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Vacaciones en la playa II. Capítulo 1

Vacaciones en la playa II. Capítulo 1


No leiste "Vacaciones en la playa I"? Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PARTE I. CAPITULO 1

Tras un primer verano con sus amigas en la costa, Cintia está segura que el segundo año será mejor, con muchas más anécdotas, diversión y sobre todo historias ardientes para contar. Esta historia es ficción, sin embargo eso no quiere decir que no se basa en algunos hechos reales…

Capítulo 1: Sol
   El sol pegaba muy fuerte, la temperatura debía estar fácilmente en 40 grados y corría un vientito suave que hacía de ese día uno perfecto para dar comienzo a las vacaciones. Después de un viaje de unas horas llegamos nuevamente a Pinamar con mis amigas con la idea de divertirnos y pasarla mucho mejor que el año anterior. Natalia y Lorena, dos de mis mejores amigas de la secundaría habían decidido volver conmigo y ese año se nos había sumado Ingrid, la cuarta que completaba el grupo y que el año anterior no había viajado porque se había ido con su novio a Brasil. Pero ese año Ingrid decidió viajar con nosotras mientras que él se daba una vuelta por las cierras de Córdoba con unos amigos suyos. Paula, amiga mía de la facultad y que el año anterior había pegado muy buena onda con Nati y Lore volvió a sumarse al grupo y Clarisa, otra amiga mía de la facu, completaba el sexteto que seguro iba a revolucionar la costa ese verano.
   Las seis conseguimos gracias a Clari una casa increíble. En la planta baja había una cocina-comedor inmensa con sillones perfectos para descansar, un baño en el que se podía hacer una pequeña fiesta de lo grande que era y una habitación que iba a ser ocupada por la chica que consiguió la ubicación. En el primer piso había tres habitaciones más y un baño igual de grande que el anterior. En la primera habitación dormían Natalia y Lorena, ya que esta era bastante grande y tenía dos camas simples. En la segunda estaba Ingrid que prefirió la pieza más chica y en la tercera estaba Paula que se había enamorado del mini balcón que había detrás de la ventana. En el segundo y último piso había un mini living, con algunos sillones y una mesita que apuntaban hacía un gran televisor y un balcón más grande que el del piso de abajo que tenía vista hacia el patiecito de atrás y hacia el bosque de árboles que había en el fondo. Pero también había una pieza, una muy simple con una cama, una mesita de luz y un placard pequeño y esa era mi pieza.
   Apenas llegamos hicimos la división de espacios y dejamos en claro que las previas se hacían en el living del segundo piso o en la planta baja. Fuimos al súper a comprar las cosas y llenamos la heladera y la alacena de alcohol que pensamos que nos iba a durar para los 15 días y nos lo tomamos en tan solo 4 noches. Después de eso fuimos a la playa. Habíamos viajado toda la madrugada y estábamos cansadas, pero era 1ro de Enero en la costa argentina y no queríamos desperdiciar ni una sola oportunidad de pasarla bien. Fue en ese momento cuando empezamos a organizar lo que íbamos a hacer esa noche.
   Los chicos de la secundaría habían cambiado de destino ese año y a pesar de que estaban cerca de nosotras, parecían estar más interesados en un grupito de chicas que en sus amigas de todos los años. El problema era que las relaciones se habían complicado. Tomás y yo nos terminamos peleando después de eso ya que él se enteró que Andrés y yo habíamos tenido sexo el año anterior después de que él se volviera. Natalia y Facundo se habían peleado mal cuando él se cogió a Daiana, la chica conocida de Pau que había viajado con nosotros hacía un año. Con Luciano y con Pablo parecía estar todo bien, pero ellos siguieron a sus amigos y se fueron por su lado.
