Les traigo un relato de incesto entre hermanos de mi autoría. Esta vez, tratando de hacerlo más realista, fundamentado y despacio que otros relatos que escribí, en los que me cuesta hacerlos más sutiles y no tan explícitos. Llego la hora de apostar fuerte y que estos hermanitos traviesos exploten al máximo la intimida de su cuarto de hotel. ¿Qué traerán de nuevo estos pervertidos?
Está dividido en capítulos más breves porque me parece que se hace más ameno, en cada uno pasa algo interesante, se llegó al punto en el que no hay aperitivos y cada mini capítulo es un manjar, o al menos yo lo veo así.
Algunas fotitos tomadas ni bien nos instalamos en el hotel ¿Linda no?
Un obsequio muy esperado
A estas alturas, describir lo que pasó esa noche después de caminar por el centro marplatense sería redundante. Llegamos algo cansados de caminar, tras comernos unas hamburguesas cargadas bien a lo chancho, y para cuando nos dispusimos al sexo, hicimos el delicioso normalito, a lo cristiano, yo arriba primero, después yo abajo y a dormir, a recuperar energías del viaje para aprovechar al máximo las vacaciones desde el día siguiente. Lo que sí agrego es que amanecer al lado de mi hermosa hermana, sin ninguna necesidad de esconder nada, fue algo mágico.
Sentí su mano envolviendome el pecho, acariciarme los pectorales mientras aún estaba adormilado, y fue bajando lentamente hasta llegar a mi miembro mientras ella se pegaba a mí en cucharita. Su mano tomo con delicadeza mi pene jalándolo con ternura y suavidad. Pensar que la primera vez que su mano me palpó la entrepierna, sentí un sacudón eléctrico de incomodidad, ahora, sentir su suave caricia en mi zona más íntima era solo un placentero anticipo de lo que se avecinaba…
- Buen día, hermana.- Le dije destapándome un poquito para ver la mano de Tammy pajeándome justo como me gustaba, como si su mano fuera mía.
- Buen día, hermanito ¿Dormiste bien? – Preguntó sin dejar su trabajo manual.
- Muy bien.- Le dije relajándome, disfrutando de mi erección y su suave mano ayudándome a iniciar bien el día.- ¿Extrañabas hacerme estas cositas?
- Sí, mucho, avanzamos tanto que no quiero perder las primeras costumbres.- Me susurró al oído, hablándonos como dos enamorados en su ansiada luna de miel. Con sinceridad, no había mucha diferencia, solo el destino elegido.
Pasados unos minutos le sugerí pasar a un 69 o si no prefería que yo también le diera una mano, ella se negó a mis pedidos de justicia.
- No, no, quiero hacerte una pajita bien clásica, me gustan estas cosas simples también.
- Bueno, lo que vos quieras, hermana.- Trataba de repetir esa palabra porque sabía que era una de las que más le gustaba en la cama. Recordar nuestros lazos sanguíneos directos era echarle más brasas a nuestra hoguera.
- ¿En qué estás pensando? ¿Qué ideas se te vienen en este momento? – Me preguntó pasados unos minutos, sin abandonar la posición junto a mí.
- En vos, hermana, en cómo me iniciaste en todo esto… en las cosas que pudimos hacer este tiempo, como venirme en tu boca, en tu concha…
- Entonces te vienen recuerdos ¿Algo nuevo no pansas?
Su tono susurrante junto a mi oído, el calo de su cuerpo, y su mano comenzaban a surtir efecto en mí como un viagra personal, hecho a medida para mis células.
- Sí, pienso en hacerte la colita algún día, en lamerte bien el culito y metértela hasta dejarte mi leche adentro.
- Mmm se te puso más durita. – Reconoció acelerando su mano. – Realmente tenes esa fantasía de lo anal, sería desconsiderado después de todo lo que hiciste por mi si no te la cumplo.
- Me encantaría, Tammy uuuh.- Jadié a punto de eyacular.- Voy a ensuciar toda la cama, no aguanto más.
Tamara pasó la mano por debajo de mi cuerpo abrazándome para cubrirme el pene con la otra mano.
- Larga todo, yo voy a juntar tu leche.- Dijo mientras su otra mano me acariciaba la cabeza. – Quiero que empieces el día con el pie derecho y pensando en mi.
Relajándome del todo, disfrutando tanto de su mano como de sus susurros sensuales, me corrí con libertad dejándole la mano a la miseria de tanta leche que largue.
- ¿La queres probar?- Disfracé de pregunta mi pedido.- La mañanera siempre es la más rica.
Tammy me sonrió con picarona, disfrazando su “sí” de sonrisa, observando la leche en su mano.
- Bobito, yo siempre me la trago, no es ningún reto a esta altura.- Y reafirmando su posición, pasó su lengua por la palma de su mano, se chupó los dedos como si tuviera queso de pizza en ellos, y por último succiono los remanentes que quedaban en su otra mano.- ¿Ves, bobito?
Me abalancé sobre ella y la bese en un rapto de pasión. Estaba viviendo un sueño, sabía que todo lo que le pediría, ella lo cumpliría, era mi genio de los deseos sexual personal. Por supuesto que ya tenía mi deseo en la punta de la lengua, mi ansiado anal estaba más cerca que nunca en mi horizonte.
Arrancamos el día con unos besos de lengua bien apasionados, llámenlos franceses, besos japoneses, no sé si tenían nombre, nuestras lenguas y bocas se chupaban tanto que no sé si podían categorizarse. Enlazados en la cama, giramos conectados boca a boca hasta que me crujió la panza y decidimos bajamos a desayunar.
- Bajemos a comer, tenes que alimentarte bien, hermanito.- Me dijo mientras bajamos las escaleras palmeándome el pecho.- Si no te mantenes fuerte vas a llegar a casa desnutrido.
Le hice caso y tras desayunar en la recepción del pituco hotel donde nos hospedábamos, salimos a caminar por la playa mientras comíamos helado. La primera mañana marplatense era ventosa pero soleada, ideal para que Tammy exhibiera su voluptuoso cuerpo apenas oculto por una tanga, fiel a su estilo, de tipo “ahegao”, esos atrevidos estampados con caras de chicas de animé desencajadas de placer.
La bikini usada por mi hermana ese día. Para que vean que soy un hombre de palabra.
- Ahora veo porque venimos poco acá, a mamá le agarra un ataque tanta gente.- Me dijo muy pegada a mí, esquivando juguetes alcanzados por las olas.
- Encontrar un lugar para tirar una toalla es como querer encajar un dinosaurio en el tetris.
Mi hermana rió con ganas, sin hacerle caso a los mirones que la desnudaban (aún más) con la mirada. Hasta ahora, si hubiera un premio al bikini más atrevido ella ganaría.
- Me van a dejar los ojos tatuados de tanto que me miran.- Me susurró viendo como cada tipo que nos cruzábamos quedaba tildado, otros susurraban y reían con perversión. También algunos me miraban con cierta envidia, preguntándose qué me vio siendo alguien flaquito y más bajo que ella.
- Mientras no te hagan mal de ojo las envidiosas todo bien.
Caminamos de un lado a otro charlando, camuflados como novios cualquieras, solo algo más parecidos que otras parejas. Al regresar al centro y ver vidrieras por varios minutos, me di cuenta de que la verdadera diversión para nosotros estaría dentro de nuestra habitación de hotel. No veía la hora para probar cosas nuevas con mi hermana… cosas nuevas que ya no podía esperar más por sentir.
