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Relato sobre Lorena (para la mujer de @maxinase)

Este es un relato hecho bajo la inspiración del bello cuerpo de Lorena, la mujer de @maxinase, usuario tambien de P!, a quien acepté el reto de escribir una historia basada en ella.
Las fotos fueron aportadas por él.
La inspiración fue abundante, asi que el relato en cuestión irá en dos partes. Aquí va la primera:



Les va a gustar mi mujer. 
Se llama Lorena. Tiene 44 años, es morocha, flaca. Tiene un culo con forma de manzana que pone dura cualquier pija. Tiene el pelo larguísimo y negro. Lacio cae sobre su espalda, aunque suele llevarlo atado en un rodete. Mide 1,77, es alta, sus piernas largas me excitan cuando la veo en tanga. Sus tetas son normales pero con unos pezones rosados y grandes que dan ganas de chuparlos dias enteros de lo apetitosos que son. Me gustan sus manos de dedos largos y finos. Me gusta verlas cuando pajean a otro. Sus labios carnosos son una belleza. Le encanta meterse la verga hasta la garganta y despues lamerla de arriba abajo, mirándome fijo a los ojos mientras me pajeo. Su concha definitivamente es mi perdición. Labios carnosos y un clítoris grande. Adoro chuparla cuando está llena de leche y flujos. 


Relato sobre Lorena (para la mujer de @maxinase)

