La ocasión hace al ladrón

Llevaba mi perra a esa clínica veterinaria desde hacía al menos 3 años. Sus dueños era un matrimonio joven - apenas pasaban los 30-, los dos médicos veterinarios y sus nombres (ficticios obviamente) eran Ana y Adrián.
Como les comentaba, después de tantos años había cierta confianza al punto de pasar cada tanto a tomar unos mates con ellos.

Describo a mis amigos: Ana era bajita, morocha, muy linda de cara, rellenita, de pocas tetas pero bien culona, algo que resaltaba aún con el guardapolvo que usaba.
Adrian era grandote, bastante malhumorado, pero servicial.

Un sábado por la tarde mi perra se atragantó con un hueso de pollo que sacó de la basura, por lo que me contacté con Adrian y vino enseguida a casa y nos solucionó el problema, cuando le preguntamos el costo nos dijo que no era nada, que no nos preocupáramos ... y se marchó.
Un par de horas mas tarde lo llamé y le dije que pasaría a dejarle una botella de buen vino por el servicio prestado.
" ... traete dos y se quedan a comer un asadito que estoy por hacer ..." dijo.
Así que cerca de las 20 hs llegamos con mi mujer a hacerle honor a su invitación.

Ana estaba con un vestido suelto, corto, bien de verano que marcaba su gran culo y era un placer verla caminar moviéndolo.
La previa mientras el fuego formaba las brasas fue regada con una de las botellas de vino que habíamos llevado. La charla fue adentrándose en cuestiones íntimas y sobre todo en cargadas hacia los braquets en su dentadura que Ana había estrenado hacía algo de un mes.
" ... lo que debe doler ese alambre cuando se anda llevando cosas a la boca !! ..." dije en tono de broma, broma que el alcohol ya permitía a esa altura de la noche.
" ... no te creas - dijo Ana- hasta ahora no he tenido quejas, eso sí, la primera vez hubo alguien que se asustó !! ..." y reímos todos menos Adrián.

Ya en la mesa la conversación fue aumentando de temperatura pero dentro de ciertos carriles, sin faltar el respeto a nadie.
Para el postre había helado por lo que Ana me pidió que la acompañase a buscarlo a la heladera que se encontraba en la casa (estábamos en el quincho, a unos 25 metros de la casa principal).
Ana caminaba delante mío cuando de pronto se da vuelta y me dice 
" ... Alex por Dios ! dejá de mirarme el culo !! ..." y siguió caminando mientras reía.
Entramos a la cocina y siguiendo la joda le dije: " ... se nota mucho que te estaba mirando ? ..." y reímos los dos.
" ... es que quiero distraer mi mente del pensamiento de lo doloroso que debe ser estar cerca de esos braquets ..." agregué.
" ... no te animás ? te hacía más machito ... mirá que acepto voluntarios !!! ..., y al decir eso se produjo un silencio pesado... sacó el helado del refrigerador y con su dedo probó un poco, y mirándome me dijo:
" ... ves ?? el dedo salió intacto de mi boca ... cuando quieras te  hago una demostración gratuita ..." y salió caminando hacia el quincho, dejándome aturdido.
Nos despedimos luego del postre y siendo las 2 de la madrugada nos fuimos a casa.
Iba a apagar el celular cuando veo que tenía un mensaje. Era de Ana.
" Adrián duerme hasta tarde, yo voy a estar en la clínica tipo 9.30 de la mañana, si estás dispuesto a probar mis braquets te espero ... ah, no te olvides de borrar este mensaje..besitos"
Puse la alarma para despertarme a las 8.30 y apagué el teléfono. 

9.40 estaba tocando el timbre de la veterinaria ... nadie contestaba.... habrá sido todo un histeriqueo ? me pregunté, cuando por una puerta del costado apareció ella, haciéndome señas que pasara.
Me saludó con un beso cerca de mis labios y enfundada en su guardapolvo caminó delante mio, moviendo sus nalgas para mi deleite.
" ... espero no te arrepientas de haber venido ..." dijo desprendiéndose los botones del uniforme.
Asomaron dos pechos chicos pero firmes ... los besé suavemente y ella acarició mi cabello.
" ... no sabés lo que me gusta chupar pijas ..." y fue bajando mientras desprendía mi pantalón.
La sacó y llevándosela despacio a su boca me miró y dijo:
" ... si te raspo, gritá ..." y riéndose comenzó su trabajo.