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#18 Pasando vergüenza en el examen (zanahoria y plátanos)

Las cosas no fueron como pensé al entrar al curso de inglés avanzado. Lo había dejado varios años y al volver no conocía a nadie entre mis compañeros. No soy tan sociable y más bien soy tímida, de modo que los primeros meses no hablaba con nadie. Bueno, hablaba con Bianca, una chica extremadamente flaca, pero dejó de ir después de unas clases. 
Para el colmo uno de los muchachos me lanzaba muchas indirectas; un machista total, trataba de mostrar sus dones de galán. No era desagradable pero su insistencia molestaba. Y cuando obtuvo mi número molestaba aún más.
Sus insistencias subieron de tono. Me tocó un par de veces, me decía cosas al oído, me enviaba fotos de su pene al privado. De seguro iba a acabar en su cama pero por ahora no quería que saliera ganando, así que lo hice todo muy díficil.
Pero salí perdiendo.
La clase anterior estuvo más insistente que de costumbre, me manoseó al entrar, me besó en la mejilla y durante el receso me volvió a manosear las nalgas. Se le notaba la erección, estaba loco por hacerme algo. A la salida volvió a meterme mano pero pude escaparme de él. Esa noche me escribió un mensaje diciendo que la clase siguiente era mejor que lleve falda.
No lo culpo, es decir, no soy tan hermosa, pero con mi pelo pelirojo, mi piel blanca y mi baja estatura se que muchos me desean. De todos modos no cumplí su deseo, llevé unos jeans rotos, los más ajustados que encontré.
Ese día era mi defensa oral. Parte del examen que debíamos hacer, frente a los profesores. Así que no iba a permitir que él se metiera con sus ansias. Ya estaba lo suficientemente nerviosa por la prueba.
Tanto, que hasta lo olvidé.
Cuando sentí sus manos en mi culo recién noté su presencia.
-Te portas mal Eli- me dijo en voz baja -¿Lo haces a propósito para que te castigue?
-Idiota -respondí yo.
-Tengo algo para ti, pero si no trajiste falda va a ser más complicado dártelo.
-Ni te atrevas -dije, adivinando que el regalo estaba entre sus piernas. 
No soy tan fácil, ni iba a dejar que aquel tipejo me tomara. Pero no pude evitar que me agarrara del brazo y me llevase por los pasillos hasta nuestra aula. Como no era la hora de entrada nadie estaba allí.
Me llevó hasta una esquina y ahí mismo me comenzó a besar. Lo empujé y me negué pero siguió besándome. Bajo a mi cuello y ahí me rendí, es mi punto débil. 
Acarició mis senos sobre la remera y me tocó las nalgas encima del jeans.
Estuvo disfrutándome por unos minutos más y entre eso y el temor de que alguien entrara me puse super caliente.Así que, cuando él me desprendió el jeans yo no dije absolutamente nada. Forcejeó pero no pudo bajarlo.
-Bájatelo -me ordenó mientras se alejaba. Agarró su mochila y volvió hacía mí.
-¡No! Estás mal.- protesté.
Me dijo que me apure y terminé aceptando estúpidamente pasiva. Me bajé el jeans un poco hasta que me dijo que estaba bien así.
-¿También quieres que me baje la tanga? - dije ofendida, traía una vedetina de algodón gris a motas, de mis favoritas.
-No, esa la hago a un lado- respondió con toda tranquilidad, para a continuación volver a hablar -¿El uno o el dos?
-¿Qué?- dije confusa.
-¿Uno o dos?- volvió a preguntar.
-umm, el uno- respondí finalmente.
-ok, ahora de nuevo ¿Uno o dos?
-Dos- volví a responder siguiéndole el juego.
Jamás me imaginé lo que iba a hacer. Y si me imaginaba algo, nunca pensaría que iba a hacer eso. Pues, aquél sujeto quitó de su mochila una banana y una zanahoria.
Una banana y zanahoria. Así es. Los agarró y se acercó a mí. Comprendí que los número eran para elegir el orden. El uno era la zanahoria, el dos la banana. Y los otros números eran a donde iban a ir.
