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Mi mujer me cuenta su infidelidad

Era viernes por la noche y yo estaba juntando el valor de encarar a mi mujer para saber si alguna vez me había sido infiel. Era algo que desde hace ya un par de semanas me rondaba la cabeza por algunos indicios que habían encontrado.

En fin me cuestionaba realmente hasta donde quería enterarme. Si me decía que sí. ¿Cómo iba a reaccionar?
Como no estaba seguro de querer saber, me aterraba la posibilidad de afrontar la situación de manera directa, decidí contarle el sueño que tuve para poder ir viendo sus reacciones.
Mi idea era agarrarla infraganti en alguna reacción culposa que me permitiera tener una idea de la situación y ver si más adelante me bancaba enfrentarla directamente.

Prepare un poco el ambiente, era ya tarde a la noche, los chicos dormían, arme unos tragos, puse música y arranqué una charla trivial sobre cualquier cosa. Estábamos con ropa de dormir: ella con un short cortito de tela suave y arriba una remera sin mangas, de esas remeras gastadas de tanto uso que le transparentaban los pezones, con un escote bastante amplio que me permitía espiarle los pechos cuando ella se agachaba un poco. Yo en bóxer y sin remera, era una noche de calor. Ella me contaba de los quilombos que tenía una amiga separada con el ex por cuestiones de guita, de los chicos, de las vacaciones. Y un poco me dio el pie para arrancar la charla: - ¿Che, por qué se separaron Juan y Andrea? - ¿Qué, nunca te conté? – me dice.
- No, siempre me llamó la atención que se separaran porque eran como una pareja ideal.- mentira, yo sabía que el loco la había recontra cuerneado a la mina porque, en cada asado que se armaba, contaba de alguna pendeja que se estaba garchado por ahí. Pero lo que me dijo mi mujer, me puso los pelos punta.
-No andes contando por ahí.- Me advirtió primero. – Pero Juan, le encontró unos mensajes dudosos a ella y la encaró. Se terminó yendo todo al carajo, hubo gritos peleas. Acabó todo mal.
La puta madre, sentía el sudor frio en la espalda y un poco me temblaban las piernas. – Pero qué onda.- Digo. - ¿Ella lo estaba engañando a Juan? - Un poco me tembló la voz al preguntar.
Ahí ella me miró directo a los ojos, y me daba la sensación sus ojos, un poco, se estaban cagando de la risa.
-Y… sí. No te quiero mentir. La negra hace rato que se venía comiendo a un pendejo que se cruzó en spining. Parece que el pendejo la cogía como nunca a la negra. Y además… Te repito, no se lo digas a nadie: -me advirtió más seria está vez. – Parece que a Juan hace ya un par de años largos que no se le para la cosa. ¿Qué querés? La vida es para gozarla…-me dijo esto último llevándose el trago a la boca para tapar una sonrisa picarona.

-Sí, sí… - Digo yo para no cortarme la chota ahí nomás. – ¿Y vos? – pregunté alentado por el momentáneo valor que la bebida me había generado. - Yo ¿qué?- Me retruca ella.
- Vos, ¿te garcharías un pendejo? – El escalofrío que sentí al largar la pregunta me recorrió todo el cuerpo.

Ella me miró fijo, saboreó un poco más del trago que tenía en la mano. Apoyo el vaso en la mesa. Y sin dejar de mirarme me dijo:- Y… Un pendejo que te parta al medio cada tanto tendría que ser un derecho de la femineidad… ja, ja, ja.

¡Hija de puta! Encima es más hermosa cuando se ríe. Eligió hacerse la boluda para zafar de responder en serio. Igual no sé qué prefiero, por ahí lo mejor es no ser tan directo. Entonces, sin reírme de su respuesta le digo - ¿Sabes que te quería contar algo? – Y la miro serio.
Por un segundo es cómo si la sonrisa se le borrara de la boca y me responde con una voz un poco nerviosa. – ¿A mí?..¿Qué?...
- No te asustes. – Le digo tratando de dominar un poco más la situación. - Es solo un sueño que tuve la otra noche. - ¿Cuál? – Me dice y con cierto tono de reproche me pregunta - ¿Ese donde te estabas garchando otra mina y acabaste todo manchado al lado mío?
Yo me largo a reír, y un poco me sube el calor. – Casi. – Le digo cuando dejo de reírme. – En éste era vos la que me metías los cuernos…

