Bien hoy les contaré un relato de cuando un cubano me partió muy rico.
La casa en la que vivimos es muy grande ya que tiene cuartos de sobra, una ocasión en una crisis que tuvimos, decidimos rentar cuartos. Tuvimos de todo, mujeres locas, sacerdotes, maestros, luchadores, futbolistas e incluso personas extranjeras.
Entre ellas estaba Joao un cubano que vino aquí para ser profesor de natación. Era alto, media como 1.90 cm, estaba musculoso por donde lo vieras, desde que lo vi me gusto demasiado, era un sueño para cualquier mujer!
Estaba enloquecida por ese tipo, me vestía muy provocadoramente y aunque era obvio que él también me traía ganas, no pasaba por mi cabeza que estuviera con él, ya que ambos respetábamos a la gente que rentaba los cuartos.
Una ocasión, me quedé sola en casa, bueno “sola” ya que Joao estaba en su habitación, me puse mi blusón transparente, con mi diminuta tanga de encaje y sin bra y le fui a pedir ayuda.
L: ¿Hola Joao!, oye me podrías ayudar a cargar unas cosas?
J: ¿Si… claro pero que haces vestida así?
L: ¡Tengo un poco de calor, bueno vamos a mi habitación!
Al entrar miro hacia todos lados y me miro, luego cuando estaba a punto de decirme algo ¡me lancé sobre él y lo comencé a besar!, el al principio trato de alejarme, pero poco a poco fue cediendo ante mis besos y caricias.
Lo tire en mi cama y como una loba salvaje comencé a desnudarlo, ¡le quiete su camiseta y dios mío! Unos músculos muy marcados, un rico abdomen de lavadero, mi lengua recorría todo su abdomen, sus fuertes pectorales, mordía sus pezones, le besaba el cuello, el solo acariciaba mis piernas, pero tenía unas manotas tan grandes que me apretaba muy rico.
Me quite el blusón, el de inmediato comenzó a apretar mis tetas, las apretaba tan rico que se ponían duros los pezones, tenía una boca tan grande que metía prácticamente toda mi teta en ella, se quitó el pantalón y su trusa y ¡dios mí, una verga tan grande y negra!, jamás había visto una así, incluso dude en continuar, pero ya era demasiado tarde.
Sin exagerar era una verga de unos 28 cm, de alto y de unos 5 cm de grosor, comencé a lamerla como paleta, el me acariciaba el cabello y me pedía que le besara su culito, yo lo hice, llevaba mi lengua de su ano a la cabeza de su verga, con mis tetas lo masturbaba y al mismo tiempo metía su cabecita en mi boca.
J: ¡Que rica mamada das!
L: ¿Te gusta cariño?
J: ¡Me encanta hermosa!
Empecé a tragarla como anaconda, no llevaba ni la mitad y ya me estaba ahogando, el me apretaba la cabeza y movía su pelvis, el maldito me estaba torturando la garganta, pero me encanta sentirla en mi boca, paso unos minutos para que el muy sinvergüenza eyaculara dentro de mi boca, un tremendo chorro de semen inundaba mi garganta, mis papilas gustativas estaban confundidas, el chorro salpico por completo mi cara, pero a pesar de tremenda eyaculación su erección aún estaba potente, me acostó en la cama, me arranco la tanga y comenzó a devorar mi húmeda vagina!
¡Tenía una lengua enorme, me daba unas lamidas que parecían penetradas, su lengua era otro pene!, succionaba toda mi concha y además mordía riquísimo mi clítoris!
L: Bebe que rico, ¡dios mío me vas hacer venir!
J: ¡Chica tienes una concha tan rica!
L: ¡Ah, ah, ah dios mío, que rico!
¡Era el mejor sexo oral de mi vida, esa lengua lamia desde mi ano a mi profundidad de mi vagina, mis fluidos comenzaron a brotar, él los tomaba como agua y seguía lamiéndome enterita, el orgasmo era riquísimo!
L: ¡Cubanito! ¡Que rico lames!
J. Chica, te quería coger desde que llegue a esta casa!
L: ¿De verdad?
J: Claro que sí, hembras como tú, ¡me recuerdan mi país!
L: ¡Ya métemela!
J: ¿Ya la quieres?
L: ¡Si mátame con tu anaconda!
