Continuamos con esta saga, si te perdiste los capitulos anteriores buscalos acá:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3529400/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-1.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3533384/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3536443/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-3.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/3540448/Amores-y-desamores-en-el-Buenos-Aires-colonial-Cap-4.html
En España, el teniente Rafael Yañez fué ascendido a Capitán. Le esperaban dos posibles destinos: Uno en la aldea de Santa Maria del Buen Ayre, como jefe de los escuadrones que cuidaban el fuerte. Y el otro en Toledo, comandando uno de los cuerpos que tuvieran gloria controlando a los moros.
Es obvio que pensaba volver a Buenos Aires y seguir sus planes para vivir junto al amor de su vida.
Pero un primo volvió de la aldea y le llevó la amarga noticia: María se había casado, no sabía bien con quien, pero se había casado.
Lloró su amor y se juró no volver a esas tierras. Asi fue que asumió su cargo en Toledo.
Mientras tanto, en la aldea, María se debatía entre la angustia de no saber de quien era el hijo que llevaba en su vientre, los amores torridos proporcionados por la pareja de negros y las ganas de sentir algo de ese placer con su marido.
Los morenos le habían dicho que era inutil tratar de vivirlo con el marido, que ya no tenía remedio, pero era tan fuerte ese sentimiento en ella, que lo quería probar con él.
Arnulfo estaba contento con la noticia de la llegada de un heredero. Lo quería, lo necesitaba.
Su mujer era solo el medio para conseguirlo, por eso se había casado, no le importaba formar una familia. Ademas de que obvio, disfrutaba de los placeres del sexo con su joven mujer. A su manera, pero gozaba con ello.
Esa fatídica noche María esperó a su esposo bañada y perfumada, lista mentalmente para darle una noche especial.
Sacó las botas de su marido y lo fue desvistiendo. Dedicó un rato a lamer su falo duro y grueso, lo recostó en su cama y subiendose sobre el le ofreció sus tetas para que las chupara a su gusto. De a poco fue acomodandose hasta ir enterrandose la verga de su esposo bien adentro.
De a poco fué cabalgandolo lentamente, gozando con cada estocada profunda, llegando a un orgasmo que le obligó a apoyar las manos en su pecho para no caer desplomada.
Siguió con su faena, su panza de 5 meses estaba comoda en esa posición y le daba un aire sensual.
Cabalgó asi a su marido hasta que sintió que este estaba por acabar Cambió su posición y comenzó a chuparle la pija con desesperación.
Su marido intentó preguntarle porqué pero no pudo resistir al placer de esa chupada.
Acabó copiosamente en la boca de su esposa, María tragó toda la leche, limpió con su lengua la pija de Arnulfo y se relamió hasta la ultima gota.
La cara de este fue cambiando de satisfacción por la gran acabada a la furia total.
- ¿EN QUE CLASE DE PUTA TE CONVERTISTE?
Al gritarle esto le lanzó una bofetada en la cara que hizo caer a Maria al piso. Arnulfo continuó.
- ¿QUIEN TE ENSEÑÓ ESTO?!... ¿QUIEN?!
Mientras le gritaba seguia abofeteando y golpeando a María.
-ASI NO SE COMPORTA UNA DAMA, Y MUCHO MENOS LA MIA ...
Arnulfo se fue hecho una furia, no podía entender como su esposa había tomado las riendas en la cama. Una dama debe estar dispuesta para el marido y sus deseos, nunca tomar el papel principal. Nunca!.
Se fue al parque a fumar su pipa, estaba hecho una furia.
Mientras tanto Teresa corrió a socorrer a María. La encontró sin sentido y como pudo la acostó. La vió muy mal. Tomó coraje y fue a encarar al patrón.
-Amo, amo! Hay que llamar al doctor, la ama está muy mal...
-No vamos a molestar al medico a esta hora. Mañana se verá.
- pero patrón! Le dijo la negra.
Arnulfo tomó de las ropas a la esclava y la levantó del piso.
- ¿Una esclava me va a decir lo que tengo que hacer?
- No patrón - dijo la negra muy asustada- no patrón. Pero piense en su hijo... el que lleva en sus entrañas....
Arnulfo soltó a la negra y sin responderle fué a ver al capataz.
-Ibañez, mande un negro a lo del medico, mi esposa se cayó y se golpeó y no está bien.