Ese día planeamos mucho pero hicimos poco. Estuvimos caminando de acá para allá, comiendo siempre comida chatarra, viendo vidrieras y entrando en cada galería. Tammy entró a un atrevido sexshop (Mar de Sensaciones para el que no cree en mis palabras) en el que me prohibió entrar.
- ¡Te quedás he! ¡Otro día te dejo entrar pero hoy te voy a dar una sorpresa! – Me retó en un tono muy fuerte, dejándome plantado en la puerta como un salame.
- Odio cuando te sale la tsundere de adentro.
Un grupito de vacacionistas mirones se rieron con descaro de mi situación y no me importo en absoluto. Quizás a sus ojos era un pollerudo, en realidad yo sabía que si mi hermana quería darme una sorpresa, valía la pena que no me enterara de nada.
- Giles, si algo aprendí es a seguirle la corriente en todo.- Dije para mis adentros mientras me sentaba y aprovechaba a atender los mensajes de mi vieja y mi viejo. Ni ella ni yo les dimos ni cinco de pelota, no queríamos ser molestados. Mi mamá me dijo entre muchos más pedidos que no dejara sola a mi hermana, que la cuide, que no la deje hacer de las suyas en la noche marplatense.
“Vos no te das cuenta pero tu hermana es ligera y no quiero tener sorpresas, ponele los puntos”
- Si supiera se muere, y sí, sé que tan ligera es...- Susurré riéndome ante los mensaje de mi madre que pensaba que nosotros hacíamos la nuestra separados.
- ¿Todo bien?- Me dijo Tammy sorprendiéndome con su llegada, sentándose a mi lado.- No sabes la sorpresita que te tengo, capaz hasta deberíamos hacer hasta una peli.
- ¿Peli para toda la familia?- Me hice el gracioso.
- Va a ser más ilegal que una fiesta de Lannisters.- Guiñándome el ojo.
El día transcurrió sin nada relevante. Comimos en un restaurant y tras un paseo nocturno, regresamos al hotel, en mi caso, con mucha ansiedad por la sorpresa que Tammy me tenía reservada. Sabía desde ese día que nuestra actividad diurna era un paréntesis entre nuestras verdaderas aventuras.
Tras una nueva espera, Tammy me dejó acostado y con los ojos cubiertos por una venda. Tras lo que me pareció una eternidad, escuché sus pasos aproximarse y me descubrió los ojos.
- Diablos hermanita…- Se me escapó al verla luciendo un hermoso conjunto de lencería, uniformes del placer que sabía calzar como nadie, como hechos a medida, aunque parecía elegir los que le quedaban un tallecito más chicos. Sus exuberantes carnes parecía querer liberarse de sus ajustados conjuntitos.
- ¿Y? ¿Te gusta? – Dijo dando una vueltita. Lucía una pollerita de colegiala diminuta color azul, una camisita que apenas le pasaba las tetas, apretadísima, y en el cuello, la frutilla del postre, un listón rojo que combinaba con sus labios.- Es un seifuku, algo así como un uniforme de colegiala japonesa.- Me informó. ¿Te gusta o no?
- Perdón, quedé embobado, por supuesto que me encanta…
Tamara se sentó sobre mí envolviéndome con sus piernas, sintiendo su peso sobre mí, el olor de su perfume, la cama cediendo por su peso, eran sensaciones que me quería llevar a la tumba.
- ¿En qué pensabas? – Últimamente me preguntaba eso muy seguido, como en la mañana.
- Me acordaba de nuestra primera experiencia, cuando me diste un pico en la cama y te masturbaste al lado mío, como me quede en shock… y míranos ahora, nos sale re natural pero ni a palos perdemos la chispa.
- Buena definición, la clave para no perder la chispa es hacer cosas nuevas.- Me susurró al oído. – Pero antes de darte lo que quiero te quiero hacer trabajar un poquito.
Tammy me descubrió la pija semierecta y yo, a la vez, le destapé las tetas subiéndole la camisita de una pieza, elastizada y sin botones.
Mientras le chupaba las tetas y le besaba todos los pechos, ella se frotaba la concha con mi pene, y ni bien la sintió lista, se dejó caer enfundándomela toda.
- Uhhh, Tammy, que linda sorpresa este trajecito, te queda re bien.- Dije admirándola mientras se sentaba sobre mí.- Y te siento re apretadita.- Aunque veníamos haciéndolo seguido, esa noche la sentía inusualmente estrecha en el interior, como si de alguna manera hiciera fuerza para apretarme la cabeza.
- Esta no es la sorpresa bobito, la sorpresa está acá…
Acto seguido, con mi pija adentro, se giro dándome la espalda y allí, sobre mi pija, tenía un anal plug de esos que tienen una gema de fantasía, en este caso, fucsia.
- No me lo creo, tenés un juguete.- Dije mirándolo como si fuera el medallón de un hipnotizador. Verle ese accesorio del placer casi perdido entre su culo, subir y bajar era algo increíble, tanto como su estrecha conchita comiéndome la polla.
- Claro tontito, me tengo que preparar para que después me hagas la cola, sino me va a doler más.- Me reveló volteándose a penas.- Primero ayudame a venirme bien rico y luego te dejo hacerme lo que se te cante, no te me apresures he.
- Te voy a coger bien la conchita como te gusta, no te preocupes.- Y poniendo mis manos en su cadera, le inyecté todo mi miembro lo más rápido que pude. Ella se quedó arrodillada sobre mis piernas, totalmente inclinada hacia adelante con la gema mirándome como una cámara. Subía y bajaba, subía y bajaba, esa gema me estaba calentando como un hechizo de amor, la idea de que tuviera un gran juguete en su culo me calentaba como nada.
- Casi me vengo la puta madre.- Expresé sudando más de autocontrol que de esfuerzo.- Tammy cambió de posición (procurando que no se saliera mi pija) y volvió a darme la cara.
- Seguí así, no pares, te falta poco para ganarte mi culo onee-san.
- Ah pensé que lo tenía seguro, entonces me pongo las pilas.
Tammy me cayó la boca con un beso profundo y sonoro mientras volvíamos a darnos caña, en parte yo a ella, y ella a mí, sentía mi pija casi salirse y su cadera caer sobre mí para envolverla antes de que perdiera el centro. Debíamos ser los hermanos incestuosos que mejor cogían en el mundo, le peleo el título a cualquiera.
- Escupime la boca.- Le pedí extasiado, teniéndola tan contra mí que me prensaba contra el respaldo y no me importaba. Mi hermana, obediente, cargo su boca de saliva, y en una breve pausa, descargo un chorro de baba en mi boca, la cual saboreé frente a ella como si fuera un caramelo.
- Dame más, escupime de lejos, no pares.- Le pedí entregado al 100% en la tarea de ganarme el derecho al anal con todo el repertorio de perversiones que amasé las última semanas.
Tammy me apretujó, y sin dejar la cogida de lado, me escupía en la lengua, y a veces, directo al fondo de mi boca, sintiendo su chorrito espeso y pegajoso golpearme la campanilla ¿Eso sentía ella cuando me corría en su boca? La idea de que tenía más saliva suya en mi boca que la mía propia casi me hacía correr por 2da vez.
Después de jugar con nuestras bocas como nunca antes, escupiéndonos mutuamente de cerca, de lejos, y boca a boca, cambiamos de posición y me tiré sobre ella tomando el control total de la noche, dejándome caer con todo mi peso. Ahora ella gemía como puta nueva, y medio por miedo a que se quejen los “vecinos” y medio por placer, la callé metiéndole mis dos dedos hasta la garganta.
