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Mis vecinas. Capítulo 2

Mis vecinas. Capítulo 2

Esta es la historia de Juan Manuel, un hombre que descubre que la vida sexual de sus vecinas es sumamente activa y disfruta viéndolas mientras ellas viven excitantes momentos junto a diferentes compañeros. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

Capítulo 2: El espía
   El domingo a la mañana me levanté cerca de las once y tardé unos minutos en darme cuenta que había sido la primera noche en una semana que había podido dormir sin despertarme con la necesidad de masturbarme. Luego de haber visto a Clara, mi vecina, teniendo sexo con un chico el viernes a la noche, me sentí realizado y a pesar de que quería más, mis noches de insomnio habían terminado. Sin embargo no podía dejar de mirar por la ventana del comedor cada vez que entraba a la habitación, con la esperanza de encontrarme a Clara y a su compañero manteniendo relaciones de nuevo. Pero el destino me tenía preparado algo distinto.
   Ese domingo a la tarde cuando volvimos con Antonella de almorzar en la casa de mis suegros nos encontramos con nuestra vecina en el palier del edificio. Ella nos saludó con un “hola” y una sonrisa para volver a mirar su celular y sonreír. “Seguro estás hablando con el pendejo para pedirle que te coja de nuevo” pensé yo y no pude evitar recordar la imagen de ella en cuatro sobre su sillón mientras él se la cogía bien fuerte. La escena se dibujó tan vivamente en mi cabeza que sentí como mi verga empezaba a latir adentro de mi pantalón y enseguida tuve que pensar en otra cosa para no terminar teniendo una erección ahí mismo.
   Nos subimos al ascensor y Anto le preguntó a qué piso iba y ahí comenzaron a hablar. Yo me mantuve en silencio todo el tramo que duró el viaje, pero ellas dos intercambiaron algunas palabras en las que Clara le llegó a contar que estaba de novia con un compañero de la facultad y que salían hace ya varios meses. Mi novia le hizo un resumen de nuestra relación y de cuando nos habíamos mudado a ese edificio para luego despedirnos con una sonrisa. Segundos antes de que la puerta del ascensor se cerrara, Clara giró la cabeza y noté como su mirada se clavaba en la mía.
   Entramos al departamento y Anto fue directo al baño y yo me asomé por la ventana esperando encontrarme a Clara recostada sobre el sillón pero en esa oportunidad tenía la cortina cerrada y no pude ver nada. “Es simpática la chica del séptimo” me dijo mi novia cuando salió del baño y empezó a prepararse un café. Yo me hice el distraído y tomé mi celular para leer algunos mensajes pero no podía parar de pensar en la morochita divina que vivía tan solo un piso más abajo que nosotros. “¿Querés que miremos una peli?” me preguntó Antonella mientras que yo me ponía a acomodar algunas cosas de la casa y le dije que sí.
   Nos recostamos sobre la cama y ella encendió el televisor para terminar buscando alguna película medio tonta en Netflix. Sin embargo eso fue solo una excusa, pues luego de diez minutos Anto fue corriendo su mano por debajo de las sábanas hasta llegar a mi pierna y comenzó a subir sus dedos lentamente. Cuando llegó a mi pija yo giré la cabeza y noté en su rostro una sonrisa pícara que me indicaba que no íbamos a terminar de ver la película. Mi novio comenzó a manosearme con mayor intensidad y tan solo unos minutos más tarde nos estábamos matando en la cama.
   Ella abrió sus piernas luego de darnos placer oral y yo la penetré con violencia sacando un gemido de su boca. No pude aguantarme las ganas de cogérmela y cuando lo empecé a hacer me pude como loco, dándole bien duro y clavándome con fuerza sobre su cuerpo. “¡Ay sí! ¡Ay sí!” comenzó a gemir ella y esa expresión trajo a mi mente el recuerdo de Clara cogiendo con el chico rubio. Cerré los ojos y en mi cabeza comenzaron a circular las imágenes de mi vecina recostada en el sillón recibiendo la pija de su novio y gozando de como este se la cogía con todas sus ganas. Pero mi cabeza fue mucho más allá y esas imágenes se empezaron a mezclar con las de Anabelle, la actriz porno que me encantaba y que me había aliviado a lo largo de varias noches. Abría los ojos y veía a mi novia, a la persona que más amaba en el mundo y que me encantaba verla gozar. Pero cuando los volvía a cerrar las imágenes de la chica de los videos se mezclaban con las de mi vecina y eso me ponía como loco.
   Cuando le dije a Antonella que se pusiera en cuatro ella obedeció al instante y allí pude dejar volar mi imaginación. Cerré los ojos al mismo tiempo que empecé a mover mi cintura hacia adelante y hacia atrás y pude observar el cuerpo de Clara disfrutando del sexo con su novio. Su cintura, sus caderas, su cola preciosa y su pelo negro largo se dibujaron en mi mente de una manera increíble y la calentura fue tal que no me pude aguantar. Me fui moviendo cada vez más rápido adentro del cuerpo de mi novia y sus gemidos aumentaron cada vez más y más a tal punto que se mezclaron con la escena que se reproducía en mi cabeza. Entonces acabé como loco, largando todo el semen que tenía adentro de mi cuerpo y llenando por completo a mi novia, luego de casi tres semanas de no tener sexo.

