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La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈3

Miré cómo caía en línea recta el agua del cañón de la pistola de juguete y dije:

- ¿Dónde tienes la harina, Eva?
- harina? para qué? - preguntó.
- Para que sea más real.
- Más real?
- Sí, le ponemos un poco de harina al agua para que coja consistencia y ya está. Ya verás - dije mientras abría el tapón de la pistola y comenzaba a echar el agua en un vaso.
- Ah, nooo, déjate de juegos y pamplinas, que ya sé lo que quieres decir.
- Venga mujer... déjame la harina - y comencé a abrir los muebles que había cerca buscándola.

Ella no decía nada mientras seguía moviendo la comida de la sartén.

-Ya la tengo! - dije cogiendo un bote.
Espolvoreé un poco en el vaso y cogí del cajón una cucharilla de café. Removí con fuerza y fui echando más hasta conseguir una pasta similar al semen, jajaja. Me reí mientras lo hacía para quitarle hierro al asunto y que la mujer de mi amigo se lo tomase todo a broma.

- Y ahora el toque final - dije metiendo el vaso en el microondas y poniéndolo en marcha.
- Estás loco - me dijo sonriendo.
- Ya verás...
Al cabo de un minuto lo saqué y vertí el contenido en la pistola de juguete. Apreté el gatillo poco a poco poniendo mi mano debajo.

- Mira mira mira - le advertí.
Ella miró atenta y la mezcla fue saliendo poco a poco a gotas de la punta de la pistola y chorreando hacia abajo hasta caer en mi mano. Sonreí. Tenía la textura muy similar al semen, y sobre todo al mío, jajaja.
- Qué te parece? - le pregunté.
- Una guarreria - dijo ella cogiendo la pistola.
- No, mujer. Mira, la probaré.

Si quería que ella entrara en el jueguecito tenía que hacerle ver que yo actuaría con total naturalidad, así que me dispuse a probar en mi cara la mezcla de la pistola.
- Probaré yo primero.
Me apunté con la pistola, en un cachete, y apreté un poco, un chorretón cayó por mi cara y resbaló hasta la mandíbula, lo recogí con la mano.
- Ves? Nada del otro mundo. Es así como se corre Raúl, no?
- Sí - dijo ella mirándome.
- Toma - le dije alargándole la pistola con naturalidad- prueba tú ahora en tu cara.
Y cogí la lata de cerveza para seguir bebiendo. Ella cogió la pistola y la miró como si fuera algo novedoso.
- Yo no voy a hacer esto.
- Evaaaa! Por favor! Quiero ayudaros. Vas a ver que no es nada, si soportas agua con harina... por qué no vas a poder soportar un chorro de esperma del hombre al que amas?

Se me quedó mirando... jejeje.
- Está bien - dijo.
Se acercó la punta de la pistola y ladeó la cabeza para que su lado derecho quedase bien expuesto. Sólo ver eso ya me puso más tieso y cachondo de lo que ya estaba. Con la lata en la mano no perdía detalle. La punta de la pistola flotaba unos 5 cms por encima de su cara.

- Aprieta el gatillo suave y lento - dije en voz baja.
Ella lo hizo. Y un goterón de la mezcla le cayó en la cara y le resbaló por medio cachete mientras miraba al frente. La sensación que me envolvió fue como un pequeño triunfo. Siguió apretando pero no caía apenas.
-Espera - dije-. Te ayudo, no te muevas.
Y di un paso al frente y cogí la pistola mientras ella seguía con la cabeza de lado. Entonces hice algo que ni yo mismo tenía pensado en ese momento, fue algo instintivo...
...
La rodeé, me coloqué detrás, con la mano derecha cogí la pistola y ella bajó su mano, y con mi izquierda le recogí el pelo, tiene el pelo por los hombros y lo llevaba suelto esa mañana. Tiré un poco de él para exponer aún más su cara al cañón de la pistola.
-Eh, cuidadooo - dijo ella.
- Chiiiissstt - no te preocupes.
Y apreté lento el gatillo, salió un buen goterón que le cayó en el cachete, cerca de la nariz, y no contento con eso dirigí su cabeza con mi mano izquierda, la que la tenía sujeta de los pelos, para exponer más su frente. Levanté el cañón y apreté para dejar caer un buen lefazo de la mezcla en la frente. Lo consideré suficiente. Su respiración se había hecho más profunda, la mía también. Me fui apartando y dejé que el cañón de la pistola rozara parte de su cara.

