Mi nombre es Marina y tengo 35 años. Soy de tez blanca, pelo castaño y no soy muy alta, 1,60 para ser más precisa. Estoy casada hace 8 años y tengo dos hijos. Con mi marido siempre fantaseamos con las infidelidades para hacernos excitar mutuamente, aunque nunca hicimos nada en realidad.
De profesión soy veterinaria, trabajé muchos años con una señora hasta que se jubiló y me dejó todo a mi cargo, entre lo que se encontraba su hijo Osvaldo, que trabajaba en el local haciendo mandados y trabajos pequeños como bañar animales y demás. Era evidente que el pobre muchacho, de unos 18 años, tenía algún problema mental no diagnosticado, pues era muy infantil en sus pensamientos y en el trato con las personas. Físicamente era muy grande, me sacaba prácticamente 40 centímetros de estatura y tenía una fuerza fuera de lo común, lo había visto dominar animales bravos con facilidad.
Siempre vi cómo intentaba mirarme, sobre todo cuando llevaba puesto el camisolín para atender, que si me agachaba dejaba ver parte de mi corpiño. Nunca me hizo ni dijo nada pero, por la forma en que me miraba, estaba segura que Osvaldo se tocaba pensando en mi y eso me generaba cierto morbo. Con el tiempo me fueron creciendo las ganas de alimentar esa perversión, así que se me ocurrió que una noche que me tuviera que quedar de guardia le pediría ayuda para jugar un poco con la situación pero sin hacer nada, solo dejarle ver más tranquilo.
Así fue que llegó una noche de Agosto en la cual un perro debía quedarse internado toda la noche con cuidados intensivos, por lo que debía de quedarme en la veterinaria. Cuando le digo a mi marido que debía quedarme y que Osvaldo me iba a dar una mano, me hizo comentarios mientras me magreaba un poco las tetas sobre mi ropa como "-ojo que el niñato ese te tiene ganas, no pases de una mamada...", o "-usa preservativo que el lerdo ese debe tener para llenarte completa...". Como siempre bromeabamos con esos temas le dije: "-se te ocurre algo para jugar con él?" Entonces a mi marido se le ocurrió que use una camiseta blanca sin corpiño, que me ponga una tanga que se vea a través del pantalón y me pinte la boca y las uñas. Si estaba excitada antes, ahora con este repentino morbo de mi marido me puse bastante nerviosa. Sabía que solo sería un juego, pero estaba cada vez más caliente.
Al anochecer, cierro la veterinaria, Osvaldo estaba terminando de barrer y yo me fui al baño a asearme. Estando ahí aprovecho para pintarme la boca de rojo fuerte y las uñas de un color negro, y luego me pongo la tanga y la camiseta sin corpiño... no tengo tetas muy grandes pero sí se me marcan mucho los pezones, sobre todo después de mi primer embarazo. Las tetas se me marcaban mucho, me sentía expuesta pero igual me decidí y salí del baño no sin antes mandarle algunas fotos a mi marido.
Osvaldo al verme se quedó mudo, me clavó la mirada en las tetas de una manera que no me hubiera imaginado, evidentemente fue más fuerte la vista que los pocos filtros de decencia que le quedaban al pobre. Eso hizo que al principio me sintiera algo incómoda, pero con el correr de los minutos me fui soltando y empecé a jugar con él. Empecé diciéndole que le mostraría unas cosas en el microscopio, para lo cual le dije que se siente y yo parada atrás de él le apoyaba las tetas en la espalda, luego aprovechaba para ponerme lo más cerca de su cara posible, simulaba que se me caían cosas para que
me mirara la cola, etc. Estos juegos de seguro lo estaban excitando, pero lo que más me sorprendió fue que a mi también, lo que hizo que decidiera probar un poco más. En un momento lo convenzo de que me ayude a empujar un mueble para hacer orden, me puse yo adelante y le dije que se coloque desde atrás mio para empujar... en plena tarea aprovecho para echar mi cadera hacia atrás y ahí fue que sentí un enorme bulto que me apoyaba, empezaba desde mi cola y sentía que llegaba a la parte baja de mi espalda, enorme y muy duro. Luego de unos instantes nos separamos y él quedó visiblemente avergonzado, se lo veía colorado y no podía ni hablar. Acto seguido me dice que tenía que ir al baño.
