Pagando Las Deudas Del Hijo Con Su Cuerpo 1
Con El Sello De Placer y Morbo…
--Lo siento mamá, soy un imbécil. Un imbécil integral, no creí que llegara a esto, de verdad, fue una estupidez…
Hugo lloriqueaba con la cara hundida entre sus manos, sentado en el sofá. Mientras tanto los un chico de unos 22 años si caso, se reían entre dientes, apoyado en el marco de la puerta del salón, era grande y musculoso de cabello negro enrulado ojos azules piel bronceada. María estaba entre asustada y disgustada, había pillado a aquel tipo junto con su hijo registrando la casa mientras su hijo no hacía nada si no que lo ayudaba, y al montar en cólera él había llevado a la mujer al salón a empujones. Ahora su hijo le soltaba todo aquello entre lágrimas.
--Salimos el otro día y quisimos pillar… Un par de gramos. -Confesaba el chico. --No solemos hacerlos, pero yo qué sé, nos dio por ahí. Luego a los dos días volví, quería un poco más. -María no se creía lo que oía. --Mamá, son trescientos dólares, dáselos y se irán.
--Eso, dame lo nuestro y nos vamos, o si no me llevo a este. -El que estaba sentado pasó el brazo por encima de los hombros de Hugo.
--Pero, pero no tengo ese dinero en casa, y en la cuenta tampoco, es final de mes y han pasado todos los recibos… -María estaba descolocada, solo quería que ese acabase, pero no sabía cómo. Si su difunto esposo siguiera entre ellos, él tendría al chiquillo mejor encarrilado, eran ya años sin un hombre en casa.
--Déjate de escusas, nosotros queremos cobrar y vamos a cobrar. -Cortó el.
--Por favor, dales algo, lo que sea. -Imploró Hugo una vez más a su madre.
--No sé qué hacer, esto es, un atropello, fuera, fuera, fuera de mi casa. -María se levantó.
Por un segundo se impuso en mitad de la situación. Allí de pie, con su 1.73, señalando a la puerta, la mujer de 39 años, rubia, con una figura curvilínea, muy apetecible, 97-62-101, al menos eso pensaron los hombres.
--Levántate, que nos vamos. -El chico golpeó a Hugo en el hombro y se puso en pie, era más alto que María.
--No, por favor, no. -El chico no se movió. -Mamá, dales algo.
--Esperad, soy viuda, no tenemos dinero os lo juro, no hagáis esto.
--Ya Hugo no nos cuento tus problemas. -Habló echando mano de Hugo. --Párate primo, que no sabía yo eso. -El se comía a María con los ojos, en especial cuando se levantó. --Puedes pagarnos de otra manera.
Ella no le entendió de primeras, hasta que él, la agarró las tetas por encima de la blusa, el tipo llevaba rato queriendo hacerlo. María gasta un buen par de melones, una talla suficiente para que el tipo aquel no abarcase toda la carne.
--¿¡Qué haces!? -Exclamó ella, asustada y ofendida, pero sin amago de defensa, en parte era la primera vez que le sobaban las tetas en años, su difunto esposo no lo hacía, y no cuenta el ginecólogo.
--Mírala, mucho grita poco hace. -Rio el. --Así nos vas a pagar lo que nos debe tu hijo.
María seguía sin defenderse del agarre, mientras el masajeaba sus tetas sobre la ropa. Con cierta gracia, o talento, ella notaba esas caricias robadas a través de la blusa, e incluso, como sus pulgares buscaban los pezones de ella, y trazando círculos sobre los pechos despertaron para endurecerse.
--Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… -Soltó María.
--Ho mira te gusta.
Allí bajo la ropa, había unas areolas grandes y oscuras, y en su centro dos botones a juego que se marcaron para gusto del hombre, y de María.
--Vamos si tienes tú más ganas que yo. -Dijo el delgado, enmarcando con su agarre las tetas de ella para que las viese el otro que se sonrió y relamió.
--No, eso no es verdad. -Se mintió a sí misma en voz alta.
