Parte 1
Al otro día nos levantamos y fuimos a pasear los 4. Y acá freno un poco para conectar con una situación de un relato anterior. ¿Se acuerdan mi fin de semana en la playa, donde me comí dos chabones y terminé chupandoles la pija en un callejón? Bueno, esos pibes viven en Milán. Uno de ellos vio algunas fotos que subí a la tarde del paseo y empezó el ataque.
Yo me moría de ganas de ir a cogermelos, pero analicé fríamente la situación y de no daba. O sea, estaba parando en la casa de mi primo y no podía agarrar, dejarlo en banda para ir a coger con los otros dos.
Cuestión que le dije que estaba de unos familiares y se me iba a complicar irme porque estaban muy encima (bueno, tanto no mentí jeje). Con el flaco seguimos hablando toda la tarde. Volvimos al departamento y acá me llevé otra de las sorpresas del fin de semana.
Andreina, la novia del amigo de mi primo, quería mostrarme algunos modelos de ropa se había comprado en un negocio que habíamos visto. Cuando entré a la habitación quedé con los ojos abiertos sin poder creer lo que veía. Sobre la cama, sogas. En el piso, una fusta.
La piba me hablaba pero mi atención solo estaba en los elementos que me recordaban mis últimos años en Argentina. Ella se dio cuenta, y me preguntó si sabía para que era. Le conté más o menos mis experiencias, y me animé a pedirle si me los prestaba para la noche. Con una sonrisa me dio una soga y la fusta. Quedaban solo 2 noches y ya quería llevar la relación con Marco a otro nivel.
Pasamos la cena. El otro flaco me seguía escribiendo, y aunque no le daba mucha bola, me estaba calentando la situación de tener a mi primo ahí, con la pija dispuesta a cogerme y otro chabón desesperado también por mí. Seguí un ratito el jueguito hasta que nos fuimos a la cama. Andreina me saludó con una sonrisa.
Entramos y Marco quiso tomar la iniciativa, como las otras veces. Me dejé dominar un poquito, hasta que quedamos los dos totalmente desnudos. Lo agarré de las manos y lo tiré en la cama. Me subí encima suyo y mientras le chupaba la pija buscaba las sogas que había escondido bajo la cama. Esa noche iba a mandar yo. Y se lo hice saber.
Le até las dos manos atrás de la cabeza (lamentablemente, no tenía respaldo) y le ordené que se quedara quieto. Le chupé la pija hasta hacerlo acabar. Metí su verga en la boca y recibí toda la descarga caliente. Me tragué un poco, y el resto se lo escupí arriba del tronco mientras mis manos la desparramaban por todo el largo de su pija aun dura.
Me senté arriba de su panza, y empecé a acariciar su pecho con la punta de mis dedos, bajando hasta sus caderas y subiendo de nuevo. Nos besamos con terribles ganas. Le puse mis tetas en la boca. Mis pezones ya estaban durísimos de la calentura que tenía. Sentía que mi concha rebalsaba de flujos. Seguí trepando por su cuerpo, hasta que mi concha quedó en su cara. Me senté arriba suyo y sin necesidad de palabras él entendió lo que tenía que hacer.
Quiso usar las manos, pero las agarré fuerte contra la pared. Solo con su lengua tenía que hacerme gozar. Y lo bien que lo hizo. Después de un rato me hizo explotar. Cuando salí de encima suyo, pude notar como su pija ya estaba dura de nuevo. Me subí encima y lo cabalgué con todas mis fuerzas. Él hacía todo lo posible por no acabar. Cuando veía que ya no podía más, disminuía la velocidad y al rato arrancaba de nuevo. Igual, no aguantó mucho mi ritmo. Lo hice acabar de nuevo.
Y ahora era la segunda etapa del plan. Lo solté, lo abracé y nos besamos un rato. Su pija, ahora sí, estaba dormida y empapada de su propia leche. Saqué la fusta y me acerqué caminando hacia él como una verdadera gata. "Quiero que me pegues" le dije entregándole el control total. Me puse en 4 en el piso. Primero caminó a mi alrededor rozándome la piel con el cuero. Empecé a gemir de solo sentirlo. De golpe, ZAS! en mi cola. "Más!" le pedía. Había sido demasiado dulce ese golpe.