¡Él se levantó y me alzo las piernas, tomándome de los pies levanto mis piernas doblándolas hasta que mis rodillas tocaban mi frente, comenzó a meter la puntita, dios! Eso era suficiente para hacerme gritar, el lamia mis pies, y mis pantorrillas, me decía como le fascinaban mis piernas, poco a poco la introdujo mas, mis gritos de placer seguramente se escuchaban en toda la casa, él se movía como un dios, yo estaba a su merced y solo me quedaba jadear como perra por lo que estaba recibiendo.
L: ¡Así papi, me matas!
J: ¡Qué coño más rico tiene!
L: Ay papacito, me matas, ¡tu rico animal me va a matar!
J: ¡Que buena hembra eres, goza chica goza!
¡Me abrió las piernas y comenzó a penétrame “¡Normal”, pero dios mío!, su bestia me lastimaba, era tan grande que me estaba haciendo sufrir y gozar, apretaba mis piernas y mordía mis tetas, ¡nos besábamos mientras el empujaba tan rico que yo gritaba demasiado!
L: ¡Dios mío que rico!
J: ¡Ah mami eres una caliente!
L: ¡Métemela, métemela más!
J: ¡Toma, toma, es tuya!
Me cargo y me penetraba mientras caminaba en la habitación, yo me aferraba a su cuello, ¡el me recargo en la pared y me penetraba ferozmente!
J: ¡Chica, toma, toma mi banana!
L: ¡Me matas, que rica banana! ¡Ah, uf, dame más!
Se sentó en una orilla de la cama y me pidió que me diera sentones, ni tarde ni perezosa yo lo obedecí, me dejaba caer y su banana casi entraba por completo, el me acariciaba las nalgas, me daba de golpes en ellas, se recostaba un poco para que su verga entrara más, yo ya estaba sintiendo tan rico que no me podía controlar, sabía que me vendría por segunda vez y a chorros, acelere la fuerza y velocidad de mis sentones, el me apretaba las tetas, la excitación era tanta que me comencé a venir en chorros, gritaba y gritaba y me retorcía como gusano!
L: ¡Joao! ¡Que rico me vengo!
J: Mójame, ¡mójame mamita!
L: Ah, ¡me voy a secar!
J: ¡Saca todo chica, sácalo!
Increíblemente el seguía durísimo, me puso a mamarle su verga nuevamente, me encanta el sabor de nuestros fluidos combinados, le lamia las bolas, las entrepiernas, el me apretaba la cabeza y metía su verga en mi boca como si me fuera a follar, la lamia como paleta, le daba pequeñas mordidas, lo acosté en la cama y con mis pies comencé a masturbarlo, ¡el me apretaba las tetas y me pedía que lo masturbara más fuerte!
J: ¡Así chica, que ricos pies!
L: ¡Que bestia tienes ahí?, no se viene!
J: ¡Esta en eso chica, continua!
Después de no tener excito masturbándolo y me refiero en lograr que se viniera, me puso en cuatro, nuevamente su lengua entraba y salía de mi vagina, mi ano también era comido, sus dedos comenzaron a acariciar mi ano, los estimulaba muy rico, sabía que me penetraría por ahí y aunque eso me asustaba, ¡no se lo iba a impedir!
L: ¿Lo vas a meter ahí?
J: Solo si tú quieres
L: ¿Serás amable?
J: ¡Voy a tratar de serlo!
L: Entonces es tuyo, ¡solo no seas tan cruel!
J: ¡No te arrepentirás chica!
Empezó a introducir su cabeza, apenas llevaba como 5 o 6 cm y yo ya sudaba, sentía como si me estuvieran torturando, el me acariciaba las nalgas y las abría para que su bestia entrara más suave, escupía en su verga para que esta estuviera más resbalosa, yo ya no podía abrir los ojos, él ya estaba prácticamente con la mitad dentro de mí, el aire se me iba, no quería moverme, ¡el dolor era inmenso y mordía la almohada para no gritar y desmayarme del dolor!
J: ¿Quieres que me mueva?
L: ¡Me vas a matar!
J: ¡Que culo más apretado tienes chica!
Me tomo de los hombros y empezó a sacarlo lentamente, sentí un pequeño alivio, pero cuando estaba respirando, la metió de sopetón, yo casi me desmayo, mis gritos eran como si me estuvieran torturando, me tomo de la cadera y comenzó a moverme al ritmo de él, yo lloraba y gritaba, la verdad estaba a punto de huir, pero de pronto el dolor desapareció, un rico placer que comenzó en mi pelvis prácticamente anestesio mi cuerpo, yo deje de llorar y comencé a moverme, el me hizo a un lado el cabello y me pidió que lo mirara.
