Lee la primera parte de este relato aquí:
http://www.poringa.net/posts/relatos/3501917/29-A-Eli-le-gusta-que-la-miren-primera-parte.html
Las cosas sucedieron exactamente como Eli las planeó. Desde el incidente con su primo habían pasado dos días, dos días enteros en los que ella había jugado con él. Se había dispuesto a hacerle pasar situaciones incómodas, pero aún no estaba segura de cómo iba a acabar toda la historia. Lo que más se repetía era que no iba a pasar de los simples juegos que ella le planteaba. Dentro de todo, Javi seguía siendo su primo, acostarse con él no era una de las cosas que ella deseara, aunque si era honesta con sigo misma, si deseaba el acto que implica acostarse con alguien. Hacía mucho que no tenía sexo y masturbarse mientras su primo la espiaba ya estaba empezando a aburrirla.
Había ideado varias formas de calentar a su primo. Prácticamente todos los días no llevaba ropa interior, con el calor que hacía su madre no le decía nada al respecto. Era una buena excusa. Sus pechos se le marcaban en las remeras de algodón y en la tarde ya estaba complemente sudada, de modo que los pezones se le notaban a través de la tela.
Pasaron más días de la última semana que quedaba, Eli ese día llevó puesto un vestido y como siempre nada debajo. Ella no habituaba llevar faldas pero ese día andaba un poco más juguetona que lo normal, así que decidió darle el gusto a su primo. Aunque su mamá estaba con ellos Elizabeth disimulaba muy bien ante ella. Tanto, que en pleno comedor abría las piernas mientras hablaba con ella mientras su primo, que también estaba en la conversación se esforzaba para que Eli no notase que él la devoraba con los ojos clavados entre sus piernas <mira todo lo que quieras, tonto del culo >.
Así se pasaba todo el día. Cuando llegó la noche Eli fue a ducharse y como lo había hecho los días anteriores, dió un pequeño show antes de entrar a la ducha. Se desnudó lentamente y cuando estuvo completamente desnuda, comenzó a tocarse los pechos, los agarraba y los lamía, se acariciaba el abdomen y entre las piernas. <¿Estás viendo esto Javi? Estoy segura que estás del otro lado de la puerta>.
Siguió con la demostración un rato más y luego, al fin, entró a bañarse. Cuando salió no había nadie. Esa noche Eli durmió un poco inquieta.
Al día siguiente era lunes, su madre, como todos los lunes fue al pueblo a comprar provisiones. Eli quedó en casa sola, su primo iba a jugar volley en la playa. Pero esta vez no quiso levantarse. Cuando su madre golpeó la puerta para avisarle que ya salía ella no respondió. Siguió acostada haciéndose la dormida, continúo así incluso una hora después de que su madre ya se había marchado.
- ¿Qué es lo que me molesta? - dijo Eli en voz alta. Estaba confundida. En realidad no sabía la respuesta, pero si sabía que tenía un mal humor desde hace días. Cada día se había dejado ver por su primo un poco más, si es que podía dejarse ver más. Prácticamente su primo la espiaba todos los días en el baño y ahora, ella le dejaba ver más de ella durante todo el día. Se sentía algo puta, ¿Sería eso lo que la molestaba? Al final, Javi estaba ganando. Y estaba ganando de muchas formas. El día anterior, cuando ella llevaba el vestido el siguió molestándola.
- jaja miren eso, la vaca con vestido...
<Estúpido, se masturba viéndome y aún así me llama gorda. Maldito burro> Era eso la causa de malestar, su primo se quemaba las cabezas viéndola, pero aún así él se pasaba los días insulándola. Elizabeth se consideraba así mismoa hermosa, siempre fue algo chubby, incluso ese verano estaba un poco subida de peso pero nunca nadie la había molestado con eso. Que su primo insistiera con eso la enfadaba, quizás por eso ella permitía que él la observase, para que él reconociera su belleza.
<Pero eso se acabó ahora. No necesito su porquería de aprobación>
Decidida se levantó y fue al ducharse para ver si así no sé quitaba el mal humor. Eran las diez de la mañana y tenía la casa para sí sola, al menos hasta el mediodía. Cuando terminó de ducharse salió en dirección a su habitación, de había lavado su rojo pelo, así que, aparte de la toalla que tenía enrrollada al cuerpo para cubrirse, tenía otra toalla más en torno a la cabeza. Entró a su cuarto y vió la cantidad de ropa sucia que tenía allí. <Eli, por andar de puta hasta te olvidas de tus responsabilidades>. Decidió que ese día limpiaría todo lo que no limpió los otros días, así sorprendería a su mamá cuando llegara. Empezó a juntar su ropa y la llevó al lavarropas. Todavía llevaba las toallas como única vestimenta, estaba sola en la saca, y la casa estaba sola en medio de la playa. Antes de empezar a lavar recordó que había dejado más ropa sucia en el baño, razón por la cual se apresuró a ir por ellas.
Cuando subió los escalones del sótano escuchó pasos en el piso de arriba. Elizabeth se detuvo asustada <¿Qué fue ese ruido? Debe de ser Javi que volvió temprano>, subió las escaleras en silencio y cuando alcanzó el pasillo vió que, efectivamente, era su primo quién ya había llegado, él no la vió, pero de igual forma entró apresurado a su habitación, que quedaba al final del pasillo.
<¿Qué estará tramando?>
Elizabeth decidió no hacerle caso. Pensó en vestirse y cortar con todo ese juego erótico al pasar por la puerta de su propia habitación, pero no quiso perder tiempo, iría a dejar la ropa en la lavadora y luego volvería a vestirse. Al entrar al baño se llevó una sorpresa.
Sus ropas no estaban.
Para ser más exactos, el culotte con que se había dormido había desaparecido. También no estaba la ropa interior de su mamá, que había estado ahí cuando ella se bañaba. Solo había remeras.
<¿Pero qué demonios?.... Estaban aquí hace minutos... A menos qué, ese imbécil. Ahora sí se pasó>
Furiosa, Elizabeth salió del baño y fue a la habitación de su primo. Estaba hecha una fiera, había dejado que su primo la viera desnuda, había dejado que él la espiara mientras ella se masturbaba, había permitido que él se burlase de la todas las vacaciones. Se sentía ultrajada moralmente y ahora su primo no solo robó sus bragas, sino también las de su madre. <¿Para qué quiere ese cochino nuestras ropas?>
Al llegar a la puerta la golpeó con fuerza.
- ¡Javi! ¡Sé que estás ahí, abre la puerta ahora! -Elizabeth quedó parada con los brazos cruzados mientras escuchaba los ruidos en la habitación; pasos y luego la cerradura al abrirse. Su primo abrió la puerta, pero solo lo suficiente para mirar afuera.
- ¿Qué mierda quieres vaquita?
Elizabeth no respondió, al menos no con palabras. En vez de eso, empujó la puerta, su primo, sorprendido retrocedió y Elizabeth entró al cuarto cerrando la puerta tras de sí con violencia. Miró por la desarreglada habitación pero no encontró rastro alguno de sus ropas. Volvió la mirada a su primo y le recriminó.
- ¿Dónde están?
- ¿Qué cosa? ¿Acaso te volviste loca?
- Mis bragas y las de mi mamá. Tú te las llevaste.
- Claro que no yo no...
- Idiota - Eli perdía la poca paciencia que tenía. Bajó los brazos a sus costados con los puños cerrados y miró a los ojos a su primo, quién claramente le quitaba dos cabezas de altura. - eres el único que está aquí y hace cinco minutos mi ropa estaba allí ¿Quién más podría ser? Devuélvelas o llamaré a mi tía y le contaré como se comporta su hijo.
Elizabeth notó como su primo se ponía nervioso, incluso lo notó con un poco de miedo. El no supo que responder, obviamente Eli lo había tomado por sorpresa. Luego de algunos minutos, él le respondió.
- Está bien. Están debajo de la cama - se agachó para buscarlos, luego se las tendió - aquí tienes, oye, lo siento, no le cuentes a mí mamá.
<Es un imbécil, es un adulto y aún se comporta como un bebé, es un tonto> Elizabeth tenía ganas de abofetearlo, pero no lo hizo, pensó que el susto ya le serviría de lección. Sentía cómo su orgullo volvía a subir, seguro que hasta nunca másvolvería a llamarla vaca obesa, si lo hacía, Eli lo amenazaría con hablar de lo que pasó. Una vez más lo tenía en sus manos.