--Mamá, por favor, eso no, dales alguna joya. -Hugo reprochaba a su madre la reacción del cuerpo, incontrolable en parte, reconfortante para ella.
--¡No tenemos nada, solo yo traigo dinero a esta casa, holgazán! -Le empezó a abroncar y se sintió mejor. --¡Solo yo valgo algo en esta casa! ¡Y!... ¿qué recibo a cambio? ¡Un hijo IDIOTA! ¡Que trae problemas a casa! ¡Una soledad que se alarga de años y que solo se rompe por este!… ¡Tipo mal encarado y sus caricias!
La explosión fue rápida y brutal, como deben de ser. Dejó a Hugo malherido y el chico un poco descolocados. Más le sorprendió pero no dejo de amasar las tetas de María, lo que esta hizo a continuación. Atenta ésta a los llorosos ojos de su hijo, y a los depravado del hombre, empezó a desabrocharse los botones de la blusa. No paró hasta llegar al último, se libró entonces de las manos del otro, y se libró también de la prenda, arrojándola a un lado.
--¡¿Os queréis cobrar conmigo?! Adelante, soy lo único de lo que podéis sacar algo. -Así se plantó, en sostén delante de los tres, brazos en jarra y esperando.
En realidad, lo que María esperaba era que se cortase, y se echasen para atrás, al fin y al cabo, los al hombre no eran sino un par de críos de no más de 22 años. Estaba excitada, sí, pero no pensaba en que la cosa llegase más lejos del sobeteo.
--Pues vamos entonces. -Dijo El alejándose de ella. --Ven pa ca.
De repente a María se le había ido de las manos la situación, más aún. El chico saco su miembro, una polla inmensa a pesar de estar dormida, eso la asusto y éxito.
--Que vengas. -El otro hombre no decía nada, Héctor no se creía lo que pasaba, y María contemplaba una polla después de mucho tiempo.
Con aquello el calor que le había iniciado el, y sabe Dios que más terminaron de prenderle fuego. No podía apartar la mirada del miembro flácido con que él jugaba. Sin darse cuenta se vio avanzando hacia él, hasta quedar dentro de su alcance, apenas fue un paso y le pareció una inmensidad. Amarró la mano de María y la llevó allí donde estaban sus ojos.
--Vamos, que no me extraña que se muriera tu marido si le hacías esperar tanto.
Le sujetaba de la muñeca, esperando que ella reaccionase, y al fin lo hizo. María cerró su mano entrono a la polla del hombre, estaba caliente y palpitaba, tanto tiempo sin esa sensación. Las manos del chico dejaron de ocuparse de guiar a María para centrase en sus tetas, fue más brusco, pellizcó y tiró de la blanda carne cuanto pudo. Ella gimoteó un poco por el dolor, y se dejó hacer.
--Mmnmnnn… -Le encantaba la atención que recibía.
--Quítate el sostén. -Dijo él y María obedeció.
Se deshizo del sujetador, las tetas quedaron libres, las tenía algo caídas, pero poco importaba. El se llevó a la boca la derecha, mientras seguía jugando con la izquierda y se turnaba con acariciar su trasero.
--¡Mamá! -Gimoteó Hugo y ella recordó que estaba allí.
--Vamos al cuarto, rápido. -Estaba cachonda pérdida, no quería ni pensar en su hijo, no fuese a ser que se le pasase el calentón.
