Desde que anda con las pelirrojas, María Teresa aprovecha cadaocasión para dar rienda suelta a su excitación. Una tarde María del Carmen, laesposa de Mónica, la llamó y la invitó a Tere a una merienda en la casa deSilvia, una amiga de la pareja, separada y con dos hijas grandes.
María Teresa, siempre sociable, fue muy bien vestida de campera decuero, blusa, pollera negra, tacos, muy maquillada y de fina cartera, exquisitoperfume y llevando sandwichitos de miga para la merienda. La gordota llegó a lacasa, entró, saludó con un beso normal a esta señora Silvia, linda, joven ,rubia de melena, muy elegante con blazer y pollera, maquillada y de tacos, y apenas vio a Carmen, Moni, Ana de Solange,Patri y Liliana, las besó una por una en la boca, incluso las esposas queestaban lindas y a los mimos limpios. Luego Tere se sentó al lado de Silvia,que preparó te´con miel, y las mujeres disfrutaron la merienda con los ricossandwiches de miga, facturas y budín mientras charlaron y algunas semimosearon. María Teresa, sandwich en mano, charlaba con Silvia y con Carmen, yle hacía mimos a ésta en la manito, pero como a Mónica no le gustó y le dijo,entonces Tere se molestó y se sentó con Silvia pero del otro lado, mientras lasotras se daban picos y Silvia se asombraba por lo locas, pero no tenía drama.Ya le habían avisado de las chicas juguetonas pero ella no impidió nada, alcontrario, abrió su casa para lareunión.
Pero con María Teresa tener tanta confianza es tremendo. Lagordinflona no sólo disfrutó bien comida la merienda, le dio a los sandwichitosy facturas, sino que empezó a tentarse con la anfitriona, a quien le empezó acharlar más íntimo. Silvia parecía extrañarse pero seguía la charla, muy dulcey sociable. Tere le seguía, le convidaba un sandwich de miga, la otra lo mismo,así y así mientras las demás también andaban a los besos, ni te cuento Carmen yMoni. Pasaron linda tarde, fresca pero agradable, buena merienda, y trassaludarse a los picos en la boca, todas se fueron yendo, menos Patri que sequedó con Tere y Silvia charloteando un ratito más. María Teresa, a esa altura,estaba loca con la dueña de casa, le quería aunque sea robar un pico, pero secontenía por Patri. Pero a los pocos minutos, ésta se acordó de que tenía cosasque hacer en su casa y que se le hacía tarde, besó a la amiga en la cara y trasdarle un besucón a Teresa en la boca roja con brillo, se fue y dejó solas aTere y la anfitriona.
Y María Teresa aprovechó. Caliente, se le arrimó a la tipa, leempezó a charlar demasiado más cariñosa de costumbre. Silvia seguía sinentender nada, mientras acomodaba y guardaba todo. Tere le decía que lainvitaba a merendar a su casa, que le caía re bien, que le encantaba su casa,que esto, que lo otro. Silvia agradecía pero medio que con desconfianza, comodiciendo qué le agarró a ésta tan cariñosa. De pronto, María Teresa agarró sucartera y la campera de cuero en su mano, hizo como que se iba y Silvia la fuea despedir con un beso para invitarla de nuevo otra tarde. Y ahí la mina seconfió. Para qué: María Teresa volvió a dejar su cartera y la campera de cueroen la silla, la llevó a la tipa a la cocina, y cuando la tuvo ahí, la sujetó,la manoseó, Silvia quiso resistir pero la gordota la dobló en peso, potencia ylocura, le fue sacando ropa y haciéndola entregarse. Silvia no pudo reaccionar,y María Teresa aprovechó, le fue sacando más ropa, se quitó ella, tiró todo enel piso de la cocina, se quedó en ropa interior y cuando Silvia quedó enropita, Tere la desprendió del corpiño, le amasijó las tetas, sacó un juguetegrande de la cartera, la volvió a sujetar, le bajó la bombacha y con furia,desnuda, excitada, María Teresa la violó con el plástico por atrás, dándole ydándole con furia. Bien tipo María Teresa, que la exprimió por todos lados contutti, la chupó, mimó, besuqueó y al final las dos acabaron. Silvia, porinstinto, enloqueció y acabó a los gritos excitada, María Teresa se agachó y lechupó el clítoris, mientras la obligaba a pasarle la lengua por su vagina.Luego la llevó sacada de locura a una pieza, la puso arriba del colchón, sacóotro juguete de su fina cartera, lo empapó en crema y se lo metió loca por lacola, la cepilló, se le revolcó con furia y la violó hasta hacerla gritar,gemir y acabar con tutti. Silvia quedó hecha bolsa pero le gustó, nunca habíaprobado con una mujer, menos con este tanque australiano que es María Teresa.Que, para rematar, le pidió a la tipa, que recién conocía, que la violara. Tereabrió las piernas, Silvia se le arrodilló y le metió dedos por atrás, mientras le lamía de nuevo la vagina a lagordotaza, quien excitada decía cualquier tipo de porquerías. Silvia le metiólos dedos de una y al final, María Teresa acabó y gritando y gimiendo deplacer, largó su flujo y se lo hizo tragar a la mujer, que lo hizo gustosa.Luego, sí, María Teresa le dio un beso en la boca, la invitó en serio amerendar a su casa y Silvia aceptó e incluso sugirió de juntarse una noche parasalir. Lo que puede una simple merienda, que una visita se baje a laanfitriona. Más si está la genia de María Teresa.
