Mis apellidos son españoles, pero no provengo, como la mayoría, de inmigrantes llegados a principios del siglo XX buscando "hacer la america" y escapando de las guerras europeas, mi familia está en Argentina desde la epoca de la colonia. Provengo de los primeros españoles en llegar a estas tierras.
Y no voy acá a abrir juicios sobre las calamidades cometidas por los conquistadores hacia los pueblos originarios ni nada que se le parezca, vengo a contarles una historia de antepasados muy remotos que fuera transmitida de generación en generación, calculo que con algunos agregados del narrador ocacional y que yo trataré de contarles de la manera mas verídica posible, teniendo por fuerza que imaginar algunos dialogos y situaciones para darles contexto a los hechos.
Nos situamos en el poblado de la Santisima Trinidad en el puerto de Santa Maria del Buen Ayre.
En 1716, lo que hoy es la capital de la Argentina no era mas que una aldea perteneciente al Virreinato del Perú. Aún faltaban mas de 50 años para que se cree el Virreinato del Rio de la Plata.
Todo el comercio era monopolio español y venia a America, "Las Indias", por una ruta llamada "la Ruta del Galeón" hacia centroamerica y de allí por carretas desde Perú hacia el sur.
Toda las mercancias venian asi? No, porque tambien exsistia la "Ruta del Contrabando Ejemplar" hecha la ley...
Y esa ruta llegaba desde Europa directamente al puerto de Buenos Aires. O sea, al Rio de la Plata, escondida, disimulada o no, a la zona donde hoy es Quilmes, o Ensenada o cercanas al puerto de Las Conchas (hoy Tigre).
¿Y porque les cuento esto? Porque como entenderán, las familias mas poderosas y ricas de esta naciente aldea eran....¡Contrabandistas! Si. Las primeras familias poderosas de estas tierras eran contrabandistas. No eran estancieros, ni empresarios, nada de eso exsistia aún.
Esta gente eran grandes comerciantes del contrabando, a veces un poco perseguidos y otras arreglados con el Cabildo de turno. El poder y la buena vida estaba en manos de ellos.
Vivian con todos los lujos posibles en esa epoca, rodeados de sus sirvientes esclavos provenientes de Africa. Pocos esclavos tenían la suerte de ser bien tratados, la mayoría, en esa epoca, eran explotados al máximo en las distintas tareas, las mujeres eran abusadas por sus patrones y capataces, solo eran cuidados y medianamente bien alimentados por dos motivos: Los hombres para que rindieran en sus trabajos y las mujeres, ademas de ese motivo, para que sean buenas procreadoras de nuevos esclavos que acrecentarian el plantel sin tener que comprarlos...
Muchas veces los patrones y capataces "ayudaban" en esa tarea. Las esclavas eran de su propiedad y por lo tanto se sentian con derecho de cogerlas y logico, los bebes nacidos de estas esclavas eran esclavos tambien ellos, aunque fueran hijos del patrón.
Asi pasaba en la familia Perez Alcorta (todos los apellidos y nombres fueron cambiados). El patrón, don Arnulfo Perez Alcorta, hombre de 45 años, soltero por causa de estar muy ocupado en sus negocios. Obviamente los negocios que antes les contara y que lo habian llevado a la posición que tenía. Uno de los hombres más ricos de la aldea. Me atrevería a decir, del Virreinato todo.
Además de su mansión y sus riquezas poseía campos, estos no estaban muy lejanos de la aldea. Era siempre asi porque los malones de indios asechaban más alla de ciertos límites y nadie se aventuraba a establecerse ante ese peligro.
En su casona de Buenos Aires manejaba todos sus asuntos y el campo, al que acudia cada tanto lo manejaba un administrador y sus capataces que tenian a cargo un buen "ejercito" de esclavos para trabajar la tierra.
En Buenos Aires un capataz manejaba a los esclavos, mayormente dedicados a las tareas domesticas y al cuidado de la casa. Tambien aca era el lugar de paso para los nuevos esclavos adquiridos que luego serian llevados a los campos.