No objeto el hombre de la polla enorme, ahora María no podía dejar de pensar en ese pedazo de carne, y en lo que vendría, perdido los pantalones, hacía la habitación de matrimonio el hombre, que llevaba tiempo sin albergar hombre, y mucho menos con aquella actitud. Las palabras empezaron a sobrar, pero “puta” y “zorra” se repitieron con constancia en lo que María se desnudaba. Al perder toda la ropa y quedarse allí, a puerta cerrada con ese sujeto, empezó a sentir todo: el latido de su corazón, acelerado; el sudor frío que le acechaba en la nuca, por puros nervios; la humedad volviendo a ella; y el olor que emanaban el hombre ya desnudo, también. No pensaba con claridad, tenía la mente embotada, y se movía por instinto. Ese instinto animal le llevó a arrodillarse, frente el, con un gesto les hizo acercarse. Sin que el hablara hizo aquel que más deseaba, agarró primero la polla, enorme, era de unos 24 centímetros de largo y 16 de circunferencia, y se la llevó a la boca. Apenas un par de veces se la había comido a su difunto, pero eso no importaba. Comenzó chupando, sin mucho oficio, recorriendo como podía aquel rabo que crecía. Se le metía en la boca hasta donde podía, con eso bastaba, la falta de costumbre la compensaba con ganas. Terminó de ponerle duro, como una piedra, una erección que apuntaba al techo, rondaba los 24 centímetros, era la más grande que había visto, teniendo en cuenta que conocía tan solo dos contando aquella. Entonces él, sin pedir permiso tomó a María del pelo y le llevó para sí, ella repitió el tratamiento. Mientras se agachaba y empezaba a meter sus manos entre las piernas de María.
--Ya ves, menuda puta, no la sabe chupar, pero le pone ganas…
Se rio, el delgado le forzaba la cabeza a María, haciendo que mamase con un ritmo frenético. María estaba empezando a notar los dedos gordos penetrarle, estaba completamente entregada, dejándose hacer cuanto el quisiera. Se sacó de la boca el rabo del gitano y habló:
--Más, folladme, cobraros conmigo ya. -Se levantó, y contempló a el hombre alto y de cuerpo atlético, con una polla preciosa. --Venga hacedme lo que queréis. -Estaba cachonda pérdida y necesitaba polla.
El la empujó sobre la cama, ella se abrió de piernas antes de que le dijeran nada. Recibió a su amante sobre sí, sin importarle que allí no había entrado nadie salvo su difunto, que tampoco era muy buen amante. El simplemente se lanzó sobre ella y le monto. Bombeaba sin contenerse, aplastando con su peso a María.
--Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa…. Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaa…. haaaaaa ha, ha… ha, ha, ha, ha, ha, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, , ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, ha…. Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… -El coro de gemidos se le atascó en la garganta, mientras la polla del joven le entraba y salía.
--Más, más, más… -María no se creía lo que pasaba, dejándose abusar por el, bajo amenazas a su hijo, con este en el salón, y nada le importaba más que el placer. --Fóllame, hay, ha, hay, ha, hay, haa, ha, ha, haaaa, ¡No aguanto más! Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaa… ¡Dame más! ¡Mas! ¡Mas! ¡Mas! ¡Más haaa! ¡Rico haa! ¡Sigue no te pares! ¡Papi haaaa Ricooooo!Que rico, Siiiiii, me gustaaaaaa, Sigueeeee, que Ricooooo, haaaaa me encanta papi haaaaaaaaaaaaaa…
Hugo escuchaba los gemidos que llegaban al salón con timidez, y sin poder remediarlo, y para evadirse. Se le aceleró el pulso casi tanto como a su madre, al borde del clímax. El hombre seguía dando cuenta de su coño como nunca, y cuando tuvo a la mujer a punto, paró, para admirar su creación, y luego la volvió y la ensartó. Prácticamente con un par de embestidas le bastó a el para terminar el trabajo.
--Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay. -María se corrió y entonces aquello si empezó a lubricarse como Dios manda.
Atrás quedaba la incomodidad del primer polvo, ahora la polla de aquel sujeto entraba y salía sin problemas. Montaba a María como un potro salvaje, le follaba casi con odio, sin siquiera tratarle como a una persona, solo un objeto para su disfrute.