- Ggghgh, mge gusgtha ego…- Trató de decirme alentándome a que se los meta más profundo.- Le hice casó hasta hacerla toser saliva y me lleve los dedos todos babosos a mi boca, chupándomelos como a un helado. Miré a mi hermana y estaba extasiada, despeinada, con la boca con el labial corrido para todos lados y empapada de saliva propia y ajena. Su expresión estaba desencajada de placer, fuera de sí misma, poseída como nunca la vi.
- ¿Nos corremos? ¿queras que me venga adentro? – Le pregunté acelerando mi marcha, pasando de cuarta a sexta.
- ¡Sí, sí, lléname la conchita de leche, córrete todo adentro hermano!- Exigió con la voz rasposa de tanto juego brusco con mis dedos. Para ponerle más nafta al incendio forestal, se agarró las piernas con las manos, posición que le estrujaba la conchita contra el juguete y me aplastaba la pija adentro.- ¡Dale, dale, lléname de leche, lléname toda!
Mi silencio evidenció mi esfuerzo sobrehumano por correrme hasta la última gota en su útero acostumbrado a mi semiente, a absorber mi leche y asimilarla a su organismo en procesos que desconocía.
- Ya esta, te deje todo adentro, todo…- Al sacarla, para mi sorpresa, solo había flujos de ella, más apenas un hilillo de mi semen, como quería, mi semilla quedó en las profundidades de su vagina toda dilatada. Le metí dos dedos para corroborarlo y sentí el contacto ardiente y viscoso de mi semen en el fondo.- Mira, te llené toda como querías.
- Entonces te voy a dar lo que tanto querías.- Me susurró.- Sos un buen hermanito, te regalo mi culito para lo que vos quieras, disfrútalo.
Tammy se dio vuelta acostándose boca abajo, dejándome esa colita con su juguete metido cual moño de regalo, quedando a mi merced, totalmente expuesta a lo que quisiera.
- No puedo creerlo, no puedo creerlo, sos lo más hermana.- Susurré abriéndole los cachetes sin saber por dónde empezar. Tenía tantas cosas por hacer, no obstante, lo primero era recuperarme, después de semejante cojida, quizás la mejor que habíamos tenido, la tenía al 30% y lo primero que tenía que hacer, era revivirla.
El debut anal de mi hermana
Primero le llené las nalgas de besos, de esos que dejan marcada la boca, se las estiré y junté como si fuera arcilla que quería moldear con mis manos, luego, con la colita bien abierta, pasé a retirarle el accesorio sexual muy lentamente, para mi sorpresa, era de los grandes, de esos que tiene un tubito fino y al final, algo así como una punta de torpedo.
- Diablos ¿Todo esto tenías adentro? ¿No te duele? – Le pregunté más para sacar conversación picante que otra cosa. Ese torpedo (por llamarlo de alguna manera) al querer sacarlo le estiraba el agujerito como nunca se lo vi estirado.
- Sabía que te iba a gustar, pervertido. Más me va a doler lo que viene después.- Predijo acertada.
- Tranquila, no te me apresures he.- Le repetí lo mismo que me había dicho.- Por ahora estoy admirando el paisaje, ni empecé. – Hablando de admirar el paisaje, continué moviendo el plug como un analógico, preguntándome como lo sentía ella moviéndose en su interior, girando, saliendo hasta estar casi afuera y luego metido de nuevo.
- ¿Te gusta que lo mueva así Tammy? – Pregunté con absoluta sinceridad algo preocupado por cómo se aferraba a la almohada.
- No quiero admitirlo, pero se siente cada vez mejor.- Me confesó.
- Entones sigo. – Sin culpa, confiando en que me decía la verdad, seguí viendo su anillito de cuero estirarse con la parte más gruesa y de improvisó, se lo saqué. A Tammy se le escapó un gemidito que no estaba premeditado. – Para que no te duela voy a tratar de lubricarte lo mejor que pueda.
Tras verle el agujerito dilatado unos segundos, metí mi lengua en el procediendo al inevitable anilingus, haciéndola jadear con los movimientos circulares de mi lengua en su centro, cada vez era más difícil errarle al centro, al tenerlo estirado con mis manos podía meter más de la mitad de mi lengua sin esfuerzo.
- Me sorprende cuanto te gusta lamerme ahí.- Observó muy sonrojada, como si hubiera sido la primera vez que me comía su anito. – Sin hacerle caso, fui subiendo y bajando por toda su raya, impregnándome su delicioso sabor, embragándome con su perfume de mujer.
- Dame un ratito más y voy a estar a punto, dejame ver que tan lista estas.- Expliqué como si fuera experto en esas cosas y tras chuparme dos dedos, se los colé. Como me imaginé, se notaba que la presencia del juguete por varios minutos le había cambiado la anatomía. En pocas palabras, podía llegar más profundo y más fácil dentro de su culo.
- Mmm que precioso culo.- La elogié embobado con mi juguete tras ver que entraban hasta mis nudillos, de tanto juego, de tanta exploración estaba palote sin darme cuenta.- ¿Estás lista hermana?
- Espera.- Expresó estirándose para tomar una botellita escondida debajo de la cama.- Todo bien con la saliva pero hay que lubricarlo bien.
- Lubricante anal, bien, tenés razón.- Acepté echándome un chorrito de la aceitosa sustancia en la verga y luego, en el centro del culito, hasta rebalsarlo que daba gusto. Al instante, lo esparcí por todas sus nalgas dejándoselas brillantes, hermosas a la vista, con cada poro rebalsado de placer.
- Ahí va, ya no doy más.
- Yo tampoco.- Me dijo, arqueando un poco la colita permitiendo que mi glande, le de un besito por primera vez en la escarapela. La fui metiendo de a poco hasta que el anillo me abrazó toda la cabeza y volví a sacarla, para sentir una y otra vez al anillo envolverme la cabeza, una sensación impagable.
- No pensé que te ibas a tomar tanto tiempo, creí que me harías la cola de una.- Admitió entre sorprendida y complacida- Por eso me gusta hacer cositas sucias con vos, siempre me complaces en todo…
- No sé si esto te va a complacer pero voy tan palote que no te va a disgustar mucho tiempo.
Por fin, dejé que mi cabeza se metiera toda y marcara el camino de mi tronco, sintiendo por primera vez sus interiores más prohibidos y el lubricante anal escurrirse por los lados. Creí que entraría una mitad y tendría que pujar, no obstante, mi hermana estaba tan entregada que la metí y no encontré resistencia hasta los huevos, en definitiva, su culo me la había comido toda, y no necesitaba más que menearme.
- Dios, esto es demasiado bueno, esta toda adentro.- Dije estirándole los cachetes e iniciando el delicioso, notando como el anillo se me cerraba en la base de la pija-
- Mmm Entro toda, la tengo toda adentro…- Mencionó como relatando el sexo, quizás para calentarme más.- Ahh, ahhh, uuuh, mmm.- Gimió de forma más ruidosa.
- ¿Te gusta hermanita? ¿Te gusta que te haga el culo o querés que la saque?
- No, no, seguí, seguí, haceme el culo, Tommy, quiero tu leche en mis dos agujeritos.- Me susurró arqueándose más, obligándome a ponerme de pie para hacerle un tradicional griego. Su culo parecía izarse como bandera, lo tenía apuntando al techó y me permitía dejarme caer para penetrarla fondo.