Todo iba bien, hasta que en un cruel giro del destino lo cambiaría todo. Una de las ropas se escapó de sus dedos, mientras caía Elizabeth, por reflejo intentó volver a tomarlo, pero al agacharse, la toalla que traía en torno a su cuerpo se soltó del doblez que le había hecho a la altura del seno izquierdo. La toalla cayó al suelo, con las demás ropas que tenía en la mano, y con su dignidad.
Se puso roja al instante, algo irónico pues él ya la había visto desnuda antes, aunque, bien pensado él no sabía que todo lo anterior era a propósito. Esta vez fue un desafortunado accidente.
Elizabeth, avergonzada, se tapó los senos con las manos y tomó de la cabeza la otra toalla que traía y con ella intentó cubrirse. Retrocedió hasta la pared y colocó la toalla frente a ella. A duras penas le tapaba los pechos y el vientre.
Quedó paralizada, muerta de vergüenza y su primo, también. Se quedó parado allí, mirándola con los ojos bien abiertos.
- Vaquita... eres hermosa.
Las palabras la desubicaron, era la primera vez que él le decía que era hermosa, aunque usó de vuelta la palabra "vaquita", Eli, está vez no lo sintió como un insulto.
- Pásame la toalla, por favor.
- No lo haré.
- ¿Qué? Para ya, en serio, pásame la toalla.
- No lo haré. Puedes decirle a quién quieras. Pero no lo haré. Te vi desnuda a través de la puerta y se que tú lo sabes. Ahora quiero verte desnuda aquí mismo
¿Qué era el valor de su primo? ¿De dónde lo había sacado? Hace instantes era un joven dócil y ahora estaba exigiendo. Elizabeth no lo entendía. Estaba llena de vergüenza y su primo estaba frente a ella ordenándole que se mostrase desnuda a él. ¿Por qué le costaba tanto ahora que él estaba ahí? Antes se había desnudado a escondidas sin ningún problema. La situación empezaba a ponerse tensa. <¿Qué demonios voy a hacer? Me tiene atrapada>
- No voy a contar nada a nadie Javi. Por favor, dame la toalla... - Elizabeth dió unos pasos hacia delante pero su primo se interpuso, piso la toalla en el suelo y obstruyó el camino hacia la puerta.
- Quítate eso. Y te dejaré ir.
Elizabeth lo miró atentamente. Ya empezaba a sentir un poco de miedo. ¿Su primo la deseaba tanto como para atreverse a hacer eso? Ya se había atrevido a robar sus ropas del baño, todo podía pasar.
<Mierda. No tengo de otra, ya lo hice antes, que más da ahora>
De modo que, Elizabeth soltó la toalla, la cual cayó a sus pies descalzos. Quedó allí parada, con sus senos al aire, su blanca piel húmeda y sus cabellos rojizos aún mojados. Su monte de Venus estaba bien depilado y Eli cruzaba un poco sus piernas por la vergüenza de la situación. Luchó contra su instinto de cubrirse con las manos.
- Cielos, vaquita, estás bien fuerte - su primo se relamía ante el imponente espectáculo de la desnudez de Eli y empezó a tocarse la entrepierna.
- No me llames así. ¡Y no te toques en frente mío, cochino! - Eli no pudo contenerse más y se cubrió con sus manos - Ya deja de ser burro, pásame la toalla y déjame salir.
Lejos de hacer caso a la petición, Javi se bajo los pantalones y dejó ver una enorme verga que se alzaba en una frondosa erección.
Elizabeth dejó de hablar en ese instante. Era el pene mas grande que había visto en su vida, al menos fuera de películas porno. Tenía como unos veinticinco centímetros de largo y de ancho era tan grande como sus muñecas. Tenía el color de su primo, algo moreno, contrastante con la pálida piel de Elizabeth. A sus ojos, era un extremidad más que le colgaba entre las piernas. Eli quedó atónita, abrió la boca pero no salió palabra alguna.
- ¿Qué pasa vaquita? ¿Le tienes miedo al burro?
- De verdad eres un burro... - fue lo único que pudo decir Eli.
- ¿Por qué no le das una caricia al burro? vaquita obesa.
A Elizabeth ya no le importaba los motes que le daba, tenía un monumental miembro ante ella. Sus reacciones fueron inconscientes y cayó de rodillas ante su primo, quien no perdió oportunidad y se acercó, ofreciéndole todo el esplendor de verga.
- Muy bien vaquita obediente - siguió hablando su primo - muéstrame que aprendiste follando más que yo.
<Idiota, usando mis palabras en contra mía. Dios Eli, ¿Qué estás haciendo?>
Elizabeth agarró el miembro de su primo con ambas manos. Él la tomó de la cabeza y ella lo permitió. Fácilmente la verga era del tamaño de su antebrazo. El glande era enorme y el tronco estaba lleno de venas. Lo acarició un momento, absorta en su tamaño. Su primo la atrajo hacía él, Eli abrió la boca y el pene entró.
Si había una línea, Eli ya lo cruzó. La cabeza era tan grande que no le cabía en la boca. Con la lengua intentaba rodearlo pero no había espacio para moverla. Su primo empujaba su pene y la sujetaba de la cabeza mientras Eli ya empezaba a arrepentirse. <Cielo santo, es tan grande...>
- Vamos vaca obesa, cómetelo...
Elizabeth abrió aún más la boca mientras el pene intentaba entrar. La mandíbula le empezó a doler y su primo metía el miembro con fuerza. Ella no se rindió, empezó a chupar la cabeza, al menos era eso lo que podía meter, y también lamía a los costados, lamió la coronilla del glande y lo chupó con delicadeza. Su primo en cambio, se empeñaba en que meta el pene en su boca.
- Vamos vaca, ¿No te lo vas a comer?
- Es grande, no puedaggff... - la verga la interrumpió en su camino a la garganta. Está vez lo metió con tanta fuerza que entró aún más. Elizabeth sintió que el glande golpeaba su campanilla. Sintió una arcada pero tenía la boca tan llena que al toser le salió la saliva por la nariz. Su primo no la soltó. Incluso con la cabeza tan al fondo el pene apenas había entrado hasta la mitad. Eli empezó a sofocarse, empujó a su primo y por fin pudo sacarse el pene de la boca.
- Imbécil casi me ahogas...
Su primo la ignoró y tomándola en brazos la levantó sin ningún problema y la acostó en su cama. De inmediato abrió las piernas de Eli y buscó penetrarla, ella, al darse cuenta se tapó la vagina con las manos.
- ¡No!
- Vamos vaquita linda, déjame follarte, seré amable.
<Con esa verga me va a romper, Demonios, estoy tan caliente, no puedo hacerlo con él, es mi primo, pero... Pero....>
- Ponte un preservativo, así lo haré - finalmente respondió Eli.
Su primo sonrió. Abrió uno de los cajones de la mesita de luz y quitó un preservativo en su envoltorio. Se lo arrojó a Elizabeth.
- Entonces ponmelo tú.
Eli se sentó en la cama, abrió el empaque y comenzó a desenrollar el condón por la verga de su primo. Estaba erecta y por primera vez Eli tuvo que estirar y agrandar un preservativo al ponerlo. Cuando se terminó de desenrollar aún quedaba un cuarto de verga por cubrir. <Si me mete hasta aquí ya estaré muerta>
Nuevamente, su primo la acostó en la cama, no sin antes aprovechar para manosear, morder y chupar sus senos.
- Tus pechos.... - le decía Javi con uno de sus senos en su boca - son tan... Grandes.. eres una vaca hermosa...
Cuando acabó, otra vez, abrió las piernas de Eli de par en par y fue ella quien colocó la verga en la entrada la vagina. Su primo entonces empujó y Eli se retorció en la cama
- ¡Espera! Despacio... - Su primo empujó otra vez mientras Eli abría sus labios vaginales con sus dedos - mmmmmmm así..
El pene entró lentamente en ella, la cabeza con dificultades pero los propios fluidos de Eli ayudaron a lubricar, con un tercer empujón la verga entró dentro de su vagina. Elizabeth dió un grito cuando lo sintió, nunca antes sintió algo tan grande dentro de ella. Sentía como las paredes de su vagina se expandían para hacer lugar. Cerró los ojos en una mueca de dolor y su primo empezó a follarla.
Primero lentamente, luego, un poco más rápido. El pene lo sentía tan dentro que Eli juraba que lo tenía en el cervix. Ella sentía tanto placer, pero también algo de incomodidad, el pene era tan grande que lo apretaba todo por dentro. Sus pechos saltaban de un lugar a otro y su primo sostenía sus piernas con sus manos. Elizabeth se incorporó un poco para ver la penetración y su corazón dió un vuelco.