sexo

pareja




Llevamos una vida normal, casados hace quince años. Trabajamos. Yo comerciante, ella en idiomas, trabaja desde casa. Nos va bien en lo que hacemos. Tenemos una hija chiquita. Lo normal de cualquier pareja de nuestra edad. Tranquilos. 
En el sexo siempre fuimos bastante convencionales. Calentura siempre tuvimos, pero lo normal, sin demasiadas cosas raras, ni piruetas extrañas. Siempre ella abajo y yo arriba. De hecho recien me dejó hacerle el orto despues de casados. Eso si, le encantó y desde ese día me lo pide cada tanto. Tiene un ojete que se abre como volcán para comerse mi verga que parece hecha a medida para cogerla por ahí. 
Pero la verdad es que nunca nos animamos a ir un poco más allá. Yo estaba bien y no me quejaba, ella supongo que también porque nunca me pidió nada más, pero era como que nos faltaba algo...
La maternidad terminó de pudrir el sexo durante casi un año. Ella estaba preocupada 100 % en la nena y se olvidó casi por completo de mi verga. Yo me pajeaba y esperaba a que todo volviese a la normalidad. Fueron épocas en que anduve pirateando un poco, lo normal.
Después volvimos a nuestro sexo tranquilo, adocenado, rutinario.
Las cosas cambiaron radicalmente un día y casi por casualidad. 
Después de mucho insistirle aceptó salir una noche solos. Cenamos, tomamos unos tragos y casi obligándola me metí en un telo. "Para recordar épocas de novios" le dije. Ella aceptó un poco con mala cara. Cogimos tranqui como siempre, ella abajo y yo arriba. Acabé dentro de su concha, ella no. Igual me pidió que parasemos un rato a ver tele y después seguíamos. Le dejé el control para que pusiese lo que quisiera y fuí al baño a lavarme. 
Cuando volví no podía creer lo que veía. Ella en bolas y con las piernas abiertas miraba fijo la pantalla donde dos negros enormes con vergas enormes le hacían una doble penetración a una pendejita rubia que gritaba como si la estuviesen empalando. Lorena se tocaba y no dejaba de ver esas pijas venosas taladrar a la pendeja. Se pajeaba y ni se dió cuenta de mi presencia en la habitación. A mi se me puso dura inmediatamente y en vez de tirarme encima para cogerla, se me dió por pajearme parado a su lado. Me vió con la verga dura y manoseándome, pero siguió con lo suyo, como mostrándome esa forma nueva de gozar. Me sonrió. Me dijo algo sobre que le encantaba ver esos trozos enormes y empezó a meterse los dedos en la concha que chorreaba flujos y mi guasca del polvo anterior. Nunca la había visto pajearse así y me encantó. Yo le contesté que me calentaba verla, que me iba a pajear mirándola de lejos. 
Ella me sonrió nuevamente y siguió en lo suyo. Con tres dedos de su mano derecha dentro de la cajeta se pajeaba fuerte. Solo el pulgar y el meñique quedaban afuera y la mano iba y venía de sus entrañas cada vez más fuerte. Sonaba como un aplauso mojado e intenso que se hacía cada vez más rápido. Ella jadeaba casi gritando con las piernas abiertas. Los dedos de los pies tensos y apuntando al techo. Sus pezones rosados duros como misiles. Su lengua recorriendo los labios húmedos. 
Verla así, como un espectador de su placer me volvió loco. Era una sensación extraña, nueva y excitante. Me calentó a morir verla gozar y disfrutar del espectáculo de su cuerpo caliente. De su concha abierta y mojada.
Me volví loco y me derramé en tres chorros de leche espesos sobre sus tetas.
Con la mano libre se esparció la leche sobre los pezones mientras no dejaba de pajearse. 
- Chupamelas asi.- me dijo y me lancé a lamerle las tetas llenas de mi guasca. Sentía los pezones duros como no los había sentido nunca y el sabor amargo de mi semen en la lengua. Ella se retorcía de placer hasta que llego al orgasmo casi gritando. Pero no le fue suficiente y siguió unos minutos más, con los dedos dándose duro hasta que acabó una segunda vez, más intensa y larga que la primera, quedando exhausta y resoplando, con la cara roja y la concha llena de flujos. 
Me ofreció su mano empapada para chuparla. Lo hice pasando la lengua de arriba a abajo por cada dedo. en los lugares entre los mismo. Degustando sus flujos dulzones y espesos. Tragando caliente el resultado de su goce me volví a calentar y le pedí que me chupara la verga que estaba nuevamente alzada y dura. 
- Esperá un poco y me hacés el orto.- Me contestó.
Se levantó casi teatralmente. Me mostró su cuerpo maduro y bello caminando despacio, moviendo el culo en círculos y dando la vuelta a la cama, se sentó en los pies dándome la espalda mirando fijo la pantalla. En la película uno de los negros abría el ojete de otra rubia diferente a la primera. En cuatro recibía con el orto, abierto de manera inverosímil, una verga del tamaño de un termo.
Yo me acerqué a Lorena por detrás y le empecé a masajear las tetas y a lamerle el cuello recontracaliente, fuera de mi. Sus preciosos pezones entre mis manos se pusieron duros. Sus tetas eran lo mejor que podía tocar en ese momento. Ella resopló caliente tirando la cabeza hacia atrás, gozando de mi caricia.
Me separó con un pequeño empujón y se puso en cuatro mostrándome el orto ansioso. Movía las caderas delante de mi cara, abiéndose los cachetes para que disfrute del espectáculo de su ojete y su cajeta húmeda.
Pasándose los flujos que quedaban en su concha por el culo, me pidió que le apoyara la cabeza de la verga en la entrada. Lo hice y gimió caliente nuevamente. De a poco se la fuí metiendo. Ella miraba fijo la pantalla y se pajeaba tocándose el clítoris mientras mi verga se abría paso en su ano hasta llenarla completa de mi verga. 
La cogi primero despacio, después un poco más fuerte. Pero siempre ella metida en la película, como si yo no fuese más que un consolador metido en su culo. Y a mi me excitaba mucho eso de verla gozar sola, ausente de mi. Como si fuese solo un espectador de su placer. 
Acabamos juntos pero separados por una inmensidad. Le llené el orto de leche. Ella se pajeo hasta sacarse la última gota de placer. Sonó el teléfono para avisarnos que el turno había terminado. Nos vestimos y retornamos a casa casi sin hablarnos. Nos bañamos por turnos y nos acostamos abrazados. Nos dormimos asi. Algo fuerte habia pasado. 
