You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Las cosas que puede hacer el vino....

Después de su luna de miel, una noche los invitamos a comer a casa. Martina y Enzo se habían casado hace un tiempo, y si bien a Enzo lo conocemos desde hace varios años, compartimos pocas salidas los 4. Incluso Vicky terminó siendo compañera de zumba de Martu, cuando ella empezó a hacer zumba para prepararse para la boda….
Cociné durante toda la tarde para agasajarlos. Ellos trajeron el vino y el postre. Las anécdotas de tiempos pasados no tardaron en surgir, tampoco las risas y caras coloradas de vergüenza. El primer vino se terminó mientras comíamos la picadita. Al abrir el segundo, serví el plato principal, unas pastas caseras que con el malbec iban muy bien. Ya las risas eran más aireadas, y los mareos de algunos se hacían presentes.
El calor de las pastas, sumados al aporte de alcohol, hizo que entremos todos en calor, y todos nos sacamos el abrigo de sobra que teníamos, nada del otro mundo, pero terminamos en remeritas todos. La que estabas más “descocada” era Vic, mi novia, que tenía puesta una remerita de esas básicas blancas, la que sumado a su delantera importante, hacía un escote digno de ver.
Las conversaciones obviamente entre dos parejas jóvenes, se pusieron un tanto sexuales, calientes, reveladoras en algunos casos.
En un momento, Enzo, ya colorado, no sé si por el calor o por el vino, le dice a Martu:

E-che, viste los pechos de Vic?
M-si si
E-que pedazo de tetas no?
M-si, la verdad que sí…
E-y todo natural…. Fijate….
M-que? Vos estás loco?
E-no no, fijate. Tocaselos, ella te deja….

Martu miró a Vic, y Vicky le devolvió la mirada, sin decir nada….. Martu tomó esto como un signo de aceptación, y se acercó a la silla donde estaba sentada Vicky, para posar sus manos sobre las tetas de Vic, y apretujarlas suavemente, comprobando que eran totalmente naturales. Noté como los ojos de Vicky se cerraron y se mordió el labio inferior…. Parece que esto le gustó.

-ah bueno…. No me entran en las manos - dijo Martu

Todos nos reímos

-vos no te quedás tan atrás tampoco…. - le dijo Vic y acto seguido le manoseó ella las tetas a Martu

E- uffff chicas…. Que lindo ver esto….

La carcajada fue generalizada…. Las cosas que puede hacer el vino….

E- mirá que a Martina le calienta mucho que le toquen los pechos…. Debe ser uno de sus lados más sensibles…..

Yo- apa! Habría que comprobarlo….

Las chicas seguían toqueteandose los pechos, sus caras estaban completamente coloradas y su respiración agitada.

V- mmm vamos a ver si es verdad….

Acto seguido, una de las manos de Vicky soltó un pecho de Martu y se dirigió directamente a desabrocharle el jean, le costó un poco, pero lo logró, y enseguida metió su mano por dentro del jean, y por dentro de su bombachita, para tocarle la concha. Los ojos de Martina se entrecerraron al sentir la mano de mi chica urgar por ahí abajo. Un suspiro profundo indicó que lo que estaba haciendo Vic era lo correcto. Fue evidente el momento en que pudo penetrar con alguno de sus dedos los labios de la conchita de Martu, porque un “ahhhhh” cortito y agudo salió de su boca.

V- upa! Te gustó?
M- Si! Me encantó!

Martu soltó los pechos de Vic y la agarró de la nuca con la mano izquierda, mientras con la derecha le agarró de las mejillas y le comió la boca. Se transaron en una pelea de lenguas pocas veces vista.
Vicky sacó la mano de la entrepierna de su ahora pareja, y nos mostró sus dedos, donde se podía ver claramente la babita que se formaba entre los dedos, y el brillo del flujo.

Y- ah! Debe ser una laguna esa concha!!!
E- siiiii! No sabés como se pone cuando está caliente….. Y por lo que veo… está muuuy caliente!!!
Y- si si, se nota….

Las chicas no se soltaban. Los besos de una hacían desaparecer los labios de la otra. Se iban turnando para manosearse.