- ¿Qué has hecho? - preguntó ella
- Hacer que la pistola de juguete se corra en tu cara como lo haría mi amigo - dije con seriedad mientras ella se volvía para mirarme.
- Ya veo, ya.
- Y qué tal?
- Normal.
- Claro, porque no es igual, pero sí que es similar. La mezcla estaba calentita, no? Y la textura... se parece.
- Sí, se parece - dijo ella mientras se quitaba la corrida de postín de la cara con una servilleta de papel.
- Al menos ahora ya conoces algo más...
- Me parece una tontería. No lo vuelvas a hacer.
- Mujer, no te enfades... ya dije que es para ayudaros, y para ayudarte a ti. La próxima vez lo haremos con más velocidad, apretando más el gatillo - dije mientras cogía de nuevo la lata de cerveza.
- No habrá más veces. A Raúl no le gustaría saber que hemos hecho esto.
- Eva, no hemos hecho nada malo. Pero bueno, será nuestro secreto. Y sí habrá próxima vez. Ten a mano la pistola - le dije mientras soltaba mi lata-. Ahora tengo que irme, pero quedaremos pronto ¿no?

Me acerqué y le di un beso en la mejilla donde la pistola se había corrido, jeje.
Ella no me lo devolvió y cuando le solté un "hasta pronto" no dijo nada y no me acompañó a la puerta.


Pasaron unos días de aquella mañana de juego con la pistola de agua. No llamé a casa de mi amigo, ni tampoco me llamaron para tomar un café o cenar. Yo pensé que igual me había sobrepasado y que no era de mi incumbencia la vida sexual de Raúl y de Eva... pero era todo tan morboso y la muy guarra tenía una boca y unas tetas... que no podía dejar de pensar en correrme en ellas.

Además, curiosamente lo que yo deseaba era verle las tetas al aire y poder ponérsela perdidas de semen, aunque no le tocara la cara ni la boca, pero por otra parte me atraía la idea de que yofuese el primero que lo hiciera... un buen chorro de semen en toda la boca, y luego metérsela todo lo que pudiera hasta la garganta para que se lo tragase y no lo escupiera, o dejárselo escupir en las tetas. Ya sabéis, las posibilidades son múltiples.

Por otra parte era la mujer de mi amigo y ex compi de trabajo. Y no estaba bien que hiciera nada. Pero el morbo me podía, al menos los juegos no los consideraba malos, ni tampoco ahí había infidelidad por parte de Eva a su marido. Estaba un poco hecho un lío. Ya estábamos a comienzos de octubre, había pasado una semana y las posibilidades de ir a la playa ya se esfumaban, y con ello la posibilidad de disfrutar de nuevo de las buenas domingas de Eva en bikini.

Tenía que pensar en algo, seguir con el tema de la pistola. No iba a ser difícil coger a Eva en casa, ya que mi amigo seguiría trabajando casi todo el día, sobre todo de mañana, y ella estaría allí sola, ahora que su hijo iba a la guardería, sólo tenía que volver a pasarme por su casa como hice la primera vez. Aunque igual ya no iba a ser tan bien recibido por ella...

Opté por invitarles una tarde de un día entre semana, a mi casa, a tomar café y merendar. De esa forma podría ver la reacción de Eva, si se sentía incómoda conmigo, callada, etc. Le envié un w h a t s a pp a mi amigo, tras una hora o así contestó aceptando, al día siguiente vendrían a merendar los tres. Compré lo necesario.

A la tarde siguiente estaban a las 6 de la tarde ante mi puerta. Les saludé con una sonrisa, un abrazo a mi amigo, dos besos a Eva, que parecía estar normal (y como si no hubiera sucedido nada una semana antes con el tema de la pistola) y un achuchón al pequeñajo.

