El celular de Lore vibró (ella odia tenerlo con sonido, prefiere sentir una sutil vibración en su bolsillo para enterarse que alguien se comunicó con ella) e interrumpió lo que estaba haciendo para ver qué novedades había. Se encontró con un mensaje de Martín. —¿y a este qué le pasa? —ni se acordaba cuándo había sido la última vez que hablaron. "Hola bombón, ¿cómo estás?". Siempre empezaba con frases similares, qué poco creativo. Prefirió no clavarle el visto y seguir con sus cosas.
Sin embargo, no se pudo volver a concentrar, ya que se empeñó en hacer memoria sobre cuándo había sido la última vez que se vieron. Desde que se puso de novia había dejado de tener encuentros ocasionales con sus contactos y su actividad sexual la dedicaba exclusivamente a su chico. Posiblemente su inconsciente se quería encargar de borrar algunas cosas de su pasado y entre ellas estaban los ardientes e intempestivos encuentros con Martín. Al no poder acordarse de la fecha, tomó de nuevo el teléfono para ver en el historial de mensajes. Esto hizo que finalmente le clave el visto, y por cortesía responda con un —Hola Martu, bn, vos?.
Dos meses hacía que no se veían, y mientras se movía entre los mensajes no pudo evitar detenerse en una de las últimas fotos que le había enviado. Era una foto un poco movida de él sentado en el puesto de trabajo de su oficina, mostrando su pene erecto que asomaba por entre la bragueta del pantalón. La vio y recordó algunos detalles de ese encuentro. Una tarde lluviosa, se mataron en el asiento trasero del auto y no pudieron continuar debido a algún imprevisto o algo así, con lo que ese último polvo había sido con gusto a poco. Y es que sus encuentros además de muy intensos duraban varios rounds. Se daba una química que sacaba lo mejor de ambos al punto de quedar exhaustos por algunos días luego de pasar horas encerrados en la casa de cualquiera de ellos.
Todo cambió desde que Lore se puso de novia y a la vez para la misma fecha una veterana recién divorciada se mudó al departamento de al lado de él. Desde entonces, algo más de cuatro meses, los encuentros fueron gradualmente disminuyendo hasta el último de la tarde lluviosa.
Las cosas parecían volver a la normalidad, Lore con su novio veinteañero, apenas un año mayor que ella y Martín con Mabel, su nueva vecina cuarentona y coincidentemente de su misma edad. Sin embargo, esa mañana del 31 de diciembre, luego de una noche de muy buen sexo con Mabel, Martín sintió que algo le faltaba. Sentir la frescura de Lore, sus pechos duros, sus besos plenos de pasión, su incansable ganas de mas y la piel que había entre ellos. Todo, motivó ese mensaje, tal vez con algo de nostalgia por lo pasado o tanteando, para ver si existía una posibilidad de terminar el año a lo grande.
Por otro lado, Lore no pudo evitar sentir una leve humedad en su entrepierna al ver las fotos. Y es que luego de la del escritorio, casi sin querer, siguió viendo algunas otras fotos que se solían mandar como previa a los encuentros.
La charla por WhatsApp siguió, se cruzaron varios mensajes intrascendentes y superfluos de los que se suelen mandar para esta época del año: "Felices Fiestas", "Feliz fin de año", "Muchas felicidades", etc. Hasta que Lore, fiel a su estilo y algo impaciente, tiró un —¿qué es todo esto? —a lo que él respondió casi instantáneamente —Nada, estoy aburrido y ando con ganas de pegarte un buen garche, pero como estas de novia sólo me queda molestarte por WhatsApp. Dijo eso y se pudo imaginar la cara de ella. Le gustaba hacerla enojar, sobre todo cuando sabía que él llevaba las de perder. A esta altura, luego de haber vuelto a ver varias fotos y de recordar momentos de alto sexo, Lore se dejó llevar por las hormonas y su próximo mensaje fue una dirección, a casi una hora de la casa de ella, y a continuación explicando de qué se trataba —Mirá, en un rato tengo que ir a ver a mi amiga Valentina porque necesito llevarle algo, pasa y nos saludamos, a ver si en persona también tenes la caradurez de echarme en cara que no te doy bola —lo dijo con una mezcla de enojo por los comentarios que Martín había hecho antes sobre que "ella siempre se borraba" y vértigo, para probarse qué tan lejos podía llegar cuando ya su relación actual estaba tan consolidada. —Dale pendex, voy para allá. Se despidió con un emoji de un beso y luego una foto recién tomada para la ocasión de él con los boxers por las rodillas y su miembro totalmente erecto. Lore, sin pensar demasiado y mientras se mordía un labio le respondió al mensaje con una foto de ella con su remera levantada, mostrándole sus pechos. —Beso, nos vemos.
