You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

mi marido se fue de viaje solo y yo hice lo mismo

Todo empezó cuando mi marido me vino con la noticia que se iría un mes a Europa, a navegar por el Mediterráneo, con un grupo de amigos habían alquilado un yate y cuando yo me enteré estaba todo encaminado.

Sugerí viajar con él, obviamente se negó, era un viaje para ‘hombres’, y me dijo que no lo molestara, que tomara un viaje por mi cuenta, que hiciera lo que se me diera ganas, hasta me dijo que me fuera a coger por ahí si es lo que quería, pero que no me metiera en sus proyectos personales.

Concluí entonces que yo no tendría lugar a su lado en ese fastuoso viaje, seguramente hasta las putas para llevar a bordo ya tendrían pagas y me enojé dado que a quien no le gustaría navegar por las aguas del Mediterráneo?


Di vuelta la página

Contacté nuevamente a mi vieja y querida amiga Samanta, o la negra, como le decimos cariñosamente, una chica tan puta como yo, ella seguro no tendría problemas, no trabajaba, no estudiaba, no tenía compromisos, solo vivía de fiesta en fiesta con hombres de ocasión.



Pocas semanas después la negra y yo levantábamos vuelo hacia las playas del norte de Brasil, con dos premisas fundamentales, ‘coger de día y coger de noche’.

Ese ambiente de sol, blancas arenas, aguas cálidas, preciosas palmeras y mar cristalino nos vino como anillo al dedo, mi amiga y yo usábamos diminutas tangas que habíamos comprado en el lugar, donde eran muy comunes estos trajes de baño, y nos mostrábamos regaladas para quien quisiera recoger el guante.
 el destino nos cruzó con Maikel y Ernesto, quienes se presentaron como dos empresarios cubanos que hacía años se habían radicado en Brasil, y estaban de paso por el lugar.


La negra y yo nos miramos y de inmediato supimos que era lo que necesitábamos, los muchachos aparentaban entre cuarenta y cincuenta años, espigados y delgados, de piel negra, Maikel tenía algunos tatuajes que llamaron mi atención, como así también uno de sus dientes en color plata, de cabello corto, perfectamente afeitado y con un rico acento cubano en sus palabras que se me hacía un tanto cómico e irresistible al mismo tiempo. Ernesto, un tanto más bajo, rapado y con una barba candado que rodeaban unos labios carnosos y sobresalientes como solo los negros pueden tener, un tanto más callado y retraído, secundando a su amigo quien llevaba adelante la conquista.

Nuestro castellano hizo más propicia la relación, lejos del portugués nativo que nos costaba entender.

Hablamos de algunas cosas triviales y sin mucha importancia como para entendernos, hasta que nos invitaron a su yate, para navegar un rato y ver el atardecer.


Ambas sabíamos que implicaba eso, sabíamos que si subíamos íbamos a coger ahí arriba, así que nos miramos cómplices y sonreímos, con la negra nos entendíamos con solo mirarnos, con una sonrisa, con un gesto, aceptamos la invitación.


Y acá hay algo que quiero comentar haciendo un paréntesis, siempre, pero siempre había querido coger con un negro, tenía demasiadas fantasías y dudas, sabrán que hay muchas famas e historias acerca de los hombres de piel oscura y les aseguro que estaba decidida a quitarme todas esas dudas de encima.


Gustosas subimos a su imponente embarcación, solo los cuatro. Hacía demasiado calor, así que permanecimos en todo momento con nuestros diminutos trajes de baño, cosa que no hacía más que enloquecer a los cubanos.

El mar estaba tranquilo, estábamos en la nada misma, con el sol cayendo por el horizonte, había música suave y melosa, jugábamos y bebíamos, era el momento justo, adiviné que por un tema de alturas Ernesto sería mi hombre y estaba tan excitada por toda la situación que creo que en todo momento mis pezones duros se marcaban bajo el sostén de mi traje de baño, y me sentía toda húmeda, con un extraño deseo, y los tragos que tomábamos uno tras otro no hacían más que llevarme a la locura, realmente quería coger en ese lugar, en ese momento, con esa postal de fondo…

Entonces solté la parte de arriba de mi traje de baño y me quedé haciendo topless, que rico! el sol acariciando mis pechos ante las mirada lasciva de los morenos y la risa de mi amiga que curiosamente no me siguió en el juego.


