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En familia mejor.

Hola de nuevo

He estado muy liado y hace tiempo que no escribo nada. Así que hoy vuelvo con la ilusión del primer día.

Como todo lo que he escrito hasta ahora, este es un relato de ficción.
Espero que os guste.

 

Me presento: Soy Toni y tengo 21 años. Soy hijo único y vivo con mi madre desde que mi padre falleció hace casi cinco años. Mi madre se llama Sole y tiene cuarenta a pesar de que aparenta cinco o seis menos. No es muy alta pero tiene una figura espectacular. Vivimos en un pequeño chalet a las afueras de una capital de provincia.

En la misma ciudad viven mis dos tíos: Espe y Juan. Mi tía Espe tiene dos años menos que mi madre y está divorciada. No tiene hijos. Y mi tío está casado, es un año mayor que mi madre y tiene dos niños. Mis abuelos también han fallecido de modo que estas siete personas formamos toda la familia.

Todo empezó el verano de hace un par de años. En casa tenemos un pequeño jardín con piscina y decidimos organizar una comida falimiar el fin de semana.

Estábamos los siete y la comida fue un éxito. Pusimos música suave de fondo para amenizar la comida e hicimos una buena parrillada de carne. Poco después de tomar el café mi tío recibió una llamada telefónica y tuvo que marcharse por un asunto urgente. Mi tía y sus hijos se fueron con él. Así que nos quedamos mi tía Espe, mi madre y yo solos disfrutando del sol junto a la piscina. Yo me había puesto un bañador tipo slip para poder broncearme lo máximo posible y ellas se pusieron a tomar el sol en biquini. Unos biquinis no muy grandes, por cierto.

Al cabo de un rato me tumbé boca abajo, con la cabeza ladeada hacia mi tía. Poco después ella decidió sacarse el sujetador para broncear el pecho. Joder, que tetas gastaba la tía. No demasiado grandes, pero duras y tenía los pezones abultados.

No pude evitarlo. Mi pene enseguida comenzó a ejercer presión contra la colchoneta. Pensé que era mejor girar la cabeza para el otro lado para evitar ponerme como un semental en celo, así que lo hice. Mala idea. Al otro lado estaba mi madre que había hecho lo mismo que su hermana. ¡Estaba rodeado de tetas! Tetas duras y firmes con pezones que parecían retarme a mantenerme indiferente. Estaba perdido, y lo sabía. Por pudor, decidí que era mejor ver las tetas de mi tía que las de mi madre, así que volví a girar la cabeza en dirección a mi tía.

Ella pareció darse cuenta de lo que había sucedido, porque me pareció que sonreía al darse cuenta de mi turbación. A ver cómo me levantaba yo sin que se diesen cuenta de la erección que comenzaba a formarse en mi bañador. Intenté cerrar los ojos y dormirme, pero aquellos pezones atraían mi mirada como un imán. Para sacarlos de mi mente, paseé la mirada por el resto del cuerpo de mi tía. Peor aún. Las piernas firmes, bien torneadas eran increíblemente hermosas. Seguí con la mirada hacia arriba. Justo encima de la pequeña tira que sujetaba la braguita del biquini se adivinaba el monte de venus y a continuación el vientre, liso y sugerente, con una ligera pelusilla como piel de melocotón. Dioses, me estaba poniedo peor. No quise mirar otra vez el pecho y dirigí la mirada hacia su cabeza. El pelo, casi negro, caía a los lados de su cabeza. Tenía los ojos cerrados y los labios, rojos como cerezas, ligeramente abiertos. Mientras me deleitaba imaginando besar esa boca pasó la lengua por ellos como intentando humedecerlos.