Cuando me quedé sola no pude evitar tocar mi vagina... estaba empapada, tanto juego había hecho que me moje como nunca. Fue en ese momento cuando deduje que Osvaldo debía haber ido al baño para tocarse porque ese pene que yo había sentido estaba increíblemente duro. Me acerco despacio a la puerta y me agacho para ver por la mirilla... cuando me asomo no puedo creer lo que veo... se estaba haciendo la paja con la ropa que yo me había sacado más temprano, oliendo la ropa interior y usándola para enroscar su verga mientras se tocaba. No sé qué se apoderó de mi en ese momento pero abrí la puerta y le dije: "-Qué estás hacie... aggghhhh..." mi pregunta se cortó cuando el me tomó del cuello con una sola mano... ahí, en una décima de segundo, pensé que se me venía el mundo encima, que el juego este que había iniciado se me había vuelto muy en mi contra...
Sin mediar palabra me tomó por mis pelos de la nuca y me hizo arrodillar, cuando quise decir algo me pegó una fuerte bofetada y me dijo "-Chupamela, puta... hija de puta", y a la fuerza me metió su enorme verga en la boca. Las lágrimas empezaron a correr por mi mejillas con esa masa gigante de carne en la boca que apenas cabía y empezó a reír fuertemente... eso me dio mucho miedo. Me tomó con las dos manos por la cabeza y empezó un mete y saca como si me estuviera cogiendo la cabeza... en un momento me di cuenta de que hacerlo acabar lo más rápido posible iba a ser la mejor estrategia para librarme de él. Es en ese momento en que con una mano le empiezo a acariciar los testículos (gigantes por cierto) y con la otra a masturbarle su enorme pene. Evidentemente eso le gustó porque por lo menos soltó mi cabeza y me dejó hacer, igualmente yo entendí que debía terminar el trabajo porque si no podía volver a ponerse violento.
Lo que pasó luego fue muy raro, porque por un momento me vi nuevamente en control de la situación, lo que hizo que de alguna manera me vuelva a excitar. Fue entonces que seguí haciéndole la mamada, pero con todas las cosas que le hago a mi marido... le chupé los huevos, le lamía mucho el glande, lo masturbaba con las dos manos, me golpeaba en la cara con su enorme verga, etc... Por momentos me veía en un espejo que tenía cerca y me veía como a una puta... y me hacía tener cada vez más ganas de que descargue su leche sobre mi.
Luego de pensar eso fue cuando lo miro a la cara y veo como gira sus ojos hacía arriba, lo que me hizo pensar que estaba por acabar y me ilusioné... pero estaba equivocada me tomó nuevamente del pelo, me hizo parar de un tirón y me dijo "-Sacate la ropa, conchuda...". Sólo atiné a negarme con la cabeza, pero él me pegó otra fuerte bofetada y entendí que ya estaba perdida, que la mejor chance que tenía era entregarme a ese animal... a ese bruto.
