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Profe de lengua y literatura. Parte 2.

A la tarde de ese mismo día, Estela me escribe:
- Hola Mati, lo de hoy no va a poder ser. Disculpame!
- Daah! Dígame que es un chiste, profe!
- No, es que mi marido llamó avisando que adelantó el vuelo y llega mañana temprano.
- Pero yo la veo a la noche, ¿qué tiene que ver?
- Que no me voy a arriesgar, quizás llega antes y no me encuentra, te imaginás? -sigue -Aparte, me voy a quedar ordenando un poco la casa.
- jaja cómo la tienen eh! Yo sabía que quería calentar la pava nada más...
- Callate pendejo! Que yo tengo más bronca que vos. Tengo muchas ganas de verte!
- Voy a su casa si quiere y la ayudo a limpiar. Ja
- Si pudiera! Pero los vecinos son re chusmas...
- Usted tiene más excusas que ganas me parece...
- Ay no me digas así nene, me muero de ganas!
- Ganas de qué, profe?
- Cuando nos veamos te digo.
- Pueden pasar 3 mil años... - bromeo, con la letra de una vieja canción.
- Jajaja cómo me encantás pendejo! Pero no me creés nada al final!
- Es que las personas no cambian. Su esencia siempre fue la de calentar la pava y no tomarse el mate. Como cuando abría las piernas para mostrarnos la bombacha en el salón, ¿se acuerda?
Busco su sentimiento de culpa, trasladándola en el tiempo a ese momento donde, estoy seguro, se calentaba exhibiendo sus piernas y culo a los alumnos. Y funciona.
- Ya vas a cambiar de opinión cuando te agarre vas a ver. - promete la profe.
- ¿ah si? Y qué tiene pensado, pegarme con el bastón?- bromeo, en venganza por lo de las tutucas. *ver post anterior
- Te va a agarrar esta viejita y te va a enseñar algunas cosas, no te olvides que soy tu profe...
- Patrañas lo suyo! No le voy a creer nada hasta que lo demuestre.
- No juegues con fuego nene, que te podés quemar!
- Jaja no me haga reir, profe! Ya la veo con las piernitas temblando, pidiéndome por favor que pare de cogerla.
- jajaja no sabés lo que decís nene! Te dejo que tengo cosas que hacer.
-Espere! No me dijo, ¿cuándo nos vemos?
- Espera que yo te escriba. Chau.
-Ok, chau!

Quería cogerla ya y sacarme de encima todo el morbo que me provocaba Estela. Pero ahora tenía que esperar que ella me escriba. ¿quién sabe cuánto tiempo va a pasar?

Ese viernes fui a tomar algo con unos compañeros y compañeras de la facu. Después fuimos para casa y nos quedamos escuchando música y fumando algo. Agostina, una de mis compañeras, se hizo la sonza y se quedó a dormir. Pude sacarme toda la leche que la profe Mancinelli me estaba haciendo acumular. Pero esa es otra historia, que otro día tal vez cuente.

Pasó el viernes y también el sábado, la profe no escribía y yo tampoco lo iba a hacer. Veo que sube una foto a Facebook con el marido y un desayuno artesanal que se jactaba de haberlo echo "con sus propias manos". Después de eso, seguramente, ella también pudo sacarse la calentura.
El domingo siguiente a la tarde noche me vuelve a escribir:
- Mati, ¿estas?
Tardo un poco en cotestarle a propósito:
- Sí, profe. ¿le soltaron la cadena?
- No, me tienen atada! Pero eso me calienta más...
- Apa! Cómo estamos eh!
- ¿Nos podemos ver mañana?
- ¿No tiene clases usted?
- Sí, pero quizás justo me enferme, quién sabe! Ja
Ese lunes, 6 de febrero, arrancaban las mesas de examen. Se la estaba jugando de verdad la muy tramposa y eso me calentaba aún más. Arreglamos el horario y por dónde tenía que pasar a buscarla. Yo salía de vacaciones en el trabajo ese mismo lunes. Los planetas se estaban alineando. Luego seguimos charlando de otras cosas que no vienen al caso.