Volvió a pegarme, ahora más fuerte. Grité de dolor y placer. De a poco se fue animando. Se paró frente a mí y metió su pija en mi boca. Mientras, estirando la mano no dejaba de azotarme. Yo ahoga los gritos en su pija, que ya se estaba poniendo dura de nuevo. "Rompeme toda, dale" le ordené cuando ya la verga estaba por estallar. Me montó un rato, agarrando fuerte mi cola y golpeando mi cuerpo contra el suyo con cada embestida.
Mi cola ardía. Pero él se había obsesionado y me pegaba cada vez más. No me importaba nada y cada azote me calentaba aún más. Sacó la pija de adentro mío y empezó a chuparme la concha. No tardó nada en meter su lengua dentro de mi colita. Me dejé llevar por el placer que me causaba esa lengua rodear la entrada de mi ano y hacer fuerza para meterse. Ya la tenía abierta de la sometida que me había pegado la noche anterior, así que no tardó en empezar a coger mi culo con su lengua.
Pero yo le había abierto una puerta a algunas perversiones ocultas. Me agarró del pelo y me levantó de golpe, dejándome arrodillada. Él, atrás mío, besaba mi cuello y su mano manoseaba mi cuerpo desde mis tetas hasta mi concha. Mi respiración se agitaba cada vez más. Me tomó de las manos y me las ató en la espalda.
Me dejó caer, poniendo mi cara en el piso. Mi cola levantada y mis manos atadas. Más esclava y vulnerable no podía estar. Y yo volaba de placer. Hace tiempo descubrí que me excita mucho estar dominada de esa forma. Siguió con su trabajo oral. Cuando estaba a punto de hacerme acabar, como si él lo hubiese presentido, se frenó y de una me clavó la verga en el culo.
Mi primer grito fue de sorpresa, pero después siguió un placer inmenso y un "no pares" constante. Me taladró el culo como quiso. Siguió azotándome sin parar. Cuando no pudo más, sacó su verga de mi culo maltrecho y con un grito de guerra descargó toda su lechita calentita en mi colita roja y ardiente. Me ardía el culo de los golpes, pero sentía como el semen de Marco calmaba un poco el dolor. En solo 2 días se había adueñado de todo mi cuerpo, y lo demostraba haciendo con mi colita lo que tenía ganas.
Quedamos un rato en esa posición. Él, parado encima mío con su pija aún chorreando sobre mi cuerpo tirado en el piso sin poder moverme. Marco se tiró así como estaba en la cama. Luego de un rato, tomé fuerzas y me acosté a su lado. Nos quedamos dormidos, pero a la mañana nos levantamos súper calientes. Lo desperté acariciándole la pija y me terminó pegando una garchada fabulosa nuevamente.
Me levanté y fui a la cocina. Mientras preparaba el desayuno, noto que alguien entra. Era el amigo de Marco que se había quedado en la puerta mirándome de arriba a abajo con una cara de lujuria terrible. Yo estaba con un shorcito y él no podía dejar de mirarme las piernas y como mi cola se entangaba. El flaco tampoco estaba muy vestido que digamos... solo un slip tapaba el prominente bulto con una notable erección matutina.
Se notaba una terrible tensión sexual entre los dos que empezaba a incomodarme (la novia, estaba a pocos metros). Me preguntó cómo me había ido con los juguetes que me había prestado, que yo no daba la imagen de una chica que le gustaran esas cosas y demás chamuyos. Aunque todo quedó ahí.
Se acercó a unos estantes, casi rozando a propósito su cuerpo contra el mío, sacó un paquete de galletitas y se fue sonriendo. Yo no me podía mover y mis piernas temblaban, pero de excitación. El tipo, semi en bolas, apoyándome y la novia en una habitación, yo todavía con gusto a leche de mi macho en la boca, que estaba en la habitación de al lado… y este loco cogiéndome con la mirada… no lo puedo negar: me re calenté. Pero todo quedó ahí, no volvió a pasar más nada. Realmente Andreina me había caído re bien, y con mi primo ya tenía pija de sobra.
Pasamos un domingo por demás de tranquilo. Aunque yo seguía teniendo al otro pibe por mensajes hablándome. Y para colmo, se sumó el amigo. Así que como podía iba contestándoles a los dos mientras paseaba por la ciudad. Estuve todo el día en un evento, que como era relativo a la moda, fuimos Andreina y yo. Al volver a la casa, nos turnamos para bañarnos y acá se pudre todo.