Los días siguientes no nos vimos. Primero ella salió un par de tardes por trabajo y llegó tarde y un miércoles a verse con amigas que terminó en una cena improvisada que también la tuvo hasta la madrugada fuera de casa. Pudimos hecharnos un polvito medio tristón una de esas noches, pero a ella se la notaba cansada del trajín diario.
Después yo viajé a Mar del Plata por laburo. Pero algo se había despertado. Los chats entre nosotros de esos días fueron un infierno de calenturas cruzadas. Como nunca nos prometíamos cogernos a morir. Incluso ella llegó a mandarme una foto de su concha. 
Recién una semana después volvimos a salir a tomar un café solos y charlamos al respecto. 
Yo no sabía como decirle que una idea loca me empezó a rondar en la cabeza durante el viaje. El tema era que no paraba de pensar en verla cogiendo con otro. Esa idea me daba vueltas en la cabeza sin parar. No salió de ningún lado. Simplemente una noche, solo en el hotel de Mar del Plata me la imaginé cogiendo con otro y yo viéndola gozar y me calenté de una manera increíble. Quería verla gozar como una puta en manos de otro hombre que la cogiera hasta hacerla reventar en mil orgasmos. Quería verla llena de leche de otro macho. Verla con dos vergas en la boca. Que le rompiesen el orto delante mio. Quería verla hecha una puta cogida a morir.
Así fue que salimos solos finalmente a tomar algo y pudimos hablar.
Casi como adolescentes empezamos a dar rodeos a la charla, pasando por temas mas que menores. Finalmente le saqué el tema de que me encantó verla caliente con el porno. Que no sabía de ese gusto suyo. Al principio se ruborizó un poco, pero después me empezó a contar que en esos tiempos había empezado a ver porno sola en casa cuando yo no estaba y que le calentaba mucho pajearse viendo esas vergas enormes en los ratos en que descansaba de su laburo. De hecho me dijo que muchas veces interrumpia algo en la propia compu para pajearse y despues seguir como si nada. Que no se había animado a contármelo por vergüenza y que el otro día en el telo se había dejado llevar por la situación. Coincidimos que nos calentamos mucho.
Yo le dije que me había gustado verla gozar. Que era una fantasía que siempre había tenido y no me había animado a contarle. Le mentí en eso para introducir el tema que realmente me improtaba:
- Te gustaria coger con otros?- le pregunté en un momento tomando impulso para contarle mi deseo mas profundo.
Ella no dijo nada. Se sonrojó nuevamente y miró para otro lado, como si algo estuviese escondiendo. Volvió sobre cómo le calentaba ver las vergas de los actores porno. Que yo la cogia bien. Insistí una vez más y nada. PIdió la cuenta y me invitó a que vayamos a casa, que se estaba calentando.
Camino a casa, en el auto, se me dió por poner un video porno en el celular y mostrárselo. Tipico video de grupo de wassap. Ella agarró el teléfono y abriéndose el pantalón ajustado se empezó a manosear su enorme clítoris en el asiento del acompañante con las piernas abiertas, delante mío y de todos los demás autos que volvían por la autopista. Yo moría de calentura y saqué la verga de su encierro en el pantalón. Los dos así, pajeándonos y mirándonos seguimos unos kilómetros hasta llegar cerca de casa. Cuando acabé enchastrando el volante y parte del tablero con mi leche. Ella se acercó a tomar parte de la guasca derramada. Casi chocamos contra un contenedor de basura.
Entramos riéndonos a casa, sacándonos la ropa a tirones. La tiré sobre la cama y le prendí el televisor en el canal porno. Ella boca arriba y en pelotas abrió las piernas para que le chupe la concha. Me hundí literalmente en su entrepierna, pasandole la lengua sobre el clítoris que de tan duro parecía una pequeña pija a punto de explotar. Ella con la vista fija en la pantalla, movía las caderas en círculos, gimiendo despacio, caliente. También le metía dos dedos que se enchastraron enseguida con sus flujos. En un momento me hizo levantar.
-Ponémela- me dijo con la respiración entrecortada por la calentura.
Cogimos hasta las dos de la mañana.
Cuando estábamos a punto de quedar dormidos me preguntó:
- A vos te gustaria verme coger con otro?.- Su voz era un poco temblorosa, nerviosa. Como si quisiese decirme algo.
Yo quedé callado una rato. Tampoco quería que se me notara la emoción de escucharla decir eso.
- La verdad Lore, es que me gustaria mucho. Se que no es lo que suele pasar en las parejas, pero...-
Me inturrumpió cerrandome la boca con el dedo índice de su mano derecha. Acercó su boca a mi oído y sigilosamente como si me contara un secreto me dijo que ella también tenía la fantasía de estar conmigo y otro tipo, pero que le parecía que a mi me iba a dar celos.
- Me chupan los dos huevos juntos los celos.- le dije tirándome encima de ella con la verga tan dura como no recordaba que la hubiese tenido desde la adolescencia.
Mi cabeza explotaba.
Mi verga también.
-Pero lo que quiero yo es verte coger con otro y yo mirar.- le respondí.
Se la metí sin miramientos. su concha estaba nuevamente mojada. Ella también se calentó con la idea. La cogí una vez más. Violentamente, descontrolado. Bombeándola sin misericordia, agarrándola de las muñecas al lado de su cabeza. Veía sus tetas subir y bajar en cada empujón de mi poronga. Le mordí los pezones, ella gritaba de placer. Acabamos muy rápido. La excitación pudo más que otra cosa. Nos dormimos muertos de cansancio.
Teníamos libre la mañana siguiente. Traían a la nena al mediodía. Nos despertamos en bolas, transpirados por el calor que entraba por la ventana.
Cuando abrí los ojos la ví despierta mirándome. La cabeza apoyada en el brazo derecho, el pelo oscuro cayendo en cascada a ambos lados de su rostro. Vi una especie de preocupación en su mirada. Sus tetas estaban hermosas como siempre.
- Te estoy metiendolos cuernos con Eduardo desde hace cuatro meses. - Me lanzó sin miramientos y con una pequeña lágrima cayendo por su cachete derecho hasta depositarse sobre la almohada.


