Les traigo un relato de incesto entre hermanos de mi autoría. Esta vez, tratando de hacerlo más realista, fundamentado y despacio que otros relatos que escribí, en los que me cuesta hacerlos más sutiles y no tan explícitos.
Está dividido en capítulos más breves porque me parece que se hace más ameno. Advierto que este empieza más “soft” y va a ir ganando temperatura con el correr de los capítulos.
La chica que uso en las fotos y como “modelo” es una instagramer y cosplayer cuya cuenta se llama Bee_farmer. Por si quieren material de ella.
Algunas fotos de mi hermana con la terrible malla que usa en este capítulo.
Todo anime tiene su capítulo de trajes de baño
Esa tarde, la temperatura de mi cuerpo no bajaría ni aunque me zambullera en agua del ártico a nadar con ballenas. Trataba de distraer mi mente y convertir la tarde de pileta en un mero recreo inocente, pero con Tamara tomando sol en la orilla, con su curvilíneo trasero apuntando al sol, era difícil vencer a mis nuevos impulsos insanos.
El día estaba despejado a tal punto que manejé la teoría de que el sol no quería perder de vista ese culazo ni un segundo.
Una vez, no recuerdo cuando, Tammy me había dicho que todo anime tiene un episodio de pileta, playa o piscina, como excusa ideal para mostrar a sus protagonistas en trajes de baño sugestivos. Esa tarde de viernes a las tres, ella y yo protagonizábamos nuestro propio capítulo en trajes de baño y no sabía qué rumbo tendría.
Por ahora se hacía la boluda mirando fotos en instagram, regalando corazoncitos a otras cosplayers y páginas de animé que seguía.
- ¿No te cansas de nadar? Te van a dar calambres.- Me dijo desde la orilla.
- Esta buenísima, no sé qué esperas para meterte.- La alenté sin éxito.
- Dije que quería tomar sol, después me meto, cuando me dé más calor.
Me apoyé contra el borde y la miré con atención masticando una idea. Había visto en su cuenta que tenía varias fotos con esa misma malla azul que tanto me gustaba, aunque ya la deseaba ver sin ella.
- ¿Querés que te tome unas fotos desde acá? – Propuse algo aburrido con miedo a que se pinchara la tarde.- Pueden salir buenas.
- Mmm está bien.- Accedió.- Guarda que no se te caiga el celular he…
Con sumo cuidado y después de secarme las manos, tome su teléfono y me alejé para tener una buena perspectiva de ella. Tamara se acomodo enfrentando al lente y sonrió para las fotos.
- Decí “kawaii” – Dije como reemplazando a la palabra whiskey, que usamos en mi país cuando queremos sonreír en las fotos. Mi ocurrencia le sacó una risa auténtica.
- Ah te sabes algunas palabras de anime, ototo-san.
- Por supuesto, onee-san.- Respondí. Ella me había dicho hermano menor en japonés y yo hermana mayor. Esos japoneses tienen palabras para todo.
- Apa, me sorprendes. Tenes madera de otaku al final. Deberías dejar un poco las series y mirar animé conmigo.
- Aprendí de la mejor.- Mencioné sin dejar de fotografiarla, ahora más de perfil, preocupado en enmarcar bien sus curvas.
Justo como quería, la inocente sesión se fue calentando cuando Tammy decidió moverse. Le saqué fotos estando arrodillada sobre la toalla, mirándome o mirando a un lado, con y sin lentes de sol. Poco a poco, se acostó y me dio la espalda he herví el agua con mi cuerpo.
- Tomame una desde atrás, así como si no me hubiera dado cuenta.- Una manera elegante de decir que quería que le capturara la cola. La muy atrevida tenía las piernitas un poco separadas y se le notaba toda la almeja y el hilo de la malla apenas tapándole el culito.
Yo todo obediente, le saqué varias, incluso algunas bien de cerquita mientras ella miraba al costado o enfrente. Deje toda moral atrás al capturarle la conchita apenas oculta por la mallita.
- Mirame a mí, sorprendida como si me hubieras pescado infraganti sacándote fotos a la cola.
Mi hermana entendió el mensaje y giró la cabeza mirando a la cámara, haciendo caras de asombro. Tener semejante pan dulce enfrente me estaba calentando más que el sol veraniego. Me sentí como una papa frita en una olla de aceite hirviendo.
- Veni, sacame unas en la escalera desde abajo…
Como algunas piscinas, tenemos una escalera de metal vertical que llega al fondo (por seguridad). Tamara se ubicó en ella y se quedó bajando, a medio camino para que le tomara fotos. Se notaba que estaba acostumbrada a posar, cambiaba de posición cada pocos segundos y ni siquiera necesitaba tirarle ideas porque parecía leerme la mente. Siempre estaba un paso delante de mi mente sucia, o mejor dicho, una “pose” adelante.
Sería monótono describir cada posición, cada fotografía tomada, además de que no se mucho sobre ello. Solo diré que me encantó cuando se paró de cara a la piscina y sacó pecho hacia el sol, resaltando su precioso busto. Tenía el pecho brillante y algunas gotitas de sudor brillaban al caer como roció, describiendo la curva de sus senos. La descripción que les hago es más poética que las ideas que estaba teniendo.
Esa malla azul, y perdón que me repita, tan ajustada, tan metida entre sus curvas era un deleite. Por supuesto, que me agaché para capturarla desde abajo, ella con una pierna en el agua y la cola en el aire. Tamara, mientras la fotografiaba desde ese ángulo atrevido, me dedicaba una mirada obscena desde arriba. Estaba tan preocupado por la perspectiva bajando que casi sumerjo el celular.
- Esta bien, ototo-san, ya sacaste varias, ahora déjamelas ver…
Tammy se metió al agua y se deslizo con suavidad hacia mí. Sentí su cuerpo, ahora fresco, pegarse al mío para mirar las fotografías. Una por una, las fui pasando y me decía que le borrase aquellas que salieron quemadas (con luz excesiva) o desenfocadas (borrosas).
- La mayoría te salieron buenísimas, tengo material para rato.- Dijo casi susurrando.- Algunas las podemos vender por patreon.
- ¿Como que las podemos vender?- Pregunté haciendo énfasis en “las”.
- Tonto, vos sacaste las fotos, si me ayudas en esto obvio que te doy una parte.- Me explico deslizándose hacia la orilla, dejando los lentes en la orilla. Aunque le aclaraba que hice el favor desinteresadamente, ella agregó.- Ahora quiero un nuevo favor. Un video.
- ¿Queres que te filme nadando o algo así?
Tammy tenía algo mejor en mente. Me abrazó de frente y extendió el brazo con la cámara frontal activada, y ni bien empezó a gravar, me dio un beso.
No era un simple pico como el de la noche, sino un beso en toda regla. Sus labios envolvían los míos, el labio superior, el inferior, toda mi boca. Mi hermana me besaba como a un amante mientras grababa todo con su celular. Me excitaba en sobremanera esa mezcla de sensaciones, la temperatura del agua, la temperatura de su cuerpo, el saborcito ardiente de sus labios, su abrazo apasionado, el sonido del chupón…
- ¿Te gusto? Casi se me cae el celular de la emoción…- Dijo al despegarse y observar pegada a mí el video.- Tenes cara de miedo, como si te estuviera besando una fea.- Se quejó desilusionada.