—Valen, soy Martín, ¿ya llegó Lore? —se escuchó por el portero, y del otro lado Valentina no entendía de qué diablos le hablaban. —¿quién sos? —preguntó, y Martín cayó en la cuenta de que Lore jamás va a cambiar algunas cosas, como ser tan colgada y no preocuparse por avisarle a Valentina que iba a pasar un amigo por su casa. Luego de un par de minutos, explicaciones y detalles, finalmente Valentina bajó a abrirle. —Recién Lore me dijo que estaba por salir de su casa, para que no te quedes acá abajo, subí, ¿dale?. La puerta del edificio se abrió y quedó ante Martín una mujer casi 20 años menor que él, vestida de entrecasa con un par de joggings viejos, remera dos talles mas grande, ojotas y una mirada fresca y sagaz. Sin perder tiempo, Martín entró al edificio y la saludo cálidamente con un beso —Dale, genial Valen, muchas gracias! —al acercarse para besar su mejilla sin querer rozó sus pechos, que por cierto tenían un tamaño considerable y no pudo quitar de su mente esa sensación, potenciada en los eternos segundos que tuvieron en silencio mientras esperaban al ascensor y luego mientras subían. Durante ese lapso, varias veces sus ojos bajaron hacia las tetas de ella y pudo notar que no llevaba corpiño. Esos más de 100 centímetros de lolas al aire, sólo sostenidos por una vieja camiseta holgada, fueron demasiado para él y tuvo una erección casi al instante, que en unas bermudas veraniegas se hace muy difícil de disimular, más si se está de pie y hay que caminar.
Valentina se dio cuenta rápido de la situación, tanto de las miradas indiscretas para la amiga de su amiga, como de la erección, pero prefirió guardarse esa carta y hacerse la desentendida. Una vez dentro del departamento, ella intentó cortar el hielo —Así que son amigos con Lore —al decir amigos hizo muy sutilmente un gesto de comillas con los dedos índice y mayor de ambas manos, y se rió pícaramente. Martín le siguió el juego, —Si, una gran amiga Lore, nos debíamos vernos antes de que termine el año para despedirnos... como se debe. A esta altura la erección era mas que notable y Valentina sin intentar disimularlo bajo su mirada e intentó imaginarse esa pija que tan grande sería. —Si, ya veo, y estás muy ansioso por verla parece, ¿no? —dijo Valentina mordiéndose el labio y mirándole el bulto a Martín —Tené cuidado, que tanta ansiedad no te juegue una mala pasada —haciendo un gesto de explosión con sus manos. —No, quedate tranquila que está todo bajo control Valen. A esta altura Martín sintió que era evidente lo que seguía, se paró y se acercó a Valentina.
—Esta Lore siempre llega tarde! hoy cuando llegué te dijo que recién estaba saliendo ¿no? Tiene como una hora hasta acá... Por suerte me hiciste pasar, sino era un embole estar abajo esperándola. Bah, embole para vos también, ¿no? —Mientras hablaba se acercó más a Valen, quien al verlo se rió irónicamente y le dio un empujón y lo sentó de nuevo en el sofá.
—Sentate.... te voy a decir algo y espero que te quede claro, ¿ok? —mientras hablaba se ataba el pelo y caminaba hacia Martín. —Yo jamás me garcho a los amigos de mi amiga, que te quede claro. Y mientras se sacaba la camiseta, dos talles más grande, y demostraba las suposiciones de Martín respecto a que no tenía corpiño, agregó —Asi que pelá ya la pija que te la voy a chupar así esperas a Lore bien tranquilo y tienen el reencuentro que tanto se merecen.... Se arrodilló y ella misma se encargó de bajarle las bermudas....