Con cada embestida el pene solo le entraba hasta la mitad. Es decir, medio pene aún no la había penetrado. Volvió a recostarse, apenas pudiendo pensar entre las oleadas de placer. Javi empezó a cogerla más y más rápido y
a tomarlo, pero al agacharse, la toalla que traía en torno a su cuerpo se soltó del doblez que le había hecho a la altura del seno izquierdo. La toalla cayó al suelo, con las demás ropas que tenía en la mano, y con su dignidad.
Se puso roja al instante, algo irónico pues él ya la había visto desnuda antes, aunque, bien pensado él no sabía que todo lo anterior era a propósito. Esta vez fue un desafortunado accidente.
Elizabeth, avergonzada, se tapó los senos con las manos y como en la cabeza traía otra toalla, agarró esta y con ella intentó cubrirse. Retrocedió hasta la pared y colocó la toalla frente a ella. A duras penas le tapaba los pechos y el vientre.
Quedó paralizada, muerta de vergüenza y su primo, también. Se quedó parado allí, mirándola con los ojos bien abiertos.
- Vaquita... eres hermosa.
Las palabras la desubicaron, era la primera vez que él le decía que era hermosa, aunque usó de vuelta la palabra "vaquita", Eli, está vez no lo sintió como un insulto.
- Pásame la toalla, por favor.
- No lo haré.
- ¿Qué? Para ya, en serio, pásame la toalla.
- No lo haré. Puedes decirle a quién quieras. Pero no lo haré. Te vi desnuda a través de la puerta y se que tú lo sabes. Ahora quiero verte desnuda aquí mismo
¿Qué era el valor de su primo? ¿De dónde lo había sacado? Hace instantes era un joven dócil y ahora estaba exigiendo. Elizabeth no lo entendía. Estaba llena de vergüenza y su primo estaba frente a ella ordenándole que se mostrase desnuda a él. ¿Por qué le costaba tanto ahora que él estaba ahí? Antes se había desnudado a escondidas sin ningún problema. La situación empezaba a ponerse tensa. <¿Qué demonios voy a hacer? Me tiene atrapada>
- No voy a contar nada a nadie Javi. Por favor, dame la toalla... - Elizabeth dió unos pasos adelante pero su primo se interpuso, piso la toalla en el suelo y obstruyó el camino hacia la puerta.
- Quítate eso. Y te dejaré ir.
Elizabeth lo miró atentamente. Ya empezaba a sentir un poco de miedo. ¿Su primo la deseaba tanto como para atreverse a hacer eso? Ya se había atrevido a robar sus ropas del baño, todo podía pasar.
<Mierda. No tengo de otra, ya lo hice antes, que más da ahora>
De modo que, Elizabeth soltó la toalla, la cual cayó a sus pies descalzos. Quedó allí parada, con sus senos al aire, su blanca piel húmeda y sus cabellos rojizos aún mojados. Su monte de Venus estaba bien depilado y Eli cruzaba un poco sus piernas por la vergüenza dela situación. Luchó contra su instinto de cubrirse con las manos.
- Cielos, vaquita, estás bien fuerte - su primo se relamía ante el imponente espectáculo de la desnudez de Eli y empezó a tocarse la entrepierna.
- No me llames así. ¡Y no te toques en frente mío, cochino! - Eli no pudo contenerse más y se cubrió con sus manos - Ya deja de ser burro, pásame la toalla y déjame salir.
Lejos de hacer caso a la petición, Javi se bajo los pantalones y dejó ver una enorme verga que se alzaba en una frondosa erección.
Elizabeth dejó de hablar en ese instante. Era el pene mas grande que había visto en su vida, al menos fuera de películas porno. Tenía como unos veinticinco centímetros de largo y de ancho era tan grande como sus muñecas. Tenía el color de su primo, algo moreno, contrastante con la pálida piel de Elizabeth. A sus ojos, era un extremidad más que le colgaba entre las piernas. Eli quedó atónita, abrió la boca pero no salió palabra alguna.
- ¿Qué pasa vaquita? ¿Le tienes miedo al burro?
- De verdad eres un burro... - fue lo único que pudo decir Eli.
- Por que no le das una caricia al burro, vaquita obesa.
A Elizabeth ya no le importaba los motes que le daba, tenía un monumental miembro ante ella. Sus reacciones fueron inconscientes y cayó de rodillas ante su primo, quien no perdió oportunidad y se acercó, ofreciéndole todo el esplendor de verga.
- Muy bien vaquita obediente - siguió hablando su primo - muéstrame que aprendiste follando más que yo.
<Idiota, usando mis palabras en contra mía. Dios Eli, ¿Qué estás haciendo?>
Elizabeth agarró el miembro de su primo con ambas manos. Él la tomó de la cabeza y ella lo permitió. Fácilmente la verga era del tamaño de su antebrazo. El glande era enorme y el tronco estaba lleno de venas. Lo acarició un momento, absorta en su tamaño. Su primo no resistió más y la atrajo hacía él, Eli abrió la boca y el pene entró.
Si había una línea, Eli ya lo cruzó. La cabeza era tan grande que no le cabía en la boca. Con la lengua intentaba rodearlo pero no había espacio para moverla. Su primo empujaba su pene y la sujetaba de la cabeza mientras Eli ya empezaba a arrepentirse. <Cielo santo, es tan grande...>
- Vamos vaca obesa, cómetelo...
Elizabeth abrió aún más la boca mientras el pene intentaba entrar. La mandíbula le empezó a doler y su primo metía el miembro con fuerza. Ella no se rindió, empezó a chupar la cabeza, al menos era eso lo que podía meter, y también lamía a los costados, lamió la coronilla del glande y lo chupó con delicadeza. Su primo en cambio, se empeñaba en que meta el pene en su boca.
- Vamos vaca, ¿No te lo vas a comer?
- Es grande, no puedaggff... - la verga la interrumpió en su camino a la garganta. Está vez lo metió con tanta fuerza que entró aún más. Elizabeth sintió que el glande golpeaba su campanilla. Sintió una arcada pero tenía la boca tan llena que al toser le salió la saliva por la nariz. Su primo no la soltó. Incluso con la cabeza tan al fondo el pene apenas había entrado hasta la mitad. Eli empezó a sofocarse, empujó a su primo y por fin pudo sacarse el pene de la boca.
- Imbécil casi me ahogas...
Su primo la ignoró y tomándola en brazos la levantó sin ningún problema y la acostó en su cama. De inmediato abrió las piernas de Eli y buscó penetrarla, ella, al darse cuenta se tapó la vagina con las manos.
- ¡No!
- Vamos vaquita linda, déjame follarte, seré amable.
<Con esa verga me va a romper, Demonios, estoy tan caliente, ni puedo hacerlo con él, es mi primo, pero... Pero....>
- Ponte un preservativo, solo así - finalmente respondió Eli.
Su primo sonrió. Abrió uno de los cajones de la mesita de luz y quitó un preservativo en su envoltorio. Se lo arrojó a Elizabeth.
- Entonces ponmelo tú.
Eli se sentó en la cama, abrió el empaque y comenzó a desenrollar el condón por la verga de su primo. Estaba erecta y por primera vez Eli tuvo que estirar y agrandar el preservativo al ponerlo. Cuando se terminó de desenrollar aún quedaba un cuarto de verga por cubrir. <Si me mete hasta aquí ya estaré muerta>
Nuevamente, su primo la acostó en la cama, no sin antes aprovechar para manosear, morder y chupar sus senos.
- Tus pechos.... - le decía Javi con uno de sus senos en su boca - son tan... Grandes.. eres una vaca hermosa...
Cuando acabó, otra vez, abrió las piernas de Eli de par en par y fue ella quien colocó la verga en la entrada de su vulva. Su primo entonces empujó y Eli se retorció en la cama
- ¡Espera! Despacio... - Su primo empujó otra vez mientras Eli abría sus labios vaginales con sus dedos - mmmmmmm así..
El pene entró lentamente en ella, la cabeza con dificultades pero los propios fluidos de Eli ayudaron a lubricar, con un tercer empujón la verga entró dentro de su vagina. Elizabeth dió un grito cuando lo siento, nunca antes sintió algo tan grande dentro de ella. Sentía como las paredes de su vagina se expandían para hacer lugar. Cerró los ojos en una mueca de dolor y su primo empezó a follarla.
Primero lentamente, luego, un poco más rápido. El pene lo sentía tan dentro que Eli juraba que lo tenía en el cervix. Ella sentía tanto placer, pero también algo de incomodidad, el pene era tan grande que lo apretaba todo por dentro. Sus pechos saltaban de un lugar a otro y su primo sostenía sus piernas con sus manos. Elizabeth se incorporó un poco para ver la penetración y su corazón dió un vuelco.
