Otro relato que habla de lo bueno que muchos amigos son de fierro
Mí madre, de nombre Mariana, tiene unos 38 años, mi padre tiene 49 años pero este casi nunca está presente, ya que viaja mucho debido al trabajo, hay veces que pasa semanas fuera de casa, pero en cierto modo lo vale, ya que ganamos muy bien.
Esta historia comienza en pleno verano. Estamos en vacaciones, yo pasaba todo el día sin hacer nada, en cambio, mí madre iba por las tardes al gimnasio (seguido de fitness). Cuando sale y vuelve a casa, le encanta relajarse en la piscina.
Un día, muy caluroso, nos juntamos Gustavo y yo en mí casa para almorzar y pasar un rato en la piscina. Hablábamos de que estaría bueno empezar el gimnasio, él no está tan mal pero claramente no posee un cuerpo atlético, a lo que me contesta que con el tamaño de su herramienta ya está conforme (herramienta la cual se marcaba demasiado por debajo de la malla que llevaba puesta).
Al cabo de un rato de estar en la piscina, llegó mí madre del gimnasio. Salimos del agua para saludarla.
-Como están chicos?
-Todo bien ma?
-Como está Mariana?- Saludaba mí amigo.
-Bien, cansada y acalorada, con ganas de relajarme, me voy a cambiar y me vengo para acá- nos avisaba mí madre.
Pasaron 15 minutos, y llegó mí madre. Yo me quería morir, y Gustavo intentaba mirar para otro lado: Mariana apareció con un bikini diminuto que casi dejaba ver su rajita y sus pezones.
-Ah! Que linda está el agua!- Exclamaba mamá.
Estuvimos hablando un rato, hasta que mí amigo preguntó por unos ejercicios, mí madre que tenía ya mucha experiencia en fitness, conocía unos par para hacer en el agua. Estuvieron un rato hablando de eso, mientras yo salí un poco del agua para tomar un poco de cerveza. Cuando volteo para entrar a la piscina, los vi muy cerca, como rozandose, ella le guiaba para que haga ejercicios de aquagym. Me molestó un poco, me daba un poco de vergüenza porque conozco a mí amigo y seguramente andaba con el fierro duro de tanto roce con mí madre. Ignoré todo y decidí poner un poco de música, cuando me percaté de que, no había luz, ni electricidad! Justo empezaba a oscurecer, así que salimos todos del agua.
Nos percatamos de que el barrio estaba sin electricidad, estaba todo oscuro, un apagón!
-Yo mejor me voy yendo a mí casa- dijo Gustavo.
-No no, de ninguna manera, es peligroso que salgas a la calle ahora, no se ve casi nada!- Exclamaba mi madre.
Así que después de insistirle un poco, mi amigo decidió quedarse a dormir en casa.
Estábamos completamente a oscuras, habíamos prendido velas mientras cocinabamos y cenabamos. Habíamos terminado la comida, cuando Mariana dijo:
-No sé ustedes, pero como no hay electricidad y tengo mucho calor, me voy a la piscina.
Mí amigo y yo pensamos lo mismo, más allá de que estemos a oscuras, en la piscina nos íbamos a refrescar y tendríamos la luz de la luna (casi nada).
Ya era la media noche y estamos los tres en el agua, aburridos, mirando la luna, hasta que a Gustavo se le ocurrió un juego: tirar una moneda y buscarla por el fondo de la piscina, el primero que la encuentra, gana.
Parecía una estupidez, pero empezamos a jugar. Estábamos los tres sin mirar, y mí madre tiró la moneda. Empezamos a buscar como desesperados. Buscábamos y nada, hasta que Gustavo y Mariana (sin poder ver bien) se chocaron. Cuando salí a la superficie pude ver qué el collar de mí amigo se había enganchado con el brasier de mí madre. Aproveché para buscar la moneda mientras perdían y tiempo, y cuando me sumergí, vi como Gustavo la había apoyado sin miedo alguno, y mí madre lo más tranquila. No se podía ver casi nada abajo del agua, pero desde donde estaba yo pude apreciar eso. Terminé encontrando la moneda sin querer, ya que me distraía la situación, así que cuando volví a la superficie.