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmmmm ahhhhhhhhhhhhh Haaa, haaaa, Mmmmnnnnn para ya haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff Mmmmnn, Mmnnn, haaaaaaaaaaaaaaaay… ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay… -Le mordía las tetas y le abofeteaba, le llegó a agarrar el cuello en un amago de asfixia y por dentro la madre, viuda y cincuentona, solo podía pensar “más”. --Haaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, Mnnnnnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, Mmnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmm, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmm, ho, ho, ho, haaa Mmm haaaaaaa…
Su deseo fue satisfecho, pues el joven tenía aguante, al menos 40 minutos estuvo manteniendo ese ritmo infernal, hasta que decreció, y en un espasmo se corrió dentro. La fiesta no había acabado, así fue como con una mirada, María, el chico aun tenia mas, ella ya se había venido unas 5 veces más de la se había venido toda su vida. Recogió el pelo de María en su mano izquierda, la giro y la embistió desde atrás con fuerza, el sonido de la carne era más fuerte que los gemidos.
--Haaaaaay, ha, hay, ha, hay, haa, ha, ha, haaaa, ¡No aguanto más! Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ¡AHHHHHHHHHH!... -Después retumbaron aún más los cuerpos, cuando desató una lluvia de azotes sobre las nalgas abultadas y blandas de ella.
María como una perra recibía polla. Su coño palpitaba, y las corridas se derramaban por el interior de sus muslos. Pero el aun querían más.
--Límpiala. -Se acercaron a María y esta no tuvo más remedio que dejarles la polla reluciente de saliva. Saboreó la polla.
Entonces empezó a pesarle la culpa, se dio cuenta de lo que había hecho, de alguna forma se vio a si misma desde fuera y vio la puta que era. Vio a la sujeto, y se dio cuenta de que poco o nada le excitaban, solo se había acostado con el por la amenaza y por el repentino calentón fruto del enfado. Si bien ahora, en el vientre le ardía un deseo salvaje, quería más y no entendía por qué.
--Ya está, ya está pagada la deuda. -Dijo María, sus manos sobre su coño, comprobaban que seguía allí, se hundieron en los fluidos. El se rio con fuerza.
--No para nada señora, tengo amantes mas jóvenes con carne mas tersa y sabe que usted, con tetas y culos más firmes, con conchas más jugosas, y aun así, me seguirían debiendo, una puta diría que son cuarenta dólares, y una vieja como tú solo treinta. -Dijo el, no paraba de masturbarse. -Así que me sigues debiendo… -Contó con los dedos. -Nueve. Levantó a María del pelo, y de pie, rodeándole, colocándose detrás, retomó el coño de María.
El hijo, que seguía en casa, que lo había escuchado todo, estaba inmovilizado en el sofá, sintiéndose impotente. En la habitación de matrimonio, María recibía una follada en una postura desconocida para ella, de pie cogida por la cintura, en abrazo que enmarcaba sus tetas. Se veía ahora en el espejo de pie, con la luz que entraba del pasillo, el había dejado la puerta abierta en lo que se había ido. Los gemidos de María inundaban la casa, Hugo se tapaba los oídos, y terminó por salir corriendo.
--Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Siiiiii, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, me gustaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Sigueeeee, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, que Ricooooo, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaa me encanta papi haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…
Los amantes permanecieron a lo suyo, la follada fue más larga, los dos se empaparon en sudor. Terminaron en el suelo, olvidando la cama, sin perder un segundo en forzar el coño.
--Ahhhh, ohhh…. Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… Ya no puedo más, me matas si sigues. -María estaba tirada en el suelo, mientras el estallaba sobre su espalda. --Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaay!... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaay… Mnnnnnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, Mmnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaa…. haaaaaa ha, ha… ha, ha, ha, ha, ha… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, ha…. Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay…
--Todavía nos debes ocho, pero ya vendremos otro día. -Se vistió y salió.
--Volved cuando queráis. -Le despidió María, de corazón.
Se había despertado de un letargo sexual demasiado largo, y le costó mucho dormirse, en especial por lo mucho que disfruto.
Continuara…
Con El Sello De Placer y Morbo…
--Lo siento mamá, soy un imbécil. Un imbécil integral, no creí que llegara a esto, de verdad, fue una estupidez…
Hugo lloriqueaba con la cara hundida entre sus manos, sentado en el sofá. Mientras tanto los un chico de unos 22 años si caso, se reían entre dientes, apoyado en el marco de la puerta del salón, era grande y musculoso de cabello negro enrulado ojos azules piel bronceada. María estaba entre asustada y disgustada, había pillado a aquel tipo junto con su hijo registrando la casa mientras su hijo no hacía nada si no que lo ayudaba, y al montar en cólera él había llevado a la mujer al salón a empujones. Ahora su hijo le soltaba todo aquello entre lágrimas.