   Con el otro grupo de chicos con el que había habido mucha historia fue con unos amigos míos y de Lore. Yo tenía un pasado fuerte con Cristian, con quien llegamos a hacerlo varias veces el verano anterior y seguimos una vez que volvimos a la ciudad pero se cortó todo porque él se había enterado por culpa de Daiana que yo también me estaba acostando con Tomás. Lorena estaba enganchada de Gastón y concretaron en ese verano bien caliente y después se terminaron poniendo de novios. Juan Ignacio, el bisexual del grupo, tuvo un trío conmigo y con Cris y después estuvo con Paula y por más que se vieron un par de veces, la cosa quedó en nada. Nati por su parte se enganchó con Esteban y terminaron bastante peleados, sin embargo él se terminó alejando del grupo y ese año no viajaba con ellos. En su lugar, ese año iban Santiago y Patricio y entre los 5 eran una de nuestras opciones más firmes para juntarnos.
   Pero el grupo que más tiraba ese año era el de los chicos de la facultad, amigos míos, de Pau y de Clari. Ellos eran: Javier, el más extrovertido del grupo; Martín, que siempre animaba cualquier salida; Lorenzo, el más calladito del grupo y que andaba en algo con Clarisa; y Diego, que hacía unas semanas me había encarado después de varias idas y vueltas y habíamos estado juntos. Él y yo empezábamos una relación que por el momento se mantenía bastante sexual, pero que en ese verano podía llegar a convertirse en otra cosa. Todo dependía de cómo se dieran las cosas.
   A pesar de las dudas de Nati y de las protestas de Lore por no juntarnos con su novio y sus amigos, terminamos organizando para que los chicos de la facultad vinieran esa noche a casa e hiciéramos una previa bien grande en el living. Después de cenar empezamos a acomodar un poco las cosas y unas horas más tarde estábamos con la música sonando a todo volumen gracias a un parlante enorme que Martín había llevado. El alcohol que nosotras habíamos comprado se complementaba con la gran cantidad de botellas que los chicos habían llevado y parecía que iba a alcanzar para unas 50 personas. Pero rápidamente las botellas empezaron a desaparecer.
   Diego no tardó en acercarse a mí y en comerme la boca y como yo estaba decidida a estar con él, me dejé llevar por sus besos. “Es inmensa esta casa” me dijo al ver que ahí había solo una habitación y que la escalera seguía hasta un segundo piso. Decidí mostrársela y empezamos a subir mientras le iba contando que Clarisa había conseguido el contacto y que no podíamos creer lo barato que nos había salido el alquiler por esos 15 días.
   - ¡Esto está de puta madre!- Dijo al llegar al último piso y ver el mini-living que había al lado de mi pieza.- ¿Y vos dormís acá sola? ¡Qué espectacular!
   Nos sentamos en los sillones y volvimos a besarnos pero ahora con más comodidad ya que no había miradas curiosas. Enseguida nos fuimos poniendo toquetones y él empezó a mover sus manos por mi espalda levantándome la remera. ¡Qué lindo hubiese sido poder coger con él ahí en ese momento, inaugurar la casa con un rapidito antes de salir a bailar! Pero entonces subió Paula para decirnos que no seamos amargos y que teníamos todo el verano para coger y decidimos bajar para seguir la previa con los demás. A todos les llamó la atención lo encimados que estaban Lorenzo y Clarisa, relación que todos sabíamos que se iba a dar en cualquier momento, pero que ninguno de los dos todavía no se animaba a concretar.
   La noche del boliche se pasó volando. Llegamos al lugar cerca de las 3 de la mañana y después de pasar casi enseguida gracias a un contacto de Javier, nos pusimos a bailar mientras los chicos compraban algo de alcohol. Lorena se fue corriendo a buscar a Gastón que estaba en el mismo boliche y Natalia la acompañó. El resto nos quedamos bailando cerca de una de las barras y Diego y yo volvimos a ponernos mimosos en cuestión de minutos. Era obvio que nos moríamos de ganas de estar juntos, hacía más de una semana que no pasaba nada y no podíamos aguantar. Sin embargo aguantamos hasta las 6 de la mañana cuando Ingrid no pudo más y se puso a vomitar en el baño del lugar. Entonces Pau, Clari, Javier, Diego y yo, la sacamos de ahí y nos volvimos a la casa para acostarla en la cama. Javi y las chicas se quedaron charlando en la planta baja, pero Diego y yo subimos al segundo piso.