Sin embargo, aunque no lo crean, no sucedería nada sobre el lujoso yate, mi amiga y yo nos quedamos con las ganas, se portaron como dos caballeros, al punto que nuestras provocaciones de putas terminaron en fracasos, la negra me preguntaba cada tanto por lo bajo si no nos habíamos topado con dos estúpidos, pero sea como sea, nos quedamos con un sabor agridulce en la boca, porque si bien nada pasó, nos invitaron a cenar por la noche, a un lugar típico de la playa, y dado que no teníamos nada mejor que hacer, no tuvimos muchos reparos es aceptar, asumiendo que seguramente luego si nos cogerían…


Así que volvimos al hotel cuando el sol ya se había ocultado, nos dimos una ducha para sacarnos la arena y el cansancio de encima y nos vestimos para matar.

Mi amiga se puso unas calzas negras brillantes y un corto top del mismo color por el cual resaltaban el nacimiento de sus pechos, haciendo esa forma tan particular que tanto enloquece a los hombres, estaba preciosa, con su piel morena y sus largos cabellos sueltos parecía una pantera en la noche, y con sus zapatos de tacos altos estaba lista para matar. Yo preferí una pollera tableada, bien corta, aún estoy en edad para lucir mis muslos, suelta, color té con leche haciendo juego con mis botas a la rodilla, arriba una blusa de hombro caído, con escote asimétrico y tipo lentejuelas dibujando en el frente la torre Eiffel, era un tanto cómico porque no me puse sostén y la punta de la torre parecía perderse al medio de mis nenas…


Ellos pasaron por nosotras puntualmente, se mostraban vestidos en forma simple, pero sin dudas sus prendas eran muy costosas y nos dirigimos en un auto de alquiler a un lugar típico de la zona tal cual habían dicho, no hicimos muchas preguntas.

Nos atendieron cortésmente, y el mesero habló de una forma a los cubanos que dejó en evidencia que ya eran clientes del lugar, en un claro castellano dejando notar apenas el portugués, nos sentamos en una pequeña mesa redonda, Maikel a mi derecha, Ernesto a mi izquierda y mi amiga la frente.

Pedimos algunas comidas autóctonas y un par de botellas de vino tinto, todo fue muy bonito, hablamos de Cuba, de Brasil, de Argentina, y las palabras se mezclaron con más copas de vino y con el correr de las horas empecé a sentir un calor que salía de mi interior que se me hacía incontrolable.


A la madrugada una banda local comenzó a tocar música caliente de toda la zona centroamericana y del mismo Brasil y fuimos a bailar, y si bien estábamos los cuatro juntos, como era previsible, Ernesto estaba conmigo y Samanta, mi amiga con Maikel.

Y seguimos bebiendo, algunos tragos, mojitos, casi sin límites y otras cosas que ellos pedían y nos convidaban, cada vez todo más loco, ese baile caliente nos estaba matando, refregar mi cuerpo contra el sexo de Ernesto, toques sugestivos, miradas cómplices, él me apoyaba su verga dura cada vez que podía, sobre mi bajo vientre, sobre mi cola, y más tragos, y más risas, y más calor, y más excitación.

La transpiración corría por mí frente a grandes gotas, la vista de Enrique se perdía en mi busto, ya que mis pechos libres de sostén bailaban de un lado a otro al compás de la música, y esa mirada penetrante me excitaba de tal manera que hacía que mis duros pezones se marcaran bajo la blusa que de por sí, ya estaba transpirada de tal forma que insinuaba demasiado todo al pegarse en mi piel.


Fuimos a sentarnos, estaba al borde de una borrachera, sentí una de las manos de Maikel apretar fugazmente uno de mis muslos desnudos al límite de la pollera, muy cerca de mi sexo, esto me extrañó un tanto dado que él estaba con mi amiga, pero dadas las circunstancias, poco me importó, a esas alturas de la noche, solo quería que me cogieran.

