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Relato I: Entre nosotros.

Hacía ya tres años que no veía a mi familia. Tres años desde que abandone mi casa; la casa de mis padres, para irme a vivir con mi novia a la ciudad.
Vivir en el campo no es de lo más entretenido que hay, básicamente es muy aburrido pero muy sano, además las oportunidades laborales no abundan y para un joven de 23 años como yo es esencial tener un ingreso económico y cierta vida social. El tiempo en la ciudad vuela, la rutina te consume la vida y la monotonía diaria hace estragos en tu psique... Pero, como dice un amigo- "hay que saberla llevar". Está demás decir que para un tipo de mi edad la oferta sexual está al alza, donde en estos tiempos modernos tener una noche íntima con alguien más está más que al alcance de la mano, es difícil tener la mente fuerte para ser fiel a tu pareja. Nunca fue problema para mí ser fiel y leal, pero que tentaciones hay, las hay.
Además, soy un tipo físicamente delgado, de piel muy blanca y delicada, si tuviese senos sería un cuerpo de chica y por si fuera poco tengo una cola carnosa, muy linda.  Por último también poseo una especie de adicción a los videojuegos lo que hace que pase mucho tiempo en casa, encerrado en mi habitación. Siempre fui un chico un tanto inseguro y de baja autoestima, esto último junto a mi poco atractivo físico para el género femenino me hace un tipo menos mujeriego y un tanto introvertido. En fin, cuando finalmente tuve un tiempito libre entre trabajo, facultad y mis otros estudios decidí regresar a visitar a mi familia. El viaje de seis horas las pase escuchando música y jugando juegos hentai en mi cel, si, soy de los que les gusta el hentai, que por cierto siempre fui un poco friki, muchos juegos de PC, animé, figuras... Siempre me fascinó ese tipo de cosas, mi categoría favorita en páginas porno es obviamente el hentai, pero también inexplicablemente el Futanari, (para el que no sepa es básicamente dibujitos chinos de chicas con pene, lo que serían chicas trans  pero en animación). Si, desde que era un adolescente y descubrí los primeros videos porno de chicas trans me fascinó el tercer género, consumo mucho porno de trans, femboys, shemales, ladyboys y cualquier chica con pene. Siempre me pareció curioso el hecho de que me atrajeran las mujeres; esos pechos, esas curvas, cabello largo y esa feminidad tan sensual pero a su vez me disgustara estéticamente la vagina. Digo, me excito con una mujer, pero si esa mujer tiene pene me derrito... es mi criptonita. Es mi sueño más profundo casarme con una chica trans.
Cuando llegue a casa me alegró mucho ver a toda esa gente querida de nuevo, tanta comida, tanta alegría por volver a verme, no hay nada como el calor de una familia.
Estar de nuevo en casa evocaba un sentimiento de paz inexplicable, la comida casera, el pasto, mi antiguo cuarto... era como ser niño de nuevo. El campo y su aroma a pureza y sencillez se metían por mis poros e inundaban mis sentidos. No puedo explicar por qué, pero estar en el campo tiene un efecto afrodisíaco en mi, mi cuerpo siente la necesidad de tener sexo, me excito con muy poco.
Obviando eso, pasamos un largo rato poniéndonos al día de las novedades y acontecimientos de nuestras vidas mientras disfrutábamos el café de la sobremesa.
Descubrí al instante que habían adoptado una nueva mascota, un perro como el de las películas de Harry Potter, un mastín napolitano. Al instante percibí el tamaño de ese animal, impresionaba y mucho, pero era super dócil, todavía era cachorrón, jugueteaba de a ratos y como es típico en los perros de su edad a veces se excitaba y quería montar cualquier cosa. Al ver el pene de ese perro erecto no pude evitar mirarlo con asombro, disimulé mi mirada hacia ese pene enorme y esos testículos. Sentía vergüenza y asco de mí mismo, era un animal, una animal! Pero ese pene me atraía a sobre manera, y esos testículos hacían juego en tamaño y virilidad. En ese mismo instante estaba descubriendo una faceta nueva en mi, y me daba miedo.
Así paso el día y la tarde, y como era costumbre mis padres iban a ir al pueblo a comprar víveres para preparar la cena, me ofrecieron ir con ellos, pero decidí quedarme para acomodar bien mi ropa, la cual estaba todavía dentro del bolso, y como iba a quedarme unos días debía arreglar mi cuarto y mis pertenencias en él.