Me resistí lo que pude, pero no lo logré. Pensé en gritar pero tampoco lo pude hacer. Lo único que pensé fue <<por favor, que nadie entre>>
Nadie entró por suerte. Pero lo que si entró fue otra cosa.
Como dijo, apartó mi ropa interior con una mano, mientras con la otra tomaba la banana y lo llevaba a mi vulva. Como el juego previo me calentó ya estaba preparada. Solo tuvo que ponerlo entre mis labios vaginales.
Cuando lo hizo me abrazó muy fuerte y lo metió con fuerza pero lentamente. Me miró a los ojos y yo lo miré. Mi rostro debió expresar placer porque lanzó una sonrisa de satisfacción. Quince centímetros de fruta me penetraró. No se detuvo hasta dejar una pequeña parte fuera.
No perdió tiempo y tomó la zanahoria. Lo miré con miedo y le rogué que no lo hiciera, cerré mis piernas con la banana dentro de mi vagina, lo empujé con mis manos, pero todo fue en vano.
Me volvió a abrazar y aun con las piernas cerradas se esforzó en separar mis nalgas y apartar mi ropa interior con la punta de la zanahoria. No dijo ni una palabra mientras afinaba la puntería.
Yo lo abracé muy fuerte, era lo único que podía hacer. Y cuando la punta de la zanahoria encontró mi ano le clavé las uñas a la espalda. La empujó lentamente.
-¡Au!, No, por favor, duele, no sigas por favor- por más patéticas que fueron mis ruegos él no se detuvo en ningún momento.
Como la forma de la zanahoria era mas fina en la punta, mi esfínter no pudo hacer gran cosa. La parte más delgada entró en mi ano. Después, siguió entrando, engrosándose a medida que ingresaba, ensanchando el recto a su paso.
Debo decir que al menos no fue brusco. Al menos no tanto, porque de igual forma metió la zanahoria sin detenerse. Me puse de puntitas, lo apreté y mordí su hombro para atajar un grito pero él siguió como si nada. Mi culo apretaba muy bien y el empujaba con mucha fuerza. Sentía toda la superficie de la zanahoria y la verdad hubiera agradecido que lo hubiera lubricado un poco. La zanahoria siguió su rumbo a mi interior hasta que estuvo dentro en su totalidad. A excepción del extremo superior, claro, que quedó fuera, la parte las gruesa que dejaba de ese modo bien abierto mi culo.
Una vez ensartada doblemente el estúpido agarró los vegetales y los sacó un poco, para volver a meterlos. 
Eso me enloqueció. Mis piernas fallaron y me sostuve por él. Siguió sacando y metiendo a buena velocidad mientras yo disfrutaba como nunca antes. Unas cuantas lágrimas se me salieron al sentir la doble penetración.
Se detuvo bruscamente en el momento en que se escuchó voces fuera del salón. Él me puso en su lugar la ropa de algodón, pero sin quitar ni la zanahoria del culo ni la banana de la vagina.
-Dale, apúrate, vístete.
Yo lo miré con la cara más dramática que tenía. Levantando una ceja y hablando con sarcasmo.
-¿Con esas cosas dentro de mí, maldito don fetiche?
Él asintió con la cabeza, como si lo que preguntase era absurdo. Me resigné, las voces sonaban más cerca y me subí el jeans. No hay forma de explicar lo que sentí al abotonar el ajustado jeans, ni al subir la cremallera y acomodarmelo. El jeans me entraba entre las nalgas y con él, la zanahoria entraba en mi culo. Por adelante era igual, el jeans impedía que la banana saliese de mí.
-Suerte en tu exámen.
-Idiota de mierda.
El suplicio que sentí al caminar con mis orificios llenos es indescriptible. Cada paso era un tortura y al llegar a mi asiento no pude pensar en como me sentiría. Quedé parada ahí mismo, sintiendo como mi cómoda vedetina mojaba. Por suerte no tuve que sentarme porque el profesor entró y me llamó al frente para la prueba, estaba apurado.