Y hablando de mi amiga, la negra estaba al borde del colapso, ella si estaba ebria, los cubanos pidieron una botella de ron y al poco tiempo ella la tomaba entre sus manos y bebía directamente del pico, perdida, descontrolada.



Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando emprendimos el retorno, yo iba por delante con mi cartera y la de mi amiga, atrás ellos tres, llevándola a ella casi a la rastra, entre ambos, totalmente perdida, sin poder mantener el equilibrio, los cubanos parecían disfrutar la situación y yo empecé a maldecir a la negra, podía ser tan boluda?


Así llegamos al hotel, fue vergonzante para mí que las personas de recepción, botones, y demás, nos vieran llegar en ese estado. Subimos a mi habitación, y ellos prácticamente tiraron a mi amiga sobre la cama, como si fuera una bolsa de residuos, ella estaba inconsciente, totalmente dormida por la borrachera, la maldita parecía haber arruinado nuestra noche de sexo, y los muchachos entendieron lo mismo, las parejas estaban desparejas, por lo que parecía no haber otra salida que postergarlo para el día siguiente, y así me lo hicieron saber, me propusieron que ‘mañana, cuando tu amiga este bien, iremos a navegar nuevamente’….

Pero el problema es que yo ya no estaba dispuesta a esperar
Evalué mis posibilidades, cuanto tiempo deseando que me cogiera un negro, cuantos kilómetros recorridos, estaba hirviendo en deseos, sentía latir mi clítoris, estaba desesperada, toda la tarde, toda la noche, seguir esperando? como si nada?, miré la habitación era enorme, y la alfombra mullida como pocas, dos hombres, solo para mí, por qué no?

Así que no dije nada, solo atraje sus miradas, levanté en forma sexi mi blusa desnudando mi torso, mis pechos quedaron ante la vista de los muchachos, los tomé entre mis manos, estiré uno hasta mi boca y jugué con la lengua en el pezón, estaba salado por la transpiración de la noche, volví mi rostro a los cubanos y solo dije


- Ya! Vamos a hacerlo…


Y meneando de lado a lado las caderas deslicé sutilmente la corta pollera hacia abajo dejándola caer al piso, los ojos de esos machos brillaban, como ojos asesinos, sus miradas se clavaron en mi cuerpo casi desnudo, apenas la diminuta tanga y esas botas tacos altos cubrían algo de mi piel.

Maikel, como de costumbre tomó la iniciativa y vino a mi lado, sus enormes manos apretaron mis tetas y su lengua penetró mi boca, casi hasta la garganta en un beso tan profundo y caliente que me arrancó un suspiro, me hizo girar, saqué culo porque sabía que era lo que estaba mirando, me dijo con su rico acento cubano lo puta que era y me preguntó si todas las argentinas eran tan putas como yo, entonces me dio una fuerte nalgada afiebrándome uno de mis cachetes, solo me hizo suspirar más fuerte y largar un gemido contenido, repitió el chirlo, dos y tres veces, cerré los ojos y mordí mi labio inferior, diablos… como me gustaba que hiciera eso!!!


Cuando tenía las nalgas rojas y mi argolla inundada en flujos, me recostó sobre la alfombra, lentamente me sacó una bota, luego la otra y empezó a besar delicadamente mis pies, luego mis pantorrillas, luego mis muslos, poco a poco iba subiendo y ahhhh! me moría en deseo! sentía que mi clítoris estallaría sin remedio.

Toda esta situación me tenía tan concentrada que Ernesto había desaparecido de mi órbita, fue por eso que me sorprendí cuando me abordó completamente desnudo con su verga enorme en una de sus manos, no puedo explicarlo… que pedazo de pija tenía el bastardo! era sin dudas algo digno de pornografía, gorda como pocas, circuncisa, con un glande cabezón, mi boca se llenó de saliva en deseo, se arrodilló a mi lado, me tomó de los cabellos y me la metió hasta donde pudo, que hermosa, empecé a lamerla desesperada, y sus ojos no se perdían de mi rostro, pasaba mi lengua a lo largo de todo ese monumento a la masculinidad, que rica sabía!