J: ¿Te gusta chica?, quieres que siga?, ¿o ya te la saco?
L: Si me gusta, ¡continua y no la saques hasta que te vengas dentro!
Él me sonrió y comenzó a embestirme fuerte, me daba de nalgadas y pequeños tirones de cabello, yo me inclinaba para hundir mi cara en mi colchón, no quería que mis gritos alertaran a nadie, él se movía majestuosamente, ¡mi culo ya estaba todo abierto y su verga seguía triturándome las entrañas!
L: Que rico papi, ya no me duele, hazlo más y mas
J: ¡Chica me vas hacer llegar!
L: ¡Chorréate dentro, lléname de semen!
J: ¡Como usted diga!
Tomándome de la cintura, aumento los movimientos de sus penetraciones, yo también me movía para hacerlo sentir mejor, sentí como se estaba inflando, sabía que venía lo más rico, yo también estaba a punto de chorrear por tercera vez, apretándome el cabello fuerte suspiro y comenzó a chorrearse dentro de mi culo!, al sentir la fuerza de su eyaculación, yo también comencé avenirme, el orgasmo era rico, su leche no paraba de salir y ya escurría por mis piernas, mi vagina y mojaba todas mis sabanas!
L: ¡Papi! ¡Que rico, dame leche, dámela!
J: ¡Oh! Que rico, ¡me dejas seco!
L: ¡Si amor, dámela, es mía, solo mía!
J: Que chica más loca, ¡toma tu líquido!
Que rico orgasmo, cuando termino de chorrear aún estaba dentro de mí, parecíamos perros que no podíamos despegarnos, poco a poco la saco, eso me genero también un muy rico placer, me deje hacer en la cama, mientras el besaba mis nalgas y mi espalda.
L: ¡Que rico, Joao eres una maquina!
J: ¡Jamás había cogido una chica tan rica como tú!
L: ¡Ojalá no sea la última!
Reposamos besándonos muy rico, cogimos rico unas ocasiones más, en total 6 horas sin parar de coger, terminé toda adolorida, no quería levantarme, me hice la enferma para no tener sexo con Luis.
Unos meses después el regreso a cuba, lo bueno es que próximamente iré para allá y el me dará asilo, jajá y algo más.
La casa en la que vivimos es muy grande ya que tiene cuartos de sobra, una ocasión en una crisis que tuvimos, decidimos rentar cuartos. Tuvimos de todo, mujeres locas, sacerdotes, maestros, luchadores, futbolistas e incluso personas extranjeras.
Entre ellas estaba Joao un cubano que vino aquí para ser profesor de natación. Era alto, media como 1.90 cm, estaba musculoso por donde lo vieras, desde que lo vi me gusto demasiado, era un sueño para cualquier mujer!
Estaba enloquecida por ese tipo, me vestía muy provocadoramente y aunque era obvio que él también me traía ganas, no pasaba por mi cabeza que estuviera con él, ya que ambos respetábamos a la gente que rentaba los cuartos.
Una ocasión, me quedé sola en casa, bueno “sola” ya que Joao estaba en su habitación, me puse mi blusón transparente, con mi diminuta tanga de encaje y sin bra y le fui a pedir ayuda.
L: ¿Hola Joao!, oye me podrías ayudar a cargar unas cosas?
J: ¿Si… claro pero que haces vestida así?
L: ¡Tengo un poco de calor, bueno vamos a mi habitación!
Al entrar miro hacia todos lados y me miro, luego cuando estaba a punto de decirme algo ¡me lancé sobre él y lo comencé a besar!, el al principio trato de alejarme, pero poco a poco fue cediendo ante mis besos y caricias.
Lo tire en mi cama y como una loba salvaje comencé a desnudarlo, ¡le quiete su camiseta y dios mío! Unos músculos muy marcados, un rico abdomen de lavadero, mi lengua recorría todo su abdomen, sus fuertes pectorales, mordía sus pezones, le besaba el cuello, el solo acariciaba mis piernas, pero tenía unas manotas tan grandes que me apretaba muy rico.
Me quite el blusón, el de inmediato comenzó a apretar mis tetas, las apretaba tan rico que se ponían duros los pezones, tenía una boca tan grande que metía prácticamente toda mi teta en ella, se quitó el pantalón y su trusa y ¡dios mí, una verga tan grande y negra!, jamás había visto una así, incluso dude en continuar, pero ya era demasiado tarde.
