You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Placer 2.0. Capítulo 1

Placer 2.0. Capítulo 1

Esta es la historia de Ailín, una chica católica de un pueblo con sueños y ambiciones de progresar para poder casarse con su novio, que va a descubrir un mundo nuevo en la ciudad, lleno de deseos y fantasías que van a poner su vida perfecta en jaque. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

Capítulo 1: Cybersex
   Todo empezó el día que me mudé a la ciudad, los miedos, la incertidumbre y la inseguridad se hicieron presentes en mí. En realidad estas sensaciones las venía teniendo hacía ya un tiempo, desde que sabía que me iba a alejar mas de 300 kilómetros de mi casa, sin embargo se intensificaron el día que me subí a ese colectivo para mudarme definitivamente. Mis ojos despedían lágrimas que expresaban mi dolor por alejarme de ahí, lo que yo no sabía era que tan solo una semana después mi vida iba a cambiar por completo.
   Mi nombre es Ailín, viví siempre en un pueblo muy chico que queda entre en el centro de la provincia y cuando terminé la secundaria me mudé a Rosario para empezar la facultad. Siempre fui una chica tímida, callada, sencilla y muy miedosa, con temor al cambio y sobre todo a la incertidumbre. Mis padres son dueños de campos que están cerca del pueblo donde viven y mi hermano mayor decidió quedarse con ellos para ayudarlos en su trabajo, por lo que soy la primera de la familia que se aleja de ahí. Pero en mi pueblo no solo dejo a mi familia y a varios de mis amigos, sino también a la persona más importante de mi vida.
   Conocí a Gastón cuando yo tenía 13 años y él 16 ya que era monaguillo de la iglesia del pueblo. Como yo formaba parte del coro, nos veíamos muy seguido y así empezamos a establecer una relación que recién se llegó a concretar cuando yo cumplí 16 años y él me regaló mi primer beso. Éramos amigos, siempre lo fuimos, pero de a poco nos empezamos a dar cuenta que los dos nos amábamos y que los dos éramos el uno para el otro. Él dejó de ser monaguillo años después y comenzó a trabajar en la fábrica de mermeladas y envasados de su padre con el objetivo de ser el futuro dueño, sin embargo nunca abandonó su fe y sus creencias.
   Nos pusimos de novios oficialmente el día de la primavera cuando yo tenía 17 años a pesar de que todos sabían que éramos pareja. Estábamos siempre juntos, todo el tiempo. La noche que le conté que había tomado la decisión de irme a estudiar a la ciudad él pareció enojarse en un principio, pero después entendió que era lo mejor para mí y me dijo que iba a estar esperándome hasta que yo volviera y que me iba a visitar siempre que pudiera. Nunca me exigió nada a pesar de entregarme todo, ni siquiera sexo y eso se debía a que él pensaba que las personas debían mantenerse vírgenes hasta el matrimonio, algo que yo compartía dados los antecedentes religiosos en mi familia. Yo siempre creí que lo mejor era esperar pero a partir de los 16 años algunas cosas me empezaron a dar curiosidad. Hablé de ese tema en varias ocasiones con Gastón, pero él siempre fue muy claro y firme con eso: “Cuando nos casemos vamos a poder disfrutar del sexo en cualquier momento” y cada vez que me lo decía yo me convencía de que tenía razón.
   El problema era que el matrimonio parecía algo que no iba a llegar hasta dentro de muchos años y yo no sabía cuánto más iba a poder resistir con él cerca de mí. Es por eso que la idea de irme a estudiar por algunos años a la ciudad me pareció la mejor manera de despejarme y acordamos que ni bien yo volvía al pueblo, nos íbamos a casar. ¿Irme a vivir sola a una ciudad inmensa llena de chicos hermosos, de noches de locura y de infamia eran la mejor manera de esquivar el sexo? Estaba totalmente equivocada.