- ¡Auuuhh, aggh, auuu, ah! Ammmm, mi culo, mi culo, ahhh.- Chilló sin contenerse, abriéndose la zanja con las manos. - ¡Dále! Llename de leche, venite en mi culo, vamos…
- No, recién empiezo, dejame disfrutarlo más.- Le pedí sacándola, observando el agujero dilatado que se apresuró a cerrar, un espectáculo hermoso que nunca había visto.
- Vení, quiero dártela de costadito.- Pedí como un niño mimado eligiendo regalo de navidad.
- ¿Querés quemar todas las poses en una noche putito?- Me reprimió.- Mira que no va a ser la única vez, a no ser que me hagas muy mal.
- No te preocupes, no te voy a hacer mal. – Expresé haciendo una cucharita. Curiosamente, nuestro día había comenzado así, ya hora terminaba igual, solo que yo estaba detrás frotándome mi glande contra su ano, levantándole una pierna.
Desde esa posición, como había visto en varios pornos, podía besar sus labios y sus tetas mientras me cogía su culo, dándole golpeteos con cada empellón, intentando conseguir un ritmo parejo.
- Ahhh, auuuh, ahía, mmm, bésame hermanito, bésame, así, así, uuuuh…- Me dijo tonándome de los pelos y llevándome a su boca por enésima vez en la noche. Me mantuvo apresado mientras seguía cojíendola sin para.- ¿Y? ¿Te cuesta venirte?
- No, es que quiero disfrutarlo más, me encanta tu culo…- Le dije mordiéndole el cuello.
- Sos un hijo de puta, Tommy ¿Estas son manera de tratar a tu hermana mayor? Sos malo, malo, uuuh.- Se quejó con un tono muy sufrido, aunque su cuerpo no se contenía ni un milímetro.
- Me vengo, me vengo, ahí, ahí viene, uuuh…
Casi con brusquedad, la puse boca abajo y con el culo abierto por mis manos, se lo penetré en los minutos finales descargando mi leche en su interior y un poco afuera, dejándole el ano blanco y todo a la miseria, dilatado, sucio de leche fruto del incesto y del lubricante todo escurrido.
- No puedo creerlo, me desvirgaste toda Tommy.- Susurró exhausta como si hubiera corrido una maratón.- ¿Fue tan bueno como pensabas?
- Fue mejor Tammy, mejor porque lo hice con vos, yo también perdí mi virginidad y pude hacer mi primera cola.- Observé acostándome a su lado, sintiendo más cansancio que nunca y deseos de una buena ducha. Sin darme cuenta había transpirado como negra en zamba.
Tamara me miró el pecho, como se alzaba y contraía agitado acariciándolo.
- Que loco todo esto, nunca pensé que le daría vida a las fantasías que leí por tanto tiempo.
- No te preocupes, no es tarde para vivir todo lo que queramos.- Pensé, física como mentalmente agotado. - ¿Te parece si nos damos un bañito? Sin compromiso, con que me laves la espalda y yo la tuya me conformo.
- Sos tan bueno hermanito.- Me dijo estirándose para darme un pico.- Con vos a mi lado no necesito más, con vos en casa cuando nos quedemos solitos, cuando nos vayamos de vacaciones privadas como esta, no necesito más nada.
- Sabes que, hermana, en esta habitación de hotel, solos, me di cuenta de que lindo sería que viviéramos solos, en un departamento chico que sea nuestro.
Tamara se levanto y se desnudó con calma, con las señales del sexo salvaje por todo el cuerpo, haciéndome sentir algo culpable con cada marca.
- Es una idea hermosa, Tommy, me encantaría vivir sola con vos y ser tu novia, siempre.
Sonreí como un bobo mirando el techo, sin poder creer la felicidad que me daba tan inusual proyecto de vida. La vi entrar desnuda por completo al baño y dejar la puerta abierta, como invitándome. La imité levantándome con dificultad de la cama, apagando las luces, siguiéndola al baño donde el agua de la lluvia caía creando vapor. En silencio nos metimos y cerramos la puerta corrediza de cristal, listos para lavar nuestros cuerpos, vaciarlos de los rastros de nuestro pecado y llenarlos de sueños. En silencio, soñamos con una vida juntos, sin barreras, libres de cualquier opresión moral o civil, libres de juicios y castigos, libres de culpa y de cumplir todas nuestras fantasías.
Entendí en esa ducha, mientras el agua caliente me tallaba la piel y Tammy me enjabonaba todo el cuerpo, que irremediablemente, me había enamorado de mi hermana y no sabía si debía decirle lo que sentía “Te amo, hermana”
Playa escondida
Fue una mañana de puro relajo. Casi no hablamos, se nos había ido la vida en la noche anterior, y como autómatas, nos movimos por “La Felíz” de un lado a otro sin rumbo fijo. Que veíamos una vidriera, que picábamos por ahí, que nos comunicábamos con algún familiar, pero nada importante. Sin dudas era un día para recargar pilas… o quizás no.
- Mirá lo que encontré.- Mostrándome en su celular un lugar inusual como destino para dos hermanos.
- ¿Playa nudista? Vos hasta que nos descubran y salgamos en Crónica no paras.
- Eso sería divertido, dos hermanos luchando contra todo por el amor, encadenados a un árbol para no ir presos, que romántico, casi tan romántico como vos en la ducha anoche…- Me recordó mi momento de debilidad en la ducha, en el que fui muy cariñoso hasta para nuestros estándares.
- Solo fue un abrazo, no es para tanto.- Me salvaguardé muy sonrojado.- Me gusta la idea de que estemos en bolas pero si nos pide documento o algo así, estamos jodidos, bien jodidos.
- Sos bastante miedoso todavía, he, como la voz de la razón en toda esta locura.
- Que poética para ser otaku.- Casi a esta altura no me acordaba de los gustos de mi hermana. Esto más que tener una hermana otaku se sentía como tener una hermana actriz porno.
- Las otaku somos profundas, hay animés complejos muy buenos con diálogos tremendos, como Serial Experiments Lain, Evangelion, Fullmetal Alchemist…
- Bueno vayamos.- Decidí.- Total, no creo que sea un crimen estar desnudo frente a un familiar, no tenemos porque esconder nada y va a ser una experiencia copada.
- ¡Ese es el hermanito que tanto me gusta! – Y me dio un pico enfrente de todos en la Avenida Libertador.
- Con vos es imposible aburrirse.- Admití colorado como un tomate. Era curioso como un pico me ponía colorado después de las cochinadas que hice con el cuerpo de mi hermana anoche. Me dejaba de enseñanza que el contexto lo es todo, y si el contexto es una playa nudista, todo podía pasar.
Continuará…
Gracias por leer! Todos sabíamos que esto iba a pasar ¿No? Cuál será el siguiente paso que dará esta “parejita” estará por verse.
Si les gustó les agradecería que puntúen y comenten, así muestran su apoyo y me doy cuenta que les gustó el relato 😉 que lo disfruten.