Serví café y merendamos como buenos amigos. Y no ocurría nada más a destacar. Hasta que Raúl llevó al pequeño al baño (que estaba en la planta de arriba, ya que vivo en un unifamiliar), le estaban enseñando ya a hacer sus necesidades, jeje. Entonces me quedé solo con Eva durante unos cinco minutos. Nada más estar solos le pregunté qué tal estaba, refiriéndome a lo de la semana anterior.

- Bien - dijo ella.
- Pues mañana me pasaré por vuestra casa - le solté de sopetón.
- Para qué?
- Ya sabes, hay que seguir practicando.
- Ya, lo de la pistola ¿no? - dijo ella esbozando una sonrisa aunque no muy convencida.
- O es que ya mi amigo ha conseguido que tú...? - dije preguntando si ya había permitido que se corriera en su boca...

Por un momento se quedó en silencio y tomó otro sorbo de café. Yo me temí lo peor, que ya hubiera pasado... Pero no.

- Aún no.
- Qué mujer más dura eres, jaja.
- ya ves - dijo.
- Bueno, se arreglará. Si no has practicado sola para eso estoy yo . dije mientras tomaba de mi taza.
- No quiero que esto vaya a más - dijo muy seria.
- Tranquila, Eva. Sólo es un juego. Mañana ambos nos dispararemos con la pistola de agua, así verás cómo hay que retener los chorros, bueno... las gotas en tu caso, claro - dije recordando que me había dicho que mi amigo se corría a goterones, y no a propulsión-. Nos dispararemos de distintos modos y ya está.
- Ya, pero tú al final te pones cachondo, seguro!
- Mujer, soy un hombre, no una piedra... aunque se me ponga dura, jajaja.
- Vaya tela cómo eres...
- No me lo tengas en cuenta, todos somos iguales, no?
- No si ya sé, ya sé.
- Anda que tú también te pones cachonda perdida como una perra - solté-. Qué te crees que no me doy cuenta cuando cuento algo de mis aventurillas y tú me pides que is cuente más y más?
- Eso es distinto.
- Ya... pero causa efecto. El fin de semana que viene he quedado con la madurita... la de las mamadas olímpicas - especifiqué.
-Ah sí, la recuerdo.
- vendrá aquí.

Se oyó ruido de pies en la planta de arriba, mi amigo y su hijo ya volvían.

- A las once? - pregunté en voz baja.
- Vale - dijo ella.

Y cambié el tema a algo más banal...

Sólo de pensar que volvería a llenarla con la pistolita al día siguiente me ponía la polla dura...



or la noche no pude dormir muy bien pensando en qué podía hacer para no alarmar mucho a Eva y que me mandara a freír espárragos a la mañana siguiente si me sobrepasaba en exceso con el tema de la pistolita de agua. El truco estaba en dar una de cal y otra de arena. Y siempre viendo sus reacciones. Eso sí, si había aceptado a que acudiera a su casa era porque realmente quería continuar con el juego, y sobre todo porque la ponía cachonda, ya no solo el juego... también yo. Si no... a qué venía tanto roce conmigo cuando veíamos junto a su marido, mi amigo, una peli?

Por la mañana me levanté, desayuné y me duché a conciencia, no fuera que sonara la flauta y tuviera que quitarme los pantalones delante de la mujer de mi amigo, jaja. Yo no entraba a trabajar hasta la noche ese día, así que no tenía prisa, aunque ella sí, claro. Tendría que recoger a su hijo a la guardería, a eso de la 1. Lo que nos daba al menos una hora y pico de espacio de juegos en su casa.

Al fin llegó el momento de llamar. Eran las 11 en punto. Estaba frente a su puerta, esto fue hace dos meses, el día 11 o 12 de octubre. Llamé al timbre y salió ella a recibirme. Llevaba el pelo recogido en una coleta, os recuerdo que tenía el pelo larguito, por el hombro. Vestía unos vaqueros y una camiseta de manga larga, sencilla, nada de escote, aun así sus tetas de la 110 se marcaban, claro. Y los filos del sujetador, que no eran de esos reforzados, más bien parecía tenerlo esta vez de esos tipo camiseta de tirantes finos.