   Salí de mi casa ese jueves a la mañana con una sonrisa de oreja a oreja pues el mañanero que acababa de tener con Antonella en la ducha había sido excelente. Desde ese domingo nuestra pasión se había recuperado de manera increíble y habíamos tenido sexo todos los días y en algunas ocasiones, dos veces al día. Esa mañana me desperté con ella dándome besos por el pecho y su boca se trasladó hasta mi cintura para hacerme un pete que me dejó al palo. Obviamente yo le devolví el favor y cuando nos dimos cuenta estábamos en la ducha gozando debajo del agua tibia.
   El ascensor se frenó de golpe en el piso de abajo y ni bien se abrió la puerta Clara se subió acompañada de un chico morocho, alto y flaco. Me saludó con una sonrisa y luego siguió conversando con quien en un principio pensé que se trataba de otro vecino. Sin embargo luego de unos segundos ella comenzó a hablar de un plan que tenían para el fin de semana de verse con los padres del chico y mi mente empezó a prestar atención a lo que decían. Ni bien llegamos a la planta baja ella abrió la puerta y se despidió del chico con un beso en la boca, dejándome totalmente atónito.
   - ¿Salis vos?- Me preguntó ella que se quedó del lado de adentro sujetando la puerta.
   - Tengo que subir. Me olvidé algo en casa.- Le mentí y los dos volvimos a entrar al ascensor.- ¿Tu novio?- Le pregunté recordando lo que ella nos había dicho y guiándome por el beso que se acababan de dar.
   - Sí, sí.- Me dijo ella sonriendo.- Él es Nicolás, mi novio.
   Cuando el ascensor frenó en el séptimo piso y Clara se bajó, en mi rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja. “Así que el rubio que te cogiste la otra noche no es tu novio, putita” pensé y redordé la cara del pibe con quien ella había estado hacía casi una semana para confirmar que no se trataba del mismo chico que acababa de ver. Estuve toda la mañana pensando en eso, en como la yegua de mi vecina cagaba a su novio con un pibe que sin lugar a dudas era mucho más fachero y tenía mucho mejor cuerpo. No pude evitar recordar la escena de la otra noche en mi cabeza, cada posición que habían hecho, cada gemido de ella y como al final él había acabado sobre su rostro. Pensaba en los labios que Nicolás había besado hacía unas horas en el palier del edificio y en mi mente se dibujaba la escena de ella chupándole la pija al pibe rubio. “¡Que pendeja increíble!” pensé sonriendo.
   Llegué a mi casa a la tarde y me preparé el bolso pues todos los jueves nos encontrábamos con unos amigos para jugar al futbol antes de la cena. Armé rápidamente las coas pues estaba llegando tarde y salí a las apuradas de mi casa pero nuevamente el ascensor frenó en el piso de abajo y Clara volvió a subirse. “O no nos cruzamos nunca o nos cruzamos todos los días” le dije y enseguida me di cuenta lo estúpido que sonó mi comentario a pesar de que ella se rio. Traté de hacerle un comentario sobre sus estudios pero ella parecía distraída y ni bien llegamos a la planta baja me di cuenta por qué. Del otro lado de la puerta estaba parado el chico rubio alto y fortachón que había visto hacía una semana a través de la ventana del comedor.