-Ya la encontré!- Exclamé victorioso.
-Argh, así no puedo, me quedé enganchada- decía Mariana mientras mi amigo intentaba ayudarla, claro, con el paquete rozando sus nalgas.
-Bah! Saben qué? No se ve nada, así que...
Mí madre tiró fuerte y se rompió el brasier, dejando sus pechos a la vista de Gustavo y mía.
Tiró el brasier roto fuera de la piscina, y se dispuso a disfrutar de nadar casi desnuda.
-Ahhh, que relajante, esto es lo mejor- decía mí madre mientras nadaba de un lado para el otro.
-Es casi como estar en una playa nudista, no? Que genial!- Exclamó Gustavo.
-Algo así, por qué no lo intentas Gus? Si no se ve nada acá.
Mí amigo dudó, pero mí madre insistió, y las dudas desaparecieron: Gustavo se quitó la malla, dejando al descubierto una verga de buen tamaño. En unos segundos, estaban los dos nadando de un lado para el otro.
No sé porque, pero me agarraron ganas de ir al baño, entonces mientras salía de la piscina, mí madre dijo:
-Tenes vergüenza que ya te vas? Quédate hijo! Si no se ve nada, es más, voy a sacarme la parte de abajo, así estoy un poco más cómoda.
Ignoré eso y dije que iba al baño, que en un rato volvía. Cuando entré al baño me puse a pensar en lo que estaba ocurriendo, me daba mucho morbo, así que estuve pensando unos minutos, y cuando me dispuse a salir y volver al agua, me asomé despacio por el jardín. Ellos no me veía, estababa todo oscuro, no los podía ver bien, pero si escuchaba.
-Bueno Gus, te parece si seguimos con los ejercicios de aquagym?
-Dale, me parece bien.
Eso me estaba excitando, a la tarde practicaron ejercicios y se rozaban, y ahora harían lo mismo pero desnudos!
Estuvieron un rato hablando en tono bajo, hasta que alcance a escuchar...
-Oh! Que cosa dios mío! Jajaja- decía mí madre con una risa nerviosa.
-Perdoneme Mariana, no era mí intensión...
-No hay problema Gus, estamos los dos desnudos, es natural, a parte yo te toque...
-Jajajaja, bueno, tiene razón, aunque lo justo sería que yo la toque ahora, para estar a mano, no? Jajajaja- bromeaba mí amigo.
-Jajajaja, que gracioso, bueno si no me queda otra, hay que hacer justicia, o no? Dame tu mano- escuchaba decir esto a mí madre y no podía creer que había accedido!
Al cabo de unos segundos, escucho hablar a Gustavo:
-Son naturales?
-Por supuesto, te gustan?
-Mmm, me gustan mucho, están lindos- decía mí amigo en voz baja.
-El tuyo también está muy lindo- decía mí madre un poco acalorada (a pesar de estar dentro de la piscina).
Yo ya excitado y con la verga durísima, fui al piso de arriba de mí casa, donde estaban los dormitorios, y en el pasillo hay una ventana que permite ver por completo la piscina. Subí muy despacio sin hacer ruido, y cuando llegué a la ventana los pude ver bien a pesar de la oscuridad. Estaban abrazados besándose, él la apoyó contra el borde de la piscina mientras le sobaba las tetas. Estuvieron un rato así, hasta que se despegaron, asomaron la cabeza (supongo será para ver si me acercaba yo) y al no ver peligro alguno, Gustavo se sentó en el borde la piscina, ella se acercó hacia él, lo besó, hasta que bajó lentamente hasta su entrepierna. Ella con casi todo su cuerpo sumergido en el agua, sujeto la polla de mí amigo y se la metió toda en la boca. Empezó así, una mamada increíble de una auténtica puta, una mamada de mi madre a mi amigo. Gustavo miraba hacia el cielo, gozando de la boca de mí madre, y sujetándola de su cabeza para que se la tragara completa. Yo podía ver todo detalladamente mientras me estaba pajeando.