El capataz llamó a Mauro y este, al enterarse de que María estaba mal, voló por las calles hasta volver con el medico en su carruaje.
El doctor pidió que Teresa lo asista y pasó encerrado un buen tiempo con la paciente.
Luego volvió a salir y pidió hablar con su esposo.
-¿Que sucedió con su esposa?
Arnulfo ensayó una excusa con el tema de la caida en su cuarto.
El medico no le creyó. Se dió cuenta de que tenía golpes de puño y cachetazos, pero ¿cómo iba a sugerirle su versión al hombre mas poderoso de la aldea?
Nadie se podía atrever a eso.
Asi que solo optó por darle las novedades.
María había perdido su embarazo.
Y no estaba bien. Iba a quedarse toda la noche observandola.
A primera hora de la mañana el doctor volvió a llamar a Arnulfo y le dijo:
- Su esposa está delicada pero creo que se recuperará. Lo que no puedo asegurarle es que pueda volver a tener hijos... tuvo un golpe muy fuerte en la zona abdominal lo que le provocó la perdida. Se ve que en la caida golpeó con un mueble... una terrible desgracia.
Lo lamento. A la tarde regreso para revisarla.
El medico omitió decir que el golpe que vió fue un claro puñetazo ... Pero decirlo hubiese sido peor para todos.
María fue recuperandose gracias a los cuidados de Teresa. Los africanos trajeron a America todos sus conocimientos naturales sobre medicina entre otras cosas.
Los yuyos fueron curando a María y Teresa afirmaba que aún podría ser madre.
Pasó el tiempo y en ese tiempo Arnulfo repudió a Maria porque ya no era fertil. También la culpó de causarle el enojo que desencadenó la tragedia.
Mientras tanto, María se recuperaba gracias al valioso cuidado de sus queridos negros.
No hubo sexo por un buen tiempo pero Mauro se escabuyía algunas noches para ir a charlar con las muchachas y sacar de la tristeza a Maria. Le hicieron ver que ella no era culpable por lo que hizo y eso, de a poco, logró que Maria fuese la de antes.
La que comenzó a volver a despertar el deseo fue Teresa, con sus baños muy calientes y relajantes y sus caricias volvió a conectar a María con el placer, y Mauro, necesitado de buen sexo, no tardó en visitar a Teresa a darle una buena cogida y a llenarle la concha de espeso esperma.
Otra vez fueron escuchados por Maria que quiso sumarseles aunque prefirió aún no ser penetrada, pero no pudo aguantarse las ganas de comerle la concha a la negra, tomandose toda la leche recién acabada por Mauro y despues, limpiarle la verga con la lengua.
- ¡Como extrañaba tomarme tu leche! - dijo- y mezclada con tus jugos es el mejor de los elixires. El que necesito para curarme totalmente.
-Quiero más, cogela otra vez. Acabale bien adentro asi me la tomo.
Acostaron a Teresa boca arriba. Mauro se ubicó entre sus piernas y la volvió a penetrar. Maria se sentó en la cara de Teresa y esta comenzó a comerle la concha.
Mauro y Maria se besaron y este le chupaba tambien las tetas. Las jovenes acabaron un par de veces y Mauro por fin acabó nuevamente dentro de Teresa, María esperó que se retire y se lanzó luego entre las piernas de Teresa para beber nuevamente su coctel. En ese 69 las jovenes acabaron otra vez y quedaron tiradas en la cama acariciandose.
- Bueno - dijo Maria- por hoy ya fue suficiente para mi. Me retiro a descansar. Sigan ustedes si quieren.
Mauro prefirio volver a la cuadra, no queria forzar nada ni ser descubierto.
Al poco tiempo Maria permitió ser penetrada y los jovenes disfrutaron mucho del sexo.
Tanto que Teresa quedó embarazada.
Los tres tomaron la noticia con mucha alegria, era una revancha del destino.
La versión que llegó de la historia hasta mi decia que el bebé que perdió Maria era hijo de Mauro y que el medico se dio cuenta pero prefirió callar en venganza por los malos tratos hacia Maria recibidos por su marido. Merecía ser un cornudo.
También, la misma versión, contaba que Mauro les dijo a las jovenes que los dioses no habian permitido ese nacimiento porque hubiese sido el fin de sus dias. Y ahora los recompenzaba con esta nueva criatura por nacer.