Con cada embestida el pene solo le entraba hasta la mitad.
Es decir, medio pene aún no la había penetrado. Volvió a recostarse, apenas pudiendo pensar entre las oleadas de placer. Javi empezó a cogerla más y más rápido y la pobre Eli no podía atajar sus gemidos.
- aaaah! Aa! Mmmmm
Las piernas de Elizabeth colgaban en el aire mientas su primo las manoseaba. Las ponía en sus hombros, las abría, las doblaba y las cruzaba, todo mientras penetraba con media polla a su prima.
Elizabeth estaba al borde de la locura, cuando de repente Javi se detuvo. Quitó el pene de ella y Eli gritó por la sensación, pareciera que le hubieran quitado parte de ella.
- ¿Qué, qué pasa? - preguntó extasiada.
- Voltéate... De a cuatro... Como una vaca
- ¡Qué no me llames así!
- Pero si eso eres, una vaquita bastante hermosa. Ponte en cuatro para que te pueda follar.
Elizabeth no aguantaba sus insultos. Pero, al mismo tiempo quería sentir lo que sentía hace rato, era la polla más grande que había visto y cuando lo tenía dentro no podía explicar lo que sentía.
Así que, tragando su orgullo, se volteó y se colocó a cuatro patas. Su primo, al ver la cola de Eli a su merced empezó a tocarla, para a continuación, plantarle una mordida al cachete derecho
- Ay! Bruto, basta. Empieza ya, y por favor, no seas tan brusco.
Esta vez, su primo le obedeció. Pero solo la primera parte, por que apenas la penetró empezó a moverse con tal intensidad que a Eli le salieron unos cuantos gritos incontenibles.
También gritaba cuando su primo le daba nalgadas, pues, por cada tres o cuatro penetraciones ella recibía una palmada en sus blancas nalgas. No tardaron en quedarse rojas.
- Aaaaah, vaca, me... Me vengo...
- aaaaaa!! Aaaaaammmmpffff aaaa! - por más que Eli se concentrara en hablar no podía hacerlo, tenía que morderse los labios para evitar gritar como una loca, apretaba las sábanas para no desfallecer.
De improvisto, su primo, como anteriormente lo hizo, quitó la verga del interior de Eli, quién al no sentirla giró para ver el porqué de esa acción. Su primo, en ese momento, subió la cabeza desde la vagina a su ano. Al sentirlo Elizabeth gritó.
- ¡No! ¡No! ¡No! Eso si que no... Si se te ocurra..
- Voy a romperte el culo vaquita..
- No, ¡Detente! Nooo esperaaa.. ¡NOOO! AAAAAAA!!!!
Su primo la sujetó con un brazo de su cintura mientras con el otro apuntaba en su culo. Con un empujón Eli sintió como la verga le entraba, pareciera que le entraba un brazo entero. Dió el grito más fuerte que en su vida haya dado y también empezó a rogar.
- Para, detente no, así no, Javi, por favor, yo te ayudo, pero así no...
- Muy bien vaquita, así buena te quiero más...
<¿Eres tan puta Eli que dejarás que tu primo te parta es dos?> Se castigaba Eli con sus pensamientos, pero sus acciones decían otra cosa. Elizabeth apoyó el rostro contra la cama, levantó la cola lo más que pudo, escupió en sus manos y se los llevó a su ano. Su primo seguro estaba delirando cuando ella se metió los dedos en el culo. Intentaba dilatarse antes de recibir ese enorme miembro. Cuando ya no sintió dolor al meterse un dedo y al sentir que estaba lo suficientemente mojada, ella le dió la orden de empezar, abrió sus nalgas con sus manos, mordió la sábana, cerró los ojos y le regaló a su primo uno de sus agujeros más sagrados.
El pene de Javi tocó su ano, empujó con fuerza y el esfínter no resistió la presión, la polla resbaló y el anillo del culo de Eli se abrió tanto que pensó que se iba a romper, mordió las sábanas tan fuertes que sus dientes rechinaban. Su primo no aflojó el empuje y más de la verga entró en ella, cuando iba a la mitad Elizabeth ya no lo pudo soportar.
- Aaaau! Ay! - gritó abriendo sus ojos - ¡Sácalo! ¡No lo aguanto!
Pero su primo no la escuchó, sino que se subió a la cama y la sujetó la cintura con las manos.
- ¡No! Auuu! - Eli, en su desesperación levantó el torso - alto, me vas... Me vas a partir...
El pene seguía en su culo, entraba cada vez más y por la actitud de Javi Eli supo que no se detendría.
- No Javi, no... Por favor.. soy... Soy tu vaquita... Por favor ¡no me hagas esto! ¡NOOO! JAVI NOOOOOO....
Elizabeth, totalmente asustada se lanzó de bruces a la cama en un intento de escapar pero su primo la siguió en la caída. Ella estaba acostada boca abajo en la cama y su primo estaba acostado sobre ella con su verga clavada en su culo. Elizabeth intento empujarlo mientas movía las piernas pero él simplemente la abrazó, sujetó su pechos y empezó a saltar sobre ella, moviendo sus caderas.
Elizabeth no podía moverse y mucho menos escapar. Su primo la follaba ahora con fuerza y ella solo podía gritar. Sus primeras lágrimas empezaron a caer y un gritó de dolor le rompió la garganta cuando, de un golpe, su primo metió la verga entera dentro de ella. Eli nunca jamás sintió algo así, sintió su consciencia irse, no sabía si cerraba los ojos o no, solo sabía que dentro de ella no había espacio sin ocupar.
Su primo al sentir que la había penetrado por completo también empezó a gemir. Y entonces si empezó a cogerla.
Elizabeth recibió la follada más brutal de su vida. El pene entraba por completo en su recto, para salir hasta la mitad y volver a entrar. Sus piernas temblaban y un hilo de saliva caía desde su boca a la cama. La follada siguió unos segundos que parecieron horas y Elizabeth, llorando, pudo sentir como su primo eyaculaba dentro de su culo. Sintió el tibio líquido en sus entrañas.
Tardó un segundo en darse cuenta y recobrar consciencia.
- idiota! Te quitaste el preservativo!
- Si. Así te marco mejor mi vaquita - su primo le dió un beso en la mejilla y se tiró a un costado, como toda su verga estaba dentro de Elizabeth, ella también giró y quedaron en cucharita acostados en la cama.
Él aún mantenía su pene en una completa penetración. Elizabeth jamás pensó que pudiese tener todo eso dentro. Incluso su primo aún empujaba el pene y ella podía sentirlo. Sonrió y se tocó el vientre, con sus dedos presionó un poco arriba del ombligo, allí donde sentía la presión de la verga por dentro. <Increíble, lo siento tan adentro mío>
- Bueno - dijo aceptando Eli - eso si, me has marcado, ahora soy tu vaquita.
- Hasta que al fin lo aceptas.
- Dime, ¿Me consideras linda? O de verdad me llamas obesa...
- No - le respondió su primo mientras apretaba uno de sus senos y, lentamente, quitaba su pene del culo de Eli - No eres obesa, eres mi vaquita, y eres realmente hermosa.
Elizabeth cerró los ojos, concentrada en sentir la polla salir de ella. Lo sintió salir a la mitad, para después sentir como volvía a entrar. Volvió a mirar a su primo. Él se había incorporado a medias y se esforzaba por cogerla.
Esta vez, Eli, con una mano abrió una de sus nalgas, sentía el semen lubricar y su ano estaba tan abierto que no se iba a cerrar en días.
Su primo empezó a follarla lentamente, metiendo completamente la verga, dejándolo dentro y volviendo a quitarlo.
- Tienes un hermoso culo... aprietas tanto ..
- Yo no aprieto - le dijo Eli - Tú eres el me aprieta a mí.
- Eli... Tú puedes? - su primo dudó, no solía llamarla por su nombre, quedó pensando en lo que había dicho - Entonces ¿Tú puedes apretarlo más?
Elizabeth lo miró por un momento <qué energía, acaba de montarme y aún así...> Le respondió que sí con la cabeza y se preparó para lo que venía. Elizabeth, apretó con todas sus fuerzas mientras su primo subía una de sus piernas a sus hombros.
No hace falta decir que Eli sufrió todo lo que podía sufrir semejante usó. Nadie nunca la había utilizado así.
Eli gritó, lloró y se resistió. Pero, como su primo lo había pedido, ella siguió apretando.