Andreina va primera, yo me quedo mirando tele. Pero poca atención le pegaba a la tele, ya que mis dos chongos virtuales seguían firmes ahí. "Ya volví a casa" les escribí acompañada de una foto mía tirada en el sillón. Aunque claro, puta siempre, sutilmente dejaba ver o entender que estaba en bombacha tirada en el sillón. Esto a los dos. Y ahí explotaron.
Empezaron a decirme las cosas que me harían. Cómo me cogerían. Yo ya empezaba a calentarme y mi mano suavemente fue bajando por mi cuerpo. "¿Como te gusta que te cojan?" me preguntó uno. Me di vuelta, me quedé boca abajo y levanté un poco mi cola. No hicieron falta más palabras. "Me hiciste parar la pija", me mandó acompañado de una imagen de su verga marcada en el boxer. Parecía más grande de lo que yo la recordaba. Me mordí los labios y le dije que la sacara que quería chuparsela antes de que me cogiera.
El otro me contaba que se estaba tocando, entonces yo le mandé una foto con mi mano tocándome la conchita. "Yo también" le puse. Si bien había empezado todo por un juego, ahora estaba en un nivel de calentura que no podía volver atrás. Estaba re caliente.
Sentí que la ducha del baño se cerraba y me detuve. Los dejé colgados a los pibes, y esperé a que Andreina saliera de bañarse. Cuando salió, me vio semi en bolas aunque no se sorprendió por eso sino por mi cara desencajada y mi respiración agitada. "Todo bien?" me preguntó, a lo que respondí que si metiéndome rápido en el baño. Cerré la puerta y la trabé por las dudas.
En el celu, desesperados mensajes de mis machos preguntando qué pasaba. Fotos de sus pijas, videos pajeandose. Los dos, al mismo tiempo, calientes por mí. Me sentía muy puta haciendo calentar dos vergas en la casa de mi primo. Un cóctel explosivo. Les mandé un video, ya totalmente desnuda, tocándome con las piernas abiertas. Mis dedos rozaban el clítoris pajeandome y de golpe al final bajaba la mano y me los clavaba en la concha. "Así te espero", les puse a los dos.
Esperando la respuesta me tocaba la concha y las tetas. Cerraba los ojos, recordaba la escena donde estuve rodeada de esas dos pijas. "Estoy por acabar" me mandó uno. Le respondí con una foto de mis tetas, diciendo que ahí quería la lechita. Al otro, una foto arrodillada en el piso, sacada desde arriba con la boca abierta y la lengua afuera. "La estoy esperando" le puse. No tardaron en llegar dos videos con dos lechazos impresionantes. Mirando esos videos acabé pajeándome. Quedé tirada en el piso, con el celular en una mano, sin poder moverme por un rato.
Cuando me calmé, me bañé y salí lo más serena posible del baño. Ya habían llegado los chicos. En la calentura no los había ni escuchado. El amigo de Marco estaba preparando la comida, pero yo me había quedado con unas ganas de pija terribles. Lo agarré a mi primo del brazo y lo llevé a la habitación. "Cogeme... cogeme" le suplicaba mientras le sacaba toda la ropa. Lo tiré a la cama, le chupé la pija un rato y luego me puse a saltarla con lujuria.
No podía más de la calentura. Haber hecho acabar a esos dos pibes, en la misma casa que mi primo me estaba cogiendo sin parar hacía dos días... Me sentía re puta. Y me encantaba. Marco me tiró en la cama, y me destrozó como lo venía haciendo. Mi cola no daba más, pero no pude negarme cuando empezó a probar de meterla. Esa noche cogimos sin parar hasta que no dimos más. Su pija ya no se paraba. La última vez que acabó, casi no le salía leche. Lo dejé seco.
Mi concha no resistía meter nada más. Me ardía y la sentía re abierta. Ni hablar de mi colita, totalmente destruida. No pudimos ni siquiera hacer un mañanero para despedirnos. No nos daba más el cuerpo. Luego de desayunar me despedí de los otros chicos y me llevó hasta la terminal de trenes para pegarme la vuelta.
No sentí ni cuando arrancó el tren. Me quedé dormida las 2 horas del recorrido y de no ser por un señor que estaba al lado mío que me avisó, me pasaba de largo. Cuando llegué a mi cama, me tiré así como estaba y dormí hasta el otro día. Destruida, es poco. Me dolía todo. Pero la locura que había tenido ese fin de semana había sido inmejorable.