Este capataz de nombre Jose Ibañez tenia una mania en especial: Ya les conté que tanto el patrón como el, solian cogerse a todas las esclavas jovenes porque eran de su propiedad, pero Ibañez, que estaba en mayor contacto con los negros, siempre se apartaba y escondía de los ojos de su patrón a las que mas le gustaban. Cuando encontraba una de su agrado, y mejor si todavia era virgen, le avisaba a una de las negras mas viejas para que la aparte y la prepare. Los negros sabían bien que si el patrón se enteraba, los castigos de Ibañez podrian ser tremendos, asi que les convenia obedecer.
Ibañez se habia apartado una joven esclava que lo deslumbró. Piel brillosa, espectacular cuerpo, una buena cabellera enrulada, dientes muy blancos y unos hermosos y profundos ojos. Virgen según le asegurara la esclava vieja.
Ese día la vieja adoctrinó a la joven en lo que debería hacer, la aseó y la mandó vestida con una especie de camisón blanco de algodón, hacia la habitación del capataz.
No esperemos que Ibañez tratase a la joven con dulzura y le hiciese pasar una hermosa primera vez.
Hizo desnudar a su esclava y comenzó a manosearla, la joven muerta de miedo se quedó dura y luego, al ser arrojada a la cama, abrió las piernas, recordando algo de todo lo que le dijera la anciana.
Ibañez se le tiró encima y la penetró hasta el fondo sin muchos miramientos. La bombeó fuertemente mientras manoseaba sus tetas. La joven lloraba de dolor y miedo. Le dió hasta acabar adentro y cayo desplomado al costado de la joven, que seguía llorando mientras de su concha escurria leche y un poco de sangre.
Ibañez al rato se incorporó y le dijo:
-No te creas que esto terminó aca.
Tomó un poco de aceite de la lampara que alumbraba el cuarto y con el untó el culo de la joven. La colocó en cuatro y la enculó. Hermosa cola, grande y firme tenía la joven e Ibañez la disfrutaba con cada empellón que le daba. La negra gritaba de dolor y desde la cuadra muchos esclavos la escucharon ya que la estancia de Ibañez era la mas cercana a la cuadra de los negros, pero ninguno se animó a hacer nada. Sabian lo que podia esperarles y tambien sabían que asi eran siempre las cosas para los esclavos.
Despues de acabar en su culo, Ibañez cayó dormido y la joven, muerta de dolor tambien se fue adormeciendo.
En la madrugada Ibañez despertó
Y encontró a la joven dormida, desnuda boca arriba, sus tetas firmes, grandes, sus gruesos pezones oscuros...
Comenzó a chuparlos, a disfrutarlos. La joven despertó invadida de una rara sensación de placer, de ese placer que a veces recorria su cuerpo y no se podia explicar, su concha comenzó a ponerse húmeda como solia pasar en esas ocaciones y mientras Ibañez la chupaba ella tomaba su cabeza para que no deje de hacerlo.
Cuando el hombre volvió a penetrarla encontró una concha bien mojada, dispuesta a ser cogida, la joven disfrutó por primera vez y hasta tuvo un orgasmo. Tanto placer la deslumbró y ahora era ella la que se movia para ordeñar ese falo que otra vez la regó con toda su leche.
Ibañez le ordenó que se quede a su servicio y la instaló ahi. La joven se sentía muy favorecida. Todas las noches esperaba a Ibañez con una tina de agua caliente, lo bañaba y luego este la llevaba a la cama y la cogia hasta cansarse.
La esclava disfrutaba mucho del sexo, aprendió a sentir placer, a darle placer a su amante.
Fue una temporada muy buena para la negra pero todo llega a su fin. Susedió lo que debía suceder y la joven quedó embarazada y cuando su panza comenzó a crecer, fue enviada a la cuadra nuevamente para parir y criar a su hijo, el nuevo esclavo del plantel.
Obviamente Ibañez olvido a la joven, ya tenia su reemplazante.