Pero a todo esto, por el otro lado Maikel había llegado a mi sexo, había sacado la pequeña tanga y ya me había invadido, sentí como me penetraba con un par de dedos y como su boca se prendía a mi clítoris, perdía toda concentración, ya no pude aguantar, empecé a jadear y un calor extremo se apoderó de mí, tenía la pija enorme en mi boca, pero solo podía concentrarme en mi propio placer, que rico! grité ese orgasmo como buena puta que soy…


Cambiaron de lugar, Ernesto fue entre mis piernas y ayyyy!!!! me la metió toda… que rico!!! y empezó dale que dale, a un costado el otro cubano se desnudaba y podía observarlo, cuando sacó su slip… ah! pero todos los negros tendrán pijas tan largas y gruesas? alguien puede decirme? porque esto era el paraíso…

Y se la empecé a chupar, tan larga y regordeta como era, un buen rato, hasta que el pidió cambiar nuevamente, que hombres, me llenaban la concha de una manera única incomparable, me hacían gemir, uno me cogía, al otro se la chupaba, y cambiábamos, una vez, otra vez, una pose, otra pose…


Me sentía tan puta, me dolía la concha en lo profundo, toda abierta, mi boca tenía sabor a verga, mi mente llena de pecado…

Maikel hizo una pausa, fue hasta el frigo bar y abrió una pequeña botella con champagne, tomó un trago, luego Ernesto y luego me ofrecieron, pero yo solo quería coger y ya había tenido bastante bebidas, solo mirar a mi amiga tendida sobre la cama que dormía como una marmota.

Así que tome la botella y la vacié sobre mi cuerpo dejándola caer desde mi cuello hacía abajo, por mis pechos, por mi vientre, el frío y las burbujas me hicieron erizar la piel, entonces como si fueran dos bebés ellos se prendieron uno a cada pecho, que rico! sus manos enormes me acariciaban por todos lados, se fundían entre mis piernas, mi corazón palpitaba como poseída y me embriagaba en placer…

Otra vez de costado, uno cogiéndome a mi espaldas, el otro con su pito en mi boca, tomé la mano de Ernesto quien en ese momento me cogía, luego sus dedos y empecé a lamerlos, a llenarlos de saliva, entonces llevé esos dedos a mi esfínter, sin decir palabras, hay cosas que no se dicen, no hace falta decirlas…


Pronto sus dedos se colaron en mi culito, siendo honesta no costó esfuerzo, mi colita ya se había comido muchas pijas y no dejaría pasar esta oportunidad…

Aún tenía la verga de Maikel en la boca cuando el otro la sacó de mi concha, apuntó en mi culo y empujó suavemente haca adentro…. ahhh!!!! Dolió al principio, pero poco a poco, mi culito se estiró y ese raro dolor pasó a ser placentero… que puta, como me gusta que me rompan el culo… como me gusta complacer a un hombre, y a partir de ese momento, después de incontables orgasmos se transformó en mi único objetivo…

Ya no quise mamar vergas, solo quería que me la dieran bien por el culo, que me rompieran toda, que me hicieran puta…


Y ellos empezaron a turnarse, a abrirme toda, un rato uno, un rato otro, había tenido pijas en mi culo, pero nunca cosas enormes como esas, pobre mi amiga, por ebria la fiesta que se perdía…

Ellos con su amoroso acento me preguntaban ‘si me gustaba’ ‘si quería que me rompieran bien el culo’, y yo solo gemía, cada tanto llevaba mis delgados dedos para tocar y tener idea el enorme cráter que me estaba dejando los bastardos…

Y pasó algo que no estaba en mis planes, me levantaron en el aire, uno por delante, otro por detrás, toda abierta, y dios… uno me la enterró en el culo y el otro en la concha, si Walter, mi esposo me hubiera visto! Viví cosas que jamás imaginé vivir, sentimientos que jamás imaginé sentir, las lágrimas de placer rodaban por mis mejillas, me sentí tan llena…


Y después de varios minutos de doble penetración llegó algo más excitante todavía, tal vez lo puta de mujer que me mostraba con esos hombres dio rienda suelta a la locura, Maikel se recostó sobre la alfombra, y yo fui a cabalgarlo, esperando que metiera su verga en mi concha, pero para mi sorpresa fue sobre mi culo, no me importó, me la comí toda yo sabía que en cualquier momento me llenarían de leche, así que empecé a moverme, y el dejaba que me moviera.