Eduardo fue mi socio en un negocio. Cuando lo conocí, Lorena era su novia. Todos eramos muy jóvenes, no pasábamos los 30. Nuestra principal pelea fue que Lorena y yo quedamos flechados a tiempo de conocernos. Yo me separé de la que era mi novia y Lorena de Eduardo. La sociedad se truncó, así como nuestra amistad. Desde esos días, estamos juntos y casi que no me lo crucé más a Eduardo.
- Eduardo Fuentes?- Pregunté medio dormido, como para que no quepan dudas de quien era el corneador.
Me dijo que sí medio sollozando. Pero al ver que no reaccionaba violentamente, se tranquilizó y me empezó a contar la historia. Fue un monólogo larguísimo durante el cual no pronuncié palabra. Solo la escuchaba como extasiado. Intentando entender eso raro que me estaba sucediendo y que cambiaría nuestra relación para siempre.
Se lo había cruzado en un sanatorio al hacer una visita de rutina al ginecólogo. El es proveedor del sanatorio y estaba laburando a esa hora. Charlaron, él parecía haber dejado atrás el resentimiento por haber sido dejado. Le contó que tenía esposa y tres hijos. Que le iba bien en el laburo. La invitó a tomar un café.
A ella no le pareció nada raro tomar un café con alguien de su pasado, pero me mintió a mi con que iba a encontrarse con unas amigas para evitar escenas indeseables.
Quedaron en encontrarse un miercoles en una confitería del centro porque era el día que ambos podían dar excusas convincentes. Charlaron dos horas sin parar y casi sin querer terminaron dándose goce en un telo de mala muerte hasta que se hizo la hora de volver cada uno a su rutina.
Lorena me dijo que le gustó. Que era una forma de salir de la diaria de la vida familiar. Que se sentía medio aburrida y ésto le estaba dando algo diferente y excitante. Que si no fuera por Eduardo nunca hubiesemos cogido como en éstas últimas semanas. Que el que le había hecho ver porno era él. Que le calentaba mucho su verga grande y venosa. Me la mostró. Tenía varias fotos que le enviaba por wassap. Me dijo que era tan grande que no le entraba en el culo. Que para eso me prefería a mi.
A partir de ahí, ya cuatro meses después, se encontraban los miércoles cada quince días en el mismo telo donde había empezado todo.
- Pasado mañana es miercoles. Querés venir a ver como cogemos?- me preguntó con una sonrisa tímida, como quien está invitando a otro a hacer una travesura.
Le dije que era medio fuerte escuchar todo eso de una. Que de última le agradecía la sinceridad y que una cosa era calentarse con una idea y otro muy distinta enfrentarse a los hechos consumados. Le pedí que me dejara solo un rato. Que me iba a bañar para refrescarme un poco. El calor y la calentura me estaban nublando los pensamientos.
Bajo la ducha casi helada lloré un minuto sin parar. Un solo minuto hasta que entendi todo mucho mejor. La verga se me puso tiesa y me empecé a pajear pensando en mi bella mujer cogida por uno de mis amigos de otros tiempos.
La veía en mis pensamientos gritando de placer con la verga enorme de Eduardo en la cajeta. Sus tetas amasadas sin piedad por las manos enormes de mi ex-amigo (mide casi dos metros). Sus piernas abiertas de par en par para recibir la poronga que la hace acabar como perra en celo.
Para cuando acabé ya tenía la respuesta.
- Voy.- le dije saliendo del baño en bolas y todavía mojado.
Ella se levantó de la cama sonriendo y corriendo hacia mi me dió un beso de lengua profundo y me abrazó fuerte. Nos quedamos abrazados en silencio unos segundos que parecieron días. Sonó el timbre del portero. Nos traían a la nena.
Por dos días todo volvía a la normalidad.
morbo