--Salimos el otro día y quisimos pillar… Un par de gramos. -Confesaba el chico. --No solemos hacerlos, pero yo qué sé, nos dio por ahí. Luego a los dos días volví, quería un poco más. -María no se creía lo que oía. --Mamá, son trescientos dólares, dáselos y se irán.
--Eso, dame lo nuestro y nos vamos, o si no me llevo a este. -El que estaba sentado pasó el brazo por encima de los hombros de Hugo.
--Pero, pero no tengo ese dinero en casa, y en la cuenta tampoco, es final de mes y han pasado todos los recibos… -María estaba descolocada, solo quería que ese acabase, pero no sabía cómo. Si su difunto esposo siguiera entre ellos, él tendría al chiquillo mejor encarrilado, eran ya años sin un hombre en casa.
--Déjate de escusas, nosotros queremos cobrar y vamos a cobrar. -Cortó el.
--Por favor, dales algo, lo que sea. -Imploró Hugo una vez más a su madre.
--No sé qué hacer, esto es, un atropello, fuera, fuera, fuera de mi casa. -María se levantó.
Por un segundo se impuso en mitad de la situación. Allí de pie, con su 1.73, señalando a la puerta, la mujer de 39 años, rubia, con una figura curvilínea, muy apetecible, 97-62-101, al menos eso pensaron los hombres.
--Levántate, que nos vamos. -El chico golpeó a Hugo en el hombro y se puso en pie, era más alto que María.
--No, por favor, no. -El chico no se movió. -Mamá, dales algo.
--Esperad, soy viuda, no tenemos dinero os lo juro, no hagáis esto.
--Ya Hugo no nos cuento tus problemas. -Habló echando mano de Hugo. --Párate primo, que no sabía yo eso. -El se comía a María con los ojos, en especial cuando se levantó. --Puedes pagarnos de otra manera.
Ella no le entendió de primeras, hasta que él, la agarró las tetas por encima de la blusa, el tipo llevaba rato queriendo hacerlo. María gasta un buen par de melones, una talla suficiente para que el tipo aquel no abarcase toda la carne.
--¿¡Qué haces!? -Exclamó ella, asustada y ofendida, pero sin amago de defensa, en parte era la primera vez que le sobaban las tetas en años, su difunto esposo no lo hacía, y no cuenta el ginecólogo.
--Mírala, mucho grita poco hace. -Rio el. --Así nos vas a pagar lo que nos debe tu hijo.
María seguía sin defenderse del agarre, mientras el masajeaba sus tetas sobre la ropa. Con cierta gracia, o talento, ella notaba esas caricias robadas a través de la blusa, e incluso, como sus pulgares buscaban los pezones de ella, y trazando círculos sobre los pechos despertaron para endurecerse.
--Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… -Soltó María.
--Ho mira te gusta.
Allí bajo la ropa, había unas areolas grandes y oscuras, y en su centro dos botones a juego que se marcaron para gusto del hombre, y de María.
--Vamos si tienes tú más ganas que yo. -Dijo el delgado, enmarcando con su agarre las tetas de ella para que las viese el otro que se sonrió y relamió.
--No, eso no es verdad. -Se mintió a sí misma en voz alta.
--Mamá, por favor, eso no, dales alguna joya. -Hugo reprochaba a su madre la reacción del cuerpo, incontrolable en parte, reconfortante para ella.
--¡No tenemos nada, solo yo traigo dinero a esta casa, holgazán! -Le empezó a abroncar y se sintió mejor. --¡Solo yo valgo algo en esta casa! ¡Y!... ¿qué recibo a cambio? ¡Un hijo IDIOTA! ¡Que trae problemas a casa! ¡Una soledad que se alarga de años y que solo se rompe por este!… ¡Tipo mal encarado y sus caricias!
