Una historia, un protagonista, una fantasía. Todos nos hemos dejado llevar alguna que otra vez por nuestra mente. En esta página nos interesan las fantasías y los protagonistas de nuestros relatos se encargan de vivir las suyas a flor de piel. Una historia por día, un protagonista nuevo, una fantasía distinta. Dejate llevar por la imaginación...
Besos dulces
Tiene los labios más hermosos que vi en mi vida. Cualquiera quisiera besarlos y morirse en ellos, pero ninguno de nosotros puede. Su sonrisa perfecta, sus ojos celestes, su carita divina. Ella es hermosa por donde se la mire. Pero es intocable y eso hace que cada día me vuelva más loco por su cuerpo.
Mi nombre es Santiago, tengo 19 años y hace un año y medio que estudio farmacia. En la facultad la conocí a ella, Elisa, una preciosura un mes y medio más joven que yo, con un cuerpo precioso y la carita más hermosa que vi en mi vida, en especial sus labios. Son esos labios carnosos y a su vez delicados que te provoca besarlos cada vez que los ves. Pero Elisa está prohibida.
Juan Pablo, otro de los chicos de la facultad estuvo con ella a principios del primer año, llegando a todas las bases. Pero la cagó, al mes de haber estado con ella se encaró a otra de las chicas de la facultad y eso a Eli le molestó mucho y terminó peleándose con JuanPa. Pero la relación entre los demás del grupo siguió y es por eso que los otros chicos declararon que Elisa estaba prohibida, algo que yo nunca propuse, pero terminé aceptando por culpa de los demás.
Mi relación con ella fue distinta a la de los demás. Andrea, mi mejor amiga de la secundaria, decidió seguir farmacia también y se terminó haciendo re buena amiga de Eli, por lo que yo me empecé a relacionar bastante. Desde ese momento somos muy buenos amigos, pero yo siempre quise algo más. Ella se dio cuenta de eso y trató de dejar bien en claro nuestra relación destacando que éramos solo amigos.
Pero yo siempre fui más allá, complaciéndola, tratándola bien, siendo su oído cuando necesitaba hablar y poniendo el hombro cuando necesitaba llorar. Y Elisa empezó a darse cuenta de que yo no solo estaba atrás de ella, sino que me estaba enamorando. Por lo que decidió darme una oportunidad.
Una tarde de domingo me invitó a su casa para hablar y tomar unos mates y cuando fui me empezó a contar que la noche anterior había salido y se había encontrado con Juan Pablo y que como estaba muy en pedo ella se lo encaró a él y después de transar él la invitó a un telo. Cuando fueron ella se terminó arrepintiendo y él la trató de puta a los gritos y en el pasillo. Unas lágrimas empezaron a caerle de los ojos y yo la abracé con fuerza para consolarla.
- Sos muy bueno vos conmigo.- Me dijo y me miró fijo.
El beso fue inevitable. Nuestros labios se encontraron y comenzamos a besarnos con ganas. Se notaba que era un beso que mostraba mucho más que calentura, después de todo ella había dado el primer movimiento. Pero así como empezó terminó. Elisa se alejó de golpe y después de un “No puedo” me dijo que me vaya por más que intenté explicarle y pedirle disculpas.
Las siguientes semanas fueron complicadas, hasta que logramos hablar solos sobre el tema. “Sos mi amigo Santi. No quiero perder eso” me dijo y volví a entrar a la friendzone con tranquilidad. Con el correr del tiempo nuestra relación volvió a ser la de antes, de amistad y de risas en los buenos tiempos. Pero yo notaba que Eli se alejaba un poco de mi, sobre todo cuando estaba saliendo con alguien o empezaba a verse con otro chico.
- Es porque no te quiere lastimar.- Me explicó Andrea por más que yo ya sabía.- Sabe que vos querés algo más con ella y no quiere hacerte mal.
Sin embargo la esperanza siempre estaba. Una noche salimos a bailar con varios del grupo y como todas las otras noches que salimos a bailar, Eli se puso muy en pedo. Era una peña universitaria, por lo que el lugar estaba bastante vacío. Copamos uno de los sectores del boliche donde había unos sillones y una mesita y los tragos empezaron a correr a medida que la noche avanzaba.
Uno de los chicos trajo uno de esos tragos dulces con azúcar en el borde del vaso y las chicas empezaron a tomar. Cuando le llegó el turno a Elisa, después de hacer fondo blanco chupó todo el azúcar que le terminó quedando en los labios. Acto seguido se subió al sillón a bailar, pero su estado de ebriedad era tal que se terminó cayendo encima mío, que la agarré entre mis brazos.
- ¡Sos mi salvador!- Me dijo sonriendo.
Enseguida se paró y para sorpresa mía y de todos me dio un beso. Este fue distinto, firme, directo a los labios y sin dar vueltas. Tenía sabor dulce y la azúcar y la pintura de labios hacía que estuviesen pegajosos. Cuando se alejó me miró y se entró a reír diciéndome que me había dejado toda azúcar en la cara y con el dedo índice de su mano comenzó a limpiarme. Aprovechándome un poco de la situación saqué la lengua y le lamí el dedo.
- ¡Ay tarado!- dijo ella riéndose nuevamente.- Basta que me vas a calentar.- agregó y volvió a reírse y se dio media vuelta para seguir bailando con las chicas.
