You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Un rimmjob en el baño de un bar. Parte II

Ahí estaba yo, confundido, ebrio, sediento, las cosas estaban muy confusas a mi alrededor, no daba credito de lo que me acababa de pasar. intenté un rato salir del baño, luego caí en la cuenta que la música se apagó, ya habrían cerrado, eso quería decir que eran cerca de las tres de la mañana. 

Caí en la cuenta que debía salir de allí de cualquier forma, estaba tan ebrio que me iba a caer dormido si me relajaba; tomé aire y me arrastre por el suelo, por debajo de la puerta, no era algo agradable, cualquiera que halla estado en un bar sabrá que por mas exclusivo o cuidado que sea el baño, el piso siempre será de las últimas cosas que quieras tocar, mucho menos arrastrarte por él. 

Salí despacio pensando en que esa psicópata siguiera allí, agarré la escoba con que estaba bloqueada la puerta y bajé las escaleras sin hacer ruido, uno, dos peldaños, con cuidado...
Sin darme cuenta golpe la pared con el mango de la escoba, tumbando uno los cuadros decorativos que había pegados en la bajada, la cara de Ringo Starr en un poster de los Beatles se estrelló contra el suelo varios metros más abajo, haciendo un ruido enorme al chocar repetidamente con los escalones de madera. 


No había nadie, estaba encerrado en el bar. Si alguien ha estado en Colombia puede comprobar que los comercios no cierran únicamente con sus puertas o sus ventanas, ni siquiera las rejas son suficientes, los dueños colocan puertas de metal corredizas cerradas con candados por fuera del local, para evitar que alguien robe o pinte la fachada del lugar, defintivamente no había forma de salir. 

Intenté llamar a algún amigo pero, aparte de Javier, quien estaba con su esposa esa noche y muy probablemente no me contestaría, no conocía a nadie más de confianza en la ciudad y no imaginaba explicarle a la policía que una sádica me había dejado encerrado en el baño después de hacerme un rimmjob, decidí acostarme en un sillón esquinero y esperar a que el empleado que abriera a la mañana siguiente me encontrara. Me arropé con mi abrigo y me quedé dormido jugando hattrick, un juego pedorro que tenía descargado hacía tiempo.
Creo haber tenido sueños húmedos esa noche, sentía todavía la humedad de su vagina sobre mi verga, el calor, escuchar como sus nalgas golpeaban contra mis jeans, como su humedad hacía ruidos que me calentaba de sólo recordarlos, sentir como me comía el culo mientras me pedía que me viniera, no es una sensación de todos los días, tenía la verga casi tan dura como hace unas horas.

No se exactamente cuánto tiempo pasó, pareció que fue más bien poco; sentí como mi mano derecha se entumecía y el cosquilleo me despertó, algo parecido pasaba con mi pie derecho. Vaya resaca que tenía, me pesaba hasta respirar; intenté abrir los ojos pero la luz era demasiado molesta, no, mejor los dejaba cerrados un poco más.

El cuerpo entero estaba más sensible de lo usual, casi podía sentir el cuero del sillón contra mi espalda, como cuando se pega a la piel y duele al despegarlo; no era sólo eso, ya no tenía mi abrigo tapandome, ahora era una manta verde con figuras de Tigres en blanco. Allí caí en la cuenta de que alguien me había tapado, no sólo eso, estaba desnudo, alguien se había tomado la molestia de quitarme la ropa, el pánico fue increíble cuando entendí que no estaba solo.
Intenté pararme de un brinco, pero fui devuelto a la silla con la misma fuerza con que había pegado el salto, mi mano y mi pierna derecha estaban atadas a la silla!!, debe ser ella, vino a terminar conmigo. Del impulso se cayó mi cobija y sentí el frío de una mañana bogotana contra mi cuerpo desnudo, estaba aterrado cuando escuché la voz de una mujer.

-Mirale la pija a ese cabrón, vaya pedazo que se encontró esa zorra suertuda.

Otra voz, también femenina le respondió

-El rubiecito no sabe lo que le espera. Oye!, tú, porque esa cara? Escuché sus risas.

-¿Que mierda me hizo esa perra psicópata?

-Esa "perra psicópata" es mi hermana, bomboncito, y me dio el mejor regalo de cumpleaños que una hermana puede dar a otra: una delicia de hombre encerrado en un bar y dispuesto para mí sola, todo el día si se me da la gana.

¿Todo el día? Lo había olvidado ya, era un lunes festivo, no laborable, casi ningún negocio, mucho menos un bar, abriría en todo el día, había ido a beber después de cumplir mis horas dominicales, eso de los contratos integrales es una esclavitud!. El asunto es que estaba solo, nadie vendría a ayudarme.

-cogele la pija con el elástico del cabello, no quiero que se le baje ni un poco esa erección.

Cuando se acercó intenté no dejar que me tocara, pero sabía que no había mucho que pudiera hacer, sería mejor colaborar.

Me colocó su elástico para el cabello en la base de las bolas, y otro elástico que tenía en su mano, más pequeño, en la base del pene, los dejó bien apretados, sentía la sangre palpitando en el glande.

No había reparado en ellas en un principio, pero al entender que tenía que dejar las cosas fluir, vi el cuerpo de diosa que tenía la hermana de la mesera, era una mujer más bien grande, con la cintura delgada en comparación a su cuerpo, su culo era redondo y firme, y sus tetas eran gigantes, la camisa que llevaba puesta casi no podía con ellas.

