Buscaba Un Papa
Con El Sello de Placer y Morbo
A mis 40 años de vida y con 2 de viudo, sin hijos, decidí radicarme en el campo, con una pequeña finca, trabajar en la tierra me daba felicidad y paz, rápidamente me hice de amigos en ese pequeño pueblo, personas agradables al trato y muy trabajadoras, yo siempre paraba en un local en donde compraban utensilios como alambre, incluso comida hasta el pan de todos los días, un día de esos, me topo con Pamela una muchacha de 25 años, ya madura en cuerpo y en edad, a la que hacía unos meses le había fallecido su papa, hombre que conocía, desde que me radiqué igual pueblo. a Pamela le dolió mucho su perdida, yo acudía, desde ese momento en ayudar y cooperar, en su casa, que era distante unos dos, Kilómetros de la mía, al poco tiempo note que ella se me apegaba, y buscaba como, en mi algún tipo de apoyo, el que como hombre mayor trate de darle, sin pensar en nada más que eso, pero de a poco, se mostraba como no sé cómo explicarlo, pero hasta el tono de su voz en sus charlas conmigo había cambiado, hasta el momento nunca se había dado de estar a solas, hasta el momento que paso a contar al verla entrar al negocio, saludo de una forma especial, ya al hablarme, porque se vino como rayo, hacia donde estaba, algo me decía que era una mujer a considerar, pese a mis 40 años, esa manera de tratarme, y de apegarse en todo movilizaron todo mi cuerpo, por lo sensual, y casi provocativa que hasta ese momento no había ocurrido, así como insinuación me provoca algo en la sangre, era una chica, pero, en esa la oportunidad, se dio simplemente con aceptar su pedido de acercarla al centro de la ciudad, mis miradas, su manera de hablar en el corto tramo, me llevaron a invitarla a "charlar", acepto casi de inmediato, casi con un salto de alegría, organizamos la salida para el día siguiente, a una hora donde su madre no sospecharía de su decisión.
No encontramos cerca de su casa, al subir a ni camioneta se agacho escondiéndose de no ser vista en su casa al paso de nosotros, yo pensaba en charlar con cordura primer dato de que la cosa se pondría espesa, fue la forma en que me saludo, por que el beso de saludo fue a propósito casi en mi boca, luego se sentó, casi pegado a mí, acerco sus piernas, con disimulo, dorado su falda dejando a mi vista todas sus piernas, formadas casi hasta su sexo, era casi una invitación, medio me enmudecí, no me brotaban palabras, casi ella tampoco creo firmemente lo que con seguridad acontecería. Describiera a Pamela, esa una mujer de 1.68, de altura de cabello rizado color castaño, ojos cháfese, labios fino piel blanca, de tetas normales y un trasero grandecito, muy generoso delgada. En fin no la amilano para nada, que pudiera ver su piel, siguió en esa actitud provocativa, frotaba su pierna a la mía, hasta que ya había logrado su objetivo, mi verga estaba dura, deslice, mis manos hacia, su pierna, y acaricie, de a poco, ella giro las mismas, y al contrario, busco que yo avanzara, para que mis manos acariciaran su sexo por primera vez y la respuesta de su excitación encendió mi cuerpo, pase a meter mano en ella, se acomodaba, para facilitar al meter un dedo, debajo su tanguita.
--Haaaaaaaaaa. -Gimió.
Se sentía mojada, comenzó a mover su pelvis, buscando, mas, excitación, me reconfortaba a medida que era más intenso, me puse como hacía tiempo no estaba, confieso que hacía muchísimo tiempo que no tenía, una erección como esa, le digo.
--Pamela creo que nos vamos para mi casa. -Ella, asintió.
Ya estaba acariciando, mi pedazo, vire en U y ya casi, explotando, le pido, que lo saque, afuera, ella, sin mosquear, me bajara el cierre, y saca todo mi pene erecto, le pido que se bajara, le pedí que se la ponga en su boca, guiaba su mamada sin producir nada más que sumisión.
Llegamos a mi Chacar, lo que corto esa, hermosa y dulce chupada, nos recibieron un par de perros que caminaban nerviosos sin gritar, quizás demostrando la complicidad y aceptando su presencia. Caminamos hasta mi casa, era tal mi efervescencia que me parecía, interminable, llegar a mi habitación, hasta que Sentirla en mis brazos y besarla, me dio la calma de seguir, lamiendo todo su cuerpo, mientras nos desnudamos mutuamente, su cuerpo era el de toda una mujer. Al borde de la cama abrí sus piernas, suavemente y firmemente, baje mi boca y mi lengua, hasta llegar a su selva, con besitos cortos, en esa zona, hasta que mi lengua, se introducía en su órgano.
--Haaaa, haaaa, haaaa, haaaa, hoooo, Mmmmmnnn
De arriba abajo, mi boca y lengua, la pusieron al limbo, se escuchaba sus gritos de goce, ese goce que ella daba en esos gemidos, hacía años que no los sentía, me produjo retrotraerme a mi juventud, me subí encima.
--Haaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaaa. -La penetre tan salvajemente.
Que ella me apretaba, yo estaba tan eufórico, que termine largando, una cantidad de leche, poco usual para un tipo de mi edad, ella me acariciaba, me pidió.
--Par favor quédate más conmigo. -Ella me abrasaba. --Quédate dentro de mí más rato, te amo, te amo.
Un poco así adentro me quede, apretándome contra sus pechos, luego si nos quedamos, viendo el techo uno y otro en silencio, hasta que rompe el silencio, haciéndome una terrible confesión dice.
--Sabes que entre mis recuerdos, de mi primera vez. Eso había sucedido cuando tenía 17 años fue cuando mis senos empezaban a tener forma y una tarde como esa pero en mi casa, mi padre con sus dedos, me desvirgaron y pese al dolor terrible de la primera vez jugó con su garrote en su punta tarde a tarde hasta cabalgar absorbiéndolo en mi vagina, El goce que él me daba había cesado hacia un año con su enfermedad y fallecimiento, probé con relaciones con chicos, pero nada había un vació en mi cuerpo de sensaciones fuertes, la costumbre de ser su hembra, no me permitía hasta ahora gozar con el sexo, ser puta de mi padre me condicionaba en todo, por eso estaba acá, pero contigo es diferente.
Yo quede frio, no me lo creía. Luego de tal confesión me explicaba muchas cosas,
Solo restaba saber hasta cuando, así que nos fuimos a bañar, bajo la ducha juntos comenzaron sus caricias, me hizo pensar que mi protección, con ella, me devolvían a la vida, ya mis dedos jugaban en su vagina, las que la hicieron volver gemir, me dijo.
--Sabes los buenos recuerdos cruzaban mi mente estremeciendo mi cuerpo, cuando estaba contigo, y me hacen sentir de maravilla, como antes con mi papa.
nos secamos uno a otro, y así marcharnos, así nos metimos en la cama abrazados nos dormitamos juntos, al despertar era extraño verla a mi lado y mirándola detenidamente la deje descansar, me volví a dormir, a ratito, deliciosamente me despertó, estaba debajo de las sabanas mamándome dulcemente palo a lo que respondiendo la llevé encima de mío, se sentía, sus suspiros, y exclamación, la satisfacción de ser penetrada, se la paso cabalgando, hasta que se vino estrepitosamente, luego explote, deliciosamente, ella se quedo, así, apoyo la cabeza, acerco, su boca a mi oído, me susurro.
--¡Desde hoy vos sos mi papi mi macho!
Fin…
Con El Sello de Placer y Morbo
A mis 40 años de vida y con 2 de viudo, sin hijos, decidí radicarme en el campo, con una pequeña finca, trabajar en la tierra me daba felicidad y paz, rápidamente me hice de amigos en ese pequeño pueblo, personas agradables al trato y muy trabajadoras, yo siempre paraba en un local en donde compraban utensilios como alambre, incluso comida hasta el pan de todos los días, un día de esos, me topo con Pamela una muchacha de 25 años, ya madura en cuerpo y en edad, a la que hacía unos meses le había fallecido su papa, hombre que conocía, desde que me radiqué igual pueblo. a Pamela le dolió mucho su perdida, yo acudía, desde ese momento en ayudar y cooperar, en su casa, que era distante unos dos, Kilómetros de la mía, al poco tiempo note que ella se me apegaba, y buscaba como, en mi algún tipo de apoyo, el que como hombre mayor trate de darle, sin pensar en nada más que eso, pero de a poco, se mostraba como no sé cómo explicarlo, pero hasta el tono de su voz en sus charlas conmigo había cambiado, hasta el momento nunca se había dado de estar a solas, hasta el momento que paso a contar al verla entrar al negocio, saludo de una forma especial, ya al hablarme, porque se vino como rayo, hacia donde estaba, algo me decía que era una mujer a considerar, pese a mis 40 años, esa manera de tratarme, y de apegarse en todo movilizaron todo mi cuerpo, por lo sensual, y casi provocativa que hasta ese momento no había ocurrido, así como insinuación me provoca algo en la sangre, era una chica, pero, en esa la oportunidad, se dio simplemente con aceptar su pedido de acercarla al centro de la ciudad, mis miradas, su manera de hablar en el corto tramo, me llevaron a invitarla a "charlar", acepto casi de inmediato, casi con un salto de alegría, organizamos la salida para el día siguiente, a una hora donde su madre no sospecharía de su decisión.