Me mira entre intrigada y confundida. Entonces sigo:
- Y no con un pendejo… ¡Con dos!
Ella sorprendida abre grande la boca. Quiere decir algo y no le salen palabras. Me pregunto si se estará haciendo la imagen en la cabeza. Para rematarla le digo: - Y encima te los cogías en frente mío…
Ella, que en ese momento había tomado un trago de la bebida, lo largó de una escupida al decir: - ¡¡Queeeeeeeeeee!!
- Así como lo oís, te los enfiestabas frente a mis ojos y a mí no me dabas ni la hora.
- ¡Quiero saber! – me dice con los ojitos que empiezan a brillarle, con esa sonrisa de lujuria que le sale cuando se empieza a excitar, con los oídos y el cuerpo entero atentos a mis palabras.

- Si… pero no. Mejor no. No puedo contártelo.- La dejo un poco que asimile la idea, que la disfrute. Siento que recupero cierta estabilidad al decirle eso, como que voy manejando el terreno a mi antojo.
- ¿Por qué? – me pregunta con carita triste, decepcionada. Sin duda la muy guacha quería imaginarse la situación.
- Es que estabas muy puta en ese sueño… muuuuy puta. – Le digo sonriendo. Creo que en el fondo quiero despertar a esa perra del sueño para mi propio placer personal.

- ¡Ah no! Pará, pará, pará, pará un poco… ahora que lo pienso vos esa noche te despertaste todo manchado, o sea que lo que soñaste te calentó. Te excitaste viendo cómo me cogían dos pendejos…

Y yo que creía empezar a tomar las riendas en el asunto, de repente siento que me sacan el suelo de los pies y empiezo a caer a un precipicio sin fin.
- Bueno. – Dice ella. – Si vos no me vas a contar el sueño, por ahí preferís que yo te cuente alguna historia. Ahora creo que prefiero eso: te voy a contar la historia de lo puta que soy con otros y te lo voy a contar en la cara.

Me dice esto y se la vé muy divertida, disfrutando de recuperar el manejo de ésta charla. Y yo entiendo que está jugando, que quiere provocarme, pero en el fondo sus palabras me generan algo raro por dentro. ¿Está jugando? ¿O está siendo muy descarada?

- ¿Te acordás ese fin de semana que fuimos a Mar del Plata? ¿Esa vez que dejamos a los chicos con mi vieja y nos fuimos una escapada?
Yo la miro serio, los ojos bien abiertos. No digo nada.
- ¿Te acordás que fuimos al casino? Y vos te embalaste jugando al black jack, y al final discutimos y me fui sola al hotel y vos te pasaste casi toda la noche jugando…

Algo me aprieta la garganta. – Si. - Dije como pude, casi sin voz. Ahí ella se levanta y comienza a gesticular con las manos y con el cuerpo.
- Bueno resulta que, cuando llegue al hotel, en el hall había un grupito de chicos. Eran jugadores de un equipo de futbol de Uruguay creo, que estaban parando ahí, en nuestro mismo hotel.
Yo decía que sí con la cabeza.

“Y cuando me vieron pasar me dijeron algunas cosas. Claro, yo tenía puesta esa mini negra que uso cuando salgo con vos, esa que me deja mostrar bien las piernas, que muestra cómo me calza la tanga. Esa que me marca bien la forma de cola. Y los chicos no dejaron pasar la oportunidad. Yo les pasé bien cerquita y un poco les moví el culito apropósito, te voy a admitir (ahí me muestra un poco como agitaba el culo al caminar). Y entonces me dije. -¿Qué? ¿Me voy a ir a dormir un viernes a la noche, estando de vacaciones y encima sola? - Y, como estaba enojada con vos, me dije que esta era mi oportunidad…

Yo recordaba aquella noche, todo era cierto. Había sido un tarado que pensó que había enganchado una buena racha en el juego y pensaba que me iba a hacer la diferencia en el casino. Y la había dejado irse sola, así como estaba vestida, en el medio de la noche, en una ciudad que no era la nuestra. Pero no me demoré tanto en el casino… Recuerdo, sí, que cuando llegue ella ya estaba dormida en la cama. No pudo haber tenido tiempo de estar con alguien. ¿O si?