   Entramos a la pieza y nos acomodamos en la cama entre beso y beso. Él enseguida se puso debajo de mí y volvió a meter sus manos en mi espalda levantándome la ropa como lo había hecho unas horas atrás. Pero en ese momento estábamos completamente solos y no había nadie que pudiera entrar a molestarnos. Diego me sacó la remera y comenzó a besar mi cuello mientras que yo movía mi cintura por encima de su cuerpo e iba subiendo la temperatura. El calor se hacía notar dentro de esa pequeña habitación y el sol hacía su aparición sobre la minúscula ventana que había sobre la cama.
   Después me tocó a mí sacarle la remera y pude deleitar mis ojos con su hermoso cuerpo. Diego era bastante flaco y alto, con una panza bien chata y unos brazos que se ponían cada vez más grandes. Su carita era divina, con unos ojos verde oscuro que me volvían loca, unos labios bien grandes que me ponían la piel de gallina cada vez que me besaban y un pelo rubio y largo que se le caía sobre los ojos. Me volvía loca y él lo sabía muy bien, es por eso que siempre me provocaba con su cuerpo para luego decirme cosas al oído y calentarme al máximo.
   - No sabes las ganas que tengo de hacerte feliz.- Me dijo hablándome sobre la oreja mientras yo le besaba el pecho.
   Sabía a lo que se refería y yo también tenía muchas ganas. Diego era una de esas personas a las que les encantaba hacerle sexo oral a su pareja y lo hacía muy bien. Es por eso que enseguida nos dimos vuelta y yo quedé boca arriba en la cama y él encima de mí. Seguimos con los besos que ahora eran por todo el cuerpo y despacito me fue sacando la ropa hasta quedar los dos totalmente desnudos. Él se acomodó entre mis piernas y empezó a hacer magia con su lengua.
   Lo hacía de una manera bastante rara, ya que pasaba su lengua lentamente por mi cuerpo pero con mucha intensidad, una técnica que nunca antes había visto pero que era muy efectiva. Su lengua comenzaba bien desde abajo e iba subiendo despacito hasta pasar por mi clítoris y hacía fuerza sobre mi piel y me causaba una sensación preciosa que se extendía por todo mi ser. Yo cerraba los ojos y disfrutaba de su boca que me mojaba por completo y me volvía totalmente loca.
   Después me levanté y él se paró al lado de la cama y rápidamente me metí su pija en la boca. No era muy grande, pero me encantaba jugar con ella. Diego era la primer persona que sacaba de mi una puta total, cuando estaba con él me convertía en una especie de adicta al sexo que solo quería disfrutar a pleno con la otra persona. Me metía su pija en la boca y la saboreaba mirándolo fijo a los ojos viendo su cara de placer, eso me ponía mucho más caliente de lo que ya estaba. Él apoyaba sus manos en mi nuca y acompañaba cada uno de mis movimientos. Era increíble la calentura que teníamos, la cual nos veníamos conteniendo hacía varios días.
   Diego me empujó contra la cama y se tiró encima de mí y mientras volvíamos a los besos me penetró con su pija. Yo exhalé un suspiro inmenso y sentí como el placer iba aumentando a medida que él comenzaba a moverse. Nuestros labios volvieron a encontrarse en un beso bien apasionado a medida que él me iba cogiendo con ganas. Yo lo abracé con fuerza y a medida que iba saciando mi necesidad de sexo, él seguía moviéndose de manera cada vez más violenta.