<Soy su vaquita... Si... Soy su vaquita>
######
Espera la tercera y última parte muy pronto!
http://www.poringa.net/posts/relatos/3501917/29-A-Eli-le-gusta-que-la-miren-primera-parte.html
Las cosas sucedieron exactamente como Eli las planeó. Desde el incidente con su primo habían pasado dos días, dos días enteros en los que ella había jugado con él. Se había dispuesto a hacerle pasar situaciones incómodas, pero aún no estaba segura de cómo iba a acabar toda la historia. Lo que más se repetía era que no iba a pasar de los simples juegos que ella le planteaba. Dentro de todo, Javi seguía siendo su primo, acostarse con él no era una de las cosas que ella deseara, aunque si era honesta con sigo misma, si deseaba el acto que implica acostarse con alguien. Hacía mucho que no tenía sexo y masturbarse mientras su primo la espiaba ya estaba empezando a aburrirla.
Había ideado varias formas de calentar a su primo. Prácticamente todos los días no llevaba ropa interior, con el calor que hacía su madre no le decía nada al respecto. Era una buena excusa. Sus pechos se le marcaban en las remeras de algodón y en la tarde ya estaba complemente sudada, de modo que los pezones se le notaban a través de la tela.
Pasaron más días de la última semana que quedaba, Eli ese día llevó puesto un vestido y como siempre nada debajo. Ella no habituaba llevar faldas pero ese día andaba un poco más juguetona que lo normal, así que decidió darle el gusto a su primo. Aunque su mamá estaba con ellos Elizabeth disimulaba muy bien ante ella. Tanto, que en pleno comedor abría las piernas mientras hablaba con ella mientras su primo, que también estaba en la conversación se esforzaba para que Eli no notase que él la devoraba con los ojos clavados entre sus piernas <mira todo lo que quieras, tonto del culo >.
Así se pasaba todo el día. Cuando llegó la noche Eli fue a ducharse y como lo había hecho los días anteriores, dió un pequeño show antes de entrar a la ducha. Se desnudó lentamente y cuando estuvo completamente desnuda, comenzó a tocarse los pechos, los agarraba y los lamía, se acariciaba el abdomen y entre las piernas. <¿Estás viendo esto Javi? Estoy segura que estás del otro lado de la puerta>.
Siguió con la demostración un rato más y luego, al fin, entró a bañarse. Cuando salió no había nadie. Esa noche Eli durmió un poco inquieta.
Al día siguiente era lunes, su madre, como todos los lunes fue al pueblo a comprar provisiones. Eli quedó en casa sola, su primo iba a jugar volley en la playa. Pero esta vez no quiso levantarse. Cuando su madre golpeó la puerta para avisarle que ya salía ella no respondió. Siguió acostada haciéndose la dormida, continúo así incluso una hora después de que su madre ya se había marchado.
- ¿Qué es lo que me molesta? - dijo Eli en voz alta. Estaba confundida. En realidad no sabía la respuesta, pero si sabía que tenía un mal humor desde hace días. Cada día se había dejado ver por su primo un poco más, si es que podía dejarse ver más. Prácticamente su primo la espiaba todos los días en el baño y ahora, ella le dejaba ver más de ella durante todo el día. Se sentía algo puta, ¿Sería eso lo que la molestaba? Al final, Javi estaba ganando. Y estaba ganando de muchas formas. El día anterior, cuando ella llevaba el vestido el siguió molestándola.
- jaja miren eso, la vaca con vestido...
<Estúpido, se masturba viéndome y aún así me llama gorda. Maldito burro> Era eso la causa de malestar, su primo se quemaba las cabezas viéndola, pero aún así él se pasaba los días insulándola. Elizabeth se consideraba así mismoa hermosa, siempre fue algo chubby, incluso ese verano estaba un poco subida de peso pero nunca nadie la había molestado con eso. Que su primo insistiera con eso la enfadaba, quizás por eso ella permitía que él la observase, para que él reconociera su belleza.
<Pero eso se acabó ahora. No necesito su porquería de aprobación>
Decidida se levantó y fue al ducharse para ver si así no sé quitaba el mal humor. Eran las diez de la mañana y tenía la casa para sí sola, al menos hasta el mediodía. Cuando terminó de ducharse salió en dirección a su habitación, de había lavado su rojo pelo, así que, aparte de la toalla que tenía enrrollada al cuerpo para cubrirse, tenía otra toalla más en torno a la cabeza. Entró a su cuarto y vió la cantidad de ropa sucia que tenía allí. <Eli, por andar de puta hasta te olvidas de tus responsabilidades>. Decidió que ese día limpiaría todo lo que no limpió los otros días, así sorprendería a su mamá cuando llegara. Empezó a juntar su ropa y la llevó al lavarropas. Todavía llevaba las toallas como única vestimenta, estaba sola en la saca, y la casa estaba sola en medio de la playa. Antes de empezar a lavar recordó que había dejado más ropa sucia en el baño, razón por la cual se apresuró a ir por ellas.
Cuando subió los escalones del sótano escuchó pasos en el piso de arriba. Elizabeth se detuvo asustada <¿Qué fue ese ruido? Debe de ser Javi que volvió temprano>, subió las escaleras en silencio y cuando alcanzó el pasillo vió que, efectivamente, era su primo quién ya había llegado, él no la vió, pero de igual forma entró apresurado a su habitación, que quedaba al final del pasillo.
<¿Qué estará tramando?>
Elizabeth decidió no hacerle caso. Pensó en vestirse y cortar con todo ese juego erótico al pasar por la puerta de su propia habitación, pero no quiso perder tiempo, iría a dejar la ropa en la lavadora y luego volvería a vestirse. Al entrar al baño se llevó una sorpresa.
Sus ropas no estaban.
Para ser más exactos, el culotte con que se había dormido había desaparecido. También no estaba la ropa interior de su mamá, que había estado ahí cuando ella se bañaba. Solo había remeras.
<¿Pero qué demonios?.... Estaban aquí hace minutos... A menos qué, ese imbécil. Ahora sí se pasó>
Furiosa, Elizabeth salió del baño y fue a la habitación de su primo. Estaba hecha una fiera, había dejado que su primo la viera desnuda, había dejado que él la espiara mientras ella se masturbaba, había permitido que él se burlase de la todas las vacaciones. Se sentía ultrajada moralmente y ahora su primo no solo robó sus bragas, sino también las de su madre. <¿Para qué quiere ese cochino nuestras ropas?>
Al llegar a la puerta la golpeó con fuerza.
- ¡Javi! ¡Sé que estás ahí, abre la puerta ahora! -Elizabeth quedó parada con los brazos cruzados mientras escuchaba los ruidos en la habitación; pasos y luego la cerradura al abrirse. Su primo abrió la puerta, pero solo lo suficiente para mirar afuera.
- ¿Qué mierda quieres vaquita?
Elizabeth no respondió, al menos no con palabras. En vez de eso, empujó la puerta, su primo, sorprendido retrocedió y Elizabeth entró al cuarto cerrando la puerta tras de sí con violencia. Miró por la desarreglada habitación pero no encontró rastro alguno de sus ropas. Volvió la mirada a su primo y le recriminó.
- ¿Dónde están?
- ¿Qué cosa? ¿Acaso te volviste loca?
- Mis bragas y las de mi mamá. Tú te las llevaste.
- Claro que no yo no...
- Idiota - Eli perdía la poca paciencia que tenía. Bajó los brazos a sus costados con los puños cerrados y miró a los ojos a su primo, quién claramente le quitaba dos cabezas de altura. - eres el único que está aquí y hace cinco minutos mi ropa estaba allí ¿Quién más podría ser? Devuélvelas o llamaré a mi tía y le contaré como se comporta su hijo.
Elizabeth notó como su primo se ponía nervioso, incluso lo notó con un poco de miedo. El no supo que responder, obviamente Eli lo había tomado por sorpresa. Luego de algunos minutos, él le respondió.
- Está bien. Están debajo de la cama - se agachó para buscarlos, luego se las tendió - aquí tienes, oye, lo siento, no le cuentes a mí mamá.
<Es un imbécil, es un adulto y aún se comporta como un bebé, es un tonto> Elizabeth tenía ganas de abofetearlo, pero no lo hizo, pensó que el susto ya le serviría de lección. Sentía cómo su orgullo volvía a subir, seguro que hasta nunca másvolvería a llamarla vaca obesa, si lo hacía, Eli lo amenazaría con hablar de lo que pasó. Una vez más lo tenía en sus manos.
Todo iba bien, hasta que en un cruel giro del destino lo cambiaría todo. Una de las ropas se escapó de sus dedos, mientras caía Elizabeth, por reflejo intentó volver a tomarlo, pero al agacharse, la toalla que traía en torno a su cuerpo se soltó del doblez que le había hecho a la altura del seno izquierdo. La toalla cayó al suelo, con las demás ropas que tenía en la mano, y con su dignidad.