Sin exagerar era una verga de unos 28 cm, de alto y de unos 5 cm de grosor, comencé a lamerla como paleta, el me acariciaba el cabello y me pedía que le besara su culito, yo lo hice, llevaba mi lengua de su ano a la cabeza de su verga, con mis tetas lo masturbaba y al mismo tiempo metía su cabecita en mi boca.
J: ¡Que rica mamada das!
L: ¿Te gusta cariño?
J: ¡Me encanta hermosa!
Empecé a tragarla como anaconda, no llevaba ni la mitad y ya me estaba ahogando, el me apretaba la cabeza y movía su pelvis, el maldito me estaba torturando la garganta, pero me encanta sentirla en mi boca, paso unos minutos para que el muy sinvergüenza eyaculara dentro de mi boca, un tremendo chorro de semen inundaba mi garganta, mis papilas gustativas estaban confundidas, el chorro salpico por completo mi cara, pero a pesar de tremenda eyaculación su erección aún estaba potente, me acostó en la cama, me arranco la tanga y comenzó a devorar mi húmeda vagina!
¡Tenía una lengua enorme, me daba unas lamidas que parecían penetradas, su lengua era otro pene!, succionaba toda mi concha y además mordía riquísimo mi clítoris!
L: Bebe que rico, ¡dios mío me vas hacer venir!
J: ¡Chica tienes una concha tan rica!
L: ¡Ah, ah, ah dios mío, que rico!
¡Era el mejor sexo oral de mi vida, esa lengua lamia desde mi ano a mi profundidad de mi vagina, mis fluidos comenzaron a brotar, él los tomaba como agua y seguía lamiéndome enterita, el orgasmo era riquísimo!
L: ¡Cubanito! ¡Que rico lames!
J. Chica, te quería coger desde que llegue a esta casa!
L: ¿De verdad?
J: Claro que sí, hembras como tú, ¡me recuerdan mi país!
L: ¡Ya métemela!
J: ¿Ya la quieres?
L: ¡Si mátame con tu anaconda!
¡Él se levantó y me alzo las piernas, tomándome de los pies levanto mis piernas doblándolas hasta que mis rodillas tocaban mi frente, comenzó a meter la puntita, dios! Eso era suficiente para hacerme gritar, el lamia mis pies, y mis pantorrillas, me decía como le fascinaban mis piernas, poco a poco la introdujo mas, mis gritos de placer seguramente se escuchaban en toda la casa, él se movía como un dios, yo estaba a su merced y solo me quedaba jadear como perra por lo que estaba recibiendo.
L: ¡Así papi, me matas!
J: ¡Qué coño más rico tiene!
L: Ay papacito, me matas, ¡tu rico animal me va a matar!
J: ¡Que buena hembra eres, goza chica goza!
¡Me abrió las piernas y comenzó a penétrame “¡Normal”, pero dios mío!, su bestia me lastimaba, era tan grande que me estaba haciendo sufrir y gozar, apretaba mis piernas y mordía mis tetas, ¡nos besábamos mientras el empujaba tan rico que yo gritaba demasiado!
L: ¡Dios mío que rico!
J: ¡Ah mami eres una caliente!
L: ¡Métemela, métemela más!
J: ¡Toma, toma, es tuya!
Me cargo y me penetraba mientras caminaba en la habitación, yo me aferraba a su cuello, ¡el me recargo en la pared y me penetraba ferozmente!
J: ¡Chica, toma, toma mi banana!
L: ¡Me matas, que rica banana! ¡Ah, uf, dame más!
Se sentó en una orilla de la cama y me pidió que me diera sentones, ni tarde ni perezosa yo lo obedecí, me dejaba caer y su banana casi entraba por completo, el me acariciaba las nalgas, me daba de golpes en ellas, se recostaba un poco para que su verga entrara más, yo ya estaba sintiendo tan rico que no me podía controlar, sabía que me vendría por segunda vez y a chorros, acelere la fuerza y velocidad de mis sentones, el me apretaba las tetas, la excitación era tanta que me comencé a venir en chorros, gritaba y gritaba y me retorcía como gusano!
L: ¡Joao! ¡Que rico me vengo!
J: Mójame, ¡mójame mamita!
L: Ah, ¡me voy a secar!
J: ¡Saca todo chica, sácalo!