- No es eso, Tammy, es que… por más hermosa que seas, bueno, somos hermanos.
- Pensé que ya habías superado eso. – Poniéndose atrás mío, acariciándome el pecho. Por un segundo pensé que me agarraría del cuello como años atrás cuando se ponía cargosa.- Con el regalito que me dejaste en la bombacha esta mañana creía que te gustaban estos juegos, que ya entendías lo que quiero y me habías dejado un regalito.
- Sí, me gustan mucho, es que, bueno… estaba muy… ya sabes.
- ¿Al palo como ahora?- Me susurró al oído mientras me tocaba el paquete. La mano de mi hermana me palpó el bulto, como decimos acá, haciéndome sentir una especie de descarga eléctrica en todo el cuerpo. Sintió mis huevos, mi verga, envolviendo su circunferencia con los dedos sintiendo cuan dura la tenía.
- Fue maleducado de tu parte ensuciarme la bombachita teniéndome a mí para eso.
- Tammy…- Jadié con la mente en shock mientras me frotaba el glande con los dedos por fuera.- No quería excederme.
- Te hubiera ayudado como más te guste, como se te ocurriera, que no se te olvide de ahora en más.
Mientras me masajeaba me dio besos en el cuello muy sonoros, uno, dos, tres… parecía enamorada.
- Peliamos tantos años, que tonta fui… Hace años que me calientan animes de incesto, descargo doujinshis, miro videos reales y recién ahora me doy cuenta de que podía vivir esas historias… hacer cositas chanchas con mi hermanito.- Me confesó al oído mordiéndome la oreja.
- Te voy a ayudar en todo lo que quieras, Tammy.- Y entregándome a sus fantasías, giré el cuello para que nuestras bocas se encontraran una vez más volviéndonos a dar un beso, cada vez más húmedo y sonoro que el anterior.
- Abrí la boquita hermanito…- Me susurró y obediente, me dejé meter la lengua.
Se me puso la piel de gallina al sentir su lengua bailando dentro de mi boca, enroscándose dentro de mí, saboreando su saliva, sintiendo su respiración contra mi rostro mientras su mano me acariciaba el pene masturbándome por fuera. Había visto varios videos de asiáticas y confieso que mi hermana me beso así, a pura lengua, a lo chancho, no era un beso apto para telenovelas. Parecíamos dos niños esbozando un beso adulto.
- Sos un buen hermanito, ahora te voy poner al palo…- Dijo en tono apremiante.
- ¿Más de lo que estoy Tammy?- Me lamenté, peligrando mi contención láctea.
Mi hermana se me puso enfrente, de espalda, y comenzó a rozarme la cola contra la verga como en un perreó acuático. Aunque me rozaba apenas, yo la apoyé con ganas. La froté sintiendo sus suaves nalgas contra todo mi paquete y ella, a su vez, sintió toda mi pija contra la cola. Me sentí tan afortunado de poder apoyar esa cola a fondo que tantos en su clase debían de morirse por sentir.
Un poco más envalentonado, la tome de las caderas desnudas, apretando sus carnes suaves y calientes y comencé a masturbarme contra su zanja, malla contra malla, con mi erección hirviendo el agua a nuestro alrededor y amenazando con quemar nuestras ropas. A pesar de estar vestido me envolví el tronco con sus dos cachetes y subí y baje a gusto, mientras ella me ayudaba balanceándose como la pervertida que era…
Tamara retrocedió, apretándome contra la pared de la piscina, subiendo y bajando a su ritmo, casi hasta hacerme eyacular con ropa y todo. Como si sintiera que tan cargado estaba mi tronco, se detuvo y me invitó a salir de la piscina, haciendo emerger ese cuerpo sensual como una sirena.
- ¿Qué esperas, baka? Pasemos al siguiente nivel.
Poniendo primera.
Tantas tardes perdidas, tantas noches desperdiciadas. Tantas horas dedicadas a los entretenimientos banales. De haber sabido que tenía a una pervertida en la habitación siguiente, de haber sabido que algún día, me haría una paja mientras me besa sentado en el borde de la piscina, no lo hubiera creído.
Tras sentarnos ella metió su mano dentro de mi malla y comenzó a besarme la boca mientras me la acariciaba a mano pelada, tocándome el pene y los huevos. Sin siquiera ver, a los pocos segundos estaba desnudo y con mi hermana pajeándome al sol, medio abrazada a mi.
- Me gusta mucho tu pija, Tomás. Me sorprende que la tengas rasurada siendo que estas soltero.
- Siempre… me gustó… tenerla así.- Jadié con los ojos entrecerrados, en cambio ella, me miraba la verga con deseo. Debía de tener ganas de mirármela de hace mucho y a pesar de que me besaba, no dejaba de mirármela.
- ¿Te gusta cómo te hago la paja? – Me comía la cabeza con la charla.- ¿Es mejor tu mano o la mía?- Despegando su boca. Yo estaba tan sedado por el conjunto de sensaciones que balbuceé como un ebrio.- Al parecer la mía… Abrí la boquita, Tommy, te quiero meter la lengüita…
Y volvió a meterme lengua hasta la tráquea.
La temperatura no hacía más que aumentar, en especial en mi pija, que Tamara masturbaba incansable. La fricción y el sol abrazador me la estaban derritiendo y eso que empezaba a salir lo evidenciaba. No podía contenerme más, con sinceridad, me latía como nunca antes.
- No puedo más… Tammy, me vengo. - La alerté al ver como mis líquidos pre seminales le ensuciaban la mano. Había dejado escapar una resaca de semen transparente y olorosa que a mi hermana ni la amedrento.
- Es la idea, dejame terminar la paja, larga toda la leche Tommy.
Ella en vez de detenerse, metió segunda en mi palanca y finalizó la masturbación haciéndome venir hacia el agua de la piscina. Su mano habilidosa, digna de artista, quedo sucia de mi leche así como el agua, en dónde se veían los hilillos de semiente flotando libres en la corriente.
- No pudo creerlo, estuvo tan buena.- Le confesé en un jadeo, sin ánimos de vestirme, sintiendo como me seguía pajeando con la mano toda pegoteada. Si seguía cascándomela se le iba a quedar dolorosamente adherida.
- Y esto recién empieza, hermanito. –Me dijo con su característico tono sensual.- De ahora en más vas a ser mi juguete personal. – Y para mi sorpresa, se paso la lengua por la mano, probando un poco de mi semen, saboreándolo.- Ugh, es agrio.
Algo más cuerdo que antes, le dio un chupón en el cuello y luego en la boca a modo de respuesta. Si quería un juguete, solo necesitaría darme cuerda.