Pasaron aproximadamente 10 minutos, en el que Mariana disfrutaba de la verga de mí amigo, hasta que él se levantó, se metió otra vez al agua y se puso detrás de ella, para llevarla hasta el borde de la piscina, y empezar a cojersela. Empezaron a follar duro, podía ver cómo disfrutaba mí madre de la cojida que le estaba dando Gustavo. Yo no pude más, acabé y me manché toda la mano. Cuando me limpié pensé en lo que estaba pasando y ya no me gustaba, así que decidí frenarlo, pero no directamente.
Bajé, y cuando salí al jardín, fingí tropezar para darles tiempo a que se separaran. Cuando me acerqué a la piscina estaban desnudos, separados y muy agitados.
-Hijo, agh... que agitada estoy, me dejaron así, esos ejercicios...
-Me imagino mamá, me tardé un poco pero vuelvo al agua porque me agarró mucho calor- dije metiendome en el agua.
-Bueno hijo, yo voy saliendo, ya estoy cansada y tengo algo de sueño.
-Te vas a quedar acá? Me preguntó mi amigo.
-Si, me voy a quedar un rato- le contesté.
-Ah bueno, yo también salgo, ya me cansé del agua...- me dijo mientras se secaba.
Así fue, como se fueron los dos, y yo me quedé solo en la piscina. Estaba aburrido, habrían pasado solo unos minutos desde que se fueron, así que decidí salir. Cuando estaba seco, entré a la casa y empecé a buscarlo. No estaba por ningún lado, y ya me lo imaginaba pero me negaba a creerlo... Subí las escaleras, entré a mí habitación y no estaba. Me acerqué a la habitación de mí madre, y se escuchaba la voz de mí madre, jadeando...
-Aaah, si, se, cojeme, cojeme- mientras se escuchaba el "plaff, plaff" de los huevos de Gustavo chocando en la vagina de mí madre.
Me excité otra vez. Después de escuchar un rato como mi amigo se cojía a mí madre, decidí aprovechar la oscuridad y entrar silenciososamente. Fue muy arriesgado pero entré, los tenía frente a mis ojos, follando, los escuchaba como si yo fuera parte de la situación. Mí amigo tenía el celular cerca y justo se prendió (habrá sido un mensaje) iluminando lo suficiente como para que yo vea que ella lo estaba cabalgando a él. Estuvieron follando un buen rato, cambiando de posiciones, mientras Mariana gemía como una perra, como una zorra, como una puta que estaba gozando de la verga del amigo de su hijo, la cual le estaba provocando varios orgasmos.
-Voy a acabar- dijo Gustavo.
Cuando escuché eso, salí lo más rápido y silenciosamente posible. Así que, ya detrás de la puerta, pude escuchar...
-Damela toda- decía ella.
-Abri la boca, es toda tuya- ordenaba mí amigo.
Decidí bajar, y fingir que subía un rato después, para que supongan que no escuché nada. Cuando subí a mí habitación estaba Gustavo durmiendo plácidamente. Me acosté y me dormí pensando en lo que había pasado. Me sentí mal por no haberlo evitado pero a la vez me excitaba y deseaba que volviera a pasar.
Cuando desperté al día siguiente, ya teníamos electricidad. Mi amigo no estaba, bajé y la encontré a mi madre tomando sol semi-desnuda, le pregunté por Gustavo.
-Gus ya se fue hijo, va a empezar a venir seguido para que le dé clases de aquagym. Esperemos que se corte la electricidad más seguido porque así son más divertidas...
Espero que les haya gustado. Es mi primer relato, voy a intentar mejorar para el próximo.
