La vida en la granja era monótona, los años pasaban y todo seguía igual, nada cambiaba allí, alejados de todo, teniendo solo relación con los miembros de la familia, se componía por seis miebros, que hace tan solo cinco años eran siete debido a la muerte de la abuela materna.
Melisa esposa de Mark, ambos habían tenido cuatro hijos, Dani, Julia, Alex y Mila. El tiempo había pasado, exactamente veinte años hacían que vivían en aquel lugar, la exportación que hacía Mark a las afueras era buena y le llevaba tiempo en cada uno de sus viajes, Dani era quien se quedaba al mando, a sus 20 años sabía todas las labores de ganado y agricultura.
Una de tantísimas veces, volvía de cazar cargando con un ciervo a su espalda, se había adentrado en el bosque y había sido generoso con él. Se encargo de llevarlo al establo y comenzar a preprarar al animal, mientras tanto Melisa se hacía cargo de Alex y Mila de diez y siete años, a la vez que también se encargaba de las tareas en el hogar, Julia que solo se llevaba dos años con Dani, se encontraba lavando las ropas en el río.
Cuando Dani terminó con el ciervo, Melisa casi tenía la cena lista, el olor llegaba hasta el establo, fue hasta el río.
- El tiempo empeorara de un momento a otro y la cena esta lista, vamos. - Dijo Dani acercandose a donde se encontraba su hermana, ella terminó de escurrir una última prenda y la puso en el cesto junto a las otras, Dani cargo con el y ambos se dirigieron a la casa, nadie estuvo muy hablador en la cena, el ruido de la lluvia que se intersificaba por momentos era lo que más resonaba en la morada.
- Si padre esta de camino hoy tendrá que hacer noche en cualquier parte. - Fue el comentario más interesante que se pudo oir en toda la cena.
Todos se retiraron a dormir y aún no tenían noticias de su padre, los relampagos iluminaban la habitación donde dormían los cuatro hermanos, Dani se despertó debido al gran ruido, sus hermanos pequeños dormían, pero la cama de Julia estaba vacía, se levantó al percatarse de ello y bajo por las escalerita de madera hasta el comedor, la habitación de sus padres tenía la puerta abierta y su madre estaba sumida en un sueño profundo, pero no había rastro de Julia, Dani salió y fue al establo, el corto trozo que cruzo fue suficiente para empaparle por completo.
- ¡Julia! ¡Julia! - Halzo la voz.
- Ssssshhh... No grites, madre duerme. - La joven se asomo desde la parte de arriba del establo.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó Dani, mirandola desde abajo.
- Cuando llueve me gusta venir aquí. - Aclaró la jóven, su hermano agarro los extremos de la escalera de madera y subio por ella, Julia tenía una vela encendida.
- ¿Cómo has conseguido traerla encendida? - Preguntó curioso.
- La encendido aquí idiota. - Comenzó a reír Julia. Dani se sentó sobre la paja, estaba seca.
- No puedes irte así, sin decir nada, imagina que madre sube a ver a los pequeños y no te encuentra. - Le reprendió Dani.
- Madre acaba muy cansada, como para estar subiendo y bajando escaleras en la noche, sabes como yo que nunca sube. - Negó con la cabeza la muchacha.
- Pues por los menos me lo deberías decir a mi. - Dijo Dani, mientras se quitaba la fina camiseta empapada y la extendió sobre la paja seca, dejo a relucir un torso más que definido, con un abdomen marcado, pecho y brazos fuertes, al igual que sus piernas, los trabajos duros del campo se hacían de notar en su cuerpo.
- Cuando te dejarás barba, a las mujeres no nos gustan los hombres sin barba. - Rió su hermana.
- ¿Y qué mujer voy a conocer aquí eh? - Sonrió negando con la cabeza, se formó un silencio.
- ¿Es por eso que subes aquí? ¿Piensas en la vida que llevamos? - Rompió el silencio Dani.
- No pienso mucho en eso. - Aclaro Julia.
- No, no puedes decirme eso, quizás si a padre o madre, pero no a mí ¿No hay nada que te gustaría que cambiaría? - Preguntó a su hermana con ímpetu.
- No lo sé Dani, Dios proveerá. - Sonrió dulce.
- Supongo que si. - Dijo Dani, mientras ponía una mano sobre la rodilla de Julia, Dani pensó que sería mejor no remover lo que parecía que ella ni si quiera veía.
- Aunque... - Guardo de nuevo silencio Julia.
- ¿Si..? - Curiseó Dani.
- Si me gustarían unos vestidos nuevos. - Sonrio de nuevo a su hermano, él le devolvió la sonrisa.
- ¿Cuándo crees que llegará padre? - Preguntó ella.
- No lo sé, ya debería haber venido, no le digas nada a madre, no hay que hacer que se preocupe inecesariamente, el temporal le estará retrasando.
- Si, ultimamente, le pasa mucho, el invierno es largo Dani.
- Lo sé y el verano muy corto. - Dijo él.
- ¿Y a ti? - Preguntó Julia.
- ¿Qué? - Preguntó desconcertado.
- ¿Qué te gustaría que cambiara? ¿No eres feliz con nosotros? - Pregunto de nuevo ella.
- Claro... - Puso su mano tras la nuca de Julia. - No os cambiaría por nada. - Julia le respondió con una sonrisa y el besó su frente.
- Hay que volver a casa. - Le dijo Dani en tono afectivo.
- Me apetece quedarme aquí. - Dijo ella.
- Esta bien. - Dani se recostó en la paja, sobre la tela que había llevado Julia. Extendio sus brazos invitandola, Julia le observó y se acomodo a su lado, apoyando su cabeza en el pecho de su hermano, la rodeo con sus brazos y ambos se quedaron dormidos.
A la mañana siguiente, los rayos del sol llenaban de luz el establo, ya no quedaban nubes del dulivio causado por la noche, Julia estaba por completo sobre Dani, él la tenía abrazada con una mano en mitad de su espalda y la otra metida en su pelo, a ninguno de los dos les había despertado la luz del sol, su madre se alertó a no verles en la casa, ni haciendo sus tareas, comenzó a buscarle y dio con ellos, aunque aquel lugar fue el último en el que buscó.
- ¡Daniel y Julia, que hacéis aquí! ¡Deberíais estar levantados! - Dijo con gran alteración, ambos se despertaron con rapidez ante los gritos de su madre.
- ¿Ya amanecido? - Preguntó Dani desorientado mientras buscaba su camiseta, Julia se incorporaba.
- ¡Si, hace horas que amanecido! ¡Vamos, bajar de aquí ya! - Ordenó Melisa, Dani bajó y después Julia, Dani agarró de la cintura a su hermana en los últimos peldaños para ayudarla a bajar, escena que observó malhumurada su madre.
- ¡Sal fuera ya! Se a desorientado el ganado, reúnelo. - Ordenó a su hijo, este por su parte solo obedeció y salió del establo.
- Voy a tender la ropa, ayer no pude hacerlo con el temporal. - Dijo Julia.
- ¿Crees que no se lo que ha pasado ahí arriba? - Preguntó retóricamente Melisa.
- ¿De qué estás hablando mamá?
- Subo y os encuentro ahí, en paños menores y abrazos, como si fueras su furcia. - Dijo con gesto repulsivo.
- ¿De que estás hablando? ¡Es mi hermano!
- ¡Habéis fornicado! - Dijo enfadada su madre.
- ¡No, no ha pasado nada!
- Escuchame bien, si me entero de que te has abierto de piernas para él, para tu hermano, voy hacer que te arrepientas de ello el resto de tu vida. - Dijo con tono amenazante Melisa, su hija negó con la cabeza.
- No voy a seguir escuchandote madre, me voy hacer mis labores. - Julia salió del establo.
Durante todo el día Julia y Dani estuvieron haciendo sus labores, mientras su madre comenzaba a tomar ciertas medidas en el acercamiento de ambos, como siempre para la cena se volvieron a reunir.
- Desde esta misma noche, Julia dormirás en el establo. - Dijo Melisa.