Joder, me estaba poniendo burro de verdad. Tenía que salir de allí, meterme en el baño y aliviarme o explotaría. Sin pensarlo más me levanté rápidamente y entré en la casa. Las habitaciones están en la planta alta, así que corrí hacia la mía y me encerré en el baño. La ventana del baño da justo encima del jardín, así que desde detrás de la cortina podía ver a mi madre y mi tía en sus hamacas son que ellas me viesen a mi. Intentado concentrarme sólo en el cuerpo de mi tía, aunque no podía evitar mirar de vez en cuando a mi madre, me bajé el bañador y me masturbé hasta que exploté como un volcán. Tras lavarme y esperando que ya podría aguantar sin empalmarme de nuevo, volví a mi hamaca.

La música seguía sonando suave, de fondo, y de repente vi como mi tía parecía seguir el ritmo con la mano sobre la colchoneta. Era un merengue y a mi tía le encanta bailar. Abrió los ojos y miró en mi dirección.

-Toni. ¿Estás despierto?

-¿Qué? Sí -dije intentado disimular.

-Ven. Baila conmigo.

-Te advierto que no soy ningún Fred Astaire -contesté esperando a que se pusiese el sujetador.

Pero no lo hizo. Así, con el pecho desafiando a la gravedad, y a mi, se puso en pie y se acercó a mi hamaca para levantarme tirando de una de mis manos.

-¿No te pones el sujetador? -me sentía violento así. Mi vista intentaba mirar a cualquier otro sitio pero no lo conseguía.

-Ni que nunca hubieses visto un par de tetas. En televisión no se ve otra cosa -repuso riendo mientras tiraba de mi para comenzar a bailar.

Mi madre estaba preocupada por su hermano así que entró en casa para llamar y comprobar que no sucedía nada grave mientras nosotros íbamos a bailar.

Es cierto que no soy un gran bailarín. Pero encima con ese par de tetas bailando delante de mis ojos, como para pensar en bailar. Así que a pesar de intentar concentrarme en los pasos de baile, lo hacía de pena. Y peor cuando al cambiar la canción ella decidió que la siguiente se debía bailar pegados. Aquellas tetas pegadas a mi pecho fueron demasiado para mi y, aunque no las veía por tenerlas jsuto debajo de la nariz, el sentir los pezones rozándome, hizo que me viese de nuevo con una erección de caballo.

-Caramba Toni. Parece que mis tetas te ponen cachondo -se rió mi tia.

-Joder, tía. No quiero molestarte. Perdóname. Pero no puedes pretender restregarme las tetas por el pecho y pretender que no sienta nada.

-No tienes que pedir perdón -me consoló ella sonriente sin soltarme-. Es más. Me gusta ver que soy capaz de encender a un chaval de tu edad.

-Joder. A mi y a cualquiera -decidí sincerarme aunque me ganase un guantazo-. ¿O es que no te das cuenta de que estás tremenda?

-Gracias Toni. Eso es muy bonito viniendo de alguien a quien casi le doblo la edad.

-No sé si es bonito. Pero es verdad -reconocí.

Mi tía acercó su boca a la mía y rozó mis labios con los suyos. Un calambrazo me reocrrió de arriba a abajo al sentir el roce de sus labios.

-Eres un cielo -me susurró antes de repetir el ligero beso después de mirar en todas direcciones.

Después volvió a acercar su boca. Pero esta vez abrió los labios para buscar mi lengua con la suya y enroscarse en ella hasta que creí que me correría sólo con besarla. Yo ya no podía más. Cuando separó su boca de la mía yo tenía todavía los ojos cerrados, como intentando prolongar ese momento. Cuando abrí los ojos la vi sonreir. Estaba preciosa. Con una mirada pícara en los ojos y la boca entreabierta en una sonrisa de complicidad.

-Perdona tía. Pero creo quee tendré que ir a aliviarme -me arriesgué a confesar-. Me has puesto demasiado cachondo.

-Y tí a mi. Aunque no lo creas. Pero creo que lo podemos arreglar -dijo guiñando un ojo.

-¿Cómo? -pregunté asustado. Mi madre podía salir en cualquier momento.