Hablando de cuerda, la tarde transcurrió con normalidad. Su juguete personal, quedó en modo de espera. Si pensaban que porque tenía el fetichismo del incesto Tamara no iba a solar mi palanca de carne ni por un segundo, se equivocan, y me gustaba que fuera así. Habría momentos para todo, como por ejemplo, ponerse al día con la escuela de arte (Tammy uso el resto de la tarde para terminar un dibujo en el caballete) o adelantar en algún videojuego (desempolvé la playstation 4 y retomé mi juego predilecto: Detroit Become Human) La paz continuó hasta el anochecer, cuando pedimos empanadas y una pizza de jamón y queso al delivery.
Comimos bañados, frescos y rebosantes de alegría frente a la televisión, viendo una película de superhéroes en HBO. Me contó en qué consistía el dibujo que estaba haciendo y lo que tendría que hacer después para otra materia, cosa que la abrumaba porque tenía muchos cosplay en mente y no podría hacerlos. Mientras, yo le hablé de mis predicamentos en el último videojuego, donde siempre hacia las peores elecciones.
- En el juego haces malas elecciones pero en la vida no.- Me felicitó medio de la nada, y supe exactamente a qué se refería.
- Hay elecciones que son fáciles.- Concordé.- Por cierto, después mostrame que fotos subiste a insta.- Saqué el tema de las fotos como para calentar un poco la atmosfera.
- Seguro, miralas. Subí esa frente al espejo de historia y algunas de las que sacaste. – Pasándome el teléfono, donde chusmié que no me había dado crédito por las fotos, cosa que me aliviaba. Si cometía el error de etiquetarme habría que ser muy inocente para no pensar que había gato encerrado. Por supuesto que el video de nuestro beso o las fotos más picantes quedarían para su arca personal y no supe si pensaba compartirlas o no.
- Las mejores van para patreon, se van a vender como panchos a la salida de un recital.
- Casi me haces escupir la coca, boluda…
Entre pizzas grasosas como freidora de Mc Donalds, empanadas de pollo, coca de la buena y muchas risas, la noche llegaba su fin, y con ello, la pregunta del millón ¿Nos iríamos a dormir cada uno a su cama como Familia Ingalls? ¿O mi hermana tenía otra idea en mente más como de Casa Lannister?
Obviamente, lo segundo, sino este relato no tendría lugar acá. Hay cosas mejores que leer sobre un pibe al que la hermana mayor le hizo una paja.
- ¿Me pasas cremita hidratante en la espalda? Somos unos boludos, estuvimos al sol y no nos pusimos bronceador.
Fue una gran impericia mía no proponerle pasarle bronceador, fue como pasarse por alto una parte fundamental en cualquier historia que se precie de sensual, que involucra sol, agua y piscina. Fue como comer frutillas sin crema o pancho sin mostaza. No obstante, no era tarde para enmendar ese episodio y compensarlo.
- Si, no hay drama. Mañana va a doler sino.
Tammy se me sentó enfrente de mí en el sillón, en el borde, entre mis piernas. Tenía una remera holgada de gimnasia, de esas cortitas que penden de dos tiritas sobre los hombros, dichas tiritas la corrió y dejó los hombros desnudos.
Me puse la crema hidratante en las manos y las froté. Era una sustancia aceitosa pensada para que la piel recupere nutrientes y humedad luego de estar al sol, aunque de ser sincero, ella no tenía en mente humectarse.
Comencé a untarla con suavidad, como acariciándole la piel, sintiendo su temperatura corporal, esparciendo la sustancia húmeda por sus trapecios, hombros, cuello… no tardé en compenetrarme en la tarea y de repente, la televisión se silenció, todo desapareció, estábamos solos nosotros dos en un momento que prometía ser muy íntimo.
De a poco, Tamara dejaba caer la remerita un poquito más, dejándome untarle la espalda hasta la mitad, ella se sentaba cada vez más atrás, pegada a mi cuerpo. Mis caricias prosiguieron, suaves y profundas. Quería sentir su piel, la carne prohibida bajo ella.
Como quien no quiere la cosa avancé hacia su frente, tal como ella me indicaba con lenguaje corporal, untando su cuello y un poco más abajo, sus clavículas, la parte de delante de los hombros y por supuesto, me acercaba a sus pechos, de los que desde arriba, veía cada vez más descubiertos.
- Te quemaste re mal, Tammy, que descuidada…- Le susurré como ella me había susurrado toda la tarde, suave y al oído.
- Soy una tonta, pero por suerte tengo un ototo-san que me cuida…
Acto seguido, el momento tan deseado llego, y casi sentada sobre mí, me tomó las manos, dejando caer su remerita, llevó mis manos a sus tetas, sintiéndolas en toda su gloria por primera vez, llenándome las palmas con sus generosos chopes familiares.
Con las manos empapadas en crema humectante y sudor, le masajeé las tetas con placer, sentí el peso de cada una, la temperatura, la formita de sus pezones. Bien pegado a ella desde atrás, podía envolverlas con mis manos a la perfección. Sentí sus pezones endurecerse en mis palmas a medida que su respiración se agitaba. Esos cúmulos del placer la estaban haciendo retorcerse y a mí, sin darme cuenta, me pusieron al palo.
No podía creer que le estuviera manoseando las tetas a mi hermana y que la muy trolita, lo gozara tanto.
Dejé caer un chorrito de ese aceite entre sus pechos y los esparcí, dejándoselos brillantes y en punta.
- Ahhh, ahh, seguí, masajéame las tetas hermanito…
No necesitaba pedírmelo, era el primer par de tetas que tocaba en mi vida y era glorioso, perfecto, de una suavidad y consistencia que me encantaban. Aunque no había tocado nunca otros pechos como para comparar, para mí era como si me regalaban un Ferrari como primer auto, ustedes entenderán.
Tras dejárselas relucientes y humectadas como para una semana, pase a concentrarme en sus pezones, a los que no veía pero sentía con mis dedos y dibujaba en mi mente, eran dos copitos duritos que le daban descargas de placer cada vez que pellizcaba con ternura. Sin preguntar, movido por impulsos tan prohibidos como primitivos, pasé mi cabeza por debajo de su axila para quedar al lado de su teta, a la que succioné con descaro…
- Ahhh, sí, eso me gusta, me gusta mucho, chupá, chúpame la teta…- Me jadeó babeándose (literalmente) mientras yo atenazaba su pezón infladito con mi boca y succionaba. Aunque no sacaba nada, les juro que en mi boca me parecía sentir un dulce néctar proveniente de sus pechos.
Nos contorsionamos como dos víboras en el sillón sin despegarme de su pezón, adherido a él de la manera más pervertida posible. Quedé casi sobre ella, que en un gesto de piedad, me descubrió el pene y me pajeó por segunda vez en el día…
Formando un anillo con sus dedos, me pajeó mientras le chupaba la teta con mayor ahínco, intentando ver cuánto de ella entraba en mi boca. Pensamientos aún más sucios que mis actos me abordaban, como que si alguna vez se embarazaba, de ninguna manera dejaría escapar la oportunidad de alimentarme de esos pechos hasta empacharme.