- Hola! - me saludó, y me dio dos besos castos, claro.
- Buenos días - dije.
La ayudé a meter unas bolsas de un super que había en la entrada.
- Acabo de llegar de la compra. Gracias - dijo al ver que ayudaba a meter la compra a la cocina.

Una vez allí comenzó a charlar conmigo como si nada, es decir, como si no supiera realmente el motivo de mi visita. La noté nerviosa. No quise presionar mucho y contesté y hablé de los temas que iba sacando. Hasta que le pregunté:

- Dónde está la pistola de juguete? Así practicamos un poco antes de que tengas que volver a salir.
Ella me miró y dijo:
- A ver... esto de la pistolita es una tontería, no? Tú crees que no sé bien cómo poner la cara o la boca cuando mi marido... acabe? - dijo cruzando los brazos, las tetas acabaron apretadas una contra la otra dentro de su camiseta.



La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈3
- No es eso, es sólo la práctica. Sabes cómo hay que ponerse, pero ante una corrida... al ser nueva para ti... seguro que pones mala cara, y eso corta mucho el punto.
- Puse mala cara la semana pasada cuando me pringaste la cara de harina y agua?
-No, pero ahora lo haremos un poco más y distinto, para ver qué tal te sienta y como reaccionas. Donde está la pistola? En el lavadero?
- No, en la bañera.

Sin decir nada salí de la cocina a buscarla. Allí estaba. La cogí y fui para la cocina. La solté en la encimera y llené un vaso de agua. Cogí la harina y empecé a hacer la mezcla esa de nuevo, el potingue, removiéndolo bien. Ella seguía reordenando la compra del supermercado en los muebles y las estanterias, y sacaba algunas cosas para comenzar a hacer la comida para cuando mi amigo volviera del trabajo. Una vez acabé la mezcla la metí en el microondas a poca temperatura para que adquiriese consistencia y estuviera templada, tirando a caliente. Ella me observaba. Cuando acabé la fui introduciendo en la pistola, suerte que el tapón dejaba un hueco bien grande por el que echar el contenido. Luego probé a dispararme en la mano, salió un chorro que me pringó y llegó a la encimera. Esta vez había conseguido una masa más similar al semen.

- Halaaa, has llenado la encimera - dijo ella pasando una bayeta por la zona.
- Da igual, mujer, luego lo limpiamos.
- Cuando has quedado con la madurita? - me soltó.
Aquello me cogió de imprevisto.
- El sábado por la noche, dentro de dos días, cenaremos en mi casa y luego seguro que la cosa acaba por reventar, jaja.
- Qué bien para ti, no?
- Qué pasa? que quieres venir a verlo? - le solté sin pensarlo apenas.
- Sí, claaaaro - dijo ella de broma-. Yo voy a vigilar para que todo salga bien, jaja.

Tan sólo la idea de pensar que podía ser así me ponía malo.

- El sábado salgo con mi hermana y mis amigas y tu amiguito se queda aquí solo a cuidar del niño. Así que ya podrías quedar con la tía esa otro día y venir a hacerle compañía a Raúl ¿no?
-Que va, otro día, jajaja. Bueno... vamos a probar la pistola - dije apuntandole a la cara a unos 10 cms.
- Cuidado, a ver que vas a hacer...
- Solo esto.

Y apunté a su frente y solté una gota pequeña apretando lento el gatillo. Ella se echó a un lado.

- Ves? esto es una tontería. Tenemos que hacerlo más emocionante. A ver... Y le di la pistola, ella la cogió. Luego me quité la cazadora y la camiseta, es decir, me quedé solo con los pantalones y zapatos puestos. Si quería que ella entrase por el aro tenía que hacer de tía pringada de lefa yo mismo, jaja.
- Qué haces?
- Nada mujer, es para no mancharme la ropa. Tampoco te alarmes, ya me has visto así en la playa un montón de veces.