Todos se fueron, quedé solo en la casa.
Era una sensación de inexplicable tranquilidad acompañada de un toque de nostálgia el volver a mi antiguo cuarto. Mis figuras de anime, mis mangas, mi vieja y lenta PC, mi cama de solo una plaza… mis cosas favoritas en el mundo…
Husmeando entre mis propias cosas encontré una suerte de consolador casero que guardaba en secreto y que había fabricado cuando era adolescente, como ya repetí varias veces soy heterosexual, pero supe experimentar con mi cuerpo para descubrirme a mi mismo. Ese juguete artesanal insertó la lujuria en mi mente.
Mientras acomodaba la ropa en el armario no pude evitar sentir la necesidad de masturbarme...
Estaba excitado y absolutamente solo, me senté en mi cama y baje mis pantalones hasta los tobillos para que mis testículos rebotaran con libertad cuando me satisficiera, cosa que me gusta muchísimo. Estaba apenas comenzando, me tocaba suavemente y acariciaba mis testículos mientras imaginaba tener sexo al aire libre con la chica trans de mis sueños, ver su pene rebotar mientras yo la penetraba en cuatro patas. Frotaba suavemente mi erecto pene mientras jugueteaba con mis testículos, lentamente comenzaba a disfrutar de mi momento íntimo cuando apareció el perro... Quedé entrecortado, no sabía si seguir con mi asunto o si sacarlo fuera de la casa... Pero de nuevo quede en trance cuando ví esas enormes bolas. Con enorme inseguridad pero gran excitacion no pudo evitar cruzarse en mi mente una idea muy tentadora. Al instante tenía en mi mano izquierda a mi pene duro como roca, y en mi mano derecha a las bolas de ese enorme animal. A él parecía gustarle que lo tocara en esa zona, yo tenía un poco de miedo, si se enojaba no iba a costarle arrancarme la cabeza, o peor aún, el pene de un mordisco.
Suavemente seguí tocando esas enormes y firmes bolas, me sentía vergonzosamente tan puto! Pero era hermoso. Comencé a masturbarme muy despacio, jugando con sus testículos, pasaron unos segundos y poco a poco el animal tuvo una erección... Realmente no podía dejar de mirar ese pene, era muy venoso y estaba muy húmedo. Mil cosas pasaban por mi cabeza en ese instante, mi condición sexual, mi pareja, mi familia, la ética de mis actos... Pero todo eso quedaba atrás, en este momento solo se me hacía agua la boca.  Al final decidí dejarme guiar por mis instintos más bajos y proseguí a disfrutar el placer de ese momento, ya que al tratarse de un animal no habrian testigos. Siempre quise saber que se sentía tener un pene un la boca, así que poco a poco fui acercando mi boca a esa monstruosidad de carne, primero lo olí, no olía a nada... Muy despacio roce mis labios contra la punta de esa cosa, era suave y muy resbaloso. Ya era demaciado tarde para arrepentimientos, estaba en cuatro patas, semi desnudo, demaciado excitado y con el pene de un animal cerca de mis labios, solo faltaba probarlo del todo. Comencé besando suavemente el extremo mientras mi cuerpo era consumido por la debilidad, me tomaba mi tiempo para disfrutar la experiencia con todos mis sentidos, para sentir cada textura y sensacion. Lamí con delicadeza esa puntita cálida y palpitante, al principio el sabor me sorprendio, pero poco a poco comencé a disfrutarlo, chupe solo la puntita, luego un poco más, luego 10 centímetros más y cuando quise acordar tenia todo el pene del animal dentro de mi boca, sus huevos colgaban a centímetros de mi mentón y estimulaba apenas mi propio pene con la mano izquierda. Con mi mano derecha acariciaba esas bolas hermosas mientras literalmente chupaba esa verga que para ese entonces estaba súper y hinchada. Disfrutaba su textura en mi lengua, la punta iba desde mis labios hasta mi garganta y viceversa, amaba ese pene, y realmente estaba tan excitado que mi pito chorreaba un líquido transparente y tibio.
Haciendo un excitante ruido de succión recorría esa pija con mi boca, el perro estaba inmóvil disfrutando ese favor que le hacia, hasta abrío un poco las piernas para facilitarme a mi la tarea de succionar esa belleza carnal. De un momento a otro no se ni como mi pene se puso flácido en contraposición al del perro que estaba cada vez más grande y duro. Mi mano izquierda sabe Dios como fue a parar a mi ano.