-Ven -me dijo tomándome de la mano para arrastrarme dentro de la casa-. Voy a ir a tu baño. Dentro de un momento ven tú. Te espero -añadió sonriendo pícaramente.

Mi respiración se aceleró. ¿Iba a tener sexo con mi tía? Eso era un sueño hecho realidad. Poder tener sexo con una mujer adulta que sabía todo cuanto hay que saber sobre el sexo era el sueño de cualquier tío de mi edad. ¿Y yo lo iba a realizar? Apenas desapareció en el interior de la casa cuando me lancé detrás.

Mi madre estaba hablando por teléfono en la cocina con su cuñada. Al pasar pude ver que tampoco se había puesto el sostén. Ella tampoco hizo ademn de cubrirse para evitar que viese su pecho. Lo cierto es que en la familia nunca hemos sido remilgados en cuestiones de sexo y nunca nos preocupó demasiado enseñar un poco de más.

Cuando llegué a mi habitación vi la puerta del baño entreabierta. Sin pensarlo entré y vi a mi tía completamente desnuda en la ducha. Aún no había abierto el agua. Me miró sonriendo.

-Vaya. Parece que tenías prisa -dijo.

-Como para no -dije mientras cerraba la puerta a mi espalda con pestillo para evitar problemas.

-Ven -me llamó ella.

Entré en la ducha a su lado y en cuanto estuve pegado a ella me besó de nuevo, lentamente, recreándose en el beso mientras bajaba una mano para agarrar mi miembro sobre la tela del bañador y con la otra ponía mi propia mano sobre su culo. Agarré el culo que se me ofrecía con ambas manos y lo acaricié con suavidad. Después fui subiendo una mano para masajear sus tetas mientras la otra buscaba ahora la entrada de su coño. Ya estaba húmedo, así que introduje un dedo buscando su clítoris.

-Espera -dijo ella mientras se agachaba para sacarme el bañador y tomar mi polla con las dos manos-. es preciosa -dijo antes de besar suavemente el glande.

Creí que me iba a correr sólo con ese beso. Pero enseguida se lo metió en la boca. Despacio. Haciéndome sentir su calor y como poco a poco, centímetro a centímetro e iba deslizando dentro de ella hasta que mis huevos llegaron a su barbilla. Después volvió a sacarlo de la boca despacio, recreándose en las sensaciones que sabía que me estaba proporcionando.

-¿Te gusta? -me preguntó cuando lo sacó del todo.

-Joder. Me encanta -Afirmé sin dudar.

-Pues hay más -dijo antes de vover a tragarse el pene como si fuese un plátano.

Poco a poco fue incrementando en ritmo mientras me masajeaba los huvos hasta que no pude aguantar más a pesar de haberme masturbado antes.

-Tía. Estoy a punto de correrme -avisé.

-Llámame Espe -dijo ella.

-Espe. No puedo más. Me voy a correr -avisé de nuevo ya a punto de explotar.

-Hazlo. Suéltalo todo para mí -dijo ella sin dejar su presa y apretando más sus labios alrededor de mi polla.

No pude contenerme más y eyaculé como un poseso. Ella no hizo el más mínimo amago de sacarse el pene de la boca. Siguió chupando, ya mas despacio, hasta que supo que había exprimido hasta la última gota de mis huevos.

-¿Te ha gustado? -me preguntó sonriendo cuando se levantó.

-Uff. Y tanto -admití-. Pero tú no te has corrido.

-No. Pero eso lo puedes solucionar ahora -dijo guiñándome un ojo.

-¿Cómo? El rabo se me ha quedado muerto -admití.

-Algo se te ocurrirá -contestó ella mientras abría las piernas y empujaba mi cabeza hacia abajo.