   Ella abrió la puerta y lo saludó con un beso en el cachete y yo me despedí de los dos para darme vuelta y sonreír pensando en lo que iba a suceder esa noche en el piso de debajo de mi casa. Me subí al auto y empecé a manejar con dirección a la cancha de futbol mientras que pensaba en todas las cosas que la trolita de mi vecina iba a hacer con su amante. Era evidente que ella se había sentido avergonzada de que yo la encontrara abriéndole la puerta a otro pibe, sin embargo yo no iba a juzgarla. De hecho me fascinaba que hiciera eso, que se cogiera a ese pendejo cuando y como ella quisiera. Pero lo que más deseaba era poder volver a mi casa para mirar por la ventana y encontrarme a Clara cogiendo como loca con el pibe.
   Llegué al edifico dos horas más tarde luego de jugar un partido con mis amigos y de pegarme una ducha en el club. Subí al ascensor a las apuradas con la idea de cenar lo más rápido posible y de sugerirle a mi novia que nos fuéramos a la cama esperando que ella se durmiera rápido para poder ver por la ventana. Abrí la puerta de casa y noté que Antonella no estaba en el comedor por lo que enseguida fui y al ver hacia el piso de abajo, comprobé que la cortina estaba abierta y que a pesar de que no había nadie en ese momento, se podía ver el sillón. También noté que si miraba un poco más hacia atrás podía ver la ventana de la habitación de Clara y se veía parte de la cama que estaba desordenada. “Seguro acaba de coger con el pibe y después de comer van a volver a hacerlo” pensé pero algo me distrajo.
   - ¡Amoooooor!- Noté que decía la voz de mi novia desde la pieza.
   Me di vuelta aceleradamente pues pensé que no estaba en la casa. Dejé el bolso sobre una silla y fui caminando hasta la pieza para encontrarme con una imagen que me dejó con la boca abierta. Antonella estaba acostada sobre la cama con un baby doll blanco casi transparente y con una tanguita preciosa que se perdía entre sus nalgas. La luz del velador se atenuaba con un pañuelo rojo que le había puesto y sobre la mecita de luz se posaba un antifaz de color negro. “¡Hola mi amor! ¿Qué hacías que no viniste directo a la pieza?” me preguntó ella con voz de pobrcita y haciendo puchero. Yo le mentí diciéndole que había ido a tomar un vaso de agua mientras que me sacaba la remera y las zapatillas.
   Me tiré en la cama y comenzamos a besarnos de manera muy apasionada. Sin dudas estábamos reviviendo nuestra pasión de una manera increíble y el aptito sexual de Antonella había crecido de manera descomunal. Antes de nuestra recaída habíamos usado algunos juguetes sexuales como el antifaz, algunos pañuelos o inclusive un vibrador que yo le regalé en nuestro cuarto aniversario. Pero hacía tiempo que esos objetos no formaban parte de nuestros encuentros, por lo que me sorprendió mucho cuando luego de varios minutos de besos y caricias ella me pidió que me acostara en la cama y me colocó el antifaz dejándome a oscuras.
   Mi novia tomó el control total de la situación y tras darme unos besos bien babosos, comenzó a bajar por mi cuerpo con sus labios. Enseguida noté como la temperatura aumentaba por todo mi cuerpo y como sus manos me hacía vibrar a medida que se acercaba a mi pija, pero lo que más noté fue como en mi cabeza se iba dibujando una escena que cada vez se volvía más clara. Anto se metió mi pija en la boca y me la empezó a chupar de una manera increíble, como solo ella sabía hacerlo y yo enseguida me imaginé a Clara arrodillada frente al sillón de su casa llenándose la boca con la verga del chico rubio.