Y aunque duré media hora parada, respondiendo sus preguntas, se me hizo una vida de larga espera. Mientras respondía sentía mi vagina mojada, la banana en su lugar solo me calentaba más y sentía la zanahoria abriendo mi culo, lo sentía caliente y lleno. Cambiaba el peso de pierna en pierna y el pequeño movimiento que realizaba multiplicaba mil veces las sensaciones. 
Estar doblemente penetrada en el examen, en cambio, resultó positivo. Estaba tan excitada y adolorida, sentía tanta vergüenza y placer que mis respuestas fueron a segundo plano y con eso, gané naturalidad. Hice total de puntos.
Al terminar me sentí agradecida y pensé en pedir permiso para ir al baño, pero el profesor se levantó e insistió en que debíamos ir a dirección académica para que firme las formas de mi examen.
No pude decir que no. 
Y tampoco pude caminar.
Luché los primeros pasos en el pasillo. Pero la oficina del director quedaba en el piso de arriba. No sé como pensé que lo lograría. Obviamente, no lo logré.
Subí los primeros escalones y las piernas me temblaron, me apoye por el pasamanos y subí unos escalones más. La banana se movía de un lado a otro con el bamboleo de mi cadera, sentía que giraba en mi interior y era demasiado la excitación que pensé que me vendría allí mismo. En cambio, la zanahoria, al apretarse mi jeans, entraba cada vez más en mi culo. Tanto así, que al llegar al descanso entró por completo.
Lo sentí tan dentro, con mi culo cerrándose tras él que me asuste y dí un grito. El profesor también se asustó y me preguntó si todo iba bien. No pude resistir más. Me agaché y quedé en el suelo, llevé las manos al rostro y al vientre y le respondí que no estaba bien y si podía llevarme al baño.
El profesor me sujetó del brazo y prácticamente me levantó, llevándome al sanitario. 
No hace relatar que entré corriendo. No aguantaba más, ni siquiera llegué a los cubículos de los aseos. Simplemente me sostuve de uno de los lavados, me desprendí el jeans con desesperación y lo bajé hasta las rodillas con vedetina incluida, me incliné sujetándome de lavamanos y pujé. 
¿El resultado?
La banana salió disparada y rebotó contra el suelo, un hilo de mis fluidos lo siguió y otro tanto quedó colgado de mi vagina abierta. La zanahoria no salió. Tuve que pujar otra vez y afortunadamente sentí como mi culo volvió a abrirse para que pudiera salir. En cámara lenta, muy despacio, la zanahoria salió de mi recto y fue a parar al piso.
En ese instante entró el profesor, justo cuando la zanahoria tocó el suelo.
- Elizabeth, ¿Está todo en or...
Abrió tanto los ojos que pensé que se le saldrían de las órbitas. Yo lo miré del mismo modo, me puse roja de vergüenza y humillación. Quedé paralizada al igual que él. Él en la puerta del baño y yo ahí, agarrada del lavamanos, inclinada con el jeans y la tanga en las rodillas, con la vagina chorreando líquidos, con el culo abierto y rojo, y con una banana y una zanahoria en el suelo.
No supe que decir, explicarlo sería más vergonzoso aún. No tuve otra opción, ninguna otra salida, así que lo que dije mientras me arrodillaba frente a él fue:
-Profesor, entre por favor, cierre la puerta y bájate el pantalón.


#18 Pasando vergüenza en el examen (zanahoria y plátanos)

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Gracias a todo/as por los mensajes y el apoyo de siempre. Me siento mucho más segura conmigo misma. Les agradezco de corazón. Besos

4 comentarios - #18 Pasando vergüenza en el examen (zanahoria y plátanos)

ivanttimba
Muy buenas fotos y relato te ganaste un +10
may6369
Qué excelente relato y las fotos geniales, saludos Ely
barnum77
+10 me parece ridiculo para lo que consigues en mi!!
eli_zorch +1
Gracias corazón!