Puse un poco de saliva en mis dedos y comenzó sola como por arte de magia a estimular mi virgen ano. Solo la puntita del dedo índice resbalaba por el estrecho canal. Mi mano izquierda por entre mis piernas estimulaba suavemente mi ano mientras sentía el roce de mi pene flácido en el antebrazo. Estaba en un completo éxtasis de excitación disfrutando conjuntamente la textura suave y venosa en mi  boca, el vaiven de esos huevos en mi cara, aquel sonido de succión exagerado que emitía mi chupada de punta a punta a ese hermoso pene y mi propia imaginación volando y construyendo situaciones exageradamente exitantes que en algún momento no escuché el sonido abriéndose de la puerta de atrás. Lo próximo que escuche luego de todo ese concierto de estímulos fueron pasos que venían por el corredor principal, dirigiéndose a mi cuarto. Con el corazón a mil y unos nervios tremendos me incorpore tratando de vestirme, limpiarme y echar al perro y su mega pene parado y ensalivado todo al mismo tiempo. Por mi mente pasaban millones de cosas a la vez, trataba de inventar un plan de escape a esa situación, una excusa válida, un rezo a una divinidad que interrupiera la llegada de esa persona a mi cuarto... En definitiva algun milagro que evitara ser descubierto en esa situación tanto desagradable como humillante.
Todo fue en vano, frente a la puerta de mi cuarto pude divisar una silueta postrada y atónita que observaba como yo disimulaba pésimamente mirando hacia el escritorio, como buscando algo, mientras terminaba de subirme el pantalón. Me chorreaba un hilo de baba por el mentón y mi perro tenía una erección gigantesca mientras que mi ropa tenía pelos de perro por todos lados. Era más que evidente.
Trate en un último y desesperado intento de disimular la cosa mirando a la figura con cara de poco asombro, como desentendiendome de la situacion, mis ojos enfocaron la enigmatica entidad solo para descubrir de que esa persona era mi abuelo.
Un hombre de unos 70 años de edad, complexión media, panza cervecera, una calva arriba pero cabello blanco a los costados.
Cara de anciano bonachón pero la agilidad de un hombre que toda su vida trabajo la tierra y a pesar de su edad tiene la vitalidad de un muchacho de 20.
Lo miré a los ojos y con mi cara colorada como tomate le pregunté - cómo andas tata?- a lo que él me respondió con cara de asombro y ojos grandes como platos -que estaba haciendo mijo?- realmente no pude contestar nada, mi cerebro trataba de formular una respuesta creíble mientras que mi corazón me decía que ya era tarde, que ni lo intentara. La sensacion de culpa y deshonor invadió mi cuerpo... Apenas balbuceaba algunas cosas sin sentido, mi abuelo me miraba a los ojos y yo casi estaba a punto de ponerme a llorar cuando el se acercó y me abrazó, me dijo de no me preocupara... Que estuviese tranquilo. Repentinamente le suplique casi gritando en un acto inconsciente que no le diga nada a mis padres.
Pero el me respondió al segundo que me quedara tranquilo, no iba a salir de esa habitación. Siguió abrazándome.
Mis pezones seguían duros, seguramente los podía sentir a través de su remera, porque se apartó un poco y con la vista clavada en mis pezones comenzó a frotarlos suave y disimuladamente  con sus pulgares, sin dejar de estimularlos me miró a los ojos y me dijo
- con honestidad; que estabas haciendo con el perro?, Prometo que queda entre nosotros... Solo si me contas todo-.
No sé qué cara habré puesto, pero de seguro que se transfiguró. Decidí contarle todo, dejar mi futuro en sus manos, de todas formas ya se lo habría imaginado. Además prometió guardar el secreto si se lo contaba.
Mientras le contaba con detalle lo que había hecho con el pene del animal pude visualizar una pésimamente disimulada actividad en la zona del cierre de su pantalón.
Bajé mi vista y definitivamente algo se movió allí debajo.
Sin palabra alguna lo miré fijo a los ojos, no era necesario preguntar nada.
