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Mis vecinas. Capítulo 10

Mis vecinas. Capítulo 10

Esta es la historia de Juan Manuel, un hombre que descubre que la vida sexual de sus vecinas es sumamente activa y disfruta viéndolas mientras ellas viven excitantes momentos junto a diferentes compañeros. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 10: Vecinas excitadas
   - No me dijiste que era tu cumpleaños. Si no te hubiese saludado como corresponde.- Me dijo Yanela dos días después de cumplir treinta y un años, cuando nos reencontramos en el departamento del tercer piso.
   Había ido para limpiar un poco y ordenar dado que al día siguiente llegaban nuevos huéspedes y sin poder contenerme, le toqué el timbre esperando recibir de ella algún que otro regalo. El trío con Antonella y Guillermina había sido excelente y me había dejado completamente satisfecho, pero la idea de cogerme a la chica brasileña y de hacerla mi putita nuevamente, me encantaba. Es por eso que cuando ella abrió la puerta le dije que hacía dos días había sido mi cumpleaños y que esperaba un regalo de parte suya.
   Entramos al departamento y ni bien cerramos la puerta Yanela me comió la boca con ganas y enseguida sentí como mi verga se despertaba. Me moría de ganas de cogérmela con violencia como lo había hecho otras tantas veces, pero por alguna razón en ese momento por mi mente pasó otra idea que me encantó. “Agachate” le ordené y ella obedeció algo sorprendida pero con una sonrisa de putita golosa en la boca. Era esa actitud la que me fascinaba de Yanela, ella no sabía lo que podía llegar a pasar, pero estaba dispuesta a cualquier cosa. Me bajé el cierra del pantalón y saqué mi verga para sacudirla frente a sus ojos.
   - Me la vas a chupar hasta sacarme toda la leche.- Volvió a ordenarle y una vez más esa sonrisa perfecta se dibujó en su rostro.
   Yanela sujetó mi pija con su mano y sin dejar de mirarme a los ojos me empezó a pajear. Al principio veía su sonrisa divina dibujada en su rostro, mientras sentía como la verga se me iba poniendo más y más dura. Luego ella sacó su lengua y la pasó delicadamente por mi cabeza, haciéndome temblar desde los pies hasta la nuca. Era sin lugar a dudas una mina muy golosa y que sabía cómo jugar con mi calentura. Pero lo que más morbo me daba era saber que gracias al pibe que se había cogido durante esos meses, había mejorado muchísimo su manera de chupar pijas.
   Comenzó metiéndosela toda en la boca y luego sacándola para repetir ese paso dos veces más. Luego la tomó nuevamente con la mano y la siguió chupando toda, poniéndomela bien tiesa entre sus labios y calentándome muchísimo. Su lengua se movía de una manera increíble y sus labios carnosos rozaban mi piel, excitándome cada vez que lo hacían. Sus ojitos subían todo el tiempo buscando mi mirada y volvían a bajar al ver en mí un gesto de aprobación, haciéndole saber que me encantaba lo que estaba haciendo.
   Llevé una de mis manos a mi nuca y la enredé en su pelo brilloso para luego tirar de este hacia atrás. Yanela soltó mi pija y su cabeza se inclinó hacia arriba y nuestros ojos hicieron contacto una vez más. Yo me agaché levemente quedando a unos centímetros de su cara y la miré con una expresión dominante para luego decirle: “Me calentás mucho pendeja trola”. Ella no llegó a sonreír, pues de boca empezó a caer un hilo de saliva que fue a parar directo a sus labios y ella recibió con la boca bien abierta. Luego de eso guié su cabeza con mi mano nuevamente hasta su pija, que ahora chupaba totalmente lubricada.
   Varios minutos la tuve así, agachada adelante mío, con mi mano sobre su nuca y comiéndome la verga con ganas. Cuando sentí que la pija estaba a punto de estallarme le advertí y ella comenzó a pajearme a toda velocidad. La leche empezó a saltar de la punta de mi verga y ella la recibió principalmente en su rostro y en su boca, siempre con una sonrisa de puta satisfecha. Mi mano seguía firme detrás de su cabeza, no permitiendo que ella se mueva y dejándola quiera para que reciba todo mi semen.