Me levanto a las 6, (como para ir a trabajar) Con la verga al palo. Se ve que mi subconsciente estuvo proyectando varias chanchadas durante la noche.
-Buen día, Mati. ¿estás?
- No me diga que me cancela de nuevo!
- Jajaja no nene, sólo quería preguntarte si tu auto tiene los vidrios polarizados (?) Sinó llevo el mío.
- Sí, profe. Quédese tranquila.
- Genial, voy saliendo. Te veo en un rato nene!

Voy llegando al punto de encuentro y la veo ahí, sentada en un banco, esperándome a mí. No lo podía creer. Esas piernas perfectas y esa cola redondita iban a ser mías. Para colmo, está vestida para ir a dar clases. La verga me late fuerte.
Bajo la ventanilla y me estaciono al lado. Ella se sube rapidísimo y vuelve a subir el vidrio.
- Ay dios, no tendría que estar haciendo esto!
- Tranquila, profe. Si quiere bajarse, bájese.
La pongo entre la espada y la pared muy amablemente, y la amabilidad siempre gana.
- No dale, vamos! ¿dónde vamos?
- Vamos al alto palermo a comprar ropa, después la llevo a la plaza, le compro un algodón de azucar y la empujo en la hamaca, le parece?
Ella se ríe y el hielo se rompe.
- Un lugar donde no nos vea nadie nene.
- Si quiere vamos a mi casa, para no andar dando vueltas...
- Bueno dale, vamos!

En el auto casi que no emitimos palabra. Aunque ya nos conocíamos y veníamos hablando por Messenger, personalmente no era lo mismo. Había en el ambiente una cierta sensación de inseguridad y desconfianza, pero también una terrible calentura.

Llegamos a casa, la invito a que se ponga cómoda y pongo a calentar la pava para hacer mates. Se sienta en el sillón, y yo enfrente de ella.
- Así que, profe, después de tanto tiempo nos volvemos a cruzar... ¿quién diría, no?
- La verdad que sí, no sé que hago acá todavía!
- Usted sigue igual de linda!
- Gracias Mati, y vos ya no sos un nene!
La veo de frente y no puedo de parar de mirar sus piernas, quiero tener 14 años de nuevo y ver como las abre.
Ella se da cuenta:
- ¿Qué mirás?
- Disculpe, profe, es que...
- ¿Qué?
- Me vienen algunos recuerdos. - sé que a ella también.
- ¿Qué recuerdos? - me dice, mientras abre levemente las piernas.
Me muerdo los labios y la miro.
- Te quedaste mudo, pendejo?
- Es que me calienta mucho, profe.
- ¿Qué te calienta? Contame.
- Que la voy a coger toda! - suelto, ya descontrolado.
- Y a mi me calienta que me digas así nene.
Me levanto y voy a buscar la pava a la cocina. Cuando vuelvo está totalmente abierta de piernas en el sillón, MI sillón! Sin tanga, en zapatos y pollerita. Apoyo la pava en la mesa y me siento en el mismo lugar. Como si nada pasase, seguimos charlando mientras tomamos mate. Ella se mueve, abre y cierra las piernas y yo no puedo evitar que se me note la verga pidiendo a gritos salir del pantalón.
- Profe, no sé si esto va a pasar otra vez. ¿Puedo llevarme un recuerdo?
- Qué querés, mi tanga? No me puse! - dice, mirándose la concha.
- Un recuerdo, una foto...
- Mmm dejame pensarlo - y sigue abriendo las piernas.
Sin dudarlo, agarré el celu y le saqué una foto.