Se puso roja al instante, algo irónico pues él ya la había visto desnuda antes, aunque, bien pensado él no sabía que todo lo anterior era a propósito. Esta vez fue un desafortunado accidente.
Elizabeth, avergonzada, se tapó los senos con las manos y tomó de la cabeza la otra toalla que traía y con ella intentó cubrirse. Retrocedió hasta la pared y colocó la toalla frente a ella. A duras penas le tapaba los pechos y el vientre.
Quedó paralizada, muerta de vergüenza y su primo, también. Se quedó parado allí, mirándola con los ojos bien abiertos.
- Vaquita... eres hermosa.
Las palabras la desubicaron, era la primera vez que él le decía que era hermosa, aunque usó de vuelta la palabra "vaquita", Eli, está vez no lo sintió como un insulto.
- Pásame la toalla, por favor.
- No lo haré.
- ¿Qué? Para ya, en serio, pásame la toalla.
- No lo haré. Puedes decirle a quién quieras. Pero no lo haré. Te vi desnuda a través de la puerta y se que tú lo sabes. Ahora quiero verte desnuda aquí mismo
¿Qué era el valor de su primo? ¿De dónde lo había sacado? Hace instantes era un joven dócil y ahora estaba exigiendo. Elizabeth no lo entendía. Estaba llena de vergüenza y su primo estaba frente a ella ordenándole que se mostrase desnuda a él. ¿Por qué le costaba tanto ahora que él estaba ahí? Antes se había desnudado a escondidas sin ningún problema. La situación empezaba a ponerse tensa. <¿Qué demonios voy a hacer? Me tiene atrapada>
- No voy a contar nada a nadie Javi. Por favor, dame la toalla... - Elizabeth dió unos pasos hacia delante pero su primo se interpuso, piso la toalla en el suelo y obstruyó el camino hacia la puerta.
- Quítate eso. Y te dejaré ir.
Elizabeth lo miró atentamente. Ya empezaba a sentir un poco de miedo. ¿Su primo la deseaba tanto como para atreverse a hacer eso? Ya se había atrevido a robar sus ropas del baño, todo podía pasar.
<Mierda. No tengo de otra, ya lo hice antes, que más da ahora>
De modo que, Elizabeth soltó la toalla, la cual cayó a sus pies descalzos. Quedó allí parada, con sus senos al aire, su blanca piel húmeda y sus cabellos rojizos aún mojados. Su monte de Venus estaba bien depilado y Eli cruzaba un poco sus piernas por la vergüenza de la situación. Luchó contra su instinto de cubrirse con las manos.
- Cielos, vaquita, estás bien fuerte - su primo se relamía ante el imponente espectáculo de la desnudez de Eli y empezó a tocarse la entrepierna.
- No me llames así. ¡Y no te toques en frente mío, cochino! - Eli no pudo contenerse más y se cubrió con sus manos - Ya deja de ser burro, pásame la toalla y déjame salir.
Lejos de hacer caso a la petición, Javi se bajo los pantalones y dejó ver una enorme verga que se alzaba en una frondosa erección.
Elizabeth dejó de hablar en ese instante. Era el pene mas grande que había visto en su vida, al menos fuera de películas porno. Tenía como unos veinticinco centímetros de largo y de ancho era tan grande como sus muñecas. Tenía el color de su primo, algo moreno, contrastante con la pálida piel de Elizabeth. A sus ojos, era un extremidad más que le colgaba entre las piernas. Eli quedó atónita, abrió la boca pero no salió palabra alguna.
- ¿Qué pasa vaquita? ¿Le tienes miedo al burro?
- De verdad eres un burro... - fue lo único que pudo decir Eli.
- ¿Por qué no le das una caricia al burro? vaquita obesa.
A Elizabeth ya no le importaba los motes que le daba, tenía un monumental miembro ante ella. Sus reacciones fueron inconscientes y cayó de rodillas ante su primo, quien no perdió oportunidad y se acercó, ofreciéndole todo el esplendor de verga.
- Muy bien vaquita obediente - siguió hablando su primo - muéstrame que aprendiste follando más que yo.
<Idiota, usando mis palabras en contra mía. Dios Eli, ¿Qué estás haciendo?>
Elizabeth agarró el miembro de su primo con ambas manos. Él la tomó de la cabeza y ella lo permitió. Fácilmente la verga era del tamaño de su antebrazo. El glande era enorme y el tronco estaba lleno de venas. Lo acarició un momento, absorta en su tamaño. Su primo la atrajo hacía él, Eli abrió la boca y el pene entró.
Si había una línea, Eli ya lo cruzó. La cabeza era tan grande que no le cabía en la boca. Con la lengua intentaba rodearlo pero no había espacio para moverla. Su primo empujaba su pene y la sujetaba de la cabeza mientras Eli ya empezaba a arrepentirse. <Cielo santo, es tan grande...>
- Vamos vaca obesa, cómetelo...
Elizabeth abrió aún más la boca mientras el pene intentaba entrar. La mandíbula le empezó a doler y su primo metía el miembro con fuerza. Ella no se rindió, empezó a chupar la cabeza, al menos era eso lo que podía meter, y también lamía a los costados, lamió la coronilla del glande y lo chupó con delicadeza. Su primo en cambio, se empeñaba en que meta el pene en su boca.
- Vamos vaca, ¿No te lo vas a comer?
- Es grande, no puedaggff... - la verga la interrumpió en su camino a la garganta. Está vez lo metió con tanta fuerza que entró aún más. Elizabeth sintió que el glande golpeaba su campanilla. Sintió una arcada pero tenía la boca tan llena que al toser le salió la saliva por la nariz. Su primo no la soltó. Incluso con la cabeza tan al fondo el pene apenas había entrado hasta la mitad. Eli empezó a sofocarse, empujó a su primo y por fin pudo sacarse el pene de la boca.
- Imbécil casi me ahogas...
Su primo la ignoró y tomándola en brazos la levantó sin ningún problema y la acostó en su cama. De inmediato abrió las piernas de Eli y buscó penetrarla, ella, al darse cuenta se tapó la vagina con las manos.
- ¡No!
- Vamos vaquita linda, déjame follarte, seré amable.
<Con esa verga me va a romper, Demonios, estoy tan caliente, no puedo hacerlo con él, es mi primo, pero... Pero....>
- Ponte un preservativo, así lo haré - finalmente respondió Eli.
Su primo sonrió. Abrió uno de los cajones de la mesita de luz y quitó un preservativo en su envoltorio. Se lo arrojó a Elizabeth.
- Entonces ponmelo tú.
Eli se sentó en la cama, abrió el empaque y comenzó a desenrollar el condón por la verga de su primo. Estaba erecta y por primera vez Eli tuvo que estirar y agrandar un preservativo al ponerlo. Cuando se terminó de desenrollar aún quedaba un cuarto de verga por cubrir. <Si me mete hasta aquí ya estaré muerta>
Nuevamente, su primo la acostó en la cama, no sin antes aprovechar para manosear, morder y chupar sus senos.
- Tus pechos.... - le decía Javi con uno de sus senos en su boca - son tan... Grandes.. eres una vaca hermosa...
Cuando acabó, otra vez, abrió las piernas de Eli de par en par y fue ella quien colocó la verga en la entrada la vagina. Su primo entonces empujó y Eli se retorció en la cama
- ¡Espera! Despacio... - Su primo empujó otra vez mientras Eli abría sus labios vaginales con sus dedos - mmmmmmm así..
El pene entró lentamente en ella, la cabeza con dificultades pero los propios fluidos de Eli ayudaron a lubricar, con un tercer empujón la verga entró dentro de su vagina. Elizabeth dió un grito cuando lo sintió, nunca antes sintió algo tan grande dentro de ella. Sentía como las paredes de su vagina se expandían para hacer lugar. Cerró los ojos en una mueca de dolor y su primo empezó a follarla.
Primero lentamente, luego, un poco más rápido. El pene lo sentía tan dentro que Eli juraba que lo tenía en el cervix. Ella sentía tanto placer, pero también algo de incomodidad, el pene era tan grande que lo apretaba todo por dentro. Sus pechos saltaban de un lugar a otro y su primo sostenía sus piernas con sus manos. Elizabeth se incorporó un poco para ver la penetración y su corazón dió un vuelco.