   Nos íbamos trasladando por todo lo ancho del colchón, y eso que tampoco era tan ancho. Enseguida él terminó acostado al lado mío y yo aproveché para darme vuelta mirando a la pared y él levantó mi pierna y volvió a penetrarme. Su otra mano la pasó por debajo de mi cuerpo y apretó bien fuerte mis tetas a medida que cada vez golpeaba más fuerte su cuerpo contra el mío. Sentía su respiración en mi cuello y eso me ponía los pelos de punta. Leves gemidos de placer salían de mi boca y rebotaban contra la pared para oírse en toda la habitación para mezclarse con el rechinar de la cama.
   De golpe me di vuelta y lo empujé yo a él que quedó acostado boca arriba y me tiré encima de su cuerpo para besarnos apasionadamente. Él enseguida apoyó sus manos sobre mi cuerpo y sentí como su pija se metía solita en mi conchita. Lo miré y una sonrisa se improvisó de parte de ambos y él me dijo “ya sabe sin que le digan nada a donde tiene que entrar” y eso incrementó mi sonrisa.
   Comencé a cogérmelo con muchas ganas. Primero tenía mi cuerpo inclinado sobre el suyo, con mis manos sobre su rostro y mis labios besando los suyos, pero enseguida me fui levantando hasta quedar sentada sobre su cintura. Su pija me encantaba, mi cintura se movía hacia adelante y hacia atrás casi de manera automática y podía sentir como él temblaba de placer. Sabía que esa pose le encantaba y eso me motivaba a moverme de manera bien exagerada acentuando esa actitud de puta que él me hacía sentir. Veía en su cara la felicidad plena y yo sentía lo mismo.
   Suavemente empecé a sentir como todo mi cuerpo entraba en calor, un calor hermoso que solía sentir a esas alturas. Entonces aceleré el ritmo y cuando lo pude ver venir, apoyé mis manos fuertemente sobre el cuerpo de él y dejé que mi orgasmo me llenara todo el cuerpo. Pegué un grito de placer bien agudo y luego me quedé quieta por unos segundos. “Ahora cogeme vos a mi” le pedí a mi amante sabiendo cómo iba a terminar eso. Si había una pose que a Diego lo hacía llegar al placer máximo era la que hicimos después de eso.
   Volví a recostarme boca arriba y levanté mis piernas hasta apoyarlas sobre sus hombros y él se tiró encima de mi cuerpo clavando su pija en mi conchita y sacándome un grito más. Empezó a moverse aceleradamente y sus golpes en mi cola se escuchaban por toda la pieza. Veía su cara de concentración por lograr llegar al orgasmo y yo lo miraba fascinada por cómo me estaba cogiendo. Diego terminó descargando todo su semen adentro de mi cuerpo para luego acostarse sobre mí y besarme una vez más.
   Nos terminamos relajando en la cama hasta que decidimos cambiarnos y lo acompañé hasta la puerta, después subí y me acosté de nuevo. Estaba totalmente completa, muy contenta de cómo la noche se había dado y bien satisfecha del excelente sexo que acababa de tener. En ese momento pensé que todas las noches de ese verano iban a ser así, que iba a terminar en los brazos de Diego y pasando excelentes momentos junto a él. Fue en ese momento cuando me llegó un mensaje de Cristian, quien había sido mi amante el verano pasado, que decía: “No te vi en el boliche. Espero cruzarte mañana así al menos nos saludamos”.


SIGUIENTE



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2 comentarios - Vacaciones en la playa II. Capítulo 1

daros82 +1
cuantos capitulos tardara en ir a buscar otra pija esta pibita?? mmmm jeje
HistoriasDe +1
Pronto lo sabremos. Gracias por comentar!
taxilibre +1
a fuerza de ser sincero es el primer relato q leo veo escribis muy bien y se nota q t gusta a mi me da fiaca cuando son largo pero me excita tambien imahino q alguien q escribe sdi debe tener muchas cositas dando vueltas con respecto al seco en la xabecita me encantaria un dia si tenes ganas y tiempos charlar y por ahi dale un relayo para tu coleccion besoooops grac x comp reco y pts t sigo y t espero
HistoriasDe -1
Gracias por comentar!!! Me alegro que te gusten mis relatos!
taxilibre +1
de nada besooooooo