Nos miramos unos segundos sin saber que hacer ni decir... Mientras el perro todavía erecto comenzaba a olisquear mis partes. De pronto el silencio incómodo se interrumpió con una pregunta de él -ya has chupado un pene humano?- negué con mi cabeza, -es la primera vez que hago algo así...- dije, a lo que respondió riendo -uuu! Y yo vengo a interrumpirte!- largamos la carcajada los dos. El clima estaba más distendido ahora... pero era innegable su mala intencion, el estado exaltado del perro y mi excitacion. Asi que me animé a hacer una de las locuras más irracionales que había hecho en mi vida, seguramente en un acto kamikaze en busca de una redencion inconciente al ver que mi reputacion y mi vida de hasta ahora estaba punto de derrumbarse.
Colocando suavemente la palma de mi mano sobre el bulto de su pantalón lo miré fijo y desafiante y le escupí estás palabras  -pero me gustaría mucho probar un pene humano...-. El clima se puso tenso de nuevo, él no sabía que decir, ni siquiera como reaccionar, pero yo sabía que le encantaba la idea, por como latía el pene debajo de sus jeans.
Sin mediar palabras me bajé los pantalones y me puse de rodillas, bajando muy lentamente su cremallera lo miré a los ojos y con movimientos muy lentos y dulces como el de una novia de la adolescencia solté mi pelo, un pelo largo y lacio hasta la cintura, que a mí me gusta decir que es de metalero, pero en esta ocasión era de una adolescente quinceañera con muchas ganas de cojer.
Desabroché su pantalón y los bajé lento, para crear espectactiva, no sabía cómo iba a reaccionar él, y tampoco yo sabía que iba a salir de ese pantalón.
Llegando al tronco de su pene se divisaba el calibre de esa verga a medida que bajaba su calzoncillo. Seguía bajando y seguía bajando pero esa cosa no llegaba a su fin, el viejito tenía casi 25 centimetros de ancho y experimentado miembro. Esbelto y bien depilado me tomó por sorpresa la estética de ese aparato, me excitaba un montón la suave textura de sus testículos depilados  que colgaban robustos bajo el hermoso y poco frondoso bello púbico. Al ver ese pene me asombré realmente, no esperaba tanto de él, me tapé la boca del asombro y lo miré de arriba a abajo y de abajo a arriba. Estaba semi erecto, más bien flácido, seguramente por los nervios y la incertidumbre de la situación. El abundante haz de dorada luz calida que entraba por la ventama de mi cuarto daba de lleno en esa magica zona, y dejaba ver al detalle cada pliegue, cada vena, cada textura y color. Juro que se me hizo agua la boca al ver tan hermosa escena . Me moría de ganas de sentir la textura de su escroto en mi mentón y de su pene flacido en mi boca. Poco a poco acerque mi cara a ese miembro, era perfecto, muy blanco, grueso, sus testículos colgaban grandes y estoicos.
Sin pensarlo más me introduje todo el pene de una vez en la boca, muy lento pero sin pausa lo trague entero hasta la garganta, mis labios quedaron en la base de su pene, su corto bello pubico me hacia cosquillas en la nariz. Es realmente hermosa la sensación de un pene erectandose justo en tu garganta. Pasaba mi lengua por esa gorda cabeza y recorría ese tronco como lo había hecho con el animal. No pude evitar tomar su pija con la mano y llevarme sus bolas a la boca...chupaba esas bolas de terciopelo como loco, mientras que pajeaba dulcemente ese subyugante pedazo. Disfrutaba plenamente de mi cuerpo desnudo, la sensación de mi pene flácido al aire y mi cola totalmente expuesta. Estaba de rodillas sintiendo cada vena, cada arruga y cada pliegue de esa gran verga  con mis labios. Naturalmente el perro seguía por allí, todavía con su erección. No tuvo mejor idea que comenzar a lamerme la cola.
Casi acabo de la satisfacción... la lengua enorme del perro recorria mi cola casi entera, abarcando mi pene, testiculos y mi ano. Inmediatamente senté al hombre en mi cama siempre chupandole la verga ruidosamente y pajeandolo con mi mano derecha, mientras que su cara de goce calificaba mi actuación.
Ahora la situación era perfecta, estaba en cuatro patas, mamando una verga perfecta, mientras el perro lamía mi culo.
Realmente disfrutaba pasando mi lengua por el lomo del pene, jugar con mis labios en sus bolas, sentir su hinchado glande en mi paladar... Su pene bien duro en mi garganta.
Todo iba excelente, hasta que el perro se montó sobre mi.