- Esta posición es muy común en los doujinshis de incesto, en especial los de madre e hijo, no puedo creer que la esté haciendo…- Me confesó sin dejar de verme a los ojos en un tono casi maternal, tanto le gustaba la posición que tomó su celular (no sé ni cómo ni de dónde) y me fotografió repetidas veces.
- Que pervertida que sos, Tammy…
- Decime onee-san de ahora en más, y seguí chupándome...
Los minutos transcurrieron mientras interpretábamos esa adaptación live action de un hentai incestuoso, de los que le robaban el sueño a mi hermana. Los gemidos se acrecentaron a medida que aceleraba la masturbación, como hizo hace pocas horas en el borde de la piscina.
Mi pene se sacudió casi como una manguera entre su mano y eyaculé sobre ella y sobre mi vientre, quedando en estado de reposo tras semejante paja en cuestión de segundos. Deje de succionarle el pecho y noté que le había quedado colorado de tanta succión.
- Muy bien, ototo-san, me gustó que me chuparas las tetas, ahora te voy a recompensar.- Saliendo de abajo mío, sentándose al lado.
Tamara se abrió las piernas formando una “M” con ellas enseñándome la vagina toda marcada contra el shortcito. Se le notaba a la perfección contra la tela, cada montañita, y por supuesto, el tajito del medio, tan sexy, tan apetecible, y me la estaba presentando como un obsequio, simplemente no podía creerlo.
- Dale, baka, dale una mano a tu hermana, tocame la panocha…
Me acerque sin dudar y mirándola a los ojos, apoyé mi mano en su vulva, sintiendo su suavidad. Tenía una conchita grande, suave, de labios pulposos, la acaricié por fuera hundiendo mis yemas en sus profundidades. Tammy cerró los ojos cuando busqué la parte alta de su vulva y encontré su clítoris.
Lo sentía apenas tras la tela, no obstante estaba ahí, como un pequeño botoncito enloquecido por el contacto de mi mano.
- Tenes una conchita re suave, Tammy…- Le susurré calentándola aún más.
- Es toda tuya, Tommy, tocame, tocame ahí, más fuerte…
Obediente como siempre, me concentré en su clítoris y lo froté un poco más profundo, con lentitud, casi como haciéndola desear más y más. Palparle la concha me había dejado todo palote sin darme cuenta (de nuevo). Comenzaba a perder la noción de todo cuando hacía cosas cochinas con mi hermana y me sorprendía que una erección tan prominente apareciera de improviso, sin avisar, casi como si no fuera parte de mi cuerpo sino una entidad autónoma lista para una nueva ronda de perversión.
- Mirá como me ponés, Tammy, estoy todo durito de nuevo.- Le susurré sin dejar de masturbarla. Ella entendió el mensaje y tras acomodarnos lado a lado, comenzamos a tocarnos mutuamente mirándonos a los ojos y los sexos. Solo existíamos nosotros dos, rehenes de nuestros genitales, que nos embriagaban de placer, con nuestras mentes fundiéndose como circuitos alcanzados por un rayo, derritiendo sus componentes por toda la cabeza.
- Se me va a cansar la mano, hermanito, me parece que esta noche voy a tener que usar otra cosa.- Prometió dándome una descarga de placer en todo el cuerpo. Si su mano se sentía tan bien, no me quería imaginar otras partes de su cuerpo.
- Estoy para lo que me pidas, Tammy.- Me confesé sumiso, y me acerqué para besarla con pasión, imitando los besos que ella me había dado junto a la piscina.
- ¡Mmm, ahhh, mmm, decime onee-san, tocame más fuerte!
- Meteme la lengua onee-san, mandame lengua como en los hentai cochinos que ves…
Hechos un revoltijo, tocándonos frenéticamente, nos vinimos entre besos guarros que entrecortaban sus gemidos. Sentía con mis dedos la telita del shortcito humedecerse con sus fluidos ardientes mientras mi pene chorreaba leche sin tanta fuerza pero con ganas de darlo todo de sí.
Tras terminar y mirarnos, tan transpirados como agitados , no tuvimos ni una pizca de remordimientos, ni una pizca de culpa. Nos sonreímos y nos miramos, desnudos, despatarrados, sucios, y comenzamos a reír como dos chiquillos, como dos novios atontados por el amor.
- No pensé que íbamos a hacer esto tan rápido.- Me dijo Tammy, abrazándose a mí. Notando que la tele estaba encendida, y la puerta al patio abierta.
- Bueno, estamos solos, tranquilos, no veo por qué nos íbamos a contener.- Pensé sin mucha claridad.
- En mi cabeza me imaginaba que íbamos a ir más de a poco, me imagina que te iba a dar cosa y te ibas a resistir, que yo tendría que insistir… pero una vez que arrancáramos que íbamos a frenar. En eso último no le erre.- Acto seguido, llevó su mano a mi pene en reposo y lo acarició.- Ni siquiera te da vergüencita estar en bolas frente a mí, resultaste de mente más abierta de lo que pensé.
- Me haces cosquillas, Tammy, dejame recargar un poco.- Bromeé apretándole un pecho.- y vos no me podes decir nada, he, si te quedaste en topless como si nada frente a tu hermanito.
- ¿Sabes que creo?- Se me acercó sin incomodarme ni un poco, es más, creí que me volvería a besar.- Que es injusto que te haya visto la pija con lujo de detalle y vos a mi solo las gomas.
- ¿Estás diciendo… lo que creo que estás diciendo?- Susurré imaginándome por dónde iba la mano. Tamara asintió y dejó el sillón, acomodándose la remerita. Fue a cerrar la puerta del patio y bajo un poco la iluminación. Aclaro que tenemos de esos focos de luz regulable.
- Relájate, descansa, espérame a que baje en una horita con una sorpresa.
Tammy se inclinó sobre mí y me dio un pico.
- Ya que te gustan estos juegos y te pico el bichito del incesto vamos a aprovechar este fin de semana a solas a full…
La vi dejar el living fichándole el culo en cada segundo hasta que se perdió escaleras arriba. Ni bien comencé a procesar lo que se venía, lo que podría tener entre mis manos, lo que podría ver, sentir, probar… me relamí y mi amigo comenzó a erguirse, como esos boxeadores de películas que se levantan antes de que el réferi llegue al 10 renovado para un último round. Lástima que habían pasado apenas treinta segundos…
- ¿Tengo que esperar una hora? Me vas a matar, Tammy.- Pensé, algo nervioso, acomodándome la ropa, limpiándome, y mirándome en el espejo del baño de la planta baja sin poder comprender, como podía ser tan afortunado de tener una hermana como ella.
Continuará…
Gracias por leer! Dentro de poco continúo con la historia y llegan a instancias más decisivas! Prometo ir subiendo la intensidad como dije así que se imaginan lo que se viene ¿Hasta dónde llegarán estos hermanos?:o
Si les gustó les agradecería que puntúen y comenten, así muestran su apoyo y me doy cuenta que les gustó el relato.