   Llegué a Rosario a días después de cumplir 18 años y comencé a estudiar Administración de empresas en una facultad privada. El grupo era bastante pequeño en comparación con lo que me habían contado algunas de mis amigas que ahora estudiaban en Buenos Aires, solo 27 personas, de los cuales 10 eran hombres y todos me parecían feos. De las chicas me hice amiga de Josefina que tenía una historia similar a la mía, con la diferencia que ella y su novio ya tenían sexo, pero yo no le conté mucho de mi intimidad porque no me gustaba hablar de eso.
   El problema es que la curiosidad y el deseo se fueron apoderando de mí en cada día que pasaba. En el colectivo que me tenía que tomar para ir a la facultad siempre me cruzaba con algún chico que me parecía hermoso. El recepcionista de la facultad, un hombre que debía tener como máximo unos 30 años, me cautivaba con su sonrisa cada vez que pasaba. El gimnasio que estaba a 30 metros de mi edificio era una pasarela de chicos sexis y musculosos que desfilaban cada vez que yo iba al supermercado, a la verdulería o a cualquier lado. Tras solo dos semanas de vivir ahí me di cuenta que algo me pasaba. La repentina llegada de Gastón para pasar ese fin de semana no ayudó.
   Él vino el viernes a la noche con la idea de quedarse hasta el domingo al medio día conmigo y de disfrutar un poco de estar solos, lo que yo entendí como “aprovechar que vamos a tener nuestra primer noche juntos para tener sexo”. No pude equivocarme más. Ni bien llegamos de cenar en un bar él se recostó en la cama y yo me acosté al lado de él besándolo de manera provocativa, algo que ya habíamos hecho, pero cuando comencé a desnudarme él me frenó de golpe diciendo que eso no era lo que habíamos acordado. Intenté lo mismo el sábado a la noche, el problema era que yo nunca supe seducir a una persona, no sabía cómo excitarlo y volví a fracasar. Él domingo después de almorzar él se terminó yendo y yo me quedé deseosa de probar tener relaciones con él.
   La duda y el miedo a que eso nunca sucediera me llevaron a consultar por internet sobre como seducir a tu pareja siendo mujer. Algunos sitios eran bastante clásicos y hasta estúpidos, pero otros ya rondaban la sensualidad en su máximo esplendor. Otros sitios de internet podría decirse que eran páginas porno encubiertas, que solo tenían teatralizaciones exageradas en la que después de dos frases estúpidas los protagonistas empezaban a tener sexo.
   Así fui navegando y llegué hasta un sitio distinto. Era un chat en el que supuestamente uno podía entrar y comentar sus problemas y sus dudas sobre sexo con las demás personas que estuvieran conectadas. Enseguida veo que un usuario llamado “Brunito93” escribió “Che, mi novia me dice que le duele cuando le hago el culo y me dice que compre vaselina. Cual me recomiendan?” y en cuestión de segundos otros usuarios le respondieron dándole distintos tipos de consejos. Después “ManzanitaF32” consultaba “En general a los hombres donde les gusta acabarnos a las mujeres?” y varios le respondían sus opiniones personales. Estuve ahí leyendo por varios minutos las dudas o preguntas de distintas personas y viendo como el chat avanzaba.
   Así que me animé. No sé de dónde saqué valor pero escribí la siguiente frase. “Hola, tengo 18 años y estoy de novia con un chico hace ya varios años. Él es muy católico y no quiere tener sexo hasta el matrimonio, pero a mí me gustaría probar. Cómo puedo hacer para seducirlo?”. Ni bien apreté el Enter me di cuenta que la consulta era totalmente estúpida. Algunos me respondieron que lo dejara por salame, otros me sugirieron que seguro se estaba cogiendo a alguna otra mina, un usuario me escribió que debía excitarlo con lencería y mandándole fotos por celular. Pero fue un chat privado el que llamó mi atención.
   “MasterSex” me escribió por privado saludándome y preguntándome si podía expandir sobre mi historia para ver si me daba una mano a solucionar mi problema. Empecé a contarle mi vida evitando dar nombres y datos concisos y luego de unos minutos él me sugirió que yo lo fuera seduciendo todos los días un poco y que al fin y al cabo el iba a terminar cediendo. El problema era que yo no sabía seducir y se lo dije sin tapujos, total él no sabía quién era yo. “Te puedo recomendar algunas cosas si te parece bien” escribió él y enseguida aclaró que las cosas que me recomendaría serían cosas que a él le gustarían. “A ver” escribí yo pensando que me iba a dar consejos simples y sencillos, pero su cabeza fue mucho más allá.