-¿Querés saber lo que pasó? – Me dice, y hay algo en su expresión que no me deja saber si está recordando o inventando. – Cuando llego a la puerta del ascensor me doy vuelta, miro al grupito que me está chiflando y les hago ojitos. Pensé: “yo juego mis cartas. Si tengo suerte, me toca el premio grande….”
Y lo entendieron al toque. Se atropellaron por alcanzarme en el ascensor antes de que las puertas se cerraran. El flaco que atendía el mostrador del hotel se agarró la frente, yo lo ví. Y lo entiendo porque como estaba yo vestida esa noche solo un boludo no hubiera querido cogerme.

Ahí me reí un poco, con nervios. Entendí la indirecta que estaba haciendo, lo de las cartas y el premio grande... Sabía que el boludo era yo. Obviamente había elegido inventar una situación sobre esa noche como venganza por mi torpeza. Aunque ahora me viene a la mente que el tipo de la recepción del hotel puso una cara rara cuando llegué esa noche…

“Tenía 4 para elegir con cual pasar la noche. Uno más fuerte que él otro. No sabía con cual quedarme. Los miraba a los ojos a cada uno y trataba de adivinarles el tamaño de la poronga. ¿Qué hago? Me dije. Ya estábamos llegando al piso y no me decidía. Todos tenían su atractivo… ¿Y sabes lo que hizo la putita de tú novia? La muy trola se dijo: ¿para qué elegir? ¡Y me quedé con los 4! Já, já, já…”

- ¿Los cuatro? - Pregunté tragando saliva.
“Bueno, no. Al final uno se bajó. Tenía novia y le dio remordimiento. Se la perdió porque de mí se debe estar hablando en todo Uruguay todavía: la mascotita del Nacional de Montevideo…”
Me sorprendió que se acordara que era el Nacional el equipo que estaba esa noche en el hotel. Habían venido a jugar un partido de verano. Era evidente que esta historia la tenía ya pensada de antes, si no como se justifica tanto detalle…

“Al final me metí a la habitación con tres: uno era de piel negra, y a los otros me costaba diferenciarlos de entrada pero uno era un poco más bajo y morocho que el otro. Los tres estaban muy bien físicamente.”- La veo cómo se le cae la baba al decir eso – “Estaban con un poco de bronca porque habían perdido con Boca y yo les decía: no se preocupen, conmigo van a poder descargarse. Todo lo que no pudieron meter en el partido lo van a poder meter acá, conmigo…”
Yo me reía, un poco se le iba al carajo la historia.

“Ahora, te digo una cosa, así como te cuento que estaban de buenos, te admito que eran bastante tiernitos. Uno creo que no tenía ni 20 años. Así que fui un poco maestra esa noche. Me encantó. Eran una tromba, me atropellaron de entrada. Me van hacer mierda, pensé, y sentí cómo se me hacía agua la concha…”
Mientras me cuenta la historia no para de moverse, por momentos se sienta y después vuelve a levantarse, se me acerca y aleja. Sin darse cuenta cada tanto se acaricia un poco el cuerpo, la cintura, las piernas el pelo.

“En un momento el morocho me encaró y me quiso comer la boca pero yo lo frene. - No estoy para enamorarme esta noche - le dije, tampoco soy una cualquiera. Al único que besé fue al más alto, es que tenía unos ojitos claros… ¿y sabes qué? Un poco me hacía acordar a vos. Viste que aunque seas un nabo te quiero igual y siempre pienso en vos… hasta cuando me garcho a otros tipos. En definitiva te lo debo todo a vos, porque si estaba descubriendo lo zorra que podía ser era gracias a vos, amor… ¿Sabes qué? ¡Gracias! - Me dice pellizcándome los cachetes con las dos manos. - Por suerte el que me hacía acordar a vos era el que tenía la mejor poronga. No sabes que dulce era. Lo lindo que fue acariciarle los huevos mientras le comía la boca. Mientras le ponía las tetas en la cara para que me las chupe.”
Yo tragaba saliva ¿Me tenía que sentir elogiado por lo que me decía?

