Esta historia es con mi novia actual. Seré breve. Ella es ocho años más joven que yo. Es hermosa, morena, con un cuerpazo. No les voy a mentir, la diferencia de edad, la brecha generacional, no me agradaba en un principio. Igual cada vez que garchabamos no me importaba. Ahora bien, aquí tenemos una piba que está buenísima, pero tiene cierta inexperiencia sexual. Nunca es tarde para enseñar algunas poses, más siendo fanático del 69.
Ya salíamos un mes, y el sexo era muy bueno, pero no me volvía loco. Quizás ella noto esto en mi cara y actitud. Quizás consultó por ahí, quizás era yo. Me decidí a qué la próxima vez que tengamos sexo, sea el mejor de su vida. Me enchufé, le chupe la concha hermosa, depilada y joven que tiene, riquísima. La lleve a garchar por toda la casa. Realicé mi mayor esfuerzo por complacerla. En un momento, ella arriba mío, yo le empiezo a chupar las tetas, mientras cojiamos, le saco mi dedo de su boca que me estaba chupando y se lo metí lentamente en el culo. Gemia, gemía y ella por fin acabó. Yo exhausto, ella también. Pero yo no había acabado. Al cabo de pocos segundos, se pone enfrente mío y me empieza a pajear para que acabe. Estoy cerca. Me pone la punta de su pezón en la punta de mi pija. Cuando ese pecho estaba bien mojado con mi prewaska, le chupe la teta. Luego, me abrió las piernas, se chupo un dedo y me lo metió en el orto, mientras me pajeaba. Por dios, increíble, que dolor placentero, y yo que la creía inexperta. No sé cuánta leche solté ese día, fué mucha. Ahora sí, a todos los hombres nos meten el dedo en el culo alguna vez. Si es por placer no te lo pierdas.
Ya salíamos un mes, y el sexo era muy bueno, pero no me volvía loco. Quizás ella noto esto en mi cara y actitud. Quizás consultó por ahí, quizás era yo. Me decidí a qué la próxima vez que tengamos sexo, sea el mejor de su vida. Me enchufé, le chupe la concha hermosa, depilada y joven que tiene, riquísima. La lleve a garchar por toda la casa. Realicé mi mayor esfuerzo por complacerla. En un momento, ella arriba mío, yo le empiezo a chupar las tetas, mientras cojiamos, le saco mi dedo de su boca que me estaba chupando y se lo metí lentamente en el culo. Gemia, gemía y ella por fin acabó. Yo exhausto, ella también. Pero yo no había acabado. Al cabo de pocos segundos, se pone enfrente mío y me empieza a pajear para que acabe. Estoy cerca. Me pone la punta de su pezón en la punta de mi pija. Cuando ese pecho estaba bien mojado con mi prewaska, le chupe la teta. Luego, me abrió las piernas, se chupo un dedo y me lo metió en el orto, mientras me pajeaba. Por dios, increíble, que dolor placentero, y yo que la creía inexperta. No sé cuánta leche solté ese día, fué mucha. Ahora sí, a todos los hombres nos meten el dedo en el culo alguna vez. Si es por placer no te lo pierdas.
0 comentarios - Me calienta y que - segunda parte