La explosión fue rápida y brutal, como deben de ser. Dejó a Hugo malherido y el chico un poco descolocados. Más le sorprendió pero no dejo de amasar las tetas de María, lo que esta hizo a continuación. Atenta ésta a los llorosos ojos de su hijo, y a los depravado del hombre, empezó a desabrocharse los botones de la blusa. No paró hasta llegar al último, se libró entonces de las manos del otro, y se libró también de la prenda, arrojándola a un lado.
--¡¿Os queréis cobrar conmigo?! Adelante, soy lo único de lo que podéis sacar algo. -Así se plantó, en sostén delante de los tres, brazos en jarra y esperando.
En realidad, lo que María esperaba era que se cortase, y se echasen para atrás, al fin y al cabo, los al hombre no eran sino un par de críos de no más de 22 años. Estaba excitada, sí, pero no pensaba en que la cosa llegase más lejos del sobeteo.
--Pues vamos entonces. -Dijo El alejándose de ella. --Ven pa ca.
De repente a María se le había ido de las manos la situación, más aún. El chico saco su miembro, una polla inmensa a pesar de estar dormida, eso la asusto y éxito.
--Que vengas. -El otro hombre no decía nada, Héctor no se creía lo que pasaba, y María contemplaba una polla después de mucho tiempo.
Con aquello el calor que le había iniciado el, y sabe Dios que más terminaron de prenderle fuego. No podía apartar la mirada del miembro flácido con que él jugaba. Sin darse cuenta se vio avanzando hacia él, hasta quedar dentro de su alcance, apenas fue un paso y le pareció una inmensidad. Amarró la mano de María y la llevó allí donde estaban sus ojos.
--Vamos, que no me extraña que se muriera tu marido si le hacías esperar tanto.
Le sujetaba de la muñeca, esperando que ella reaccionase, y al fin lo hizo. María cerró su mano entrono a la polla del hombre, estaba caliente y palpitaba, tanto tiempo sin esa sensación. Las manos del chico dejaron de ocuparse de guiar a María para centrase en sus tetas, fue más brusco, pellizcó y tiró de la blanda carne cuanto pudo. Ella gimoteó un poco por el dolor, y se dejó hacer.
--Mmnmnnn… -Le encantaba la atención que recibía.
--Quítate el sostén. -Dijo él y María obedeció.
Se deshizo del sujetador, las tetas quedaron libres, las tenía algo caídas, pero poco importaba. El se llevó a la boca la derecha, mientras seguía jugando con la izquierda y se turnaba con acariciar su trasero.
--¡Mamá! -Gimoteó Hugo y ella recordó que estaba allí.
--Vamos al cuarto, rápido. -Estaba cachonda pérdida, no quería ni pensar en su hijo, no fuese a ser que se le pasase el calentón.
No objeto el hombre de la polla enorme, ahora María no podía dejar de pensar en ese pedazo de carne, y en lo que vendría, perdido los pantalones, hacía la habitación de matrimonio el hombre, que llevaba tiempo sin albergar hombre, y mucho menos con aquella actitud. Las palabras empezaron a sobrar, pero “puta” y “zorra” se repitieron con constancia en lo que María se desnudaba. Al perder toda la ropa y quedarse allí, a puerta cerrada con ese sujeto, empezó a sentir todo: el latido de su corazón, acelerado; el sudor frío que le acechaba en la nuca, por puros nervios; la humedad volviendo a ella; y el olor que emanaban el hombre ya desnudo, también. No pensaba con claridad, tenía la mente embotada, y se movía por instinto. Ese instinto animal le llevó a arrodillarse, frente el, con un gesto les hizo acercarse. Sin que el hablara hizo aquel que más deseaba, agarró primero la polla, enorme, era de unos 24 centímetros de largo y 16 de circunferencia, y se la llevó a la boca. Apenas un par de veces se la había comido a su difunto, pero eso no importaba. Comenzó chupando, sin mucho oficio, recorriendo como podía aquel rabo que crecía. Se le metía en la boca hasta donde podía, con eso bastaba, la falta de costumbre la compensaba con ganas. Terminó de ponerle duro, como una piedra, una erección que apuntaba al techo, rondaba los 24 centímetros, era la más grande que había visto, teniendo en cuenta que conocía tan solo dos contando aquella. Entonces él, sin pedir permiso tomó a María del pelo y le llevó para sí, ella repitió el tratamiento. Mientras se agachaba y empezaba a meter sus manos entre las piernas de María.