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Sesión de fotos con su hija: http://www.poringa.net/posts/relatos/2849767/Sesion-de-fotos-con-su-hijita.html
Mi tía, mi amante: http://www.poringa.net/posts/relatos/3009203/Mi-tia-mi-amante.html
Está dividido en capítulos más breves porque me parece que se hace más ameno. Advierto que este empieza más “soft” y va a ir ganando temperatura con el correr de los capítulos.
La chica que uso en las fotos y como “modelo” es una instagramer y cosplayer cuya cuenta se llama Bee_farmer. Por si quieren material de ella.
Algunas fotos de mi hermana con la terrible malla que usa en este capítulo.
Todo anime tiene su capítulo de trajes de baño
Esa tarde, la temperatura de mi cuerpo no bajaría ni aunque me zambullera en agua del ártico a nadar con ballenas. Trataba de distraer mi mente y convertir la tarde de pileta en un mero recreo inocente, pero con Tamara tomando sol en la orilla, con su curvilíneo trasero apuntando al sol, era difícil vencer a mis nuevos impulsos insanos.
El día estaba despejado a tal punto que manejé la teoría de que el sol no quería perder de vista ese culazo ni un segundo.
Una vez, no recuerdo cuando, Tammy me había dicho que todo anime tiene un episodio de pileta, playa o piscina, como excusa ideal para mostrar a sus protagonistas en trajes de baño sugestivos. Esa tarde de viernes a las tres, ella y yo protagonizábamos nuestro propio capítulo en trajes de baño y no sabía qué rumbo tendría.
Por ahora se hacía la boluda mirando fotos en instagram, regalando corazoncitos a otras cosplayers y páginas de animé que seguía.
- ¿No te cansas de nadar? Te van a dar calambres.- Me dijo desde la orilla.
- Esta buenísima, no sé qué esperas para meterte.- La alenté sin éxito.
- Dije que quería tomar sol, después me meto, cuando me dé más calor.
Me apoyé contra el borde y la miré con atención masticando una idea. Había visto en su cuenta que tenía varias fotos con esa misma malla azul que tanto me gustaba, aunque ya la deseaba ver sin ella.
- ¿Querés que te tome unas fotos desde acá? – Propuse algo aburrido con miedo a que se pinchara la tarde.- Pueden salir buenas.
- Mmm está bien.- Accedió.- Guarda que no se te caiga el celular he…
Con sumo cuidado y después de secarme las manos, tome su teléfono y me alejé para tener una buena perspectiva de ella. Tamara se acomodo enfrentando al lente y sonrió para las fotos.
- Decí “kawaii” – Dije como reemplazando a la palabra whiskey, que usamos en mi país cuando queremos sonreír en las fotos. Mi ocurrencia le sacó una risa auténtica.
- Ah te sabes algunas palabras de anime, ototo-san.
- Por supuesto, onee-san.- Respondí. Ella me había dicho hermano menor en japonés y yo hermana mayor. Esos japoneses tienen palabras para todo.
- Apa, me sorprendes. Tenes madera de otaku al final. Deberías dejar un poco las series y mirar animé conmigo.
- Aprendí de la mejor.- Mencioné sin dejar de fotografiarla, ahora más de perfil, preocupado en enmarcar bien sus curvas.
Justo como quería, la inocente sesión se fue calentando cuando Tammy decidió moverse. Le saqué fotos estando arrodillada sobre la toalla, mirándome o mirando a un lado, con y sin lentes de sol. Poco a poco, se acostó y me dio la espalda he herví el agua con mi cuerpo.
- Tomame una desde atrás, así como si no me hubiera dado cuenta.- Una manera elegante de decir que quería que le capturara la cola. La muy atrevida tenía las piernitas un poco separadas y se le notaba toda la almeja y el hilo de la malla apenas tapándole el culito.
Yo todo obediente, le saqué varias, incluso algunas bien de cerquita mientras ella miraba al costado o enfrente. Deje toda moral atrás al capturarle la conchita apenas oculta por la mallita.
- Mirame a mí, sorprendida como si me hubieras pescado infraganti sacándote fotos a la cola.
Mi hermana entendió el mensaje y giró la cabeza mirando a la cámara, haciendo caras de asombro. Tener semejante pan dulce enfrente me estaba calentando más que el sol veraniego. Me sentí como una papa frita en una olla de aceite hirviendo.
- Veni, sacame unas en la escalera desde abajo…
Como algunas piscinas, tenemos una escalera de metal vertical que llega al fondo (por seguridad). Tamara se ubicó en ella y se quedó bajando, a medio camino para que le tomara fotos. Se notaba que estaba acostumbrada a posar, cambiaba de posición cada pocos segundos y ni siquiera necesitaba tirarle ideas porque parecía leerme la mente. Siempre estaba un paso delante de mi mente sucia, o mejor dicho, una “pose” adelante.
Sería monótono describir cada posición, cada fotografía tomada, además de que no se mucho sobre ello. Solo diré que me encantó cuando se paró de cara a la piscina y sacó pecho hacia el sol, resaltando su precioso busto. Tenía el pecho brillante y algunas gotitas de sudor brillaban al caer como roció, describiendo la curva de sus senos. La descripción que les hago es más poética que las ideas que estaba teniendo.
Esa malla azul, y perdón que me repita, tan ajustada, tan metida entre sus curvas era un deleite. Por supuesto, que me agaché para capturarla desde abajo, ella con una pierna en el agua y la cola en el aire. Tamara, mientras la fotografiaba desde ese ángulo atrevido, me dedicaba una mirada obscena desde arriba. Estaba tan preocupado por la perspectiva bajando que casi sumerjo el celular.
- Esta bien, ototo-san, ya sacaste varias, ahora déjamelas ver…
Tammy se metió al agua y se deslizo con suavidad hacia mí. Sentí su cuerpo, ahora fresco, pegarse al mío para mirar las fotografías. Una por una, las fui pasando y me decía que le borrase aquellas que salieron quemadas (con luz excesiva) o desenfocadas (borrosas).
- La mayoría te salieron buenísimas, tengo material para rato.- Dijo casi susurrando.- Algunas las podemos vender por patreon.
- ¿Como que las podemos vender?- Pregunté haciendo énfasis en “las”.
- Tonto, vos sacaste las fotos, si me ayudas en esto obvio que te doy una parte.- Me explico deslizándose hacia la orilla, dejando los lentes en la orilla. Aunque le aclaraba que hice el favor desinteresadamente, ella agregó.- Ahora quiero un nuevo favor. Un video.
- ¿Queres que te filme nadando o algo así?
Tammy tenía algo mejor en mente. Me abrazó de frente y extendió el brazo con la cámara frontal activada, y ni bien empezó a gravar, me dio un beso.
No era un simple pico como el de la noche, sino un beso en toda regla. Sus labios envolvían los míos, el labio superior, el inferior, toda mi boca. Mi hermana me besaba como a un amante mientras grababa todo con su celular. Me excitaba en sobremanera esa mezcla de sensaciones, la temperatura del agua, la temperatura de su cuerpo, el saborcito ardiente de sus labios, su abrazo apasionado, el sonido del chupón…
- ¿Te gusto? Casi se me cae el celular de la emoción…- Dijo al despegarse y observar pegada a mí el video.- Tenes cara de miedo, como si te estuviera besando una fea.- Se quejó desilusionada.