   - ¡Me encanta como me sacás la leche, pendeja!- Le dije y dejé que fuera al baño a limpiarse.
   Esa semana volvimos a encontrarnos con Yanela cuando la gente que estaba en el departamento se retiró el viernes. En esa oportunidad nos matamos en la cama por al menos media hora, ya que luego de acabarle por primera vez en la cola, le dije que quería seguir cogiéndomela y tras una ducha rápida volvió para sentarse sobre mi verga que aún seguía dura. Si había algo que Yanela sabía era como hacer que se me parara la pija y luego de que le acabara por segunda vez sobre el cuerpo, me hizo saber que se volvía loca porque me la cogiera todos los días.

   Octubre comenzó y en un año las cosas habían cambiado demasiado. Mi relación sexual con Antonella totalmente distinta a la que habíamos atravesado a mitad del año anterior. Ahora teníamos sexo con frecuencia y bien apasionado. Luego de vivir un trío muy excitante con Guillermina, nuestra vecina, era como si cada cosa que sucediera nos estimulara y nos provocara. Era por eso que casi todas las noches terminábamos enredados entre las sábanas, con la respiración agitada y gozando de un excelente orgasmo.
   Pero como si no fuera suficiente coger constantemente con Antonella, Yanela parecía más necesitada que nunca. Vivía con ganas de devorarme la pija y me lo hacía saber con mensajes y fotos bien calientes a través de Instagram. No importaba el día y la hora, cuando ella se calentaba me mandaba algo para hacérmelo saber y yo veía la manera de organizarme para irla a visitar. El sexo con ella se había vuelto cada vez más violento al punto de convertirse en una relación casi sado masoquista. No teníamos juguetes, ni trajes, ni esposas, pero ella se rendía ante mis pies y dejaba que hiciera con ella lo que yo quería.
   Otra de las chicas del edificio que esos días pasaba por una etapa de excitación total era Guillermina. A pesar de que no fue tan directa como mi novia o la chica brasileña, me llegaban de ella muchos comentarios a través de Anto. “Me dijo que le encantó el trío y que si es por ella lo repite cuando queramos” me comentó mi novia una semana después de haber pasado mi cumpleaños. Cuando nos juntamos a comer esa semana, Patricio me preguntó qué tal la había pasado la noche de mi cumpleaños y yo le respondí con algo de vergüenza diciéndole que me había encantado. Su novia también me encaró esa noche cuando nos encontrábamos solos en la cocina.
   - La verdad que siento un poquito de celos de Antonella que puede estar con vos cada vez que quiere.- Me dijo y ese comentario me calentó muchísimo a pesar de no ser tan zarpado como los que me decía Yanela.
   Sin embargo quien más me provocó a mediados de ese mes fue Clara, la vecina que vivía en el piso de abajo. Hacía tiempo que no tenía la suerte de ver un show de ella a través de la ventana y de hecho habían pasado varias semanas en la que no me la había cruzado. Cuando la vi en mi cumpleaños, dado que Antonella la invitó, recordé lo mucho que se parecía a Anabella, la actriz porno que me había bajado la calentura durante varias noches. Desde ese día parecía como si el destino quisiera que nos encontráramos en todo momento y empecé a verla en el palier del edificio o en el ascensor con muchísima frecuencia y siempre acompañada de Nicolás, su novio.
   No fue hasta que me la crucé sola un sábado al mediodía, que me hizo saber que extrañaba que la viera teniendo sexo. “Hace mucho que miro hacia tu ventana y no te veo” me confesó y cuando el ascensor llegó a la planta baja me emocioné al ver que ella bajaba a abrirle a su novio. Saludé a Nicolás desde lejos y me despedí de ella no sin antes hacerle saber de manera muy sutil que iba a almorzar con mis viejos y que enseguida volvía. Tenía la suerte de que Antonella se había ido a pasar el fin de semana con unas amigas a un spa y no iba a volver hasta el día siguiente. A las dos horas ya estaba de nuevo en el departamento y ni bien llegué, me asomé por la ventana para comprobar que Clara no había podido aguantarse las ganas y había empezado sin mí.