María Teresa, siempre sociable, fue muy bien vestida de campera decuero, blusa, pollera negra, tacos, muy maquillada y de fina cartera, exquisitoperfume y llevando sandwichitos de miga para la merienda. La gordota llegó a lacasa, entró, saludó con un beso normal a esta señora Silvia, linda, joven ,rubia de melena, muy elegante con blazer y pollera, maquillada y de tacos, y apenas vio a Carmen, Moni, Ana de Solange,Patri y Liliana, las besó una por una en la boca, incluso las esposas queestaban lindas y a los mimos limpios. Luego Tere se sentó al lado de Silvia,que preparó te´con miel, y las mujeres disfrutaron la merienda con los ricossandwiches de miga, facturas y budín mientras charlaron y algunas semimosearon. María Teresa, sandwich en mano, charlaba con Silvia y con Carmen, yle hacía mimos a ésta en la manito, pero como a Mónica no le gustó y le dijo,entonces Tere se molestó y se sentó con Silvia pero del otro lado, mientras lasotras se daban picos y Silvia se asombraba por lo locas, pero no tenía drama.Ya le habían avisado de las chicas juguetonas pero ella no impidió nada, alcontrario, abrió su casa para lareunión.
Pero con María Teresa tener tanta confianza es tremendo. Lagordinflona no sólo disfrutó bien comida la merienda, le dio a los sandwichitosy facturas, sino que empezó a tentarse con la anfitriona, a quien le empezó acharlar más íntimo. Silvia parecía extrañarse pero seguía la charla, muy dulcey sociable. Tere le seguía, le convidaba un sandwich de miga, la otra lo mismo,así y así mientras las demás también andaban a los besos, ni te cuento Carmen yMoni. Pasaron linda tarde, fresca pero agradable, buena merienda, y trassaludarse a los picos en la boca, todas se fueron yendo, menos Patri que sequedó con Tere y Silvia charloteando un ratito más. María Teresa, a esa altura,estaba loca con la dueña de casa, le quería aunque sea robar un pico, pero secontenía por Patri. Pero a los pocos minutos, ésta se acordó de que tenía cosasque hacer en su casa y que se le hacía tarde, besó a la amiga en la cara y trasdarle un besucón a Teresa en la boca roja con brillo, se fue y dejó solas aTere y la anfitriona.
Y María Teresa aprovechó. Caliente, se le arrimó a la tipa, leempezó a charlar demasiado más cariñosa de costumbre. Silvia seguía sinentender nada, mientras acomodaba y guardaba todo. Tere le decía que lainvitaba a merendar a su casa, que le caía re bien, que le encantaba su casa,que esto, que lo otro. Silvia agradecía pero medio que con desconfianza, comodiciendo qué le agarró a ésta tan cariñosa. De pronto, María Teresa agarró sucartera y la campera de cuero en su mano, hizo como que se iba y Silvia la fuea despedir con un beso para invitarla de nuevo otra tarde. Y ahí la mina seconfió. Para qué: María Teresa volvió a dejar su cartera y la campera de cueroen la silla, la llevó a la tipa a la cocina, y cuando la tuvo ahí, la sujetó,la manoseó, Silvia quiso resistir pero la gordota la dobló en peso, potencia ylocura, le fue sacando ropa y haciéndola entregarse. Silvia no pudo reaccionar,y María Teresa aprovechó, le fue sacando más ropa, se quitó ella, tiró todo enel piso de la cocina, se quedó en ropa interior y cuando Silvia quedó enropita, Tere la desprendió del corpiño, le amasijó las tetas, sacó un juguetegrande de la cartera, la volvió a sujetar, le bajó la bombacha y con furia,desnuda, excitada, María Teresa la violó con el plástico por atrás, dándole ydándole con furia. Bien tipo María Teresa, que la exprimió por todos lados contutti, la chupó, mimó, besuqueó y al final las dos acabaron. Silvia, porinstinto, enloqueció y acabó a los gritos excitada, María Teresa se agachó y lechupó el clítoris, mientras la obligaba a pasarle la lengua por su vagina.Luego la llevó sacada de locura a una pieza, la puso arriba del colchón, sacóotro juguete de su fina cartera, lo empapó en crema y se lo metió loca por lacola, la cepilló, se le revolcó con furia y la violó hasta hacerla gritar,gemir y acabar con tutti. Silvia quedó hecha bolsa pero le gustó, nunca habíaprobado con una mujer, menos con este tanque australiano que es María Teresa.Que, para rematar, le pidió a la tipa, que recién conocía, que la violara. Tereabrió las piernas, Silvia se le arrodilló y le metió dedos por atrás, mientras le lamía de nuevo la vagina a lagordotaza, quien excitada decía cualquier tipo de porquerías. Silvia le metiólos dedos de una y al final, María Teresa acabó y gritando y gimiendo deplacer, largó su flujo y se lo hizo tragar a la mujer, que lo hizo gustosa.Luego, sí, María Teresa le dio un beso en la boca, la invitó en serio amerendar a su casa y Silvia aceptó e incluso sugirió de juntarse una noche parasalir. Lo que puede una simple merienda, que una visita se baje a laanfitriona. Más si está la genia de María Teresa.
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