- ¿¡Qué!? - Preguntó Dani sorprendido.
- Ninguno de los dos tiene ya edad para dormir juntos. - Aclaró Melisa, Julia guardó silencio.
- ¡Es una estúpidez! - Dijo Dani.
- ¡He dicho que dormira en el establo y no hay nada más que hablar! - Dijo autoritaria.
- ¡Esta bien! Yo dormiré en el establo. - Aclaró Dani.
- Le he dicho a ella. - Dijo su madre.
- Y yo he dicho, que seré yo quien duerma fuera. - Dijo con autoridad.
Dicho y hecho, adentrada la noche, Julia subió a dormir junto a los pequeños y Dani fue al establo.
Cuando todos dormían, Julia no paraba de dar vueltas en la cama, sin conciliar el sueño, cuando vio a Dani subir a la guardilla.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó entre susurros Julia, su hermano se acercó a ella cuidadosamente para no despertar ni a su madre, ni a sus hermanos.
- Venía a ver como te encuentras, no entiendo a madre. - Hablaba entre susurros.
- Cree que tú y yo, hemos... - Guardo silencio ruborizada.
- ¿Sabes por qué cree eso? - Preguntó Dani.
- Porque dormimos juntos y en paños menores. - Dijo sin mirarle Julia.
- No, no es por eso. Lo pensó porque no hay más opciones aquí. - Aclaró Dani.
- ¿Y qué? Somos hermanos, nunca nos mirariamos como ella esta diciendo. - Miró a los ojos a su hermano.
- No... - Dani aguardó silencio.
- Será mejor que te vayas, si te encuentra aquí se enfadara mucho contigo. - Mencionó Julia.
- Si lo sé. - Sonrió Dani. - Descansa y no te preocupes por madre, cuando padre regrese se le pasará todo esto. - Dijo tranquilizandola, ambos se abrazaron y Dani abandonó la casa en silencio. Después de la visita de Dani, Julia pudo conciliar el sueño con facilidad, en cambio a él, no paraban de rondarle las palabras de su hermana por la mente.
Acostado boca arriba, pensaba en la situación y alejaba de él, cualquier pensamiento impuro hacía su hermana y así se quedó dormido.
- ¡Dani, Dani! - La voz de Julia le despertó.
- ¡Dani, Dani! - Su hermana le llamaba desde fuera del establo, con rapidez y medio vestido, salió del establo, la claridad del amanecer se sentía y escuchó de nuevo a Julia, fue hasta donde ella se encontraba, estaba junto al río, al verla quedo asombrado e hipnotizado por ella.
Julia estaba por completo desnuda, con su hermosa cabellera rubia, que siempre llevaba recogida, suelta, cubriendo hasta mitad de su espalda, camino hacía ella a paso lento, sin articular palabra, embelesado por su belleza, su hermosos pechos grandes, firmes con un pequeño pezón, acompañados de una aureola rosada, la cintura de ella parecía ser la de una muñequilla, con una cadera que resaltaba su figura y un poco de vello rubio sobre su pubis.
Dani quedó hipnotizado, para él era más la imagen de una diosa, que la de un ser humano real, cuando llegó donde se encontraba ella, ambos cara a cara, lo miró fijamente a los ojos con aquellos luceros azules, que acabaron por perder en el mayor de los pecados a Dani.
Se dispuso a poner la mano con suavidad en la cadera de Julia, cuando despertó empapado en sudor en el establo.
Llevó la mano a su cara y limpió el sudor de su cara, todo estaba oscuro y en completo silencio. Un calor sofocante le invadía el cuerpo entero, venía de su entrepierna, cerró sus ojos y solo le venía a la mente el sueño que acababa de tener, sin abrir sus ojos, pensando hasta el último detalle, que tan sólo hace un momento parecía real, metió su mano por dentro de su calzón.
Cuando agarró su miembro, estaba completamente erecto y comenzó a masajearlo con suavidad, bajo un poco el calzón liberandolo de su prisión y a medida que pensaba más en lo soñado, iba aumentando el ritmo, su respiración se agitaba y el placer invadía su cuerpo, continuaba pajeandose pensando en Julia, después de un rato el ritmo aumento de una manera frenética, su miembro y sus testículos estaban hinchados y sentía como su cuerpo se ponía tenso.
- Oh, oh... - Comenzó a correrse, emanando una buena cantidad de semen, en bastantes chorros. Después de aquello se relajó y volvió a conciliar el sueño.
Al amanecer fue al río donde se metió, después hizo el desayuno para los demás, antes de que despertarán. Cuando la familia, estaba reunida en el desayuno, escucharon la puerta, su padre había vuelto del viaje. Le recibieron con los brazos abiertos y había traído nuevas provisiones. Esa mañana Melisa se la pasó de mejor humor y fue en un día, menos dedicado al trabajo.
Llegó la tarde , Dani se encontraba cortando leña frente al establo para la noche.
- Bien hijo, esta noche hará frío. - Dijo su padre que se acercó donde el cortaba la leña.
- Si, este invierno esta siendo duro. - Dijo sin parar de cortar leña Dani.
- Mírate, eres todo un hombre, casi sin darme cuenta, te has convertido en un hombre. - Dijo mirando orgulloso a Dani.
- Los años pasan padre, aunque te lo debo a ti. - Dijo Dani, Julia pasó frente a ellos cargando con un pequeño cesto que llevaba al huerto, posiblemente para recoger algo que hiciera falta para la cena. Sonrió a ambos y continuó caminando.
- Tu madre me ha dicho, que estas durmiendo en el establo. - Dijo Mark.
- Así es padre. - El ruido constante del hacha partir la madera no cesaba.
- Se que tendrás tus necesidades como hombre, yo te entiendo, pero Julia...
- Es mi hermana, lo sé bien padre, no me he fijado en ella, solo dormimos juntos una noche, sin más, dormir. No la desnude, ni la toqué, aunque madre parece ser que no lo cree. - Dijo Dani cortando las palabras de su padre.
- Os encontró a ambos en el establo, tu hermana no puede ir en prendas femeninas delante de ti, ya es toda una mujer, ni mucho menos dormir contigo. - Dejó claro Mark, Dani continuó cortando leña sin añadir nada.
- En mi próximo viaje vendrás conmigo. - Anunció Mark, su hijo dejó de cortar leña.
- ¿De verdad padre? - Dijo emocionado.
- Claro, ya tienes edad para ello. - Sonrió Mark.
- ¿Vamos a dejarlas solas tanto tiempo? - Dijo con tono preocupado.
- Tardaremos poco, quiero enseñarte algo de allí y volveremos. - Afirmó Mark.
- Esta bien padre. - Asintió sonriente.
A la hora de la cena había tema de conversación, Mark afirmó que saldría con Dani en breve y tardarían poco en regresar.
El día tardo poco en llegar, antes de que quisiera darse cuenta, Dani estaba preparando algo de ropa, para unos días, al igual que Mark.
- Te he hecho esto. - Dijo Julia entregándole un zurrón, que ella misma había tejido.
- Gracias. - Sonrió Dani.
- Padre dice que va a vender las pieles que has cazado. - Dijo Julia.
- Así es. Pronto estaremos de vuelta. - Dani besó a Julia en la frente.
Llegó el momento, la familia despidió a los dos hombres de la casa y partieron rumbo a la ciudad. Cuando llegaron allí, el senso de personas era un no parar y pronto le dieron salidas a las pieles que Dani había cazado.
- Tu parte hijo. - Dijo dándole una bolsa con una cantidad más que generosa de monedas.
- Es mucho padre. - Observó Dani.
- Eres un buen cazador, cazas las mejores presas y esas pieles son las que mejor se pagan. - Sonrió orgulloso Mark, mientras caminaban por las calles, su padre se detuvo.
- Ves aquellas mujeres. - Dijo Mark, Dani observó, un grupo de mujeres muy arregladas, se paseaba frente a una casa.
- Son hermosas. - Sonrió Dani.
- Por unas monedas de las que llevas ahí, te dejarán meterte entre sus piernas. - Comenzó a reír Mark, Dani se sumo a ello.