“En eso el más bajito me metió la cabeza entre las piernas y me empezó a chupar bien la concha y él culo. No sabes qué bien la chupaba. Me hacía acordar a vos en nuestras primeras épocas. ¿Te acordás cuando te desesperabas por comerme la concha, por saborear esa calentura mía? Así me la chupaba.”
Y mientras me contaba esto se llevaba una mano por dentro del short y al sacarla me muestra los dedos brillantes de ese juguito que es mi perdición. Me los acerca a la cara, me los deja oler, pero cuando quiero probarlos me los saca rápidamente, dejándome con la lengua afuera y el corazón a punto de estallar.

-¿Y él otro? ¿Qué hacía?- Pregunto yo para tratar de mostrarme entero aunque en realidad estaba a punto de quebrarme. Ella viene y dándome la espalda se sienta encima mío. Me apoya la cola sobre el bulto y se menea, todo el tiempo, mientras me sigue contando, despacito casi en secreto:

“¿Él negro decís? Se vé que te gusta la historia… La venís siguiendo bien… El negro se sentó a esperar su turno con la poronga en la mano. Por eso me dió ternura y fue el primero que me cogí. Por eso y porque era el que tenía la pija más parecida a la tuya, mi amor… Bueno también porque era negro y tenía que sacarme de encima esa fantasía de una vez por todas. ¡Ay esa piel! Gruesa, áspera y a la vez suave. Cuando sintió él calor del interior de mi concha acariciandole toda la pija se puso loco. Me agarró fuerte con esos músculos bien marcados. Y me subía y bajaba encima suyo. Estaba sacado. Literalmente se hizo la paja conmigo el negro. Ja, ja, ja .A mí no me importaba nada esa noche.”

Me acerco a su nuca y le pregunto: - ¿Te los cogiste de a dos en algún momento?
- ¡Estás loco! Vos sabes que la cola la tengo reservada. Me los cogí de a uno. En turnos.
Y siguió contando:

“Cuando el negro me hizo acabar, le pedí que aguantara. Me tiré en la cama así…” (Mientras sigue contando, se levanta de encima de mío dejándome la pija bien dura. Se sienta en el sofá, se recuesta sobre su espalda y levanta las piernas como ofreciéndose). “Así me cogió otro” – dice mientras se mete dos dedos enteros en la concha – “me cogió fuerte, golpeándome en cada movimiento de cintura” - mientras tanto su mano entra y sale con violencia – “No tenía la pija tan grande pero me la hizo sentir, llegué enseguida al segundo orgasmo… “- se saca la mano y se la mira, tiene todos los dedos empapados. Se levanta, apoya las manos en el sofá y apunta la cola en mi dirección.

No sé si quiero seguir escuchando, la situación me calienta demasiado y en algún lugar de mi interior pienso que algo está mal. Ella lo está disfrutando mucho. No quiero saber más, pero no puedo dejar de escuchar…
“Y así, en esta posición, le exigí al que faltaba, el de la pija grande, que no me tuviera piedad. Y no la tuvo. ¡Ay esa pija! Sí que la sentí, me lastimaba un poco porque era muy gorda. ¡Qué lindo sentir esa sensación de dolor de nuevo! Casi como si fuera una nena otra vez. Costó un poco pero me hizo acabar lindo el hijo de puta.”

Mientras me contaba eso, se había acercado otra vez, siempre mirándome a la cara, disfrutando de mis reacciones. Se me había acomodado encima y se había metido mi pija adentro.
El final me lo contó al oído, casi susurrando.