Y- chicas, si están incómodas, la cama está libre….

Al escuchar esto, se soltaron, se miraron fijo unos segundos, y Vicky la agarró de la mano a Martina y la llevó rápidamente para la habitación. No prendieron la luz. Los gemidos y cuchicheos se escuchaban desde el comedor.

E- esto yo no me lo pierdo! - saltó de la silla y fue hasta el cuarto.
Lo seguí.
Nos encontramos con Martina sentada en el borde de la cama, Vic parada entre sus piernas, y besándose más que fogosamente.

Con Enzo nos acomodamos como pudimos en alguna silla o en el silloncito que tenemos al lado de la cama donde dejamos la ropa y demás.
Ellas seguían manoseandose y de poco la ropa fue saliendo. Como Martu es bastante más alta que Vicky, así como estaban, sentada en la cama y mi novia parada, sus caras estaban prácticamente a la misma altura.
Si bien el primer beso lo dió Martina. Parece que después tuvo un poco más de vergüenza, por lo que la iniciativa la tomó mi chica. Se sacó la remera ella misma, y a continuación el corpiño blanco que llevaba puesto. Tomó la cara de Martu y la hundió entre sus pechos. Casi la ahoga. La alejó unos centímetros y se tomó ella misma cada uno de sus tetas con sus manos, ofreciéndoselos a Martina. No los rechazó. Su boca se alternaba entre el pezón derecho y el izquierdo. Chupaba, succionaba, mordisqueaba, y lengüeteaba alternadamente cada teta de Vic, que disfrutaba de esto más que nunca.
Después de un par de minutos, Vicky volvió a besar a su compañera, y se alejó apenas un poco, para darse lugar a sacarle la remera. Martu la ayudó al instante con el corpiño. Esas tetas medianas, de pezón rosado y tamaño mediano salieron al aire libre.
No hacía falta prender la luz, porque por la ventana entraban los haces necesarios para poder ver todo claramente, sin perder la ambientación del momento.
Vic se lanzó al pecho de Martu, y le hizo lo mismo que le había hecho a ella.
Suavemente la hizo recostar sobre la cama, y recorrió desde sus pezones hacia abajo, pasando y besando suave y húmedamente la pancita de Martu, besó su ombligo e introdujo su lengua en el mismo, y continuó bajando dando pequeños besitos hasta llegar al borde de la bombachita, que había quedado expuesta por tener el jean desabrochado.
Metió sus deditos entre la ropa y la piel de Martina, y despacito le sacó el jean, teniendo que frenar un instante para sacarle las botitas primero. Luego terminó de sacarle la bombachita, una colaless blanca de algodón que se trasparentaba de tan húmeda que estaba. Ante sus ojos se presentó una conchita rosadita, de labios carnosos, y con una pequeña rayita de vellos claritos, que como una flecha indicaba el botón del placer. Haciendo caso a esa flechita, Vicky se dirigió a besar cada rincón. Con su lengua separaba los labios y rozaba suave pero firmemente el clítoris de Martu, provocando suspiros y gemidos. La humedad de la zona provocaba ruidos estremecedores. Con los dedos comenzó a separar los labios de la concha y a penetrarla. Introduciendo dos dedos, presionaba hacia arriba buscando el punto de máximo placer de Martina. Mientras le metía y sacaba los dedos, también le besaba de arriba a abajo. Llegó a besarle el anillito de más abajo, y presionando con la punta de la lengua, apenas pudo abrirlo. Subió nuevamente y otra vez separando con los dedos, masajeó con la lengua el clítoris, hasta llegar a mordisquearlo con los dientes, muy suavemente. Esto provocó que Martina dé pequeños saltitos de excitación. Al verlos, Vicky siguió con el combo letal: dedos, lengua y dientes. Martu la tomó de los pelos, y la empujó hacia su pelvis, hundiéndole la cara en todo su sexo mojado. Cuando el orgasmo de Martina era inminente, ella la agarró a Vic de los pelos, y casi violentamente la sacó de su entrepierna, la atrajo hasta su cara y la besó nuevamente, comiéndose de esta forma sus propios jugos. Al instante la hizo girar, y ahora mi chica quedó tendida en la cama.