- Es la mejor casa de anterne del lugar. - Afirmó su padre.
- ¿Cómo lo sabes? ¿No has estado ahí verdad padre? - Frunció el ceño Dani.
- Es la más famosa del lugar, todo el mundo habla de ella, por eso lo sé, nunca he estado. - Informó Mark, el jóven le miró sin creer ese argumento, pero guardó silencio.
- Ves y disfruta de las ganancias, esta tarde volvemos a casa, yo voy a tomar algo de vino, junto a conocido en la posada de María.
Su padre se fue y Dani se adentró más en calle, las mujeres llamaban la atención de los hombres, aunque Dani se detuvo frente a un puesto del mercado.
- ¿Tiene vestidos? - Preguntó al mercader.
- ¿Sabes que un vestido es para mujer verdad? - Comenzó a reír el mercader, ya que no era habitual que un hombre pidiera eso.
- ¿Sabe que el dinero es el mismo venga de la mano del que venga verdad? - Dijo serio, el vendedor dejó de reír.
- ¿Cómo es tu novia? - Preguntó el mercader. - Estos son de buena tela. - Le destapó varias vestidos, que tenía envueltos.
- Son muy grandes, su cintura en muy pequeña. - Dijo Dani mirando los vestidos.
- Entiendo. - Dijo el mercader, buscó entre su género y destapó tres vestidos, bonitos y parecían la talla de Julia.
- ¡Estos si! - Sonrió Dani.
- ¿Cuál se va a llevar? - Preguntó el mercader.
- Los tres. - Afirmó Dani.
Volvió a reunirse con su padre por la tarde, el punto de encuentro era donde habían vendido los pieles.
- ¿Qué tal ha ido? - Sonrió cómplice Mark.
- Muy bien padre. - Sonrió Dani de forma pícara, dándole entender que había pasado la tarde encerrado en uno de esos famosos burdeles.
Cuando llegaron a casa estaba anocheciendo, su familia recién había comenzado a cenar, les recibieron con los brazos abiertos, después de hablar acerca de las ventas y demás, aun sentados en la mesa.
- Traje algo para ti. - Sonrió Dani a Julia.
- ¿Para mí? ¿Qué es? - Dijo sonriente Julia.
Sus padres y hermanos miraron espectantes, Dani sacó algo envuelto en una tela y se la dio a Julia.
- ¡Espero que te guste! - Sonrió Dani, Julia quitó el fino cordón con entusiasmo y abrió la tela, al ver los vestido sonrió emocionada.
- ¡Dani, me encantan! - Se echó abrazarle emocionada. - Son preciosos. - Dijo mientras se ponía una por encima.
- Si que lo son ¿Por qué nunca me has traído uno? - Dijo Melisa, mientras miraba a Mark, solo pudo barbucear a modo respuesta sin saber que decir.
- Toma madre. - Dani sacó de su zurrón un paquete con el mismo envoltorio que a Julia.
- Gracias hijo mio. - Dijo emocionada y lo abrió rapidez, obviamente era un vestido y Melisa parecía estar feliz después de ese gesto de Dani.
Todos se retiraron a dormir, conforme la noche avanzaba parecía que Melisa y Mark estaban cariñosos, Julia fue a ver a Dani al establo, este aun estaba despierto.
- ¿Qué haces aquí? ¡Te vas a helar! - Dijo Dani al verla.
- Te echado de menos. - Sonrió Julia desde la escalera.
- Y yo a ti. - Agarró a Julia y la ayudo a terminar de subir. - ¡Estás helada! - La tapó junto a él, ambos quedaron de lado, mirándose, compartiendo la misma almohada.
- He oído como padre le decía a madre que el problema ya estaba solucionado ¿Qué problema Dani? - Preguntó Julia.
- Supongo que se refería al dinero, las pieles se han vendido muy bien y hemos sacado un buen pellizco. - Sonrió Dani, su mano estaba sobre la cadera de Julia, la llevo al lado de su cara y metió sus dedos entre el pelo de Julia. Los dos se miraron a los ojos, Julia agarró de la parte de la barbilla, pelo de la barba rubia de Dani, que la llevaba de algunos días, aunque su rubio era más oscuro que el de Julia.
- Te has dejado barba.
- ¿No decías que a las mujeres os gustaban los hombres con barba? - Sonrió Dani.
- ¿Has conocido a muchas mujeres? - Preguntó su hermana.
- He visto a muchas mujeres, pero ninguna tan bonita como tú. - Dijo Dani, mientras acariciaba con suavidad la cara de Julia, su otro brazo estaba bajo el cuello de ella.
- Dices eso porque eres mi hermano. - Se sonrojo Julia.
- Digo eso porque se lo que vi. - La miró a los ojos, aunque ella fue incapaz de sostenerle la mirada. - Te quiero Julia. - Le susurró.
- Y yo. - Levantó su vista, para encontrarse con los ojos azules de su hermano, él la estrechó entre sus brazos y se abrazaron. Instintivamente Dani busco los labios de Julia, se besaron con suavidad, mientras acariciaba su espalda.
Julia sintió una sensación que recorrió su cuerpo, tras compartir su saliva con la de un hombre, tenía el corazón acelerado y Dani lo sentía al tenerla pegada a él.
- Esto no está bien... - Susurró Julia tras besarse a centímetros de su hermano.
- Lo sé. - Dijo en el mismo tono que ella y volvió a buscar sus labios, esta vez la lengua de Dani busco la de Julia y recorrió la boca de ella deseoso, mientras la abrazaba más contra él.
- Tengo que irme ya. - Dijo Julia poniendo sus manos en el pecho de Dani, mientras era incapaz de mirarle a los ojos.
- No tengas miedo. - Le susurró Dani, mientras acariciaba su espalda, se puso sobre ella, sus piernas se descubrieron a rodear la cintura de Dani.
La mirada de deseo de él, recorría las piernas desnudas de Julia y a ello se sumaron sus manos, que fueron subiendo por sus muslos, al llegar a la entrepierna tres de sus dedos acariciaron por encima de la tela la intimidad de su hermana.
Julia agarró la muñeca de él, frenandole, Dani agarró con ambas manos la cara de Julia y se echó sobre ella, quedando a centímetros cara a cara, mientras las piernas de ella rodeaban la cadera de Dani.
- Confía en mi, no haría nada que te lastimara. - Volvía hablarle entre susurros, su hermana le miró en silencio y le sonrió tras mirarle a los ojos, las manos de Dani comenzaron abrir los botones de la camisola de Julia, la respiración de ella se notaba, a cada botón que él abría más aún, abrió varios botones con suma delicadeza y destapó los pechos de Julia.
Era tal y como los había soñado, tan grandes y firmes, las rudas manos de Dani los agarraron con ansía, dejando los pezones al descubierto, comenzó a lamerle un pezón, mientras manoseaba el otro, los pechos de Julia, llenaban bien las grandes manos de Dani. Comenzó a comer sus pezones ansioso, jugando con su lengua, poniendo sus pezones durisimos. El pecho de Julia subía y bajaba agitado, mientras mordía sus labios y apretaba la cabeza de su hermano contra ella, el manoseo de Dani, su lengua recorriendo cada centímetro de sus tetas, sentirle sobre ella, solo su vientre estaba cubierto por la parte de la camisola que estaba cerrada, notaba un calor que provenía de su vagina y que aumentó de forma inmediata cuando Dani comenzó a succionar sus pezones, mordía sus labios para así ahogar sus gemidos. Cuando terminó de comerle el pecho, dejó sus pezones completamente marcados y todas sus tetas llenas de saliva. La miró de nuevo a los ojos y le sonrió, lo único que les iluminaba era la luz tenue de una vela, abrió los botones que quedaban de la camisola y liberó a Julia de ella por completo, dejándola solo en bragas de algodón, pegó su cara al vientre de Julia y cerró sus ojos soltando un respiro.
- He soñado con esto... - Dijo en tono suave.
- Dani... - Mencionó su nombre en un suspiro.