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Al otro día nos levantamos y fuimos a pasear los 4. Y acá freno un poco para conectar con una situación de un relato anterior. ¿Se acuerdan mi fin de semana en la playa, donde me comí dos chabones y terminé chupandoles la pija en un callejón? Bueno, esos pibes viven en Milán. Uno de ellos vio algunas fotos que subí a la tarde del paseo y empezó el ataque.
Yo me moría de ganas de ir a cogermelos, pero analicé fríamente la situación y de no daba. O sea, estaba parando en la casa de mi primo y no podía agarrar, dejarlo en banda para ir a coger con los otros dos.
Cuestión que le dije que estaba de unos familiares y se me iba a complicar irme porque estaban muy encima (bueno, tanto no mentí jeje). Con el flaco seguimos hablando toda la tarde. Volvimos al departamento y acá me llevé otra de las sorpresas del fin de semana.
Andreina, la novia del amigo de mi primo, quería mostrarme algunos modelos de ropa se había comprado en un negocio que habíamos visto. Cuando entré a la habitación quedé con los ojos abiertos sin poder creer lo que veía. Sobre la cama, sogas. En el piso, una fusta.
La piba me hablaba pero mi atención solo estaba en los elementos que me recordaban mis últimos años en Argentina. Ella se dio cuenta, y me preguntó si sabía para que era. Le conté más o menos mis experiencias, y me animé a pedirle si me los prestaba para la noche. Con una sonrisa me dio una soga y la fusta. Quedaban solo 2 noches y ya quería llevar la relación con Marco a otro nivel.
Pasamos la cena. El otro flaco me seguía escribiendo, y aunque no le daba mucha bola, me estaba calentando la situación de tener a mi primo ahí, con la pija dispuesta a cogerme y otro chabón desesperado también por mí. Seguí un ratito el jueguito hasta que nos fuimos a la cama. Andreina me saludó con una sonrisa.
Entramos y Marco quiso tomar la iniciativa, como las otras veces. Me dejé dominar un poquito, hasta que quedamos los dos totalmente desnudos. Lo agarré de las manos y lo tiré en la cama. Me subí encima suyo y mientras le chupaba la pija buscaba las sogas que había escondido bajo la cama. Esa noche iba a mandar yo. Y se lo hice saber.
Le até las dos manos atrás de la cabeza (lamentablemente, no tenía respaldo) y le ordené que se quedara quieto. Le chupé la pija hasta hacerlo acabar. Metí su verga en la boca y recibí toda la descarga caliente. Me tragué un poco, y el resto se lo escupí arriba del tronco mientras mis manos la desparramaban por todo el largo de su pija aun dura.
Me senté arriba de su panza, y empecé a acariciar su pecho con la punta de mis dedos, bajando hasta sus caderas y subiendo de nuevo. Nos besamos con terribles ganas. Le puse mis tetas en la boca. Mis pezones ya estaban durísimos de la calentura que tenía. Sentía que mi concha rebalsaba de flujos. Seguí trepando por su cuerpo, hasta que mi concha quedó en su cara. Me senté arriba suyo y sin necesidad de palabras él entendió lo que tenía que hacer.
Quiso usar las manos, pero las agarré fuerte contra la pared. Solo con su lengua tenía que hacerme gozar. Y lo bien que lo hizo. Después de un rato me hizo explotar. Cuando salí de encima suyo, pude notar como su pija ya estaba dura de nuevo. Me subí encima y lo cabalgué con todas mis fuerzas. Él hacía todo lo posible por no acabar. Cuando veía que ya no podía más, disminuía la velocidad y al rato arrancaba de nuevo. Igual, no aguantó mucho mi ritmo. Lo hice acabar de nuevo.
Y ahora era la segunda etapa del plan. Lo solté, lo abracé y nos besamos un rato. Su pija, ahora sí, estaba dormida y empapada de su propia leche. Saqué la fusta y me acerqué caminando hacia él como una verdadera gata. "Quiero que me pegues" le dije entregándole el control total. Me puse en 4 en el piso. Primero caminó a mi alrededor rozándome la piel con el cuero. Empecé a gemir de solo sentirlo. De golpe, ZAS! en mi cola. "Más!" le pedía. Había sido demasiado dulce ese golpe.
Volvió a pegarme, ahora más fuerte. Grité de dolor y placer. De a poco se fue animando. Se paró frente a mí y metió su pija en mi boca. Mientras, estirando la mano no dejaba de azotarme. Yo ahoga los gritos en su pija, que ya se estaba poniendo dura de nuevo. "Rompeme toda, dale" le ordené cuando ya la verga estaba por estallar. Me montó un rato, agarrando fuerte mi cola y golpeando mi cuerpo contra el suyo con cada embestida.