No encontramos cerca de su casa, al subir a ni camioneta se agacho escondiéndose de no ser vista en su casa al paso de nosotros, yo pensaba en charlar con cordura primer dato de que la cosa se pondría espesa, fue la forma en que me saludo, por que el beso de saludo fue a propósito casi en mi boca, luego se sentó, casi pegado a mí, acerco sus piernas, con disimulo, dorado su falda dejando a mi vista todas sus piernas, formadas casi hasta su sexo, era casi una invitación, medio me enmudecí, no me brotaban palabras, casi ella tampoco creo firmemente lo que con seguridad acontecería. Describiera a Pamela, esa una mujer de 1.68, de altura de cabello rizado color castaño, ojos cháfese, labios fino piel blanca, de tetas normales y un trasero grandecito, muy generoso delgada. En fin no la amilano para nada, que pudiera ver su piel, siguió en esa actitud provocativa, frotaba su pierna a la mía, hasta que ya había logrado su objetivo, mi verga estaba dura, deslice, mis manos hacia, su pierna, y acaricie, de a poco, ella giro las mismas, y al contrario, busco que yo avanzara, para que mis manos acariciaran su sexo por primera vez y la respuesta de su excitación encendió mi cuerpo, pase a meter mano en ella, se acomodaba, para facilitar al meter un dedo, debajo su tanguita.
--Haaaaaaaaaa. -Gimió.
Se sentía mojada, comenzó a mover su pelvis, buscando, mas, excitación, me reconfortaba a medida que era más intenso, me puse como hacía tiempo no estaba, confieso que hacía muchísimo tiempo que no tenía, una erección como esa, le digo.
--Pamela creo que nos vamos para mi casa. -Ella, asintió.
Ya estaba acariciando, mi pedazo, vire en U y ya casi, explotando, le pido, que lo saque, afuera, ella, sin mosquear, me bajara el cierre, y saca todo mi pene erecto, le pido que se bajara, le pedí que se la ponga en su boca, guiaba su mamada sin producir nada más que sumisión.
Llegamos a mi Chacar, lo que corto esa, hermosa y dulce chupada, nos recibieron un par de perros que caminaban nerviosos sin gritar, quizás demostrando la complicidad y aceptando su presencia. Caminamos hasta mi casa, era tal mi efervescencia que me parecía, interminable, llegar a mi habitación, hasta que Sentirla en mis brazos y besarla, me dio la calma de seguir, lamiendo todo su cuerpo, mientras nos desnudamos mutuamente, su cuerpo era el de toda una mujer. Al borde de la cama abrí sus piernas, suavemente y firmemente, baje mi boca y mi lengua, hasta llegar a su selva, con besitos cortos, en esa zona, hasta que mi lengua, se introducía en su órgano.
--Haaaa, haaaa, haaaa, haaaa, hoooo, Mmmmmnnn
De arriba abajo, mi boca y lengua, la pusieron al limbo, se escuchaba sus gritos de goce, ese goce que ella daba en esos gemidos, hacía años que no los sentía, me produjo retrotraerme a mi juventud, me subí encima.
--Haaaaaa, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, ha, Haaaaaaaaaaaaa. -La penetre tan salvajemente.
Que ella me apretaba, yo estaba tan eufórico, que termine largando, una cantidad de leche, poco usual para un tipo de mi edad, ella me acariciaba, me pidió.
--Par favor quédate más conmigo. -Ella me abrasaba. --Quédate dentro de mí más rato, te amo, te amo.
Un poco así adentro me quede, apretándome contra sus pechos, luego si nos quedamos, viendo el techo uno y otro en silencio, hasta que rompe el silencio, haciéndome una terrible confesión dice.
--Sabes que entre mis recuerdos, de mi primera vez. Eso había sucedido cuando tenía 17 años fue cuando mis senos empezaban a tener forma y una tarde como esa pero en mi casa, mi padre con sus dedos, me desvirgaron y pese al dolor terrible de la primera vez jugó con su garrote en su punta tarde a tarde hasta cabalgar absorbiéndolo en mi vagina, El goce que él me daba había cesado hacia un año con su enfermedad y fallecimiento, probé con relaciones con chicos, pero nada había un vació en mi cuerpo de sensaciones fuertes, la costumbre de ser su hembra, no me permitía hasta ahora gozar con el sexo, ser puta de mi padre me condicionaba en todo, por eso estaba acá, pero contigo es diferente.
Yo quede frio, no me lo creía. Luego de tal confesión me explicaba muchas cosas,
Solo restaba saber hasta cuando, así que nos fuimos a bañar, bajo la ducha juntos comenzaron sus caricias, me hizo pensar que mi protección, con ella, me devolvían a la vida, ya mis dedos jugaban en su vagina, las que la hicieron volver gemir, me dijo.
--Sabes los buenos recuerdos cruzaban mi mente estremeciendo mi cuerpo, cuando estaba contigo, y me hacen sentir de maravilla, como antes con mi papa.
nos secamos uno a otro, y así marcharnos, así nos metimos en la cama abrazados nos dormitamos juntos, al despertar era extraño verla a mi lado y mirándola detenidamente la deje descansar, me volví a dormir, a ratito, deliciosamente me despertó, estaba debajo de las sabanas mamándome dulcemente palo a lo que respondiendo la llevé encima de mío, se sentía, sus suspiros, y exclamación, la satisfacción de ser penetrada, se la paso cabalgando, hasta que se vino estrepitosamente, luego explote, deliciosamente, ella se quedo, así, apoyo la cabeza, acerco, su boca a mi oído, me susurro.
--¡Desde hoy vos sos mi papi mi macho!
Fin…
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