“Y entonces, como estaba tan puta, como me habían hecho disfrutar los tres y se merecían largar la leche y yo también me la merecía, me acosté en la cama y les pedí: báñenme” – mientras lo dice me coge fuerte, me lleva al punto de explosión – “Y ellos muy obedientes se acercaron, cada uno agitándose la pija en la mano, cada pija lubricada por mis jugos. Y yo les pedía. Llénenme las tetas, llénenme la panza, las piernas. Quiero sentir esa leche calentita…”

Y cuando sintió que yo también le daba la leche, llegando ella también al orgasmo me dijo: - ¡Sí! ¡Así, así me acabaron encima los tres!¡Así la llenaron de leche a la putita de tu novia que vos no te quisiste coger esa noche! ¿Y sabes qué? - Me dice esto chupándome el cuello, las orejas, mientras yo siento las últimas descargas de mi orgasmo - ¿Sabes? –Me dice bien despacito al oído – Un poquito de esa leche me cayó acá, en la boquita. Y yo la saboree con ganas…


Unos minutos después, ya repuestos, se levanta despacito y me dice: - Vos soñaste que me cogía a dos y ahí tenés, tres me cogieron esa noche.
Me da un beso en la frente y se va a dormir…


Continúa acá:

https://poringa.net/posts/relatos/3572396/Discusion-acaba-en-sexo-salvaje.html



Otras partes mi ésta historia en:

Principio:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3558234/Dulce-Egoista.html

Parte 2
http://www.poringa.net/posts/relatos/3562478/Mi-mujer-me-dejo-violarla.html

Parte 3
http://www.poringa.net/posts/relatos/3564100/Despues-de-violar-a-mi-mujer.html

Extracto de parte 3
http://www.poringa.net/posts/relatos/3566340/El-video-que-mi-mujer-borro.html

Parte 4
http://www.poringa.net/posts/relatos/3567467/Voyeur-de-los-cuernos-de-mi-mujer.html

10 comentarios - Mi mujer me cuenta su infidelidad

parejabonita +1
Muy bueno, viva los cuernos!!!
parejabonita
Para mi, no hay nada mas excitante, disfruto mucho de este juego con mi mujer, si tenes tiempo y ganas, leé mis relatos...🤘🏽🤘🏽🤘🏽🤘🏽
martinfcd
Sin dudas!!! Este relato tuyo lo tenia leido ya, muy bueno! igual te digo: no se si me da para tanto. http://www.poringa.net/posts/relatos/3303441/Mas-cuernos-fotos-de-ella.html
parejabonita +1
Si hace gozar, está bien, si no, mejor solo fantasear...
mdqpablo +1
aposto a los cuernos y ganó el premio mayor .muy buen realato
martinfcd +1
¿sos de mar del Plata? Ese casino y la concha de la lora...!😁. Gracias.
leloir2010 +1
muy buen relato. Ojo; son jodidas con tal de vengarce
martinfcd
sobre todo una venganza tan desproporcionada...
Ebilisan +1
jojo, muy buen relato! que bien que te la hizo! se ve que es una grosa. presentala. +10
martinfcd
Un día de estos, por ahora se me escapa de las manos.
mirandopaso +1
Que alucinante el relato!!! rapida la chica !!!
martinfcd
Y... están los que les das la mano y se agarran del codo. O bueno, en este caso de otra cosa. Jaja Gracias por el comentario.
5contar +2
Excelente. Me encanta lo que escribís, pero más aún cómo lo escribís. Lo preciso que sos. Qué lindo encontrarte
martinfcd +1
Gracias. Me haces sonrojar.
Si-Nombre +1
Excelente Post muy bueno gracias por compartir
martinfcd +1
Gracias por comentar.
clp30 +1
Muy buen relato, que la hayan cogido jugadores del bolso le da el toque 💪🏼🔴⚪️🔵 +10
martinfcd +1
Gracias, jajaja. No quiero quedar mal con los otros equipos. Pero los pibes disfrutaron lindo esa noche
Dante5cu +1
Hasta ahora el mejor relato
martinfcd +1
Gracias. Escribí varios relatos. Podes darte una vuelta x mi perfil.
Dante5cu
@martinfcd son reales !!!
martinfcd
Algunos son más reales que otros.
333354
Excelente relato me dejó la pija bien grande y parada saludos dejo puntos 10