Viaje de ida

No sé bien cuando esa idea llegó. Aquella primera vez que la compartí, fue más un juego de adolescentes que una verdadera perversión.
De aquellos jueguitos de niños inocentes que buscaban límites, no quedan  rastros.
Nunca pude dominar mis deseos más oscuros, cuando su picardía era darme un beso con los padres cerca, el mío era que se sacará la tanga mojada en el cine y me la entregará.
Para cuándo habíamos alcanzado alguna experiencia sexual, y nos conocíamos con detalle como para saber el lugar exacto y la palabra justa para alcanzar un orgasmo, el destino quiso que todo terminara.
Vendrían otras experiencias, nunca mejores a pesar de haber sido buenas, las conexiones sexuales son difíciles de lograr.
no es cuestión de pijas y conchas, de color de ojos o buenos físicos, son palabras, sensaciones, imaginación, límites, deseos y encuentros.
Pasaron unos años y la misma vida que nos separó, nos puso cerca. Las circunstancias, las casualidades o el deseo los volvieron a juntar.
Ella sola, yo solo, las ideas sobre la pareja de enamorados ya no estaban, pero en el aire.podia notarse que esos dos cuerpos debían darse otra oportunidad.
Lo que no sabían es que no iban a ser dos.
Sería largo de contar, pero una noche cualquiera, de calor, en medio de una vieja ruta a unos km de la ciudad, ella terminó por cumplir mi fantasía y la suya.
Dos hombres y una mujer hicieron todo lo sexualmente imaginable, parecido a una película porno, pero real, con deseos, pasiones y fluidos por doquier.
Esa historia de tres, terminó justo cuando empezó, siempre quedan las ganas de repetir, pero lo bueno uno debe aprender a extrañarlo, para no convertirlo en ordinario.
Los caminos volvieron a separarlos.
La vida puede separar dos personas, pero los buenos recuerdos y las fantasías, son imborrables de una cabeza.
Algunos años después, andando otros caminos, y disfrutando otros cuerpos esas ideas volvieron a rondar mi cabeza.
Durante un viaje al Caribe y después de haber hecho muchas bromas al respecto la rete a qué se quite la parte de arriba del bikini, ella siempre dije que se animaria, pero teniendo ocasiones nunca lo hizo.
El desconcierto llego, cuando ese día, eligió la bikini más chiquita y están en la playa pidió ir a la playa de adultos, no haya tantos niños dijo.
Dos tragos, toalla, libros y la cabeza llena de fantasías, era todo lo que llevamos desde la habitación a la playa.
Demoró un poco, no quise presionar, pero lo hizo. Casi al terminar el trago estaba haciendo topless, era un tímido comienzo, pero los grandes caminos siempre empiezan por el primer paso.
Fueron varios los tragos que pasaron hasta que pidió un poco de bronceador, de espaldas, con algo de gente alrededor, me dispuse a cuidar su piel, y a alimentar sus fantasías.
Rápidamente se dió cuenta que no solo estaba poniéndole bronceador, sino que acomode su tanga haciéndola lo más chica que pude, ella no podía saber que se le veía todo, pero debió sentir el aire marino entrando en sus entrañas.
Lejos de inquietarse ofreció su cola a cuánto curioso se acercó.
Y así transcurrió ese día exhibiéndose y nombrandome como su cuidador, mi misión cuidarla.
Ese cuidado era el nombre que tácitamente le dimos a nuestra fantasía, ella siendo mirada casi desnuda por otros hombres y yo disfrutando que la.miren.
Pasaron varios días normales, si jugar ese peligroso juego puede calificar así.
Días más tarde en la pileta se animó a calentar a un tipo que estaba con su esposa, se acostó boca abajo, con su tanga pequeña y dejo que el tipo la mirara por horas, tantas, que nos hicimos amigos, bueno una manera de decirle al tipo que recibe el permiso de mirarle el culo a tu mujer.
Una noche no me aguante y mientras la masturbaba le conté que quería que se la cogiera otro tipo, le mostré en que pose y como debía ser todo.
Fue una de las mejores noches desde que nos conocimos.
Cuando una transita un camino sabe dónde va, pero a veces, no sabe cuándo llegará, aunque es cuestión de tiempo.