Quizas asi fue.
Continuará.
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En España, el teniente Rafael Yañez fué ascendido a Capitán. Le esperaban dos posibles destinos: Uno en la aldea de Santa Maria del Buen Ayre, como jefe de los escuadrones que cuidaban el fuerte. Y el otro en Toledo, comandando uno de los cuerpos que tuvieran gloria controlando a los moros.
Es obvio que pensaba volver a Buenos Aires y seguir sus planes para vivir junto al amor de su vida.
Pero un primo volvió de la aldea y le llevó la amarga noticia: María se había casado, no sabía bien con quien, pero se había casado.
Lloró su amor y se juró no volver a esas tierras. Asi fue que asumió su cargo en Toledo.
Mientras tanto, en la aldea, María se debatía entre la angustia de no saber de quien era el hijo que llevaba en su vientre, los amores torridos proporcionados por la pareja de negros y las ganas de sentir algo de ese placer con su marido.
Los morenos le habían dicho que era inutil tratar de vivirlo con el marido, que ya no tenía remedio, pero era tan fuerte ese sentimiento en ella, que lo quería probar con él.
Arnulfo estaba contento con la noticia de la llegada de un heredero. Lo quería, lo necesitaba.
Su mujer era solo el medio para conseguirlo, por eso se había casado, no le importaba formar una familia. Ademas de que obvio, disfrutaba de los placeres del sexo con su joven mujer. A su manera, pero gozaba con ello.
Esa fatídica noche María esperó a su esposo bañada y perfumada, lista mentalmente para darle una noche especial.
Sacó las botas de su marido y lo fue desvistiendo. Dedicó un rato a lamer su falo duro y grueso, lo recostó en su cama y subiendose sobre el le ofreció sus tetas para que las chupara a su gusto. De a poco fue acomodandose hasta ir enterrandose la verga de su esposo bien adentro.
De a poco fué cabalgandolo lentamente, gozando con cada estocada profunda, llegando a un orgasmo que le obligó a apoyar las manos en su pecho para no caer desplomada.
Siguió con su faena, su panza de 5 meses estaba comoda en esa posición y le daba un aire sensual.
Cabalgó asi a su marido hasta que sintió que este estaba por acabar Cambió su posición y comenzó a chuparle la pija con desesperación.
Su marido intentó preguntarle porqué pero no pudo resistir al placer de esa chupada.
Acabó copiosamente en la boca de su esposa, María tragó toda la leche, limpió con su lengua la pija de Arnulfo y se relamió hasta la ultima gota.
La cara de este fue cambiando de satisfacción por la gran acabada a la furia total.
- ¿EN QUE CLASE DE PUTA TE CONVERTISTE?
Al gritarle esto le lanzó una bofetada en la cara que hizo caer a Maria al piso. Arnulfo continuó.
- ¿QUIEN TE ENSEÑÓ ESTO?!... ¿QUIEN?!
Mientras le gritaba seguia abofeteando y golpeando a María.
-ASI NO SE COMPORTA UNA DAMA, Y MUCHO MENOS LA MIA ...
Arnulfo se fue hecho una furia, no podía entender como su esposa había tomado las riendas en la cama. Una dama debe estar dispuesta para el marido y sus deseos, nunca tomar el papel principal. Nunca!.
Se fue al parque a fumar su pipa, estaba hecho una furia.
Mientras tanto Teresa corrió a socorrer a María. La encontró sin sentido y como pudo la acostó. La vió muy mal. Tomó coraje y fue a encarar al patrón.
-Amo, amo! Hay que llamar al doctor, la ama está muy mal...
-No vamos a molestar al medico a esta hora. Mañana se verá.
- pero patrón! Le dijo la negra.
Arnulfo tomó de las ropas a la esclava y la levantó del piso.
- ¿Una esclava me va a decir lo que tengo que hacer?
- No patrón - dijo la negra muy asustada- no patrón. Pero piense en su hijo... el que lleva en sus entrañas....
Arnulfo soltó a la negra y sin responderle fué a ver al capataz.
-Ibañez, mande un negro a lo del medico, mi esposa se cayó y se golpeó y no está bien.
El capataz llamó a Mauro y este, al enterarse de que María estaba mal, voló por las calles hasta volver con el medico en su carruaje.