Mí madre, de nombre Mariana, tiene unos 38 años, mi padre tiene 49 años pero este casi nunca está presente, ya que viaja mucho debido al trabajo, hay veces que pasa semanas fuera de casa, pero en cierto modo lo vale, ya que ganamos muy bien.
Esta historia comienza en pleno verano. Estamos en vacaciones, yo pasaba todo el día sin hacer nada, en cambio, mí madre iba por las tardes al gimnasio (seguido de fitness). Cuando sale y vuelve a casa, le encanta relajarse en la piscina.
Un día, muy caluroso, nos juntamos Gustavo y yo en mí casa para almorzar y pasar un rato en la piscina. Hablábamos de que estaría bueno empezar el gimnasio, él no está tan mal pero claramente no posee un cuerpo atlético, a lo que me contesta que con el tamaño de su herramienta ya está conforme (herramienta la cual se marcaba demasiado por debajo de la malla que llevaba puesta).
Al cabo de un rato de estar en la piscina, llegó mí madre del gimnasio. Salimos del agua para saludarla.
-Como están chicos?
-Todo bien ma?
-Como está Mariana?- Saludaba mí amigo.
-Bien, cansada y acalorada, con ganas de relajarme, me voy a cambiar y me vengo para acá- nos avisaba mí madre.
Pasaron 15 minutos, y llegó mí madre. Yo me quería morir, y Gustavo intentaba mirar para otro lado: Mariana apareció con un bikini diminuto que casi dejaba ver su rajita y sus pezones.
-Ah! Que linda está el agua!- Exclamaba mamá.
Estuvimos hablando un rato, hasta que mí amigo preguntó por unos ejercicios, mí madre que tenía ya mucha experiencia en fitness, conocía unos par para hacer en el agua. Estuvieron un rato hablando de eso, mientras yo salí un poco del agua para tomar un poco de cerveza. Cuando volteo para entrar a la piscina, los vi muy cerca, como rozandose, ella le guiaba para que haga ejercicios de aquagym. Me molestó un poco, me daba un poco de vergüenza porque conozco a mí amigo y seguramente andaba con el fierro duro de tanto roce con mí madre. Ignoré todo y decidí poner un poco de música, cuando me percaté de que, no había luz, ni electricidad! Justo empezaba a oscurecer, así que salimos todos del agua.
Nos percatamos de que el barrio estaba sin electricidad, estaba todo oscuro, un apagón!
-Yo mejor me voy yendo a mí casa- dijo Gustavo.
-No no, de ninguna manera, es peligroso que salgas a la calle ahora, no se ve casi nada!- Exclamaba mi madre.
Así que después de insistirle un poco, mi amigo decidió quedarse a dormir en casa.
Estábamos completamente a oscuras, habíamos prendido velas mientras cocinabamos y cenabamos. Habíamos terminado la comida, cuando Mariana dijo:
-No sé ustedes, pero como no hay electricidad y tengo mucho calor, me voy a la piscina.
Mí amigo y yo pensamos lo mismo, más allá de que estemos a oscuras, en la piscina nos íbamos a refrescar y tendríamos la luz de la luna (casi nada).
Ya era la media noche y estamos los tres en el agua, aburridos, mirando la luna, hasta que a Gustavo se le ocurrió un juego: tirar una moneda y buscarla por el fondo de la piscina, el primero que la encuentra, gana.
Parecía una estupidez, pero empezamos a jugar. Estábamos los tres sin mirar, y mí madre tiró la moneda. Empezamos a buscar como desesperados. Buscábamos y nada, hasta que Gustavo y Mariana (sin poder ver bien) se chocaron. Cuando salí a la superficie pude ver qué el collar de mí amigo se había enganchado con el brasier de mí madre. Aproveché para buscar la moneda mientras perdían y tiempo, y cuando me sumergí, vi como Gustavo la había apoyado sin miedo alguno, y mí madre lo más tranquila. No se podía ver casi nada abajo del agua, pero desde donde estaba yo pude apreciar eso. Terminé encontrando la moneda sin querer, ya que me distraía la situación, así que cuando volví a la superficie.