   “Me dijiste que él te cayó de sorpresa verdad? Lo primero que tenés que hacer es imponerle que te avise la próxima vez que te va a visitar, así tenés tiempo de actuar” comenzó relatando él pero enseguida puso la escena en primera persona. “Suponete que yo soy tu novio y te aviso que te voy a visitar el próximo fin de semana. Me volvería muy loco que llegue a tu casa y vos me recibas con ropita bien ajustada, un jean que te resalte mucho la cola o un escote que haga que se te noten mucho las tetas” escribió y en mi mente enseguida se dibujó la escena que él me estaba describiendo. “Obviamente vos no me tenés que decir nada. Me saludas como si no pasara nada, pero vas tirando señales en cada oportunidad que se te da” siguió él y en ese momento le pregunté a que se refería con señales. “Señales. Como por ejemplo tirar “accidentalmente” un tenedor al piso y levantarlo dándome la espalda y así exhibiendo la colita o pasándome sensualmente el dedo por el pecho y terminando encima del pantalón. Obviamente vos lo harías de manera actuada, solo para calentarme” me respondió él.
   El “MasterSex” siguió relatando una escena llena de pequeños momentos de seducción de mi parte en situaciones que nunca me había imaginado. “Nos tiramos en el sillón a ver una peli a la tarde y vos cruzas tus piernas por encima de las mías y me pedís que te las acaricie. O poner algo de música y que de golpe suene alguna canción medio sensual para ponerte a bailar mirándome fijo a los ojos” escribía él y a mí se me hacía muy difícil imaginarme en alguna de esas situaciones, pero no imposible. “Igualmente lo que nunca falla es que en algún momento te levantes un poco la remera y que por atrás se te note una tanguita bien finita. Eso me volvería loco y me darían ganas de hacerte de todo” sentenció él y en mi mente se dibujó muy clara la imagen.
   “No podría resistirme a abrazarte por la espalda y a besarte el cuello mientras mis manos van directo a tus senos” siguió escribiendo él dejándome totalmente perpleja y sin saber que responder. “Te besaría suavemente pero de manera muy apasionada y apoyaría en tu cola mi bulto que ya estaría totalmente duro de lo mucho que me calentaste” continuó relatando y para mi sorpresa la imagen seguía dibujándose en mi cabeza. De golpe crucé las piernas y pasé una de mis manos entre ellas y cuando me di cuenta me estaba tocando por encima del pantalón que tenía puesto. Sin saber de dónde, saqué coraje y le pregunté: “Qué me harías después?”
   Él pareció emocionarse con esa respuesta y de golpe empezó a escribir sin parar, llevando la situación a una mucho más extrema y candente. “Te apoyaría contra la mesada de la cocina para que vos no te puedas correr y te seguiría masajeando las tetas mientras que vos te apoyás con fuerza en la mesada porque no das más de calentura” relató él y mi mente dibujaba cada una de las situaciones y detalles que él daba. “MasterSex” me había confesado ser un maestro del sexo y comenzaba a darme cátedra de placer con el panorama que iba describiendo. Siguió contándome de los besos y del manoseo que se hacía cada vez más intenso a medida que nos sacábamos la ropa y nos íbamos besando.
   “Una vez que te tenga desnudita y que lo único que lleves puesto sea esa tanga, te subiría a la mesada y me agacharía para besarte bien los muslos” siguió escribiendo y entonces noté como mis piernas se abrían de golpe y mi mano pasaba por ellas de manera intensa. “Te daría muchos besos y después te correría la tanguita para un costado para empezar a comerme tu conchita como loco” me dijo y después me confesó ser un experto en el sexo oral y que iba a conseguir que me mojara toda de placer. Yo fui subiendo lentamente mi mano por mi pierna hasta llegar al cierre del pantalón el cual lo desabroché para meter mis dedos. “Te pasaría la lengua como loco, moviéndola bien rápido por encima de tu clítoris hasta dejarte loca de placer”.
   Me di cuenta que estaba muy excitada, muy caliente y a pesar de que mi cabeza me decía “no”, mi cuerpo era más poderoso y pedía “más”. “Obviamente vos sos una chica muy buena y sabes que después de eso me vas a tener que comer la pija” escribió él y en mi mente se fue dibujando algo que nunca había siquiera pensado en hacerlo. “Te arrodillás en frente de mí y me la chupás como a vos te encanta chuparla” me dijo el maestro a pesar de que hacía unos minutos le había confesado que era virgen. Él pareció no darle importancia a eso y describió con lujo de detalles como yo le pasaba la lengua por sus huevos, como me metía su pija en la boca y como él me sujetaba del pelo con fuerza mientras me miraba con deseo.