Con cada embestida el pene solo le entraba hasta la mitad. Es decir, medio pene aún no la había penetrado. Volvió a recostarse, apenas pudiendo pensar entre las oleadas de placer. Javi empezó a cogerla más y más rápido y
a tomarlo, pero al agacharse, la toalla que traía en torno a su cuerpo se soltó del doblez que le había hecho a la altura del seno izquierdo. La toalla cayó al suelo, con las demás ropas que tenía en la mano, y con su dignidad.
Se puso roja al instante, algo irónico pues él ya la había visto desnuda antes, aunque, bien pensado él no sabía que todo lo anterior era a propósito. Esta vez fue un desafortunado accidente.
Elizabeth, avergonzada, se tapó los senos con las manos y como en la cabeza traía otra toalla, agarró esta y con ella intentó cubrirse. Retrocedió hasta la pared y colocó la toalla frente a ella. A duras penas le tapaba los pechos y el vientre.
Quedó paralizada, muerta de vergüenza y su primo, también. Se quedó parado allí, mirándola con los ojos bien abiertos.
- Vaquita... eres hermosa.
Las palabras la desubicaron, era la primera vez que él le decía que era hermosa, aunque usó de vuelta la palabra "vaquita", Eli, está vez no lo sintió como un insulto.
- Pásame la toalla, por favor.
- No lo haré.
- ¿Qué? Para ya, en serio, pásame la toalla.
- No lo haré. Puedes decirle a quién quieras. Pero no lo haré. Te vi desnuda a través de la puerta y se que tú lo sabes. Ahora quiero verte desnuda aquí mismo
¿Qué era el valor de su primo? ¿De dónde lo había sacado? Hace instantes era un joven dócil y ahora estaba exigiendo. Elizabeth no lo entendía. Estaba llena de vergüenza y su primo estaba frente a ella ordenándole que se mostrase desnuda a él. ¿Por qué le costaba tanto ahora que él estaba ahí? Antes se había desnudado a escondidas sin ningún problema. La situación empezaba a ponerse tensa. <¿Qué demonios voy a hacer? Me tiene atrapada>
- No voy a contar nada a nadie Javi. Por favor, dame la toalla... - Elizabeth dió unos pasos adelante pero su primo se interpuso, piso la toalla en el suelo y obstruyó el camino hacia la puerta.
- Quítate eso. Y te dejaré ir.
Elizabeth lo miró atentamente. Ya empezaba a sentir un poco de miedo. ¿Su primo la deseaba tanto como para atreverse a hacer eso? Ya se había atrevido a robar sus ropas del baño, todo podía pasar.
<Mierda. No tengo de otra, ya lo hice antes, que más da ahora>
De modo que, Elizabeth soltó la toalla, la cual cayó a sus pies descalzos. Quedó allí parada, con sus senos al aire, su blanca piel húmeda y sus cabellos rojizos aún mojados. Su monte de Venus estaba bien depilado y Eli cruzaba un poco sus piernas por la vergüenza dela situación. Luchó contra su instinto de cubrirse con las manos.
- Cielos, vaquita, estás bien fuerte - su primo se relamía ante el imponente espectáculo de la desnudez de Eli y empezó a tocarse la entrepierna.
- No me llames así. ¡Y no te toques en frente mío, cochino! - Eli no pudo contenerse más y se cubrió con sus manos - Ya deja de ser burro, pásame la toalla y déjame salir.
Lejos de hacer caso a la petición, Javi se bajo los pantalones y dejó ver una enorme verga que se alzaba en una frondosa erección.
Elizabeth dejó de hablar en ese instante. Era el pene mas grande que había visto en su vida, al menos fuera de películas porno. Tenía como unos veinticinco centímetros de largo y de ancho era tan grande como sus muñecas. Tenía el color de su primo, algo moreno, contrastante con la pálida piel de Elizabeth. A sus ojos, era un extremidad más que le colgaba entre las piernas. Eli quedó atónita, abrió la boca pero no salió palabra alguna.
- ¿Qué pasa vaquita? ¿Le tienes miedo al burro?
- De verdad eres un burro... - fue lo único que pudo decir Eli.
- Por que no le das una caricia al burro, vaquita obesa.
A Elizabeth ya no le importaba los motes que le daba, tenía un monumental miembro ante ella. Sus reacciones fueron inconscientes y cayó de rodillas ante su primo, quien no perdió oportunidad y se acercó, ofreciéndole todo el esplendor de verga.
- Muy bien vaquita obediente - siguió hablando su primo - muéstrame que aprendiste follando más que yo.
<Idiota, usando mis palabras en contra mía. Dios Eli, ¿Qué estás haciendo?>
Elizabeth agarró el miembro de su primo con ambas manos. Él la tomó de la cabeza y ella lo permitió. Fácilmente la verga era del tamaño de su antebrazo. El glande era enorme y el tronco estaba lleno de venas. Lo acarició un momento, absorta en su tamaño. Su primo no resistió más y la atrajo hacía él, Eli abrió la boca y el pene entró.
Si había una línea, Eli ya lo cruzó. La cabeza era tan grande que no le cabía en la boca. Con la lengua intentaba rodearlo pero no había espacio para moverla. Su primo empujaba su pene y la sujetaba de la cabeza mientras Eli ya empezaba a arrepentirse. <Cielo santo, es tan grande...>
- Vamos vaca obesa, cómetelo...
Elizabeth abrió aún más la boca mientras el pene intentaba entrar. La mandíbula le empezó a doler y su primo metía el miembro con fuerza. Ella no se rindió, empezó a chupar la cabeza, al menos era eso lo que podía meter, y también lamía a los costados, lamió la coronilla del glande y lo chupó con delicadeza. Su primo en cambio, se empeñaba en que meta el pene en su boca.
- Vamos vaca, ¿No te lo vas a comer?
- Es grande, no puedaggff... - la verga la interrumpió en su camino a la garganta. Está vez lo metió con tanta fuerza que entró aún más. Elizabeth sintió que el glande golpeaba su campanilla. Sintió una arcada pero tenía la boca tan llena que al toser le salió la saliva por la nariz. Su primo no la soltó. Incluso con la cabeza tan al fondo el pene apenas había entrado hasta la mitad. Eli empezó a sofocarse, empujó a su primo y por fin pudo sacarse el pene de la boca.
- Imbécil casi me ahogas...
Su primo la ignoró y tomándola en brazos la levantó sin ningún problema y la acostó en su cama. De inmediato abrió las piernas de Eli y buscó penetrarla, ella, al darse cuenta se tapó la vagina con las manos.
- ¡No!
- Vamos vaquita linda, déjame follarte, seré amable.
<Con esa verga me va a romper, Demonios, estoy tan caliente, ni puedo hacerlo con él, es mi primo, pero... Pero....>
- Ponte un preservativo, solo así - finalmente respondió Eli.
Su primo sonrió. Abrió uno de los cajones de la mesita de luz y quitó un preservativo en su envoltorio. Se lo arrojó a Elizabeth.
- Entonces ponmelo tú.
Eli se sentó en la cama, abrió el empaque y comenzó a desenrollar el condón por la verga de su primo. Estaba erecta y por primera vez Eli tuvo que estirar y agrandar el preservativo al ponerlo. Cuando se terminó de desenrollar aún quedaba un cuarto de verga por cubrir. <Si me mete hasta aquí ya estaré muerta>
Nuevamente, su primo la acostó en la cama, no sin antes aprovechar para manosear, morder y chupar sus senos.
- Tus pechos.... - le decía Javi con uno de sus senos en su boca - son tan... Grandes.. eres una vaca hermosa...
Cuando acabó, otra vez, abrió las piernas de Eli de par en par y fue ella quien colocó la verga en la entrada de su vulva. Su primo entonces empujó y Eli se retorció en la cama
- ¡Espera! Despacio... - Su primo empujó otra vez mientras Eli abría sus labios vaginales con sus dedos - mmmmmmm así..
El pene entró lentamente en ella, la cabeza con dificultades pero los propios fluidos de Eli ayudaron a lubricar, con un tercer empujón la verga entró dentro de su vagina. Elizabeth dió un grito cuando lo siento, nunca antes sintió algo tan grande dentro de ella. Sentía como las paredes de su vagina se expandían para hacer lugar. Cerró los ojos en una mueca de dolor y su primo empezó a follarla.
Primero lentamente, luego, un poco más rápido. El pene lo sentía tan dentro que Eli juraba que lo tenía en el cervix. Ella sentía tanto placer, pero también algo de incomodidad, el pene era tan grande que lo apretaba todo por dentro. Sus pechos saltaban de un lugar a otro y su primo sostenía sus piernas con sus manos. Elizabeth se incorporó un poco para ver la penetración y su corazón dió un vuelco.