- No es eso, Tammy, es que… por más hermosa que seas, bueno, somos hermanos.
- Pensé que ya habías superado eso. – Poniéndose atrás mío, acariciándome el pecho. Por un segundo pensé que me agarraría del cuello como años atrás cuando se ponía cargosa.- Con el regalito que me dejaste en la bombacha esta mañana creía que te gustaban estos juegos, que ya entendías lo que quiero y me habías dejado un regalito.
- Sí, me gustan mucho, es que, bueno… estaba muy… ya sabes.
- ¿Al palo como ahora?- Me susurró al oído mientras me tocaba el paquete. La mano de mi hermana me palpó el bulto, como decimos acá, haciéndome sentir una especie de descarga eléctrica en todo el cuerpo. Sintió mis huevos, mi verga, envolviendo su circunferencia con los dedos sintiendo cuan dura la tenía.
- Fue maleducado de tu parte ensuciarme la bombachita teniéndome a mí para eso.
- Tammy…- Jadié con la mente en shock mientras me frotaba el glande con los dedos por fuera.- No quería excederme.
- Te hubiera ayudado como más te guste, como se te ocurriera, que no se te olvide de ahora en más.
Mientras me masajeaba me dio besos en el cuello muy sonoros, uno, dos, tres… parecía enamorada.
- Peliamos tantos años, que tonta fui… Hace años que me calientan animes de incesto, descargo doujinshis, miro videos reales y recién ahora me doy cuenta de que podía vivir esas historias… hacer cositas chanchas con mi hermanito.- Me confesó al oído mordiéndome la oreja.
- Te voy a ayudar en todo lo que quieras, Tammy.- Y entregándome a sus fantasías, giré el cuello para que nuestras bocas se encontraran una vez más volviéndonos a dar un beso, cada vez más húmedo y sonoro que el anterior.
- Abrí la boquita hermanito…- Me susurró y obediente, me dejé meter la lengua.
Se me puso la piel de gallina al sentir su lengua bailando dentro de mi boca, enroscándose dentro de mí, saboreando su saliva, sintiendo su respiración contra mi rostro mientras su mano me acariciaba el pene masturbándome por fuera. Había visto varios videos de asiáticas y confieso que mi hermana me beso así, a pura lengua, a lo chancho, no era un beso apto para telenovelas. Parecíamos dos niños esbozando un beso adulto.
- Sos un buen hermanito, ahora te voy poner al palo…- Dijo en tono apremiante.
- ¿Más de lo que estoy Tammy?- Me lamenté, peligrando mi contención láctea.
Mi hermana se me puso enfrente, de espalda, y comenzó a rozarme la cola contra la verga como en un perreó acuático. Aunque me rozaba apenas, yo la apoyé con ganas. La froté sintiendo sus suaves nalgas contra todo mi paquete y ella, a su vez, sintió toda mi pija contra la cola. Me sentí tan afortunado de poder apoyar esa cola a fondo que tantos en su clase debían de morirse por sentir.
Un poco más envalentonado, la tome de las caderas desnudas, apretando sus carnes suaves y calientes y comencé a masturbarme contra su zanja, malla contra malla, con mi erección hirviendo el agua a nuestro alrededor y amenazando con quemar nuestras ropas. A pesar de estar vestido me envolví el tronco con sus dos cachetes y subí y baje a gusto, mientras ella me ayudaba balanceándose como la pervertida que era…
Tamara retrocedió, apretándome contra la pared de la piscina, subiendo y bajando a su ritmo, casi hasta hacerme eyacular con ropa y todo. Como si sintiera que tan cargado estaba mi tronco, se detuvo y me invitó a salir de la piscina, haciendo emerger ese cuerpo sensual como una sirena.
- ¿Qué esperas, baka? Pasemos al siguiente nivel.
Poniendo primera.
Tantas tardes perdidas, tantas noches desperdiciadas. Tantas horas dedicadas a los entretenimientos banales. De haber sabido que tenía a una pervertida en la habitación siguiente, de haber sabido que algún día, me haría una paja mientras me besa sentado en el borde de la piscina, no lo hubiera creído.
Tras sentarnos ella metió su mano dentro de mi malla y comenzó a besarme la boca mientras me la acariciaba a mano pelada, tocándome el pene y los huevos. Sin siquiera ver, a los pocos segundos estaba desnudo y con mi hermana pajeándome al sol, medio abrazada a mi.
- Me gusta mucho tu pija, Tomás. Me sorprende que la tengas rasurada siendo que estas soltero.
- Siempre… me gustó… tenerla así.- Jadié con los ojos entrecerrados, en cambio ella, me miraba la verga con deseo. Debía de tener ganas de mirármela de hace mucho y a pesar de que me besaba, no dejaba de mirármela.
- ¿Te gusta cómo te hago la paja? – Me comía la cabeza con la charla.- ¿Es mejor tu mano o la mía?- Despegando su boca. Yo estaba tan sedado por el conjunto de sensaciones que balbuceé como un ebrio.- Al parecer la mía… Abrí la boquita, Tommy, te quiero meter la lengüita…
Y volvió a meterme lengua hasta la tráquea.
La temperatura no hacía más que aumentar, en especial en mi pija, que Tamara masturbaba incansable. La fricción y el sol abrazador me la estaban derritiendo y eso que empezaba a salir lo evidenciaba. No podía contenerme más, con sinceridad, me latía como nunca antes.
- No puedo más… Tammy, me vengo. - La alerté al ver como mis líquidos pre seminales le ensuciaban la mano. Había dejado escapar una resaca de semen transparente y olorosa que a mi hermana ni la amedrento.
- Es la idea, dejame terminar la paja, larga toda la leche Tommy.
Ella en vez de detenerse, metió segunda en mi palanca y finalizó la masturbación haciéndome venir hacia el agua de la piscina. Su mano habilidosa, digna de artista, quedo sucia de mi leche así como el agua, en dónde se veían los hilillos de semiente flotando libres en la corriente.
- No pudo creerlo, estuvo tan buena.- Le confesé en un jadeo, sin ánimos de vestirme, sintiendo como me seguía pajeando con la mano toda pegoteada. Si seguía cascándomela se le iba a quedar dolorosamente adherida.
- Y esto recién empieza, hermanito. –Me dijo con su característico tono sensual.- De ahora en más vas a ser mi juguete personal. – Y para mi sorpresa, se paso la lengua por la mano, probando un poco de mi semen, saboreándolo.- Ugh, es agrio.
Algo más cuerdo que antes, le dio un chupón en el cuello y luego en la boca a modo de respuesta. Si quería un juguete, solo necesitaría darme cuerda.