8 comentarios - Relato sobre Lorena (para la mujer de @maxinase)

Pervberto
Es un gran tributo ser el tema de un brillante cuento de @paspadohastalos.
Pervberto +1
Y la bella lo merece...
paspadohastalos +1
la verdad es que la belleza lo merece
Te-deseo-mucho +1
Muy bueno,espero la segunda parte
paspadohastalos
gracias, la segunda parte viene recargada
Te-deseo-mucho +1
@paspadohastalos no te imaginas como me calientan esos relatos ,soy muy pajero y lo disfruto mucho
paspadohastalos +1
me alegro que te caliente el relato. nada mejor que disfrutarlo como se debe.
maxinase +2
amigo. ..me encantó el relato q creaste para mi esposa. . es genial. espero con ansias la continuación.
saludos
paspadohastalos
es muy bella. gracias a vos por compartir
ejosem33 +1
Creo q si Lore lo lee se termina de decidir y lo hace bien cornudo a su marido y él feliz como buen cornuesposo.
paspadohastalos
definitivamente esta escrito para que lo lea. ojala lo haga.
Lady_GodivaII +1
espectacular!

esta frase me encantó: "Y a mi me excitaba mucho eso de verla gozar sola, ausente de mi. Como si fuese solo un espectador de su placer."
paspadohastalos +1
gracias Lady!!! Sobre la frase tiene que ver que es la historia de un cornudo consciente, y se me ocurrio que son una especie de "voyeurs presenciales". Valg el oximiron jajajajajaj.
morbo_cuernos
muy excitante la situacióm y la redacción es increíble. +10.