Me saqué el pantalón y la remera, pero cuando me fui a sacar la tanga me dijo que la deje. Ya estando solo vestida con la tanga, me empezó a apretar las tetas muy fuerte, dandome pellizcos en los pezones, chupándomelos en forma desesperada. Me tenía entregada, como si fuera una muñeca sin poder reaccionar... en eso me da vuelta y me pone de espaldas a él, apoyándome la verga, para luego hacerme poner en 4 patas sobre un colchón para perros... ahí pensé que me iba a penetrar y no estaba equivocada, solo que antes me ató las manos a la pared con unos collares. Estando en esa posición denigrante veo por el espejo que se arrodilla atrás mio con su verga más grande de lo que la había visto antes y siento como con su mano corre mi tanga hacia un costado. A todo esto yo estaba empapada, más allá de que también tenía mucho miedo... y Osvaldo primero prueba con sus dedos mi concha, mete un dedo, luego otro... yo me empezaba a dilatar producto del grosor de sus dedos y la excitación que tenía. En eso siento que los saca y veo nuevamente por el espejo que se estaba tocando la verga y apuntándola a mi vagina, se venía el momento ¿deseado? Lo veo que hace un movimiento hacia atrás y luego de un solo golpe me la mete entera! O por lo menos eso sentí... Inició un mete saca que al principio me hizo ver las estrellas, era una mezcla de dolor y placer difícil de explicar. Me estaba cogiendo un animal, un bruto que no sabía ni el abecedario y encima tenía edad para ser mi hijo, me sentía humillada y excitada como nunca todo al mismo tiempo. Me empezó a apretar las tetas, a meterme los dedos en la boca que yo no dudé en chupar como si fueran un gran pene, con la otra mano me tocaba el culo, estaba haciendo conmigo lo que quería... en el momento en que me di cuenta de eso me vino el mejor orgasmo de mi vida, por un momento cuando estaba acabando sentí que perdía todas las fuerzas y caí sobre la colchoneta con él arriba mio que me seguía dando bomba hasta que en un momento siento cómo se queda quieto por un instante, pero con su pene totalmente adentro mio, latiendo... ahí fue donde sentí como empezaron a salir chorros de leche adentro mio, inundándome, desbordando mi vagina de semen al punto que sentía como me empezaban a correr hilos de semen sobre mis muslos. La escena debe haber durado segundos pero para mi fueron horas... y cuando se incorporó y sacó su verga de adentro mio, la leche empezó a salir a borbotones, parecían litros... sin que él me diga nada hice lo que tenía que hacer, me zafé de las ataduras y me puse a limpiar su verga con mi lengua, saboreando todos los restos de leche que habían quedado. Luego entré al baño y me cambié, me sentía exhausta. Para cuando salí Osvaldo no estaba más, se había ido a su casa supongo por la vergüenza una vez pasada la situación.
Cuando volví a casa por suerte mi marido no estaba... me pude dar una ducha y dormir un buen rato, hasta que mi sueño fue alterado por un súbito recuerdo... no me estaba cuidando cuando ese semental me dejó su leche adentro............
Espero les haya gustado, espero sea el primero de muchos!
Me gustaría que me envíen ideas, ya sea para seguir con esta historia o una nueva!
De profesión soy veterinaria, trabajé muchos años con una señora hasta que se jubiló y me dejó todo a mi cargo, entre lo que se encontraba su hijo Osvaldo, que trabajaba en el local haciendo mandados y trabajos pequeños como bañar animales y demás. Era evidente que el pobre muchacho, de unos 18 años, tenía algún problema mental no diagnosticado, pues era muy infantil en sus pensamientos y en el trato con las personas. Físicamente era muy grande, me sacaba prácticamente 40 centímetros de estatura y tenía una fuerza fuera de lo común, lo había visto dominar animales bravos con facilidad.
Siempre vi cómo intentaba mirarme, sobre todo cuando llevaba puesto el camisolín para atender, que si me agachaba dejaba ver parte de mi corpiño. Nunca me hizo ni dijo nada pero, por la forma en que me miraba, estaba segura que Osvaldo se tocaba pensando en mi y eso me generaba cierto morbo. Con el tiempo me fueron creciendo las ganas de alimentar esa perversión, así que se me ocurrió que una noche que me tuviera que quedar de guardia le pediría ayuda para jugar un poco con la situación pero sin hacer nada, solo dejarle ver más tranquilo.
Así fue que llegó una noche de Agosto en la cual un perro debía quedarse internado toda la noche con cuidados intensivos, por lo que debía de quedarme en la veterinaria. Cuando le digo a mi marido que debía quedarme y que Osvaldo me iba a dar una mano, me hizo comentarios mientras me magreaba un poco las tetas sobre mi ropa como "-ojo que el niñato ese te tiene ganas, no pases de una mamada...", o "-usa preservativo que el lerdo ese debe tener para llenarte completa...". Como siempre bromeabamos con esos temas le dije: "-se te ocurre algo para jugar con él?" Entonces a mi marido se le ocurrió que use una camiseta blanca sin corpiño, que me ponga una tanga que se vea a través del pantalón y me pinte la boca y las uñas. Si estaba excitada antes, ahora con este repentino morbo de mi marido me puse bastante nerviosa. Sabía que solo sería un juego, pero estaba cada vez más caliente.
