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Placer violento (Fantasía)

Placer violento (Fantasía)

Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. En esta página nos interesan las fantasías y los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por día, un protagonista nuevo, una fantasía distinta. Dejate llevar por la imaginación...

Placer violento
   La imagen de esa chica, tan tierna, tan simple y tan inocente teniendo sexo fuerte y violento nunca se hubiese cruzado por mi cabeza. Es divina, hermosa, calladita y bonita, pero uno nunca sabe lo que pasa en la intimidad de las otras personas y cuando se entera, puede sorprenderse. Eso es lo que me pasó con Julieta.
   Mi nombre es Germán, tengo 26 años y estoy obsesionado con una de las mejores amigas de mi hermana. Ella es 5 años más joven que yo, por lo que ya es legal, pero yo la conozco desde hace ya muchos años y no dejo de pensar en ella desde que la conocí.
   Tenía 15 años el primer día que fue a nuestra casa y enseguida pensé “que linda mina” pero no fue más de eso, en ese momento yo era un pibe universitario, maduro, que se estaba comiendo a una minita de su edad y ella era una pendejita que en lo único que pensaba era en Disney y en el príncipe azul. Pero el tiempo fue pasando y mi hermana y Julieta se convirtieron en muy buenas amigas y ella seguía viniendo a casa.
   La vi pasar por distintas etapas y la vi crecer y transformarse tanto física como mentalmente. Es una chica bastante simple, tranquila, calladita y hasta inocente, pero tiene un cuerpo divino, bien flaquita, con unas tetitas hermosas y un culo divino. Su carita es divina, morocha de ojos claros, pelo negro y una boquita muy tentadora. Es perfecta. Pero su cuerpo no coincide con su forma de ser, e imaginármela cogiendo como a mi me gusta era algo difícil.
   No es que yo sea el amo del sexo, pero me gusta hacerlo bien duro. Soy de esos que hablan mucho, que le gusta decirle a la mina que es muy puta y preguntarle si le gusta y que ella te responda. Me gusta dar chirlos, sacudir, cambiar de poses, hacerlo en lugares bizarros. Me calienta la idea de que la mina sea pervertida, que me chupe la pija y me diga que le gusta, que me pida que le haga la cola y que me proponga cosas indecentes. Julieta no encaja con ese perfil. O eso es lo que yo creía.
   Pasó una noche que ella y otras amigas de mi hermana se juntaron en casa para hacer una previa. Ella estaba de novia con un chico hacía ya unos meses y todavía seguía siendo la novedad entre las chicas, por lo que era la que más contaba. Como mi pieza está al lado del comedor donde ellas estaban tomando, me atreví a dejar la puerta entre abierta a ver si escuchaba algo. Al principio no era nada del otro mundo, le relataba a sus amigas sobre sus citas, sobre lo romántico que él era y lo mucho que le gustaba. No fue hasta que otra de las chicas trajo el tema a la mesa que empezaron a hablar.
   - ¿Y lo hace bien o no?- Le preguntó.
   - ¡Antonella! Que chismosa que sos.- Le dijo mi hermana, pero enseguida se dio vuelta.- Igual, contá vos.
   Todas rieron pero Julieta empezó a hablar, pero esta vez bajando mucho la voz, por lo que me tuve que levantar y pararme al lado de la puerta para escuchar. En un principio, la niña tierna les dijo que las primeras veces fue bastante normal, que él era más bien tierno o romántico. Pero nuevamente una pregunta de Antonella hizo que la conversación cambiara de rumbo.
   - ¿Y ya hicieron todas esas cosas que te gustan a vos?
   - Algunas.- Le contestó ella y yo me acerqué más a la puerta.
   - ¿Cómo cuales?- Preguntó otra de las chicas.
   - Es que en realidad fue aumentando gradualmente.- Comenzó a contar Julieta.-    Primero le propuse taparle los ojos mientras le hacía un pete. Como eso le gustó otro día le propuse de taparle los ojos durante todo el sexo. Obviamente siempre hablamos de lo que a mí me gusta y de a poquito le voy revelando. Cuando le conté que me gustaba que me dominen él se re emocionó.
   - ¿Y las esposas? ¿Ya las usaron?- Preguntó otra de las chicas.
   - Una vez. Me puse en cuatro y me até las manos en mi espalda. A él le encantó. Le dije que la próxima lo quería atar yo a él y me dijo que sí. Está re emocionado con la idea.
   - ¿Y el látigo o la porra?- Le preguntó mi hermana.
   - Látigo no tengo chicas.- Dijo Julieta riéndose.- La “porra” es una fusta erótica en realidad y sí. La usó el día que me tapé los ojos yo. Igual la uso de manera más bien romántica y no tan violento como me gusta a mí.
   - Claro, vos querés que te den látigo.- Dijo una de las chicas y todas rieron.
   - Obvio.- Aclaró Julieta.- Si el sexo no es violento, no está bueno.- Todas rieron nuevamente.
   No podía creer lo que acababa de escuchar. Me aseguré de cerrar la puerta sin que se dieran cuenta y fui a acostarme en la cama. Miraba el techo totalmente sorprendido, no daba caso a lo que acababa de pasar. Julieta no solo era la que más cogía del gusto de amigas de mi hermana, sino que era una zarpada total, le gusta que la dominen y que le peguen con una fusta erótica. Me volvió loco. Algunas de las frases que había dicho resonaban en mi mente. “Le prepuse taparle los ojos”, “Le conté que me gustaba que me dominen”, “Me puse en cuatro y me até las manos en mi espalda” “La fusta la usó el día que me tapó los ojos”. Julieta era fanática del sado y eso me volvió loco. De repente, la nena inocente se había convertido en lo que habría sido mi amante ideal.  Quería cogérmela. Quería darle bien duro y taparle los ojos. Que me ate a la cama. Que me de la fusta y pegarle con ella…