Al sentir sus patas en mi espalda mire con desesperación hacia atrás, sabía lo que venía, todabia no estaba listo para ser penetrado, y menos por semejante bestia con ese pene descomunal. No llegue a sacarlo, mi abuelo me retuvo agarrándome fuerte la cabeza, y empujándola contra la base de su pija, al mismo tiempo que susurraba en mi oído - tranquilo, disfruta!- realmente quería safarme, tenía miedo, ni siquiera estaba bien lubricado, ese perro iba a romper mi virgen ano!!!
Sin dejar de empujar mi cabeza hacia el fondo de su pija el hombre se escupió los dedos de la mano e incorporandose un poco alcanzó mi culo para masajearlo y lubricarlo con su saliva. Casi sin aire y sin poder respirar sentía con abatimiento como ese hombre preparaba mi cuerpo para una masacre, lo hacia gentilmente, con placer pero diligentemente, como si de una ofrenda a los dioses se tratase. No puedo negar que ese acto me hizo sentir la mujer mas sumisa del mundo, un sentimeinto muy impropio del hombre hetero, pero... que placentero se sintió!. Nunca antes habia prestado tanta atencion a la cantidad de diversas sensaciones que se puede sentir con la cola, y como puede llegar a ser tan lindo estar a total merced de un hombre fuerte y bien dotado.
Metió y sacó dos dedos un par de veces, se sentía incomodo, le faltaba lubricante a decir verdad, pero no era que estuviese muy apretado, ya las lamidas del animal lo habían estimulado bastante como para dilatarlo un poco.
Al cabo de unos segundos sacó sus dedos de mi cola y dijo, - bueno, ahora sí- y dándome una palmada en la nalga derecha se recostó de nuevo para disfrutar mi felación furiosa. El animal montandome de nuevo, comenzó de a poco a hacer movimientos pélvicos, yo podía sentir su grueso y venoso pene dándose contra mis nalgas, pero cada vez más cerca del ano... Sus uñas me arañaban la espalda, realmente yo rezaba para que no lo alcanzara, que no encontrase mi ano, mientras abrazaba a mi abuelo por la cintura con los dos brazos y lo felaba rápido y con mucha succión. Realmente estaba muy nervioso, y deseaba que todo lo siguiente no sucediera pero finalmente pude sentir en un envión del perro su pene en la puerta de mi culo, algo caliente y un poco seco entró sin piedad y toda de una. No pude evitar lanzar un desgarrante gemido agudo, casi se me cae una lágrima del dolor, en ese momento me sentía en una violación.
Casi no podía concentrarme en el pene de mi abuelo, solo abrazaba con fuerza su cintura y mientras tenía su verga en mi boca solo me concentraba en resistir el dolor.
Mi abuelo tomaba mi cabeza por el pelo, como si fuera una puta pornstar, mientras el perro bombeaba mi culo con ganas. Viví un infierno de pocos minutos, era casi insoportable el calibre de ese animal dilatando al maximo la suave piel de mi dulce cola. Solo quedaba dejar mi suerte librada al azar y concentrarme en no ofrecer resistencia, dejar mi ano flojito y hacer de mi cola un lugar placenteramete olgado a voluntad para enfundar ese aparato indomable.
Curiosamente al cabo de un rato ya no sentía dolor en mi ano, es más, la sensación de estar siendo penetrado era placentera. Ahora me concentraba en las censaciones de mi parte trasera mientras me tocaba el pene, siempre sin dejar de chupar el pene de mi abuelo.
La sensación de las bolas del perro chocando con mis bolas no tiene precio. Sentía latir mi ano al tiempo que ese gran pene lo penetraba sin piedad una y otra vez, podía sentir la tibieza de tanta carne en mi cola llegando hasta el fondo, podía sentir el roce de cada vena en la puertita de mi apretado culo. El roce del pelaje del animal contra mis delicadas nalgas, y su aliento calido en mi espalda. Lo disfrutaba tanto que en un momento empecé a arquear la espalda como una verdadera puta para ofrecerle más de mi cola a ese semental que me cojia cada vez más rápido y sin piedad. Mi abuelo miraba todo eso como si fuese un verdadero espectáculo, a su vez podía sentir con mi boquita su pija más y más dura a causa de ese festin anal que observaba.