De pronto me detuvieron, Ernesto estaba a mi espalda y comenzó a tantear mi reacción al tratar de meter el también su verga en mi culo, giré mi cabeza un poco para observarlo, en apenas segundos mil cosas pasaron por mi mente, solo imaginar dos pijas en mi culo! así que le dije casi ordenando


- Dale! rómpeme toda, metémela vos también…


Dios, creí que moriría, cuando sentí que mi ano empezaba a abrirse más todavía, si… creí que moriría…

Poco a poco la segunda verga entró toda en mi orto, y empezaron a moverse en mi interior, los cubanos me la daban al mismo tiempo, entrando y saliendo, el dolor más placentero que pudiera experimentar, ya no podía solo gemir, ya necesitaba gritar, inconscientemente empecé a clavar mis uñas en el pecho de Maikel, ambos hombres, ambas pijas.

Y conforme a pasaban los segundos gritaba más y más fuerte…


- Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!.... Ahhh!....


Fue cuando la negra levantó la cabeza del colchón, sin entender nada observó el cuadro y con terrible somnolencia apenas pronunció


- Puta…


Para desmoronarse nuevamente en forma inmediata, reímos, y volvimos a la carga, a los gritos, al placer…

Mis gritos retumbaban en el cuarto, de repente empezó a sonar el teléfono de la habitación, y sonaba, y sonaba, pero nadie parecía dispuesto a atender, Ernesto, un tanto molesto por la insistencia fue hasta la mesa de luz y solo lo desconectó, para luego volver y seguir dándome por atrás…

Pero algo pasaba evidentemente, minutos más tarde me pareció sentir que golpeaban la puerta del cuarto por lo que paramos para agudizar los oídos hasta confirmar en un segundo intento que sí, estaban llamando a la puerta.


Paramos, estábamos todos transpirados, malolientes, desprolijos, ellos no querían que atendiera pero no podía seguir así, me enrolle una sábana al cuerpo y abrí apenas la puerta escondiéndome tras ella, solo asomé mi rostro, un muchacho del hotel, prolijamente vestido, al otro lado, me susurró en voz apenas audible


- Buenas noches señora, disculpe la molestia.

- Si, cual es el problema?


El joven contestó con evidente incomodidad, como obligado a pasar un mensaje


- Es que… estamos recibiendo quejas de los cuartos contiguos, del piso superior e inferior, por los gritos que provienen de su habitación, aun no son la seis de la mañana, está todo en orden?


En ese momento sentí que me ponía roja como un tomate, fue el momento más vergonzante y humillante de mí vida, y miren que he vivido locuras, pero esto no me lo esperaba, nunca me di cuenta cuanto estaba gritando, solo bajé la vista y susurré


- Está todo en orden… disculpe, no se repetirá…


Cerré la puerta, quería morirme, quería que la tierra me tragara, nunca me había sentido tan humillada, los cubanos estaban tras de mí y habían escuchado todo, los malditos solo reían, querían continuar pero yo me había enfriado como un trozo de hielo, pero ellos hervían y no dejarían las cosas así como así, me ofrecí a chupárselas, me acomodé al medio, me arrodillé a sus pies y empecé a chupar a ambos, siendo honesta, solo quería que acabaran y ya, que se largaran.

Todo empezó bien, en pocos segundos ellos ya estaban erguidos nuevamente, como diablos hacen los hombres para meterse en clima tan rápidamente?, son envidiables en este sentido.


Pero ellos tenían otros planes, al menos Maikel quien siempre parecía llevar la delantera en todo.

De pronto se apartó de nuestro lado, si bien se la seguí chupando a Ernesto con curiosidad femenina lo seguí atentamente con la mirada, él fue sobre sus prendas, y empezó a hurguetear en los bolsillos de su pantalón, al fin sacó un pañuelo razado, volvió a mí, sin decir palabra me tomó del brazo y me llevó al centro de la habitación, lejos de la puerta donde estaba arrodillada, me dijo con su dulce acento por enésima vez que era muy puta y que merecían un mejor final, no entendí sus palabras.