--Ya ves, menuda puta, no la sabe chupar, pero le pone ganas…
Se rio, el delgado le forzaba la cabeza a María, haciendo que mamase con un ritmo frenético. María estaba empezando a notar los dedos gordos penetrarle, estaba completamente entregada, dejándose hacer cuanto el quisiera. Se sacó de la boca el rabo del gitano y habló:
--Más, folladme, cobraros conmigo ya. -Se levantó, y contempló a el hombre alto y de cuerpo atlético, con una polla preciosa. --Venga hacedme lo que queréis. -Estaba cachonda pérdida y necesitaba polla.
El la empujó sobre la cama, ella se abrió de piernas antes de que le dijeran nada. Recibió a su amante sobre sí, sin importarle que allí no había entrado nadie salvo su difunto, que tampoco era muy buen amante. El simplemente se lanzó sobre ella y le monto. Bombeaba sin contenerse, aplastando con su peso a María.
--Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa…. Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaa…. haaaaaa ha, ha… ha, ha, ha, ha, ha, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, , ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, ha…. Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… -El coro de gemidos se le atascó en la garganta, mientras la polla del joven le entraba y salía.
--Más, más, más… -María no se creía lo que pasaba, dejándose abusar por el, bajo amenazas a su hijo, con este en el salón, y nada le importaba más que el placer. --Fóllame, hay, ha, hay, ha, hay, haa, ha, ha, haaaa, ¡No aguanto más! Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaa… ¡Dame más! ¡Mas! ¡Mas! ¡Mas! ¡Más haaa! ¡Rico haa! ¡Sigue no te pares! ¡Papi haaaa Ricooooo!Que rico, Siiiiii, me gustaaaaaa, Sigueeeee, que Ricooooo, haaaaa me encanta papi haaaaaaaaaaaaaa…
Hugo escuchaba los gemidos que llegaban al salón con timidez, y sin poder remediarlo, y para evadirse. Se le aceleró el pulso casi tanto como a su madre, al borde del clímax. El hombre seguía dando cuenta de su coño como nunca, y cuando tuvo a la mujer a punto, paró, para admirar su creación, y luego la volvió y la ensartó. Prácticamente con un par de embestidas le bastó a el para terminar el trabajo.
--Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay. -María se corrió y entonces aquello si empezó a lubricarse como Dios manda.
Atrás quedaba la incomodidad del primer polvo, ahora la polla de aquel sujeto entraba y salía sin problemas. Montaba a María como un potro salvaje, le follaba casi con odio, sin siquiera tratarle como a una persona, solo un objeto para su disfrute.
--Haaa, haaa, haaaa Mmmmnnn… haaaaaaaa… ohhhhhhhhh uhmmmm ahhhhhhhhhhhhh Haaa, haaaa, Mmmmnnnnn para ya haaaaaay… Mmmmnn, ho, ho, ho, haaa Mmm ha… Haaaa, haaaaaaaaa, Haaaaaaaaay… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ahhhhhhhh hufffffffff Mmmmnn, Mmnnn, haaaaaaaaaaaaaaaay… ohhhhhhhhh, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay… -Le mordía las tetas y le abofeteaba, le llegó a agarrar el cuello en un amago de asfixia y por dentro la madre, viuda y cincuentona, solo podía pensar “más”. --Haaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, Mnnnnnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, Mmnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmm, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmm, ho, ho, ho, haaa Mmm haaaaaaa…
Su deseo fue satisfecho, pues el joven tenía aguante, al menos 40 minutos estuvo manteniendo ese ritmo infernal, hasta que decreció, y en un espasmo se corrió dentro. La fiesta no había acabado, así fue como con una mirada, María, el chico aun tenia mas, ella ya se había venido unas 5 veces más de la se había venido toda su vida. Recogió el pelo de María en su mano izquierda, la giro y la embistió desde atrás con fuerza, el sonido de la carne era más fuerte que los gemidos.