Otros relatos de incesto:
Hermana Otaku:http://www.poringa.net/posts/relatos/3484478/Hermana-Otaku.html#comment-178268
Hermana Otaku. Parte 2:http://www.poringa.net/posts/relatos/3490547/Hermana-Otaku-Parte-2.html#comment-173837
Hermana Otaku. Parte 3:http://www.poringa.net/posts/relatos/3500404/Hermana-Otaku-Parte-3.html
Hermana Otaku. Parte 4:http://www.poringa.net/posts/relatos/3506503/Hermana-Otaku-Parte-4.html#comment-172817
Hermana Otaku. Parte 5:http://www.poringa.net/posts/relatos/3530577/Hermana-Otaku-Parte-5.html
Hermana Otaku. Parte 6:http://www.poringa.net/posts/relatos/3542132/Hermana-Otaku-Parte-6.html
Hermana Otaku. Parte 7:http://www.poringa.net/posts/relatos/3562077/Hermana-Otaku-Parte-7.html
Hermana Otaku. Parte 8:http://www.poringa.net/posts/relatos/3575734/Hermana-Otaku-Parte-8.html
Está dividido en capítulos más breves porque me parece que se hace más ameno, en cada uno pasa algo interesante, se llegó al punto en el que no hay aperitivos y cada mini capítulo es un manjar, o al menos yo lo veo así.
Algunas fotitos tomadas ni bien nos instalamos en el hotel ¿Linda no?
Un obsequio muy esperado
A estas alturas, describir lo que pasó esa noche después de caminar por el centro marplatense sería redundante. Llegamos algo cansados de caminar, tras comernos unas hamburguesas cargadas bien a lo chancho, y para cuando nos dispusimos al sexo, hicimos el delicioso normalito, a lo cristiano, yo arriba primero, después yo abajo y a dormir, a recuperar energías del viaje para aprovechar al máximo las vacaciones desde el día siguiente. Lo que sí agrego es que amanecer al lado de mi hermosa hermana, sin ninguna necesidad de esconder nada, fue algo mágico.
Sentí su mano envolviendome el pecho, acariciarme los pectorales mientras aún estaba adormilado, y fue bajando lentamente hasta llegar a mi miembro mientras ella se pegaba a mí en cucharita. Su mano tomo con delicadeza mi pene jalándolo con ternura y suavidad. Pensar que la primera vez que su mano me palpó la entrepierna, sentí un sacudón eléctrico de incomodidad, ahora, sentir su suave caricia en mi zona más íntima era solo un placentero anticipo de lo que se avecinaba…
- Buen día, hermana.- Le dije destapándome un poquito para ver la mano de Tammy pajeándome justo como me gustaba, como si su mano fuera mía.
- Buen día, hermanito ¿Dormiste bien? – Preguntó sin dejar su trabajo manual.
- Muy bien.- Le dije relajándome, disfrutando de mi erección y su suave mano ayudándome a iniciar bien el día.- ¿Extrañabas hacerme estas cositas?
- Sí, mucho, avanzamos tanto que no quiero perder las primeras costumbres.- Me susurró al oído, hablándonos como dos enamorados en su ansiada luna de miel. Con sinceridad, no había mucha diferencia, solo el destino elegido.
Pasados unos minutos le sugerí pasar a un 69 o si no prefería que yo también le diera una mano, ella se negó a mis pedidos de justicia.
- No, no, quiero hacerte una pajita bien clásica, me gustan estas cosas simples también.
- Bueno, lo que vos quieras, hermana.- Trataba de repetir esa palabra porque sabía que era una de las que más le gustaba en la cama. Recordar nuestros lazos sanguíneos directos era echarle más brasas a nuestra hoguera.
- ¿En qué estás pensando? ¿Qué ideas se te vienen en este momento? – Me preguntó pasados unos minutos, sin abandonar la posición junto a mí.
- En vos, hermana, en cómo me iniciaste en todo esto… en las cosas que pudimos hacer este tiempo, como venirme en tu boca, en tu concha…
- Entonces te vienen recuerdos ¿Algo nuevo no pansas?
Su tono susurrante junto a mi oído, el calo de su cuerpo, y su mano comenzaban a surtir efecto en mí como un viagra personal, hecho a medida para mis células.
- Sí, pienso en hacerte la colita algún día, en lamerte bien el culito y metértela hasta dejarte mi leche adentro.
- Mmm se te puso más durita. – Reconoció acelerando su mano. – Realmente tenes esa fantasía de lo anal, sería desconsiderado después de todo lo que hiciste por mi si no te la cumplo.
- Me encantaría, Tammy uuuh.- Jadié a punto de eyacular.- Voy a ensuciar toda la cama, no aguanto más.
Tamara pasó la mano por debajo de mi cuerpo abrazándome para cubrirme el pene con la otra mano.
- Larga todo, yo voy a juntar tu leche.- Dijo mientras su otra mano me acariciaba la cabeza. – Quiero que empieces el día con el pie derecho y pensando en mi.
Relajándome del todo, disfrutando tanto de su mano como de sus susurros sensuales, me corrí con libertad dejándole la mano a la miseria de tanta leche que largue.
- ¿La queres probar?- Disfracé de pregunta mi pedido.- La mañanera siempre es la más rica.
Tammy me sonrió con picarona, disfrazando su “sí” de sonrisa, observando la leche en su mano.
- Bobito, yo siempre me la trago, no es ningún reto a esta altura.- Y reafirmando su posición, pasó su lengua por la palma de su mano, se chupó los dedos como si tuviera queso de pizza en ellos, y por último succiono los remanentes que quedaban en su otra mano.- ¿Ves, bobito?
Me abalancé sobre ella y la bese en un rapto de pasión. Estaba viviendo un sueño, sabía que todo lo que le pediría, ella lo cumpliría, era mi genio de los deseos sexual personal. Por supuesto que ya tenía mi deseo en la punta de la lengua, mi ansiado anal estaba más cerca que nunca en mi horizonte.
Arrancamos el día con unos besos de lengua bien apasionados, llámenlos franceses, besos japoneses, no sé si tenían nombre, nuestras lenguas y bocas se chupaban tanto que no sé si podían categorizarse. Enlazados en la cama, giramos conectados boca a boca hasta que me crujió la panza y decidimos bajamos a desayunar.
- Bajemos a comer, tenes que alimentarte bien, hermanito.- Me dijo mientras bajamos las escaleras palmeándome el pecho.- Si no te mantenes fuerte vas a llegar a casa desnutrido.
Le hice caso y tras desayunar en la recepción del pituco hotel donde nos hospedábamos, salimos a caminar por la playa mientras comíamos helado. La primera mañana marplatense era ventosa pero soleada, ideal para que Tammy exhibiera su voluptuoso cuerpo apenas oculto por una tanga, fiel a su estilo, de tipo “ahegao”, esos atrevidos estampados con caras de chicas de animé desencajadas de placer.
La bikini usada por mi hermana ese día. Para que vean que soy un hombre de palabra.
- Ahora veo porque venimos poco acá, a mamá le agarra un ataque tanta gente.- Me dijo muy pegada a mí, esquivando juguetes alcanzados por las olas.
- Encontrar un lugar para tirar una toalla es como querer encajar un dinosaurio en el tetris.
Mi hermana rió con ganas, sin hacerle caso a los mirones que la desnudaban (aún más) con la mirada. Hasta ahora, si hubiera un premio al bikini más atrevido ella ganaría.
- Me van a dejar los ojos tatuados de tanto que me miran.- Me susurró viendo como cada tipo que nos cruzábamos quedaba tildado, otros susurraban y reían con perversión. También algunos me miraban con cierta envidia, preguntándose qué me vio siendo alguien flaquito y más bajo que ella.
- Mientras no te hagan mal de ojo las envidiosas todo bien.