Con cada embestida el pene solo le entraba hasta la mitad.
Es decir, medio pene aún no la había penetrado. Volvió a recostarse, apenas pudiendo pensar entre las oleadas de placer. Javi empezó a cogerla más y más rápido y la pobre Eli no podía atajar sus gemidos.
- aaaah! Aa! Mmmmm
Las piernas de Elizabeth colgaban en el aire mientas su primo las manoseaba. Las ponía en sus hombros, las abría, las doblaba y las cruzaba, todo mientras penetraba con media polla a su prima.
Elizabeth estaba al borde de la locura, cuando de repente Javi se detuvo. Quitó el pene de ella y Eli gritó por la sensación, pareciera que le hubieran quitado parte de ella.
- ¿Qué, qué pasa? - preguntó extasiada.
- Voltéate... De a cuatro... Como una vaca
- ¡Qué no me llames así!
- Pero si eso eres, una vaquita bastante hermosa. Ponte en cuatro para que te pueda follar.
Elizabeth no aguantaba sus insultos. Pero, al mismo tiempo quería sentir lo que sentía hace rato, era la polla más grande que había visto y cuando lo tenía dentro no podía explicar lo que sentía.
Así que, tragando su orgullo, se volteó y se colocó a cuatro patas. Su primo, al ver la cola de Eli a su merced empezó a tocarla, para a continuación, plantarle una mordida al cachete derecho
- Ay! Bruto, basta. Empieza ya, y por favor, no seas tan brusco.
Esta vez, su primo le obedeció. Pero solo la primera parte, por que apenas la penetró empezó a moverse con tal intensidad que a Eli le salieron unos cuantos gritos incontenibles.
También gritaba cuando su primo le daba nalgadas, pues, por cada tres o cuatro penetraciones ella recibía una palmada en sus blancas nalgas. No tardaron en quedarse rojas.
- Aaaaah, vaca, me... Me vengo...
- aaaaaa!! Aaaaaammmmpffff aaaa! - por más que Eli se concentrara en hablar no podía hacerlo, tenía que morderse los labios para evitar gritar como una loca, apretaba las sábanas para no desfallecer.
De improvisto, su primo, como anteriormente lo hizo, quitó la verga del interior de Eli, quién al no sentirla giró para ver el porqué de esa acción. Su primo, en ese momento, subió la cabeza desde la vagina a su ano. Al sentirlo Elizabeth gritó.
- ¡No! ¡No! ¡No! Eso si que no... Si se te ocurra..
- Voy a romperte el culo vaquita..
- No, ¡Detente! Nooo esperaaa.. ¡NOOO! AAAAAAA!!!!
Su primo la sujetó con un brazo de su cintura mientras con el otro apuntaba en su culo. Con un empujón Eli sintió como la verga le entraba, pareciera que le entraba un brazo entero. Dió el grito más fuerte que en su vida haya dado y también empezó a rogar.
- Para, detente no, así no, Javi, por favor, yo te ayudo, pero así no...
- Muy bien vaquita, así buena te quiero más...
<¿Eres tan puta Eli que dejarás que tu primo te parta es dos?> Se castigaba Eli con sus pensamientos, pero sus acciones decían otra cosa. Elizabeth apoyó el rostro contra la cama, levantó la cola lo más que pudo, escupió en sus manos y se los llevó a su ano. Su primo seguro estaba delirando cuando ella se metió los dedos en el culo. Intentaba dilatarse antes de recibir ese enorme miembro. Cuando ya no sintió dolor al meterse un dedo y al sentir que estaba lo suficientemente mojada, ella le dió la orden de empezar, abrió sus nalgas con sus manos, mordió la sábana, cerró los ojos y le regaló a su primo uno de sus agujeros más sagrados.
El pene de Javi tocó su ano, empujó con fuerza y el esfínter no resistió la presión, la polla resbaló y el anillo del culo de Eli se abrió tanto que pensó que se iba a romper, mordió las sábanas tan fuertes que sus dientes rechinaban. Su primo no aflojó el empuje y más de la verga entró en ella, cuando iba a la mitad Elizabeth ya no lo pudo soportar.
- Aaaau! Ay! - gritó abriendo sus ojos - ¡Sácalo! ¡No lo aguanto!
Pero su primo no la escuchó, sino que se subió a la cama y la sujetó la cintura con las manos.
- ¡No! Auuu! - Eli, en su desesperación levantó el torso - alto, me vas... Me vas a partir...
El pene seguía en su culo, entraba cada vez más y por la actitud de Javi Eli supo que no se detendría.
- No Javi, no... Por favor.. soy... Soy tu vaquita... Por favor ¡no me hagas esto! ¡NOOO! JAVI NOOOOOO....
Elizabeth, totalmente asustada se lanzó de bruces a la cama en un intento de escapar pero su primo la siguió en la caída. Ella estaba acostada boca abajo en la cama y su primo estaba acostado sobre ella con su verga clavada en su culo. Elizabeth intento empujarlo mientas movía las piernas pero él simplemente la abrazó, sujetó su pechos y empezó a saltar sobre ella, moviendo sus caderas.
Elizabeth no podía moverse y mucho menos escapar. Su primo la follaba ahora con fuerza y ella solo podía gritar. Sus primeras lágrimas empezaron a caer y un gritó de dolor le rompió la garganta cuando, de un golpe, su primo metió la verga entera dentro de ella. Eli nunca jamás sintió algo así, sintió su consciencia irse, no sabía si cerraba los ojos o no, solo sabía que dentro de ella no había espacio sin ocupar.
Su primo al sentir que la había penetrado por completo también empezó a gemir. Y entonces si empezó a cogerla.
Elizabeth recibió la follada más brutal de su vida. El pene entraba por completo en su recto, para salir hasta la mitad y volver a entrar. Sus piernas temblaban y un hilo de saliva caía desde su boca a la cama. La follada siguió unos segundos que parecieron horas y Elizabeth, llorando, pudo sentir como su primo eyaculaba dentro de su culo. Sintió el tibio líquido en sus entrañas.
Tardó un segundo en darse cuenta y recobrar consciencia.
- idiota! Te quitaste el preservativo!
- Si. Así te marco mejor mi vaquita - su primo le dió un beso en la mejilla y se tiró a un costado, como toda su verga estaba dentro de Elizabeth, ella también giró y quedaron en cucharita acostados en la cama.
Él aún mantenía su pene en una completa penetración. Elizabeth jamás pensó que pudiese tener todo eso dentro. Incluso su primo aún empujaba el pene y ella podía sentirlo. Sonrió y se tocó el vientre, con sus dedos presionó un poco arriba del ombligo, allí donde sentía la presión de la verga por dentro. <Increíble, lo siento tan adentro mío>
- Bueno - dijo aceptando Eli - eso si, me has marcado, ahora soy tu vaquita.
- Hasta que al fin lo aceptas.
- Dime, ¿Me consideras linda? O de verdad me llamas obesa...
- No - le respondió su primo mientras apretaba uno de sus senos y, lentamente, quitaba su pene del culo de Eli - No eres obesa, eres mi vaquita, y eres realmente hermosa.
Elizabeth cerró los ojos, concentrada en sentir la polla salir de ella. Lo sintió salir a la mitad, para después sentir como volvía a entrar. Volvió a mirar a su primo. Él se había incorporado a medias y se esforzaba por cogerla.
Esta vez, Eli, con una mano abrió una de sus nalgas, sentía el semen lubricar y su ano estaba tan abierto que no se iba a cerrar en días.
Su primo empezó a follarla lentamente, metiendo completamente la verga, dejándolo dentro y volviendo a quitarlo.
- Tienes un hermoso culo... aprietas tanto ..
- Yo no aprieto - le dijo Eli - Tú eres el me aprieta a mí.
- Eli... Tú puedes? - su primo dudó, no solía llamarla por su nombre, quedó pensando en lo que había dicho - Entonces ¿Tú puedes apretarlo más?
Elizabeth lo miró por un momento <qué energía, acaba de montarme y aún así...> Le respondió que sí con la cabeza y se preparó para lo que venía. Elizabeth, apretó con todas sus fuerzas mientras su primo subía una de sus piernas a sus hombros.
No hace falta decir que Eli sufrió todo lo que podía sufrir semejante usó. Nadie nunca la había utilizado así.
Eli gritó, lloró y se resistió. Pero, como su primo lo había pedido, ella siguió apretando.
<Soy su vaquita... Si... Soy su vaquita>
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Espera la tercera y última parte muy pronto!
4 comentarios - #30 A Eli le gusta que la miren (segunda parte)
Muy buenos prone bone