Unos años despues la joven esclaba de nombre Teresa (les daban un nombre "cristiano" a todos los esclavos) cuidaba a su hijo mientras hacía las tareas domesticas, el muchacho crecia fuerte y grande y dentro de poco sería separado de su madre para ser enviado a trabajar a los campos. Nunca importaría ser hijo del capataz, nunca nadie reconocería eso. Siempre sería un esclavo más.
Mientras tanto don Arnulfo Perez Alcorta pensaba que a sus 50 y pico deberia casarse y tener descendencia que heredase todas sus propiedades, pero mayormente que se hicieran cargo de todo, cuando a el le faltasen fuerzas. Y como el era el mejor partido del Virreinato, sobraron las candidatas.
Cabe aquí aclarar como era, en esa epoca, el tema de los matrimonios. Todo era acordado entre familias para mutua conveniencia. Nada importaba el amor de los novios, todo se arreglaba para que el poder siga mas fuerte entre las mismas familias.
Nada importó a don José Cardenas Oviedo, ni la diferencia de edad de Arnulfo con su joven hija Maria, ni el mal caracter y falta de educación del pretendiente.
Los presentaron una tarde y fijaron el casamiento tres meses despues en la Catedral de Buenos Aires.
María, la menor de cinco hermanos era una joven muy hermosa, de finos razgos, morocha con rulos y de piel muy blanca y ojos verdes.
Ya no era virgen como todos suponían y había tenido un romance fugaz y oculto con el joven teniente español Rafael Yañez. La joven y hermosa pareja se conoció de casualidad en la plaza del Cabildo y el joven teniente hizo de todo para lograr su amor. Muchas horas pasaron charlando a escondidas, muchas veces la joven iba de paseo cerca del fuerte solo para verlo pasar. Pero una tarde, con la complicidad de su esclava personal, los jovenes se encontraron en una zona algo alejada de la costa del rio de la Plata y la pasión los envolvió. Se besaron apasionadamente, sus manos recorrieron sus cuerpos, relevando cada rincón, sus sexos eran fuego, se abrieron paso entre sus pesadas e incomodas ropas y sus ardientes y jovenes cuerpos se fundieron entre si. El joven besó y lamió sus rosados pezones y no tardó en estar con la cabeza entre las piernas. La chica le quiso corresponder de tanto placer recibido y metio la dura pija en su boca. Nada sabía de como hacer una buena felatio, tampoco Rafael era muy ducho en las artes amatorias pero Maria tuvo su orgasmo y Rafael tambien, dandole una poderosa descarga de esperma que Maria tragó entre toses...
Rieron y se abrazaron, se besaron y en poco tiempo Rafael volvió a estar listo. Ahora si, llegó el momento de robarle su virginidad, Rafael la penetró suavemente, la concha de María, muy mojada, fué muy receptiva y solo le causó un pequeño dolor cuando el himen fué roto, pero era tanto el placer que la joven olvidó el dolor y disfrutó cada uno de los orgasmos que tuvo hasta que Rafael retiró su pija para acabarle sobre las tetas.
La esclava que estaba detrás de un arbol haciendo la guardia por si alguien venía, al poco tiempo descuidó sus deberes por mirar la escena de sexo que la puso muy caliente, tanto que metiendo una mano bajo su falda se hizo una tremenda paja acabando a los gritos, cosa que hizo reir mucho a los jovenes amantes.
Estos se lavaron en el rio, se vistieron y volvieron a la ciudad cada uno por su lado.
Todo iba viento en popa con este romance, el joven pensaba pedir la mano de Maria, un militar en la familia podía ayudar en mucho en las cuestiones del contrabando y esa iba a ser su as bajo la manga a la hora de las negociaciones.
Pero la alegria no podia durar mucho. Al joven teniente le llegó el traslado urgente a España.
La unica manera de evitarlo era renunciar al ejercito y buscar un empleo en Buenos Aires, pero cono empleado jamas iba a conseguir la mano de Maria. Tampoco María podia soñar en que la dejen viajar a España para desposar al joven militar. Nada podia hacer.
Y asi Rafael volvió a España, con el corazón roto dejando a Maria desolada, sin nada que le importase en la vida y convirtiendose, al poco tiempo, en la prometida de un viejo rico.