Me puse delante de ella y dije:
- Apunta y dispara.
- Adonde...
- A la cara - dije.
Ella lo hizo y el primer lefazo de potingue me dio en el cuello.
- No está mal, menos mal que me he quitado la camiseta, jaja.



Ella rió. Por lo menos ya se lo tomaba a broma...
- Ponte ahora mas cerca y no dispares tan fuerte, mas lento, y apunta a mi cara.
Lo hizo y eta vez me cayó en la cara y parte de la nariz.

- Has visto mi reacción?
- Apenas has reaccionado.
- Pues eso es lo que tienes que hacer tú. Colócate la polla de mi amigo cerca de la cara, tú te apuntas a la cara o a los labios, y no reacciones mal. Mira.

Le cogí la pistola y me apunté a la cara y a la boca, lancé tres lefazos y los acogí, dos en mi boca, uno en la cara. Mirándola fijamente me acerqué a ella y le enseñé los dos lefazos acumulados dentro de mi boca, entre mi lengua y ms dientes. Ella miró con cara extraña, con un poco de asco.

Escupí en el fregadero.
- Esa cara que has puesto al verlo es la q no debes poner - dije mientras me enjugaba la boca con agua y me limpiaba la corrida de mezcla de la cara con una servilleta de papel.

- Vale, lo intentaré.
- Probemos contigo... - dije mientras me acercaba a ella, pistola en mano. Mi polla ya comenzaba a estar dura...





Me acerqué a ella, que me ofreció el lateral de su cara para que yo disparase el chorro de la lefa formada por agua y harina. Apunté a dos centímetros de su cara y apreté el gatillo lento hasta que un goterón cayó de su pómulo a su mandíbula.

- Así -dije-. Muy bien, ni te has inmutado. Ahora lo haremos más difícil. Abre la boca.
- No.
- Eva, por favor, ábrela y te echaré un poco, a la misma velocidad que lo hice en la cara. Te caerá en los dientes, muy lento, entre los dientes de abajo y la lengua lo podrás contener, es fácil.
Ella me miró, como si no confiara en mí.
- Joder - dijo-. Qué pesado te pones...
- Es por tu bien. Vamos - la presioné conteniendo la emoción.

Abrió la boca y apreté el gatillo de juguete para que comenzara a caer una gota de la mezcla, le cayó justo donde yo le había dicho. Hizo un ademán de retirarse pero con mi otra mano le apreté el hombro.

-Ah, ah, ah... no, cariño, no - le dije despacio-. Aguanta así.
Y le acerqué la punta de la pistola de juguete a los labios.
- Lame.
- Qué? - dijo ella sorprendida y con la boca abierta, sosteniendo la gota que le había caído dentro bajo la lengua.
- Pasa tus labios por la punta de la pistola - dije totalmente empalmado.
- No, no no...
- Hazlo, sabes que eso nos gusta a los tíos... es como si la polla de tu marido ya se hubiera corrido. Hazlo.
Lo hizo poco convencida, mirando al frente.
- Así, eso es...

Yo ya tenía un empalme bajo los pantalones brutal. La muy zorra tenía que mamarla bien... Cogió con sus labios la punta de la pistola y la lamió un par de veces. Luego se apartó lentamente.

- Muy bien. Ahora dispararemos un poco más rápido, un par de chorros, pero para evitar que te manches... quítate la camiseta - dije como si nada, ya que yo me la había quitado... ahora le tocaba a ella.
- Qué dices? Ni hablar!!!
- Evaaa, a ver... si ya te he visto en la playa en bikini!! Si llevas el sujetador será lo mismo ¿no?
- Pero a ver... para que vas a disparar la pistolita rápido si Raúl no se corre con tanta fuerza? No me llenaría así, a discreción.
- Nunca se sabe! Además, no voy a dispararla con fuerza, dije un poco más rápido, y dos buenos chorros te llenarán la camiseta seguro. Porque mi amigo se corre de forma abundante, no?
- Bueno sí... - dijo ahora un poco avergonzada.



Yo ya estaba empalmado a más no poder, ella lo debía notar, pero no me miraba en los pantalones, siempre lo hacía a la cara. Ni siquiera al torso. Y eso que no estoy nada mal, voy al gimnasio, corro, hago vela cuando puedo...