M- ahora me toca a mí, preciosa…
La terminó de desnudar, arrancándole la ropa toda junta.
La conchita depilada de mi novia apareció ante su cara, y no tardó nada en zambullirse en ella. La cara de Martina desaparecía entre las piernas de Vicky, quien disfrutaba la chupada que le estaba pegando su amiga de zumba de una manera descomunal. Vic con las dos manos la empujaba hacia ella, y hasta la rodeaba con las piernas por detrás del cuello de Martu, como para que no se escape y siga con su ardua tarea de proporcionarle placer. Martina cada tanto lograba zafarse para salir a respirar, pero se la veía asombrada de la calentura de mi novia, y de su propia calentura, y volvía a meterse entre las piernas de Vic, para seguir comiéndola. A paso acelerado se acercaba el orgasmo de Vicky. Pero Martu tenía otros planes, y cuando estuvo a punto de hacerla acabar, se zafó de las piernas de Vic, y se abalanzó sobre ella. Volvió a comerle la boca. Junto con Enzo mirábamos toda la escena, pija en mano desde hacía rato, masturbándonos cada uno en su lugar, y casi no lo podíamos creer. Yo tenía la chota dura como pocas veces en mi vida, y el solo roce de mi mano en la cabeza de la verga me provocaba mini orgasmos, por lo que me pajeaba muy suavemente. La de Enzo se veía muy dura también, y además de la pija, se manoseaba los huevos con la otra mano.
Volviendo a las chicas, Vicky acostada sobre la cama, Martu sobre ella, se besaban apasionadamente, mientras sus pechos se refregaban unos contra otros. Las piernas entrelazadas, rozaban fuertemente el sexo de la otra, hasta que Martina se incorporó y dirigiendo la acción, hizo levantar un poco a Vicky, para acomodarse en la famosa tijereta. Ahora, con sus conchas rozando, apretando y masajeándose mutuamente, se daban placer una a la otra. El ruido a chapoteo era incesante. Semi sentadas, con las piernas entrelazadas, frotando clítoris contra clítoris, una mano apoyada en la cama y la otra tomando de la nuca a su compañera, se movían acompasadamente, ferozmente, salvajemente. Mirándose a los ojos, con sus bocas abiertas jadeantes, disfrutaban el placer que se daban la una a la otra. Habrán estado así unos diez minutos. Hasta que finalmente llegó el orgasmo para ambas. Primero acabó Vicky, cerró su ojos, y con gritos guturales, apretando los dientes, tuvo su tan ansiado orgasmo.
M- ay sí putita! Acabá! Dale!
Y Vic le hacía caso y acababa…..
M- ahhhhh ahhhhhh ahhhh ahora me toca a mi!!!!
Y Martu largó su orgasmo de una forma salvaje que pocas veces presencié. Vic la ayudó lo más que pudo, y en el medio tuvo otro orgasmo, simultáneamente al de Martina.
Cuando bajaron un poco las revoluciones ambas, se volvieron a besar, y así todavía entrelazadas como estaban, se dejaron caer cada una sobre su espalda, quedando unidas por sus sexos jadeantes.
Las pulsaciones y las respiraciones iban bajando muy despacito. Enzo me miró y yo lo miré. No lo podíamos creer. Nos levantamos y acercándonos cada uno a su pareja, las besamos, y acto seguidos nos terminamos de pajear en sus caras, llenandoles de leche las mejillas, nariz, boca, y hasta en menor medida sus pechos, donde algún chorrito llegó con poca fuerza.
Fui a buscar una toalla para que las chicas se limpien.
Nos vestimos y preparé café.
“Ojalá se vuelva a repetir” dijo Enzo cuando los despedimos en la puerta de casa, haciendo que Martina se ponga toda colorada. Nos reímos todos, pero por dentro pensé “Ojalá que si”

3 comentarios - Las cosas que puede hacer el vino....

gust7387 +1
Muy buen relato y tremenda experiencia
casta2014
Seeee gracias!
nenaMilf +1
🍷🍷🍷🔥🤯
casta2014 +1
gracias por pasar, me gustan mucho sus posts....
nenaMilf
@casta2014 Gracias!!😋