta por fuera lo que sería abajo, su bombacha, corpiño. Llegamos, la señora finamente me acompañó, me sentó y me hizo café con masas finas. Más mimito, más charlita, fue creciendo mi locura y mi pene, le seguí con preguntitas y fui a su historial sexual, y la mujer me contó con detalles sus polvos con su ex marido y demás, cómo se embarazó de sus tres hijos, todo.
Y nomás volamos a la mierda. "Susana, ¿y si en vez de que me cuentes te dejo yo embarazada?", le mandé enloquecido, así de fino y educado. La tipa quería: "Mmm, mi amor, no puedo quedar embarazada ya, pero sí probamos, dale". Antes de que terminara, el que la acabó fui yo. La agarré, abracé fuerte, luego suave y cuando se relajó le pasé las manos por el culo de cuero, me la llevé a empujones delante de mí, la metí en su pieza, nos sacamos todo, y en efecto Su lucía terrible juego de ropita interior. La estampé contra el placard en calzón, se me paró, Susana me lo acarició y tras sacarme me apretó suave, se me puso duraza, Susana se quitó rápido agitada sus medias, su corpiño, se sacó loca su bombacha negra y cuando la tiró, me le tiré yo con brutalidad, y con brutalidad la penetré con mi salchichón por su vagina amplia y limpita. Susana gemía perra, loca, gaucha, genial, no se esperaba 24 cm de largo y 6 de grosor. Y menos mi potencia y salvajismo, le dije porquerías varias mientras iba para adelante y atrás, volando con su cuero, cena, piel y aroma a crema de las manos. Y eyaculé semen a chorros en su vagina, haciéndola gritar a Susana, que mojó todo con su flujo que una vez acabado chupé y degusté, mientras ella me pasaba la lengua por el semen y lo disfrutaba. Y disfrutó de nuevo, porque cuando iba a pararse para ponerse la bombacha, se la arranqué de la mano, se la tiré lejos, la di vuelta, Su se dejó chocha de mi locura y me la bajé, volteé, violé y cogí por la cola hasta llenarla de latidos de pijocha y semen abundante. Susana tragó semen de nuevo, me hizo pasarle lengua y tragadas por su vagina y tomé chocho su juguito refrescante. Luego nos besamos románticos y me ofreció dormir con ella, con la condición de no cogerla sin avisarle. OK dije, dormimos abrazaditos, yo loco con su camisoncito más fino que su cuero y bombacha, pero tranqui. Y a la mañana, ella me llevó a la cama leche, tostadas, queso y dulce, se me sentó al ladito y desayunamos. Vieron chicas, telo con desayuno y pensión gratis en Mardel. Susana, la gorda rubia y pituca, lo hizo. Y encima, con leche y jugo incluidos.
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