Los labios de Dani comenzaron a besar su vientre llenándolo de besos, bajando con suavidad por su cintura, la besó sobre la braga desde el pubis, hasta su vagina, notó la tela mojada, agarró la braga y se la quitó, volviendo a meter la cabeza entre sus piernas, observó por un instante la vagina mojada de Julia y no se demoró ni un segundo en saborearla, recorrió con su lengua la rajita húmeda, Julia soltó un suspiro al sentirlo, mientras la recorría abrió con sus dedos los labios vaginales de ella y metió la lengua en su agujerito, la metía y la sacaba saboreando su jugo y volvió a recorrer la rajita de Julia, cuando llegó a su clítoris sintió como sus muslos se tensaban alrededor de su cabeza, mientras gemía ahogadamente, comenzó a pasar una y otra vez la lengua por su clítoris, con movimientos cortos y rápidos, sin parar ni un segundo de estimular su clítoris, no sólo no paraba de gemir, sus fluidos eran abundantes y calaban las mantas sobre donde se encontraban, aquel sabor a hembra le ponía más cardíaco y empezó a comerle el coño de forma frenética, machacando su clítoris con la lengua, Julia mordía sus labios para no gemir de forma desmesurada, mientras apretaba la cabeza de Dani entre sus muslos y le agarraba del pelo con una de sus manos. Todo su cuerpo se invadió por una sensación que nunca antes había experimentado, llegó al orgasmo acabando en la boca de Dani que no paró de lamerleselo, cuando terminó de correrse, dejó de apretar con las piernas la cabeza de Dani, subió por su cuerpo y la miró a los ojos. Ambos se sonrieron y acto seguido entre los dos, liberaron a Dani de su calzón, su miembro desnudo se pegó a la mojada vagina de Julia, suspiró conforme lo sintió rozarla.
- Es grande... - Susurró Julia, que aunque era la única que había podido ver y sentir a ella le parecía muy grande y no iba descaminada, Dani dejó pegados a su vagina veinticuatro centímetros de un grosor también generoso.
- Eres preciosa. - Susurró Dani y la besó apasionadamente. Movía su pelvis contra ella, continuamente mientras se besaban, lo que hacía que todo se llenará de mucho flujo de Julia, incluyendo el miembro de Dani. Poniéndose de rodillas entre las piernas de ella, guió su miembro con su mano y comenzó a rozar su glande contra el clítoris, todo el cuerpo de Julia se estremeció.
- ¿Te gusta? - Preguntó Dani, mirándola sin cesar de hacerle aquel masaje.
- Mucho... - Dijo entre cortadamente, repitió aquel movimiento, mientras Julia arqueaba su espalda y le pedía más. Entre la humedad, excitación y sensibilidad del anterior orgasmo, llegó de nuevo al climax, alcanzó un sumo placer que volvió hacer emanar mucho fluido de su interior, Dani llevo el glande a su agujero y lo adentró con facilidad debido a la lubricación, apretó un poco más y Julia sintió como iba abriéndola produciéndole un dolor que le gustaba, no sabía porque, pero no quería que se detuviera.
Volvió a echarse sobre ella, los dedos de Julia se clavaron en los brazos flexionados de su hermano y continuó penetrandola suavemente, pero sin detenerse.
- ¡Aaaah! - Gimió entre dolor y placer de forma sonora.
- Sssshhh... - Dani puso su dedo índice sobre los labios de ella y la besó, sin dejar de hacerlo continuó metiendo centímetro a centímetro su miembro en el interior de Julia. Cuando al fin estaba por completo en su interior se detuvo y ambos suspiraron entre beso y beso. Empezó a moverse suavemente sacando parte de su miembro y volviendo a meter con suavidad, Julia volvía a contener sus gemidos y sentía los jadeos de Dani.
La sacó de su interior, suavemente, más y más, hasta dejar solo el glande dentro, el miembro estaba manchado por un poco de sangre, esa sangre le decía a Dani que ya había roto la virginidad de Julia, volvió adentrarla en su interior, mirando a los ojos a Julia, volvieron a besarse y la penetración comenzó a ser suave y constante, Julia empezaba a sentir que su interior se acostumbraba al miembro de él, momento en el que Dani aumento el ritmo, agarró a Julia de los muslos y empezó a penetrar de forma continua rápida, notando como salía y entraba su hombría del interior de Julia, ella se agarró fuertemente a la espalda de Dani, al igual que con sus piernas a su cintura, aunque debido a la ancharía de espalda de Dani, no llegaba a cruzarlas tras él.
Se escuchaba el sonido de los fluidos de los dos en cada penetración, aunque hacía un frío que congelaba los huesos, sus pieles brillaban por el sudor que les cubría, sin dejar de penetrarle de aquella forma, Dani besaba y manoseaba los pechos a Julia constantemente.
- No pares... - Dijo Julia entre gemidos, a modo respuesta Dani la besó ansiosamente e hizo las embestidas más placenteras y agresivas. Julia comenzó a gemir de forma más continua aún, tapando los gemidos en la boca de Dani, su clítoris palpitaba, había llegado al orgasmo, justo en el momento que Dani volvió a introducirle en miembro, arqueo su espalda, arañó la espalda de su hermano, sin darse ni cuenta, mientras la sensación de placer recorría todo su cuerpo, Dani la sintió contraer su vagina instantes antes, apretando su miembro, dándole un placer que lo llevaba al séptimo cielo.
La sacó después de aquel orgasmo y ambos se movieron sobre la cama besándose, quedaron de costado, Dani tras de Julia, agarró su pierna y la levantó, introducio su miembro desde atrás de Julia, pegando su pecho a la espalda de su hermana, con la pierna flexionada Julia, él llevo su mano a su clítoris pasando su mano bajo su muslo, mientras le penetraba desde atrás, el brazo libre de Dani pasó bajo el cuello de Julia y con el puso su rostro de lado para poder besarla desde atrás. La penetración era intensa, los testículos de Dani chocaban contra su vagina, los dedos de Dani provocaban un gran placer a Julia, continuaba así penetrandola y estimulandola, mientras ella sentía la respiración agitada de Dani tras ella.
- Aaah, Aaaah, Dani... - Gimió Julia.
- Ssshh... No pueden oírnos. - Hablo entre Jadeos Dani.
Dani comenzó a sentir que pronto acabaría y la penetración además de frenética era muy rápida, Julia notó como aumento la tensión física de Dani, al igual que el de ella, los dedos de Dani estaban empados y ese estímulo causó su efecto, volvió a llegar de nuevo, dejándola por completo exhausta, mientras el miembro de Dani, seguía saliendo y entrando de su interior sin detenerse.
- Ooh... Ohh... - Sacó su miembro del interior de ella y masajeandolo se corrió echando mucho más semen que en cualquiera de sus alivios en solitario, llenando el muslo de Julia, que lo sintió caliente y espeso. Ella se giró cuando Dani acabó y se besaron, mientras se abrazaban, Julia se puso sobre su hermano y no paraban de besarse, las manos de Dani recorrían la espalda de Julia, hasta llegar a su culo, el semen recorría el muslo hasta llegar a manchar a Dani también, continuaban besándose y acariciandose.
Aún no había amanecido, cuando escuchó desde dentro del establo.
- ¡Dani, Dani despierta! - Dijo Mark en altavoz, ambos se miraron con gesto alterado.
- No digas nada. - Dijo Dani en un tono que hasta Julia le costó escuchar, se asomo a la escalerita que le llevaba allí arriba.
- ¿Qué ocurre padre? Aún no amanecido. - Dijo Dani desde arriba, intentado aparentar normalidad.
- Ya, pero ahora mismo amanecerá, nos vamos al bosque a cazar y es mejor salir un poco antes, vístete vamos. - Dijo su padre desde abajo.
- Enseguida padre. - Dani se vistió y recompuso lo más rápido que pudo y bajo, sin hacer ningún gesto a Julia que le delatara.
Salió con su padre del establo, Julia se vistió con rapidez y volvió a casa en silencio, antes de que su madre despertara, cuando su madre la despertó estaba cansada y aunque no había dormido había merecido la pena pasar la noche con Dani.