--Haaaaaay, ha, hay, ha, hay, haa, ha, ha, haaaa, ¡No aguanto más! Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ¡AHHHHHHHHHH!... -Después retumbaron aún más los cuerpos, cuando desató una lluvia de azotes sobre las nalgas abultadas y blandas de ella.
María como una perra recibía polla. Su coño palpitaba, y las corridas se derramaban por el interior de sus muslos. Pero el aun querían más.
--Límpiala. -Se acercaron a María y esta no tuvo más remedio que dejarles la polla reluciente de saliva. Saboreó la polla.
Entonces empezó a pesarle la culpa, se dio cuenta de lo que había hecho, de alguna forma se vio a si misma desde fuera y vio la puta que era. Vio a la sujeto, y se dio cuenta de que poco o nada le excitaban, solo se había acostado con el por la amenaza y por el repentino calentón fruto del enfado. Si bien ahora, en el vientre le ardía un deseo salvaje, quería más y no entendía por qué.
--Ya está, ya está pagada la deuda. -Dijo María, sus manos sobre su coño, comprobaban que seguía allí, se hundieron en los fluidos. El se rio con fuerza.
--No para nada señora, tengo amantes mas jóvenes con carne mas tersa y sabe que usted, con tetas y culos más firmes, con conchas más jugosas, y aun así, me seguirían debiendo, una puta diría que son cuarenta dólares, y una vieja como tú solo treinta. -Dijo el, no paraba de masturbarse. -Así que me sigues debiendo… -Contó con los dedos. -Nueve. Levantó a María del pelo, y de pie, rodeándole, colocándose detrás, retomó el coño de María.
El hijo, que seguía en casa, que lo había escuchado todo, estaba inmovilizado en el sofá, sintiéndose impotente. En la habitación de matrimonio, María recibía una follada en una postura desconocida para ella, de pie cogida por la cintura, en abrazo que enmarcaba sus tetas. Se veía ahora en el espejo de pie, con la luz que entraba del pasillo, el había dejado la puerta abierta en lo que se había ido. Los gemidos de María inundaban la casa, Hugo se tapaba los oídos, y terminó por salir corriendo.
--Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Siiiiii, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, me gustaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Sigueeeee, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, que Ricooooo, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaa me encanta papi haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…
Los amantes permanecieron a lo suyo, la follada fue más larga, los dos se empaparon en sudor. Terminaron en el suelo, olvidando la cama, sin perder un segundo en forzar el coño.
--Ahhhh, ohhh…. Uffff, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaa, hussssffff, Uffff, haaaaaa, ha, haa, ha, Mmmmnnnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, Haaaaaaaaaaaa… Mmnmnnn, ha, haaaaaaa, ha, ha, ha, haaaaaaaaaa… Ya no puedo más, me matas si sigues. -María estaba tirada en el suelo, mientras el estallaba sobre su espalda. --Haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, haa, Mmmnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ¡Haaaaaaaaaaaaaaaaaay!... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaay… Mnnnnnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmmmnnnnn, ha, ha, ha, Mmnnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Mmnnnn, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaaaaaaaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaay... Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, haaaaaaa…. haaaaaa ha, ha… ha, ha, ha, ha, ha… Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac, Plac… ha, ha, ha, ha, ha, haa, ha, ha…. Ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay…
--Todavía nos debes ocho, pero ya vendremos otro día. -Se vistió y salió.
--Volved cuando queráis. -Le despidió María, de corazón.
Se había despertado de un letargo sexual demasiado largo, y le costó mucho dormirse, en especial por lo mucho que disfruto.
Continuara…
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