Las mejores vacaciones de mi vida. Parte 2.

Llegó Pablo. Eran las 16hs. Nos saludamos, hablamos de pavadas y luego de ofrecerle algo para tomar, abre su notebook y comienza a mostrarme fotos de Brasil. El lugar era paradisiaco y las casas que alquilaba eran pequeñas, pero muy cercanas a la playa. Ambos expresamos que era la primer ocasión que estabamos solos y como dije anteriormente, la onda era mutua, así que empecé a reirme de lo que decía para demostrar que su presencia era más que grata. Luego de unos minutos, salió por completo del modo vendedor y empezó a tirar lineas de seductor. Lo que dió pie al franeleo y lo que aconteció luego fue cuando mostró sus fotos en el lugar vacacional. El sinverguenza, comenzó a mostrar unas fotos de él , en la playa en sunga. Fue imposible no comentar sobre el paquete "no turístico", por decirlo de alguna manera. Los primeros comentarios fueron: "qué bien, cómo te animás a la sunga!" o "También la  usás acá en Argentina?" y luego de la quinta foto, más suelta de lengua, me tomé el atrevimiento de realizar un acercamiento a una foto en particular, donde el bulto parecía reventar la mallita, a lo que dije: "Importante".
Automáticamente tomo mi mano y la apoyó en su entrepierna preguntando si corroboraba lo que había exclamado. Jugando un poquito, le dije que no lograba darme cuenta, ya que el jean era mucho más grueso que ese lycra a punto de explotar.

"Es cierto" afirmó, se puso de pie, desabrochó su pantalon y liberó a la bestia.
Dije "no entiendo como guardaste todo eso en la sunga" y empecé a chuparlo hasta que creció descomunalmente.
Me excité a sobremanera.
Continuará.....