Melisa esposa de Mark, ambos habían tenido cuatro hijos, Dani, Julia, Alex y Mila. El tiempo había pasado, exactamente veinte años hacían que vivían en aquel lugar, la exportación que hacía Mark a las afueras era buena y le llevaba tiempo en cada uno de sus viajes, Dani era quien se quedaba al mando, a sus 20 años sabía todas las labores de ganado y agricultura.
Una de tantísimas veces, volvía de cazar cargando con un ciervo a su espalda, se había adentrado en el bosque y había sido generoso con él. Se encargo de llevarlo al establo y comenzar a preprarar al animal, mientras tanto Melisa se hacía cargo de Alex y Mila de diez y siete años, a la vez que también se encargaba de las tareas en el hogar, Julia que solo se llevaba dos años con Dani, se encontraba lavando las ropas en el río.
Cuando Dani terminó con el ciervo, Melisa casi tenía la cena lista, el olor llegaba hasta el establo, fue hasta el río.
- El tiempo empeorara de un momento a otro y la cena esta lista, vamos. - Dijo Dani acercandose a donde se encontraba su hermana, ella terminó de escurrir una última prenda y la puso en el cesto junto a las otras, Dani cargo con el y ambos se dirigieron a la casa, nadie estuvo muy hablador en la cena, el ruido de la lluvia que se intersificaba por momentos era lo que más resonaba en la morada.
- Si padre esta de camino hoy tendrá que hacer noche en cualquier parte. - Fue el comentario más interesante que se pudo oir en toda la cena.
Todos se retiraron a dormir y aún no tenían noticias de su padre, los relampagos iluminaban la habitación donde dormían los cuatro hermanos, Dani se despertó debido al gran ruido, sus hermanos pequeños dormían, pero la cama de Julia estaba vacía, se levantó al percatarse de ello y bajo por las escalerita de madera hasta el comedor, la habitación de sus padres tenía la puerta abierta y su madre estaba sumida en un sueño profundo, pero no había rastro de Julia, Dani salió y fue al establo, el corto trozo que cruzo fue suficiente para empaparle por completo.
- ¡Julia! ¡Julia! - Halzo la voz.
- Ssssshhh... No grites, madre duerme. - La joven se asomo desde la parte de arriba del establo.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó Dani, mirandola desde abajo.
- Cuando llueve me gusta venir aquí. - Aclaró la jóven, su hermano agarro los extremos de la escalera de madera y subio por ella, Julia tenía una vela encendida.
- ¿Cómo has conseguido traerla encendida? - Preguntó curioso.
- La encendido aquí idiota. - Comenzó a reír Julia. Dani se sentó sobre la paja, estaba seca.
- No puedes irte así, sin decir nada, imagina que madre sube a ver a los pequeños y no te encuentra. - Le reprendió Dani.
- Madre acaba muy cansada, como para estar subiendo y bajando escaleras en la noche, sabes como yo que nunca sube. - Negó con la cabeza la muchacha.
- Pues por los menos me lo deberías decir a mi. - Dijo Dani, mientras se quitaba la fina camiseta empapada y la extendió sobre la paja seca, dejo a relucir un torso más que definido, con un abdomen marcado, pecho y brazos fuertes, al igual que sus piernas, los trabajos duros del campo se hacían de notar en su cuerpo.
- Cuando te dejarás barba, a las mujeres no nos gustan los hombres sin barba. - Rió su hermana.
- ¿Y qué mujer voy a conocer aquí eh? - Sonrió negando con la cabeza, se formó un silencio.
- ¿Es por eso que subes aquí? ¿Piensas en la vida que llevamos? - Rompió el silencio Dani.
- No pienso mucho en eso. - Aclaro Julia.
- No, no puedes decirme eso, quizás si a padre o madre, pero no a mí ¿No hay nada que te gustaría que cambiaría? - Preguntó a su hermana con ímpetu.
- No lo sé Dani, Dios proveerá. - Sonrió dulce.
- Supongo que si. - Dijo Dani, mientras ponía una mano sobre la rodilla de Julia, Dani pensó que sería mejor no remover lo que parecía que ella ni si quiera veía.
- Aunque... - Guardo de nuevo silencio Julia.
- ¿Si..? - Curiseó Dani.
- Si me gustarían unos vestidos nuevos. - Sonrio de nuevo a su hermano, él le devolvió la sonrisa.
- ¿Cuándo crees que llegará padre? - Preguntó ella.
- No lo sé, ya debería haber venido, no le digas nada a madre, no hay que hacer que se preocupe inecesariamente, el temporal le estará retrasando.
- Si, ultimamente, le pasa mucho, el invierno es largo Dani.
- Lo sé y el verano muy corto. - Dijo él.
- ¿Y a ti? - Preguntó Julia.
- ¿Qué? - Preguntó desconcertado.
- ¿Qué te gustaría que cambiara? ¿No eres feliz con nosotros? - Pregunto de nuevo ella.
- Claro... - Puso su mano tras la nuca de Julia. - No os cambiaría por nada. - Julia le respondió con una sonrisa y el besó su frente.
- Hay que volver a casa. - Le dijo Dani en tono afectivo.
- Me apetece quedarme aquí. - Dijo ella.
- Esta bien. - Dani se recostó en la paja, sobre la tela que había llevado Julia. Extendio sus brazos invitandola, Julia le observó y se acomodo a su lado, apoyando su cabeza en el pecho de su hermano, la rodeo con sus brazos y ambos se quedaron dormidos.
A la mañana siguiente, los rayos del sol llenaban de luz el establo, ya no quedaban nubes del dulivio causado por la noche, Julia estaba por completo sobre Dani, él la tenía abrazada con una mano en mitad de su espalda y la otra metida en su pelo, a ninguno de los dos les había despertado la luz del sol, su madre se alertó a no verles en la casa, ni haciendo sus tareas, comenzó a buscarle y dio con ellos, aunque aquel lugar fue el último en el que buscó.
- ¡Daniel y Julia, que hacéis aquí! ¡Deberíais estar levantados! - Dijo con gran alteración, ambos se despertaron con rapidez ante los gritos de su madre.
- ¿Ya amanecido? - Preguntó Dani desorientado mientras buscaba su camiseta, Julia se incorporaba.
- ¡Si, hace horas que amanecido! ¡Vamos, bajar de aquí ya! - Ordenó Melisa, Dani bajó y después Julia, Dani agarró de la cintura a su hermana en los últimos peldaños para ayudarla a bajar, escena que observó malhumurada su madre.
- ¡Sal fuera ya! Se a desorientado el ganado, reúnelo. - Ordenó a su hijo, este por su parte solo obedeció y salió del establo.
- Voy a tender la ropa, ayer no pude hacerlo con el temporal. - Dijo Julia.
- ¿Crees que no se lo que ha pasado ahí arriba? - Preguntó retóricamente Melisa.
- ¿De qué estás hablando mamá?
- Subo y os encuentro ahí, en paños menores y abrazos, como si fueras su furcia. - Dijo con gesto repulsivo.
- ¿De que estás hablando? ¡Es mi hermano!
- ¡Habéis fornicado! - Dijo enfadada su madre.
- ¡No, no ha pasado nada!
- Escuchame bien, si me entero de que te has abierto de piernas para él, para tu hermano, voy hacer que te arrepientas de ello el resto de tu vida. - Dijo con tono amenazante Melisa, su hija negó con la cabeza.
- No voy a seguir escuchandote madre, me voy hacer mis labores. - Julia salió del establo.
Durante todo el día Julia y Dani estuvieron haciendo sus labores, mientras su madre comenzaba a tomar ciertas medidas en el acercamiento de ambos, como siempre para la cena se volvieron a reunir.
- Desde esta misma noche, Julia dormirás en el establo. - Dijo Melisa.
- ¿¡Qué!? - Preguntó Dani sorprendido.
- Ninguno de los dos tiene ya edad para dormir juntos. - Aclaró Melisa, Julia guardó silencio.