[CONTINUARA]
Sin embargo, no se pudo volver a concentrar, ya que se empeñó en hacer memoria sobre cuándo había sido la última vez que se vieron. Desde que se puso de novia había dejado de tener encuentros ocasionales con sus contactos y su actividad sexual la dedicaba exclusivamente a su chico. Posiblemente su inconsciente se quería encargar de borrar algunas cosas de su pasado y entre ellas estaban los ardientes e intempestivos encuentros con Martín. Al no poder acordarse de la fecha, tomó de nuevo el teléfono para ver en el historial de mensajes. Esto hizo que finalmente le clave el visto, y por cortesía responda con un —Hola Martu, bn, vos?.
Dos meses hacía que no se veían, y mientras se movía entre los mensajes no pudo evitar detenerse en una de las últimas fotos que le había enviado. Era una foto un poco movida de él sentado en el puesto de trabajo de su oficina, mostrando su pene erecto que asomaba por entre la bragueta del pantalón. La vio y recordó algunos detalles de ese encuentro. Una tarde lluviosa, se mataron en el asiento trasero del auto y no pudieron continuar debido a algún imprevisto o algo así, con lo que ese último polvo había sido con gusto a poco. Y es que sus encuentros además de muy intensos duraban varios rounds. Se daba una química que sacaba lo mejor de ambos al punto de quedar exhaustos por algunos días luego de pasar horas encerrados en la casa de cualquiera de ellos.
Todo cambió desde que Lore se puso de novia y a la vez para la misma fecha una veterana recién divorciada se mudó al departamento de al lado de él. Desde entonces, algo más de cuatro meses, los encuentros fueron gradualmente disminuyendo hasta el último de la tarde lluviosa.
Las cosas parecían volver a la normalidad, Lore con su novio veinteañero, apenas un año mayor que ella y Martín con Mabel, su nueva vecina cuarentona y coincidentemente de su misma edad. Sin embargo, esa mañana del 31 de diciembre, luego de una noche de muy buen sexo con Mabel, Martín sintió que algo le faltaba. Sentir la frescura de Lore, sus pechos duros, sus besos plenos de pasión, su incansable ganas de mas y la piel que había entre ellos. Todo, motivó ese mensaje, tal vez con algo de nostalgia por lo pasado o tanteando, para ver si existía una posibilidad de terminar el año a lo grande.
Por otro lado, Lore no pudo evitar sentir una leve humedad en su entrepierna al ver las fotos. Y es que luego de la del escritorio, casi sin querer, siguió viendo algunas otras fotos que se solían mandar como previa a los encuentros.
La charla por WhatsApp siguió, se cruzaron varios mensajes intrascendentes y superfluos de los que se suelen mandar para esta época del año: "Felices Fiestas", "Feliz fin de año", "Muchas felicidades", etc. Hasta que Lore, fiel a su estilo y algo impaciente, tiró un —¿qué es todo esto? —a lo que él respondió casi instantáneamente —Nada, estoy aburrido y ando con ganas de pegarte un buen garche, pero como estas de novia sólo me queda molestarte por WhatsApp. Dijo eso y se pudo imaginar la cara de ella. Le gustaba hacerla enojar, sobre todo cuando sabía que él llevaba las de perder. A esta altura, luego de haber vuelto a ver varias fotos y de recordar momentos de alto sexo, Lore se dejó llevar por las hormonas y su próximo mensaje fue una dirección, a casi una hora de la casa de ella, y a continuación explicando de qué se trataba —Mirá, en un rato tengo que ir a ver a mi amiga Valentina porque necesito llevarle algo, pasa y nos saludamos, a ver si en persona también tenes la caradurez de echarme en cara que no te doy bola —lo dijo con una mezcla de enojo por los comentarios que Martín había hecho antes sobre que "ella siempre se borraba" y vértigo, para probarse qué tan lejos podía llegar cuando ya su relación actual estaba tan consolidada. —Dale pendex, voy para allá. Se despidió con un emoji de un beso y luego una foto recién tomada para la ocasión de él con los boxers por las rodillas y su miembro totalmente erecto. Lore, sin pensar demasiado y mientras se mordía un labio le respondió al mensaje con una foto de ella con su remera levantada, mostrándole sus pechos. —Beso, nos vemos.