Entendí al instante que pretendía. Así que acerqué mi boca a su coño para besarlo con suavidad. Eso le arrancó un ligero gemido. -Sí que es sensible -me dije mientras separaba sus labios con la punta de mi lengua y acariciaba con una mano el interior de sus muslos. Llevé un dedo a su coño y comprobé que chorreaba de excitación. Introduje un dedo y comencé a follarla con un dedo mientras buscaba su clítoris para acariciarlo con la lengua. un minuto depués introduje un segundo dedo y seguí follándola al tiempo que incrementaba las atenciones a su clítoris.

Ella jadeaba sin soltar mi cabeza. Parecía querer introducirme dentro de su desesperado coño. Podía oir su respiración entrecortada mientras intentaba no gritar por la excitación. Sentía que sus espasmos se iban acelarando indicando que estaba cerca del orgasmo. Decidí ir más allá y con la mano libre masajeaba su culo, acariciando su raja, estimulando su esfinter. Hasta que sin previo aviso le metí un dedo en el ojete. No protestó. Como si fuese lo que estaba esperando para correrse, reaccionó con un tremendo orgasmo. Su cuerpo se dobló apoyándose sobre mí, presa de convulsiones de placer. Tomó mi cabeza con las manos y me hizo girar el cuello para besarme desesperadamente.

Poco a poco su repiración se fue restableciendo. Al cabo de un minuto se enderezó sin soltarme. Me besó de nuevo y me miró a los ojos.

-Joder Toni. Me hacía mucha falta. ¿Dónde has aprendido a satisfacer así a una mujer?

-¿Te ha gustado? -pregunté incrédulo.

-¿Si me ha gustado? Lo haces de miedo -contestó antes de darme otro morreo.

Nos dimos una ducha rápida para disimular y nos dispusimos a salir de la habitación. Sentada en la cama estaba mi madre. Se había puesto una bata corta que apenas tapaba sus rodillas. Su rostro estaba serio. Pareía furiosa cuando clavó sus ojos en nosotros. Ambos nos quedamos parados en la puerta del baño, sorprendidos por la inesperada presencia de mi madre en el dormitorio.

-¿Se puede saber que estábais haciendo los dos en el baño?

-D.. ducharnos -acerté a decir tartamudeando.

-¿Los dos juntos? ¿Para ahorrar agua? -su voz era seca, cortante-. ¿Serás puta? -dijo mirando a mi tía.

-Yo no... -mi tía no acertaba a contestar. Nos había pillado pero bien.

-Tú no... ¿Qué? -preguntó mi madre casi gritando-. ¿Te parece normal venir a mi casa a follarte a mi hijo?

-Yo no pretendía.. -mi tía no sabía por donde salir. Yo tampoco sabía que decir.

-¿Ah, no? ¿Te violó? ¿Me estás diciendo que Toni te violó?

-Mamá, por favor. Ambos somos mayores de edad -acerté a decir aunque sin la firmeza que me hubiese gustado.

-Pues si sois mayores de edad, a follar a un hotel. Esta no es una casa de putas. Fuera de mi casa. Y no vuelvas -le espetó a mi tía con odio.

-Mamá. Eres injusta -protesté.

-Y tú cállate -me conminó apuntándome con el dedo-. Ya hablaremos después.

Mi tía salió disparada de la habitación. Yo salí tras ella para pedirle disculpas sin hacer caso de mi madre que me ordenaba detenerme. La encontré en la sala recojiendo sus cosas.

-Lo siento, Espe -le dije intentando abrazarla.

-No -contestó ella evitando el abrazo-. Tu madre tiene razón. No debimos hacerlo. Adiós.

Me hizo una ligera caricia en la cara y dejó un suave beso en mis labios. Con una sonrisa triste en su hermoso rostro se dirigió a la puerta y salió tras lanzarme un último beso.

¿Continuará..? Depende de si este gusta o no...

6 comentarios - En familia mejor.

EXJOVEN
Espero la segunda parte!!! Muy bueno!!!
pacovader
Continúa hombre, ya que lo has empezado... 😋👍
sevas2
Muy bueno continualo 10+
Jc891021
Continua, esta bueno el relato