-Ya la encontré!- Exclamé victorioso.
-Argh, así no puedo, me quedé enganchada- decía Mariana mientras mi amigo intentaba ayudarla, claro, con el paquete rozando sus nalgas.
-Bah! Saben qué? No se ve nada, así que...
Mí madre tiró fuerte y se rompió el brasier, dejando sus pechos a la vista de Gustavo y mía.
Tiró el brasier roto fuera de la piscina, y se dispuso a disfrutar de nadar casi desnuda.
-Ahhh, que relajante, esto es lo mejor- decía mí madre mientras nadaba de un lado para el otro.
-Es casi como estar en una playa nudista, no? Que genial!- Exclamó Gustavo.
-Algo así, por qué no lo intentas Gus? Si no se ve nada acá.
Mí amigo dudó, pero mí madre insistió, y las dudas desaparecieron: Gustavo se quitó la malla, dejando al descubierto una verga de buen tamaño. En unos segundos, estaban los dos nadando de un lado para el otro.
No sé porque, pero me agarraron ganas de ir al baño, entonces mientras salía de la piscina, mí madre dijo:
-Tenes vergüenza que ya te vas? Quédate hijo! Si no se ve nada, es más, voy a sacarme la parte de abajo, así estoy un poco más cómoda.
Ignoré eso y dije que iba al baño, que en un rato volvía. Cuando entré al baño me puse a pensar en lo que estaba ocurriendo, me daba mucho morbo, así que estuve pensando unos minutos, y cuando me dispuse a salir y volver al agua, me asomé despacio por el jardín. Ellos no me veía, estababa todo oscuro, no los podía ver bien, pero si escuchaba.
-Bueno Gus, te parece si seguimos con los ejercicios de aquagym?
-Dale, me parece bien.
Eso me estaba excitando, a la tarde practicaron ejercicios y se rozaban, y ahora harían lo mismo pero desnudos!
Estuvieron un rato hablando en tono bajo, hasta que alcance a escuchar...
-Oh! Que cosa dios mío! Jajaja- decía mí madre con una risa nerviosa.
-Perdoneme Mariana, no era mí intensión...
-No hay problema Gus, estamos los dos desnudos, es natural, a parte yo te toque...
-Jajajaja, bueno, tiene razón, aunque lo justo sería que yo la toque ahora, para estar a mano, no? Jajajaja- bromeaba mí amigo.
-Jajajaja, que gracioso, bueno si no me queda otra, hay que hacer justicia, o no? Dame tu mano- escuchaba decir esto a mí madre y no podía creer que había accedido!
Al cabo de unos segundos, escucho hablar a Gustavo:
-Son naturales?
-Por supuesto, te gustan?
-Mmm, me gustan mucho, están lindos- decía mí amigo en voz baja.
-El tuyo también está muy lindo- decía mí madre un poco acalorada (a pesar de estar dentro de la piscina).
Yo ya excitado y con la verga durísima, fui al piso de arriba de mí casa, donde estaban los dormitorios, y en el pasillo hay una ventana que permite ver por completo la piscina. Subí muy despacio sin hacer ruido, y cuando llegué a la ventana los pude ver bien a pesar de la oscuridad. Estaban abrazados besándose, él la apoyó contra el borde de la piscina mientras le sobaba las tetas. Estuvieron un rato así, hasta que se despegaron, asomaron la cabeza (supongo será para ver si me acercaba yo) y al no ver peligro alguno, Gustavo se sentó en el borde la piscina, ella se acercó hacia él, lo besó, hasta que bajó lentamente hasta su entrepierna. Ella con casi todo su cuerpo sumergido en el agua, sujeto la polla de mí amigo y se la metió toda en la boca. Empezó así, una mamada increíble de una auténtica puta, una mamada de mi madre a mi amigo. Gustavo miraba hacia el cielo, gozando de la boca de mí madre, y sujetándola de su cabeza para que se la tragara completa. Yo podía ver todo detalladamente mientras me estaba pajeando.
