Nos conocimos en una red social, nos separan casi 600 km.
El casado, 45 años, un ser alegre, culto con 2 hijos hermosos queriendo entrar en la preadolescencia. Yo 40 años, separada, sin hijos y sin estudios terciarios, pero no por eso me considero una bruta. Desde el principio fluían las conversaciones de forma natural, a pesar de parecerme un hombre atractivo no tenía ninguna intención mas que la de conversar cuando lo encontrara en línea.
Nunca nos quedábamos sin temas, nuestras charlas eran profundas; interesantes. Él trabajaba en una empresa que le permitía viajar por varias provincias de nuestra bella Argentina, pero donde iba llevaba su laptop, de echo era su herramienta de trabajo. Durante los siguientes 7 meses nos comunicamos prácticamente todos los días, salvo el Domingo (día familiar) en una de nuestras charlas llegó a decirme que sufría por no poder conectarse para verme, ah porque ya no nos alcanzaba solo con chatear, pasamos al siguiente nivel; video conferencia pudiendo apreciar cada gesto del otro. Su sonrisa tan cautivante, que invitaba a sonreír aun sin ganas.
Un día nos encontramos charlando sobre la adicción que teníamos el uno del otro, sin darnos cuentas nos fuimos “enganchando”, pero yo tenia en claro que solo podíamos ser amigos virtuales por 2 poderosas razones, la distancia y su familia.
Por mi trabajo viajaba frecuentemente a Buenos Aires y el siempre me pedía de encontrarnos a tomar un café, pero en realidad siempre se lo postergaba para mas adelante, no se bien el porqué, hasta que accedí, 7 meses ya eran suficientes como para aceptarle la invitación.
Yo viajaba en un tour de compras por lo que me bajaba en Flores, llegábamos muy temprano, entre 6 y 7 am nos dejaban en el bar de una estación de servicio donde teníamos el desayuno incluido con el paquete. Mientras que el vivía a 2 horas de allí. Pero no le importo madrugar para encontrarnos ni bien llegara.
Como olvidarme de ese viaje, en el mismo micro iban algunas chicas amigas que también iban a hacer compra para sus negocios a las cuales les comenté de dicha odisea y que si Guille no me fallaba las alcanzaría más tarde.
Lo primero que quería al llegar era bajarme primera para poder entrar enseguida al baño a sacarme la cara de dormida, lavarme los dientes, arreglarme un poco, como siempre, y como hacemos todas las mujeres.
Como nunca llegamos a destino y yo ni enterada, me tuvieron que despertar, medio micro vacío; lo de entrar al baño primera quedo fuera de mis posibilidades, mire la hora eran las 6:15 pensando en que todavía tenia chances de hacer todo lo que tenia pensado antes de que llegara, y cuando estaba poniendo un pie en el tercer y ultimo escalón del micro para bajar lo veo en la vereda de en frente apoyado en el auto con su 1:84 era imposible no verlo. Al verme me empezó a hacer seña creyendo que no lo había visto. Adiós baño, lavada de cara, ni cepillada de dientes, nada de nada. No me quedó otra que cruzarme a su encuentro…
Agarro mi bolso, lo puso sobre el capo del auto y me envolvió abrazándome tan fuerte que me hacía doler, mientras decía “no sabes cuánto deseaba tenerte así” creo que no alcance a responder nada, me empezó a besar, y lejos de alejarlo y decirle algo le correspondí el beso con la misma intensidad….
Continuara...
El casado, 45 años, un ser alegre, culto con 2 hijos hermosos queriendo entrar en la preadolescencia. Yo 40 años, separada, sin hijos y sin estudios terciarios, pero no por eso me considero una bruta. Desde el principio fluían las conversaciones de forma natural, a pesar de parecerme un hombre atractivo no tenía ninguna intención mas que la de conversar cuando lo encontrara en línea.
Nunca nos quedábamos sin temas, nuestras charlas eran profundas; interesantes. Él trabajaba en una empresa que le permitía viajar por varias provincias de nuestra bella Argentina, pero donde iba llevaba su laptop, de echo era su herramienta de trabajo. Durante los siguientes 7 meses nos comunicamos prácticamente todos los días, salvo el Domingo (día familiar) en una de nuestras charlas llegó a decirme que sufría por no poder conectarse para verme, ah porque ya no nos alcanzaba solo con chatear, pasamos al siguiente nivel; video conferencia pudiendo apreciar cada gesto del otro. Su sonrisa tan cautivante, que invitaba a sonreír aun sin ganas.
Un día nos encontramos charlando sobre la adicción que teníamos el uno del otro, sin darnos cuentas nos fuimos “enganchando”, pero yo tenia en claro que solo podíamos ser amigos virtuales por 2 poderosas razones, la distancia y su familia.
Por mi trabajo viajaba frecuentemente a Buenos Aires y el siempre me pedía de encontrarnos a tomar un café, pero en realidad siempre se lo postergaba para mas adelante, no se bien el porqué, hasta que accedí, 7 meses ya eran suficientes como para aceptarle la invitación.
Yo viajaba en un tour de compras por lo que me bajaba en Flores, llegábamos muy temprano, entre 6 y 7 am nos dejaban en el bar de una estación de servicio donde teníamos el desayuno incluido con el paquete. Mientras que el vivía a 2 horas de allí. Pero no le importo madrugar para encontrarnos ni bien llegara.
Como olvidarme de ese viaje, en el mismo micro iban algunas chicas amigas que también iban a hacer compra para sus negocios a las cuales les comenté de dicha odisea y que si Guille no me fallaba las alcanzaría más tarde.
Lo primero que quería al llegar era bajarme primera para poder entrar enseguida al baño a sacarme la cara de dormida, lavarme los dientes, arreglarme un poco, como siempre, y como hacemos todas las mujeres.
Como nunca llegamos a destino y yo ni enterada, me tuvieron que despertar, medio micro vacío; lo de entrar al baño primera quedo fuera de mis posibilidades, mire la hora eran las 6:15 pensando en que todavía tenia chances de hacer todo lo que tenia pensado antes de que llegara, y cuando estaba poniendo un pie en el tercer y ultimo escalón del micro para bajar lo veo en la vereda de en frente apoyado en el auto con su 1:84 era imposible no verlo. Al verme me empezó a hacer seña creyendo que no lo había visto. Adiós baño, lavada de cara, ni cepillada de dientes, nada de nada. No me quedó otra que cruzarme a su encuentro…
Agarro mi bolso, lo puso sobre el capo del auto y me envolvió abrazándome tan fuerte que me hacía doler, mientras decía “no sabes cuánto deseaba tenerte así” creo que no alcance a responder nada, me empezó a besar, y lejos de alejarlo y decirle algo le correspondí el beso con la misma intensidad….
Continuara...
2 comentarios - Encuentro mágico capitulo 1
lindo relato!