Caminamos de un lado a otro charlando, camuflados como novios cualquieras, solo algo más parecidos que otras parejas. Al regresar al centro y ver vidrieras por varios minutos, me di cuenta de que la verdadera diversión para nosotros estaría dentro de nuestra habitación de hotel. No veía la hora para probar cosas nuevas con mi hermana… cosas nuevas que ya no podía esperar más por sentir.
Ese día planeamos mucho pero hicimos poco. Estuvimos caminando de acá para allá, comiendo siempre comida chatarra, viendo vidrieras y entrando en cada galería. Tammy entró a un atrevido sexshop (Mar de Sensaciones para el que no cree en mis palabras) en el que me prohibió entrar.
- ¡Te quedás he! ¡Otro día te dejo entrar pero hoy te voy a dar una sorpresa! – Me retó en un tono muy fuerte, dejándome plantado en la puerta como un salame.
- Odio cuando te sale la tsundere de adentro.
Un grupito de vacacionistas mirones se rieron con descaro de mi situación y no me importo en absoluto. Quizás a sus ojos era un pollerudo, en realidad yo sabía que si mi hermana quería darme una sorpresa, valía la pena que no me enterara de nada.
- Giles, si algo aprendí es a seguirle la corriente en todo.- Dije para mis adentros mientras me sentaba y aprovechaba a atender los mensajes de mi vieja y mi viejo. Ni ella ni yo les dimos ni cinco de pelota, no queríamos ser molestados. Mi mamá me dijo entre muchos más pedidos que no dejara sola a mi hermana, que la cuide, que no la deje hacer de las suyas en la noche marplatense.
“Vos no te das cuenta pero tu hermana es ligera y no quiero tener sorpresas, ponele los puntos”
- Si supiera se muere, y sí, sé que tan ligera es...- Susurré riéndome ante los mensaje de mi madre que pensaba que nosotros hacíamos la nuestra separados.
- ¿Todo bien?- Me dijo Tammy sorprendiéndome con su llegada, sentándose a mi lado.- No sabes la sorpresita que te tengo, capaz hasta deberíamos hacer hasta una peli.
- ¿Peli para toda la familia?- Me hice el gracioso.
- Va a ser más ilegal que una fiesta de Lannisters.- Guiñándome el ojo.
El día transcurrió sin nada relevante. Comimos en un restaurant y tras un paseo nocturno, regresamos al hotel, en mi caso, con mucha ansiedad por la sorpresa que Tammy me tenía reservada. Sabía desde ese día que nuestra actividad diurna era un paréntesis entre nuestras verdaderas aventuras.
Tras una nueva espera, Tammy me dejó acostado y con los ojos cubiertos por una venda. Tras lo que me pareció una eternidad, escuché sus pasos aproximarse y me descubrió los ojos.
- Diablos hermanita…- Se me escapó al verla luciendo un hermoso conjunto de lencería, uniformes del placer que sabía calzar como nadie, como hechos a medida, aunque parecía elegir los que le quedaban un tallecito más chicos. Sus exuberantes carnes parecía querer liberarse de sus ajustados conjuntitos.
- ¿Y? ¿Te gusta? – Dijo dando una vueltita. Lucía una pollerita de colegiala diminuta color azul, una camisita que apenas le pasaba las tetas, apretadísima, y en el cuello, la frutilla del postre, un listón rojo que combinaba con sus labios.- Es un seifuku, algo así como un uniforme de colegiala japonesa.- Me informó. ¿Te gusta o no?
- Perdón, quedé embobado, por supuesto que me encanta…
Tamara se sentó sobre mí envolviéndome con sus piernas, sintiendo su peso sobre mí, el olor de su perfume, la cama cediendo por su peso, eran sensaciones que me quería llevar a la tumba.
- ¿En qué pensabas? – Últimamente me preguntaba eso muy seguido, como en la mañana.
- Me acordaba de nuestra primera experiencia, cuando me diste un pico en la cama y te masturbaste al lado mío, como me quede en shock… y míranos ahora, nos sale re natural pero ni a palos perdemos la chispa.
- Buena definición, la clave para no perder la chispa es hacer cosas nuevas.- Me susurró al oído. – Pero antes de darte lo que quiero te quiero hacer trabajar un poquito.
Tammy me descubrió la pija semierecta y yo, a la vez, le destapé las tetas subiéndole la camisita de una pieza, elastizada y sin botones.
Mientras le chupaba las tetas y le besaba todos los pechos, ella se frotaba la concha con mi pene, y ni bien la sintió lista, se dejó caer enfundándomela toda.
- Uhhh, Tammy, que linda sorpresa este trajecito, te queda re bien.- Dije admirándola mientras se sentaba sobre mí.- Y te siento re apretadita.- Aunque veníamos haciéndolo seguido, esa noche la sentía inusualmente estrecha en el interior, como si de alguna manera hiciera fuerza para apretarme la cabeza.
- Esta no es la sorpresa bobito, la sorpresa está acá…
Acto seguido, con mi pija adentro, se giro dándome la espalda y allí, sobre mi pija, tenía un anal plug de esos que tienen una gema de fantasía, en este caso, fucsia.
- No me lo creo, tenés un juguete.- Dije mirándolo como si fuera el medallón de un hipnotizador. Verle ese accesorio del placer casi perdido entre su culo, subir y bajar era algo increíble, tanto como su estrecha conchita comiéndome la polla.
- Claro tontito, me tengo que preparar para que después me hagas la cola, sino me va a doler más.- Me reveló volteándose a penas.- Primero ayudame a venirme bien rico y luego te dejo hacerme lo que se te cante, no te me apresures he.
- Te voy a coger bien la conchita como te gusta, no te preocupes.- Y poniendo mis manos en su cadera, le inyecté todo mi miembro lo más rápido que pude. Ella se quedó arrodillada sobre mis piernas, totalmente inclinada hacia adelante con la gema mirándome como una cámara. Subía y bajaba, subía y bajaba, esa gema me estaba calentando como un hechizo de amor, la idea de que tuviera un gran juguete en su culo me calentaba como nada.
- Casi me vengo la puta madre.- Expresé sudando más de autocontrol que de esfuerzo.- Tammy cambió de posición (procurando que no se saliera mi pija) y volvió a darme la cara.
- Seguí así, no pares, te falta poco para ganarte mi culo onee-san.
- Ah pensé que lo tenía seguro, entonces me pongo las pilas.
Tammy me cayó la boca con un beso profundo y sonoro mientras volvíamos a darnos caña, en parte yo a ella, y ella a mí, sentía mi pija casi salirse y su cadera caer sobre mí para envolverla antes de que perdiera el centro. Debíamos ser los hermanos incestuosos que mejor cogían en el mundo, le peleo el título a cualquiera.
- Escupime la boca.- Le pedí extasiado, teniéndola tan contra mí que me prensaba contra el respaldo y no me importaba. Mi hermana, obediente, cargo su boca de saliva, y en una breve pausa, descargo un chorro de baba en mi boca, la cual saboreé frente a ella como si fuera un caramelo.
- Dame más, escupime de lejos, no pares.- Le pedí entregado al 100% en la tarea de ganarme el derecho al anal con todo el repertorio de perversiones que amasé las última semanas.
Tammy me apretujó, y sin dejar la cogida de lado, me escupía en la lengua, y a veces, directo al fondo de mi boca, sintiendo su chorrito espeso y pegajoso golpearme la campanilla ¿Eso sentía ella cuando me corría en su boca? La idea de que tenía más saliva suya en mi boca que la mía propia casi me hacía correr por 2da vez.
