La verdad esta historia tiene demasiados años... Demasiados besos pero una pausas tremendas.
Hace casi 9 años decidí en una noche de fiesta comerle la boca al amigo mayor de mi primo, en ese momento yo tenía 19 y el creo que 32 (su edad exacta es un misterio) fue ahí que conocí los mejores besos de la mi historia hasta el día de hoy. Pasaron los años y nos volvimos a encontrar entre besos a escondidas una o dos veces mas... Pero ya tengo 28 entenderán que los besitos a escondidas no son mi panorama predilecto. Quedamos de juntarnos aprovechando que mi casa estaba sola. Llegaba de un viaje y el me dice que se va para casa a penas yo llegue, ni bien llegué le avise y entre a la ducha a arreglarme un poco y lista para recibirlo. Hablamos un rato largo de el mundo y sus cosas y luego nos fuimos a la cama.
Nos acostamos tal cual quien va a dormir, pero su boca comenzó a buscar la mía y en su respiración sentía como la calentura iba subiendo... Ya había probado el sabor de su pene alguna vez pero fue efímero y necesitaba volver a hacerlo. Comencé a besar su cuerpo lentamente hasta llegar a ese pene que estaba duro y listo para mí... Sentía como al lamerlo sus gemidos se hacían más intensos, música para mis oidos, comencé a lamer y luego a chupar alternando la velocidad como quien juega con el juguete nuevo. Luego de un rato largo chupando muy concentradamente, me dice Para me vas a hacer venir, me tomo la cabeza y me beso, besarlo para mí es algo adictivo y puedo pasar horas haciéndolo. Busco mi entre pierna se aseguró que estuviera mojada y me penetró sus movimientos eran suaves pero a medida que nuestros cuerpos se fueron coordinando comencé a sentir como me embestía cada vez más fuerte y cambiaba de posición mis piernas para poder penetrarme aún más adentro.
En algún momento nos cansamos de la posición y tirado en la cama volví a chuparlo para que recupere un poco el aliento, me puse en 4 y comenzó de nuevo a penetrarme con su manos en cola guiaba los movimientos siempre asegurándose de que su pene se perdiera en mi vagina. Cuando ya no pudo más se volvió a tirar a la cama y yo volví a lamerlo para recuperar el aire... Le dije que tal vez podíamos parar para descansar y me dijo que no era una opcion, y comenzó a lamer mi clítoris buscando un orgasmo, uno que le regale cuando sus dedos y su lengua hacían trabajo conjunto.
Me penetró por última vez y sentí como me lleno de leche.
Me acomode y siento que dormi una eternidad, hasta que sus manos acariciando mi culo me hicieron darme cuenta que su pene estaba al palo de nuevo y que tenía todas las intenciones de seguir, cruzo mi pierna por sobre las suyas y me penetró tan duro y rico que grite de placer, por un momento perdí la noción del tiempo y solo me dedique a disfrutar de sus manos en mis pechos, su lengua en mi oreja y su pene dándome cada vez más duro... Cuando ya no pudo más lo estire tome su pene y comencé a chuparlo muy rápido y sin descanso hasta que sentí como su semen caliente lleno mi boca. Ese fue el final de una noche que mereciamos hace años.
Hace casi 9 años decidí en una noche de fiesta comerle la boca al amigo mayor de mi primo, en ese momento yo tenía 19 y el creo que 32 (su edad exacta es un misterio) fue ahí que conocí los mejores besos de la mi historia hasta el día de hoy. Pasaron los años y nos volvimos a encontrar entre besos a escondidas una o dos veces mas... Pero ya tengo 28 entenderán que los besitos a escondidas no son mi panorama predilecto. Quedamos de juntarnos aprovechando que mi casa estaba sola. Llegaba de un viaje y el me dice que se va para casa a penas yo llegue, ni bien llegué le avise y entre a la ducha a arreglarme un poco y lista para recibirlo. Hablamos un rato largo de el mundo y sus cosas y luego nos fuimos a la cama.
Nos acostamos tal cual quien va a dormir, pero su boca comenzó a buscar la mía y en su respiración sentía como la calentura iba subiendo... Ya había probado el sabor de su pene alguna vez pero fue efímero y necesitaba volver a hacerlo. Comencé a besar su cuerpo lentamente hasta llegar a ese pene que estaba duro y listo para mí... Sentía como al lamerlo sus gemidos se hacían más intensos, música para mis oidos, comencé a lamer y luego a chupar alternando la velocidad como quien juega con el juguete nuevo. Luego de un rato largo chupando muy concentradamente, me dice Para me vas a hacer venir, me tomo la cabeza y me beso, besarlo para mí es algo adictivo y puedo pasar horas haciéndolo. Busco mi entre pierna se aseguró que estuviera mojada y me penetró sus movimientos eran suaves pero a medida que nuestros cuerpos se fueron coordinando comencé a sentir como me embestía cada vez más fuerte y cambiaba de posición mis piernas para poder penetrarme aún más adentro.
En algún momento nos cansamos de la posición y tirado en la cama volví a chuparlo para que recupere un poco el aliento, me puse en 4 y comenzó de nuevo a penetrarme con su manos en cola guiaba los movimientos siempre asegurándose de que su pene se perdiera en mi vagina. Cuando ya no pudo más se volvió a tirar a la cama y yo volví a lamerlo para recuperar el aire... Le dije que tal vez podíamos parar para descansar y me dijo que no era una opcion, y comenzó a lamer mi clítoris buscando un orgasmo, uno que le regale cuando sus dedos y su lengua hacían trabajo conjunto.
Me penetró por última vez y sentí como me lleno de leche.
Me acomode y siento que dormi una eternidad, hasta que sus manos acariciando mi culo me hicieron darme cuenta que su pene estaba al palo de nuevo y que tenía todas las intenciones de seguir, cruzo mi pierna por sobre las suyas y me penetró tan duro y rico que grite de placer, por un momento perdí la noción del tiempo y solo me dedique a disfrutar de sus manos en mis pechos, su lengua en mi oreja y su pene dándome cada vez más duro... Cuando ya no pudo más lo estire tome su pene y comencé a chuparlo muy rápido y sin descanso hasta que sentí como su semen caliente lleno mi boca. Ese fue el final de una noche que mereciamos hace años.
0 comentarios - La noche de sexo que merecíamos