La otra no era precisamente el tipo de mujer de revista, pero tenía una belleza simple que me enloquecía, era muy delgada, nada extraño, sus tetas era más bien pequeñas y su culo estaba bien formado proporcionalmente a su cuerpo, sin embargo tenía un corte que le caía a los hombros y su cara era de esas que gritan "cogeme como si me odiaras"
De hecho fue lo primero que me dijo cuando empezó a montarme: "cogeme por el culo como si me odiaras" si tenía alguna clase de inhibición o miedo se desapareció cuando escuché eso, me estaba cabalgando con la falda puesta, con mi mano izquierda le ayudé a quitarse la camisa ye brasier, sus pezones estaban duros, cogí el dedo índice que me quedaba libre y se lo metí en la boca, la hice chuparlo y se lo pasé por los pezones, sentí como se aceleró su movimiento pelvico.

-Mira tesoro, me dijo la otra, si te portas bien y me das mi regalo de cumpleaños te dejaré ir sin problema, hasta te soltaré para que puedas usar todo tu cuerpo.

Asentí sin decir nada, la cabalgata de su amiga me había sacado el aliento.

Se acercó a mí y se sentó sobre mi cara, su vagina estaba toda mojada, empezó a restregarse con mi lengua. Me excitaba un montón lamerla toda, me agarraba del pelo y usaba mi lengua para darse placer a su antojo.
-vamos putito, comete mi clitoris
Luego apoyó todo su peso en mi cara y me gritaba que le metiera la lengua, que la follara con ella, se movía duro y rápido y me estaba sofocando, mientras su amiga paraba un poco de follarme y me empezaba a pellizcar los pezones.

-Mira, le gusta que le follen la cara.

-es mi perra ahora. Decía ella entre pequeños gemidos que se combinaban con risas.

Me dejó respirar y me dijo

-ahora te vas a comer mi culo.

Se dio vuelta y ahora era su culo el que tenía en mi cara, no sabía exactamente que sentir, nunca hasta esa noche pasada me habían dado un rimmjob, ahora era yo quien tenía que darle uno a mi secuestradora.

Sin que pudiera pensarlo mucho más saqué la lengua y empecé a lamerla sin mucho entusiasmo.

-hazle lo mismo al rubiecito, mi hermana dijo que lo volvía loco, lamele el culo. Ella lo hace sin dejar de pellizcarme los pezones.

Al sentir otra lengua en mi me voló la cabeza del placer, me agarré la verga y empecé a jalarmela y empecé a lamer más rápido, de pronto tenía un cierto placer y estaba extasiado. Ademas de eso la brisa a veces se filtraba y sentía un frío intenso allá, ahora yo estaba gimiendo.

-así, así, comeme el culito, comeme el culito.
Sentí su humedad bajando por mi barbilla y luego por mi pecho, probablemente se había venido encima mío.

Me desamarró y me dijo que ahora queria que le partiera el culo, que la cogiera fuerte contra el sillón.

Sentir mi mano nuevamente fue un alivio, ya casi no la sentía.

Comencé a follarla en cuatro, directamente por el orto; su amiga sacó un dildo, me lo metió a la boca y luego a la vagina de su amiga, la estaba doble penetrando. Ella empezó a gemir más y más fuerte, sus gemidos era más un sonido gutural, un relinchar de buffalo, era un grito de placer y un exorcismo de violencia.
La otra me lamia los pabellones y susurraba al oído lo que debía hacer:

-dale una nalgada.
-¡dale duro, maldito marica!, dejale marcada tu mano, que sepan que fue tuya.

-cogela del pelo, hala hacia ti, que levante esa cabeza de perra.

La cogí de la cintura en medio de la desesperación que genera un placer extremo y la tiré al piso boca arriba, le abrí las piernas y la cogí del cuello mientras le volvía a meter la verga.

-pegame!-

-vamos, dale una cachetada-

Se la di

-duro rubiecito, tu mano es más fuerte que eso.

Le di otra, y otra y otra, ella gemía completamente extaciada.

Cogí a su amiga del pelo y la obligue a lamerme los pezones, yo ya no aguantaba más, tenía que venirme. Ella lo vio en mis ojos y me dijo que tenía que venirme tan duro que la hiciera venir a ella también, eso hice.

La cogí del cuello con ambas manos y apreté con fuerza, sus ojos se volvieron blancos y se cerraron al tiempo que le embestía su vagina, su cuerpo, todo su ser con todo lo que tenía, hoy un grito de ahogo y su gemido de volvió casi imperceptible para mí, su amiga me mordió el pezon izquierdo y no pude aguantar más, exploté en un grito de furia y placer mientras la llenaba toda de mi semen por dentro.

Le solté el cuello casi enseguida y caí rendido, bañado en sudor sobre ella.

Cuando recobré la consciencia me apretaba mucho la liga que me había puesto para mantener la sangre en mi pija, me la quité como pude y vi a la hermana de la mesera, de la que tampoco supe el nombre, entregada a mi pecho mientras recobrara las fuerzas para levantarse.

Unos momentos después nos levantamos, ellas primero, yo, todavía prisionero y ya no tan excitado, tenía miedo de hacer algo indebido, quería irme a casa.

-mi hermana tenía razón, valías la pena, tengo que llamar a agradecerle.

-¿me puedo ir?

-pero que inocente eres, claro que si, largarte de aquí y no vuelvas a este bar, el dueño, mi marido, no estará feliz de verte por estos lados.

Agarré mi ropa, mi celular y cogí una taxi para mí casa. Jamás he vuelto a ese sector, convencí a Javier para que fuéramos a otro sitio y renuncié a las pocas semanas. Mi vida ha sido mas tranquila y un poco aburrida desde entonces.

Gracias a todos por sus comentarios, puntos y favoritos. Hasta la próxima.

Xaviperez099.

0 comentarios - Un rimmjob en el baño de un bar. Parte II