Hablando de cuerda, la tarde transcurrió con normalidad. Su juguete personal, quedó en modo de espera. Si pensaban que porque tenía el fetichismo del incesto Tamara no iba a solar mi palanca de carne ni por un segundo, se equivocan, y me gustaba que fuera así. Habría momentos para todo, como por ejemplo, ponerse al día con la escuela de arte (Tammy uso el resto de la tarde para terminar un dibujo en el caballete) o adelantar en algún videojuego (desempolvé la playstation 4 y retomé mi juego predilecto: Detroit Become Human) La paz continuó hasta el anochecer, cuando pedimos empanadas y una pizza de jamón y queso al delivery.
Comimos bañados, frescos y rebosantes de alegría frente a la televisión, viendo una película de superhéroes en HBO. Me contó en qué consistía el dibujo que estaba haciendo y lo que tendría que hacer después para otra materia, cosa que la abrumaba porque tenía muchos cosplay en mente y no podría hacerlos. Mientras, yo le hablé de mis predicamentos en el último videojuego, donde siempre hacia las peores elecciones.
- En el juego haces malas elecciones pero en la vida no.- Me felicitó medio de la nada, y supe exactamente a qué se refería.
- Hay elecciones que son fáciles.- Concordé.- Por cierto, después mostrame que fotos subiste a insta.- Saqué el tema de las fotos como para calentar un poco la atmosfera.
- Seguro, miralas. Subí esa frente al espejo de historia y algunas de las que sacaste. – Pasándome el teléfono, donde chusmié que no me había dado crédito por las fotos, cosa que me aliviaba. Si cometía el error de etiquetarme habría que ser muy inocente para no pensar que había gato encerrado. Por supuesto que el video de nuestro beso o las fotos más picantes quedarían para su arca personal y no supe si pensaba compartirlas o no.
- Las mejores van para patreon, se van a vender como panchos a la salida de un recital.
- Casi me haces escupir la coca, boluda…
Entre pizzas grasosas como freidora de Mc Donalds, empanadas de pollo, coca de la buena y muchas risas, la noche llegaba su fin, y con ello, la pregunta del millón ¿Nos iríamos a dormir cada uno a su cama como Familia Ingalls? ¿O mi hermana tenía otra idea en mente más como de Casa Lannister?
Obviamente, lo segundo, sino este relato no tendría lugar acá. Hay cosas mejores que leer sobre un pibe al que la hermana mayor le hizo una paja.
- ¿Me pasas cremita hidratante en la espalda? Somos unos boludos, estuvimos al sol y no nos pusimos bronceador.
Fue una gran impericia mía no proponerle pasarle bronceador, fue como pasarse por alto una parte fundamental en cualquier historia que se precie de sensual, que involucra sol, agua y piscina. Fue como comer frutillas sin crema o pancho sin mostaza. No obstante, no era tarde para enmendar ese episodio y compensarlo.
- Si, no hay drama. Mañana va a doler sino.
Tammy se me sentó enfrente de mí en el sillón, en el borde, entre mis piernas. Tenía una remera holgada de gimnasia, de esas cortitas que penden de dos tiritas sobre los hombros, dichas tiritas la corrió y dejó los hombros desnudos.
Me puse la crema hidratante en las manos y las froté. Era una sustancia aceitosa pensada para que la piel recupere nutrientes y humedad luego de estar al sol, aunque de ser sincero, ella no tenía en mente humectarse.
Comencé a untarla con suavidad, como acariciándole la piel, sintiendo su temperatura corporal, esparciendo la sustancia húmeda por sus trapecios, hombros, cuello… no tardé en compenetrarme en la tarea y de repente, la televisión se silenció, todo desapareció, estábamos solos nosotros dos en un momento que prometía ser muy íntimo.
De a poco, Tamara dejaba caer la remerita un poquito más, dejándome untarle la espalda hasta la mitad, ella se sentaba cada vez más atrás, pegada a mi cuerpo. Mis caricias prosiguieron, suaves y profundas. Quería sentir su piel, la carne prohibida bajo ella.
Como quien no quiere la cosa avancé hacia su frente, tal como ella me indicaba con lenguaje corporal, untando su cuello y un poco más abajo, sus clavículas, la parte de delante de los hombros y por supuesto, me acercaba a sus pechos, de los que desde arriba, veía cada vez más descubiertos.
- Te quemaste re mal, Tammy, que descuidada…- Le susurré como ella me había susurrado toda la tarde, suave y al oído.
- Soy una tonta, pero por suerte tengo un ototo-san que me cuida…
Acto seguido, el momento tan deseado llego, y casi sentada sobre mí, me tomó las manos, dejando caer su remerita, llevó mis manos a sus tetas, sintiéndolas en toda su gloria por primera vez, llenándome las palmas con sus generosos chopes familiares.
Con las manos empapadas en crema humectante y sudor, le masajeé las tetas con placer, sentí el peso de cada una, la temperatura, la formita de sus pezones. Bien pegado a ella desde atrás, podía envolverlas con mis manos a la perfección. Sentí sus pezones endurecerse en mis palmas a medida que su respiración se agitaba. Esos cúmulos del placer la estaban haciendo retorcerse y a mí, sin darme cuenta, me pusieron al palo.
No podía creer que le estuviera manoseando las tetas a mi hermana y que la muy trolita, lo gozara tanto.
Dejé caer un chorrito de ese aceite entre sus pechos y los esparcí, dejándoselos brillantes y en punta.
- Ahhh, ahh, seguí, masajéame las tetas hermanito…
No necesitaba pedírmelo, era el primer par de tetas que tocaba en mi vida y era glorioso, perfecto, de una suavidad y consistencia que me encantaban. Aunque no había tocado nunca otros pechos como para comparar, para mí era como si me regalaban un Ferrari como primer auto, ustedes entenderán.
Tras dejárselas relucientes y humectadas como para una semana, pase a concentrarme en sus pezones, a los que no veía pero sentía con mis dedos y dibujaba en mi mente, eran dos copitos duritos que le daban descargas de placer cada vez que pellizcaba con ternura. Sin preguntar, movido por impulsos tan prohibidos como primitivos, pasé mi cabeza por debajo de su axila para quedar al lado de su teta, a la que succioné con descaro…
- Ahhh, sí, eso me gusta, me gusta mucho, chupá, chúpame la teta…- Me jadeó babeándose (literalmente) mientras yo atenazaba su pezón infladito con mi boca y succionaba. Aunque no sacaba nada, les juro que en mi boca me parecía sentir un dulce néctar proveniente de sus pechos.
Nos contorsionamos como dos víboras en el sillón sin despegarme de su pezón, adherido a él de la manera más pervertida posible. Quedé casi sobre ella, que en un gesto de piedad, me descubrió el pene y me pajeó por segunda vez en el día…
Formando un anillo con sus dedos, me pajeó mientras le chupaba la teta con mayor ahínco, intentando ver cuánto de ella entraba en mi boca. Pensamientos aún más sucios que mis actos me abordaban, como que si alguna vez se embarazaba, de ninguna manera dejaría escapar la oportunidad de alimentarme de esos pechos hasta empacharme.
- Esta posición es muy común en los doujinshis de incesto, en especial los de madre e hijo, no puedo creer que la esté haciendo…- Me confesó sin dejar de verme a los ojos en un tono casi maternal, tanto le gustaba la posición que tomó su celular (no sé ni cómo ni de dónde) y me fotografió repetidas veces.