- ¡Es una estúpidez! - Dijo Dani.
- ¡He dicho que dormira en el establo y no hay nada más que hablar! - Dijo autoritaria.
- ¡Esta bien! Yo dormiré en el establo. - Aclaró Dani.
- Le he dicho a ella. - Dijo su madre.
- Y yo he dicho, que seré yo quien duerma fuera. - Dijo con autoridad.
Dicho y hecho, adentrada la noche, Julia subió a dormir junto a los pequeños y Dani fue al establo.
Cuando todos dormían, Julia no paraba de dar vueltas en la cama, sin conciliar el sueño, cuando vio a Dani subir a la guardilla.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó entre susurros Julia, su hermano se acercó a ella cuidadosamente para no despertar ni a su madre, ni a sus hermanos.
- Venía a ver como te encuentras, no entiendo a madre. - Hablaba entre susurros.
- Cree que tú y yo, hemos... - Guardo silencio ruborizada.
- ¿Sabes por qué cree eso? - Preguntó Dani.
- Porque dormimos juntos y en paños menores. - Dijo sin mirarle Julia.
- No, no es por eso. Lo pensó porque no hay más opciones aquí. - Aclaró Dani.
- ¿Y qué? Somos hermanos, nunca nos mirariamos como ella esta diciendo. - Miró a los ojos a su hermano.
- No... - Dani aguardó silencio.
- Será mejor que te vayas, si te encuentra aquí se enfadara mucho contigo. - Mencionó Julia.
- Si lo sé. - Sonrió Dani. - Descansa y no te preocupes por madre, cuando padre regrese se le pasará todo esto. - Dijo tranquilizandola, ambos se abrazaron y Dani abandonó la casa en silencio. Después de la visita de Dani, Julia pudo conciliar el sueño con facilidad, en cambio a él, no paraban de rondarle las palabras de su hermana por la mente.
Acostado boca arriba, pensaba en la situación y alejaba de él, cualquier pensamiento impuro hacía su hermana y así se quedó dormido.
- ¡Dani, Dani! - La voz de Julia le despertó.
- ¡Dani, Dani! - Su hermana le llamaba desde fuera del establo, con rapidez y medio vestido, salió del establo, la claridad del amanecer se sentía y escuchó de nuevo a Julia, fue hasta donde ella se encontraba, estaba junto al río, al verla quedo asombrado e hipnotizado por ella.
Julia estaba por completo desnuda, con su hermosa cabellera rubia, que siempre llevaba recogida, suelta, cubriendo hasta mitad de su espalda, camino hacía ella a paso lento, sin articular palabra, embelesado por su belleza, su hermosos pechos grandes, firmes con un pequeño pezón, acompañados de una aureola rosada, la cintura de ella parecía ser la de una muñequilla, con una cadera que resaltaba su figura y un poco de vello rubio sobre su pubis.
Dani quedó hipnotizado, para él era más la imagen de una diosa, que la de un ser humano real, cuando llegó donde se encontraba ella, ambos cara a cara, lo miró fijamente a los ojos con aquellos luceros azules, que acabaron por perder en el mayor de los pecados a Dani.
Se dispuso a poner la mano con suavidad en la cadera de Julia, cuando despertó empapado en sudor en el establo.
Llevó la mano a su cara y limpió el sudor de su cara, todo estaba oscuro y en completo silencio. Un calor sofocante le invadía el cuerpo entero, venía de su entrepierna, cerró sus ojos y solo le venía a la mente el sueño que acababa de tener, sin abrir sus ojos, pensando hasta el último detalle, que tan sólo hace un momento parecía real, metió su mano por dentro de su calzón.
Cuando agarró su miembro, estaba completamente erecto y comenzó a masajearlo con suavidad, bajo un poco el calzón liberandolo de su prisión y a medida que pensaba más en lo soñado, iba aumentando el ritmo, su respiración se agitaba y el placer invadía su cuerpo, continuaba pajeandose pensando en Julia, después de un rato el ritmo aumento de una manera frenética, su miembro y sus testículos estaban hinchados y sentía como su cuerpo se ponía tenso.
- Oh, oh... - Comenzó a correrse, emanando una buena cantidad de semen, en bastantes chorros. Después de aquello se relajó y volvió a conciliar el sueño.
Al amanecer fue al río donde se metió, después hizo el desayuno para los demás, antes de que despertarán. Cuando la familia, estaba reunida en el desayuno, escucharon la puerta, su padre había vuelto del viaje. Le recibieron con los brazos abiertos y había traído nuevas provisiones. Esa mañana Melisa se la pasó de mejor humor y fue en un día, menos dedicado al trabajo.
Llegó la tarde , Dani se encontraba cortando leña frente al establo para la noche.
- Bien hijo, esta noche hará frío. - Dijo su padre que se acercó donde el cortaba la leña.
- Si, este invierno esta siendo duro. - Dijo sin parar de cortar leña Dani.
- Mírate, eres todo un hombre, casi sin darme cuenta, te has convertido en un hombre. - Dijo mirando orgulloso a Dani.
- Los años pasan padre, aunque te lo debo a ti. - Dijo Dani, Julia pasó frente a ellos cargando con un pequeño cesto que llevaba al huerto, posiblemente para recoger algo que hiciera falta para la cena. Sonrió a ambos y continuó caminando.
- Tu madre me ha dicho, que estas durmiendo en el establo. - Dijo Mark.
- Así es padre. - El ruido constante del hacha partir la madera no cesaba.
- Se que tendrás tus necesidades como hombre, yo te entiendo, pero Julia...
- Es mi hermana, lo sé bien padre, no me he fijado en ella, solo dormimos juntos una noche, sin más, dormir. No la desnude, ni la toqué, aunque madre parece ser que no lo cree. - Dijo Dani cortando las palabras de su padre.
- Os encontró a ambos en el establo, tu hermana no puede ir en prendas femeninas delante de ti, ya es toda una mujer, ni mucho menos dormir contigo. - Dejó claro Mark, Dani continuó cortando leña sin añadir nada.
- En mi próximo viaje vendrás conmigo. - Anunció Mark, su hijo dejó de cortar leña.
- ¿De verdad padre? - Dijo emocionado.
- Claro, ya tienes edad para ello. - Sonrió Mark.
- ¿Vamos a dejarlas solas tanto tiempo? - Dijo con tono preocupado.
- Tardaremos poco, quiero enseñarte algo de allí y volveremos. - Afirmó Mark.
- Esta bien padre. - Asintió sonriente.
A la hora de la cena había tema de conversación, Mark afirmó que saldría con Dani en breve y tardarían poco en regresar.
El día tardo poco en llegar, antes de que quisiera darse cuenta, Dani estaba preparando algo de ropa, para unos días, al igual que Mark.
- Te he hecho esto. - Dijo Julia entregándole un zurrón, que ella misma había tejido.
- Gracias. - Sonrió Dani.
- Padre dice que va a vender las pieles que has cazado. - Dijo Julia.
- Así es. Pronto estaremos de vuelta. - Dani besó a Julia en la frente.
Llegó el momento, la familia despidió a los dos hombres de la casa y partieron rumbo a la ciudad. Cuando llegaron allí, el senso de personas era un no parar y pronto le dieron salidas a las pieles que Dani había cazado.
- Tu parte hijo. - Dijo dándole una bolsa con una cantidad más que generosa de monedas.
- Es mucho padre. - Observó Dani.
- Eres un buen cazador, cazas las mejores presas y esas pieles son las que mejor se pagan. - Sonrió orgulloso Mark, mientras caminaban por las calles, su padre se detuvo.
- Ves aquellas mujeres. - Dijo Mark, Dani observó, un grupo de mujeres muy arregladas, se paseaba frente a una casa.
- Son hermosas. - Sonrió Dani.
- Por unas monedas de las que llevas ahí, te dejarán meterte entre sus piernas. - Comenzó a reír Mark, Dani se sumo a ello.
- Es la mejor casa de anterne del lugar. - Afirmó su padre.