Profe de lengua y literatura. Parte 2.
- Te estás portando mal nene, vení acá.
Me levanto, me acerco y me dice "arrodillate".
Lo hago. Acaricio sus piernas, las admiro y las beso. Ella me agarra del pelo, se recuesta un poco más en el sillón, tirando su concha para adelante y me dice:
- Sabés lo que vas a hacer ahora, no?
- Lo que siempre quise, profe.
Sin soltarme del pelo, me estrella la cara contra sus labios y comienza a mover las caderas, refregando su vagina en mi boca. Ya está mojadísima. Yo chupo y lengüeteo desesperado mientras abro más sus piernas.
Después de unos momentos, me levanto sobre ella y nos besamos. Ahora, con dos de mis dedos masajeando su clítoris, ella me apreta la verga por arriba del jean.
- ¿De verdad vino sin tanga, profe?
Se ríe, se levanta y dice:
- No nene, la deje acá.
Cuando se agachó, no perdí la oportunidad. Le pedí que se quede quieta y me quedé con otro recuerdo.
culos
Profesora
"Qué puta hermosa" le digo. Se ríe y se vuele a sentar. Me siento a su lado y volvemos a besarnos, ella no para un segundo de tocarme la verga. Me desabrocha el jean, y saca la mitad de mi pija afuera. Me envuelve la cabeza con la palma de la mano, ni siquiera se la mojo con saliva y yo siento una mezcla de dolor y placer que me vuelven loco!
Me levanto un poco y ella me baja los pantalones hasta el tobillo. Yo esperaba que me la chupe, pero agarró la tanga que había dejado atrás del sillón y me ató las manos.
- A ver quién va a pedir por favor que pare ahora, pendejo.
Rencorosa y sin una mínima cuota de ternura ni compasión, tiró mis brazos hacia atrás y se puso encima mío. Me agarró la pija desde la base del tronco y se la coloco en la entrada de la concha, rozando sus labios. La movía una y otra vez, como untando mermelada. La metía un poquito y la sacaba, la metía de nuevo y volvía a sacarla. Cada vez un poco más profundo y con más ímpetud. Yo, gimiendo y soportando la terrible cabalgada que me estaba dando la profe, trataba de alcanzar sus pechos con mi boca, que subían y bajaban, una y otra vez delante de mi cara.
- Te la bancás pendejo eh!- seguía sin bajar el ritmo.
- Me encanta como coje, profe. Siga!
Salto arriba de mi pito hasta que se cansó y bajó el ritmo. Ahora me besaba y se movía lento.
- Te gusta que la profe se mueva así?
- Me encanta.
- Ahora te quiero ver a vos. - dice y me desata las manos.
Así como estaba, paso mis brazos por abajo de sus muslos y me paro, levantándola a ella conmigo. Me inclino un poco hacia atrás, afirmo las piernas y muevo su cuerpo enseñándole el movimiento, ella sigue...
Me doy vuelta y, sin sacársela un segundo, la acuesto en el sillón y la bombeo con toda mi fuerza, tirando todo mi cuerpo encima. Ella, con los brazos rodeando mi cuello, me aprieta y rasguña la espalda.
- Mmmm pendejooo. Aaaay! aaaaay! no pares!
Me encantaba cogerla , no podía creer que la profe Mancinelli, mi fantasía de pendejo esté así.
- Seguí, nene, seguí! Dale! dale! Ya casi!!!
Quiere decir algo que se le anuda en la garganta. Se cuelga de mi cuello y me aprieta el torso con las piernas, yo sigo embistiéndola con fuerza.
- Mmm! Aaay nene, por diooos!- grita y me suelta del cuello.
- ¿ya está? Le dije que le iban a temblar las piernas!
- Vení, te toca a vos. - señalándome que suba.
Sin pensarlo, le puse los testiculos en la boca y mientras me los lamía yo me pajeaba rápido.
- Dale, pendejo. Dame la lechita.
Yo seguía con pajeándome lo más rápido posible. Se la metí en la boca y seguí pajeándome, mientras ella la lengüeteaba y hablaba como podía.
- Quiero tu leche, dámela toda!
No aguanté más y largué todo. Muchísima leche en su boca. A medida que yo acababa ella se la iba tragando.
Terminé y me tiré agotado en el suelo, ella se quedo en el sillón riéndosa sola.

No fue la última vez con la profe, de a poco voy a ir subiendo los relatos y fotos. Mientras tanto, cuéntenme: ¿qué tal les pareció?
Saludos.

11 comentarios - Profe de lengua y literatura. Parte 2.

coflete
Espero que sigas con tu relato
veteranodel60
Muy pero muy bueno ,la profe está mortal para darle que guarde y reparta van 10 puntos y felicitaciones y estoy esperando la próxima
JuliH21
Tremeeeendo!, espero el proximo relato con la "profe"!
Jazyary +1
Excelente amor!! Yo siempre sole con cogerme algún profe pero no se me dio
rom123lopz
No no terrible lo que está esa profe lpm, muy bueno.
gapgap2
muy bueno....excelente relato.! da clases particulares ?? anotame
van mis 10
Ouzel
Muy bueno! El seño del pibe!+ 10 😜