Después de jugar con nuestras bocas como nunca antes, escupiéndonos mutuamente de cerca, de lejos, y boca a boca, cambiamos de posición y me tiré sobre ella tomando el control total de la noche, dejándome caer con todo mi peso. Ahora ella gemía como puta nueva, y medio por miedo a que se quejen los “vecinos” y medio por placer, la callé metiéndole mis dos dedos hasta la garganta.
- Ggghgh, mge gusgtha ego…- Trató de decirme alentándome a que se los meta más profundo.- Le hice casó hasta hacerla toser saliva y me lleve los dedos todos babosos a mi boca, chupándomelos como a un helado. Miré a mi hermana y estaba extasiada, despeinada, con la boca con el labial corrido para todos lados y empapada de saliva propia y ajena. Su expresión estaba desencajada de placer, fuera de sí misma, poseída como nunca la vi.
- ¿Nos corremos? ¿queras que me venga adentro? – Le pregunté acelerando mi marcha, pasando de cuarta a sexta.
- ¡Sí, sí, lléname la conchita de leche, córrete todo adentro hermano!- Exigió con la voz rasposa de tanto juego brusco con mis dedos. Para ponerle más nafta al incendio forestal, se agarró las piernas con las manos, posición que le estrujaba la conchita contra el juguete y me aplastaba la pija adentro.- ¡Dale, dale, lléname de leche, lléname toda!
Mi silencio evidenció mi esfuerzo sobrehumano por correrme hasta la última gota en su útero acostumbrado a mi semiente, a absorber mi leche y asimilarla a su organismo en procesos que desconocía.
- Ya esta, te deje todo adentro, todo…- Al sacarla, para mi sorpresa, solo había flujos de ella, más apenas un hilillo de mi semen, como quería, mi semilla quedó en las profundidades de su vagina toda dilatada. Le metí dos dedos para corroborarlo y sentí el contacto ardiente y viscoso de mi semen en el fondo.- Mira, te llené toda como querías.
- Entonces te voy a dar lo que tanto querías.- Me susurró.- Sos un buen hermanito, te regalo mi culito para lo que vos quieras, disfrútalo.
Tammy se dio vuelta acostándose boca abajo, dejándome esa colita con su juguete metido cual moño de regalo, quedando a mi merced, totalmente expuesta a lo que quisiera.
- No puedo creerlo, no puedo creerlo, sos lo más hermana.- Susurré abriéndole los cachetes sin saber por dónde empezar. Tenía tantas cosas por hacer, no obstante, lo primero era recuperarme, después de semejante cojida, quizás la mejor que habíamos tenido, la tenía al 30% y lo primero que tenía que hacer, era revivirla.
El debut anal de mi hermana
Primero le llené las nalgas de besos, de esos que dejan marcada la boca, se las estiré y junté como si fuera arcilla que quería moldear con mis manos, luego, con la colita bien abierta, pasé a retirarle el accesorio sexual muy lentamente, para mi sorpresa, era de los grandes, de esos que tiene un tubito fino y al final, algo así como una punta de torpedo.
- Diablos ¿Todo esto tenías adentro? ¿No te duele? – Le pregunté más para sacar conversación picante que otra cosa. Ese torpedo (por llamarlo de alguna manera) al querer sacarlo le estiraba el agujerito como nunca se lo vi estirado.
- Sabía que te iba a gustar, pervertido. Más me va a doler lo que viene después.- Predijo acertada.
- Tranquila, no te me apresures he.- Le repetí lo mismo que me había dicho.- Por ahora estoy admirando el paisaje, ni empecé. – Hablando de admirar el paisaje, continué moviendo el plug como un analógico, preguntándome como lo sentía ella moviéndose en su interior, girando, saliendo hasta estar casi afuera y luego metido de nuevo.
- ¿Te gusta que lo mueva así Tammy? – Pregunté con absoluta sinceridad algo preocupado por cómo se aferraba a la almohada.
- No quiero admitirlo, pero se siente cada vez mejor.- Me confesó.
- Entones sigo. – Sin culpa, confiando en que me decía la verdad, seguí viendo su anillito de cuero estirarse con la parte más gruesa y de improvisó, se lo saqué. A Tammy se le escapó un gemidito que no estaba premeditado. – Para que no te duela voy a tratar de lubricarte lo mejor que pueda.
Tras verle el agujerito dilatado unos segundos, metí mi lengua en el procediendo al inevitable anilingus, haciéndola jadear con los movimientos circulares de mi lengua en su centro, cada vez era más difícil errarle al centro, al tenerlo estirado con mis manos podía meter más de la mitad de mi lengua sin esfuerzo.
- Me sorprende cuanto te gusta lamerme ahí.- Observó muy sonrojada, como si hubiera sido la primera vez que me comía su anito. – Sin hacerle caso, fui subiendo y bajando por toda su raya, impregnándome su delicioso sabor, embragándome con su perfume de mujer.
- Dame un ratito más y voy a estar a punto, dejame ver que tan lista estas.- Expliqué como si fuera experto en esas cosas y tras chuparme dos dedos, se los colé. Como me imaginé, se notaba que la presencia del juguete por varios minutos le había cambiado la anatomía. En pocas palabras, podía llegar más profundo y más fácil dentro de su culo.
- Mmm que precioso culo.- La elogié embobado con mi juguete tras ver que entraban hasta mis nudillos, de tanto juego, de tanta exploración estaba palote sin darme cuenta.- ¿Estás lista hermana?
- Espera.- Expresó estirándose para tomar una botellita escondida debajo de la cama.- Todo bien con la saliva pero hay que lubricarlo bien.
- Lubricante anal, bien, tenés razón.- Acepté echándome un chorrito de la aceitosa sustancia en la verga y luego, en el centro del culito, hasta rebalsarlo que daba gusto. Al instante, lo esparcí por todas sus nalgas dejándoselas brillantes, hermosas a la vista, con cada poro rebalsado de placer.
- Ahí va, ya no doy más.
- Yo tampoco.- Me dijo, arqueando un poco la colita permitiendo que mi glande, le de un besito por primera vez en la escarapela. La fui metiendo de a poco hasta que el anillo me abrazó toda la cabeza y volví a sacarla, para sentir una y otra vez al anillo envolverme la cabeza, una sensación impagable.
- No pensé que te ibas a tomar tanto tiempo, creí que me harías la cola de una.- Admitió entre sorprendida y complacida- Por eso me gusta hacer cositas sucias con vos, siempre me complaces en todo…
- No sé si esto te va a complacer pero voy tan palote que no te va a disgustar mucho tiempo.
Por fin, dejé que mi cabeza se metiera toda y marcara el camino de mi tronco, sintiendo por primera vez sus interiores más prohibidos y el lubricante anal escurrirse por los lados. Creí que entraría una mitad y tendría que pujar, no obstante, mi hermana estaba tan entregada que la metí y no encontré resistencia hasta los huevos, en definitiva, su culo me la había comido toda, y no necesitaba más que menearme.
- Dios, esto es demasiado bueno, esta toda adentro.- Dije estirándole los cachetes e iniciando el delicioso, notando como el anillo se me cerraba en la base de la pija-
- Mmm Entro toda, la tengo toda adentro…- Mencionó como relatando el sexo, quizás para calentarme más.- Ahh, ahhh, uuuh, mmm.- Gimió de forma más ruidosa.
