En ese momento tenía 25 años. Me había mudado a un pequeño monoambiente en el centro de la ciudad. Los primero días fueron normales, conocí a la mayoría de mis vecinos, personas muy agradables por suerte. Hasta que apareció ella, mi vecinita. Cuando la vi quedé cautivado por su belleza, iba vestida con una remera ajustada, calzas celestes muy ajustadas, enloquecí por ese rostro angelical, rubia, pechos pequeños pero una cola ufffff bien redondita y paradita, se me empezó a parar la verga conforme ella iba avanzando por la ventada de mi nuevo hogar... no podía creer que tanta belleza esté contenida en ese pequeño cuerpo de 1.50 metros.
Quedé obsesionado con ella. Durante los siguientes días trataba de fijarme más o menos a la misma hora si la veía pasar, a veces tenia suerte pero la mayor parte del tiempo no.
Un par de semanas después estaba saliendo de mi hogar cuando la vi venir hacia mí, así que me detuve unos momentos fingiendo que miraba algo en el celular para poder cruzarme con ella, cuando estuvo a solo un par de pasos me giré hacia ella y cruzamos justo nuestras miradas, la saludé primero, me respondió con un
-Hola- y me sonrió.... uffff quedé enamorado aún mas de ella, si es que eso era posible.
Desde ese momento y durante el par de meses siguientes nos cruzamos varias veces mas, siempre nos saludábamos con una sonrisa.
Hasta que llegó un día que imaginé y desee por mucho tiempo. Estaba en un Rapipago, a unas cinco cuadras de casa, tenia que pagar un par de cuentas atrasadas; estaba en la fila esperando cuando:
-Hey hola- escuché esa angelical voz
-Hola, como estas?- respondí mientras giraba
Detrás mío estaba mi vecina, preciosa como siempre, una blusa, shorcito de jean, zapatillas blancas... nos pasamos media hora en la fila conversando primera vez. No podía creer que una belleza así, sin conocerme antes más que unos cruces fortuitos estuviese conversando tan amablemente conmigo.
Me contó sobre su familia, el estudio, me dijo que hacía natación en un club a unos kilómetros (esos eran los momentos en que yo la veía pasar por el frente de mi departamento), yo le conté sobre mi trabajo, un poco de mi familia también, una charla más que agradable.
Cuando el próximo a entrar al local era yo, le dije que me había encantado encontrarme y conversar así con ella. Pensé por un segundo pedirle su numero de whatsapp pero al existir varios años de diferencia entre nosotros no quise que se asuste o algo así jajaj.
Cuando pagué todo, salí y ella estaba entrando, nos cruzamos y me paso un pequeño papel doblado mientras sonreía. La miré alejarse con esa deliciosa colita atrapada en el shorcito de jean.
Abrí el papel y oh sorpresa era un número de celular. Mi corazón casi sale de mi pecho...
Quedé obsesionado con ella. Durante los siguientes días trataba de fijarme más o menos a la misma hora si la veía pasar, a veces tenia suerte pero la mayor parte del tiempo no.
Un par de semanas después estaba saliendo de mi hogar cuando la vi venir hacia mí, así que me detuve unos momentos fingiendo que miraba algo en el celular para poder cruzarme con ella, cuando estuvo a solo un par de pasos me giré hacia ella y cruzamos justo nuestras miradas, la saludé primero, me respondió con un
-Hola- y me sonrió.... uffff quedé enamorado aún mas de ella, si es que eso era posible.
Desde ese momento y durante el par de meses siguientes nos cruzamos varias veces mas, siempre nos saludábamos con una sonrisa.
Hasta que llegó un día que imaginé y desee por mucho tiempo. Estaba en un Rapipago, a unas cinco cuadras de casa, tenia que pagar un par de cuentas atrasadas; estaba en la fila esperando cuando:
-Hey hola- escuché esa angelical voz
-Hola, como estas?- respondí mientras giraba
Detrás mío estaba mi vecina, preciosa como siempre, una blusa, shorcito de jean, zapatillas blancas... nos pasamos media hora en la fila conversando primera vez. No podía creer que una belleza así, sin conocerme antes más que unos cruces fortuitos estuviese conversando tan amablemente conmigo.
Me contó sobre su familia, el estudio, me dijo que hacía natación en un club a unos kilómetros (esos eran los momentos en que yo la veía pasar por el frente de mi departamento), yo le conté sobre mi trabajo, un poco de mi familia también, una charla más que agradable.
Cuando el próximo a entrar al local era yo, le dije que me había encantado encontrarme y conversar así con ella. Pensé por un segundo pedirle su numero de whatsapp pero al existir varios años de diferencia entre nosotros no quise que se asuste o algo así jajaj.
Cuando pagué todo, salí y ella estaba entrando, nos cruzamos y me paso un pequeño papel doblado mientras sonreía. La miré alejarse con esa deliciosa colita atrapada en el shorcito de jean.
Abrí el papel y oh sorpresa era un número de celular. Mi corazón casi sale de mi pecho...
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