Solo podía pajear mi pene flácido y disfrutar de dejar relajado mi culo para ese pene como si fuera una puta. Era estimulado por todos lados, el perro dándome bomba por la cola, sus bolas chocando con las mías, yo masturbando mi pequeño pene y el de mi abuelo, él inundando mi garganta de carne y de vez en cuando estimulandome los pezones, como toque final no pude evitar gemir como una mujercita, cada envión del perro era un gemido agudo de placer que yo emitía. Me habia convertido en cuestion de minutos en la sissy crossdresser que tanto me gustaba mirar en videos porno, era toda una adolecente sumisa. En cuestión de minutos el perro comenzó a moverse extraño, más rápido y más profundo; una sensación de calidez envolvió lo profundo de mi ano. Algo se hinchaba muy rapido, en lo profundo de mi culo el glande del animal se expandia rapidamente mientras se daba de lleno contra el fondo de mi intestino. Menudo placer senti al experimentar esa penetracion! el ser penetrado hasta el fondo con un pene que amenazaba con destrozar mi culo por dentro era exquisito, lo disfrutaba tanto que deseaba que esa experiencia no acabara jamás. Para colmo comencé a sentir la estimulacion que ejercia ese robusto glande en mi prostata, era placer puro, me sentia toda una mujer a la que le hacen el amor furiosamente. Fueron los minutos mas hermosos de mi vida. Mientras me penetraba ahora más lento podía sentir mi culo muy calentito por dentro, y extasiado con el sonido humedo de la penetración podia sentir como latía fuerte el descomunal miembro dentro de mi recto eyaculando abundantemente. Había un montón de semen dentro de mí. Casi llego al orgasmo solo con imaginarlo. El perro retiro con dificultad su gran pene de mi cola, con un sonido hueco abandonó mi dilatado ano. Acto seguido lleve mis dedos a mi ano para verificar la situación, tenía una dilatación como de diez centímetros, mi ano latía mientras se cerraba de a poco y chorreaba el cálido líquido blanco por mis muslos. Al sentir el calor del semen  comencé a pajearme más rápido recuperando la erección y cerrando más rápido mi culo, estaba por estallar.
El pene de mi abuelo también comenzó a bombear más fuerte, me tomó aún más fuerte del pelo y comenzó a cojerme la boca mientas yo tenía los ojos en blanco por la proximidad del clímax. Gimiendo como todo un macho alfa eyaculo en mi boca, era la primera vez que probaba el sabor del semen... No es rico para nada, salado y un poco ácido comenzó a escurrirse por el interior de mi garganta, con la tremenda exitacion que tenía me lo trague todo, sabía horrible, pero quería más, más pija, y limpie el pene de mi abuelo con mi lengua, estaba hecha una puta insaciable, y se lo transmitia con la exprecion de mi cara mientra él me daba cachetaditas con su pija en mi mejilla.
Mi abuelo con fuerza masculina me levanto y arrojo encima de mi cama y mientras acariciaba la blanca piel de mi tercio abdomen comenzó a chuparme el pene y pajearme. Estaba más extasiado que nunca, todo culminó con un enorme orgasmo que hizo estremecer mi cuerpo por completo, mientras estimulaba mis pezones y me retorcia de placer mi pequeño y rosado pene bombeaba mucho semen que fue a parar casi en su totalidad a mi abdomen.
Mi femenino cuerpo  estuvo alli reposando como 15 minutos, me costaba recuperar el aliento. Las piernas me temblaban, la boca me sabía a pene, la cola me ardía y expulsaba semen y las rodillas me dolían como nunca. Todo valió la pena al ver flácido el pene de mi abuelo y su cara de satisfacción tendido a mi lado. Esa demencia temporal con la que comenzo todo esto fue sin dudas un regalo de dioses, lo mejor que haya podido pasarme en la vida. No sabía como iba a resolver el resto de mi vida de ahora en más, pero una cosa era segura; este era el principio de un redescubrimiento personal, y me encantaba.
Luego de unos minutos nos incorporamos y nos fuimos a la ducha, sientiendome toda una mujer camine delante de él moviendo las caderas con un caminar muy sensual. El me dió una nalgada y me dijo con una guiñada -esto queda entre nosotros-.

2 comentarios - Relato I: Entre nosotros.

Rocco8282
que jodido relato mas bueno!!!
queda demas decir que me encanta, te felicito, y muchas gracias por compartirnos tan espectacular historia