   De repente, como si hubiese escuchado mis pensamientos, Julieta entró a mi pieza y cerró la puerta. Se paró en medio de la habitación, con las piernas entre abiertas y sus manos en la cintura. “¿Así que vos querés cogerme bien violento?” me preguntó y una sonrisa se dibujó en mi cara.
   Antes de que pudiera actuar ella se subió a la cama y se sentó a la altura de mi cadera y apoyó fuerte sus manos en mi pecho para evitar que yo me levantara. “Tranquilo papi” me dijo y mi sonrisa se intensificó. Tiró una mano hacia atrás y sacó dos pares de esposas. Enseguida le entregué mis brazos y ella me ató a la cabecera. No podía creer lo que estaba pasando. No podía creer lo bien que estaba a punto de pasarla.
   Julieta enseguida se volvió loca. Se fue sacando la ropa mientras se movía sobre mi bulto que comenzaba a notarse y cuando me tuvo que sacar la ropa a mí, para no abrir las esposas, me rompió la remera en dos mientras me miraba con ganas. Pasó sus manos sobre mi pecho y pude sentir sus uñas arañar mi piel. Llegó a mi cintura y después de sacarme el cinturón se lo puso en el cuello y se lo ató bien ajustado. Yo la miraba anonadado, me costaba caer en lo que estaba pasando.
   Comenzó a bajar y a besar mi pecho, pero enseguida me mordió los pezones, causándome un grito silencioso. Siguió bajando hasta llegar a mi cintura y después de desnudarme a las apuradas comenzó a chuparme la pija. Se la llevó a la boca con ganas y la empezó a chupar como loca. Lo hacía de manera excelente, metiendo y sacándosela de la boca como loca y pasándole la lengua a cada centímetro. El placer que me provocaba era increíble.
   Pero ella estaba dispuesta a sorprenderme y enseguida bajó a mis huevos y después de chuparlos por unos segundos, los tomó con la mano y comenzó a apretarlos. Mi reacción fue moverme, pero Julieta ya se había aferrado bien fuerte. “¡Ay!” grité en una mezcla de dolor y placer. Ella siguió apretando, cada vez más fuerte y para contrarrestar volvió a meterse mi pija en la boca. Era una mezcla entre placer y dolor, una sensación rara, pero la dejé actuar. La respuesta de mi cuerpo cada vez que apretaba bien fuerte mis huevos era cerrar las piernas, pero de poco servía ya que ella seguía ahí, con sus manos firmes a mis huevos y su boca a mi pija.
   - ¡Mmm que rica pija!- Me dijo y apretó nuevamente mis huevos provocándome otro grito.
   Después de un rato se levantó y sentí un alivio cuando lo hizo, pero no por mucho tiempo. Tomó un pañuelo y un bozal de la nada y me tapó los ojos y la boca sin que yo opusiera resistencia. Ahora estaba completamente entregado a ella y me encantaba. Ahora quedaba todo en el tacto.
   Se volvió a sentar sobre mi cintura y acomodó mi pija para que entrara directo en su conchita. Apoyó nuevamente sus manos en mi pecho y comenzó a moverme. Al principio era despacio, suave, sin muchas sorpresas. Pero enseguida aumentó la velocidad y su cuerpo se movía hacia atrás y adelante bien rápido. Sus manos comenzaron a hacer presión sobre mi y sentía como sus uñas se iban clavando en mi pecho.
   - ¡Ay sí! ¡Como me gusta!- Dijo ella y seguía bailando sobre mi verga.
   Su cola iba hacia adelante y hacia atrás sobre mi cintura y me volvía loca. Sus manos y sus garras se calvaban en mi pecho y las movía provocándome dolor y placer a la vez. Su boca emitía comentarios bien zarpados. “¡Ay como me gusta tu verga en mi concha!” y “¡Que dura tu pija!” decía ella y yo me veía imposibilitado en contestarle.
   Se levantó y después de unos segundos sentí como se volví a sentar, pero esta vez dándome la espalda. Julieta nuevamente comenzó a moverse y lo hacía tan fuerte que causaba que mi cuerpo subiera y bajara en la cama. El pañuelo comenzó a moverse y a levantarse y de a poquito iba viendo. Su cola en primer plano. Sus gemidos que se escuchaban cada vez más. ¡Qué hermosa esa cola! ¡Qué ganas de cogerla toda! Veía su cuerpo que iba hacia adelante y hacia atrás. No podía aguantarme.
   Un grito ahogado por el bozal indicó que estaba a punto de acabar y Julieta se levantó y volvió a colocarse como el principio. Apretó bien fuerte mis huevos y la leche comenzó a salir a chorros. Una vez que acabé por comento volvió a meterse mi pija en la boca y a saborear el semen que había quedado. Mi mirada a través del pañuelo corrido se cruzó con sus ojos de gata y una sonrisa se le dibujó en el rostro…

   Las carcajadas me hicieron volver a mí. Estaba acostado en la cama, mi mano izquierda agarraba bien fuerte el cabezal de la cama y la otra la tenía en mi pija que estaba toda pegoteada por el semen. La mente me había hecho vivir en primera persona una fantasía increíble con la mejor amiga de mi hermana. Ahora solo podía pensar en cogerme a esa pendeja.



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2 comentarios - Placer violento (Fantasía)

Pervberto +1
Hay alegría cuando se descubre que todo el mundo guarda secretos calientes. A veces, los satisface la fantasía. A veces, la realidad.
HistoriasDe
Muy bien dicho! Gracias por pasar!
VoyeaurXVII +1
nada que certifique más el placer, que esa sonrisa final...
HistoriasDe +1
Totalmente!!