No podía más. Aproveché la situación para ir al baño a lavarme la boca y las manos. Entré y abrí la canilla y el agua empezó a salir. La imagen de Eli a centímetros de mi cara no desaparecía. Besándome de repente. Limpiándome la boca con su dedo. Sus labios llenos de azúcar. “Basta que me vas a calentar” me había dicho. Mi lengua pasando por sus dedos. Nuevamente esos labios dulces…
Volvía a estar parado frente a ella y acababa de decirme que la cortara. Esta vez, el lugar estaba vacío y nosotros dos éramos los únicos que estábamos ahí entre las botellas, las copas vacías y la música a todo volumen. La tomé por la cintura y la pegué a mi cuerpo y nuevamente me dijo que la cortara porque si no se iba a calentar en serio.
- No me importa.- Le dije y la besé.
Elisa pasó sus brazos por mis hombros y se dejó llevar por el beso. Sus labios sabían a azúcar y eran más ricos que la otra vez que los había besado. Abrió su boca y metí mi lengua y ella jugó con la suya. El beso se iba volviendo cada vez más caliente y ninguno de los dos quería terminar.
Me fue llevando contra uno de los sillones hasta que caí sobre él y ella me miró de pie. Comenzó a desabrocharse la camisa y pude ver su corpiño negro. Apoyó sus manos sobre mis hombros y se sentó sobre mi cuerpo de frente a mí. La envolví con mis brazos a la altura de su cintura y volvimos a besarnos.
Como estábamos solos en el lugar no nos importaba nada y no había límite alguno. Comenzamos a sacarnos la ropa, primero su camisa, después mi chomba, acto seguido su corpiño y cuando nos dimos cuenta estábamos besándonos y manoseándonos con mucha calentura. “¡Ay Santiago!” dijo ella mientas le chupaba las tetas como loco. Me levantó la cabeza y volvió a besarme con esa boca dulce.
Elisa fue bajando por mi cuerpo hasta quedar arrodillada, dejando un rastro de azúcar por cada lugar que pasaba. Me desabrochó el cinturón y me bajó el pantalón hasta que lo tuve por mis tobillos. Mi pija, que estaba completamente al palo, se hacía notar por debajo de mi bóxer. Ella la agarró por sobre la tela y empezó a pasarle la lengua de arriba abajo. ¡Quería que me la chupara ya!
Apurando un poco la situación me bajé el bóxer y Elisa enseguida se llevó mi verga a la boca. Tomándola con una mano, empezó a chuparla como una profesional. La recorría de arriba abajo con sus labios dulces y le pasaba la lengua dejándola bien mojadita. Con la otra mano me acariciaba los huevos, haciendo que se me ponga completamente dura la poronga.
Se volvió a parar y despacito se fue sacando el short para revelar una tanguita negra hermosa. “¡Qué lindo!” le dije cuando dio una vueltita para que pueda ver su cola. Dándome la espalda se la bajó y su cola quedó en primer plano. Increíble esa cola. Volvió a arrodillarse frente a mí y despacito se fue sentando sobre mi pija que ya no daba más.
Comenzó a cabalgar y lo hacía como loca. Elisa era la bestia sexual que tanto había dicho Juan Pablo. Gemía como loca, a los gritos y subía y bajaba recorriendo todo el tronco de mi pija con su concha. Me besó de nuevo y esos labios hermosos volvían a ser míos. Bajé mis manos por su espalda hasta ponerlos en su cola y se la apreté bien fuerte y ella me devolvió un gemido de placer.
- ¡Ay como me gusta!- Gritó y se escuchó por todo el boliche que estaba vació.
Se levantó y me dijo que ahora me tocaba a mí. Mientras yo me paraba ella se acomodó en cuadro sobre el sillón y yo me paré detrás de ella, metiéndole la pija bien a fondo. Apoyé una mano sobre su cintura y la otra sobre su espalda y comencé a darle bien fuerte. Elisa volví a gritar como loca, pidiéndome más y más cada vez que mi verga entraba y salía de su conchita. Su cola empezaba a ponerse roja con cada golpe de mis muslos y eso me motivaba a darle más fuerte aun.
- ¡Quiero tu lechita!- Me pidió entre gemidos.- ¡La quiero toda en la conchita!
Y eso me volvió más loco todavía. La tomé fuerte de la cintura y comencé a cogérmela como loco, sacado y metiendo mi pija en su concha a toda velocidad. “¡Sí, sí!” gritaba ella y se podía oír más fuerte que la música. “¡Quiero la lechita dale! ¡La quiero!” me volvió a pedir y con un golpe seco pude sentir como el semen empezaba salir de mi verga y le llenaba la concha a Elisa…
- ¡Dale flaco!
Volvía a estar en el baño, con las manos bajo el agua de la canilla y un loco apurándome atrás. Me di media vuelta, me sequé las manos y salí del baño decidido. Fui hasta donde estaban mis amigos, entré a la ronda y tomándola del brazo la di vuelta y Eli quedó frente a mis ojos. No lo dudé ni un segundo y la besé y ella me devolvió el beso. No me importaba nada, ni mis amigos, ni los gritos, ni la música. Esa noche, Elisa y yo nos íbamos a ir a dormid juntos sí o sí.
OTRAS FANTASIAS:
NIÑA BONITA
LA MAMÁ DE MI MEJOR AMIGO
4 PAREDES
5 comentarios - Besos dulces (Fantasía)