Pasaron aproximadamente 10 minutos, en el que Mariana disfrutaba de la verga de mí amigo, hasta que él se levantó, se metió otra vez al agua y se puso detrás de ella, para llevarla hasta el borde de la piscina, y empezar a cojersela. Empezaron a follar duro, podía ver cómo disfrutaba mí madre de la cojida que le estaba dando Gustavo. Yo no pude más, acabé y me manché toda la mano. Cuando me limpié pensé en lo que estaba pasando y ya no me gustaba, así que decidí frenarlo, pero no directamente.
Bajé, y cuando salí al jardín, fingí tropezar para darles tiempo a que se separaran. Cuando me acerqué a la piscina estaban desnudos, separados y muy agitados.
-Hijo, agh... que agitada estoy, me dejaron así, esos ejercicios...
-Me imagino mamá, me tardé un poco pero vuelvo al agua porque me agarró mucho calor- dije metiendome en el agua.
-Bueno hijo, yo voy saliendo, ya estoy cansada y tengo algo de sueño.
-Te vas a quedar acá? Me preguntó mi amigo.
-Si, me voy a quedar un rato- le contesté.
-Ah bueno, yo también salgo, ya me cansé del agua...- me dijo mientras se secaba.
Así fue, como se fueron los dos, y yo me quedé solo en la piscina. Estaba aburrido, habrían pasado solo unos minutos desde que se fueron, así que decidí salir. Cuando estaba seco, entré a la casa y empecé a buscarlo. No estaba por ningún lado, y ya me lo imaginaba pero me negaba a creerlo... Subí las escaleras, entré a mí habitación y no estaba. Me acerqué a la habitación de mí madre, y se escuchaba la voz de mí madre, jadeando...
-Aaah, si, se, cojeme, cojeme- mientras se escuchaba el "plaff, plaff" de los huevos de Gustavo chocando en la vagina de mí madre.
Me excité otra vez. Después de escuchar un rato como mi amigo se cojía a mí madre, decidí aprovechar la oscuridad y entrar silenciososamente. Fue muy arriesgado pero entré, los tenía frente a mis ojos, follando, los escuchaba como si yo fuera parte de la situación. Mí amigo tenía el celular cerca y justo se prendió (habrá sido un mensaje) iluminando lo suficiente como para que yo vea que ella lo estaba cabalgando a él. Estuvieron follando un buen rato, cambiando de posiciones, mientras Mariana gemía como una perra, como una zorra, como una puta que estaba gozando de la verga del amigo de su hijo, la cual le estaba provocando varios orgasmos.
-Voy a acabar- dijo Gustavo.
Cuando escuché eso, salí lo más rápido y silenciosamente posible. Así que, ya detrás de la puerta, pude escuchar...
-Damela toda- decía ella.
-Abri la boca, es toda tuya- ordenaba mí amigo.
Decidí bajar, y fingir que subía un rato después, para que supongan que no escuché nada. Cuando subí a mí habitación estaba Gustavo durmiendo plácidamente. Me acosté y me dormí pensando en lo que había pasado. Me sentí mal por no haberlo evitado pero a la vez me excitaba y deseaba que volviera a pasar.
Cuando desperté al día siguiente, ya teníamos electricidad. Mi amigo no estaba, bajé y la encontré a mi madre tomando sol semi-desnuda, le pregunté por Gustavo.
-Gus ya se fue hijo, va a empezar a venir seguido para que le dé clases de aquagym. Esperemos que se corte la electricidad más seguido porque así son más divertidas...
Espero que les haya gustado. Es mi primer relato, voy a intentar mejorar para el próximo.
4 comentarios - Mi amigo se cojió a mi madre