Continuará...
Y no voy acá a abrir juicios sobre las calamidades cometidas por los conquistadores hacia los pueblos originarios ni nada que se le parezca, vengo a contarles una historia de antepasados muy remotos que fuera transmitida de generación en generación, calculo que con algunos agregados del narrador ocacional y que yo trataré de contarles de la manera mas verídica posible, teniendo por fuerza que imaginar algunos dialogos y situaciones para darles contexto a los hechos.
Nos situamos en el poblado de la Santisima Trinidad en el puerto de Santa Maria del Buen Ayre.
En 1716, lo que hoy es la capital de la Argentina no era mas que una aldea perteneciente al Virreinato del Perú. Aún faltaban mas de 50 años para que se cree el Virreinato del Rio de la Plata.
Todo el comercio era monopolio español y venia a America, "Las Indias", por una ruta llamada "la Ruta del Galeón" hacia centroamerica y de allí por carretas desde Perú hacia el sur.
Toda las mercancias venian asi? No, porque tambien exsistia la "Ruta del Contrabando Ejemplar" hecha la ley...
Y esa ruta llegaba desde Europa directamente al puerto de Buenos Aires. O sea, al Rio de la Plata, escondida, disimulada o no, a la zona donde hoy es Quilmes, o Ensenada o cercanas al puerto de Las Conchas (hoy Tigre).
¿Y porque les cuento esto? Porque como entenderán, las familias mas poderosas y ricas de esta naciente aldea eran....¡Contrabandistas! Si. Las primeras familias poderosas de estas tierras eran contrabandistas. No eran estancieros, ni empresarios, nada de eso exsistia aún.
Esta gente eran grandes comerciantes del contrabando, a veces un poco perseguidos y otras arreglados con el Cabildo de turno. El poder y la buena vida estaba en manos de ellos.
Vivian con todos los lujos posibles en esa epoca, rodeados de sus sirvientes esclavos provenientes de Africa. Pocos esclavos tenían la suerte de ser bien tratados, la mayoría, en esa epoca, eran explotados al máximo en las distintas tareas, las mujeres eran abusadas por sus patrones y capataces, solo eran cuidados y medianamente bien alimentados por dos motivos: Los hombres para que rindieran en sus trabajos y las mujeres, ademas de ese motivo, para que sean buenas procreadoras de nuevos esclavos que acrecentarian el plantel sin tener que comprarlos...
Muchas veces los patrones y capataces "ayudaban" en esa tarea. Las esclavas eran de su propiedad y por lo tanto se sentian con derecho de cogerlas y logico, los bebes nacidos de estas esclavas eran esclavos tambien ellos, aunque fueran hijos del patrón.
Asi pasaba en la familia Perez Alcorta (todos los apellidos y nombres fueron cambiados). El patrón, don Arnulfo Perez Alcorta, hombre de 45 años, soltero por causa de estar muy ocupado en sus negocios. Obviamente los negocios que antes les contara y que lo habian llevado a la posición que tenía. Uno de los hombres más ricos de la aldea. Me atrevería a decir, del Virreinato todo.
Además de su mansión y sus riquezas poseía campos, estos no estaban muy lejanos de la aldea. Era siempre asi porque los malones de indios asechaban más alla de ciertos límites y nadie se aventuraba a establecerse ante ese peligro.
En su casona de Buenos Aires manejaba todos sus asuntos y el campo, al que acudia cada tanto lo manejaba un administrador y sus capataces que tenian a cargo un buen "ejercito" de esclavos para trabajar la tierra.
En Buenos Aires un capataz manejaba a los esclavos, mayormente dedicados a las tareas domesticas y al cuidado de la casa. Tambien aca era el lugar de paso para los nuevos esclavos adquiridos que luego serian llevados a los campos.