- ¿Cómo lo sabes? ¿No has estado ahí verdad padre? - Frunció el ceño Dani.
- Es la más famosa del lugar, todo el mundo habla de ella, por eso lo sé, nunca he estado. - Informó Mark, el jóven le miró sin creer ese argumento, pero guardó silencio.
- Ves y disfruta de las ganancias, esta tarde volvemos a casa, yo voy a tomar algo de vino, junto a conocido en la posada de María.
Su padre se fue y Dani se adentró más en calle, las mujeres llamaban la atención de los hombres, aunque Dani se detuvo frente a un puesto del mercado.
- ¿Tiene vestidos? - Preguntó al mercader.
- ¿Sabes que un vestido es para mujer verdad? - Comenzó a reír el mercader, ya que no era habitual que un hombre pidiera eso.
- ¿Sabe que el dinero es el mismo venga de la mano del que venga verdad? - Dijo serio, el vendedor dejó de reír.
- ¿Cómo es tu novia? - Preguntó el mercader. - Estos son de buena tela. - Le destapó varias vestidos, que tenía envueltos.
- Son muy grandes, su cintura en muy pequeña. - Dijo Dani mirando los vestidos.
- Entiendo. - Dijo el mercader, buscó entre su género y destapó tres vestidos, bonitos y parecían la talla de Julia.
- ¡Estos si! - Sonrió Dani.
- ¿Cuál se va a llevar? - Preguntó el mercader.
- Los tres. - Afirmó Dani.
Volvió a reunirse con su padre por la tarde, el punto de encuentro era donde habían vendido los pieles.
- ¿Qué tal ha ido? - Sonrió cómplice Mark.
- Muy bien padre. - Sonrió Dani de forma pícara, dándole entender que había pasado la tarde encerrado en uno de esos famosos burdeles.
Cuando llegaron a casa estaba anocheciendo, su familia recién había comenzado a cenar, les recibieron con los brazos abiertos, después de hablar acerca de las ventas y demás, aun sentados en la mesa.
- Traje algo para ti. - Sonrió Dani a Julia.
- ¿Para mí? ¿Qué es? - Dijo sonriente Julia.
Sus padres y hermanos miraron espectantes, Dani sacó algo envuelto en una tela y se la dio a Julia.
- ¡Espero que te guste! - Sonrió Dani, Julia quitó el fino cordón con entusiasmo y abrió la tela, al ver los vestido sonrió emocionada.
- ¡Dani, me encantan! - Se echó abrazarle emocionada. - Son preciosos. - Dijo mientras se ponía una por encima.
- Si que lo son ¿Por qué nunca me has traído uno? - Dijo Melisa, mientras miraba a Mark, solo pudo barbucear a modo respuesta sin saber que decir.
- Toma madre. - Dani sacó de su zurrón un paquete con el mismo envoltorio que a Julia.
- Gracias hijo mio. - Dijo emocionada y lo abrió rapidez, obviamente era un vestido y Melisa parecía estar feliz después de ese gesto de Dani.
Todos se retiraron a dormir, conforme la noche avanzaba parecía que Melisa y Mark estaban cariñosos, Julia fue a ver a Dani al establo, este aun estaba despierto.
- ¿Qué haces aquí? ¡Te vas a helar! - Dijo Dani al verla.
- Te echado de menos. - Sonrió Julia desde la escalera.
- Y yo a ti. - Agarró a Julia y la ayudo a terminar de subir. - ¡Estás helada! - La tapó junto a él, ambos quedaron de lado, mirándose, compartiendo la misma almohada.
- He oído como padre le decía a madre que el problema ya estaba solucionado ¿Qué problema Dani? - Preguntó Julia.
- Supongo que se refería al dinero, las pieles se han vendido muy bien y hemos sacado un buen pellizco. - Sonrió Dani, su mano estaba sobre la cadera de Julia, la llevo al lado de su cara y metió sus dedos entre el pelo de Julia. Los dos se miraron a los ojos, Julia agarró de la parte de la barbilla, pelo de la barba rubia de Dani, que la llevaba de algunos días, aunque su rubio era más oscuro que el de Julia.
- Te has dejado barba.
- ¿No decías que a las mujeres os gustaban los hombres con barba? - Sonrió Dani.
- ¿Has conocido a muchas mujeres? - Preguntó su hermana.
- He visto a muchas mujeres, pero ninguna tan bonita como tú. - Dijo Dani, mientras acariciaba con suavidad la cara de Julia, su otro brazo estaba bajo el cuello de ella.
- Dices eso porque eres mi hermano. - Se sonrojo Julia.
- Digo eso porque se lo que vi. - La miró a los ojos, aunque ella fue incapaz de sostenerle la mirada. - Te quiero Julia. - Le susurró.
- Y yo. - Levantó su vista, para encontrarse con los ojos azules de su hermano, él la estrechó entre sus brazos y se abrazaron. Instintivamente Dani busco los labios de Julia, se besaron con suavidad, mientras acariciaba su espalda.
Julia sintió una sensación que recorrió su cuerpo, tras compartir su saliva con la de un hombre, tenía el corazón acelerado y Dani lo sentía al tenerla pegada a él.
- Esto no está bien... - Susurró Julia tras besarse a centímetros de su hermano.
- Lo sé. - Dijo en el mismo tono que ella y volvió a buscar sus labios, esta vez la lengua de Dani busco la de Julia y recorrió la boca de ella deseoso, mientras la abrazaba más contra él.
- Tengo que irme ya. - Dijo Julia poniendo sus manos en el pecho de Dani, mientras era incapaz de mirarle a los ojos.
- No tengas miedo. - Le susurró Dani, mientras acariciaba su espalda, se puso sobre ella, sus piernas se descubrieron a rodear la cintura de Dani.
La mirada de deseo de él, recorría las piernas desnudas de Julia y a ello se sumaron sus manos, que fueron subiendo por sus muslos, al llegar a la entrepierna tres de sus dedos acariciaron por encima de la tela la intimidad de su hermana.
Julia agarró la muñeca de él, frenandole, Dani agarró con ambas manos la cara de Julia y se echó sobre ella, quedando a centímetros cara a cara, mientras las piernas de ella rodeaban la cadera de Dani.
- Confía en mi, no haría nada que te lastimara. - Volvía hablarle entre susurros, su hermana le miró en silencio y le sonrió tras mirarle a los ojos, las manos de Dani comenzaron abrir los botones de la camisola de Julia, la respiración de ella se notaba, a cada botón que él abría más aún, abrió varios botones con suma delicadeza y destapó los pechos de Julia.
Era tal y como los había soñado, tan grandes y firmes, las rudas manos de Dani los agarraron con ansía, dejando los pezones al descubierto, comenzó a lamerle un pezón, mientras manoseaba el otro, los pechos de Julia, llenaban bien las grandes manos de Dani. Comenzó a comer sus pezones ansioso, jugando con su lengua, poniendo sus pezones durisimos. El pecho de Julia subía y bajaba agitado, mientras mordía sus labios y apretaba la cabeza de su hermano contra ella, el manoseo de Dani, su lengua recorriendo cada centímetro de sus tetas, sentirle sobre ella, solo su vientre estaba cubierto por la parte de la camisola que estaba cerrada, notaba un calor que provenía de su vagina y que aumentó de forma inmediata cuando Dani comenzó a succionar sus pezones, mordía sus labios para así ahogar sus gemidos. Cuando terminó de comerle el pecho, dejó sus pezones completamente marcados y todas sus tetas llenas de saliva. La miró de nuevo a los ojos y le sonrió, lo único que les iluminaba era la luz tenue de una vela, abrió los botones que quedaban de la camisola y liberó a Julia de ella por completo, dejándola solo en bragas de algodón, pegó su cara al vientre de Julia y cerró sus ojos soltando un respiro.
- He soñado con esto... - Dijo en tono suave.
- Dani... - Mencionó su nombre en un suspiro.