El doctor pidió que Teresa lo asista y pasó encerrado un buen tiempo con la paciente.
Luego volvió a salir y pidió hablar con su esposo.
-¿Que sucedió con su esposa?
Arnulfo ensayó una excusa con el tema de la caida en su cuarto.
El medico no le creyó. Se dió cuenta de que tenía golpes de puño y cachetazos, pero ¿cómo iba a sugerirle su versión al hombre mas poderoso de la aldea?
Nadie se podía atrever a eso.
Asi que solo optó por darle las novedades.
María había perdido su embarazo.
Y no estaba bien. Iba a quedarse toda la noche observandola.
A primera hora de la mañana el doctor volvió a llamar a Arnulfo y le dijo:
- Su esposa está delicada pero creo que se recuperará. Lo que no puedo asegurarle es que pueda volver a tener hijos... tuvo un golpe muy fuerte en la zona abdominal lo que le provocó la perdida. Se ve que en la caida golpeó con un mueble... una terrible desgracia.
Lo lamento. A la tarde regreso para revisarla.
El medico omitió decir que el golpe que vió fue un claro puñetazo ... Pero decirlo hubiese sido peor para todos.
María fue recuperandose gracias a los cuidados de Teresa. Los africanos trajeron a America todos sus conocimientos naturales sobre medicina entre otras cosas.
Los yuyos fueron curando a María y Teresa afirmaba que aún podría ser madre.
Pasó el tiempo y en ese tiempo Arnulfo repudió a Maria porque ya no era fertil. También la culpó de causarle el enojo que desencadenó la tragedia.
Mientras tanto, María se recuperaba gracias al valioso cuidado de sus queridos negros.
No hubo sexo por un buen tiempo pero Mauro se escabuyía algunas noches para ir a charlar con las muchachas y sacar de la tristeza a Maria. Le hicieron ver que ella no era culpable por lo que hizo y eso, de a poco, logró que Maria fuese la de antes.
La que comenzó a volver a despertar el deseo fue Teresa, con sus baños muy calientes y relajantes y sus caricias volvió a conectar a María con el placer, y Mauro, necesitado de buen sexo, no tardó en visitar a Teresa a darle una buena cogida y a llenarle la concha de espeso esperma.
Otra vez fueron escuchados por Maria que quiso sumarseles aunque prefirió aún no ser penetrada, pero no pudo aguantarse las ganas de comerle la concha a la negra, tomandose toda la leche recién acabada por Mauro y despues, limpiarle la verga con la lengua.
- ¡Como extrañaba tomarme tu leche! - dijo- y mezclada con tus jugos es el mejor de los elixires. El que necesito para curarme totalmente.
-Quiero más, cogela otra vez. Acabale bien adentro asi me la tomo.
Acostaron a Teresa boca arriba. Mauro se ubicó entre sus piernas y la volvió a penetrar. Maria se sentó en la cara de Teresa y esta comenzó a comerle la concha.
Mauro y Maria se besaron y este le chupaba tambien las tetas. Las jovenes acabaron un par de veces y Mauro por fin acabó nuevamente dentro de Teresa, María esperó que se retire y se lanzó luego entre las piernas de Teresa para beber nuevamente su coctel. En ese 69 las jovenes acabaron otra vez y quedaron tiradas en la cama acariciandose.
- Bueno - dijo Maria- por hoy ya fue suficiente para mi. Me retiro a descansar. Sigan ustedes si quieren.
Mauro prefirio volver a la cuadra, no queria forzar nada ni ser descubierto.
Al poco tiempo Maria permitió ser penetrada y los jovenes disfrutaron mucho del sexo.
Tanto que Teresa quedó embarazada.
Los tres tomaron la noticia con mucha alegria, era una revancha del destino.
La versión que llegó de la historia hasta mi decia que el bebé que perdió Maria era hijo de Mauro y que el medico se dio cuenta pero prefirió callar en venganza por los malos tratos hacia Maria recibidos por su marido. Merecía ser un cornudo.
También, la misma versión, contaba que Mauro les dijo a las jovenes que los dioses no habian permitido ese nacimiento porque hubiese sido el fin de sus dias. Y ahora los recompenzaba con esta nueva criatura por nacer.
Quizas asi fue.
Continuará.
1 comentarios - Amores y desamores en el Buenos Aires colonial. Cap. 5