Este capataz de nombre Jose Ibañez tenia una mania en especial: Ya les conté que tanto el patrón como el, solian cogerse a todas las esclavas jovenes porque eran de su propiedad, pero Ibañez, que estaba en mayor contacto con los negros, siempre se apartaba y escondía de los ojos de su patrón a las que mas le gustaban. Cuando encontraba una de su agrado, y mejor si todavia era virgen, le avisaba a una de las negras mas viejas para que la aparte y la prepare. Los negros sabían bien que si el patrón se enteraba, los castigos de Ibañez podrian ser tremendos, asi que les convenia obedecer.
Ibañez se habia apartado una joven esclava que lo deslumbró. Piel brillosa, espectacular cuerpo, una buena cabellera enrulada, dientes muy blancos y unos hermosos y profundos ojos. Virgen según le asegurara la esclava vieja.
Ese día la vieja adoctrinó a la joven en lo que debería hacer, la aseó y la mandó vestida con una especie de camisón blanco de algodón, hacia la habitación del capataz.
No esperemos que Ibañez tratase a la joven con dulzura y le hiciese pasar una hermosa primera vez.
Hizo desnudar a su esclava y comenzó a manosearla, la joven muerta de miedo se quedó dura y luego, al ser arrojada a la cama, abrió las piernas, recordando algo de todo lo que le dijera la anciana.
Ibañez se le tiró encima y la penetró hasta el fondo sin muchos miramientos. La bombeó fuertemente mientras manoseaba sus tetas. La joven lloraba de dolor y miedo. Le dió hasta acabar adentro y cayo desplomado al costado de la joven, que seguía llorando mientras de su concha escurria leche y un poco de sangre.
Ibañez al rato se incorporó y le dijo:
-No te creas que esto terminó aca.
Tomó un poco de aceite de la lampara que alumbraba el cuarto y con el untó el culo de la joven. La colocó en cuatro y la enculó. Hermosa cola, grande y firme tenía la joven e Ibañez la disfrutaba con cada empellón que le daba. La negra gritaba de dolor y desde la cuadra muchos esclavos la escucharon ya que la estancia de Ibañez era la mas cercana a la cuadra de los negros, pero ninguno se animó a hacer nada. Sabian lo que podia esperarles y tambien sabían que asi eran siempre las cosas para los esclavos.
Despues de acabar en su culo, Ibañez cayó dormido y la joven, muerta de dolor tambien se fue adormeciendo.
En la madrugada Ibañez despertó
Y encontró a la joven dormida, desnuda boca arriba, sus tetas firmes, grandes, sus gruesos pezones oscuros...
Comenzó a chuparlos, a disfrutarlos. La joven despertó invadida de una rara sensación de placer, de ese placer que a veces recorria su cuerpo y no se podia explicar, su concha comenzó a ponerse húmeda como solia pasar en esas ocaciones y mientras Ibañez la chupaba ella tomaba su cabeza para que no deje de hacerlo.
Cuando el hombre volvió a penetrarla encontró una concha bien mojada, dispuesta a ser cogida, la joven disfrutó por primera vez y hasta tuvo un orgasmo. Tanto placer la deslumbró y ahora era ella la que se movia para ordeñar ese falo que otra vez la regó con toda su leche.
Ibañez le ordenó que se quede a su servicio y la instaló ahi. La joven se sentía muy favorecida. Todas las noches esperaba a Ibañez con una tina de agua caliente, lo bañaba y luego este la llevaba a la cama y la cogia hasta cansarse.
La esclava disfrutaba mucho del sexo, aprendió a sentir placer, a darle placer a su amante.
Fue una temporada muy buena para la negra pero todo llega a su fin. Susedió lo que debía suceder y la joven quedó embarazada y cuando su panza comenzó a crecer, fue enviada a la cuadra nuevamente para parir y criar a su hijo, el nuevo esclavo del plantel.
Obviamente Ibañez olvido a la joven, ya tenia su reemplazante.
Unos años despues la joven esclaba de nombre Teresa (les daban un nombre "cristiano" a todos los esclavos) cuidaba a su hijo mientras hacía las tareas domesticas, el muchacho crecia fuerte y grande y dentro de poco sería separado de su madre para ser enviado a trabajar a los campos. Nunca importaría ser hijo del capataz, nunca nadie reconocería eso. Siempre sería un esclavo más.