—Valen, soy Martín, ¿ya llegó Lore? —se escuchó por el portero, y del otro lado Valentina no entendía de qué diablos le hablaban. —¿quién sos? —preguntó, y Martín cayó en la cuenta de que Lore jamás va a cambiar algunas cosas, como ser tan colgada y no preocuparse por avisarle a Valentina que iba a pasar un amigo por su casa. Luego de un par de minutos, explicaciones y detalles, finalmente Valentina bajó a abrirle. —Recién Lore me dijo que estaba por salir de su casa, para que no te quedes acá abajo, subí, ¿dale?. La puerta del edificio se abrió y quedó ante Martín una mujer casi 20 años menor que él, vestida de entrecasa con un par de joggings viejos, remera dos talles mas grande, ojotas y una mirada fresca y sagaz. Sin perder tiempo, Martín entró al edificio y la saludo cálidamente con un beso —Dale, genial Valen, muchas gracias! —al acercarse para besar su mejilla sin querer rozó sus pechos, que por cierto tenían un tamaño considerable y no pudo quitar de su mente esa sensación, potenciada en los eternos segundos que tuvieron en silencio mientras esperaban al ascensor y luego mientras subían. Durante ese lapso, varias veces sus ojos bajaron hacia las tetas de ella y pudo notar que no llevaba corpiño. Esos más de 100 centímetros de lolas al aire, sólo sostenidos por una vieja camiseta holgada, fueron demasiado para él y tuvo una erección casi al instante, que en unas bermudas veraniegas se hace muy difícil de disimular, más si se está de pie y hay que caminar.
Valentina se dio cuenta rápido de la situación, tanto de las miradas indiscretas para la amiga de su amiga, como de la erección, pero prefirió guardarse esa carta y hacerse la desentendida. Una vez dentro del departamento, ella intentó cortar el hielo —Así que son amigos con Lore —al decir amigos hizo muy sutilmente un gesto de comillas con los dedos índice y mayor de ambas manos, y se rió pícaramente. Martín le siguió el juego, —Si, una gran amiga Lore, nos debíamos vernos antes de que termine el año para despedirnos... como se debe. A esta altura la erección era mas que notable y Valentina sin intentar disimularlo bajo su mirada e intentó imaginarse esa pija que tan grande sería. —Si, ya veo, y estás muy ansioso por verla parece, ¿no? —dijo Valentina mordiéndose el labio y mirándole el bulto a Martín —Tené cuidado, que tanta ansiedad no te juegue una mala pasada —haciendo un gesto de explosión con sus manos. —No, quedate tranquila que está todo bajo control Valen. A esta altura Martín sintió que era evidente lo que seguía, se paró y se acercó a Valentina.
—Esta Lore siempre llega tarde! hoy cuando llegué te dijo que recién estaba saliendo ¿no? Tiene como una hora hasta acá... Por suerte me hiciste pasar, sino era un embole estar abajo esperándola. Bah, embole para vos también, ¿no? —Mientras hablaba se acercó más a Valen, quien al verlo se rió irónicamente y le dio un empujón y lo sentó de nuevo en el sofá.
—Sentate.... te voy a decir algo y espero que te quede claro, ¿ok? —mientras hablaba se ataba el pelo y caminaba hacia Martín. —Yo jamás me garcho a los amigos de mi amiga, que te quede claro. Y mientras se sacaba la camiseta, dos talles más grande, y demostraba las suposiciones de Martín respecto a que no tenía corpiño, agregó —Asi que pelá ya la pija que te la voy a chupar así esperas a Lore bien tranquilo y tienen el reencuentro que tanto se merecen.... Se arrodilló y ella misma se encargó de bajarle las bermudas....
[CONTINUARA]
1 comentarios - Año nuevo, vida nueva