-Bueno, pues quítatela.
-No, no tengo un sujetador adecuado.
- Como que no? - pregunté.
- No lo tengo, es de esos tipo camisetas, un poco largos por el vientre. Voy al dormitorio y me pongo otro, o la parte de arriba de un bikini.

Al menos eso era algo, a mí me hubiera gustado verla en sujetador... pero bueno.

- Está bien - dije-. Ve, mientras tanto yo iré al baño un momento.

Ella salió de la cocina y se dirigió al pasillo, y yo hice lo mismo, crucé el salón para adentrarme en el baño con un empalme brutal. Iba a tener en bikini a la mujer de mi amigo en la cocina, y la iba a poner perdida con un par de chorros o tres de la pistola. Mi intención era darle uno directo al canalillo de las tetas. Me metí en el baño, ciertamente no sabía por qué había dicho que iría al baño, no tenía ganas de orinar... entré, cerré la puerta y me miré al espejo. Estaba nervioso. Solté la pistolita en el lavabo y me desabroché el pantalón, me saqué la polla, ahí estaba, dura y esplendorosa como estaba acostumbrado a ella, jajaja.

De inmediato se me cruzó una idea por la cabeza... pero debía llevarla a cabo rápido. Y ya. Ahora





Me acababa de meter en el baño, os recuerdo que sin mi camiseta y con la polla afuera, sin saber exactamente para qué, pero era un buen momento para bajar mi hinchazón de polla que me había provocado Eva lamiendo la pistola de juguete después de ser lefada un poco por la masa de agua y harina.

Ella había ido a cambiarse de sujetador a su dormitorio, para ponerse la parte de arriba del bikini y así no mostrarme más de lo justo.

Os dije que de inmediato se me cruzó una idea por la cabeza... pero debía llevarla a cabo rápido. Y ya. Ahora.

Así que abrí el tapón de la pistola por donde se recargaba y tiré un poco de mezcla en el lavabo dispuesto a llevar a cabo mi idea, luego abrí un poco el grifo para que el agua se llevara los goterones de mezcla por el desagüe. Tenia que ser rápido y conciso, dos minutos o tres como mucho, porque en dos minutos ella volvería a estar en la cocina... y tener una puntería perfecta,esto iba a ser más difícil... Me miré al espejo, con la mano izquierda tenía agarrada la pistola, con la derecha me cogí la polla y empecé a pajearme con decisión. Me pongo más rápido si lo hago lentamente, a sabiendas de eso empecé así, y luego iba aumentando, por las prisas que tenía por acabar cuanto antes igual no conseguiría llegar a tiempo en esos dos minutos y tendría que dejarlo...

Pasó el tiempo y oí pisadas en el pasillo, Eva volvía a la cocina, en un minuto debía estar fuera... Aumenté el ritmo de la paja, ya casi estaba, mi capullo brillaba de una forma increible, paré un momento para ensalivarme la mano y seguir, me imaginaba la boca de Eva llena de mi semen, y que ella me mamaba y me limpiaba la polla luego, sobre todo se metía el capullo justo donde le había caído el lefazo de la mezcla momentos antes en la cocina...
Pasó el segundo minuto, casi estaba...
Oí pasos y la voz de Eva.

-Yo ya estoy!! Sales ya?
- Síiii, perdonaaaa - dije alzando la voz como pude.
Oí como volvía a la cocina. Seguí estrangulándome la polla, lo tenía, tenía el orgasmo, notaba que me venía...

Acerqué la abertura de la pistola a la punta de mi polla, la abertura era del tamaño de la boca de un botellín de cerveza, suficiente como para que entrase el chorro de la punta de mi capullo. Me venía...
Presioné mi capullo contra la abertura y ahogué un gemido de placer y de satisfacción al correrme. El primer chorro entró en la pistola, el segundo también, para el tercero me moví un poco, y sólo entró algo, el resto manchó la pistola, parte del mueble del lavabo y el suelo.



puta




Joder, qué gustazo... apoyé mi polla en el lavabo y dejé que echara los restos ahí, con cuidado puse el tapón a la pistola y la agité para que mi semen se mezclara con la harina y el agua. Porque me llamaba Roberto que esa puta iba a probar semen por primera vez hoy... Recogí lo más rápido que pude, limpié todo con papel higiénico y lo tiré al wc, tiré de la cisterna. Antes de guardarme la polla me pasé el cañón de la pistola por los huevos y por la punta del capullo.