   “Después pasamos al sillón y vos solita te ponés en cuatro sacando esa colita hermosa que tenés. Yo obviamente soy un caballero y te doy unos lindos besos pero vos estás tan caliente que me pedís automáticamente que te de pija” relató él y a pesar de que eso me parecía algo totalmente alejando de la realidad en mi mente la imagen fue muy real. Él me describió a la perfección como su pene entraba en mi cuerpo y como él me tomaba por la cintura a medida que mi concha se seguía mojando mientras que él pasaba de cogerme bien despacio a hacerlo cada vez más rápido.
   Yo no podía dar crédito a la situación que estaba viviendo. El “maestro” estaba metiendo en mi cabeza una historia hipotética que yo sabía que era muy difícil que sucediera pero que me imaginaba en primera persona mientras que Gastón hacía lo que él describía. “Te cogería bien duro y profundo que vos no podrías contener tus gemidos. Esos gemidos que me encanta y me provocan cogerte aun más duro” decía él y yo me imaginaba recostada sobre el sillón mientras que mi novio me hacía gozar de esa manera. “Estás ahí?” me pregunto de golpe y yo le escribí un “sí” cortante pero que indicaba que no tenía pensado irme a ningún lado.
   “Después yo me sentaría en el sillón y vos te sentarías sobre mi pija bien dura para cabalgármela mientras que tus tetas rebotan frente a mi cara” continuó él y yo sentí como mis dedos se humedecían al pasar sobre mi entrepierna que despedía mucho calor. “Apoyaría mis manos en tu cola y la apretaría bien fuerte mientras que vos saltas sobre mi pija y gritas de placer. Porque a mí me encanta escucharte gritar” siguió escribiendo el maestro y mis ojos leían cada palabra de manera detallada mientras que la excitación se apoderaba de mí. Él no paraba de escribir en ningún momento y eso me comía la cabeza, quería saber cómo seguía, como continuaba esa conversación.
   Después él fue relatando como seguiría la noche pero habíamos pasado a la habitación y él me cogía sobre la cama, dándome bien duro y fuerte provocándome gemidos que yo expedía en su oído. “Me pedís más. Me pedís que te coja más duro y más rápido porque te encanta cuando te cojo de esa manera” y el cuerpo de mi novio recostado sobre mi cuerpo desnudo se dibujaba en mi cabeza. “Y para el final me pedís la lechita. Porque vos te hacés la tímida, pero todos sabemos que te encanta la lechita” escribió de golpe él y mi cara fue de asco pero mis ojos no podía parar de leer lo que él escribía.
   Sin dejarme escribir y sin darme tiempo a pensar, el maestro relató cómo me obligaba a ponerme en cuatro después de calzarme nuevamente la tanga y como me llenaba la cola de su “leche calentita” que yo tanto disfrutaba. La imagen fue tan real que enseguida me hizo volver a mis cabales. Entonces me di cuenta de lo que acababa de pasar y de lo que estaba haciendo y pensé en la locura que era eso.
   “Gracias por tus consejos” le escribí sin saber que decirle y él me respondió “Gracias a vos por esta noche hermosa” y después me pidió que le contara si me había funcionado la estrategia de seducción. “Voy a ver si sirve” le escribí yo sin seguir sabiendo que decir para cerrar la conversación. Pero antes de que pudiera reaccionar él me preguntó mi nombre y dejándome llevar por los impulsos le respondí con la verdad. “Me llamo Ailín. Vos?” le dije y él me contestó: “Yo me llamo Gabriel”


SIGUIENTE


OTRAS HISTORIAS:
CHICA DE CIUDAD. CAPÍTULO 1
LA ZORRA (FANTASÍA)
RECONCILIACION ORAL (HISTORIA CORTA)

4 comentarios - Placer 2.0. Capítulo 1

verdulero_audaz +1
yo hace mucho no consigo a alguien para cybersex, pero de vez en cuando me encanta jeje, y con este relato es para el fuego cyber jaja, te adoro juli
HistoriasDe +1
Si es Juuli88 estás perdonado porque ella es una de mis musas inspiradoras jajaja
Gracias por seguirme, tengo varias historias como para que te diviertas!
verdulero_audaz
ah muy bien aca tenes un nuevo fan entonces jeje, viste las historias de juli? wow son tremendas te dan ganas de todo con esas historias jajajaja
verdulero_audaz
si queres cuando puedas charlamos y nos vamos conociendo por chat, prometo ser buena onda y caballero sobre todo jeje
masaviey +1
me encanto, gracias
HistoriasDe
Gracias a vos por comentar