   Nicolás se encontraba sentado sobre el sillón y ella se ubicaba encima suyo, los dos ya sin ropa y se notaba que estaban disfrutando a pleno. Sus gemidos se oían por lo bajo y se veía como su cuerpo avanzaba y retrocedía, disfrutando de la pija de su novio en su conchica que debía de estar empapada. Los brazos de Clara se colocaban sobre los hombros de Nicolás, quien hundía su cara entre las tetas de ella y se las lamía descontroladamente. “¡Mirá para acá! ¡Girá la cabeza y mírame!” pensé mientras disfrutaba de la escena y deseaba que mi vecina pudiera verme.
   Entonces mi deseo se hizo realidad. Clara se levantó y se dio vuelta para sentarse de espaldas a su novio y cuando lo hizo tiró su cuerpo hacia atrás y sus ojos salieron de su departamento para clavarse en los míos. Ni bien se percató que yo la estaba observando, en su rostro se dibujó una sonrisa morbosa y su comportamiento cambió automáticamente. Comenzó a mover su cuerpo de manera mucho más acelerada y con ganas, mientras que Nicolás llevaba sus manos a las tetas de ella y las apretaba con fuerza. Enseguida la boca de Clara se abrió y los gemidos salieron con mayor claridad para que yo pudiera oírlos. Sin lugar a dudas le encantaba ser observada.
   Me di cuenta que hacía tiempo que estaban cogiendo pues sus cuerpos se encontraban transpirados y sus respiraciones se agitaban. Pero Clara estaba dispuesta a seguir haciéndolo por un largo rato pues quería brindarme un digno espectáculo. El problema fue que su amante no pudo aguantar mucho más su calentura. Le dijo que se pusiera en cuatro y ella lo hizo a lo largo del sillón y elevó su cabeza para que nuestras miradas volvieran a encontrarse. Nicolás le clavó la pija en su concha y sujetándola con fuerza de la cintura se la empezó a montar a toda velocidad y dándole bien duro. Ella gritaba de manera exagerada pero eso parecía encantarle a su novio que se motivaba más y más con cada gemido que daba. Su mano se elevó y cayó en un golpe seco sobre las nalgas de Clara haciendo un ruido que se hoyó por todo el aire luz del edificio.
   Al cabo de unos pocos minutos Nicolás sacó la pija de la concha y se empezó a pajear sobre su cola para acabar casi al instante. Una gran cantidad de leche salió de su cabeza y fue a parar sobre el cuerpo de Clara que aún se retorcía de placer y gemía de manera agitada. Ni bien terminó, él se levantó y desapareció de la escena mientras que ella se recostó sobre el sillón y miró hacia arriba para dedicarme una sonrisa. “¡Amor, vení!” le ordenó él a los pocos segundos y ella se levantó para desaparecer también y así dejarme con la vista del sillón vacío.
   Pero si pensaba que mi fin de semana de placer estaba a punto de terminar, estaba completamente equivocado. Le mandé un mensaje a Yanela para preguntarle si estaba disponible pero ella no me respondió. Luego de una hora insistí con la chica brasileña, haciéndole saber que mi novia no se encontraba en la ciudad y que podíamos disfrutar de un buen rato juntos, pero seguí sin obtener respuesta de parte de ella. A los pocos minutos sonó el timbre y emocionado me levanté pensado que ella la morocha de piel tostada, pero cuando abrí la puerta me llevé una sorpresa.
   - ¡Clara!- Dije al ver que era la vecina del séptimo la que estaba del otro lado de la puerta.
   - ¿Te gustó?- Me preguntó ella sin siquiera saludarme.
   La chica comenzó a avanzar sobre mi cuerpo y por alguna razón yo retrocedí. “Me encantó. Lástima que llegué tarde y me perdí el principio” le respondí mientras mi cuerpo se estampaba contra la pared y quedaba prisionero de ella. Clara me dijo entonces que esa noche iba a dar una segunda función y que quería que yo lo viera todo. Apoyó su mano en mi pecho y mientras la bajaba lentamente me hablaba de que iba a colocar una cámara en su pieza para que pudiera verlo en vivo. Sus dedos llegaron hasta el cierre de mi pantalón y bajaron un poco más para posarse sobre mi bulto.
   - ¡Que suerte que tiene Nicolás de que te lo cojas con tantas ganas!- Le dije cuando se alejó de mí para retirarse.