Me había propuesto que la zorra de la mujer de mi amigo probase algo más que la mezcla de mi semen con la harina hoy... al menos que el cañón de la pistola de juguete tuviera el buen aroma de mis cojones.
Me abroché los pantalones, cogí la pistola y salí empuñándola con la mano que me había hecho la paja, decidido a rematar el pequeño plan que se me había ocurrido.





Pistola de juguete en mano cargadita en parte de la mezcla de harina y agua en parte con dos buenos chorretones de mi semen, salí del baño camino de la cocina. Al entrar vi a Eva, se había puesto la parte de arriba de un bikini que tenía que yo aún no le había visto. Estaba increíble. Era de esos de triangulitos, de los que tapan teta, sí, pero menos que otros. Y dejaba ver poco más que lo que ya había visto yo en la playa, que no era moco de pavo, precisamente.

No se me empalmó de nuevo al instante porque me había vaciado bien en el baño... que si no hubiera sido así... se me hubiera notado el bulto y ahí sí que no hubiera podido disimularlo de ningún modo.



tetona



 Has tardado mucho - dijo ella mirándome.
- Ya, lo siento - dije torpemente.
- Pues venga que no tengo todo el tiempo, en 20 minutos tengo que salir a por el niño a la guardería. Sé cuidadoso, ¿eh? Para la prueba final esta que vamos a hacer te demostraré que puedo contener toda la porquería esa de la pistola en mi boca. Bueno, toda no, con dos chorritos vale, no te pases.

Y dicho esto se puso delante de mí. Yo sentí un cosquilleo de emoción interior. Iba a llenarle la cara a la mujer de mi amigo con la mezcla de la pistola, que además contenía dos lefazos, y el cañón con sabor a polla y huevos... La emoción me embargaba.

-Voy - dije.
Y sin decirle nada me ofreció la cara cerrando sus ojos. Apunté con la pistola cargada y disparé lento. El primer lefazo fue del lateral de su cara a la comisura de los labios. Me puse nervioso al distinguir el color y la textura de mi semen en ese chorro.

Ella no se inmutó, lo acogió bien. Le pasé el cañón de la pistola por los labios, rozándolos, el cañón que hacía un minuto me había pasado por la polla... Ella abrió un poco la boca y relamió. Y el chorro de mezcla anterior comenzó a caerle por la barbilla y le resbaló por ella hasta alcanzar su pecho y manchar un poco el bikini.

- Va otra - dije-. Esta vez un poco más rápido. No abras los ojos.
Aparté la pistola y apunté a la boca, la tenía entreabierta. La pistola a 10 cms.

- Esta te va a entrar...
Ella no se movió.

Disparé.
Y el chorro le dio en su labio superior, calló parte a su labio inferior y ella lo recogió con la lengua, lo saboreó. Pero lo dejó depositado en su lengua. Sin tragar.

- Qué tal?
- Bien, sabe raro...

Empecé a empalmarme. Era parte de mi semen lo que saboreaba la mujer de mi amigo. Y ella sin saberlo... Abrió los ojos y me miró, nada rara.

- Ahora te daré los dos últimos.
- Con cuidado...
- Sí, sí...





Entonces le pedí que cerrase los ojos de nuevo y abriese la boca, y que estuviera preparada porque no le diría donde se lo iba a echar. Ella lo hizo. Hubo un silencio y le disparé un buen lefazo a distancia, que le cayó de la frente a la boca, pasando por la nariz, se echó para atrás sólo un poco.

- Muy bien - dije excitado.

El chorro comenzó a caerle por la cara y a gotear de la barbilla a las tetas.