Increíblemente el seguía durísimo, me puso a mamarle su verga nuevamente, me encanta el sabor de nuestros fluidos combinados, le lamia las bolas, las entrepiernas, el me apretaba la cabeza y metía su verga en mi boca como si me fuera a follar, la lamia como paleta, le daba pequeñas mordidas, lo acosté en la cama y con mis pies comencé a masturbarlo, ¡el me apretaba las tetas y me pedía que lo masturbara más fuerte!
J: ¡Así chica, que ricos pies!
L: ¡Que bestia tienes ahí?, no se viene!
J: ¡Esta en eso chica, continua!
Después de no tener excito masturbándolo y me refiero en lograr que se viniera, me puso en cuatro, nuevamente su lengua entraba y salía de mi vagina, mi ano también era comido, sus dedos comenzaron a acariciar mi ano, los estimulaba muy rico, sabía que me penetraría por ahí y aunque eso me asustaba, ¡no se lo iba a impedir!
L: ¿Lo vas a meter ahí?
J: Solo si tú quieres
L: ¿Serás amable?
J: ¡Voy a tratar de serlo!
L: Entonces es tuyo, ¡solo no seas tan cruel!
J: ¡No te arrepentirás chica!
Empezó a introducir su cabeza, apenas llevaba como 5 o 6 cm y yo ya sudaba, sentía como si me estuvieran torturando, el me acariciaba las nalgas y las abría para que su bestia entrara más suave, escupía en su verga para que esta estuviera más resbalosa, yo ya no podía abrir los ojos, él ya estaba prácticamente con la mitad dentro de mí, el aire se me iba, no quería moverme, ¡el dolor era inmenso y mordía la almohada para no gritar y desmayarme del dolor!
J: ¿Quieres que me mueva?
L: ¡Me vas a matar!
J: ¡Que culo más apretado tienes chica!
Me tomo de los hombros y empezó a sacarlo lentamente, sentí un pequeño alivio, pero cuando estaba respirando, la metió de sopetón, yo casi me desmayo, mis gritos eran como si me estuvieran torturando, me tomo de la cadera y comenzó a moverme al ritmo de él, yo lloraba y gritaba, la verdad estaba a punto de huir, pero de pronto el dolor desapareció, un rico placer que comenzó en mi pelvis prácticamente anestesio mi cuerpo, yo deje de llorar y comencé a moverme, el me hizo a un lado el cabello y me pidió que lo mirara.
J: ¿Te gusta chica?, quieres que siga?, ¿o ya te la saco?
L: Si me gusta, ¡continua y no la saques hasta que te vengas dentro!
Él me sonrió y comenzó a embestirme fuerte, me daba de nalgadas y pequeños tirones de cabello, yo me inclinaba para hundir mi cara en mi colchón, no quería que mis gritos alertaran a nadie, él se movía majestuosamente, ¡mi culo ya estaba todo abierto y su verga seguía triturándome las entrañas!
L: Que rico papi, ya no me duele, hazlo más y mas
J: ¡Chica me vas hacer llegar!
L: ¡Chorréate dentro, lléname de semen!
J: ¡Como usted diga!
Tomándome de la cintura, aumento los movimientos de sus penetraciones, yo también me movía para hacerlo sentir mejor, sentí como se estaba inflando, sabía que venía lo más rico, yo también estaba a punto de chorrear por tercera vez, apretándome el cabello fuerte suspiro y comenzó a chorrearse dentro de mi culo!, al sentir la fuerza de su eyaculación, yo también comencé avenirme, el orgasmo era rico, su leche no paraba de salir y ya escurría por mis piernas, mi vagina y mojaba todas mis sabanas!
L: ¡Papi! ¡Que rico, dame leche, dámela!
J: ¡Oh! Que rico, ¡me dejas seco!
L: ¡Si amor, dámela, es mía, solo mía!
J: Que chica más loca, ¡toma tu líquido!
Que rico orgasmo, cuando termino de chorrear aún estaba dentro de mí, parecíamos perros que no podíamos despegarnos, poco a poco la saco, eso me genero también un muy rico placer, me deje hacer en la cama, mientras el besaba mis nalgas y mi espalda.
L: ¡Que rico, Joao eres una maquina!
J: ¡Jamás había cogido una chica tan rica como tú!
L: ¡Ojalá no sea la última!
Reposamos besándonos muy rico, cogimos rico unas ocasiones más, en total 6 horas sin parar de coger, terminé toda adolorida, no quería levantarme, me hice la enferma para no tener sexo con Luis.
Unos meses después el regreso a cuba, lo bueno es que próximamente iré para allá y el me dará asilo, jajá y algo más.
0 comentarios - El huesped de cuba