   - ¿Y quién te dijo que va a ser con Nicolás?- Me respondió ella y se fue.
   De golpe la tarde se me hizo interminable. Clara me pasó por WhatsApp la página en la que iba a transmitir y la contraseña para poder acceder y sin poder aguantarme las ganas, prendí la computadora y accedí para encontrarme con un carte que decía que en ese momento no había una transmisión en vivo. No fue hasta las once y media de la noche que de golpe escuché un ruido proveniente de su departamento y al asomarme alcancé a verla a ella cerrar la cortina que dejaba ver el sillón. En ese momento me senté frente a la notebook y al volver a acceder a la página me encontré con que la cámara estaba encendida.
   Solo se veía su cama desde frente, como si la cámara estuviera escondida en un mueble. De fondo se escuchaban algunos ruidos y voces que no llegué a detectar. De golpe ella apareció y se paró frente a la cámara y se agachó para mirar fijo a ella. “Hola Juanma. Espero que estés listo para lo que se viene” saludó y una sonrisa se dibujó en mi rostro al saber que esa transmisión era exclusiva para mí. Entonces Clara se acostó en la cama y llamó a su amante que al parecer esperaba del otro lado.
   Vestido simplemente con un jean y nada que cubriera el resto de su cuerpo entró Rodrigo, el amante favorito de mi vecina. Se notaba que aún seguía trabajando su cuerpo y que sus músculos se habían fortalecido desde la última vez que lo había visto a través de la ventana. Pero en esa oportunidad percibía mucho mejor sus rasgos, su cara de baboso y su sonrisa macabra pues sabía que estaba a punto de cogerse a una chica con novio. Él se subió a la cama y fue a buscar los labios de Clara, quien lo recibió con los brazos abiertos y dejó que se acostara encima de ella.
   Poco a poco las manos fueron yéndose de lugar y los besos se volvieron más y más calientes. A pesar de que esa vista no era la misma que desde la ventana, sentía el mismo morbo al saber que era una transmisión en directo y exclusiva para mí. Rodrigo se arrodilló frente a Clara y en ese momento ella activó y encendió la mecha para bajarle con brusquedad el pantalón y dejar al descubierto un bulto bien grande. Como desesperada se tiró sobre el cuerpo de su amante y comenzó a besarlo por toda la piel, pasando sus labios por el cuello, los hombros y el pecho del chico. Fue bajando su boquita lentamente sin dejar de besar y lamer todo su cuerpo hasta llegar a su cintura. Le bajó el bóxer y una sonrisa se dibujó en mi cara al ver como la pija bien dura le saltaba sobre su rostro.
   Ella la sujetó con su mano y la empezó a chupar con ganas. Como sus cuerpos estaban cruzados sobre el colchón yo podía ver todo lo que sucedía y eso era gracias a que Clara lo había hecho así. Apreciaba cada detalle de su boca, como sus labios recorrían el contorno de la pija de Rodrigo, como su lengua lamía la cabeza y bajaba hasta las bolas y como sus ojitos subían para encontrarse con los de él. Se notaba que le encantaba la pija y que disfrutaba mucho tener una en sus labios. Subía y bajaba la cabeza comiéndosela toda y después volvía a agarrarla para juguetear con la cabecita hasta dejarla toda roja y a punto de estallar.
   Pero Rodrigo también demostró ser un gran amante cuando luego de varios minutos se levantó para cambiar de posición. Empujó hacia atrás a Clara que cayó de espaldas y se abalanzó sobre su cuerpo para quitarle la ropa y dejarla desnuda en cuestión de segundos. La besó de manera apasionada y luego siguió el mismo recorrido que ella había seguido, bajando con su boca por el cuello, los hombros y el pecho de la chica hasta llegar a su cintura. Clara abrió las piernas y el rostro del pibe se perdió entre sus muslos para dedicarse a darle placer.