- Crúzate las manos por delante, ya sabes, Eva, cruzada de brazos, levantando los pechos para que todo quede en el bikini y no caiga al suelo.
- Te gustan ¿eh? - preguntó sonriendo y sin abrir los ojos.
- ¿Y a quién no? jeje.

Ella se cruzó de brazos por debajo de las tetas y las dos subieron esplendorosamente, su canalillo se acusó y la mezcla de harina, agua y semen ya manchaba una parte del bikini y se agrupaba en mitad del canalillo. Estaba para obligarla a arrodillarla allí en medio y meterle la polla entre las tetas y en la boca.



pija


infiel



- Venga, el último - dijo abriendo la boca. De nuevo con los ojos cerrados.

Entonces, para asegurarme que iba a probar bien el contenido del juguetito, le metí el cañón de la pistola en la boca, ella reaccionó y la abrió un poco más, abrió un poco los ojos y me miró, como diciendo: "cuidado, no me lances mucho...", le puse una mano en el brazo, como queriéndola tranquilizar, y disimuladamente le rocé una teta. Volvió a cerrar los ojos y disparé, no muy rápido, pero si para que le cayera como un goteo persistente con dos apretones al gatillo de juguete. Qué morbazo sentí... parte de mi semen mezclado en su lengua, directamente... y ella sin saberlo.

Movió un poco la garganta y ladeó un poco la cabeza, como para dirigir el contenido a un lado de la boca. Antes de sacar la zona de la pistola restregada por mis huevos de su boca le dije:

- Ahora la voy a sacar. Si no te lo tragas no lo escupas. Haz como si tu marido se hubiera corrido en tu boca... y... mírame y déjalo caer todo por tus tetas.

Retiré la pistola y ella cerró la boca, debía tener dentro como medio chupito de mezcla, jeje. Me miró. Se agarró bien las tetas. Abrió poco a poco la boca y dejó caer el contenido en el canalillo de sus tetas...

Joder, qué placer cuando lo vi. Se me volvió a empalmar al instante. Ella me miró y se rió.

- Ya se acabó el show, eh? Vamos a dejarnos de tonterías que te estás poniendo tú muy tonto, y no es plan. ¿He superado la prueba?
- Ya te digo que sí - le dije sonriendo y mirándole las tetas.
- Pues ea... a ver si me decido por fin y le digo a Raúl que lo probemos.
- Eso, creo que ya estás preparada, Eva - dije cogiendo mi camiseta.

Ella se fue para el fregadero y empezó a enjuagarse un poco y a frotarse con una servilleta de papel para quitarse toda la lefa. No se le salió una teta de milagro.

Justo en ese momento llamaron a la puerta.

- Mierda!!! Joder!! - dijo asustada-. Creo que es mi sobrina, a veces se pasa por aquí.
- Jooodeeer.
- Vete a abrir, voy al dormitorio a cambiarme - dijo, y desapareció cruzando el salón. Yo me puse bien la camiseta y me dirigí a la puerta. Solté la pistola en el baño y puse mi mejor sonrisa. Abrí.

- Hola!
- Hola - dijo ella extrañada.
- Tu tía estaba tendiendo y me ha mandado a abrir. Pasa, pasa.

Entramos al salón a la par que Eva salía del pasillo, ya con su camiseta de manga larga, claro.
- Hola Vanesa.
- Hola tita - y le plantó dos besos.
- Conoces a Roberto? Amigo de Raúl y mío.
- Sí - dijo la chica-. De verle a veces por el pueblo.

Nos dimos dos besos. Vanesa todavía no tenía los 18 pero ya apuntaba maneras. Yo me disculpé diciendo que tenía que irme a hacer cosas y salí de allí. La verdad es que no quedó nada forzado. Prometí volver cuando estuviera Raúl, así la chica imaginaría que me había psado por allí por si por casualidad pillaba a mi amigo en su casa.

Tenía que pensar en el siguiente paso... quería que Eva probara mi semen directamente "de mi tarro", jejeje.







Continuará...

1 comentarios - La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈3

gust7387 +1
Cada vez se pone mas interesante