Al anochecer, cierro la veterinaria, Osvaldo estaba terminando de barrer y yo me fui al baño a asearme. Estando ahí aprovecho para pintarme la boca de rojo fuerte y las uñas de un color negro, y luego me pongo la tanga y la camiseta sin corpiño... no tengo tetas muy grandes pero sí se me marcan mucho los pezones, sobre todo después de mi primer embarazo. Las tetas se me marcaban mucho, me sentía expuesta pero igual me decidí y salí del baño no sin antes mandarle algunas fotos a mi marido.
Osvaldo al verme se quedó mudo, me clavó la mirada en las tetas de una manera que no me hubiera imaginado, evidentemente fue más fuerte la vista que los pocos filtros de decencia que le quedaban al pobre. Eso hizo que al principio me sintiera algo incómoda, pero con el correr de los minutos me fui soltando y empecé a jugar con él. Empecé diciéndole que le mostraría unas cosas en el microscopio, para lo cual le dije que se siente y yo parada atrás de él le apoyaba las tetas en la espalda, luego aprovechaba para ponerme lo más cerca de su cara posible, simulaba que se me caían cosas para que
me mirara la cola, etc. Estos juegos de seguro lo estaban excitando, pero lo que más me sorprendió fue que a mi también, lo que hizo que decidiera probar un poco más. En un momento lo convenzo de que me ayude a empujar un mueble para hacer orden, me puse yo adelante y le dije que se coloque desde atrás mio para empujar... en plena tarea aprovecho para echar mi cadera hacia atrás y ahí fue que sentí un enorme bulto que me apoyaba, empezaba desde mi cola y sentía que llegaba a la parte baja de mi espalda, enorme y muy duro. Luego de unos instantes nos separamos y él quedó visiblemente avergonzado, se lo veía colorado y no podía ni hablar. Acto seguido me dice que tenía que ir al baño.
Cuando me quedé sola no pude evitar tocar mi vagina... estaba empapada, tanto juego había hecho que me moje como nunca. Fue en ese momento cuando deduje que Osvaldo debía haber ido al baño para tocarse porque ese pene que yo había sentido estaba increíblemente duro. Me acerco despacio a la puerta y me agacho para ver por la mirilla... cuando me asomo no puedo creer lo que veo... se estaba haciendo la paja con la ropa que yo me había sacado más temprano, oliendo la ropa interior y usándola para enroscar su verga mientras se tocaba. No sé qué se apoderó de mi en ese momento pero abrí la puerta y le dije: "-Qué estás hacie... aggghhhh..." mi pregunta se cortó cuando el me tomó del cuello con una sola mano... ahí, en una décima de segundo, pensé que se me venía el mundo encima, que el juego este que había iniciado se me había vuelto muy en mi contra...
Sin mediar palabra me tomó por mis pelos de la nuca y me hizo arrodillar, cuando quise decir algo me pegó una fuerte bofetada y me dijo "-Chupamela, puta... hija de puta", y a la fuerza me metió su enorme verga en la boca. Las lágrimas empezaron a correr por mi mejillas con esa masa gigante de carne en la boca que apenas cabía y empezó a reír fuertemente... eso me dio mucho miedo. Me tomó con las dos manos por la cabeza y empezó un mete y saca como si me estuviera cogiendo la cabeza... en un momento me di cuenta de que hacerlo acabar lo más rápido posible iba a ser la mejor estrategia para librarme de él. Es en ese momento en que con una mano le empiezo a acariciar los testículos (gigantes por cierto) y con la otra a masturbarle su enorme pene. Evidentemente eso le gustó porque por lo menos soltó mi cabeza y me dejó hacer, igualmente yo entendí que debía terminar el trabajo porque si no podía volver a ponerse violento.