- Que pervertida que sos, Tammy…
- Decime onee-san de ahora en más, y seguí chupándome...
Los minutos transcurrieron mientras interpretábamos esa adaptación live action de un hentai incestuoso, de los que le robaban el sueño a mi hermana. Los gemidos se acrecentaron a medida que aceleraba la masturbación, como hizo hace pocas horas en el borde de la piscina.
Mi pene se sacudió casi como una manguera entre su mano y eyaculé sobre ella y sobre mi vientre, quedando en estado de reposo tras semejante paja en cuestión de segundos. Deje de succionarle el pecho y noté que le había quedado colorado de tanta succión.
- Muy bien, ototo-san, me gustó que me chuparas las tetas, ahora te voy a recompensar.- Saliendo de abajo mío, sentándose al lado.
Tamara se abrió las piernas formando una “M” con ellas enseñándome la vagina toda marcada contra el shortcito. Se le notaba a la perfección contra la tela, cada montañita, y por supuesto, el tajito del medio, tan sexy, tan apetecible, y me la estaba presentando como un obsequio, simplemente no podía creerlo.
- Dale, baka, dale una mano a tu hermana, tocame la panocha…
Me acerque sin dudar y mirándola a los ojos, apoyé mi mano en su vulva, sintiendo su suavidad. Tenía una conchita grande, suave, de labios pulposos, la acaricié por fuera hundiendo mis yemas en sus profundidades. Tammy cerró los ojos cuando busqué la parte alta de su vulva y encontré su clítoris.
Lo sentía apenas tras la tela, no obstante estaba ahí, como un pequeño botoncito enloquecido por el contacto de mi mano.
- Tenes una conchita re suave, Tammy…- Le susurré calentándola aún más.
- Es toda tuya, Tommy, tocame, tocame ahí, más fuerte…
Obediente como siempre, me concentré en su clítoris y lo froté un poco más profundo, con lentitud, casi como haciéndola desear más y más. Palparle la concha me había dejado todo palote sin darme cuenta (de nuevo). Comenzaba a perder la noción de todo cuando hacía cosas cochinas con mi hermana y me sorprendía que una erección tan prominente apareciera de improviso, sin avisar, casi como si no fuera parte de mi cuerpo sino una entidad autónoma lista para una nueva ronda de perversión.
- Mirá como me ponés, Tammy, estoy todo durito de nuevo.- Le susurré sin dejar de masturbarla. Ella entendió el mensaje y tras acomodarnos lado a lado, comenzamos a tocarnos mutuamente mirándonos a los ojos y los sexos. Solo existíamos nosotros dos, rehenes de nuestros genitales, que nos embriagaban de placer, con nuestras mentes fundiéndose como circuitos alcanzados por un rayo, derritiendo sus componentes por toda la cabeza.
- Se me va a cansar la mano, hermanito, me parece que esta noche voy a tener que usar otra cosa.- Prometió dándome una descarga de placer en todo el cuerpo. Si su mano se sentía tan bien, no me quería imaginar otras partes de su cuerpo.
- Estoy para lo que me pidas, Tammy.- Me confesé sumiso, y me acerqué para besarla con pasión, imitando los besos que ella me había dado junto a la piscina.
- ¡Mmm, ahhh, mmm, decime onee-san, tocame más fuerte!
- Meteme la lengua onee-san, mandame lengua como en los hentai cochinos que ves…
Hechos un revoltijo, tocándonos frenéticamente, nos vinimos entre besos guarros que entrecortaban sus gemidos. Sentía con mis dedos la telita del shortcito humedecerse con sus fluidos ardientes mientras mi pene chorreaba leche sin tanta fuerza pero con ganas de darlo todo de sí.
Tras terminar y mirarnos, tan transpirados como agitados , no tuvimos ni una pizca de remordimientos, ni una pizca de culpa. Nos sonreímos y nos miramos, desnudos, despatarrados, sucios, y comenzamos a reír como dos chiquillos, como dos novios atontados por el amor.
- No pensé que íbamos a hacer esto tan rápido.- Me dijo Tammy, abrazándose a mí. Notando que la tele estaba encendida, y la puerta al patio abierta.
- Bueno, estamos solos, tranquilos, no veo por qué nos íbamos a contener.- Pensé sin mucha claridad.
- En mi cabeza me imaginaba que íbamos a ir más de a poco, me imagina que te iba a dar cosa y te ibas a resistir, que yo tendría que insistir… pero una vez que arrancáramos que íbamos a frenar. En eso último no le erre.- Acto seguido, llevó su mano a mi pene en reposo y lo acarició.- Ni siquiera te da vergüencita estar en bolas frente a mí, resultaste de mente más abierta de lo que pensé.
- Me haces cosquillas, Tammy, dejame recargar un poco.- Bromeé apretándole un pecho.- y vos no me podes decir nada, he, si te quedaste en topless como si nada frente a tu hermanito.
- ¿Sabes que creo?- Se me acercó sin incomodarme ni un poco, es más, creí que me volvería a besar.- Que es injusto que te haya visto la pija con lujo de detalle y vos a mi solo las gomas.
- ¿Estás diciendo… lo que creo que estás diciendo?- Susurré imaginándome por dónde iba la mano. Tamara asintió y dejó el sillón, acomodándose la remerita. Fue a cerrar la puerta del patio y bajo un poco la iluminación. Aclaro que tenemos de esos focos de luz regulable.
- Relájate, descansa, espérame a que baje en una horita con una sorpresa.
Tammy se inclinó sobre mí y me dio un pico.
- Ya que te gustan estos juegos y te pico el bichito del incesto vamos a aprovechar este fin de semana a solas a full…
La vi dejar el living fichándole el culo en cada segundo hasta que se perdió escaleras arriba. Ni bien comencé a procesar lo que se venía, lo que podría tener entre mis manos, lo que podría ver, sentir, probar… me relamí y mi amigo comenzó a erguirse, como esos boxeadores de películas que se levantan antes de que el réferi llegue al 10 renovado para un último round. Lástima que habían pasado apenas treinta segundos…
- ¿Tengo que esperar una hora? Me vas a matar, Tammy.- Pensé, algo nervioso, acomodándome la ropa, limpiándome, y mirándome en el espejo del baño de la planta baja sin poder comprender, como podía ser tan afortunado de tener una hermana como ella.
Continuará…
Gracias por leer! Dentro de poco continúo con la historia y llegan a instancias más decisivas! Prometo ir subiendo la intensidad como dije así que se imaginan lo que se viene ¿Hasta dónde llegarán estos hermanos?:o
Si les gustó les agradecería que puntúen y comenten, así muestran su apoyo y me doy cuenta que les gustó el relato.
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27 comentarios - Hermana Otaku. Parte 3
Tus historias están geniales
Tus historias están geniales
Y otra cosa , no se puede dejar los enlaces de esos cap en algun lado (publicación o comentario sin que se te sea borrado? No tengo idea pero te lo digo por si te ahorras el trabajo de pasárselo a todos , saludos