   Saber que era su amante y no su novio me causaba un morbo aún mayor, haciendo que mi calentura se incrementara. Mis manos se trasladaron a la nuca de mi novia y acompañé cada uno de sus movimientos al mismo tiempo que en mi cabeza observaba a nuestra vecina complaciendo al chico que seguramente debía estar cogiéndose en ese mismo instante. Al no poder ver nada de lo que sucedía, mi cabeza tuvo la posibilidad de volar y de imaginarse nuevas escenas en las que mi vecina disfrutaba y gozaba. Cuando Antonella se montó sobre mi cuerpo y empezó a saltar con mi pija bien dura adentro de su conchita, recordé como Clara había hecho lo mismo y como sus gemidos me habían vuelto loco de placer.
   Cada suspiro, cada movimiento, cada roce y cada beso se convertían en algo mucho más placentero de lo común al pensar en cómo la chica del departamento de abajo debía de estar disfrutando de su amante mientras yo gozaba con mi novia. “¡Ay sí! ¡Ay sí!” gemía Anto pero yo pensaba en la voz de Clara y en como ella gritaba como loca cada vez que el chico rubio la penetraba por completo. Cuando mi novia se puso en cuatro y yo me la empecé a coger a toda velocidad supe enseguida que ella estaba a punto de acabar, pues sus gritos penetraron mi cabeza y se volvieron éxtasis para mis oídos.
   Pero ella tenía pensado un último golpe de placer para mí. Luego de que llegara al orgasmo me indicó que volviera a acosarme boca arriba sobre la cama y ella se colocó entre mis piernas para meterse nuevamente mi pija en su boca. Una vez más, la imagen de Clara comiéndose la verga de su amante se dibujó en mi cabeza y fue tal la excitación que eso me provocó, que no tardé en acabar una enorme cantidad de semen que fue a parar directo a la boca y rostro de Antonella. Me saqué el antifaz mientras respiraba agitado y observé la cara de felicidad de mi novia.
   Ella me miraba agachada entre mis piernas, aun sujetando mi pija bien dura y con restos de leche en sus labios y en su mentón. Su mano se seguía moviendo lentamente por mi verga hacia arriba y hacia abajo con el objetivo de sacarme toda la leche y su lengua salió de entre sus labios para limpiarse como pudo el semen que tenía en su rostro. No pude evitar una sonrisa al ver esa imagen. Pero de golpe algo llamó mi atención, algo que ella no llegó a oír pues seguía muy concentrada en su orgasmo. Los gemidos de placer de Clara se podían escuchar a lo lejos y fue entonces cuando me terminé de convencer que quería cogerme a mi vecina.


SIGUIENTE


OTRAS HISTORIAS:
VACACIONES EN LA PLAYA II. CAPÍTULO 1
DÍA DE SPA (HISTORIA CORTA)
LA TANGA VERDE (FANTASÍA)

4 comentarios - Mis vecinas. Capítulo 2

bromito +1
muy bueno.. ya espero la continuación..👏👏👏
HistoriasDe
Muchas gracias!!
juuli88 +1
ahh pero que zorrita!
HistoriasDe +1
Gracias por comentar Juli!!
sobralargo +1
Que hermoso relato!! tremenda saga!! me encanta...pasa a veces 😉 Pero pido al editor que revise los primeros párrafos oues confunde los nombres y el género un par de veces...
sobralargo +1
Asi es...pero...ME RECALIENTA LA SAGA!!! Sigue escribiendo!! jaja
HistoriasDe +1
Gracias! Ya vendrán nuevos capítulos!
sobralargo +1
los espero ansioso
daros82 +1
noooo!!!! q trola hermosa clarita!!!
HistoriasDe +1
Muchas gracias!