Mi cola ardía. Pero él se había obsesionado y me pegaba cada vez más. No me importaba nada y cada azote me calentaba aún más. Sacó la pija de adentro mío y empezó a chuparme la concha. No tardó nada en meter su lengua dentro de mi colita. Me dejé llevar por el placer que me causaba esa lengua rodear la entrada de mi ano y hacer fuerza para meterse. Ya la tenía abierta de la sometida que me había pegado la noche anterior, así que no tardó en empezar a coger mi culo con su lengua.
Pero yo le había abierto una puerta a algunas perversiones ocultas. Me agarró del pelo y me levantó de golpe, dejándome arrodillada. Él, atrás mío, besaba mi cuello y su mano manoseaba mi cuerpo desde mis tetas hasta mi concha. Mi respiración se agitaba cada vez más. Me tomó de las manos y me las ató en la espalda.
Me dejó caer, poniendo mi cara en el piso. Mi cola levantada y mis manos atadas. Más esclava y vulnerable no podía estar. Y yo volaba de placer. Hace tiempo descubrí que me excita mucho estar dominada de esa forma. Siguió con su trabajo oral. Cuando estaba a punto de hacerme acabar, como si él lo hubiese presentido, se frenó y de una me clavó la verga en el culo.
Mi primer grito fue de sorpresa, pero después siguió un placer inmenso y un "no pares" constante. Me taladró el culo como quiso. Siguió azotándome sin parar. Cuando no pudo más, sacó su verga de mi culo maltrecho y con un grito de guerra descargó toda su lechita calentita en mi colita roja y ardiente. Me ardía el culo de los golpes, pero sentía como el semen de Marco calmaba un poco el dolor. En solo 2 días se había adueñado de todo mi cuerpo, y lo demostraba haciendo con mi colita lo que tenía ganas.
Quedamos un rato en esa posición. Él, parado encima mío con su pija aún chorreando sobre mi cuerpo tirado en el piso sin poder moverme. Marco se tiró así como estaba en la cama. Luego de un rato, tomé fuerzas y me acosté a su lado. Nos quedamos dormidos, pero a la mañana nos levantamos súper calientes. Lo desperté acariciándole la pija y me terminó pegando una garchada fabulosa nuevamente.
Me levanté y fui a la cocina. Mientras preparaba el desayuno, noto que alguien entra. Era el amigo de Marco que se había quedado en la puerta mirándome de arriba a abajo con una cara de lujuria terrible. Yo estaba con un shorcito y él no podía dejar de mirarme las piernas y como mi cola se entangaba. El flaco tampoco estaba muy vestido que digamos... solo un slip tapaba el prominente bulto con una notable erección matutina.
Se notaba una terrible tensión sexual entre los dos que empezaba a incomodarme (la novia, estaba a pocos metros). Me preguntó cómo me había ido con los juguetes que me había prestado, que yo no daba la imagen de una chica que le gustaran esas cosas y demás chamuyos. Aunque todo quedó ahí.
Se acercó a unos estantes, casi rozando a propósito su cuerpo contra el mío, sacó un paquete de galletitas y se fue sonriendo. Yo no me podía mover y mis piernas temblaban, pero de excitación. El tipo, semi en bolas, apoyándome y la novia en una habitación, yo todavía con gusto a leche de mi macho en la boca, que estaba en la habitación de al lado… y este loco cogiéndome con la mirada… no lo puedo negar: me re calenté. Pero todo quedó ahí, no volvió a pasar más nada. Realmente Andreina me había caído re bien, y con mi primo ya tenía pija de sobra.
Pasamos un domingo por demás de tranquilo. Aunque yo seguía teniendo al otro pibe por mensajes hablándome. Y para colmo, se sumó el amigo. Así que como podía iba contestándoles a los dos mientras paseaba por la ciudad. Estuve todo el día en un evento, que como era relativo a la moda, fuimos Andreina y yo. Al volver a la casa, nos turnamos para bañarnos y acá se pudre todo.
Andreina va primera, yo me quedo mirando tele. Pero poca atención le pegaba a la tele, ya que mis dos chongos virtuales seguían firmes ahí. "Ya volví a casa" les escribí acompañada de una foto mía tirada en el sillón. Aunque claro, puta siempre, sutilmente dejaba ver o entender que estaba en bombacha tirada en el sillón. Esto a los dos. Y ahí explotaron.