Mientras tanto don Arnulfo Perez Alcorta pensaba que a sus 50 y pico deberia casarse y tener descendencia que heredase todas sus propiedades, pero mayormente que se hicieran cargo de todo, cuando a el le faltasen fuerzas. Y como el era el mejor partido del Virreinato, sobraron las candidatas.
Cabe aquí aclarar como era, en esa epoca, el tema de los matrimonios. Todo era acordado entre familias para mutua conveniencia. Nada importaba el amor de los novios, todo se arreglaba para que el poder siga mas fuerte entre las mismas familias.
Nada importó a don José Cardenas Oviedo, ni la diferencia de edad de Arnulfo con su joven hija Maria, ni el mal caracter y falta de educación del pretendiente.
Los presentaron una tarde y fijaron el casamiento tres meses despues en la Catedral de Buenos Aires.
María, la menor de cinco hermanos era una joven muy hermosa, de finos razgos, morocha con rulos y de piel muy blanca y ojos verdes.
Ya no era virgen como todos suponían y había tenido un romance fugaz y oculto con el joven teniente español Rafael Yañez. La joven y hermosa pareja se conoció de casualidad en la plaza del Cabildo y el joven teniente hizo de todo para lograr su amor. Muchas horas pasaron charlando a escondidas, muchas veces la joven iba de paseo cerca del fuerte solo para verlo pasar. Pero una tarde, con la complicidad de su esclava personal, los jovenes se encontraron en una zona algo alejada de la costa del rio de la Plata y la pasión los envolvió. Se besaron apasionadamente, sus manos recorrieron sus cuerpos, relevando cada rincón, sus sexos eran fuego, se abrieron paso entre sus pesadas e incomodas ropas y sus ardientes y jovenes cuerpos se fundieron entre si. El joven besó y lamió sus rosados pezones y no tardó en estar con la cabeza entre las piernas. La chica le quiso corresponder de tanto placer recibido y metio la dura pija en su boca. Nada sabía de como hacer una buena felatio, tampoco Rafael era muy ducho en las artes amatorias pero Maria tuvo su orgasmo y Rafael tambien, dandole una poderosa descarga de esperma que Maria tragó entre toses...
Rieron y se abrazaron, se besaron y en poco tiempo Rafael volvió a estar listo. Ahora si, llegó el momento de robarle su virginidad, Rafael la penetró suavemente, la concha de María, muy mojada, fué muy receptiva y solo le causó un pequeño dolor cuando el himen fué roto, pero era tanto el placer que la joven olvidó el dolor y disfrutó cada uno de los orgasmos que tuvo hasta que Rafael retiró su pija para acabarle sobre las tetas.
La esclava que estaba detrás de un arbol haciendo la guardia por si alguien venía, al poco tiempo descuidó sus deberes por mirar la escena de sexo que la puso muy caliente, tanto que metiendo una mano bajo su falda se hizo una tremenda paja acabando a los gritos, cosa que hizo reir mucho a los jovenes amantes.
Estos se lavaron en el rio, se vistieron y volvieron a la ciudad cada uno por su lado.
Todo iba viento en popa con este romance, el joven pensaba pedir la mano de Maria, un militar en la familia podía ayudar en mucho en las cuestiones del contrabando y esa iba a ser su as bajo la manga a la hora de las negociaciones.
Pero la alegria no podia durar mucho. Al joven teniente le llegó el traslado urgente a España.
La unica manera de evitarlo era renunciar al ejercito y buscar un empleo en Buenos Aires, pero cono empleado jamas iba a conseguir la mano de Maria. Tampoco María podia soñar en que la dejen viajar a España para desposar al joven militar. Nada podia hacer.
Y asi Rafael volvió a España, con el corazón roto dejando a Maria desolada, sin nada que le importase en la vida y convirtiendose, al poco tiempo, en la prometida de un viejo rico.
Continuará...
7 comentarios - Amores y desamores en el Buenos Aires colonial. Cap. 1