Lo que pasó luego fue muy raro, porque por un momento me vi nuevamente en control de la situación, lo que hizo que de alguna manera me vuelva a excitar. Fue entonces que seguí haciéndole la mamada, pero con todas las cosas que le hago a mi marido... le chupé los huevos, le lamía mucho el glande, lo masturbaba con las dos manos, me golpeaba en la cara con su enorme verga, etc... Por momentos me veía en un espejo que tenía cerca y me veía como a una puta... y me hacía tener cada vez más ganas de que descargue su leche sobre mi.
Luego de pensar eso fue cuando lo miro a la cara y veo como gira sus ojos hacía arriba, lo que me hizo pensar que estaba por acabar y me ilusioné... pero estaba equivocada me tomó nuevamente del pelo, me hizo parar de un tirón y me dijo "-Sacate la ropa, conchuda...". Sólo atiné a negarme con la cabeza, pero él me pegó otra fuerte bofetada y entendí que ya estaba perdida, que la mejor chance que tenía era entregarme a ese animal... a ese bruto.
Me saqué el pantalón y la remera, pero cuando me fui a sacar la tanga me dijo que la deje. Ya estando solo vestida con la tanga, me empezó a apretar las tetas muy fuerte, dandome pellizcos en los pezones, chupándomelos en forma desesperada. Me tenía entregada, como si fuera una muñeca sin poder reaccionar... en eso me da vuelta y me pone de espaldas a él, apoyándome la verga, para luego hacerme poner en 4 patas sobre un colchón para perros... ahí pensé que me iba a penetrar y no estaba equivocada, solo que antes me ató las manos a la pared con unos collares. Estando en esa posición denigrante veo por el espejo que se arrodilla atrás mio con su verga más grande de lo que la había visto antes y siento como con su mano corre mi tanga hacia un costado. A todo esto yo estaba empapada, más allá de que también tenía mucho miedo... y Osvaldo primero prueba con sus dedos mi concha, mete un dedo, luego otro... yo me empezaba a dilatar producto del grosor de sus dedos y la excitación que tenía. En eso siento que los saca y veo nuevamente por el espejo que se estaba tocando la verga y apuntándola a mi vagina, se venía el momento ¿deseado? Lo veo que hace un movimiento hacia atrás y luego de un solo golpe me la mete entera! O por lo menos eso sentí... Inició un mete saca que al principio me hizo ver las estrellas, era una mezcla de dolor y placer difícil de explicar. Me estaba cogiendo un animal, un bruto que no sabía ni el abecedario y encima tenía edad para ser mi hijo, me sentía humillada y excitada como nunca todo al mismo tiempo. Me empezó a apretar las tetas, a meterme los dedos en la boca que yo no dudé en chupar como si fueran un gran pene, con la otra mano me tocaba el culo, estaba haciendo conmigo lo que quería... en el momento en que me di cuenta de eso me vino el mejor orgasmo de mi vida, por un momento cuando estaba acabando sentí que perdía todas las fuerzas y caí sobre la colchoneta con él arriba mio que me seguía dando bomba hasta que en un momento siento cómo se queda quieto por un instante, pero con su pene totalmente adentro mio, latiendo... ahí fue donde sentí como empezaron a salir chorros de leche adentro mio, inundándome, desbordando mi vagina de semen al punto que sentía como me empezaban a correr hilos de semen sobre mis muslos. La escena debe haber durado segundos pero para mi fueron horas... y cuando se incorporó y sacó su verga de adentro mio, la leche empezó a salir a borbotones, parecían litros... sin que él me diga nada hice lo que tenía que hacer, me zafé de las ataduras y me puse a limpiar su verga con mi lengua, saboreando todos los restos de leche que habían quedado. Luego entré al baño y me cambié, me sentía exhausta. Para cuando salí Osvaldo no estaba más, se había ido a su casa supongo por la vergüenza una vez pasada la situación.
Cuando volví a casa por suerte mi marido no estaba... me pude dar una ducha y dormir un buen rato, hasta que mi sueño fue alterado por un súbito recuerdo... no me estaba cuidando cuando ese semental me dejó su leche adentro............
Espero les haya gustado, espero sea el primero de muchos!
Me gustaría que me envíen ideas, ya sea para seguir con esta historia o una nueva!
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