Empezaron a decirme las cosas que me harían. Cómo me cogerían. Yo ya empezaba a calentarme y mi mano suavemente fue bajando por mi cuerpo. "¿Como te gusta que te cojan?" me preguntó uno. Me di vuelta, me quedé boca abajo y levanté un poco mi cola. No hicieron falta más palabras. "Me hiciste parar la pija", me mandó acompañado de una imagen de su verga marcada en el boxer. Parecía más grande de lo que yo la recordaba. Me mordí los labios y le dije que la sacara que quería chuparsela antes de que me cogiera.
El otro me contaba que se estaba tocando, entonces yo le mandé una foto con mi mano tocándome la conchita. "Yo también" le puse. Si bien había empezado todo por un juego, ahora estaba en un nivel de calentura que no podía volver atrás. Estaba re caliente.
Sentí que la ducha del baño se cerraba y me detuve. Los dejé colgados a los pibes, y esperé a que Andreina saliera de bañarse. Cuando salió, me vio semi en bolas aunque no se sorprendió por eso sino por mi cara desencajada y mi respiración agitada. "Todo bien?" me preguntó, a lo que respondí que si metiéndome rápido en el baño. Cerré la puerta y la trabé por las dudas.
En el celu, desesperados mensajes de mis machos preguntando qué pasaba. Fotos de sus pijas, videos pajeandose. Los dos, al mismo tiempo, calientes por mí. Me sentía muy puta haciendo calentar dos vergas en la casa de mi primo. Un cóctel explosivo. Les mandé un video, ya totalmente desnuda, tocándome con las piernas abiertas. Mis dedos rozaban el clítoris pajeandome y de golpe al final bajaba la mano y me los clavaba en la concha. "Así te espero", les puse a los dos.
Esperando la respuesta me tocaba la concha y las tetas. Cerraba los ojos, recordaba la escena donde estuve rodeada de esas dos pijas. "Estoy por acabar" me mandó uno. Le respondí con una foto de mis tetas, diciendo que ahí quería la lechita. Al otro, una foto arrodillada en el piso, sacada desde arriba con la boca abierta y la lengua afuera. "La estoy esperando" le puse. No tardaron en llegar dos videos con dos lechazos impresionantes. Mirando esos videos acabé pajeándome. Quedé tirada en el piso, con el celular en una mano, sin poder moverme por un rato.
Cuando me calmé, me bañé y salí lo más serena posible del baño. Ya habían llegado los chicos. En la calentura no los había ni escuchado. El amigo de Marco estaba preparando la comida, pero yo me había quedado con unas ganas de pija terribles. Lo agarré a mi primo del brazo y lo llevé a la habitación. "Cogeme... cogeme" le suplicaba mientras le sacaba toda la ropa. Lo tiré a la cama, le chupé la pija un rato y luego me puse a saltarla con lujuria.
No podía más de la calentura. Haber hecho acabar a esos dos pibes, en la misma casa que mi primo me estaba cogiendo sin parar hacía dos días... Me sentía re puta. Y me encantaba. Marco me tiró en la cama, y me destrozó como lo venía haciendo. Mi cola no daba más, pero no pude negarme cuando empezó a probar de meterla. Esa noche cogimos sin parar hasta que no dimos más. Su pija ya no se paraba. La última vez que acabó, casi no le salía leche. Lo dejé seco.
Mi concha no resistía meter nada más. Me ardía y la sentía re abierta. Ni hablar de mi colita, totalmente destruida. No pudimos ni siquiera hacer un mañanero para despedirnos. No nos daba más el cuerpo. Luego de desayunar me despedí de los otros chicos y me llevó hasta la terminal de trenes para pegarme la vuelta.
No sentí ni cuando arrancó el tren. Me quedé dormida las 2 horas del recorrido y de no ser por un señor que estaba al lado mío que me avisó, me pasaba de largo. Cuando llegué a mi cama, me tiré así como estaba y dormí hasta el otro día. Destruida, es poco. Me dolía todo. Pero la locura que había tenido ese fin de semana había sido inmejorable.
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17 comentarios - Un fin de semana en Milán (II)
Esperaba una fotito pajeándote 🙂
me alegro!
gracias por pasar!
Hubiera estado bien que te escaparas para ver a los otros jajajaja
Vamos por más jaja
gracias por pasar!