Entonces él tomó mi tanga sucia y enrollada que estaba entre todas las ropas, volvió a mí y me la metió a la fuerza en la boca, luego su pañuelo, lo pasó bien fuerte entre mis labios y lo ajustó con rudeza tras mi cabeza, como si se tratara de una mordaza, me asusté, era incómodo y casi no podía respirar.


Entonces se sentó y me arrastró consigo, no pude evitarlo, me apuntó y me la volvió a meter en el culo, me senté de golpe por el propio peso de mi cuerpo y creí morirme cuando la sentí entrar completa! empezó a moverse en mi interior, como antes, se recostó hacia atrás y me arrastró consigo, me abrió las piernas para que Ernesto pudiera atacarme de frente, y así se acopló nuevamente al juego, se acomodó y también me la metió en el culo, hijos de puta!

Estaba otra vez penetrada y los sentí demasiados excitados, me estaban destrozando, y yo quería gritar, necesitaba gritar, pero no podía, transpiraba, me faltaba el aire, mi nariz no era suficiente para aspirar y exhalar todo el aire que mi sexo requería, apenas largaba un apagado ‘mmm’ y luchaba para no sofocarme con la tanga que estaba peligrosamente cerca de mi garganta.


Ustedes dirán que estoy loca, pero toda esa sensación de impotencia, asfixia y peligro me encendió nuevamente, y esa doble penetración anal, al borde de una violación hizo que mis hormonas se alborotaran, sentía unas sensaciones orgásmicas difíciles de explicar…


Ernesto salió de mi interior y su semen caliente empezó a bañar mi cuerpo, que rica sensación! Salpicó mi concha, mi vientre, hasta mis tetas! leche cubana tibia para esta puta argentina! como si fuera crema humectante recorrí mi cuerpo con ella…

Estaba tan concentrada con todo este juego que casi ni cuenta me di que Maikel me había llenado el culo de leche, me hizo salir de donde estaba con mi ano correando semen...

Me recosté a un lado, Ernesto sacó la mordaza y escupí la tanga, empecé a respirar con holgura, a hinchar mi pecho, a recomponer mi ritmo, tenía un sabor asqueroso en la boca, por los flujos de mi tanga, ellos rieron, y me contagiaron la risa…


Las primeras líneas de sol se colaban por la ventana, la negra seguía inmersa en un sueño infinito tal cual la habíamos dejado horas atrás, los morenos se cambiaron, me besaron la frente, y me agradecieron por todo, y se lamentaron no cogerse a mi amiga, pero bueno, ella se lo perdió…


Estaba hecha un desastre de mujer, así que llené la bañera con agua tibia y me tomé más de una hora en un rico baño de inmersión, que rico sabía! 


Y no me queda mucho que relatar, me fui a dormir, la negra me despertó pasado el mediodía, fuimos por la tarde a la playa esperando encontrar a los cubanos, pero más nunca los volveríamos a ver.

Todo lo que escribí se lo relaté en detalle esa tarde bajo el sol a mi amiga, se maldijo por ser tan tonta de embriagarse y me maldijo por mi maldita suerte…

Aun nos quedaban varios días por delante, la negra no se quedaría sin coger así que dimos vuelta la hoja y comenzamos a buscar otros hombres para escribir nuevos capítulos, pero eso, ya es parte de otras historias…

Por mi lado nunca olvidaré esa experiencia, con esos negros, con esas pijas, que de alguna manera, me dejaron marcada de por vida…

Espero les guste mi experiencia!

Besos! 

mi marido se fue de viaje solo y yo hice lo mismo

5 comentarios - mi marido se fue de viaje solo y yo hice lo mismo

dalai_lama
muy buen relato. linda experiencia pasaste
NaneroEv2
La vida es una sola, bien x vos q la disfrutaste. +8
Gastonrsi
cuando vienene a BUE?????
Me dejaste con una vergazo atomico..