- ¿Te gusta hermanita? ¿Te gusta que te haga el culo o querés que la saque?
- No, no, seguí, seguí, haceme el culo, Tommy, quiero tu leche en mis dos agujeritos.- Me susurró arqueándose más, obligándome a ponerme de pie para hacerle un tradicional griego. Su culo parecía izarse como bandera, lo tenía apuntando al techó y me permitía dejarme caer para penetrarla fondo.
- ¡Auuuhh, aggh, auuu, ah! Ammmm, mi culo, mi culo, ahhh.- Chilló sin contenerse, abriéndose la zanja con las manos. - ¡Dále! Llename de leche, venite en mi culo, vamos…
- No, recién empiezo, dejame disfrutarlo más.- Le pedí sacándola, observando el agujero dilatado que se apresuró a cerrar, un espectáculo hermoso que nunca había visto.
- Vení, quiero dártela de costadito.- Pedí como un niño mimado eligiendo regalo de navidad.
- ¿Querés quemar todas las poses en una noche putito?- Me reprimió.- Mira que no va a ser la única vez, a no ser que me hagas muy mal.
- No te preocupes, no te voy a hacer mal. – Expresé haciendo una cucharita. Curiosamente, nuestro día había comenzado así, ya hora terminaba igual, solo que yo estaba detrás frotándome mi glande contra su ano, levantándole una pierna.
Desde esa posición, como había visto en varios pornos, podía besar sus labios y sus tetas mientras me cogía su culo, dándole golpeteos con cada empellón, intentando conseguir un ritmo parejo.
- Ahhh, auuuh, ahía, mmm, bésame hermanito, bésame, así, así, uuuuh…- Me dijo tonándome de los pelos y llevándome a su boca por enésima vez en la noche. Me mantuvo apresado mientras seguía cojíendola sin para.- ¿Y? ¿Te cuesta venirte?
- No, es que quiero disfrutarlo más, me encanta tu culo…- Le dije mordiéndole el cuello.
- Sos un hijo de puta, Tommy ¿Estas son manera de tratar a tu hermana mayor? Sos malo, malo, uuuh.- Se quejó con un tono muy sufrido, aunque su cuerpo no se contenía ni un milímetro.
- Me vengo, me vengo, ahí, ahí viene, uuuh…
Casi con brusquedad, la puse boca abajo y con el culo abierto por mis manos, se lo penetré en los minutos finales descargando mi leche en su interior y un poco afuera, dejándole el ano blanco y todo a la miseria, dilatado, sucio de leche fruto del incesto y del lubricante todo escurrido.
- No puedo creerlo, me desvirgaste toda Tommy.- Susurró exhausta como si hubiera corrido una maratón.- ¿Fue tan bueno como pensabas?
- Fue mejor Tammy, mejor porque lo hice con vos, yo también perdí mi virginidad y pude hacer mi primera cola.- Observé acostándome a su lado, sintiendo más cansancio que nunca y deseos de una buena ducha. Sin darme cuenta había transpirado como negra en zamba.
Tamara me miró el pecho, como se alzaba y contraía agitado acariciándolo.
- Que loco todo esto, nunca pensé que le daría vida a las fantasías que leí por tanto tiempo.
- No te preocupes, no es tarde para vivir todo lo que queramos.- Pensé, física como mentalmente agotado. - ¿Te parece si nos damos un bañito? Sin compromiso, con que me laves la espalda y yo la tuya me conformo.
- Sos tan bueno hermanito.- Me dijo estirándose para darme un pico.- Con vos a mi lado no necesito más, con vos en casa cuando nos quedemos solitos, cuando nos vayamos de vacaciones privadas como esta, no necesito más nada.
- Sabes que, hermana, en esta habitación de hotel, solos, me di cuenta de que lindo sería que viviéramos solos, en un departamento chico que sea nuestro.
Tamara se levanto y se desnudó con calma, con las señales del sexo salvaje por todo el cuerpo, haciéndome sentir algo culpable con cada marca.
- Es una idea hermosa, Tommy, me encantaría vivir sola con vos y ser tu novia, siempre.
Sonreí como un bobo mirando el techo, sin poder creer la felicidad que me daba tan inusual proyecto de vida. La vi entrar desnuda por completo al baño y dejar la puerta abierta, como invitándome. La imité levantándome con dificultad de la cama, apagando las luces, siguiéndola al baño donde el agua de la lluvia caía creando vapor. En silencio nos metimos y cerramos la puerta corrediza de cristal, listos para lavar nuestros cuerpos, vaciarlos de los rastros de nuestro pecado y llenarlos de sueños. En silencio, soñamos con una vida juntos, sin barreras, libres de cualquier opresión moral o civil, libres de juicios y castigos, libres de culpa y de cumplir todas nuestras fantasías.
Entendí en esa ducha, mientras el agua caliente me tallaba la piel y Tammy me enjabonaba todo el cuerpo, que irremediablemente, me había enamorado de mi hermana y no sabía si debía decirle lo que sentía “Te amo, hermana”
Playa escondida
Fue una mañana de puro relajo. Casi no hablamos, se nos había ido la vida en la noche anterior, y como autómatas, nos movimos por “La Felíz” de un lado a otro sin rumbo fijo. Que veíamos una vidriera, que picábamos por ahí, que nos comunicábamos con algún familiar, pero nada importante. Sin dudas era un día para recargar pilas… o quizás no.
- Mirá lo que encontré.- Mostrándome en su celular un lugar inusual como destino para dos hermanos.
- ¿Playa nudista? Vos hasta que nos descubran y salgamos en Crónica no paras.
- Eso sería divertido, dos hermanos luchando contra todo por el amor, encadenados a un árbol para no ir presos, que romántico, casi tan romántico como vos en la ducha anoche…- Me recordó mi momento de debilidad en la ducha, en el que fui muy cariñoso hasta para nuestros estándares.
- Solo fue un abrazo, no es para tanto.- Me salvaguardé muy sonrojado.- Me gusta la idea de que estemos en bolas pero si nos pide documento o algo así, estamos jodidos, bien jodidos.
- Sos bastante miedoso todavía, he, como la voz de la razón en toda esta locura.
- Que poética para ser otaku.- Casi a esta altura no me acordaba de los gustos de mi hermana. Esto más que tener una hermana otaku se sentía como tener una hermana actriz porno.
- Las otaku somos profundas, hay animés complejos muy buenos con diálogos tremendos, como Serial Experiments Lain, Evangelion, Fullmetal Alchemist…
- Bueno vayamos.- Decidí.- Total, no creo que sea un crimen estar desnudo frente a un familiar, no tenemos porque esconder nada y va a ser una experiencia copada.
- ¡Ese es el hermanito que tanto me gusta! – Y me dio un pico enfrente de todos en la Avenida Libertador.
- Con vos es imposible aburrirse.- Admití colorado como un tomate. Era curioso como un pico me ponía colorado después de las cochinadas que hice con el cuerpo de mi hermana anoche. Me dejaba de enseñanza que el contexto lo es todo, y si el contexto es una playa nudista, todo podía pasar.
Continuará…
Gracias por leer! Todos sabíamos que esto iba a pasar ¿No? Cuál será el siguiente paso que dará esta “parejita” estará por verse.
Si les gustó les agradecería que puntúen y comenten, así muestran su apoyo y me doy cuenta que les gustó el relato 😉 que lo disfruten.
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