Los labios de Dani comenzaron a besar su vientre llenándolo de besos, bajando con suavidad por su cintura, la besó sobre la braga desde el pubis, hasta su vagina, notó la tela mojada, agarró la braga y se la quitó, volviendo a meter la cabeza entre sus piernas, observó por un instante la vagina mojada de Julia y no se demoró ni un segundo en saborearla, recorrió con su lengua la rajita húmeda, Julia soltó un suspiro al sentirlo, mientras la recorría abrió con sus dedos los labios vaginales de ella y metió la lengua en su agujerito, la metía y la sacaba saboreando su jugo y volvió a recorrer la rajita de Julia, cuando llegó a su clítoris sintió como sus muslos se tensaban alrededor de su cabeza, mientras gemía ahogadamente, comenzó a pasar una y otra vez la lengua por su clítoris, con movimientos cortos y rápidos, sin parar ni un segundo de estimular su clítoris, no sólo no paraba de gemir, sus fluidos eran abundantes y calaban las mantas sobre donde se encontraban, aquel sabor a hembra le ponía más cardíaco y empezó a comerle el coño de forma frenética, machacando su clítoris con la lengua, Julia mordía sus labios para no gemir de forma desmesurada, mientras apretaba la cabeza de Dani entre sus muslos y le agarraba del pelo con una de sus manos. Todo su cuerpo se invadió por una sensación que nunca antes había experimentado, llegó al orgasmo acabando en la boca de Dani que no paró de lamerleselo, cuando terminó de correrse, dejó de apretar con las piernas la cabeza de Dani, subió por su cuerpo y la miró a los ojos. Ambos se sonrieron y acto seguido entre los dos, liberaron a Dani de su calzón, su miembro desnudo se pegó a la mojada vagina de Julia, suspiró conforme lo sintió rozarla.
- Es grande... - Susurró Julia, que aunque era la única que había podido ver y sentir a ella le parecía muy grande y no iba descaminada, Dani dejó pegados a su vagina veinticuatro centímetros de un grosor también generoso.
- Eres preciosa. - Susurró Dani y la besó apasionadamente. Movía su pelvis contra ella, continuamente mientras se besaban, lo que hacía que todo se llenará de mucho flujo de Julia, incluyendo el miembro de Dani. Poniéndose de rodillas entre las piernas de ella, guió su miembro con su mano y comenzó a rozar su glande contra el clítoris, todo el cuerpo de Julia se estremeció.
- ¿Te gusta? - Preguntó Dani, mirándola sin cesar de hacerle aquel masaje.
- Mucho... - Dijo entre cortadamente, repitió aquel movimiento, mientras Julia arqueaba su espalda y le pedía más. Entre la humedad, excitación y sensibilidad del anterior orgasmo, llegó de nuevo al climax, alcanzó un sumo placer que volvió hacer emanar mucho fluido de su interior, Dani llevo el glande a su agujero y lo adentró con facilidad debido a la lubricación, apretó un poco más y Julia sintió como iba abriéndola produciéndole un dolor que le gustaba, no sabía porque, pero no quería que se detuviera.
Volvió a echarse sobre ella, los dedos de Julia se clavaron en los brazos flexionados de su hermano y continuó penetrandola suavemente, pero sin detenerse.
- ¡Aaaah! - Gimió entre dolor y placer de forma sonora.
- Sssshhh... - Dani puso su dedo índice sobre los labios de ella y la besó, sin dejar de hacerlo continuó metiendo centímetro a centímetro su miembro en el interior de Julia. Cuando al fin estaba por completo en su interior se detuvo y ambos suspiraron entre beso y beso. Empezó a moverse suavemente sacando parte de su miembro y volviendo a meter con suavidad, Julia volvía a contener sus gemidos y sentía los jadeos de Dani.
La sacó de su interior, suavemente, más y más, hasta dejar solo el glande dentro, el miembro estaba manchado por un poco de sangre, esa sangre le decía a Dani que ya había roto la virginidad de Julia, volvió adentrarla en su interior, mirando a los ojos a Julia, volvieron a besarse y la penetración comenzó a ser suave y constante, Julia empezaba a sentir que su interior se acostumbraba al miembro de él, momento en el que Dani aumento el ritmo, agarró a Julia de los muslos y empezó a penetrar de forma continua rápida, notando como salía y entraba su hombría del interior de Julia, ella se agarró fuertemente a la espalda de Dani, al igual que con sus piernas a su cintura, aunque debido a la ancharía de espalda de Dani, no llegaba a cruzarlas tras él.
Se escuchaba el sonido de los fluidos de los dos en cada penetración, aunque hacía un frío que congelaba los huesos, sus pieles brillaban por el sudor que les cubría, sin dejar de penetrarle de aquella forma, Dani besaba y manoseaba los pechos a Julia constantemente.
- No pares... - Dijo Julia entre gemidos, a modo respuesta Dani la besó ansiosamente e hizo las embestidas más placenteras y agresivas. Julia comenzó a gemir de forma más continua aún, tapando los gemidos en la boca de Dani, su clítoris palpitaba, había llegado al orgasmo, justo en el momento que Dani volvió a introducirle en miembro, arqueo su espalda, arañó la espalda de su hermano, sin darse ni cuenta, mientras la sensación de placer recorría todo su cuerpo, Dani la sintió contraer su vagina instantes antes, apretando su miembro, dándole un placer que lo llevaba al séptimo cielo.
La sacó después de aquel orgasmo y ambos se movieron sobre la cama besándose, quedaron de costado, Dani tras de Julia, agarró su pierna y la levantó, introducio su miembro desde atrás de Julia, pegando su pecho a la espalda de su hermana, con la pierna flexionada Julia, él llevo su mano a su clítoris pasando su mano bajo su muslo, mientras le penetraba desde atrás, el brazo libre de Dani pasó bajo el cuello de Julia y con el puso su rostro de lado para poder besarla desde atrás. La penetración era intensa, los testículos de Dani chocaban contra su vagina, los dedos de Dani provocaban un gran placer a Julia, continuaba así penetrandola y estimulandola, mientras ella sentía la respiración agitada de Dani tras ella.
- Aaah, Aaaah, Dani... - Gimió Julia.
- Ssshh... No pueden oírnos. - Hablo entre Jadeos Dani.
Dani comenzó a sentir que pronto acabaría y la penetración además de frenética era muy rápida, Julia notó como aumento la tensión física de Dani, al igual que el de ella, los dedos de Dani estaban empados y ese estímulo causó su efecto, volvió a llegar de nuevo, dejándola por completo exhausta, mientras el miembro de Dani, seguía saliendo y entrando de su interior sin detenerse.
- Ooh... Ohh... - Sacó su miembro del interior de ella y masajeandolo se corrió echando mucho más semen que en cualquiera de sus alivios en solitario, llenando el muslo de Julia, que lo sintió caliente y espeso. Ella se giró cuando Dani acabó y se besaron, mientras se abrazaban, Julia se puso sobre su hermano y no paraban de besarse, las manos de Dani recorrían la espalda de Julia, hasta llegar a su culo, el semen recorría el muslo hasta llegar a manchar a Dani también, continuaban besándose y acariciandose.
Aún no había amanecido, cuando escuchó desde dentro del establo.
- ¡Dani, Dani despierta! - Dijo Mark en altavoz, ambos se miraron con gesto alterado.
- No digas nada. - Dijo Dani en un tono que hasta Julia le costó escuchar, se asomo a la escalerita que le llevaba allí arriba.
- ¿Qué ocurre padre? Aún no amanecido. - Dijo Dani desde arriba, intentado aparentar normalidad.
- Ya, pero ahora mismo amanecerá, nos vamos al bosque a cazar y es mejor salir un poco antes, vístete vamos. - Dijo su padre desde abajo.
- Enseguida padre. - Dani se vistió y recompuso lo más rápido que pudo y bajo, sin hacer ningún gesto a Julia que le delatara.
Salió con su padre del establo, Julia se vistió con rapidez y volvió a casa en silencio, antes de que su madre despertara, cuando su madre la despertó estaba cansada y aunque no había dormido había merecido la pena pasar la noche con Dani.
2 comentarios - Mi Bellisima Hermana Julia