   Sentía como que estaba viendo un video de Anabella nuevamente, ya que el parecido entre ella y Clara era muy notorio. Sin embargo el morbo de saber que eso sucedía a pocos metros de donde yo estaba, que era la vecina que esa tarde me había tocado la pija y que era un show privado para mí, me volvía aún más loco. Empecé a escuchar los gemidos de ella y mi cabeza parecía explotar. Veía como tiraba su cabeza hacia atrás y como sus manos se posaban sobre sus tetas para apretarlas con fuerza. La cabeza de Rodrigo aparecía de vez en cuando entre sus piernas, subiendo y bajando, moviéndose en todas direcciones y me di cuenta que a ella le encantaba pues sus gritos de placer y la forma en la que se retorcía eran increíbles.
   Envueltos en una ola de claro los dos se levantaron y se abrazaron para comerse la boca. Clara empujó nuevamente a su amante hacia atrás y mientras este caía ella se colocaba encima de su cuerpo y se lo empezaba a coger a toda velocidad. La muy trola comenzó a saltar sobre la pija de Rodrigo, que enseguida llevó una de sus manos a la cintura de ella y la otra a sus tetas. “¡Ay sí! ¡Me encanta!” gritaba ella moviéndose como loca sobre el cuerpo de su amante que la miraba fascinado. Entonces sentí la necesidad de tocarme y saqué mi pija para ir pajeándome mientras mis ojos se deleitaban con ese increíble espectáculo.
   - ¡Como extrañaba tu poronga!- Le dijo la muy puta a su amante.
   - ¿Te gusta mi pija? ¿Te calienta?- Le preguntó él elevando su cuerpo y ella se agachó para besarlo.
   - ¡Me encanta! ¡Me vuelve loca!- Le contestó Clara y él subió la mano que se encontraba su cintura hasta la nuca de la chica y así la mantuvo cerca suyo.
   - ¿Te gusta más que la de tu novio?- Le preguntó de golpe y tuve que subir un poco el volumen para asegurarme de escuchar la respuesta de ella.
   - ¡Mucho más! ¡Mucho más!- Repitió ella y entonces él la soltó para que ella volviera a incorporarse y así seguir disfrutando de su amante.
   El show fue increíble y duró muchísimo tiempo. Luego de que ella se montara a Rodrigo, este se paró contra la cama para decirle a Clara que se abriera de piernas y así se la cogió bien fuerte. Varios minutos más tarde volvieron a subirse a la cama e hicieron el tradicional misionero y volvieron a intercambiar unas palabras que le daban un toque especial al encuentro. Clara decidió montarse una vez más a su chico pero en esa oportunidad lo hizo dándole la espalda y él aprovechó para darle muchos chirlos en la cola que se escuchaban bien fuertes.
   - Vení mi amor. Tomate la leche.- Le dijo él de golpe y enseguida se arrodilló frente a su amante.
   Ella se colocó en cuatro delante suyo y volvió a meterse la pija en la boca saboreando así el gustó a su conchita. Rápidamente lo empezó a pajear y cuando él le advirtió que estaba a punto de acabar ella se acostó boca arriba y él apuntó para acabar sobre su rostro. Una cantidad increíble de semen salió de la cabeza de su pija y ella lo recibió sobre su rostro, su cuello y sus tetas. Ver esa imagen hizo que yo llegara al orgasmo al mismo tiempo y acabara como bestia sobre mi propio cuerpo. Los gemidos del pibe acabando y los de ella recibiendo su leche eran la música de fondo más increíble para un video que sin dudas me había dejado sumamente satisfecho.
   Clara se levantó y fue al baño a limpiarse mientras que Rodrigo se recostó en la cama y comenzó a ver su celular mientras la pija se le iba durmiendo. Ella volvió y se paró frente a la cámara seguramente con la idea de apagarla pero él la llamó y Clara no tuvo más remedio que ir a la cama con él. Se acostó al lado suyo y se abrazaron de manera tierna para luego darse un beso bien apasionado. Los dos permanecían desnudos y él la miraba de una manera única, como si estuviese fascinado de verla.
   - ¿Cuándo vas a dejar al gil de tu novio por mí?- Le preguntó y entonces supe que debía dejar de ver.


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2 comentarios - Mis vecinas. Capítulo 10

daros82 +1
quien pudiera vivir en un edificio asiiii!!
HistoriasDe +1
La verdad que sí!
Sergiocorno +1
Genial y cada vez más caliente segui asi
HistoriasDe
Muchas gracias!!